Galileo Galilei no inventó ni la pizza,
ni los fideos, ni el i-Pod, ni contribuyó a Internet. Tampoco diseñó ropa ejecutiva, programas de
copucheo, y no tuvo nunca un "Blog" para publicar sandeces o aciertos,
no escribió los guiones para los absurdos programas de Walt Disney o Cartoon
Network, y ciertamente no enchuecó la torre de Pisa. Tampoco pudo jugar ping-pong con Képler, y ni siquiera compuso el
"Pata-Pata" de Miriam Makeba; cosas que aparentemente son los valores
más importantes que rigen a la mayoría de las estultas sociedades en las que
estamos estancados viviendo hoy en día.
Antes de morir, Galileo era un viejito más
tranquilo que una fotografía a los 77 años de edad y que tenía más cojones que
el caballo de Espartero(1).
Lucía como un apacible abuelito cuya apariencia nunca delató el poder
indomable e incontenible de su poderosa entelequia, la increíble profundidad de
sus pensamientos, ni el tesoro intelectual y científico inmensurable que desató
sobre la sociedad de su época, siendo ésta el amorfo e irreflexivo ente inconsciente
que nunca valoró la importancia ni la inmensidad de su eterno legado.
(1) Hay un monumento erigido
al político y General Joaquín Baldomero
Fernández-Espartero Álvarez de Toro quien nació desde chiquitito en la ciudad de Villa
de Madrid, en España en 1793. La estatua
está ubicada en la bifurcación de las calles de Alcalá y
O'Donnell entre los distritos de Salamanca y Retiro. La escultura marca la puerta de Hernani, el portón
de acceso al Parque del Retiro. Espartero fué Regente del Reino de España bajo
el interregno de Isabel II de Borbón la de los Tristes Destinos. ¿El caballo? ¡Bueeeno!, el caballo es otra
cosa...
Galileo Galilei nos honró humildemente con
su vida desde el 15 de Febrero de 1564 al 8 de Enero de 1642, nacido de Sangre
Noble proveniente de Gonfalonier de
Florencia. Este importante heliocentrista –Galilei-
fué un Físico italiano, Matemático, Astrónomo y Filósofo que horneaba unos
panes de Anís con Alcaparra para chuparse los dedos, y que desempeñó quizá el
más innovador y más importante papel en la revolución científica la que
continúa agitando al estricote y empujando las fronteras de nuestra curiosidad y
la de algunos de aquellos otros seres humanos.
Este hombre extraordinario fué el mayor de
siete hijos. Su padre era un músico y
comerciante de lana, cosas que no eran congruentes entre sí, pero como todos
sabemos, la necesidad es madre de todas las situaciones. Vincenzo Galilei deseaba que su hijo estudiase
medicina y se convirtiese en un afamado y respetado doctor ya que en esos
tiempos la práctica de la medicina ofrecía las oportunidades monetarias más
altas y rentables de la época. Consecuentemente,
Vincenzo envió a Galileo a la corta edad de once años a estudiar a un
monasterio jesuíta.
Después de cuatro años en este retardado y deletéreo
ambiente, Galileo le comunicó a su descorazonado padre que quería convertirse
en un monje. Es como que hoy su hijo le
anunciase a usted que que se quiere convertir en un "Punk/Flaite"
profesional y desgraciado. Esto
demuestra que los "teenagers" (adolescentes) han sido insanos,
insensatos y desquiciados mentalmente en cualquier época y lugar del planeta durante
los años del azote social de la pubertad.
Por supuesto de que esta insana idea no era exactamente lo que su
consternado padre tenía en mente, por lo que Vincenzo Galilei lo rescató
apresuradamente de estas malas juntas. Entonces
en 1581 a la edad de 17 años, Galileo Galilei se enlistó en la Universidad de
Pisa para apaciguar a su padre estudiando medicina, como éste tanto lo deseaba.
A los veinte años
mientras se encontraba visitando una catedral, Galileo notó que una gran candelabro que colgaba por encima de su
cabeza se balanceaba incesantemente.
Inquieto y curioso por averiguar cuánto tiempo le tomaba al candelero en
columpiarse entre sus máximos puntos de fluctuación oscilante; quiso medir su
tiempo de pendulación. Como no tenía una
herramienta apropiada para cronometrar el tiempo en ese momento, decidió usar
los latidos de su corazón a través de su pulso como escala referencial para
medir el lapso cíclico de las suaves oscilaciones.
Para su sorpresa,
Galileo descubrió un detalle que jamás antes ningún otro ser humano había
observado, -con un ojo científico eso es- y un detalle al que nunca nadie le había
dado ninguna importancia antes: el período cíclico de cada oscilación de este
acompasado vaivén de la colgante lámpara era exactamente el mismo. Esta superficialmente inocente observación en
el poderoso cerebro de Galileo, le dió nacimiento al
fenómeno de restauración de contrapeso debido a la fuerza de gravedad la que acelera
los cuerpos con masa hacia una posición de equilibrio. Así nació la "Ley
del Péndulo", el exordio de un Principio que hizo a nuestro querido Galileo
Galilei, súbitamente famoso. ¿Qué cosas, no?
El Ácido y Deliberado Obscurantismo Mental
Cuando se cuentan las historias de Galileo
y del señor Nicolaus Copernicus quien escribió "De Revolutionibus
Orbium Coelestium", hay una conexión inevitable y mandatoria con un hombre de un
tamaño sorprendente y de un ponderosidad individual tan extraordinarios, que no
puede desprenderse ni separarse de la historia del surgimiento y evolución de
las ciencias de la Astronomía. Giordano
Bruno nació el año 1548 durante el tempestuoso Renacimiento Filosófico en la
ciudad de Nola, un encantador pueblito italiano de la comuna de Campania, en el
Reino de Nápoles; y situado en las llanuras entre el voluble Monte Vesubio y
los altos Apeninos que cubren desde el Golfo y Mar de Liguria en el Mediterráneo, hasta
la Península de Calabria que es la puntita de la península
Italiana.
La Inquisición Romana, un grotesco e
infinitamente ignorante y servil adefesio del omnipotente obscurantismo
analfabeto y barbárico de la iglesia católica, incapaz de rebatir la
indiscutible e innegable lógica de lo cierto y de lo real, en un repelente acto
de salvajismo bestial e irracional y con la más absoluta preterición eclesiástica,
declaró arbitrariamente a Giordano Bruno "culpable de herejía" por su
panteísmo, y entonces fué quemado vivo en la hoguera atado a una estaca. La particular "ofensa" que decidió
el término de esta valiosa e irremplazable vida humana a manos de la
"misericordiosa iglesia" fué su honesta y valiente declaración de
que: "La infalibilidad del Papa se
aplica solamente a las materias espirituales, y no es aplicable a la ciencia de
las cosas materiales."
Obviamente y como siempre ha quedado de patente
manifiesto a través de la historia, con la iglesia la Verdad es simplemente una
cuestión de lugar, tiempo, y conveniencia.
El Cardenal Francesco Satolli, un teólogo católico italiano, profesor,
cardenal y el primer delegado apostólico a los Estados Unidos dijo exactamente las
mismas palabras que enunció Giordano Bruno, con una mera diferencia de menos de
300 años; pero esta vez la iglesia lo premió con ese cuico sombrerito rojo por
su "sabiduría", y no lo quemó cínicamente en la hoguera como lo hizo
con Giordano Bruno.
El Poder de Galileo
Galileo Galilei durante su tenencia en la
Universidad de Pisa daba conferencias sobre "Los Centros de Gravedad y el
Balance Hidrostático", pero lo que realmente le revolvió las tripas a la
iglesia fué la invención del telescopio, "El Tubo de Galileo"; porque
este simple aparatito hecho de metal y vidrio, destronó estrepitosamente al
dios católico y a los "otros" dioses de menor importancia, todos
inútiles apéndices de la tramoya religiosa.
Hoy es tal vez difícil e inverosímil para
nosotros el comprender la virulenta oposición que se desató en contra del
telescopio. Debemos recordar que en el
medieval período del siglo XVI, la creencia en brujería, hadas, espíritus,
fantasmas, espantajos, magia, encantamiento, poderes supernaturales, y el
infaltable gato negro; era la ciencia común, y los hombres que creen y creían
en milagros son mas bién oráculos politécnicos de la ignorancia con el
facultativo e inalienable derecho de ser libremente imbéciles.
En 1610 el polímata Galileo publicó un
compendio llamado "Sidena Medicea" donde describió las maravillas que
se podían observar en los cielos usando el telescopio. Entre otras cosas, probó que la "Via
Láctea" no era un gran "rayo de luz", sino que estaba compuesta
por una multitud de estrellas que se podían ahora observar. Esto terminó de revolverla la diarrea mental
a la iglesia, y entonces para salvar la situación, el Arzobispo de Pisa Giulio
de Médici (entre otros de los tristes enemigos de Galileo) se autodenominó
incumbente para "traer a Galileo a
la Justicia por sus heréticas palabras y absurda filosofía contrarias a las
Escrituras". Lo más cómico y
cínico de esto, es que la iglesia convenientemente oculta el hecho de que el
Arzobispo Giulio di Alessandro de Medici fué el hijo ilegítimo de Alessandro
de' Medici, el Duque de Florencia, y su desconocida madre aparentemente fué Taddea
Malaspina, una mujer de mala naturaleza como su nombre lo indica; en otras
palabras, Giulio di Alessandro era un simple bastardo sin valor humano para la
época, pero algo que por pura conveniencia; la iglesia católica ocultó.
El cinismo clerical no termina aquí, ni
cerca. Giulio se casó con Lucrezia
Gaetani, y tuvieron una hija a la que llamaron Catalina, la que se convirtió en
una monja benedictina y que posteriormente murió en 1634 sin haber hecho ningún
ruido. Este pícaro bandido de Giulio también
tuvo dos hijos ilegítimos; Cosme, al que le nombraron Caballero de la Orden de
San Esteban; y el otro bastardo fué llamado Giuliano. ¿Qué cosas, no?
Después del Juicio de 1633, Galileo Galilei
durante sus últimos días estuvo bajo la custodia del Arzobispo Engelberto d'Ugo
Piccolomini en Siena por apenas seis días.
A fines de 1633, Galileo recibió permiso para irse a su pequeña granja
en Arcetri, Florencia, Italia, donde murió ciego en medio de la generalizada
ignorancia humana en 1642 a la edad de 77 años, gracias a la perenne y
sempiterna ignorancia y solecismo intelectual de la Iglesia Católica Romana. En una nota más moderna, el Deutsche Bank de
Alemania, en Enero de 2013 retiró todos los cajeros automáticos del Vaticano,
acusando a la iglesia y al Vaticano de "lavado de dinero"(2), esto de acuerdo a los
resultados de una larga investigación efectuada por el banco; el que descubrió
que el Vaticano perpetraba este crimen impunemente usando estos cajeros. ¿No me cree?, pues lea los diarios.
(2) Por
si no lo sabe, el lavado de dinero se explica de la siguiente forma: "El blanqueo
de dinero; también conocido en algunos países como lavado de
dinero, lavado de capitales, lavado de activos, blanqueo de capitales o legitimación de
capitales; es el proceso a través del
cual es encubierto el origen de los fondos generados mediante el ejercicio de
algunas actividades ilegales o criminales, o una combinación de ellas, como el narcotráfico o estupefacientes, contrabando
de armas, corrupción, desfalco, fraude fiscal, crímenes de guante
blanco, prostitución, malversación
pública, extorsión, secuestro, trabajo
ilegal, piratería y últimamente terrorismo. El objetivo de la operación, que generalmente
se realiza en varios niveles, consiste en hacer que los fondos o activos
obtenidos a través de actividades ilícitas aparezcan como el fruto de
actividades legítimas y circulen sin problema en el sistema
financiero".
El Final
Más de cuatrocientos años después del
primer telescopio, el legado de Galileo Galilei continúa viviendo e influyendo
en la forma en que el mundo considera a la ciencia y cómo la ciencia ve al
mundo y al universo. En cada generación
hay un genio que tiene la valentía y la visión para liberarse de la tradición
aceptada, y cambiar el modo de pensar y de ver las cosas. Galileo Galilei fué sin duda una de estas
personas. Fué el primer hombre en enfocar
un telescopio a los cielos y ver más allá de la cegadora venda que la limitada
iglesia católica lleva constante y perseverantemente sobre sus ojos. La forma de pensar de Galileo se consideró
peligrosa porque la creencia de la iglesia era que la gente común no sería
capaz de afrontar el conocimiento y las enseñanzas de Galileo sin perjuicios
para el alucinado establecimiento religioso. A la iglesia nunca le ha gustado o ha querido
que sus vagas ideas sean desafiadas, porque sin las infundadas creencias palustres
del "cielo y el infierno",
no tendrían ningún control sobre las personas.
El Misterio siempre ha odiado a la Luz del Entendimiento.
La muerte vino silenciosa y respetuosa a
buscar a Galileo, y a transportarle sin dolor y cariñosamente a un lugar más
ilustrado para que ahora, por fin libre de la draconiana imbecilidad humana y religiosa,
pudiese visitar a gusto todos aquellos lugares celestiales que su visionario telescopio
le había traído tan cerca en vida. Pero
esto de la muerte es una simple quimera, porque mientras existimos, la muerte
no existe; y cuando la muerte existe para nosotros, nosotros ya no
existimos. ¿Qué cosas, no?
La muerte de un hombre como Galileo me
disminuye grandemente en forma personal sencillamente porque yo formo parte de
la humanidad. Nunca pregunto por quién
doblan las escabechinas campanas, porque siento que cuando alguien como Galileo
muere, esas tristes campanas también doblan por mí.
Galileo nació el mismo día en que Michelangelo
di Lodovico Buonarroti Simoni murió; y el mismo día en que Sir Isaac Newton
nació. Sir Isaac Newton extrajo las "Leyes del Movimiento" del legado de
Galileo Galilei. ¿Extrañas
coincidencias? ¿Quién lo sabe?
Otro Detallito
Galileo Galilei
descubrió cuatro de las 67 lunas confirmadas de Júpiter hace cuatrocientos años
atrás. También dijo: "He amado las estrellas con demasiado
cariño para tenerle miedo a la noche".
El Loco