Estimados amigos
Existe un blog denominado La Ciencia por Gusto, que es una versión ampliada y enriquecida de la columna semanal divulgación científica de Martín Bonfil Olivera, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, de la UNAM (Mexico) , que aparece los miércoles en el periódico mexicano Milenio Diario.
ustedes se pueden suscribir y recibir en forma semanal, el contenido de dicho blog....
para que prueben
martes, 9 de febrero de 2010
lunes, 8 de febrero de 2010
Chile Prehispánico
¿Qué tanto sabemos de nuestra propia historia? ¿Qué tanto sabemos de nuestros antepasados? El chileno promedio tiene memoria de sus abuelos y algunos de sus bisabuelos. Los más memoriosos quizá se acuerden de sus tatarabuelos probablemente por lo que oyeron de sus familiares; pero hay algunos pocos que se han preocupado de conocer las raíces de los primeros habitantes del territorio Austral que hoy conocemos como Chile.
El término "precolombino", al igual que "prehispánico" y "precortesiano", es un adjetivo que fué utilizado arbitrariamente según el parecer y gusto de las distintas corrientes de la ciencia social europea para dividir la historia del continente Americano en la antojadiza cronología de "antes" y "después" de la llegada de culturas y civilizaciones europeas a las cariñosas riberas Americanas.
El período de la historia chilena conocida como Prehispánica en tiempos pasados señalada como Prehistoria de Chile, es un período que se extiende desde la llegada de los primeros habitantes al actual territorio continental unos 13.000 A. C., hasta la llegada de los españoles a Copiapó con la expedición de Don Diego de Almagro, el 21 de marzo de 1536. Copiapó es un nombre que significa Copa de Oro en Quechua (observe el Escudo de Armas de Copiapó), del original kópa-yápu, que significa ‘sementera de turquesas’. Nadie tiene claro aún el origen del término Copiapó, pero la ciudad de Copiapó fué fundada el 8 de Diciembre de 1744 como San Francisco de la Selva de Copiapó, debido a que la región era un oasis con un fértil valle.
Los Hombres de Monteverde
Un equipo arqueológico dirigido por el distinguido profesor Tom Dillehay de la Universidad de Kentucky, y también conocido como el Distinguido Profesor el Departamento de Antropología y Profesor Extraordinario con un Doctorado Honorario de la Universidad Austral de Chile, descubrió en Monteverde (Puerto Montt) restos de un reducto de 12 cobijas o albergues hechos de maderos, troncos y pieles de animales, y con varios vestigios de fogón. Las cenizas encontradas fueron sometidas al Carbono 14, lo que reveló una antigüedad de 13.000 años A.C.
Los arqueólogos también hallaron herramientas, instrumentos y utensilios de hueso y puntas bifaciales asociadas a osamentas de megafauna pleistocénica como mastodontes y paleollamas. Las puntas bifaciales encontradas en Monteverde son muy similares y semejantes a las encontradas en Taima Taima (Venezuela) a las cuales se les ha asignado una antigüedad de 11.000 años A.C.
Los Habitantes de la Caverna Fell y Pali Aike
Las Cavernas o Cuevas de Fell y Pali Aike son los testimonios arqueológicos principales y trascendentales en la determinación de la precoz presencia de la especie humana en la Patagonia. Estas evidencias arqueológicas también dilucidan y evidencian las condiciones ambientales y ecológicos en que vivieron los primeros colonizadores humanos del extremo sur de América. Se cree que estos originarios habitantes llegaron provenientes de Norte América hace aproximadamente unos 11.000 años.
En ambos sitios se encontraron restos de "fogones de cocinar" socavados en el suelo. Al rededor de ellos se encontraron restos de fauna extinta, como el Milodón, y fauna moderna como el caballo nativo americano, guanacos, cánidos y roedores. También se encontró tecnología en piedra, caracterizada por las "puntas cola de pescado" utilizadas en la caza, y raspadores, punzones, y piedras discoidales de uso presumiblemente ceremonial.
Lo mas significante de este descubrimiento es que en la Cueva de Pali Aike se encontraron tres esqueletos humanos cremados. En la Cueva de Fell se han hallado instrumentos de caza más sofisticados, como el arco y la flecha para cazar guanacos, y boleadoras para atrapar aves.
Araucanía
Durante este período, estos habitantes australes se concentraban en tres grupos notables y relevantes unidos por una lengua común: el mapudungún o lengua Mapuche. Estos grupos son conocidos como Picunches (gente del norte) pertenecientes a la rama septentrional, los Mapuches (gente de la tierra), y los Huilliches (gente del sur). Esto nos los enseñó nuestro querido y glorioso Profesor Don Jorge Gutiérrez, cariñosamente conocido por nosotros como "El Chuncho". Quizá no fuí el mejor alumno de su clase, pero aprendí bastante. ¡Enhorabuena profesor!
Los Picunches se ubicaban entre los ríos Aconcagua e Itata, por lo cual recibieron el nombre de "Aconcaguas". Fueron influenciados por el Imperio Inca, lo que indujo el desarrollo de la agricultura del maíz. También se dedicaron a la alfarería y ganadería.
Los Mapuches se ubicaban en la VIII, IX y parte de la X región de Chile, y fueron predominantemente agricultores, cazadores y ganaderos (¡NO panaderos!). Los Mapuches estaban bien organizados. Tenían una agrupación familiar con un jefe, llamado Lof o Levo, que castellanizado es Caví o Cahuín. De ahí viene la expresión: "se está cahüineando".
El conjunto de estas agrupaciones familiares se llamaba Rehue, que también es el nombre del altar sagrado utilizado por los Mapuches en muchas ceremonias, alrededor del cual se reunían solo para ocasiones especiales.
Los Huilliches vivían entre el río Toltén y el seno de Reloncaví. Se dedicaban a la caza, agricultura y a la cerámica. Algunos participantes liberales de este grupo se juntaron con los Chonos, nombre genérico que se usa para designar a los grupos indígenas nómadas que habitaron las islas y canales entre el sur del archipiélago de Chiloé y la península de Taitao en la zona Austral, quienes formaron el pueblo de los Cuncos, un pueblo de indígenas sedentarios que habitaba las costas de Chile desde Valdivia hasta el canal de Chacao.
Bueno, no me acuerdo más de este asunto chileno porque ahora soy Gringo. La próxima vez les cuento de los Sioux, de los Apaches y otras yerbas. Por ahora voy a organizar un Machitún para celebrar el Año Nuevo.
El Loco
El término "precolombino", al igual que "prehispánico" y "precortesiano", es un adjetivo que fué utilizado arbitrariamente según el parecer y gusto de las distintas corrientes de la ciencia social europea para dividir la historia del continente Americano en la antojadiza cronología de "antes" y "después" de la llegada de culturas y civilizaciones europeas a las cariñosas riberas Americanas.
El período de la historia chilena conocida como Prehispánica en tiempos pasados señalada como Prehistoria de Chile, es un período que se extiende desde la llegada de los primeros habitantes al actual territorio continental unos 13.000 A. C., hasta la llegada de los españoles a Copiapó con la expedición de Don Diego de Almagro, el 21 de marzo de 1536. Copiapó es un nombre que significa Copa de Oro en Quechua (observe el Escudo de Armas de Copiapó), del original kópa-yápu, que significa ‘sementera de turquesas’. Nadie tiene claro aún el origen del término Copiapó, pero la ciudad de Copiapó fué fundada el 8 de Diciembre de 1744 como San Francisco de la Selva de Copiapó, debido a que la región era un oasis con un fértil valle.
Los Hombres de Monteverde
Un equipo arqueológico dirigido por el distinguido profesor Tom Dillehay de la Universidad de Kentucky, y también conocido como el Distinguido Profesor el Departamento de Antropología y Profesor Extraordinario con un Doctorado Honorario de la Universidad Austral de Chile, descubrió en Monteverde (Puerto Montt) restos de un reducto de 12 cobijas o albergues hechos de maderos, troncos y pieles de animales, y con varios vestigios de fogón. Las cenizas encontradas fueron sometidas al Carbono 14, lo que reveló una antigüedad de 13.000 años A.C.
Los arqueólogos también hallaron herramientas, instrumentos y utensilios de hueso y puntas bifaciales asociadas a osamentas de megafauna pleistocénica como mastodontes y paleollamas. Las puntas bifaciales encontradas en Monteverde son muy similares y semejantes a las encontradas en Taima Taima (Venezuela) a las cuales se les ha asignado una antigüedad de 11.000 años A.C.
Los Habitantes de la Caverna Fell y Pali Aike
Las Cavernas o Cuevas de Fell y Pali Aike son los testimonios arqueológicos principales y trascendentales en la determinación de la precoz presencia de la especie humana en la Patagonia. Estas evidencias arqueológicas también dilucidan y evidencian las condiciones ambientales y ecológicos en que vivieron los primeros colonizadores humanos del extremo sur de América. Se cree que estos originarios habitantes llegaron provenientes de Norte América hace aproximadamente unos 11.000 años.
En ambos sitios se encontraron restos de "fogones de cocinar" socavados en el suelo. Al rededor de ellos se encontraron restos de fauna extinta, como el Milodón, y fauna moderna como el caballo nativo americano, guanacos, cánidos y roedores. También se encontró tecnología en piedra, caracterizada por las "puntas cola de pescado" utilizadas en la caza, y raspadores, punzones, y piedras discoidales de uso presumiblemente ceremonial.
Lo mas significante de este descubrimiento es que en la Cueva de Pali Aike se encontraron tres esqueletos humanos cremados. En la Cueva de Fell se han hallado instrumentos de caza más sofisticados, como el arco y la flecha para cazar guanacos, y boleadoras para atrapar aves.
Araucanía
Durante este período, estos habitantes australes se concentraban en tres grupos notables y relevantes unidos por una lengua común: el mapudungún o lengua Mapuche. Estos grupos son conocidos como Picunches (gente del norte) pertenecientes a la rama septentrional, los Mapuches (gente de la tierra), y los Huilliches (gente del sur). Esto nos los enseñó nuestro querido y glorioso Profesor Don Jorge Gutiérrez, cariñosamente conocido por nosotros como "El Chuncho". Quizá no fuí el mejor alumno de su clase, pero aprendí bastante. ¡Enhorabuena profesor!
Los Picunches se ubicaban entre los ríos Aconcagua e Itata, por lo cual recibieron el nombre de "Aconcaguas". Fueron influenciados por el Imperio Inca, lo que indujo el desarrollo de la agricultura del maíz. También se dedicaron a la alfarería y ganadería.
Los Mapuches se ubicaban en la VIII, IX y parte de la X región de Chile, y fueron predominantemente agricultores, cazadores y ganaderos (¡NO panaderos!). Los Mapuches estaban bien organizados. Tenían una agrupación familiar con un jefe, llamado Lof o Levo, que castellanizado es Caví o Cahuín. De ahí viene la expresión: "se está cahüineando".
El conjunto de estas agrupaciones familiares se llamaba Rehue, que también es el nombre del altar sagrado utilizado por los Mapuches en muchas ceremonias, alrededor del cual se reunían solo para ocasiones especiales.
Los Huilliches vivían entre el río Toltén y el seno de Reloncaví. Se dedicaban a la caza, agricultura y a la cerámica. Algunos participantes liberales de este grupo se juntaron con los Chonos, nombre genérico que se usa para designar a los grupos indígenas nómadas que habitaron las islas y canales entre el sur del archipiélago de Chiloé y la península de Taitao en la zona Austral, quienes formaron el pueblo de los Cuncos, un pueblo de indígenas sedentarios que habitaba las costas de Chile desde Valdivia hasta el canal de Chacao.
Bueno, no me acuerdo más de este asunto chileno porque ahora soy Gringo. La próxima vez les cuento de los Sioux, de los Apaches y otras yerbas. Por ahora voy a organizar un Machitún para celebrar el Año Nuevo.
El Loco
lunes, 16 de noviembre de 2009
Dia del Exalumno 2009
Estimados Amigos: por un año mas, se ha cumplido el DIA DEL EXALUMNO 2009.
Fue un momento muy emotivo y se re-vivio los buenos momentos pasados en nuestro colegio. Asistentes por la promocion 1972, Manuel Rodriguez, Jaime W. Awad (se gano un premio de la Rifa) y José M. Aqueveque.
Estuvieron presente en el evento (en el que se cumplian los 80 años de nuestro colegio), el Hermano Pedro Marcos, don Jorge Gutierrez y todos los hermanos maristas cercanos (Hermano jesus Perez, Jesus Castañeda, Jesus Triguero, Hernan Cabrera (asesor Nacional de Exalumnos) y Teofilo Paredes (representante de Rancagua).
Estuvo muuuy entretenido ...ni se sintieron los 32 grados que vivió la capital ayer.....para muestra unas fotos
Fue un momento muy emotivo y se re-vivio los buenos momentos pasados en nuestro colegio. Asistentes por la promocion 1972, Manuel Rodriguez, Jaime W. Awad (se gano un premio de la Rifa) y José M. Aqueveque.
Estuvieron presente en el evento (en el que se cumplian los 80 años de nuestro colegio), el Hermano Pedro Marcos, don Jorge Gutierrez y todos los hermanos maristas cercanos (Hermano jesus Perez, Jesus Castañeda, Jesus Triguero, Hernan Cabrera (asesor Nacional de Exalumnos) y Teofilo Paredes (representante de Rancagua).
Estuvo muuuy entretenido ...ni se sintieron los 32 grados que vivió la capital ayer.....para muestra unas fotos
lunes, 26 de octubre de 2009
Primera Fundación Marista en Chile
Nuestro glorioso Instituto Alonso de Ercilla fué fundado por los Hermanos Maristas en la ciudad de Santiago de Chile (Santiago del Nuevo Extremo) en el año de 1929, pero el establecimiento de la primera fundación Marista en Chile data del año 1911, y fué en Los Andes. Esta ciudad fué fundada el 31 de Julio de 1729 como Santa Rosa de Los Andes, y la primera fundación Marista en Chile fué el Instituto Chacabuco, fundado el 15 de Marzo de 1911. Esta primera fundación Marista en Chile viene después del establecimiento Marista en la ciudad de Orsova, Rumania en 1909, y antes del establecimiento Marista en las ciudades de Betafo, Madagascar, en la provincia de Batticaloa, Sri Lanka, y en la ciudad de Kisangani – antiguamente Stanleyville o Dutch, en la República del Congo (ahora Zaire), todas fundadas en 1911.
Según anales históricos de 1909, por una propuesta del Arzobispo de Santiago en aquella época Monseñor Juan Ignacio González Eyzaguirre, el Monseñor Martin Rücker Sotomayor quien fué Obispo de Chillán y Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile (1820-1953), usando su influencia se contactó rápidamente con los Principales Maristas en Europa para procurar la advenimiento de algunos miembros de la Congregación a Chile. A pesar de la velocidad y de los esfuerzos de Monseñor Rücke, éste nada consiguió sino hasta que en 1910, explotando una visita oficial a los colegios Argentinos, Peruanos, Colombianos y Mexicanos por el Hermano Michäellis, el Asistente General Marista y miembro de la provincia Marista Mexicana; Monseñor Rücke y el Hermano Michäellis convinieron en la fundación de un primer Instituto en Chile.
Se seleccionó la ciudad de Los Andes para fundar el Instituto por razones puramente prácticas y providenciales. El Hermano Michäellis en su viaje a Argentina, pasó por Chile y se albergó en la casa de los “Padres Agustinos Recoletos de la Asunción de Los Andes” – nombre más largo que la cordillera misma, quienes al saber del proyecto que Monseñor Rücke estaba apoyando, dispusieron las facilidades del Centro Cristiano, un edificio antiguo pero apropiado para la fundación de un colegio.
Y así después de muchas tribulaciones y esfuerzos, y gracias al denuedo aglutinante de los Hermanos Maristas, de los Padres Asuncionistas y el Centro Cristiano y su generoso e importante aporte económico, fué posible llevar a cabo tan magnífica empresa. Se reacondicionó el viejo edificio del Centro Cristiano, y las actividades pedagógicas y escolares se iniciaron el 25 de Marzo de 1911, contando con tres cursos de preparatoria y con una matrícula total de 134 alumnos. Y así fué como nació el glorioso Instituto Chacabuco de Los Andes de los Hermanos Maristas de Chile. ¡Coño!
Eso fué antes, y ahora el Instituto Chacabuco gracias a la diligencia del Hermano Andrés Avelino (1939 a 1945) y a la extraordinaria generosidad y desprendimiento del ilustre benefactor Don Eduardo Bezamat, un distinguido ex-alumno con un corazón de oro quién donó los terrenos en los cuales se ubica actualmente el Instituto.
Bueno, a ver si alguno de los ricachones Maristas contemporáneos sigue este ejemplo y beneficia a los niños (de cualquier parte) a quienes Marcelino amaba tan profundamente.
El Loco.
Según anales históricos de 1909, por una propuesta del Arzobispo de Santiago en aquella época Monseñor Juan Ignacio González Eyzaguirre, el Monseñor Martin Rücker Sotomayor quien fué Obispo de Chillán y Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile (1820-1953), usando su influencia se contactó rápidamente con los Principales Maristas en Europa para procurar la advenimiento de algunos miembros de la Congregación a Chile. A pesar de la velocidad y de los esfuerzos de Monseñor Rücke, éste nada consiguió sino hasta que en 1910, explotando una visita oficial a los colegios Argentinos, Peruanos, Colombianos y Mexicanos por el Hermano Michäellis, el Asistente General Marista y miembro de la provincia Marista Mexicana; Monseñor Rücke y el Hermano Michäellis convinieron en la fundación de un primer Instituto en Chile.
Se seleccionó la ciudad de Los Andes para fundar el Instituto por razones puramente prácticas y providenciales. El Hermano Michäellis en su viaje a Argentina, pasó por Chile y se albergó en la casa de los “Padres Agustinos Recoletos de la Asunción de Los Andes” – nombre más largo que la cordillera misma, quienes al saber del proyecto que Monseñor Rücke estaba apoyando, dispusieron las facilidades del Centro Cristiano, un edificio antiguo pero apropiado para la fundación de un colegio.
Y así después de muchas tribulaciones y esfuerzos, y gracias al denuedo aglutinante de los Hermanos Maristas, de los Padres Asuncionistas y el Centro Cristiano y su generoso e importante aporte económico, fué posible llevar a cabo tan magnífica empresa. Se reacondicionó el viejo edificio del Centro Cristiano, y las actividades pedagógicas y escolares se iniciaron el 25 de Marzo de 1911, contando con tres cursos de preparatoria y con una matrícula total de 134 alumnos. Y así fué como nació el glorioso Instituto Chacabuco de Los Andes de los Hermanos Maristas de Chile. ¡Coño!
Eso fué antes, y ahora el Instituto Chacabuco gracias a la diligencia del Hermano Andrés Avelino (1939 a 1945) y a la extraordinaria generosidad y desprendimiento del ilustre benefactor Don Eduardo Bezamat, un distinguido ex-alumno con un corazón de oro quién donó los terrenos en los cuales se ubica actualmente el Instituto.
Bueno, a ver si alguno de los ricachones Maristas contemporáneos sigue este ejemplo y beneficia a los niños (de cualquier parte) a quienes Marcelino amaba tan profundamente.
El Loco.
viernes, 9 de octubre de 2009
Farewell and so long, Pepe.
Siempre y sin excepción, cuando recibo sombrías noticias que llegan repentinamente y sin aviso como la irrecuperable y desoladora pérdida de nuestro amigo y compañero de andanzas Juan J. Cifuentes F., a quien recuerdo tan bien como si fuese ayer cuando jugábamos al “taca-taca”, corríamos en el mismo equipo del “Paco-Ladrón”, que siempre se quejaba de que lo poníamos al frente del “Caballito de Hierro” y como era flaquito, todos saltaban encima de él, y la envidia de niño que yo sentía porque siempre se sacaba mejores notas que yo; una helada nostalgia y un pesado desconsuelo se apodera de mi espíritu sin que yo pueda evitarlo.
Irremediablemente pienso que si quizá te hubiese podido visitar solo una vez más antes de tu partida, esta angustia no sería tan pesada en mi corazón. Pero así es la vida y los que quedamos para seguir forjándola tenemos que conformarnos con juntar las astillas y rehacer los pedazos de nuestros recuerdos quebrados, y seguir adelante ojalá con una sonrisa que navegue en nuestros labios, tan prístina como cuando reíamos juntos con “el flaco Cifuentes”.
Por lo que esto valga, quiero decirte que tuviste un impacto en la mayoría de nosotros. Quizá nunca te diste cuenta o nunca fué tu preocupación, pero en tu forma y a tu manera nos enseñaste a crecer porque de alguna manera sabías que aprenderíamos mas tarde de que envejecer no era sería una opción. Ahora que estás en el “Recreo Eterno” como pone un evento tan triste y violento de una forma tan suave y aceptable para nuestras almas nuestro amigo Pedro Leoncio Rojas, quiero que sepas que de una forma subrepticia durante tu vida plantaste unas pocas semillas que provocaron una diferencia fundamental en nuestras vidas imberbes; al menos, en la mía.
Nos enseñaste por ejemplo que había que reír y encontrar el humor en cada día, en cada clase a pesar de los Margalets y de los Marambios, nos enseñaste que la “vida” se lleva adentro y no se arrastra detrás, y a pesar de que tu eras talentoso y hábil, nos enseñaste que para ser una buena persona no se necesita talento ni habilidad, así que si crees que has pasado desapercibido por nuestras vidas, estas muy, muy equivocado, y de esto tu familia debe estar y sentirse infinitamente orgullosa. Solo lamento el no poder haberte visto antes de tu inminente partida querido amigo y compañero.
José, sé que todos nosotros nos veremos otra vez, no sé dónde, cuándo ni cómo, pero sé que los valores primarios de la niñez honesta e inocente no se pierden en la inmensidad de nuestros procederes, y quizá se juntan el algún recóndito lugar allá en la infinita magnitud de nunca jamás desde la cual tu quizá nos estés ahora observando. No te digo “hasta pronto” José, porque como cualquier débil y egoísta mortal quiero seguir estando aferrado con dientes y uñas a lo mío por un ratito más largo y por eso, como tú nos enseñaste a hacer, vivo cada día como si no hubiese mañana.
Acabo de regresar de un rápido pero exitoso viaje a Chile. Tuve la valiosa oportunidad de ver a algunos de nuestra gloriosa “Vieja Guardia” Marista, y te recordamos no en una forma triste, pero alegre y cariñosa. Aquí en este pedazo de roca a la que llamamos “mundo” hay muchos que te recuerdan con cariño. Egoístamente aprovecho mis viajes a la Madre Tierra para alimentar mi insaciable egolatría de no despedirme de los que te seguiremos a ti tarde o temprano sin verlos una vez más. Gracias José por haber hecho una diferencia tan importante en nuestras vidas.
Tu amigo de la niñez,
El Loco.
Irremediablemente pienso que si quizá te hubiese podido visitar solo una vez más antes de tu partida, esta angustia no sería tan pesada en mi corazón. Pero así es la vida y los que quedamos para seguir forjándola tenemos que conformarnos con juntar las astillas y rehacer los pedazos de nuestros recuerdos quebrados, y seguir adelante ojalá con una sonrisa que navegue en nuestros labios, tan prístina como cuando reíamos juntos con “el flaco Cifuentes”.
Por lo que esto valga, quiero decirte que tuviste un impacto en la mayoría de nosotros. Quizá nunca te diste cuenta o nunca fué tu preocupación, pero en tu forma y a tu manera nos enseñaste a crecer porque de alguna manera sabías que aprenderíamos mas tarde de que envejecer no era sería una opción. Ahora que estás en el “Recreo Eterno” como pone un evento tan triste y violento de una forma tan suave y aceptable para nuestras almas nuestro amigo Pedro Leoncio Rojas, quiero que sepas que de una forma subrepticia durante tu vida plantaste unas pocas semillas que provocaron una diferencia fundamental en nuestras vidas imberbes; al menos, en la mía.
Nos enseñaste por ejemplo que había que reír y encontrar el humor en cada día, en cada clase a pesar de los Margalets y de los Marambios, nos enseñaste que la “vida” se lleva adentro y no se arrastra detrás, y a pesar de que tu eras talentoso y hábil, nos enseñaste que para ser una buena persona no se necesita talento ni habilidad, así que si crees que has pasado desapercibido por nuestras vidas, estas muy, muy equivocado, y de esto tu familia debe estar y sentirse infinitamente orgullosa. Solo lamento el no poder haberte visto antes de tu inminente partida querido amigo y compañero.
José, sé que todos nosotros nos veremos otra vez, no sé dónde, cuándo ni cómo, pero sé que los valores primarios de la niñez honesta e inocente no se pierden en la inmensidad de nuestros procederes, y quizá se juntan el algún recóndito lugar allá en la infinita magnitud de nunca jamás desde la cual tu quizá nos estés ahora observando. No te digo “hasta pronto” José, porque como cualquier débil y egoísta mortal quiero seguir estando aferrado con dientes y uñas a lo mío por un ratito más largo y por eso, como tú nos enseñaste a hacer, vivo cada día como si no hubiese mañana.
Acabo de regresar de un rápido pero exitoso viaje a Chile. Tuve la valiosa oportunidad de ver a algunos de nuestra gloriosa “Vieja Guardia” Marista, y te recordamos no en una forma triste, pero alegre y cariñosa. Aquí en este pedazo de roca a la que llamamos “mundo” hay muchos que te recuerdan con cariño. Egoístamente aprovecho mis viajes a la Madre Tierra para alimentar mi insaciable egolatría de no despedirme de los que te seguiremos a ti tarde o temprano sin verlos una vez más. Gracias José por haber hecho una diferencia tan importante en nuestras vidas.
Tu amigo de la niñez,
El Loco.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)