Desde que yo era un imberbe proyecto de hombre, recuerdo a mi padre poniendo su música clásica a decibeles que partían los tímpanos y acurrucaban el cerebro. Cuando este armisonante* clangor* se dejaba escuchar en el barrio, y mientras las delgadas murallas de la casa se estremecían como virgen en celo, me acercaba cuidadosa y suspicazmente al tocadiscos que giraba a 33 revoluciones por minuto, para ver quién era el responsable de la algarabía.
Esto sucedía cada fin de semana, así que ya sin sorpresas, descubría que era uno de los sospechosos de siempre: Mozart, Beethoven, Salieri, Brahms, Rodrigo, Tchaikovsky, Bach, Schubert, y una larga lista de otros perpetradores que se escondían en la repisa de la sala de estar en un enorme mueble de madera, el que los hospedaba sospechosa y celosamente mientras esperaban su turno de convulsionar al barrio con sus aterrorizantemente bellas melodías.
Muchos de estos discos tenían en su sello, aparte del nombre del compositor y el nombre de la pieza, el nombre de sello discográfico (la mayoría eran Odeón), y la palabrita “Opus”, seguida de un número cabalístico.
Pero veamos el asuntito de la palabra Opus.
En todo volumen notable y masivo de conocimiento, la información debe de ser organizada para poder tener rápido acceso a ella, y con esto; sea útil. Por esta misma razón, la música requiere de una organización estructurada, ya sea en archivos o en categorías como referencia de rápido y vertiginoso acceso, como una tarantela.
Por ejemplo, mientras que las palabras de un diccionario se disponen en orden alfabético, los trajines musicales se organizan numéricamente. No obstante, el proceso de ordenación numérica ha pasado por diversos cambios a lo largo de los años (aunque todos los años son de la misma medida con la excepción de los bisiestos). Este reordenamiento ha mejorado algunas lacras y otras áreas de confusión han sido aclaradas. Acuérdese de que los compositores eran músicos, no matemáticos.
El piano fué inventado por el italiano Bartolomeo Cristofori (1655-1731). Cristofori fué un fabricante de instrumentos musicales, y famoso por inventar el piano. Cristofori no estaba nada de contento con la inexactitud y omisión de control que tenían los músicos de aquel entonces sobre el volumen del clavicémbalo. El clavicémbalo es un instrumento de teclado en el que las cuerdas se puntean, en lugar de propinar golpes con un martillete. Esto elimina la capacidad de aumentar el volumen de los sonidos. ¿Qué cosas, no?
Al italiano Bartolomeo Cristofori se le otorga el haber cambiado el mecanismo de punteo del clavicémbalo (clavecín) con un martillo. Esto dió origen al piano moderno alrededor del año 1700 de la Era común. El clavicémbalo data de los tempranos orígenes del siglo XVI.
Cuando el piano hizo su debut en el planeta y en el ambiente musical, irrumpió el mundo musical como un tornado en esteroides. Su invención desató un furioso tsunami sin paralelo ni límites de creatividad, y una renovada y arrolladora potencia se desató en el mundo de la música. Los primeros pianistas estaban más contentos que gil con polola nueva. Sus huestes inmediatamente se zambulleron en una arrolladora etapa de gran creación musical. Este novedoso instrumento no tenía límites de producción musical. ¿Qué cosas, no?
Todos los compositores titulaban sus obras, pero no existe un código universal o estándar establecido en ese entonces para designar u organizar piezas musicales. Esto era administrado simplemente al azar. A la confusión musical generalizada, a un iluminado le se ocurrió sumarle a ésta, números de opus.
Nota:
La palabra “azar” es una palabra árabe que significaba "flor", y que luego se usó para denominar a la marca que daba la suerte en el juego de la taba. Taba también es el hueso astrágalo de un mamífero tal como una oveja o una cabra. En nuestros días se le asigna el significado de casualidad, caso fortuito, casualmente, o “al azar”.
Opus
La palabra opus significa "trabajo" en Latín y mantiene este mismo significado en Inglés. Hacia fines del siglo XVIII, los números de opus, los que a veces se abreviaban como “op”, curiosamente solo se dispensaban a obras musicales que habían sido publicadas. Entonces, se asignaban números de opus consecutivos a las obras de un compositor a medida que éste las publicase. Hipotéticamente, se podría determinar la secuencia cronológica de la publicación de las obras de un compositor siguiendo los números opus de sus obras. Esto no necesariamente determina la fecha de composición, sino que solo la de publicación. ¿Qué cosas, no?
Entonces como he mencionado, el dilema es que los números de opus no registran las composiciones musicales sin publicar, ni de la secuencia en la que éstas fueron compuestas. Implícitamente, las obras que se publicaron durante el siglo XVIII, el mismo número de opus era válido para dárseles a obras del mismo tema, y similares del mismo compositor agrupadas en un conjunto grande. Esto es similar a un charquicán musical.
Nota:
Charquicán es la carne seca popular en la época de los Incas utilizada en diferentes platos alrededor de la región andina. El charquicán en Chile es un guiso popular. Un plato similar que se come en el noroeste de Argentina se llama Charquisillo, un plato hecho con ch'arki (charqui) y arroz.
El charquicán chileno se hace con charqui o carne de res, papa, calabaza, maíz blanco, cebolla y, a veces, arvejas y maíz. Originalmente se elaboraba con carne de llama o de res seca y salada. La versión chilena moderna de Charquicán está hecha con carne picada y cubierta con un huevo frito.
En Perú se utiliza el charqui de pescado, generalmente con el pescado llamado Guitarra. Se suele consumir en Semana Santa. El guiso de pescado se combina con papas en cubos, se sirve con una porción de arroz blanco y, a veces, garbanzos (ojalá sin viento).
Esto resultaba en que los números de opus no se podían asignar en el orden cronológico correcto. A veces estos números se duplicaban cuando los compositores publicaban ediciones reeditadas de alguna de sus obras anteriores. ¡Que jodienda!, ¿no?
Apoteosis*
Para ejemplificar este pandemónium de los opus, usaremos al amplivagante* Ludwig Van Beethoven. Beethoven estaba muy consciente del orden de sus obras por lo que las nombraba cuidadosamente. Una popular creación para piano es la "Sonata Claro de Luna", o lo que él grabó como Sonata para piano n.º 14 en do menor. Se puede ver que Beethoven tomó medidas para ordenar numéricamente sus obras musicales. Sin embargo, el opus número 27 se asignó tanto a la Sonata No. 13 como a la Sonata No. 14.
El mismo Beethoven fue inconsistente al
numerar sus obras. A medida que crecía, publicó algunos de sus trabajos
anteriores con números de opus más grandes. Cuando murió en 1827, se descubrió
que tenía algunas piezas sin numerar ni publicar, y se denominaron con el
acrónimo alemán "WoO" (Werk ohne Opuszahl) que significa "Obra
sin número de Opus" en inglés. Tal convención también se adoptó para otros
compositores con obras inéditas.
Opus Infinitum
La música clásica me hace llorar, especialmente la que llevo grabada en los confines de mi rebelde e indominable espíritu. Esta es también la música que tan espléndidamente tocaba mi ausente hijo Lucas Martino. Lucas se sentaba en el piano por horas y tocaba calmadamente el Gymnopédie N°1.
Su música llenaba todos los espacios, aquellos cercanos y aquellos siderales, y sin diluírse; se imbuía en mi encabritado espíritu. Siempre me sacaba una lágrima o dos… cuando no un torrente de ellas. Contener una lágrima de amor es imposible. Lucas Martino, te extraño mucho.
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Et sub
Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)
Amplivagante - Extendiéndose
lejos; teniendo un gran alcance
Apoteosis
- Elevación
al estado divino; un ejemplo perfecto
Armisonante - Resonando con
ruidos de batalla o armas
Clangor - Ruido de timbre
fuerte o sonido metálico
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Post
scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis
traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo
a: rguajardo@rguajardo.us.
Caveat: Mis opiniones pueden resultarle
ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente
irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin
límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden
intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido. Gracias.
El Loco
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