Mostrando entradas con la etiqueta reflexión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta reflexión. Mostrar todas las entradas

martes, 1 de noviembre de 2016

La Criptogénica Historia del Lápiz

¿Se ha preguntado usted alguna vez sobre los orígenes del humilde lápiz?  Sí, ese aparatito largo, delgado y vestido de amarillo que nos sirve (y que nos ha servido por centurias) para escribir, al que en Chile le llaman cariñosamente: “lápiz de mina”.

Antes de hacer su estreno de gala en sociedad el arquetípico lápiz como lo conocemos hoy, éste no existía; y su desarrollo se debió a un fortuito pero notable descubrimiento en el año 1564 de la Era Común.  Pero antes de entrar de lleno en materia, revisemos algunos utensilios de escritura que se usaron hasta la isopiptesis llegada de nuestro humilde y contemporáneo lápiz.

La palabra “lápiz” proviene de la palabra francesa antigua “pincel”.  Del lenguaje Latín del Periodo Post-Clásico, la palabra inglesa “pencil” (lápiz) se deriva de la palabra latina “Penicillus”, lo que significa "colita", y que se refería originalmente a pincel fino de un artista, los cuales estaban hechos de pelo de camello.  Esta palabra: “Penicillus” es también el origen para la palabra “penis” o “pene”.  A pesar de la gran similitud entre “pencil” y “pene”; este último se exclusivamente usa para “escribir” en otra dimensión.

Incluso antes del descubrimiento y el uso de pigmentos (1), el ser humano usaba diferentes instrumentos y métodos para “escribir”.  Coloco la palabra “escribir” entre comillas porque la “escritura” (2) se inventó alrededor de unos 6.000 años atrás durante el comienzo de la Edad del Bronce, pero antes, el erecto habitante de este revuelto planeta se expresaba comunicativa, articulada y artísticamente usando una serie de materiales arcaicos para hacer sus marcas y manifestaciones en cavernas, piedras, árboles y otras variadas y disimilares superficies.  

Ellos utilizaban trozos de carbón encontrados al azar, remanentes de la invención del fuego de la Edad de Piedra, plantas y otros instrumentales y herramientas disponibles en el área en que nuestros peludos y fornidos antepasados sobrevivían.  En caso de que se esté preguntando, la tiza blanca recién se comenzó a utilizar en el siglo XIX en los salones de clases europeos.

(1) Un pigmento es un material que cambia el color de la luz reflejada como resultado de la absorción selectiva de longitud de onda.  Este proceso físico es diferente de la fluorescencia, fosforescencia, y otras formas de luminiscencia, en el que un material emite luz.

(2) Se estima que la escritura fué inventada a finales del IV milenio antes de la Era Común en Mesopotamia, y las marcas que se usaban en ese entonces se denominan escritura cuneiforme.   La invención de la escritura puso la distinción entre la historia y la prehistoria. 

Los Primeros Instrumentos de Escritura

Los incipientes instrumentos y utensilios de escritura específicamente manufacturados para esta civilizada función eran “autónomos”, es decir, tenían una funcionalidad inherente a su vida útil, la que era la longitud de su existencia física.  Entonces, estos instrumentos de uso manual no se consumían, y desafortunadamente también se usaban para otras funciones menos dignas e innobles que el documentar. 

Los había para el uso con y sin pigmento.  En el caso de los instrumentos sin el uso de pigmentos, y quizá los ejemplos más antiguos conocidos de “escritura” que poseemos, fueron creados mediante la hendedura de una superficie plana usando una herramienta rígida.  Para esto no era necesario utilizar un pigmento ya que las marcas de escritura se “tallaban” o “esculpían” sobre una apropiada superficie de uso.

Los chinos tallaban huesos y conchas de tortugas para escribir en su Jiaguwen, los que eran huesos marcados para usar en la adivinación por allá en el segundo milenio antes de la Era Común.  En Sumeria, Babilonia, e incluso en la Grecia Micénica, se produjo escritura cuneiforme pulsando con fuerza física un instrumento triangular sobre tablillas de arcilla blanda, creando así las marcas características de la escritura cuneiforme.  Más tarde, los astutos romanos avanzaron la tecnología, y comenzaron a utilizar manecillas de plomo sobre tablillas aperadas con una blanda superficie hecha de cera de abejas, las cuales podían ser reutilizadas.  Éstos fueron los precursores de la “tableta” (digo yo). 

A su vez, los más modernos instrumentos de escritura que usaban pigmentos también fueron desarrollados por los artificiosos romanos, y éstos también fueron los impulsores de nuestro lápiz moderno.  Estos lápices Romanos fueron el inicial "lápiz de mina" ya que llevaba un cilindro de plomo envuelto en madera el que utilizaban para escribir sobre madera, piel de animales, o sobre papiro entre otras apropiadas superficies.  Los romanos solían llamar “mina” al plomo.

Un Hecho Circumbirúndico

En el año de 1564 y por accidente, los lugareños en Cumbria, Inglaterra, descubrieron un enorme depósito de grafito el que fué descubierto en un lugar montañoso muy alto llamado Seathwaite Fell.  Los lugareños –que eran pastores de Ovis Orientalis Aries (ovejas), encontraron que este material era muy útil para marcar sus mamíferos cuadrúpedos ungulados domésticos.  El 25 de Marzo de ese mismo año ocurrió la Batalla de Angol en la Araucanía chilena, donde el Conquistador Castellano Lorenzo Bernal del Mercado derrotó y mató al Toqui Mapuche Illangulién.

Este recién descubierto depósito de grafito se encontraba en un estado bastante puro, y en bloques que se podían seccionar sin dificultad en pequeñas barritas.  Hasta la fecha, este depósito de grafito sigue siendo el más grande encontrado en esta forma sólida.  Usando este nuevo compuesto, se descubrieron muchas aplicaciones para éste, como por ejemplo para hacer moldes para metales fundidos.  De esta forma el grafito, de la noche a la mañana, pasó a ser de un elemento sin valor, a adquirir un valor enorme.  Más tarde, se encontraron otros depósitos de grafito en diferentes lugares del mundo, pero no poseían la misma pureza y calidad que el grafito de Seathwaite Fell, entonces estos otros grafitos debían de ser pulverizados para eliminar sus impurezas.

Basados en el descubrimiento del grafito, desde el año 1860 los ingleses ostentaron la producción exclusiva de lápices cuadrados de barras de grafito, esto; hasta que se encontró un método de reconstituír el grafito en polvo.   En 1860, paralelamente la “Pony Express” comenzó a correr sus diligencias entre Saint Joseph, Missouri, y la ciudad de Sacramento, en California.  La primera diligencia partió de St. Joseph el 3 de Abril de 1860, y arribó a Sacramento el 13 de Abril de 1860; y en Noviembre 6 de ese mismo año, Abraham Lincoln fué elegido el decimosexto Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.  Este año de 1860 fué muy movido. 

El Lápiz de Conté

En un esfuerzo por crear una herramienta más útil y manejable para hacer marcas y para escribir, el primer ensayo que se hizo para fabricar minas hechas de grafito pulverizado y compactado, se realizó en la alemana ciudad de Núremberg en el temprano año de 1662; para lo cual se utilizó una mezcolanza de grafito, azufre, antimonio y arcilla para mantener la coherencia de este aserrín de grafito.  Ese mismo nefasto año se extinguió el Raphus Cucullatus, conocido por la humanidad como el pájaro Dodo; quien era el hermano del Pezophaps Solitaria, otro pájaro extinto que no volaba.  ¿Qué cosas, no?

Para conseguir que el grafito fuese un poco más sencillo y práctico de usar, usuarios como topógrafos y artistas envolvían o forraban delgadas varillas de grafito con cáñamo o con piel de Ovis Aries.  En el año 1565 mientras que los portugueses estaban ocupados fundando la ciudad de Río de Janeiro en Brasil, el botánico y zoólogo suizo Konrad von Gessner reveló un dibujo de una delgada varita de grafito confinada dentro de un tubo hecho de madera.  Ésta fué la primera representación moderna oficial de un lápiz de madera.  

En el sacudido año de 1794 durante la guerra de la Francia revolucionaria con Gran Bretaña, Francia se encontró completamente carente de la superior calidad del grafito Inglés, por lo que entonces el ministro de Guerra francés Jean Baptiste Noël Bouchotte, le encargó al talentoso pintor e inventor francés tuerto, Nicolas-Jacques Conté, que encontrase una solución urgente y viable para esta carencia de lápices.   El ingenioso Conté entonces molió grafito impuro y de mala calidad y lo mezcló con arcilla húmeda, luego a esta masa amorfa le dió un formato de barras, y luego las metió al horno para cocinarlas.  El resultado final de este mejunje asado fué un lápiz de mina bastante aceptable.  

El Lápiz de Thoreau

La gran innovación de Conté llevó a décadas de experimentación.  Los alemanes decidieron meterse en la carrera del nuevo invento, y comenzaron a experimentar con una infinidad de proporciones entre arcilla y grafito para hacer lápices blandos y duros, y que hiciesen marcas más oscuras, o más claras.  Esta carrera de experimentos no se limitó solo a Europa.   En 1821, en los Estados Unidos de Norteamérica, míster Charles Dunbar descubrió por casualidad un depósito de grafito de buena calidad en Bristol, New Hampshire; y decidió también meterse en la carrera de los lápices con su cuñado John Thoreau.

Esta carrera de lápices era auspiciosa y lucrativa.  En 1820, la primera factoría que produjo lápices en masa fué una establecida por un gil llamado William Munroe, en Concorde, New Hampshire; y a pesar de que sus lápices eran de bastante mediocre calidad, éste se hizo millonario vendiéndolos.  

John Thoreau era un habilidoso hombre de negocios quien después de graduarse de la Universidad, estaba desempleado.  Entonces sin tener otra cosa que hacer, comenzó a ayudar con el nuevo y bisoño negocio de la familia.  Thoreau desarrolló nuevas técnicas en el refinado del grafito, las que hicieron los lápices “Thoreau” menos frágiles y menos grasientos, y en ese entonces éstos se convirtieron en los mejores lápices que América tenía para ofrecer.  Obviamente el negocio adoptó el apellido de la familia (Thoreau) para darle un nombre y una marca a estos afamados lápices.  La empresa de los Thoreau fué capaz de ofrecer una variedad de lápices a los que numeraron desde el Nº 1 (el más blando) hasta el Nº 4 (el más duro).  Este sistema de numeración para los lápices se continúa usando hasta el día de hoy.

El gusto y la preferencia por un lápiz específico se acomodó por sí solo: Los lápices Nº 1 eran muy suaves y blandos, y manchan con facilidad; el Nº 3 era muy duro y por lo tanto, se quebraba fácilmente; el N° 4 era sumamente duro y no era apto para escribir sobre superficies blandas como el papel; pero el lápiz de mina Nº 2 resultó ser el lápiz correcto y apropiado para escribir sobre cualquier superficie, y se convirtió en el lápiz de preferencia para la mayoría de la gente, y como muchos de ustedes ya lo saben, es perfecto para rellenar las burbujas de las tarjetas de la Polla-Gol.

Nota del Autor:
La ligera película dejada por el grafito en el papel es increíblemente delgada.  Esta capa de grafito es mil veces más delgada que un cabello humano.  De acuerdo con el matemático inglés John Barrow, un solo lápiz de mina Nº 2 podría trazar una línea de más de 1.126 kilómetros de longitud hasta llegar a la goma.  ¿Qué cosas, no?

El Color Amarillo

Originalmente, los lápices se pintaban para disfrazar la pobre calidad de la madera en que estaban contenidos, pero los lápices más finos y elegantes forrados con madera de buena calidad estaban terminados sin barniz o pintura.  En la Exposición Universal de 1889 en París, Francia, la que conmemoraba el Centenario de la Revolución Francesa y la toma de La Bastilla; una compañía Austro-Húngara fabricante de lápices reveló un suntuoso lápiz de lujo.  

Este boato nuevo lápiz estaba hecho con los mejores materiales existentes, y fué llamado “Koh-I-Noor” que en el lenguaje Persa significa “Montaña de Luz”, en honor al diamante más grande conocido hasta ese momento.  Este magnífico y hermoso diamante terminó adornando la corona británica.   Se piensa que éste, el más fino de los lápices del planeta fué pintado de color amarillo en honor a la bandera del imperio.  El color se suponía que fuese  dorado, pero el color más cercano al dorado disponible en ese entonces era el amarillo no patito feo.

Esta osada estrategia de marketing trabajó muy bien en un principio, y el color amarillo se comenzó a asociar con “calidad”.  Pero al poco tiempo después y debido a su gran éxito, un enjambre de imitadores comenzó a pintar sus lápices de color amarillo, entonces la “calidad” se hizo invisible quedando disfrazada de amarillo.  ¿Qué cosas, no?

Y Hablando de Coronas...

Durante el primer uso de los lápices de grafito, la gente utilizaba grumos de miga de pan para borrar errores porque la miga era fácil de obtener y de usar; pero este artefacto no era perfecto.  En el año 1770, el ex-teólogo, filósofo natural, químico, educador y teórico político liberal Joseph Priestley notó que el uso de una extraña materia que era recolectada de algunos árboles en Sudamérica, resultó ser especialmente apta para eliminar las marcas del lápiz de grafito.  

Entre otras cosas, Priestley también descubrió el Oxígeno al que llamó "aire defologisticado".  Con este nuevo “gas” descubierto, Priestley después inventó el agua con gas.  Obviamente Priestley no era productivo ni adecuado antes de renunciar al clérigo, pero cuando abrió los ojos y lo hizo; se convirtió en un magnífico y fructífero ciudadano el que ahora se daba cuenta de la realidad.

Como la Corona Británica era muy famosa en todo el mundo, los fabricantes de lápices decidieron “coronar” a sus productos con una práctica corona, pero sin insultar a la Corona Real.  Para esto, usaron el “caucho” de Priestley, y desde entonces, la forma física final del lápiz tomó su forma concluyente y definitiva.    

Los Lápices Modernos

Ningún lápiz moderno contiene una “mina” de plomo como los antiguos romanos solían llamarle; y lo que contienen hoy es una calculada mezcla de polvos de grafito y arcilla finamente molidos.  Antes de mezclar estos dos elementos, ellos se purifican por separado para extraerles cualquier materia ajena a estos materiales, y la mezcla se seca en moldes de forma que crean grandes bloques cuadrados.

Los Lápices de Colores

La historia del lápiz de cera de color no está clara y se pierde entre cuentos y suposiciones, pero el uso de los elementos básicos con que estos lápices eran hechos, está bien documentada y se remonta a la Época de Oro de la Grecia Antigua, historia que más tarde fué propiamente documentada por el escritor, científico, naturalista y militar latino romano Gaius Plinius Secundus, conocido como Plinio el Viejo, amigo personal del Emperador Vespasiano. 

Los materiales a base de cera han sido los preferidos por los artistas durante siglos debido a su resistencia al deterioro, a la intensidad y el brillo de sus colores,  y sus cualidades únicas de manipulación.  A pesar de que los lápices de colores se habían estado utilizado para otras funciones por décadas, no fué hasta principios del siglo XX en que se produjo lápices de cera de colores con una calidad artista aceptable.  

Los primeros fabricantes que iniciaron la producción masiva de lápices de colores de cera de buena calidad, incluyen a la fabrica Faber-Castell en 1908, y después a Caran d'Ache en 1924.  Más tarde, la fabrica Berol Prismacolor se metió en el baile en el año 1938, el mismo año en que Adolfo Hitler abolió el Ministerio de Guerra y creó el Oberkommando der Wehrmacht (Alto Mando de las Fuerzas Armadas.) para reemplazarlo. 

El lápiz de color, lápiz-crayón, o lápiz-pastel como se le conoció al principio, a diferencia de los lápices de grafito y carbón, los lápices-pastel de colores tienen un núcleo en base a cera o aceite, y contienen proporciones variables de pigmentos, aditivos y agentes aglutinantes.  Este lápiz de color -o policromo- es una mezcla de varios elementos minerales como grafito, cera y arcilla, procesados e integrados para hacer la “mina”, la que es una médula de cera con pigmentos y otros aditivos.  Múltiples colores se mezclan para obtener una gran variedad de lápices de diversos colores.

La Parábola del Lápiz

Érase una vez un fabricante de lápices.  Me gusta siempre comenzar mis historias con esta frase porque es la que siempre oía cuando alguien me leía un libro de cuentos, y todos estos cuentos; aún viven almacenados e inquietos en los numerosos pliegues de mi vasta y activa memoria.

Este meditabundo y considerado fabricante de lápices, cada vez que terminaba de construír cuidadosamente uno de ellos, lo hacía a un lado para darle consejos antes de ponerlo en su caja.

-  “Hay 5 cosas que necesitas y debes de saber antes de que yo te envíe al mundo.  Recuerda estas cosas siempre y nunca te olvides de ellas.  Si haces esto, te convertirás en el mejor lápiz que un fabricante pueda soñar" - le dijo concienzudamente al lápiz.

- "La primera es: Tú serás capaz de hacer muchísimas y muy diferentes cosas, pero esto ocurrirá solo siempre y cuando estés en la mano de alguien".

- "La segunda es: Tú experimentarás de vez en cuando un doloroso y agudo proceso de perfeccionamiento, pero lo necesitas para ser un mejor lápiz".

- "La tercera es: Debes de ser capaz de corregir rápidamente y sin constricciones cualquier, y todos los errores que cometas".

- "La cuarta es: No te olvides jamás de los jamases de que la parte más valiosa e importante que posees, es lo que llevas dentro".

- "Y la quinta es: En todas y cualquier de las innumerables superficies en que seas utilizado, debes dejar tu marca, una buena marca, y sin importar las condiciones de las superficies en que escribes; debes de continuar escribiendo".

El lápiz entendió claramente el intrínseco valor de los lúcidos consejos de su bienhechor, y se comprometió a recordar y a practicarlos todos ellos, entonces cuando su hechor lo depositó cuidadosamente dentro de su caja, el lápiz llevaba firmemente arraigados estos propósitos en su corazón.  Fin.

Reflexión

Esta corta y sencilla parábola del lápiz, lleva contenida importantes y sólidas enseñanzas las que he tratado de practicar durante mi exacerbada vida.  

Ahora, si usted pretende momentáneamente que está tomando el lugar del lápiz, evoque, retenga y practique sin titubear estas magníficas enseñanzas, y si lo hace; lo más probable es que se convierta en la mejor persona que usted pueda ser.  Haciendo un paralelo con estos principios para el lápiz, ellos lucen como algo así para nosotros:

Primero: Usted será capaz de hacer muchísimas y muy variadas cosas, pero sólo si usted se permite a sí mismo la libertad y el compromiso de hacerlo; y permitirle a otras personas que tengan acceso a todas las virtudes que usted posee.

Segundo: Usted experimentará un proceso de mejoramiento de vez en cuando, y éste puede llegar a ser bastante duro y doloroso.  Esto ocurre cuando nos enfrentamos con los –a veces- numerosos y complicados problemas y desafíos que se nos presentan en la vida; pero esta adversidad la necesitamos para poder convertirnos en individuos más fuertes y resistentes.

Tercero: Usted debe de ejercer su mejor y más sincero esfuerzo para ser capaz de corregir cualquier error que cometa sin sentirse derrotado o minimizado.  El reconocer errores nos hace más nobles y más fuertes, y lo más importante; nos hace ser sinceros con nosotros mismos.

Cuarto: La parte más importante y más valiosa que siempre poseeremos es la riqueza humana que llevamos dentro.  Éste es un obsequio que le pertenece a usted, y es el material de lo que usted está hecho en su interior.  Nadie le puede quitar esto.

Y quinto: En todas las superficies o condiciones en las que deba caminar o desenvolverse durante su valiosa existencia, siempre deje una buena y saludable marca.  Sin importar cuál sea la situación o lo difícil que ésta sea, siempre debe continuar incansablemente haciendo sus deberes, y manteniendo siempre alta su responsabilidad.

Le traje a colación esta humilde parábola sobre el lápiz para recordarle de que usted es una persona especial y muy valiosa para mí, y para nosotros todos; y para que nunca permita que le desaniman o que usted llegue a pensar de que su vida es insignificante, o que usted no es capaz de realizar un cambio; porque aunque usted no lo piense o no lo crea; le necesitamos mucho.

Esto me trae a la memoria un axioma que siempre se balancea en las inquietas e impacientes olas de mi filosofía de vida: ¿Actuamos basados en el Valor de la Verdad, o lo hacemos fundados en la Verdad del valor?  Dígame usted...

_____

Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias.  



El Loco

miércoles, 1 de agosto de 2012

El Dinero Adormita la Conciencia


En casi todos los casos que conozco, el dinero adormita la conciencia.  El dinero encuentra siempre y siempre encontrará fértiles tierras en las conciencias humanas débiles y pequeñas para diseminar ampliamente su comisión maléfica, y desarrollar con fuerza y bravuconería su lado protervo.  Esto no es de extrañarse simplemente porque usted sabe muy bien que todas las cosas -como los seres humanos- tienen dos caras.  Una cara es buena, honrada y limpia, y la otra; bien notada y reconocida por todos, es mala, innoble y sucia, como las hermafroditas flores de la falaz familia de la Canna Indica Rubra.

Por ejemplo, el dinero siempre encuentra fructíferos parajes donde es siempre bien recibido: en los abogados deshonestos; en los políticos inescrupulosos; en los curas que gritan pobreza pero que viven como reyes, y en los muchos cicateros que viven alrededor nuestro y a los que vemos casi siempre y con los que muchas veces tratamos consuetudinariamente.  Esto pasa porque la miseria moral humana no conoce límites visibles.  Así como el hambre es el arma más poderosa para quebrar el espíritu humano, el dinero es el arma omnipotente que adormita la conciencia.

Pero no quiero hablar de lo malo y lo desalmado porque esto es nada más que la negra y falsa semilla de una pasioncilla envuelta en su saquito de envidia, propia de esos humanos espectros desahuciados y egoístas; empero, quiero hablar de lo bueno, de lo luminoso, de lo limpio, de lo humano que posee el valor contradictorio de lo negativo, que sostiene el importe contrapuesto al personalismo, esa valiosa tarifa que anula el egoísmo en sus más profundas raíces... ese altruísmo de que a pesar de ser abundante, no se nota. 

Sí, en casi todos los casos que conozco, el dinero adormita la conciencia; pero sin embargo, la otra cara del dinero que adormita las conciencias hace también su trabajo despertante y sin el menoscabo de las escabrosas acciones de su gemelo demoníaco, triunfa sin pompa ni gloria, sin gritos ni estridencias; pero con la muda algarabía de los honestos y generosos corazones de los hombres que los sostienen. 

El dinero no es un fetiche: es REAL.  El dinero no hace a las personas malas, solo les dá la oportunidad para mostrar lo que realmente son.  Si usted cree que usted es una buena persona y de pronto se hace rico, entonces ¿se tornará ahora usted en un criminal?  ¿Se transformará ahora un asesino?  ¿O quizá ahora que tiene dinero permutará su buen carácter por un temperamento despótico y opresivo?  Probablemente no, pero ciertamente la posibilidad existe. 

Los malos son y han sido malos todas sus vidas, los buenos son y serán buenos todas sus vidas, pero el dinero les dará la franca oportunidad para lucir los verdaderos colores de sus auténticas banderas.  El dinero no es un fetiche: es REAL, y tiene la indomable capacidad de adormitar la conciencia.  Ahora que es rico es posible que se le olvide el prójimo, es posible que ya no se acuerde de las cosas buenas que quería hacer cuando era menos rico, y también es posible que rápidamente relegue a un segundo término los buenos hechos que soñaba hacer cuando tuviese dinero...  ... y esto es porque, en casi todos los casos que conozco, el dinero les adormita la conciencia.  

No conozco a ninguno que no le guste o no necesite el dinero.  Si alguien dice lo contrario, es un sofista mentiroso.  Es cierto que lo odiamos cuando no lo tenemos, pero lo amamos cuando está en nuestros bolsillos; porque contrario a todos los otros fetiches divinos, el dinero es real.  Hoy en día, el dinero es una necesidad crucial para nuestras vidas y su dependiente supervivencia.  El que no tiene dinero, perece.  Algunos sicarios de estrechas corrientes ideológicas demonizan al dinero, pero sin embargo se pasan sus vidas en pos de éste y se aseguran de tenerlo en buenas cantidades para su propio bienestar y supervivencia. 

El dinero, contrario a los innumerables dioses que existen, es real y no es demoníaco como predican las irresponsables, sueltas e hipócritas lenguas de esos fantoches que venden bolsas invisibles de aire y que se ocultan y disfrazan en sotanas oscuras, los atuendos que reflejan lo emocional y concienzudamente necrofílico de sus escrúpulos, los que son del mismo color con que pintan lo que condenan.

Ciertamente el dinero no es lo más importante o trascendental de nuestras vidas, pero sin duda es una herramienta fundamental e imprescindible para la supervivencia humana, para la supervivencia de los buenos y de los malos igualmente.  Si usted se dá cuenta, casi todo en este mundo tiene un precio y sin duda se puede comprar con dinero; y lo que no, no importa porque no cuenta.  A usted le aman o no le aman, o quizá le odian, y el dinero no tiene lugar en esto porque no puede comparar amor ni odio; esto lo genera usted mismo sin necesidad del dinero, así que en las cosas que no se pueden comprar con dinero; como por ejemplo el amor de su Madre, el dinero no tiene ninguna incidencia.

El dinero tampoco puede comprar salud física, mental o emocional, y si usted se enferma, no necesita el dinero para hacerlo.  Esta es una de las gratuitas gracias de nuestras débiles y volubles calidades humanas.  Sin embargo con dinero se pueden comprar los mejores doctores, las mejores medicinas, los mejores tratamientos, y los mejores hospitales.  En este caso, el dinero es bueno porque le hará la vida menos miserable que a aquel que no lo tiene, y quien tendrá que sufrir la enfermedad en forma miserable y dolorosa, y hasta quizá viva menos que usted porque usted puede comprar los remedios de la salud; y todo esto gracias al dinero porque el dinero es real y puede comprar recetas de salud.  Trate usted de comprar medicinas con oraciones, o trate de mejorarse rezando...  quizá sus cuentas se paguen mágicamente si hace una buena "manda"...

¿Cómo es que el dinero adormita la conciencia?  Pues bien, gracias al dinero que usted posee, usted puede pagar por las necesidades y las muchas instancias que su enfermedad demanda, pero ¿se ha detenido a pensar en aquella persona que no puede pagar por esas cosas que nos podemos proveer nosotros con la ayuda del dinero?  Aquí es donde la conciencia se toma la primera siesta.  Es cierto que debemos preocuparnos de nuestra salud, pero debemos ser tan egoístas que solo pensamos en nosotros. 

Según me acuerdo y de la forma de cómo nos imbuyeron algunos de aquellos principios basados en arcaicos escritos en una lengua desconocida e incomprensible en ese entonces para nosotros; los que por lo tanto no fueron una enseñanza sino que una supuesta "reforma del pensamiento", una "nueva educación", o una "reeducación vanguardista"; lo que en realidad era, fué un malicioso lavado de cerebro aprovechando que nuestras jóvenes mentes no estaban desarrolladas y eran muy susceptibles de ingerir cualquier mierda que nos ofreciesen; principios que hablaban de hacer lo que era lo correcto con el prójimo, uno de esos "principios cristianos", que son los primeros en salir por la ventana cuando el dinero nos adormita la conciencia.  La razón inexcusable de por qué todo el mundo necesita la "mano de dios", es porque nunca nadie la recibe.

Entonces, usted paga por sus apremiantes necesidades y se olvida de aquel que está en su misma situación, pero que no tiene dinero como comprar algún alivio para las circunstancias de él.  Usted me dirá usando magistralmente una de esas insensibles y rimbombantes pero huecas frases como: "La caridad empieza por casa".  Párese a pensar un momento a ver si se acuerda de quién le metió esta egoísta basura en la cabeza.  También deténgase a pensar cuántas veces usted ha repetido como un vistoso pero intrascendental papagayo esta presuntuosa frase para justificar su adormitada conciencia...  Esto no es una crítica para usted, sino que un "recordatorio" de los instantes de su propia y libre determinación, que quizá está más manchada y contaminada más allá de la reparación, de lo que cree que cree gracias a esas arcaicas y vacías "enseñanzas" sin intento.

¿Se ha dado usted cuenta de que existen instituciones que se dedican a ayudar al prójimo?  ¿Y de que las personas que las corren y manejan, al menos la mayoría de ellos; todavía no tienen la conciencia adormitada por el dinero?  Nunca se olvide de que la más importante institución de caridad, es usted.  Quizá usted deba comenzar a ejercitar algunas de esas arcaicas "reformas del pensamiento" que tal vez no estén tan vacías después de todo, y hasta quizá posean algún  intento.  No deje que el dinero le adormite la conciencia.

Hay mucha gente que adora el dinero pero que también adora a su prójimo, independientemente de la forma en que este "prójimo" esté hecho, y de la forma en que este "prójimo" piense.  La Caridad se supone que esté por sobre la naturaleza y el pensamiento humanos, ¿es cierto esto?, usted dígame... 

Entre estas gentes que aman el dinero -que es real- (¿he mencionado esto anteriormente?), también los hay los que aman honestamente a muchos de sus prójimos porque sus conciencias aún no están adormitadas.  Digo honestamente porque sus acciones nacen de sus claras conciencias y no de la inescrupulosa presión de dar un diezmo en la públicas y forzadas apoteosis de las reuniones idólatras y de "estatus social" que brindan los fachosos y chocarreros espectáculos místicos de los Domingos por la mañana, orquestados por bufones sin palacio ni substancia.  Esto no es mi invento, esto es historia y los hechos de la historia son reales; interpretación creacionista no lo es.

Estos seres especiales a los que el dinero no les ha adormitado la conciencia, están hechos de una mágica materia etimológica que contiene amor al ser humano, amor a la humanidad, que exudan caridad y respeto positivo y constructivo; y no tienen nada que ver con los misántropos del párrafo 2 que menciona este abierto y corrosivo escrito.  Sé que este papiro de la conciencia es incisivamente mordaz y abiertamente insolente, pero es honesto, directo y sin tapujos; y lo puedo escribir así porque no le temo ni a los magros dioses, ni a nada más en el Universo. 

Puesto en los términos más simplistas de la lengua Castellana, estos filántropos seres humanistas buscan en una forma totalmente desinteresada la excelencia en cada faceta y circunstancias de la vida humana, para cada vida humana indiscriminadamente, creando múltiples maneras y vías para traer esa filosofía humanista a fruición.  El caso curioso es que este dinero que adormita conciencias, también las despierta y las despabila en una gran forma.

El dinero te pertenece y te sirve momentáneamente solo cuando está temporalmente entre tus manos.  Y muchas veces esas manos tuyas no te pertenecen a ti, sino que al que sirves, a tu amo.  Y tu amo es muchas veces el dinero, ése que te acaricia primero, que te saca de apuros, que cimienta tu progreso y el bienestar de tu familia, y que te hace feliz después; y durante este interludio cuando estás complacido, te adormece la conciencia.

No todo se compra con dinero, repetirá concienzuda y reflexivamente usted.  Y tiene mucha razón, absoluta razón.  Por ejemplo el dinero no compra carácter, no compra amor, no compra honestidad, no compra lealtad, ni tampoco compra la limpieza y la solidez de la conciencia moral; por lo tanto no importa porque estos elementos están en otra liga, en una liga en donde el dinero no existe y en que nada está a la venta.  Entonces es ridículo tratar de establecer que el dinero no compra cosas como éstas, porque es una verdad que no puede ser más cierta ni establecida, y que usted probablemente sabe y entiende muy bien.

No hay ningún dios que exista en este planeta que esté sobre cualquier otro, o que sea más cierto o importante que ninguno de sus émulos.  Todos estos pequeños y desvalorizados dioses son nada más que una vaga e inmanente promesa que vive hacinada en las mentes humanas a expensas de las ignorantes e impensantes conciencias de los hombres, conciencias tan inhibidas intelectualmente y tan superlativamente estorbadas en erudición y lógica; que tratan una verdad innegable y patente con ojos absolutamente ciegos y con un vacío total de lógica y sentido común, elementos que les hacen confundir la realidad con la ficción sin límites. 

Por ejemplo, tratan la virginidad como un guante reversible, como una verdad bizantina, como un sortilegio fantástico que ni el más tonto de los hombres honestos creería por un segundo si no tuviese la mente envenenada con las ácidas mieles del vano creacionismo.  El creacionista adicto y partidario no se dá cuenta -y muchas veces porque no quiere-  de que su mente está desesperanzadamente irrecuperable, tan irrecuperable como la pérdida de la virginidad.

El gran desafío de la conciencia se presenta cuando hay que tomar una decisión, en ese segundo cardinal cuando hay que definirse entre ser honesto o nó; cuando debemos definir un dictamen de comportamiento que marcará nuestras vidas y nuestra conciencia privada por la eternidad.  Esos momentos son aquellos en que debemos decidir qué es lo correcto que deberíamos hacer en dadas circunstancias.  Cuando usted se encuentra una billetera en el suelo, la que contiene dinero, tarjetas de crédito y otros valores, pero también contiene la  identidad de su dueño, ¿qué hace usted?: ¿llama al dueño para devolvérsela?, ¿le extrae los valores liquidables y después la tira?, ¿o se la guarda en el bolsillo para después lidiar con sus sentimientos cívicos y morales porque en ese momento no se puede definir como un hombre cabal?  ¿Es posible que el deslumbre de aquellos coloridos billetes le hayan adormecido instantáneamente la conciencia con su estallido de avaricia?...  ...es muy posible hombre, porque el dinero adormita la conciencia.

La respuesta es sin duda un asunto muy personal y privado, la que dejará un insistente residuo moral, positivo o negativo; el que usted deberá llevar pegado como una mancha o como un trofeo en su conciencia para el resto de su vida.  Si es que tiene conciencia, eso es, porque cuando el dinero entra por la puerta, la conciencia es lo primero que se escapa presta por la ventana.

Esta mágica poción de tiempo indeliberado que usa el dinero para inyectar la dormitación de la conciencia, sobrepasa los poderes de los pequeños e imaginarios dioses que están por todos lados, como las moscas,  incluyendo al más venerado de los mundanos dioses, los que nunca tendrán más seguidores que un simple pero real dios: el dinero; aquel Dios Latino inventado por los Romanos al que llamaron Denario, esa transcendental moneda romana principal y de principio a la que hoy llamamos "Dinero".  Este dios que es tan real, ha puesto de manifiesto la locura de vivir precariamente para poder morir rico.

El dinero le pertenece a todos y no es de nadie, solo acata las órdenes de aquellas manos que lo sostienen momentáneamente.  El dinero dá la luz a quien lo emplea para abrir la flor del mundo y aniquila a quién se endiosa con él confundiendo la riqueza con el espíritu.  Muchos se expresan con sinceridad cuando señalan que desprecian las riquezas, pero que quede claro que la mayoría de las veces se refieren a las riquezas que poseen los demás.

Muchos no encuentran la diferencia entre el dinero y la conciencia, no distinguen entre la conciencia y la muerte, y no notan la discrepancia entre la muerte y la riqueza.  Aquellos que consideran que el dinero puede hacerlo todo, son un ejemplo sin tapujos ni dudas y un claro y fundamentado indicio de que estos individuos son capaces de hacer cualquier cosa por dinero, y esto es porque  lo único que nos distingue de los otros animales, es que éstos no tienen preocupaciones financieras.

Lo mas cómico de todo esto, es que al final del controversial camino del uso del dinero, no es el dinero el que cuenta, sino que el ser humano y su conciencia.  El dinero no es malo, el ser humano es el que tiene la capacidad de ser bellaco y usar el dinero como un mero instrumento de su perversidad o de su altruísmo, el ser humano es el que asesina a otros y no el dinero, el ser humano es el que tiene la conciencia; el dinero es un simple papelito pintado con coquetos y variados colores y con unos lechuguinos números que nunca representan el valor que murmuran.  El único dinero que mantiene su valor real siempre, es el dinero del "Monopoly".  

No existe absolutamente nada que sea inherentemente bueno, o malo sobre el dinero.  El dinero, ésta irracional herramienta; la utilizamos lo mismo para financiar hecatombes humanas o para aliviar y enaltecer al ser humano.  Le inventamos (al dinero) convenientes nombres y egoístas barreras, le colgamos horribles y hermosos poderes, lo usamos para destruirnos a nosotros mismos, o le dejamos fluír libre y sin tapujos traspasando nuestras naturalezas como otro símbolo de nuestro autodeterminado derecho a la exuberancia.  Como sea que sea el caso, a la postre el dinero es una reflexión de nosotros mismos, y por eso es que el dinero posee el poder de adormitar la conciencia, porque no hay maestro que nos pueda sobornar mejor que nosotros mismos.

¿Por qué me arriesgo de esta manera interviniendo en un asunto tan controversial?   Sabiendo cómo "piensan" algunos ahí afuera, ¿por qué me expongo a la crítica irreflexiva?  Muy simple, o porque soy loco, o porque tengo conciencia de tener miedo, y porque no tengo miedo de que me califiquen de materialista, ni tengo terror de que los creacionistas me tilden de algo que no soy y que probablemente no existe, ni tampoco tengo miedo de que aquellos que me conocen cambien su actitud hacia mí.  Pero me arriesgo de ésta, quizá imprudente pero audaz manera interviniendo en asuntos espinudamente controversiales; porque si no intervengo, quizá deba tener más miedo de darme cuenta de que soy un cobarde por no hacerlo, o que quizá el dinero ya me haya adormitado la conciencia.


El Loco