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miércoles, 1 de mayo de 2019

El Triángulo de Las Bermudas

Para comenzar, examinemos las islas Bermudas.  Las islas Bermudas son un territorio colonial británico de ultramar ubicado en la región norte del Océano Atlántico.  Estas islas fueron descubiertas en el año 1505 por el explorador y navegante español del mar océano Don Juan de Bermúdez, y de su apellido es que el nombre final de estas islas se deriva y es  heredado. 

Este nuevo descubrimiento de Bermúdez se menciona en el libro “Legatio Babylonica”, publicado en el año de 1511 por el historiador italiano Pedro Mártir de Anglería, quien fué un  prolífico y productivo narrador.  Se estima que Pedro Mártir compuso alrededor de ochocientas cartas dirigidas a varias personas ilustres en las cortes de Europa a quienes les relata eventos en España y de la corte española, las cuales están escritas en un estilo periodístico-amarillo, y a menudo siendo un compendio de chismes.

El descubrimiento de estas islas protegidas por un arrecife de coral que rodea la isla principal, fué enrolado en los listados españoles de lugares de comercio y abastecimiento marítimo del año 1505.  Posteriormente, estas nuevas islas fueron activamente usadas por muchos barcos españoles, portugueses y de otras nacionalidades de la época como punto estratégico necesario para el reabastecimiento de carne fresca, frutas, verduras y agua entre otros inevitables menesteres náuticos.

Los navegantes y tripulaciones que visitaron estas remotas islas originaron leyendas y supersticiones de espíritus y demonios.  La marinería juraba que había demonios y seres extraños que “vivían en las islas”.  Se piensa que estas leyendas surgieron de las llamadas de apareamiento o del cacareo de ciertas aves chillonas como el Petrel de Bermuda o Cahow; y quizá del fuerte sonido que se oye por las noches producidos por los cerdos salvajes que habitaban en las islas. Esto, combinado con las frecuentes tormentas que azotaban a las islas y los peligrosos arrecifes de apariencia tenebrosa, este bello archipiélago se conoció entonces como “La Isla de los Diablos”.  ¿Qué cosas, no?

La triangulación de este placentero archipiélago es así: está ubicado a unos 1.070 kilómetros al este-sureste del Cabo Hatteras, en Carolina del Norte, USA; a 1.236 kilómetros al sur de la isla Cabo Sable en Nueva Escocia; y a 1.759 kilómetros al noreste de la isla Cuba. La capital del territorio de Bermuda es la ciudad de Hamilton.  Las Bermudas son autónomas, con su propia constitución y su propio gobierno, el que promulga leyes locales, mientras que el Reino Unido retiene la responsabilidad de la defensa y las relaciones exteriores.  El censo de Julio de 2018 arrojó una población de 71.176 habitantes, población que constituye la más alta de los territorios británicos de ultramar.

Un Misterio Misteriosamente Misterioso

El llamado “Triángulo de las Bermudas” es uno de los lugares en la periferia de lo sobrenatural más conocidos en este planeta, y sus vértices comprenden Bermuda, Florida y Puerto Rico.  Éste área de alrededor de 1.139.000 kilómetros cuadrados es un saco de misterios los que no han sido jamás resueltos.  El Triángulo de las Bermudas es un corredor marítimo de gran tránsito, y quizá el más dinámico del mundo, con un pesado tráfico diario de embarcaciones que regentan América, Europa y el Caribe.

Debido a numerosos eventos inexplicables ocurridos en la zona, el Triángulo de las Bermudas se ha convertido en un fenómeno abundantemente estudiado como la región más enigmática de la superficie del planeta.  A través de muchos siglos y recientemente se ha reportado una gran cantidad de embarcaciones y aeronaves que han desaparecido misteriosamente en esta indescifrable región.  A este triángulo oceánico se le ha hecho responsable por la desaparición de miles de personas durante las últimas décadas del siglo.  El término "Triángulo de las Bermudas" fué usado por primera vez por Vincent Gaddis, un autor estadounidense en su artículo publicado en la revista Argosy, en Febrero de 1964.

Las historias acerca del Triángulo de las Bermudas comienzan a aparecer durante la época del gran navegante Español mallorquín Don Cristóbal Colón nacido en Felanitx, Mallorca cuando -según sus informes- vió una llamarada estrellarse contra el mar en el triángulo durante su primer viaje al Nuevo Mundo.  Sin embargo, la misteriosa conducta de la región no llamó  la atención pública sino hasta el siglo XX cuando el buque de carga de la Armada estadounidense, el USS Cyclops con más de 300 tripulantes a bordo, desapareció misteriosamente y sin dejar rastros en el mentado triángulo de las Bermudas.

El último incidente de este tipo en la región fué la desaparición de un pequeño avión bimotor en Mayo del 2015 donde este avioncito con cuatro personas a bordo, desapareció repentinamente del radar cuando volaba desde la isla de Puerto Rico al Estado de Florida en USA.  Ulteriormente, se encontraron algunos residuos de una avioneta los que aparentemente parecían ser restos del avión desaparecido, pero esto no se ha podido comprobar fehacientemente.  

A medida que estos insólitos accidentes siguen ocurriendo en la región, muchos investigadores y también algunos chiflados han ofrecido una serie de explicaciones filosofunculistas para el misterio del Triángulo.  Entre las exégetas teorías se encuentran las más descabelladas incluyendo actividades paranormales y la presencia de seres y máquinas extraterrestres, mientras que una visión más científica disputa estos argumentos ofreciendo explicaciones especulativas, pero más racionales acerca del fenómeno.

Entre las insuficientes explicaciones científicas propuestas, la más popular es la teoría de la interferencia electromagnética la que causaría una neutralización de brújula e instrumentos de navegación aeropleústica*.  Esta teoría afirma que de vez en cuando se produce inesperadamente una gran alteración del imán natural de la Tierra, la que distorsiona la función de la brújula y anula o altera otros sofisticados equipos de navegación impidiéndoles trazar la ruta de navegación apropiada, y borrando la ruta previamente establecida.  Hasta la fecha, ninguna de estas teorías ofrece una explicación concreta y lógica, muchos todavía piensan que no hay nada extravagante en la región, ya que la mayoría de los incidentes que han sido reportados, han sido hechos en forma incorrecta, incompleta, o en versiones ficticias o novelescas.

Cada año se reportan nuevas desapariciones anormales en la región y se especula que hay muchas otras que no han sido reportadas.  A continuación les ofrezco una referencia de las desapariciones más notables a través de la historia acerca de la desaparición (o misterios no resueltos) de los accidentes marinos en el Triángulo de las Bermudas, o Triángulo del Diablo.

Aparición de Desapariciones sin Orden de Aparición de Desaparición

El Mary Celeste

Posiblemente ésta es una de las historias más misteriosas de naufragios, la que en sí, es una historia extraordinaria.  A pesar de haber encontrado esta nave a la deriva en otro lugar del Océano Atlántico, la conexión con el triángulo de las Bermudas se invocó como una manera  de encontrar una respuesta al misterio del Mary Celeste.

La brigantina mercante estadounidense Mary Celeste (a menudo confundida erróneamente con el Marie Celeste), fué descubierta a la deriva y desierta en el Océano Atlántico, frente a las Islas Azores, el 5 de Diciembre de 1872.  La brigantina canadiense Dei Gratia la encontró frente a las Islas Azores en un estado de caos pero en condiciones navegables, con un velamen parcial y con su bote salvavidas desaparecido.  La última entrada en la bitácora estaba fechada diez días antes de su encuentro.  

El día 7 de Noviembre de 1872, la nave zarpó desde la ciudad de Nueva York en una marea con dirección a Génova, Italia, y más tarde al momento de su descubrimiento; aún estaba ampliamente y debidamente provisionada.  Su carga de alcohol desnaturalizado estaba intacta, y las pertenencias personales del capitán y la tripulación también se encontraban intactas y en su lugar.  No se encontró vestigio de ningún ser humano a bordo, y su tripulación jamás fué vista (o escuchada de) otra vez.  En el Mary Celeste además se encontraron nueve de los barriles de la carga etílica completamente vacíos, y había un chafarote botado en la cubierta.

El meticuloso y detallado escrutinio de la nave descartó sin lugar a dudas la posibilidad de un ataque pirata, ya que todo en esta nave, incluídos los barriles de alcohol que transportaba y las pertenencias de valor de la tripulación, estaban intactas. Entre las teorías que circulan alrededor del misterio del Mary Celeste también hay las que circunscriben posibilidades de un complot criminal, un secuestro extraterrestre e incluso un ataque de un Kraken (o calamar gigante).  La posibilidad de un desastre natural también está en el inventario.  Algunos sugirieron que un terremoto submarino fué el causante del misterio, mientras que otros propusieron que el Mary Celeste incursionó fortuitamente en el Triángulo de las Bermudas.

Como quiera que sea, ninguna de estas teorías resuelve el misterio ya que todas son suposiciones infundadas.  Así que el misterio del Mary Celeste; sigue vigente.

Cinco Bombarderos Torpedo de la Marina de USA desaparecen en el Vuelo 19

El vuelo 19 es uno de los casos más famosos en la historia del Triángulo de las Bermudas. En Diciembre de 1945 mientras los rusos entraban en Cracovia, Polonia; empujando a los Nazis fuera del país, un grupo de cinco bombarderos torpederos Avenger de la Armada de los EE.UU. conocidos colectivamente como “Vuelo 19”, despegaron desde Fort Lauderdale, Florida, para un ejercicio de tres horas.  Jamás regresaron.  El Teniente Charles C. Taylor, líder del vuelo quien durante el vuelo estaba convencido de que su brújula funcionaba mal y que estaban volando en la dirección equivocada.  Entonces, una violenta tormenta se desató y el Vuelo 19 comenzó a desorientarse cada vez más.  Taylor pensó que estaban sobre los Cayos de Florida, pero eso no parecía posible.

El escuadrón en menos de una hora ya había sobrevolado sobre las islas Hen and Chickens Shoals en las Bahamas, pero Taylor por alguna razón desconocida estaba convencido de que sus aviones de alguna manera se habían alejado a cientos de millas de los Cayos de Florida.  Los desacuerdos entre los pilotos sobre si debían estar volando hacia el Este o hacia el Oeste se escucharon por la radio.  Las últimas palabras que se escucharon de Taylor preparaban a sus hombres para un aterrizaje forzoso en el océano, ya que los aviones se quedaron sin combustible.  Unos momentos más tarde, solo se oyó estática en la radio.

La Marina inmediatamente desplegó aviones de búsqueda.  Una pareja de hidroaviones PBM Mariner despegaron y siguieron los mismos pasos del Vuelo 19, pero éstos, al igual que el Vuelo 19; desaparecieron del radar y nunca más fueron encontrados.

El Ellen Austin

Este es un misterio del triángulo absolutamente desconcertante por su asociación con el desaparecimiento de su tripulación.  Esta era una goleta estadounidense de roble blanco llamada Ellen Austin.  En 1881, el Ellen Austin de 210 pies de largo, se dirigía a Nueva York desde Londres cuando se encontró con un barco abandonado cerca del Triángulo de las Bermudas.  Todo parecía estar en orden con la goleta no identificada la que se desplazaba a lo largo del norte del mar de los Sargazos, pero la tripulación de esta nave se había esfumado.

El capitán Baker del Ellen Austin decidió observar el aparentemente abandono barco durante dos días para asegurarse de que no era una emboscada.  Después de dos días sin aparente respuesta del barco a la deriva, el capitán abordó el navío desocupado con su tripulación.  Ante su asombro, encontró la carga bien estibada pero no había rastro de la tripulación.  Para poder atoarlo con el Ellen Austin, el capitán colocó una pequeña tripulación en el barco, la amarró con espías, y se puso a remolcarlo.  Después de dos días de remolque en aguas tranquilas, una tormenta se desató, y una ráfaga de viento separó a las dos naves, tras lo cual; el buque a remolque misteriosamente desapareció.

Según lo que las crónicas de la época reportan, días después de la tormenta desde la cofia del Ellen Austin el Capitán Baker pudo localizar el barco perdido con su catalejo, solo para darse cuenta de que el barco estaba a la deriva una vez más.  Después de horas de esfuerzo y navegación, el Ellen Austin pudo alcanzar el barco una vez más.  Para la sorpresa de todos, en el barco no había nadie a bordo, y el destacamento que le había asignado a este buque también había  desaparecido.

Hay versiones que sugieren que hubo más intentos de rescate de esta nave maldita, pero que todos terminaron de la misma forma.  Otros informes insinúan que la abandonada nave a la deriva fué vista una vez más, pero esta vez tenía una tripulación diferente a la tripulación colocada por Capitán Baker del Ellen Austin.  Las desapariciones de esta nave, sus reapariciones y la ausencia de sus tripulaciones son una historia bastante intrigante y enigmática.  Quizá éste es un secreto que el Triángulo de las Bermudas jamás nos revelará.

El BSAA Star Tiger

El 28 de Enero de 1948, el mismo día en que la primera grabadora de cinta se vendió;  el avión de pasajeros de la British South American Airlines -Star Tiger- se preparaba para despegar desde Lisboa hacia Bermudas.  Sin embargo, antes de despegar de Lisboa, el capitán Brian W. McMillan ordenó a todos que se bajaran del avión porque hubo un problema con uno de los motores.  Dos horas y media más tarde, los pasajeros volvieron a subir a bordo, y el avión inició su vuelo hacia Santa María.

El Star Tiger aterrizó en Santa María sin contrariedades pero el clima era tan inestable y tormentoso, que el Capitán McMillan decidió posponer la segunda mitad de su vuelo.  Al día siguiente, el 29 de Enero se reanudó el vuelo hacia Bermudas.  Los vientos seguían estando fornidos, pero el capitán McMillan creía que si mantenía el avión por debajo de los 2,000 pies para evitar turbulencias, evitarían lo peor y llegarían a las Bermudas sin contratiempos.

El operador de radio del vuelo solicitó y recibió la posición del avión provista por el operador de radio de las Bermudas alrededor de las 3:15 a.m.  Alrededor de las 3:50 a.m., el operador de las Bermudas intentó volver a comunicarse con el Star Tiger, pero no hubo respuesta de la nave.  A las 4:05 a.m. y a las 4:40 a.m., el operador de Bermudas intentó comunicarse otra vez con el avión, pero no recibió respuesta.

No hubo llamadas de socorro ni respuesta a los llamados de las Bermudas.  El Star Tiger simplemente desapareció del rango de la radio.  Una operación de rescate de cinco días fué desplegada por Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), pero no produjo ningún resultado.  El Star Tiger llevaba 25 pasajeros, una tripulación de seis, y un héroe de la Segunda Guerra Mundial, el mariscal del aire Sir Arthur Coningham a bordo.  Nunca más se supo de ninguno de ellos.

El USS Cyclops

La repentina e incomprensible desaparición del USS Cyclops, uno de los buque-tanque de combustible más grande de la Armada norteamericana, en un solo incidente señala la mayor pérdida de vidas en la historia de la Armada de los EE. UU.  En Marzo de 1918, este enorme navío zarpó desde el Brasil con destino a Baltimore, Maryland, cruzando el Triángulo de las Bermudas con 10,800 toneladas de mineral de manganeso, y con alrededor de 309 miembros de tripulación a bordo.  Zarpando durante un día de buen tiempo, el primer y único mensaje enviado por este barco a tierra indicando su estancia, no indicó ningún tipo de problemas.

Después de este mensaje inicial, nunca se más se supo de este barco.  Rápidamente se inició una consumada búsqueda del área, pero nunca se encontró un vestigio o una pista de su desaparición.  Hasta la fecha no se han encontrado restos de la nave ni de ningún miembro de la tripulación a bordo.  El USS Cyclops nunca envió un S.O.S. o una señal de socorro y nadie a bordo respondió a las llamadas de radio de otros buques en la periferia qioenes intentaban comunicarse con el USS Cyclops.  

Frecuentes investigaciones navales no han podido arrojar luz sobre este misterio, o encontrar una causa definitiva para su desaparición, solo han generado posibles teorías sugiriendo varias razones para su desaparición.  La misteriosa desaparición del USS Cyclops ha pasado a ser una víctima más en la larga lista de más de 100 barcos y aviones que han desaparecido bajo extrañas e inauditas circunstancias en el nefasto y célebre Triángulo de las Bermudas.  Ese mismo año en Febrero, el cineasta y actor Charlie Chaplin estrenó su película “The Kid” (El Niño).

El Carroll A. Deering

La embarcación Carroll A. Deering fué una goleta comercial de cinco mástiles, y uno de los misterios marítimos sobre el cual se ha escrito más durante el siglo XX debido a la completa incógnita en torno a su abandono.   El 31 de Enero de 1921, el Carroll A. Deering fué hallado encallado en las traicioneras rocas del litoral frente a Hatteras Diamond Shoals, en las costas de Carolina del Norte, USA.

En la época se especuló que el buque y su tripulación estaban involucrados profundamente en el tráfico ilegal de ron.  Después de varios días de navegación en un agitado mar y en una gruesa marea, y a pesar de los agios expresados acerca de este evento, cuando una camarilla de investigación proveniente de Barbados llegó a la embarcación, lo único que los investigadores encontraron fué una nave abandonada y todos los miembros de la supuesta  tripulación; desaparecidos.  No encontraron solo ésto, sino que también hallaron que todas las pertenencias personales de la tripulación, el equipo de navegación del barco, los libros de registro, la bitácora y los botes salvavidas; todos habían desaparecido.

A menudo conocida como la leyenda de "El barco fantasma de los bancos exteriores", la extraña desaparición de la tripulación y los enseres de navegación del Carroll A. Deering junto con otras embarcaciones durante el mismo período en el área del triángulo de las Bermudas, han ofrecido información sobre estos misteriosos mares pero nada para resolver este misterio.  Los informes sugieren que en esta misma región hasta nueve buques desaparecieron durante el mismo período, de los cuales jamás se escuchó otra vez.

El C-54 Skymaster

Repentinamente un avión se estrella en el océano durante una fuerte tormenta, matando a sus seis tripulantes.  Es trágico, pero absurdo.  Absurdo porque el Skymaster C-54 no debería haber estado volando hacia la tormenta en primer lugar.  Si se hubiese mantenido en su rumbo original, no habría encontrado una tormenta.  El piloto de la nave tenía mucha experiencia, y el navegante era de clase II; ambos estaban altamente calificados y sabían y tenían experiencia en cómo evitar las tormentas.  Simplemente no lo hicieron.

El 3 de Julio de 1947, el comandante Ralph Ward y otros cinco miembros de la tripulación abandonaron Bermudas y se desviaron de su curso original casi de inmediato.  Estaban muy al sur de su rumbo programado y repentinamente hicieron un violento cambio de rumbo hacia el norte y luego hacia el sudoeste, volando directamente hacia el ojo de la tormenta.  Dos llamadas SOS muy débiles fueron registradas por al operador de tierra.  

Las llamadas de socorro eran apenas audibles y muy confusas, y después de unos tensos momentos, la radio quedó completamente silente.  Más tarde durante una operación de rescate, se encontraron escombros a unas 209 millas al noreste de Florida, los que reflejaron una destrucción repentina, cosa común en tormentas severas.  El problema a resolver era que cómo se cometió este descomunal error por una tripulación altamente acreditada.  Esto sigue siendo un tema de gran debate, especialmente entre las personas que creen en visitantes extraterrestres.

El Witchcraft

Witchcraft significa “brujería” en inglés.  El día 22 de Diciembre de 1967, un crucero de cabina llamado Witchcraft zarpó de Miami (USA) con su capitán Dan Burack y un amigo.  Éste era un viaje de placer en el que estos dos hombres en el lujoso yate de 23 pies disfrutarían de la maravillosa vista de las luces navideñas de Miami.  Sin embargo, después de alejarse menos de dos kilómetros de la costa, el guardacostas recibió una llamada del capitán del yate indicando que su barco había chocado algo desconocido, pero que no se veían daños sustanciales.  Debido a este accidente, el capitán Burack pidió ayuda para ser remolcado a puerto.  La guardia costera se demoró apenas 19 minutos para alcanzar la ubicación del Witchcraft, pero no lo pudieron encontrar.

El área exacta que indicaba la ubicación de la nave estaba completamente desierta, sin signo alguno de que la nave hubiese quedado varada, o incluso que hubiese estado presente anteriormente en el lugar indicado.  Lo más insólito de esta intriga es que este crucero en particular era prácticamente insumergible, sin mencionar los numerosos dispositivos de salvataje contenidos a bordo, incluídos chalecos salvavidas, botes salvavidas, bengalas, dispositivos de señal de socorro, sistemas de navegación electrónicos, etc.  No se hizo uso de ninguno de ellos, y el barco había desaparecido.

Los oficiales de la guardia costera exploraron y escudriñaron cientos de kilómetros cuadradas náuticos de océano durante los siguientes días, pero no tuvieron éxito alguno y ni siquiera encontraron una pista.  Nada de este yate ha sido encontrado hasta el día de hoy y lo único que dejó atrás, son especulaciones.

Estos son Otros Desaparecimientos en el Triángulo de la “Bermuda Humana”
Aunque usted no lo sepa o sospeche, hay otras zonas insondables y desconocidas en las que otras cosas sigilosamente desaparecen a una festinada* velocidad.  Este fenómeno se produce, no en los océanos; pero en las latitudes de las anencefalias* y dilatadas regiones de nuestras esencias naturales.

A estas esencias naturales les llamamos “Principios”, pero a pesar de su preambular  nombre, su significancia encierra una lógica diacrónica.  Estos volátiles “principios” son en sí mismos el comienzo de un final, de una deteriorización de ellos mismos producidos por nuestra acida y corrosiva condición mental humana.  He aquí algunos de los elementos constantemente victimizados por el triángulo de la “Bermuda Humana”.

Esta “Bermuda Humana” se refiere al Mar de los Sargazos Humanos donde se han extraviado consciente e inconscientemente los valores de nuestras culturas civilizadas a manos de políticos embusteros, frailes degenerados, abogados deshonestos, y junto a esta bazofia y nauseabunda ralea, otros seres vivientes en nuestras sociedades.  El peligro de esto es que nosotros mismos podríamos ser parte de esta repulsiva porción de la sociedad, pero para darnos cuenta de esto, tenemos que autoanalizarnos honestamente; eso es, si aún nos queda honestidad en las profundas e insondables cavidades de nuestras volubles conciencias.

Los párrafos siguientes son solo un honesto y simple recordatorio sin intención guiada o perpetrada en su contra, y para recordarnos las reglas que una vez establecimos para nuestros altamente caprichosos y livianos comportamientos humanos.  Recuerde que la mentada “humanidad”, es una naturaleza extremadamente volátil y no necesariamente acertada.

Los Principios

Un principio es una verdad o proposición fundamental que sirve de base para un sistema de creencias o comportamientos, o la base para una cadena de razonamiento.  El problema con esto es que la base de principios de ciertos elementos humanos, está podrida antes de ser construída.  ¿Se acordará alguien de esto?

La Moral

La moralidad (del Latín: moralis, lit) es la diferenciación de intenciones, decisiones y acciones entre las que se distinguen como apropiadas, y a las que se les consideran impropias.  La moralidad puede ser un conjunto de normas o principios derivados de un código de conducta basadas en una filosofía, religión o cultura en particular, o puede derivarse de una norma que una persona cabal cree que debería ser universal.
La filosofía moral incluye la metaética, que estudia temas abstractos como la ontología moral y la epistemología moral, y la ética normativa, que estudia sistemas más concretos de toma de decisiones morales, como la ética deontológica y el consecuencialismo.  Un buen ejemplo de filosofía ética es la Regla Dorada de ésta: "Debes tratar a los demás como te gustaría que otros se traten a tí".  ¿Se acordará alguien de esto?

La Honestidad

La honestidad es una faceta del carácter moral de una persona civilizada la que connota atributos positivos y virtuosos como integridad, veracidad, sencillez, y llaneza de conducta; con una total falta de mentiras, trampas, robo, etc.  La honestidad también implica confianza, lealtad, y sinceridad.

El Bardo de Avon, Sir William Shakespeare describe la honestidad como un atributo que la gente deja atrás.  Esto lo explicó cuando escribió: "ningún legado es tan rico como la honestidad" en la escena 5 del acto 3 de "Todo lo que está bien, termina bien".  Desgraciadamente en nuestras sociedades contemporáneas la honestidad puede ser una resbaladiza arma de doble filo.  ¿Se acordará alguien de esto?

La Ética

¡Coño!  ¡Esto está difícil!  La ética o filosofía moral es una rama de la filosofía que implica sistematizar, defender y recomendar conceptos de conducta correcta e incorrecta.  El campo de la ética, junto con la estética, concierne a cuestiones de valor, y por lo tanto comprende la rama de la filosofía llamada axiología.  ¿Qué cosas, no?

La ética busca resolver cuestiones de la moralidad humana definiendo conceptos como el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, la virtud y el vicio, la justicia y el crimen.  Como campo de la investigación intelectual, la filosofía moral también está relacionada con los campos de la psicología moral, la ética descriptiva y la teoría del valor.  ¿Se acordará alguien de esto?

La Justicia

¿Y qué mierda es esto?  Nunca ha habido consenso en qué significa el antojadizo y inicuo concepto de la “justicia”.  El poeta cubano José Julián Martí Pérez dijo una vez: “La única verdad es la realidad, el resto es mierda”.  Y yo estoy completamente de acuerdo con él.

Pero para los soñadores, la justicia en su contexto más amplio incluye tanto el logro de lo que es equitativo y ecuánime como la discusión filosófica de lo que es neutral y objetivo.  Esto es algo así como actuar conscientemente con el Valor de la Verdad, o con la Verdad del Valor.  ¿Qué cosas, no?

El concepto de justicia se basa en numerosos campos y en muchos puntos de vista y perspectivas diferentes, incluídos los conceptos de corrección moral basados ​​en la ética, la racionalidad, el derecho, la equidad, mezclados con los intangibles, incoherentes y absurdos predicamentos irracionales de la religión.  

El disoluto concepto de justicia difiere en cada cultura.  Las primeras teorías de la justicia fueron expuestas por los filósofos griegos antiguos tales como Platón en su obra “La República” y Aristóteles en su “Ética Nicomanea”.  A través de la historia se han establecido diversas teorías acerca de la justicia.  Los defensores de la teoría del mandato divino argumentan que la justicia proviene de Dios.  ¡Vaya uno a entender a esta gente!

En la década de 1600, resonantes teóricos como John Locke defendían la teoría de la ley natural.  Los pensadores en la tradición del contrato social argumentaron que la justicia se deriva del acuerdo mutuo de todos los interesados.  En la década de 1800, los pensadores utilitarios tales como John Stuart Mill, argumentaron que la justicia es la que deriva las consecuencias más aceptables, pero no definen justicia.

Las teorías de la justicia distributiva se refieren a lo que cualquier cosa que se distribuye, entre quienes esto se distribuyen, y cuál es la medida de una distribución adecuada.  Los igualitarios argumentaron que la justicia solo puede existir dentro de las coordenadas de la igualdad.  John Rawls utilizó un argumento del contrato social para demostrar que la justicia, y especialmente la justicia distributiva, es una forma de justicia.

Los teóricos de los derechos de propiedad, exponentes tales como Robert Nozick; también tienen una visión consecuencialista de la justicia distributiva y argumentan que la justicia basada en los derechos de propiedad maximiza la riqueza general de un sistema económico.  Las teorías de la justicia retributiva se ocupan de consecuencias tales como el castigo por el mal cometido.  La justicia restaurativa llamada a veces "justicia reparadora", es un enfoque de la justicia que se centra en las necesidades de “reparación” hacia las víctimas,  y el castigo para los delincuentes.

Y la discusión se perpetúa hasta nuestros días y se desintegra en infinitas ramas y discusiones bizantinas, pero al final, sin conseguir un consenso general aceptable.  ¿Qué cosas, no?

¿Y qué cree usted que es la justicia?  Bienvenido al Mar de los Sargazos del Triángulo de la “Bermuda Humana”.


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Et sub Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)
Aeropleustic -  De, como o perteneciente a la navegación aérea
Anecefalico -  Sin cerebro
Festinar -  Acelerar, para acelerar

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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias. 



El Loco

lunes, 1 de junio de 2015

Marruecos: Los Dominios de Willie

En el año 2013 de la Era Común, recibí una singular invitación para viajar a Marruecos y visitar con el Primer Ministro Abdelilah Benkirane, y con su Majestad el Rey Mohamed VI para discutir la posibilidad de instalar mi industria (Averter®) en el sur de este seco y arenoso país.  Marruecos es aproximadamente del mismo tamaño de Chile en kilómetros cuadrados, siendo Chile alrededor de unos 50,000 km2 más grande.  La invitación fué muy bienvenida porque nunca antes de esa fecha había visitado el Norte de África ni había visto un dromedario en persona en su tierra natal. 

Anteriormente había visto dromedarios en varios zoológicos urbanos de diferentes países, pero todos ellos lucían medios comatosos, flacos, y con cara de aburridos encerrados en sus inapropiadas ergástulas jaulas.  My experiencia con dromedarios en Marruecos cambió completamente la errada percepción y perspectiva que yo tenía acerca de estas magníficas naves vivientes del desierto, pero antes de hablarles de estas soberbias bestias, les referiré como llegué a convertirme –a la fuerza- en un diestro jinete de dromedario en esa lejana tierra.

La invitación llegó unos cuatro meses antes del viaje y traía adheridas algunas condiciones de condición no incondicional, pero acondicionadas: se me sugirió crecer una barba como un acto de solidaridad con la cultura Berber.

Yo no soy muy peludo que digamos y los desconcertados y zafios pelos que se cuelgan irresponsablemente de mi cara, son casi todos blancos.  Menos mal que me avisaron con tiempo porque para crecer una barba más o menos estimable y decorosa, me toma varios meses.  No le dí mucha importancia al asunto este de la faciem barbitium, pero cuando la barba comenzó a poblarme la cara, me entró la preocupación de que fueran a confundirme con un terrorista.  En los Estados Unidos un gil con cara de loco, con una narizota desbocada y con barba como yo; a los más saltones les parece ver a un terrorista.  Pero haciendo de tripas, corazón; crecí mi barba tratando de mantenerla lo más distinguida posible.     

La llegada

El largo vuelo desde Estados Unidos hizo escala en París para después de una larga espera, llevarnos en las tripas del pterodáctilo metálico de Air France hasta la ciudad de Rabat, en Marruecos.  Cuando llegamos a Rabat, Mr. Fauzi Chaabi nos estaba esperando y apenas tocamos suelo y nos desmontamos de la aeronave los guardias uniformados de Palacio nos condujeron al salón VIP, por consiguiente; nos saltamos la aduana.  En el salón VIP nos agasajaron con frutas, olivas, unas anchoas orgásmicas, y un té de menta riquísimo mientras esperábamos que un oficial de aduanas timbrara nuestros pasaportes con el sello oficial de Marruecos.  Después de una breve recepción de bienvenida, nos condujeron a nuestras acomodaciones en el centro de Rabat en limosinas escoltadas por policías multicolores en rugientes motocicletas.

Las acomodaciones eran ostentosas, pomposas, fastuosas, y principescas como en todos los palacios y en los hoteles en que me alojaron durante mi estadía.  La vista de la "Old Medina" (ciudad vieja) de Rabat con sus rojas murallas de defensa, callejones, fortines y almenas se veía solemne y portentosamente impresionante; un silente y convincente testimonio de las operaciones de la Legión Extranjera francesa durante el cruel período de la colonización del territorio que lo convirtió en el Protectorado de Marruecos, por allá en 1912 mientras que Chile competía en los Juegos Olímpicos de Verano en Estocolmo, Suecia.  

Esa cálida noche me llevaron a una casa de baño tradicional árabe, o Hammam (sauna).  Me dijeron que después de un baño en esta casa, dormiría como un lirón cansado y que amanecería lleno de energía.  Este lugar es una variante del baño de vapor Romano, y una exótica y estrambótica experiencia que no me esperaba.  No daré detalles de esto porque no me gusta hablar cuando ando en calzoncillos.  A la mañana siguiente me desperté repleto de energía; tanto así, que tuve que deshacerme rápidamente de una gran parte de ella en el inodoro.

El Palacio de Dâr-al-Makhzen (Rabat)

Cabe mencionar aquí que desde el reinado del Sultán Abu'l-Abbas Muhammad ibn Abdallah ibn(1) Tahir (de la cuna de la dinastía Tahirid), los Sultanes y Reyes Alauitas han mantenido permanentemente un palacio en la ciudad de Rabat.  Los Alauitas son una rama del islam chiita, seguidores de los doce Imanes (predicadores de la Fé) de Ahlul Bait, los descendientes del Profeta Mahoma.

(1) En nombres árabes, tanto "Ibn" como "bin" y se pueden traducir como "hijo de".  Por lo tanto en árabe, político se dice "bin puta".

Los turistas sólo pueden visitar las afueras de este Palacio y se pueden acercar a no más de 75 metros a éste, por ende; tuve el privilegio exclusivo de visitar el Palacio y sus magníficas recámaras y estancias por dentro, un placentero convite reservado solamente para unos pocos afortunados y limitados suertudos. 

Los amplios y hermosos terrenos del Palacio cubren una vasta área con numerosos e imponentes edificios y con jardines muy bien manicurados.  La Residencia Imperial está custodiada por un miembro de cada rama de las fuerzas armadas y la policía, cada uno con un impecable y colorido uniforme diferente.

Por un compromiso legatario, protocolar y por mi obligación fiduciaria, no puedo describir o exponer las esplendorosas dependencias de Palacio, así que a usted tendrá que bastarle mi palabra de que son espléndidas, regias, y admirables.

Las reuniones

Esta parte es muy aburrida, por lo tanto me la voy a saltar; pero por lo menos tengo que decir algo sobre el Palacio Real de Rabat donde tuve estos varios cenáculos oficiales en reuniones con el Primer Ministro, con El Jefe de Gobierno, Ministros, Oficiales de Gobierno, asesores surtidos, etc.; entre seductoras tacitas de té y excitantes conversaciones.   En estas reuniones de alta cumbre es donde literalmente se procura el "Oro y el Moro".

Una vez concluídas estas administrativas conferencias de rigor, nos retiramos nuevamente a nuestros aposentos para apropiadamente liar nuestros bártulos de viaje en preparación para la gran jornada(2) de exploración y reconocimiento que teníamos por delante, una tarea que era una parte integral del viaje.

(2) Vea el párrafo que dice "Itiner" en la columna derecha de mi sitio web para entender mi idea de "jornada".

El recorrido

Durante este viaje relámpago de dos semanas, recorrí el alrededor del 80% del país auspiciado por el Billonario Fauzi Chaabi, futuro socio en mis operaciones en Marruecos.  ¡El viaje fué brutal!  Después de las reuniones oficiales en Rabat y Casablanca, obramos un recorrido de más de 30 ciudades en menos de dos semanas.  El viaje fué efectuado por tierra en un cómodo y espacioso vehículo "Audi", el que nos llevó por esos lares en forma rápida y segura a mis tres compañeros y a mí.  Los pasajeros eran Mr. Fauzi Chaabi, un intérprete árabe, un chofer, y un Loco: yo.   Tuve que llevar un intérprete árabe-inglés porque lo único que yo sé decir en árabe es: "bajalajaulajaime", "mojamelajetajuana", "jalalajaibajetón", "quejaquecaquemejode", y "mijacójamelajuja"; lo que no es suficiente para hacerme entender bien allá.

La primera "patita" de la  jornada fué desde Rabat a Casablanca.  La limosina corría veloz por la autopista A3 (Oued Cherrat), y después de unos cortos 62 kilómetros ya estábamos en el hermoso balneario, puerto principal y centro industrial de la Prefectura de Casablanca.  Paramos para comer, dar un corto recorrido y seguir viaje hacia la ciudad Berber de Essaouira (también conocida con el nombre Portugués de Mogador) usando la ruta A5 en la región de Marrakech-Tensift-Al Haouz, en la costa atlántica.  Antes de partir y a vuelo de pájaro apurado, en Casablanca visité la Mezquita de Hassan II, la Catedral de Casablanca, y el Parque de la Liga Árabe.

Antes de llegar a Essaouira, hicimos paradas para gasolina, comida y ππ en la ciudad fortificada de El Jadida (Mazagan) -ciudad incluída en la Lista del Patrimonio Mundial- donde visité la Cisterna Portuguesa.  Después paramos en Safi, y visitamos sus antiguas y románticas construcciones fortificadas portuguesas, y también visité las grandes instalaciones pesqueras de la industria de sardinas.  Curiosamente, descubrí que los habitantes de Safi son muy aficionados al Fútbol y al Rugby.  ¿Qué cosas, no?

Después de reiniciada la marcha, arribamos finalmente a la ciudad de Sidi Megdoul, conocida hoy como Essaouira.  Essaouira ha sido considerada como uno de los mejores fondeaderos de la costa marroquí.  El navegante cartaginés Hanno la visitó en el siglo V aEC, y se estableció el puesto de operaciones comerciales de Arambys según nos lo relata el documento manuscrito "Periplus", el que enlista los puertos e hitos costeros.  Essaouira es un ejemplo excepcional y bien conservado de una ciudad portuaria fortificada del siglo XVIII, con una fuerte influencia europea traducida a un contexto norteafricano.

Allí estuvimos un día completo, y visité el pintoresco puerto de Skala du Port, sus anchas playas, la Isla de Mogador con sus interesantes estructuras, y la Galería de Arte Damgaard con su colección de arte y artesanía local.

A la siguiente mañana dejamos Essaouira siguiendo al Sur en pos de Agadir y luego Tiznit, Guelmin, Tan-Tan, Tarfaya y finalmente El Aaiún (Lâayoune) en Western Sahara, ciudad que era nuestro destino final.  En todas las ciudades y pueblos en los que hicimos escala antes de llegar a Lâayoune encontramos excelentes atracciones e insólitos lugares.  Me tomaría muchas páginas el relatar los lugares que visité por eso iré directo al meollo de la visita a este lugar.

Lâayoune en Western Sahara al igual que Tarfaya y Tan-Tan en Marruecos, son lugares en el Atlántico que están enfrente de las Islas Canarias de España.  La intención era investigar si era posible instalar plantaciones de Agavaceæ Fourcroydes Lem en esos lugares para exportar su preciado producto a las Islas Canarias; procesar estos materiales semi-crudos allí y así obtener un producto "Hecho en España".  Con una compañía en Mallorca (Islas Baleares) y una planta de producción en Islas Canarias, me puedo granjear membrecía en el Mercado Común Europeo; y por ende, poder vender my producto en toda Europa. 

El Regreso al Norte

Después de hacer las apropiadas mediciones y cálculos bióticos, infraestructurales y viales, regresamos hacia el norte pero por el lado oriente.  Desde Lâayoune nos encaminamos hacia Al Farciya, para proseguir de vuelta a Marruecos via Zag, y luego continuar al norte via Assa, Tata, Quarzazate, Marrakech, Azilal, y finalmente Er Rachidia (Errachidia), al pie de las montañas Atlas, las que su altura me dejó impresionado a pesar de que conozco bien la Cordillera de Chile, erróneamente conocida con el pseudotautonísmico apodo de "Cordillera de los Andes".  En Errachidia nos detuvimos por un par de días y nos alojamos en el Palacio Nasser, ubicado en Merzouga y al que llaman: "La Puerta del Desierto".  Hicimos múltiples paradas en nuestra travesía, pero ya ni me acuerdo de los nombres de aquellos tantos místicos y remotos lugares.

Llegamos al Palacio Nasser a eso de las tres y media de la madrugada y más cansados que el último albañil de la muralla China.  La noche estaba clara e iluminada por una luna grande y brillante, y a pesar de la ausencia de sol, hacía un calor exasperante pero había una suave brisa la que apenas se percibía y que traía un poco de fresco alivio.  Mis compañeros de viaje se fueron a dormir inmediatamente.  Mi espíritu aventurero se había alborotado durante los últimos kilómetros de viaje, y a pesar de mi cansancio, no estaba soñoliento.  Me fuí a recorrer las murallas del Palacio y a explorar sus alrededores.  Todo el mundo estaba durmiendo.  Desde una de las atalayas pude observar al personal del hotel durmiendo al aire libre, sin un techo y recostados sobre camas hechas de maderos.

Cuando bajaba por una de las oscuras escalas de las murallas, percibí un ruido sordo como un siseo el que rebotaba en las murallas de la escala.  Encendí mi linterna y dirigí su haz de luz hacia piso.  ¡Y ahí estaban!: ¡cientos de "Stenocara Dentata" o escarabajos negros del desierto corriendo en todas direcciones!  Mi corazón sobresaltado dió un tumbo de susto y apreté cachete(3) hacia el tope de la muralla otra vez.  

(3) "Apretar cachete" es una expresión idiosincrática elocutiva e idiosincrásica del caló chileno que significa: "correr a toda prisa".  Cuando uno corre aprisa o asustado, naturalmente aprieta las nalgas para evitar escapes o pérdidas de presión; y de ahí es que se deriva esta elocuente y descriptiva expresioncita.   ¿Qué cosas, no?

Cuando recuperé mi aliento y mi susto se había reducido a niveles más manejables, me asomé otra vez a mirar, pero con la linterna encendida esta vez.  Ahí estaba todavía ese enjambre de escarabajos, pero al iluminarlos; fueron ellos los que apretaron cachete.  En pocos segundos la escala se veía limpia de bicharracos así que presta y rápidamente de tres zancadas salvé la escala hasta llegar al primer piso (con los cachetes apretados, por supuesto).  Una vez en tierra firme, me sentí más valiente, y a tranco largo decidí irme a dormir.  Mientras me acostaba, no podía sacarme de la mente la escena de la película "La Momia" en donde un enjambre de escarabajos negros devoraba a uno de los incautos protagonistas...

Al siguiente día, el Palacio Nasser cobró vida y una actividad febril.  No había muchos turistas porque para aventurarse en estos lados del mundo hay que tener cojones de cuero curtido.  Salí de mi arabesca habitación y muy disimuladamente miré alrededor a ver si veía a los jodíos escarabajos negros; pero por fortuna, éstos habían desaparecido alíferos como las promesas políticas, y sus negros y sucios aspectos oscuros como moral de fraile ya no me incomodaban.

Fuera de las puertas del fuerte, los porteadores estaban esperándonos con el equipo, los bultos y los dromedarios.  La caravana estaba lista, solo faltaban los jinetes.  El aire estaba muy caliente a pesar de la temprana hora de la mañana, y la brisa del desierto apenas se hacía notar.  Miré el termómetro que colgaba en una de las murallas de adobe.  El termómetro marcaba 45 °C.  No sé si el aparatito éste estaba allí para informar a los turistas, o para espantarlos.  Según mi intérprete, un porteador nos dijo que nos apurásemos en iniciar la jornada antes de que se pusiese caluroso...  Yo había experimentado calores similares a éste en Yucatán en el sur de Méjico, pero sin el dromedario.  ¿Qué cosas, no?

Willie

Aquí fué donde conocí a Willie.  Willie era (es) un enorme dromedario(4) que según los lugareños, estaba loco.  ¡Qué coincidencia!  Decían que cuando a Willie le "salía el Indio"(5), hacía lo que le daba la gana.  ¡Qué coincidencia!  También me dijeron que Willie se iba hacia donde se le "parara el hoyo"(6) si no le gustaba la excursión.  ¡Qué coincidencia!  Asimismo me señalaron que Willie era más porfiado que Mapuche "curao" con Aguardiente.  ¡Qué coincidencia!  Entonces supe que Willie y yo nos llevaríamos muy bien.  Siempre es alentador el encontrar congéneres congeniales y compatibles en tierras extrañas.    

(4) "¡Le salió el indio!".  Este es un peculiar concepto de expresión común y ordinaria del Coa lingüístico popular chileno. Literalmente significa: Se enojó ardientemente, se espantó, o se encabronó; esto, según el registro académico gramatical del barrio en que viva usted.

(5) El dromedario es también llamado Camello Árabe (Camelus Dromedarius), es un animal grande que limita al norte con la jeta, al sur con la cola, arriba con una joroba, y abajo con dos dedos ungulados en cada pata (las que normalmente son cuatro); y las hembras tienen un guante inflado en la guata.  El primero en describir oficialmente a esta bestia seca fué el griego Aristóteles, pero su nombre binomial se lo asignó Carl Linnaeus en 1758.

(6) Otro modismo del homo chilensis, que significa dirigirse hacia donde uno quiera o se le ocurra, sin pedirle permiso ni avisarle a nadie. 

Lo moteé "Willie" porque cuando lo ví, me recordó un conocido de New York -un Turco de nombre William- porque su cara se parecía más a la de un camello que a la de un ser humano.  William tenía una protuberantísima quijada maxilar inferior y una narizota epopeyística.  Algunas malas lenguas dicen que de lo feo que es, pone celoso al Chupacabras...  Además caminaba inclinado hacia adelante haciendo que su espalda pareciera tener una gibosidad a modo de joroba.  ¿Quizá se había puesto el suéter encima de la mochila?  La cosa es que los marroquíes pensaban que yo estaba loco porque les ponía nombres a los animales.  Ellos no lo hacen nunca, piensan que es ridículo.  Humm... deberían darle una mirada a sus sandalias...

El solo propósito de la excursión era el explorar una serie de pozos de agua al borde del desierto.  Estos pozos estaban erguidos con una muralla circular de piedras y sujetas entre sí con barro.  Estos pozos se parecían mucho al pozo de Hércules.  Los pozos conformaban una línea semi curva a lo largo del comienzo de las arenas blandas.  Las arenas blandas son las que todos conocemos; de color amarillento y que el viento del desierto las modifica y reconfigura cada noche.  El fuerte estaba erguido en las arenas duras, una arena más oscura y apisonada en la que vehículos con ruedas pueden circular.  De cualquier forma, las dos arenas son desierto, y había que "camellar" bastante para llegar a este tándem acuático.  Estos pozos serían de un uso cardinal para mi industria.

Finalmente y después de rascarle la cabeza a Willie unos minutos para romper el hielo y establecer una buena relación con él, nos montamos en nuestros bastimentos del desierto para iniciar la marcha.  Es de suma importancia mencionar aquí que hay que saber montar un dromedario.  Si bien es fácil subirse a su montura porque el ungulate está acostado en el suelo, cuando el camélido se levanta sobre sus patas, hay que ser un perito en rodeos.  Como yo soy muy observador, me fijé detenidamente en cómo los Berber se montaban en sus bestias, quienes hacían parecer esta maniobra más fácil que la tabla del uno, pero que en realidad, no lo es.

Para levantarse, primero el drome posa sobre el suelo las plantas de las patas de atrás con un sacudón bastante violento, y como las patas son largas; el lomo queda por lo menos en unos 50° grados de pendiente con respecto al suelo.  Aquí es cuando la mayoría de los jinetes aficionados se caen de hocico al suelo dando un salto mortal en el aire en una cabriola sumamente dolorosa antes de azotarse la humanidad en la dura arena.  Acto seguido, don came estira sus patas delanteras y si uno todavía está sentado en el lomo, lo envía brusca y despachadamente ahora hacia atrás; y si uno no está bien sujeto a la montura, la maniobra de caerse de hocico con salto mortal y su subsecuente cabriola puede repetirse, pero esta vez en reversa, y con suerte, uno no se revienta la nuca en el suelo.  ¡Ahora entiendo el múltiple uso de los turbantes!  

Una vez parado en sus cuatro patas, el Camelus Dromedarius se sacude el hoyo del poto con su cola para quitarse la arena que tenga pegada en la labiis rectum en un movimiento disimuladamente elegante y sin toser.  El truco para no caerse está en mantener el equilibrio con el torso pivotando ampliamente con las caderas manteniendo los muslos paralelos al suelo.  Mi intérprete se sacó la cresta(7) tres veces antes de que los Berber agotaran su paciencia y lo  amarraran al camello.  No pude disimular mi risa cada vez que el intérprete volaba por el aire haciendo unas acrobacias muy grotescas, y unos inciertos ruiditos de hombre compungido.  El dromedario ya estaba cansado de pararse y sentarse con la jodienda de la montada.     

(7) Otro modismo onomatopéyico del coloquialismo chilensis.  En las peleas de gallo los picotones son tan violentos, que entre sí los gallos se destruyen y se sacan la carúncula (alias: la cresta) a picotazos el uno al otro.  El gallo que pierde su carúncula normalmente pierde la pelea con un dolor de cabeza terrible.  Entonces "sacar la cresta" es dar o recibir una golpiza fenomenal. 

Una vez que estuvimos todos montados, iniciamos la marcha.  Hay que mantener un ojo vivo durante la marcha porque a veces estos camélidos se tropiezan con piedras, y si uno se cae del lomo, lo más seguro es que se saque la cresta porque uno está sentado a mas de 2 metros de altura sobre el duro suelo.

Poco después de iniciar la caminata, con un poco de inquietud y con un suave sabor a terror debajo de la lengua me percaté de que Willie no tenía ni frenos, ni señalizadores, ni volante, ni cinturón de seguridad, ni bocina, ni luces altas o bajas...  tenía una palanca de cambios, pero mal ubicada...  El único inventito para conducir y darle dirección a esta bestia era una singular rienda colgada a un lado de la jeta del dromedario, la que con graciosos movimientos uno la mueve de lado a lado de la cabeza para indicarle al drome por dónde ir.  Me pregunto si este aparatito serviría para manejar a los políticos bin puta...

Voy a hacer un alto para explicar una diferencia importante porque hay varias desigualas fundamentales entre los camelus Bactrianos y los camelus Dromedarios a pesar de que ambos son Camelidae. A pesar de que los camellos y dromedarios han acompañado al hombre desde tiempos inmemoriales, todavía hay confusión para muchas personas cuando se trata de diferenciar estos peculiares animales.  Para aclarar las cosas, aquí les ofrezco las diferencias más importantes y visuales entre ambos camélidos.

Origen: Los dromedarios son camélidos inherentes a la Península Arábiga en la que evolucionaron soportando temperaturas que superan muchas veces los 50 °C.  Los llamados camellos son oriundos del Asia Central adaptándose a vivir en entornos de largos y fríos inviernos, por lo que desarrollaron una morfología elaborada para resistirlo.

La Joroba: ¡No me jorobe! ¡Ésta es la diferencia más clara!  Los dromedarios tienen una sola joroba en el lomo, mientras que los camellos poseen dos.  La joroba es una estructura de tejido graso que acopia gran cantidad de grasa, la cual es muy valiosa para obtener energía en los infecundos desiertos.  Pero la joroba también protege contra el frío, por lo que las dos jorobas del camello lo protegen del penetrante frío, cosa que el dromedario no necesita.

Tamaño: Los dromedarios que son más gallardos, agraciados y elegantes que los camellos y tienen las patas más largas que éstos, por lo que se mantienen más elevados de la superficie del suelo y de esta forma evitan la refracción del calor que emana del terreno.   Esta adaptación les permite movilizarse más rápido.  Los camellos son más fornidos y más adecuados para mantener el equilibrio en terrenos montañosos y en suelos helados o cubiertos de nieve.  Los dromedarios son más grandes, pero los camellos son más pesados.  ¿Qué cosas, no?

Agresividad: Ambos animales son domésticos, pero el dromedario es mucho más violento, temperamental, y agresivo que el camello; especialmente cuando lo molestan.  Los camellos son mucho más dóciles, pero por sus peculiares características físicas son menos apropiados para transportar pasajeros, por lo que se usan principalmente como animales de carga.  

 Pelaje: El pelaje es otra diferencia distintiva entre las fisonomías de estas simpáticas bestias.  Aunque el color de sus pelajes es prácticamente idéntico, los camellos tienen un pelaje más largo el que se pone especialmente espeso durante el invierno, pero lo pierde en el verano.  Los dromedarios no se mudan de pelaje y mantienen un pelo corto y uniforme durante todo el año.

Bueno, Willie es un Dromedario grandote hecho y derecho; y desafortunadamente tiene malas pulgas y se le sale el indio bastante seguido.  Aparte de esto, aprendí que Willie no tenía mucha paciencia que digamos.

Después de unas dos horas de marcha bajo el ardiente e imperdonable sol del Sahara, llegamos a un pequeño oasis que me recordó los cuentos que mi padre solía leerme cuando yo todavía era un proyecto de hombre antes de irme a la kawitu (cama en Araucano Mapuche).  La versión infantil de ese libro se llamaba "Las Mil Noches y Una Noche" con el Califa Abbasid de Bagdad Harún-Al-Rashid, el Sultán Shahriar, y la Princesa Scheherezade, hija del Gran Visir de Shahriar.

Nos apeamos en el oasis a sacudirnos el polvo y la arena de nuestros ropajes, a beber algo de agua y dejar que los dromedarios repusieran los 150 litros de agua que llevan en el vientre.  Me pregunto ¿por qué no usan a los dromedarios de carro-bomba si tienen tamaño estanque de agua y manguera?  ¿Qué cosas, no?

Acto seguido me dirigí a recorrer y a inspeccionar los pozos en hilera.  Eran muchos y se estiraban hasta que la vista perdía su potencia y alcance.  Caminaba de pozo en pozo y me asomaba a mirar en cada uno, y veía la oscura cara de del agua sentada quietamente en el fondo de cada pozo.  No sé de dónde provenía el agua, pero me aseguraron que los pozos estaban llenos todo el año.   Es difícil pensar en vertientes subterráneas en el desierto, pero indudablemente las debe haber.  Llevaba unos 45 minutos recorriendo los pozos cuando los Tuareg me comenzaron a apurar para que terminase mi indagación exploratoria.  No les hice mucho caso porque pensé que yo era el jefe, así que continué my detectivesca pesquisa.

Estaba tan absorto admirando estos pozos que son una maravilla de la naturaleza, que no me percaté de que Willie venía hacia mí a toda velocidad.  Escuché unas voces en árabe gritando: "¡teyamaya, teyamaya!" (¡cuidado, cuidado!), pero cuando advertí lo que ocurría, fué demasiado tarde.  A toda carrera, Willie me propinó un empujonazo bárbaro con su cabezota que me levantó en el aire por lo menos unos cuarenta centímetros antes de que cayera al suelo a unos dos o tres metros de distancia desde donde había estado parado un segundo antes.  Cuando me levanté del piso sorprendido y un poco espantado, Willie me estaba mirando con cara de pregunta sin respuesta, mientras que los Tuareg se reían ufanos, y el intérprete tomaba su turno para vengarse de mí riéndose a carcajadas. 

Miré fijamente a Willie con una cara seria tratando de hacerme el valiente mientras me sacudía casualmente las ropas y me trataba de arreglar el turbante que me quedó sumamente chueco con la maniobra voladora, cortesía de Willie.  Yo no sabía realmente qué hacer en ese momento, pero Willie sí sabía: mirándome seriamente con sus tremendos ojazos negros equipados con viseras hechas de unas pestañas formidablemente gruesas; se echó en el suelo en frente mío sin mucho protocolo o elegancia.  Sin más trámite y sin titubear me monté en su poderoso lomo.  Willie se levantó sin morigeración y se encaminó de vuelta hacia al reducto Tuareg que nos esperaba con sus negras tiendas que susurraban junto con el viento del desierto.  Después supe que a Willie no le gusta esperar.  Durante la marcha de vuelta, acaricié a Willie en el cogote.  Willie emitía ruidos de complacencia y agrado.

El viaje de vuelta fué sin incidentes.  Caía la noche cuando arribamos a las tiendas, y los jodíos escarabajos ya estaban saliendo de sus escondrijos y covachas a marchar por las cambiantes arenas.  Se asemejaban a un séquito de frailes mentirosos y degenerados.  Los prácticos y amigables Tuareg se encargaron de atender a las bestias, y nosotros nos fuimos a dormir, pero no sin antes tomarnos unas cuantas tacitas de té caliente.

La tienda estaba sorprendentemente fresca comparada con el calor que hacía fuera de ella.  Una suave y desértica brisa se colaba por entre los minúsculos agujeros del tejido de las paredes y el techo los que estaban construídos con frazadas hechas de apretada lana.  Me recordaron las carpas que instalábamos en el patio de tierra en la casa de mi abuelito Víctor, las que hacíamos con unas frazadas de lana de mi abuela y que siempre las dejábamos llenas de tierra, y que mi pobre abuelita tenía que lavar, pero siempre lo hacía con una sonrisa y sin reclamar ni enojarse.

Las acomodaciones no eran el Hyatt Regency, pero eran más humanas, más acogedoras, más personales y más amigables que cualquiera de los incontables hoteles en que eché mi esqueleto a descansar.  Antes de irme a dormir, salí de la tienda unos momentos para observar el silencioso y poderoso desierto.  Los escarabajos ya no se veían, empero; un hermoso cielo abigarrado de brillantes y titilantes estrellas bostezaba sobre nuestras cabezas.  Los dromedarios allá en su residencia estaban echados en las arenas y durmiendo muy seriamente.  Las arenas y sus suaves lomos se recortaban contra el cielo en un semiclaro de rojizos matices mientras que el viento las peinaba suavemente. 

No había rugidos de motores ni internet, ni discos "PARE" ni semáforos,  ni esquinas ni peajes, ni borrachos meando en las murallas, ni sirenas de ambulancias, ni bocinas de camiones; ni tampoco abogados deshonestos, políticos sucios o curas degenerados.  Solo la arena, y la noche con sus refulgentes y lúcidas estrellas subrayadas por la suave y despoblada brisa desértica.  Después de esto, bostecé dos veces seguidas y me fuí al "salier najcal" (camastro) a descansar.  Debía descansar puesto que al día siguiente habría una larga excursión para estudiar los caminos y posibles vías de de acceso a los potenciales lugares de plantío cerca del agua.

Esa mañana se levantó floja como cada día lo hace en esos lejanos parajes del ardiente desierto: despacito, calurosa y silenciosa.  Nosotros nos levantamos temprano para evitar el calor y poder desayunar antes de emprender la marcha.  La comida del restaurante del Fuerte siempre fué de chuparse los dedos.  No importa si es desayuno, almuerzo, un bocadillo o cena, la mesa siempre se poblaba de manjares exóticos y exquisitos con una abundancia sultánica.  Elijo esta denominación (Sultán) porque de acuerdo a la tradición islámica, Mahoma habría dicho: “después de mí, los califas; después de los califas, los emires; después de los emires, los reyes; y después de los reyes, los tiranos”, entonces así no ofendo a nadie.  Esto es importante porque en religión, hay que andarse con mucho cuidado; por eso es que yo les pido fervientemente a los dioses que me protejan de sus seguidores...

Tomó alrededor de dos horas llegar al camino pavimentado que cruzaba el desierto para comenzar a establecer en nuestras mentes los posibles pasajes de acceso y egreso de las plantaciones planeadas.  Durante la larga caminata, creo que me adormecí unas cuantas veces.  El bamboleo sobre el lomo de Willie combinado con el inicuo calor hizo su efecto narcotizante en mí, y cabeceé unas cuantas veces para despertarme cada vez o con la risa de los Tuareg, o con algún impulsivo corcoveo del incansable Willie.  El sudor había empapado mi turbante.  Entre pestañazo y pestañazo lo único que podía vislumbrar eran solo las infinitas arenas del Sahara.

Finalmente nos apeamos de las bestias y nos organizamos para topografiar el terreno.  Buscábamos suelos duros y estables donde pesados camiones pudiesen transitar, y lugares en donde estas huellas para los camiones pudiesen empalmar con el camino de concreto.  Las arenas duras tenían un cementerio de piedras negras las que nos servirían para delinear las rutas para los camiones.  Debíamos también identificar un lugar para que los camiones hicieran un hito en la jornada para revisar llantas y tener un lugar para reparaciones en caso de que se necesitase.  Pasamos el resto del día haciendo esto hasta que el sol se comenzó a esconder detrás de las doradas y tranquilas dunas.

Cuando volví al asentamiento desde el que habíamos iniciado estas pesquisas territoriales, me encontré que los Tuareg habían levantado sus tiendas y se las habían arreglado para encender un fuego para cocinar, y para preparar el infaltable y necesario té.  Los Tuareg estaban alegres y conversando animadamente alrededor del fuego.  Según lo que pude entender, al otro día y antes de regresar a nuestro punto de partida cerca del Palacio Nasser, participarían en una especie de competencia donde correrían en sus dromedarios por un premio que no me quedó claro lo que era, pero como eso no me incumbía, no le presté mucha atención.  Quizá debería haberlo hecho...

La nueva mañana se hizo presente acarreando un gran atado de refulgentes rayos de sol.  Las arenas se tornaron doradas otra vez, y el guirigay en el campamento no se hizo esperar.  La brisa estaba un poco más fresca esa mañana y quizá sería porque los vientos que venían de las montañas Atlas eran más fornidos que la mañana anterior, pero esto no duró mucho.  Los Tuareg no se demoraron mucho en desmantelar el campamento y cargar los dromedarios, y nos urgían a que nos apurásemos a partir.  Lo hicimos prontamente.

Después de unos treinta minutos de marcha, vislumbramos la actividad de un gentío y un dromedarío(8).  Mientras nos acercábamos pude reparar en que había varios grupos de árabes con sus dromedarios.  Esto lo sé porque sus vestimentas variaban un poco entre grupo y grupo, pero la diferencia más notoria era en el color de sus turbantes.

(8) Sé que a un grupo de gente se le llama "gentío", pero como no sé cuál es la palabra para definir un grupo de dromedarios, me refiero a este grupo ungulate como: "dromedarío; con acento en la i.  Para el récord, en Chile a un grupo de gente se le denomina: "una pila 'e güeones".

Los Tuareg de nuestro grupo estaban más contentos que suegra aprendiendo brujería.  Apenas integramos la multitud, nuestros Tuaregs entraron en animadas negociaciones con los otros grupos.  Mi intérprete me dijo que estaban organizando la participación de nuestro grupo en una carrera de dromedarios.  También me explicó que esto se hacía todos los años y que era una tradición que no podíamos perdernos.  Lo que me preocupaba un poco de esta plétora era que cuando hablaban entre ellos, continuamente se giraban en nuestra dirección apuntando hacia nosotros, y se reían mucho.

Jinete a la fuerza

Según me informó mi intérprete después de haber conferenciado entre abundantes carcajadas con los Tuareg, de que yo había sido incluído –democráticamente y sin consultarme- en una de las carreras.  Lo quedé mirando incrédulo pensando que era una broma.  No lo era.  Me explicó que los demás árabes pensaban que si un extranjero iba a participar en sus celebraciones, pues tenía que participar; entonces cerraron la discusión inscribiéndome en una carrera.  Me dijeron que no me preocupara mucho porque en la carrera en que participaría solo corrían jinetes nuevos, la mayoría muchachitos entre las edades de 7 a 12 años.  Éste es un deporte exclusivo solo para hombres.

No estaba muy seguro si esto era una buena idea, pero aprendí en mis viajes que si quieres ser aceptado, debes aplicar el sabio principio de: "donde fueres, haz lo que vieres".  Además, yo soy un avezado jinete de equino y esta práctica habilidad ecuestre la adquirí a temprana edad mayormente con el Pehuén.   Debo aclarar que esta carrera de dromedarios era proletaria.  Los jinetes no se vestían al modo de los jinetes de Polo, ni tenían cascos pijes, ni tampoco camisetas con logos pirulos.  Y los dromedarios no eran "pura sangre", sino que simples integrantes de la amplia y jornalera Artiodactyla.

En el lugar del desierto donde yo estaba, las carreras de dromedario -al igual que las carreras de caballo y de camello- son acontecimientos regionales donde se hacen apuestas, y son una creciente atracción para turistas.  Los dromedarios pueden correr a velocidades de hasta 75 kilómetros por hora en distancias cortas, y admirablemente pueden mantener una velocidad constante de unos 50 kilómetros por hora por períodos de hasta una hora.  ¿Qué cosas, no?

Las carreras eran cortas y polvorientas.  Los dromedarios corrían en línea recta unos 300 metros para violentamente recular y regresar por donde vinieron a toda carrera.  El final de la recta lo marcaba una pequeña pirámide hecha de piedras.  Se suponía que mi carrera se realizaría casi al final de la competencia, y que correría en el lomo de mi viejo amigo Willie.  Me informaron que Willie era un buen corredor, y que no me tenía que preocupar porque Willie tenía experiencia en esto, y él no necesitaba de un jinete para la carrera.  Eso estaba bien, pero lo que me asustaba era que había visto la partida de varias carreras, y varios de los jinetes experimentados se cayeron de sus monturas y se sacaron la cresta.  Varias veces.  Durante la jornada previa había practicado el sujetarme bien de la montura de Willie, así que me sentía con un poco de confianza, pero a medida de que se acercaba la hora de competir, los nervios se me alborotaban y un julepe me bajaba desde la nuca al coxis dándole manotazos a mis tripas.

Finalmente llegó la hora de la verdad.  Ya montado en el lomo de Willie, un porteador me acercó a la línea de partida.  Mientras me acercaba a la partida, un enjambre de pendejos árabes chicos revolvía a nuestro alrededor apuntándome con sus dedos y riéndose a carcajadas.  Los adultos hacían lo mismo, pero más disimuladamente.  El maricón del intérprete se cagaba de la risa.  El portero me alineó en la partida y esperamos la salida.  La sensación que tenía en las tripas era la misma que la que se siente cuando el trencito de la Montaña Rusa está llegando al altozano de la montaña antes de lanzarse al vacío a gran velocidad. 

A pesar de que estaba poniendo atención a lo que pasaba a mi alrededor, perdí el grito de partida y de lo único que me acuerdo es que el porteador le propinó a Willie un tremendo palmetazo en las nalgas mientras que su seca garganta producía un alarido escalofriante y gargantuesco; y antes de que pudiese pestañear, Willie iba lanzado a toda carrera en pos de la pirámide de piedritas allá en lontananza.  Las cosas parecían ir bien.  Con un diestro y elástico manejo de mis caderas y un apropiado movimiento del brazo derecho para compensar, Willie y yo habíamos tenido una buena partida sin que yo me haya descrestado.  Willie corría desbocado haciendo unos ruidos sospechosos y bufando como la bestia que era.  El distinguido Haik que yo vestía, flameaba elegantemente al viento y sentado en el lomo de Willie me sentía como Lorenzo de Arabia galopando libre en esas milenarias y enigmáticas arenas.  

Sí, las cosas parecían ir bien hasta que llegamos a la pirámide de piedras.  Estábamos más o menos en la cabeza del grupo de dromedarios, y cuando llegamos a la marca, los dromedarios y sus jinetes pivotaron 45° en sus monturas mientras que los astutos dromedarios se pegaban un violento pero bien ejecutado giro al pasar las piedras, y reanudaban su carrera de regreso en pos de la meta.

Bueno, primero, no tenía la más peregrina idea de la gueá de los 45° ni de la agilidad de los dromedarios para tomar curvas cerradas peligrosas.  Segundo, cuando me dí cuenta de que Willie iba en una dirección y yo en otra, traté de compensar rápidamente para no caerme de la montura y sacarme la cresta.  Gracias a mi veloz agilidad e increíble capacidad de adaptación, logré mantenerme sentado en la montura.  Esto funcionó casi bien.  Digo casi bien porque con la violencia y la velocidad del giro que me pilló completamente desprevenido, mi montura se dislocó y quedé inclinado peligrosamente hacia estribor unos 22°, lo suficiente para que my Haik se enredase en las ligaduras que sujetaban la montura al lomo de Willie, y comenzara a ahorcarme la nalga izquierda, ¡y la rienda de la jeta de Willie se fué a la mierda, porque en mi mano no la tenía!

Willie siguió corriendo como si nada, pero dando unos berridos de enojo porque ahora no solo estaba varado hacia estribor, sino que al correr, me zarandeaba como epiléptico borracho con maraca nueva.  Aterrorizado por no caerme, yo hacía lo posible por mantenerme pegado al dromedario agarrándome con dientes y muelas a la montura que estaba más chueca que ceja de flaite.  Los sacudones dolían y a esa altura del suelo comencé a tragar tierra y polvo y por más que trataba, no podía enderezarme y mi cabeza estaba muy cerca de las patas de Willie que corría herejemente.  Me dolía todo, las piernas, las manos, los brazos, la espalda, las bolas, me acordé de mi abuelita; ¡y no sé dónde mierda quedó mi turbante!, pero me sujetaba a la montura en completo estado de acatalepsia.

Finalmente y después de este Apocalíptico(*) galope llegamos a la meta, la que cruzamos últimos y entre un holgorio de risas, gritos y aullidos de histeria colectiva.  Naturalmente la caterva Tuareguina estaba eufórica.  Lo que más me dolía era el cogote.  Sin duda yo fuí la atracción de la tarde.  Con el amor propio más adolorido y vapuleado que el cuerpo, finalmente me dejé caer al suelo sin ninguna elegancia desde la güata de Willie.  Era lo más rápido y lo menos indigno.  El maricón del intérprete se reía a más no poder.

(*) Nota: ¿Ha notado que los jinetes del Apocalípsis montan caballos?  Estoy seguro de ellos que saben acerca de los jodíos dromedarios...

Willie se hizo el loco y ni siquiera me miró en el lastimoso estado en que yo había quedado temporalmente.  Los Tuareg se apiadaron de mí y me recogieron rápidamente del suelo y me sacudieron, y me arreglaron los ropajes, y unos minutos más tarde apareció un arabito trayéndome el turbante Perdido en Acción.  Después de esto comimos, cantamos y celebramos la muerte de ese magnífico día lleno de sorpresas simples pero impresionantes; al menos, para mí.  Esa noche dormí como un lirón muerto.

A la mañana siguiente volvimos a nuestros cuarteles generales en el Palacio Nasser.  Durante el camino, creo que Willie me miraba de reojo y se sonreía sarcásticamente.  A lo largo de la marcha, ni los tropezones, ni los galopes o las frenadas bruscas, ni las bajadas o las subidas de las dunas me hicieron mella.  Después de tamaña experiencia, creo que me había graduado de jinete de dromedario.  Gracias a Willie.

Escribiendo esta pequeña aventura, Willie me trajo añoranzas dormidas, así que por esta vez decidí publicar algunas fotos en honor a Willie.  Haga clic donde dice clic abajo para ver las fotos, pero le advierto que están todas desordenadas.  ¡Clic!
Y pasó por un sandalio roto, y mañana les cuento otro.  (Digo sandalio porque de otra forma no rima con sandalia)