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viernes, 1 de junio de 2012

Nuestros Veteranos

Una vez más, el Día de los Veteranos vino y se fué. Como lo hace cada año. Se fué entre los ensordecedores rugidos de las poderosas motocicletas de los "Rolling Thunders" (Truenos Rodantes), y entre las salvas de los Cadetes de impecables uniformes de lustrosos botones dorados las que llenaban el cielo con las fragorosas explosiones de sus armas. Ese día también se fué mezclado en el silencio de las izadas y arriadas de nuestras orgullosas banderas, tejido cuidadosamente entre los nítidos toques del clarín, bajo la sombra del llamado a Silencio; y desapareció paulatinamente entre los suaves dedos de las frágiles llamas que conmemoran al Soldado Desconocido que a esta hora de la tarde -y a pesar de sus aparentemente temblorosas existencias- comenzaban ya a ganarle terreno al sol que se escondía desconsolado en el horizonte allá a lo lejos, horizonte al que los edificios de la ciudad quebraban hoy con especial cuidado.

Ese día se fué triste entre las ardientes lágrimas y los profundos sollozos que inundaron las murallas del monumento a los caídos en Viet-Nam, se fué entre las sordas conversaciones de los Veteranos sobrevivientes que vinieron a descubrir cuáles de sus camaradas cayeron durante el año que pasaba; y finalmente este extraordinario día se fué engalanado del morado dolor de las viudas, y del borrado futuro paternal que les fué robado a los hijos que nuestros soldados dejaron huérfanos por darnos a nosotros una mejor vida. El resto del mundo no se enteró porque no entienden nada de esto; y quizá nosotros comenzamos a olvidarnos de ellos también porque estamos muy ocupados.

Ese día se fué lenta y penosamente, poco a poco como la intermitente cantinela de los motores infernales de los Rolling Thunders que se deshacían entre los baches del camino y se diluían en las orillas de las calzadas, y que los llevaron de vuelta a casa con su atronador ruido de silencio. Las flores de las tumbas se marchitaron prontas y las memorias se extinguieron otra vez, sosegadamente; como se seca una férvida lágrima en las gastadas mejillas de los desamparados... Ese día ya se fué otra vez hasta el próximo año... silente como el día en que cada uno de nuestros Veteranos partió sin mirar atrás.

Pero, ¿quiénes son estos Veteranos? ¿Por qué les recordamos? ¿Para qué les recordamos? ¿Quiénes les recordamos? ¿Cómo les recordamos?

Los Veteranos son aquellos valientes que dieron un paso más que el resto, les recordamos porque ese paso extra nos ha dejado más espacio para vivir libres, les recordamos para no olvidarnos de que la Libertad tiene un precio inaceptable, y quienes les recordamos somos aquellos que derramamos lágrimas henchidas de pena y dolor, a pesar de que no les conocemos, a pesar de que no son nuestra familia directa, a pesar de que pagaron el precio más alto y con la moneda más cara; sin egoísmo y sin vacilación por todos aquellos que como a mí, ni siquiera conocían; y les recordamos como a nuestros hombres y mujeres en uniforme, los que son portadores de una tradición militar orgullosa que ha sido hereditaria de generación en generación por ya más de dos siglos. En los turbulentos tiempos de guerra y en los soleados días de paz igualmente, nuestros veteranos han servido con un valor y una distinción inigualable frente a la abrumadora adversidad, demostrando en su paso un compromiso y una resolución consumada para con nuestro país y sus amados ciudadanos, los que apenas les recordamos una vez al año...

Sí, nosotros los "gringos" somos una raza especial, complicada, rara y escasa; resistente y resuelta; soñadora y guerrera. Sí, así somos, somos como somos, o no somos de ninguna otra manera. A muchos les disgustamos y no nos quieren, pero está bien porque pensamos que es su derecho. Hay muchos que nos critican injusta y ácidamente, pero está bien porque pensamos que es su derecho. Y hay muchos que nos juzgan sin siquiera saber qué están juzgando, pero está bien porque nosotros pensamos que también éste es su derecho. Y a la postre, somos como somos porque es nuestro derecho. Un derecho que hemos conquistado y que no ha sido regalado.

Sí, somos especiales; como nuestros Veteranos. Somos raros en varias áreas, tal como nuestros Veteranos. Somos soñadores como ningún otro. Fuimos los únicos que llegamos a la luna, y que volvimos, y ahora estamos empeñados en alcanzar las estrellas. Y somos muy complicados porque inventamos la Libertad cuando ejercitábamos la esclavitud, y porque somos tremendamente egoístas con la generosidad; y porque muchas veces derrochamos más misericordia que sentido común. Ya ven, somos sumamente raros. ¿Qué cosas, no?

Nuestros Veteranos, nuestros Soldados, les arrebataron a los Nazis el mundo de sus mortíferas garras, y después le devolvimos Europa a los europeos, y no nos quedamos con ningún país como lo hicieron los Rusos. Les abrimos los ojos en forma vertical a los japoneses en su propia tierra, y les hicimos probar su propia medicina, pero con moderación y humanidad, y no como ellos estaban acostumbrados a hacerlo con los demás; y también les devolvimos su isla. Corea no nos resultó tan bien como esperábamos, pero tampoco les quitamos tierra, y hasta nos llevamos a nuestros Veteranos muertos a casa para no usar su tierra.

Gente rara estos Veteranos, ¿no cree usted? Y después de salvar a su familia, no le mandan la cuenta para que usted pague los hospitales donde les amputaron las piernas o los brazos que perdieron mientras defendían a los suyos, ni siquiera le piden ayuda para pagar por la silla de ruedas en la que estarán postrados por el resto de sus vidas; y los que no pudieron regresar, no le dejaron a usted la preocupación de sus viudas a quienes dejaron desamparadas allá en casa, acá; en nuestra amada tierra. Y ni siquiera esperan que usted les recuerde el Día de los Veteranos. Por eso y mucho más es que nosotros recordamos a nuestros Veteranos por usted.

Y no aprendemos nunca. Por donde sea que haya un ser humano en peligro, allá vamos a defenderlo. Y nos critican porque nos metemos donde no nos llaman, pero si a su familia la estuvieran asesinando, a usted no le importaría que un Veterano entrometido arriesgue (o dé) su vida para salvarla porque usted no puede, y lo hará sin ingratitudes aunque su bandera no sea la misma que la de él. Vaya gente rara ésta... rara porque envían a muchísimos de sus mejores jóvenes, hombres y mujeres; hacia el peligro, a danzar con la muerte, a cambiar bien intencionadas acciones por balas, metralla y traiciones, y para dejar despedazadas sus vidas y sus cuerpos solo por la idílica causa de luchar por la Libertad más allá de sus fronteras, para que usted y yo, y también para que mis hijos y los suyos podamos vivir mejor con más libertad. Y lo hacen día y noche, todo el año. Ya lo vé, estos Veteranos no aprenden nunca.

Y sí, nunca se olvide de que los "gringos" pagan por todo, usted nunca recibirá una cuenta ni se le pedirá una garantía; y todo esto, una desinteresada cortesía de nuestros Veteranos. Y a veces nos critican de ignorantes porque sólo hablamos Inglés. Quizá se olvidan de que si no hubiese sido por nuestros Veteranos, en Europa hoy solo se hablaría alemán. Quizá el Inglés sea una lengua escueta, pero tiene palabras como Honor, Deber, y Gloria, una ración de combate más que suficiente para cualquiera de nuestros Veteranos.

Cuando esté descansando cómodamente en su sofá preferido, pregúntese: ¿cuántos de mis compatriotas han visto combate? ¿Cuántos compatriotas Veteranos conozco? Si usted conoce a alguno, respételo y venérelo; es un bajo precio, pero con una alta deuda moral. ¿Sabía usted que el 13% de nuestros ciudadanos "gringos" son Veteranos? ¿Cuántos hay en su país?... Mi abuelito Víctor fué un Veterano.

Durante la Parada en honor a nuestros Veteranos, una Parada no solo de los Militares, pero de todos nosotros, ciudadanos o nó; en frente de las graderías y en un sitial especialmente acomodado, estaba Bill Tucker, alias “Sarge”, un oriundo del Estado de Delaware atendiendo a su 75° desfile del Día del Veterano. Me conmovió ver a este gastado hombre de largos años sentado en su silla de ruedas en silencio y con tanta dignidad, vestido con su uniforme militar altamente condecorado, como recordándonos que ese día era para recordar y honrar. Quise acercarme para estrechar su mano, pero el Marine que lo escoltaba me detuvo con un cortés gesto y me dijo: "Un momento por favor señor porque ahora está llorando". Miré cuidadosamente a "Sarge", pero solamente lo ví muy serio. "No está llorando", le dije al Marine, y él me respondió: "Sí, está llorando sin lágrimas. El dejó todas sus lágrimas yaciendo con sus compañeros caídos en una playa desconocida lejos de casa; y por eso es que ya no le quedan lágrimas, pero sé que está llorando...". En ese momento pasaba nuestra bandera anunciada por los marciales sones de la banda de guerra, y "Sarge" saludó con su mano temblorosa, y el Marine se cuadró con elegancia y marcialidad. Me volteé hacia la bandera y la saludé con humildad y con el pecho henchido de orgullo. Cuando la bandera pasó, volví sobre mis pasos y me alejé de "Sarge". No quise interrumpir el llanto de aquel Veterano extraordinario.

Este pasado Noviembre 12, con la sinceridad más grande que mi existencia ha logrado construír, les he pagado tributo con el más alto respeto, y le he reconocido el más alto honor a la valentía de nuestros Veteranos, a nuestros Caídos y a sus familias, porque esta gran Nación que he adoptado, tierra en la que vine a nacer de nuevo; esta Nación que me ha adoptado como al más legítimo de sus hijos, y que me dió un hogar al que puedo llamar mío, aquí en los territorios del Old Dominion bajo el cálido amparo de la Democracia más sólida del planeta; quizá no la mejor, pero sin duda la más sólida y consistente, Nación que seguirá siendo la Tierra de los Libres y el Hogar de los Valientes solamente y gracias al Sacrificio de nuestros Veteranos. Nuestra bandera no flamea porque la mueve el viento... La bandera de nuestra Patria flamea impulsada por el último respiro de cada uno de los valientes que murieron por defenderla.

¡Larga Vida Veteranos!

El Loco