Estimados amigos y compañeros Maristas,
Siempre fueron mis mejores intenciones y deseos el poder estar con ustedes en esta Reunión Plenaria en El Parrón, pero desdichadamente los eventos político-económicos contemporáneos me tienen atrapado todavía por estas frías latitudes con la consecuente y lamentable pérdida de ver a mis amigos y compañeros una vez más, y antes de que alguno de nosotros pare las chalas.
Les hago llegar un cariñoso saludo de Navidad y deseos de un Próspero Año Nuevo, y un ¡hasta pronto muchachos! También quiero decirles que guardo hermosos recuerdos de todos ustedes enraizados en nuestros tiempos púberes, en aquellos tiempos en que todos nosotros crecimos nuestros pendejos aproximadamente a la misma vez, aunque algunos de nosotros, como yo por ejemplo, seguimos tan verdes y aweonaos como cuando éramos Maristas de pantalón corto.
Disfruten la comida y la camaradería al máximo porque a nuestra edad una de estas reuniones podría ser nuestra Última Cena, y esto lo digo porque a la mayoría de nosotros se les acabó la garantía, y otros están medios cagados.
Por el valor que sea que mis palabras tengan para ustedes, estaré pronto otra vez visitándoles en Chile, y esta vez con una marraqueta de ayuda bajo el brazo para darle una mano bien merecida a nuestros compañeros con más dificultades.
Un abrazo.
El Loco.
Post Scriptum: Imprimí esta carta en letras bien grandes porque he notado de que la mayoría está medio piticiego, sin mencionar que el pelo de la mayoría parece haber emigrado hace bastante tiempo a pedir asilo epidérmico en otras partes del cuerpo.
Siempre fueron mis mejores intenciones y deseos el poder estar con ustedes en esta Reunión Plenaria en El Parrón, pero desdichadamente los eventos político-económicos contemporáneos me tienen atrapado todavía por estas frías latitudes con la consecuente y lamentable pérdida de ver a mis amigos y compañeros una vez más, y antes de que alguno de nosotros pare las chalas.
Les hago llegar un cariñoso saludo de Navidad y deseos de un Próspero Año Nuevo, y un ¡hasta pronto muchachos! También quiero decirles que guardo hermosos recuerdos de todos ustedes enraizados en nuestros tiempos púberes, en aquellos tiempos en que todos nosotros crecimos nuestros pendejos aproximadamente a la misma vez, aunque algunos de nosotros, como yo por ejemplo, seguimos tan verdes y aweonaos como cuando éramos Maristas de pantalón corto.
Disfruten la comida y la camaradería al máximo porque a nuestra edad una de estas reuniones podría ser nuestra Última Cena, y esto lo digo porque a la mayoría de nosotros se les acabó la garantía, y otros están medios cagados.
Por el valor que sea que mis palabras tengan para ustedes, estaré pronto otra vez visitándoles en Chile, y esta vez con una marraqueta de ayuda bajo el brazo para darle una mano bien merecida a nuestros compañeros con más dificultades.
Un abrazo.
El Loco.
Post Scriptum: Imprimí esta carta en letras bien grandes porque he notado de que la mayoría está medio piticiego, sin mencionar que el pelo de la mayoría parece haber emigrado hace bastante tiempo a pedir asilo epidérmico en otras partes del cuerpo.