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miércoles, 1 de agosto de 2018

El Bolsillo

Estos son los recuerdos que he llevado en el bolsillo izquierdo de mis pantalones cortos de cotelé(nota) de color café oscuro desde que aprendí a caminar, pantaloncillos a los que odiaba con toda la energía de mi niñez porque me hacían lucir como una Barbie chueca, desnutrida y con bolitas.  Ahora ya no me importa porque esos pantaloncetes ya no me caben pero tampoco los he reemplazado, así que los sigo atesorando para, de vez en cuando; escarbar en su bolsillo izquierdo.  En aquellos tiempos, yo solía vivir en Valparaíso, Chile.

(nota)  En otros países al cotelé le llaman Pana o Corderoy.

Por alguna extraña razón aún por ser descubierta y que quizá jamás lo sea, mi joven Madre pensaba que me veía muy bien con esos pantalones a pesar de mis canillas y piernas flaquísimas, y unas rodillas que parecían un nudo mal hecho en una escuálida rama de árbol enfermo.  A esa edad yo no tenía libre albedrío (ningún niño lo tiene), así que no me quedaba otro remedio que usar los malditos pantalones cada vez que íbamos de visita a alguna parte.

Lo primero que debo confesar es que el bolsillo izquierdo de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro, estaba roto, y por eso muchos de los conocimientos que adquirí durante mi temprana edad y que coloqué en ese profundo bolsillo; ya no están allí.  No sé si se cayeron hace poco o hace mucho tiempo, lo que sé es que ya no están ahí.  Más tarde en mi vida remendé el bolsillo, lo reforcé, y desde entonces he podido guardar muchas memorias, que como un anchuroso bolso (sin fondo) de mujer, este extraordinario bolsillo tiene una gran capacidad de carga y ahora contiene una barbaridad increíble de cosas heterogéneas, desordenadas y algunas sin sentido, y hasta algunas cosas que no sabía que tenía. 

Ninguno de los sueños que atesoraba en este imberbe bolsillo se ha perdido porque mis sueños siempre abrigan la gruesa veta de la dulce y perenne miel de mi imaginación, lo que los hace sumamente pegajosos, entonces se adhieren porfiadamente a las paredes del bolsillo de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro, y por eso; nunca se caen.

El bolsillo izquierdo de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro no es una computadora, ni un ábaco, ni un compendio bibliotecario de recuerdos ordenados, por lo tanto lo que cuenta es la cantidad que hay en él, y no el orden de sus contenidas memorias.  Por ejemplo, cuando me acuerdo de acordarme, me acuerdo de que la velocidad de la luz es rapidísima, pero nunca me acuerdo de cuál es la velocidad de la obscuridad.  A mí me parece que la luz y la obscuridad corren a la misma velocidad, sólo que en sentido contrario entre ellas. 

Y así, tengo memorias esporádicas y otras de largo alcance las que quizá no se hilvanan las unas con las otras entre sí, pero esto no se llama desorden, se llama espontaneidad, y yo, soy un tipo muy espontáneo.  Tan espontáneo como una sonrisa o como un susto.  Y por eso es que me gusta abrazar a los árboles.

Quizá parezca y suene muy infantil o hasta inmaduro de que a mi edad esté aún escribiendo sobre los disparatados años iniciales de mi vida, pero no tengo otro remedio porque es que nuestra sociedad completa y sin ninguna exclusión o excepción, aún vive ciegamente aferrada a las cómodas y mareadoras vueltas de la vieja edad de la rueda, sin avanzar moral o intelectualmente en forma madura, y además, estamos perpetuamente viviendo en el tiempo de una pequeñez de conciencia y estrechez moral sempiternamente atañidas a nuestras volubles existencias humanas. 

Por esto, creo que las viejas memorias se transforman en nuevas y poderosas memorias cuando las repasamos bajo el enjuiciador cristal de las edades de nuestras vidas y de nuestras conciencias, las que no han cambiado un ápice desde que éramos unos pendejos de 4 años y podíamos caminar erectos por debajo de la mesa del comedor, pero que hoy nos hemos dado cuenta que esas conciencias han crecido en tamaño, pero no en visión ni en ingenuidad.  La distancia que hemos arrastrado nuestros espíritus desde los 4 años hasta hoy, la hemos caminado con las mismas chancletas de nuestras existencias que violaron esas enormes distancias de la vida en un abrir y cerrar de ojos.  Antes de los 4 años no teníamos un espíritu libre, sólo obedecíamos órdenes.


A veces me pongo a pensar –lo que no es muy a menudo cuando es a menudo- y me pregunto ¿cómo ha sido posible para tan menudo bolsillo el atesorar esa enorme cantidad de reminiscencias?  Pues el viejo refrán dice que "El saber no ocupa lugar", pero no hace referencia al por qué, pero yo creo que el saber ocupa las distancias, los lugares y los tiempos de la historia, y éstos, son lugares.  Lo cierto es que los recuerdos no son nada más que una referencia infinitamente menor que un Quásar, una referencia atómicamente indivisible en nuestras mentes, que nos conecta a un universo inagotable de conocimiento.  Cada uno de estos recuerdos es un simple "link", el que oprimimos con el silente dedo de la nostalgia. 

El conocimiento sí ocupa lugar, ¡y mucho si lo escribimos! Si no fuese así, ¿para qué tenemos trillones de páginas escritas sobre él, cuatrillones de gigabytes con su electrónico contenido, y una red de información infinita y etérea de una magnitud espacial y galáctica -a la que llamamos "Internet"- con un google(1) de intangibles páginas de conocimiento empírico, fraudulento y verdadero?   ¿Por qué tenemos una cantidad Graham de data a la que podemos acceder en un yoctosegundo?  Simplemente porque aunque el saber no ocupe lugar, la memoria no es infinita, y debemos escribirla.

(1)  La palabra “Google” proviene del vocablo Googoplex.  Un googolplex es el número 10googol, o equivalentemente, 10 (10100).  Escrito en notación decimal ordinaria, es 1 seguido de 10100 ceros, es decir, un 1 seguido de un ceros googol.  ¿Qué cosas, no?

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Cuando el Hombre se dió cuenta de que el conocimiento que no se nos quedaba en la memoria era tantísimo, y que nuestros deficientes cerebros no eran capaces de contenerlo, decidió comenzar a guardarlos en una forma diferente para no perderlos.  Hace una chorrera de polvorientos milenios atrás (chorrocientos años), un visionario sin I-Pod ni Ordenador; un Macedonio llamado Ptolomeo I Sóter (El Salvador) quien fué Rey de Egipto por allá por el año 305 AEC, se le ocurrió construír la famosa Biblioteca de Alexandria, la que fué el anaquel de conocimiento escrito más grande de que se tenga memoria, y que contuvo más de 700.000 gruesos volúmenes de sapiencia rotulada apropiadamente. 

Estos formidables epítomes y compendios apenas fueron capaces de contener una nimia parte del conocimiento Humano acumulado hasta la época.  Comparados con nosotros hoy, ¡estos giles no sabían nada!, pero ciertamente el conocimiento ya ocupaba muchísimo lugar…

¿Qué tiene ésto que ver con mi bolsillo?  Pues nada.  Ya les advertí de que el bolsillo izquierdo de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro (ya reparado), no es ni una computadora ni un ábaco, ni un compendio bibliotecario de recuerdos ordenados; y que se parece más a un elástico bolso de mujer.  Contrario a la Biblioteca de Alexandria, mi bolsillito guarda una cantidad ingente de "links" organizados al desordenado azar, y no guarda material alguno de ninguna especie sino estas circumbirúndicas(2) conexiones con mi memoria.

(2) Este término diccional o vocablo de facundia es de particular territorialidad, y es usado principalmente en Chile por algunas clases sociales connaturalmente desheredadas de una germanía ilustrada y apta, y es una aleatoria fusión de los inuendos del significado de las palabras: asombroso, secreto, misterioso, inexplicable y prodigioso.  Así que cuando usted quiera expresar su admiración por algo, o por algún asunto que confine el significado conceptual de estas varias palabras de la lengua Castellana; simplemente use este práctico vocablo chileno y refiérase al asunto en cuestión como: "circumbirúndico".

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En casi todos los casos que conozco, el dinero adormita la conciencia.  El dinero siempre encuentra fértiles tierras para diseminar y desarrollar su lado maléfico y protervo (porque todas las cosas tienen por lo menos dos lados).  Por ejemplo, el dinero encuentra fructíferos parajes en abogados deshonestos, políticos y frailes degenerados; y no hay absolutamente ninguna necesidad de validar este fenómeno, solamente hay que leer los diarios, ver la Tele, y escuchar el alarmante y escandaloso ruido que emiten nuestros Ayuntamientos, Alcaldías, Congresos, Capitolios, junto al gran cantidad de otras siniestras antres* gubernamentales diseminadas estratégicamente en nuestras atareadas ciudades.

Estas madrigueras que odiosamente albergan malolientes ratas y gusanos de cadáver, a las que llamamos inocentemente "Oficinas" (oficinas de abogados deshonestos, políticos sucios y frailes degenerados, eso es), las que se supone que sean para administrar justicia, pero resulta ser que son nada más que covachas albergando abundante inmundicia moral.  Todas estas “oficinas” no son más que la misma mierda con distintas grufted* moscas.

Sin embargo, la otra cara del dinero que adormita las conciencias hace su trabajo también y sin el menoscabo de las escabrosas acciones de su gemelo demoníaco.  Hay mucha gente que adora el dinero pero que también adora a su prójimo, independientemente de la forma en que éste esté hecho, y de la forma que éste piense.  Adoran a sus prójimos sólo porque son prójimos y porque simplemente, les adoran.  Estos seres especiales están hechos de una mágica materia etimológica que contiene amor al ser humano, amor a la humanidad, caridad, y respeto positivo y constructivo; y no tienen nada que ver con los misántropos del párrafo anterior. 

Puesto en los términos más simplistas de la lengua Castellana, estos filántropos seres humanistas buscan en una forma totalmente desinteresada la excelencia en cada faceta y circunstancias de la vida humana, para cada vida humana en forma indiscriminada, creando múltiples maneras y vías  para traer esa filosofía a fruición.  El caso curioso es que este dinero que adormita conciencias, también las despierta y las despabila en una gran forma.

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Si la gente piensa que tener piojos (Pediculus Humanus Capitis) es algo descastado por la sociedad, están muy equivocados.  Dependiendo de su punto de vista, esto puede ser cierto pero no se olvide de que hay un factor preponderante que determina si el hecho de tener piojos es un estigma social, o es simplemente una materia de orgullo. 

Para comenzar, la enfermedad más denigrante del hombre –del hombre denigrante digo- es la Alopecia Areata.  Esto es, una condición médica la cual es responsable por la pérdida del pelo.  Es denigrante porque apenas uno se vuelve calvo, le comienzan a tildar con muchos sobrenombres, y le cuelgan una pila de apodos infamantes y deshonrosos tales como:

Cabeza de rodilla
Resbalín de piojos
Cabeza de fósforo
Bola de billar
Cabeza de nalga
Bombillo de cuero
Cabeza de bala
Culito de mandril
Cabeza de teta
Frente infinita
Cabeza de talón
Pelón
Cabeza de poto
Cabeza de lengua
Cabeza de talón

Hay muchos otros apodos bastante más insolentes y humillantes los cuales no deseo nombrar.  Lo distintivamente cierto hasta la fecha es que lo único que puede detener la caída del pelo, es el suelo.

¿Cómo va a ser bonito que a uno le llamen así?  La gente no tiene la culpa de quedarse calvo, pero cuando se quedan calvos no hay remedio (hasta ahora).  Esto nos trae de vuelta a la idea de que el tener piojos es un beneficio.  Si usted tiene más de cincuenta años, o se quedó pelado antes de eso, simplemente no tendrá el privilegio de tener piojos.  ¡A mi edad el tener piojos es un gran privilegio!  ¡Pues claro!  Si tenemos piojos es porque tenemos pelo.  ¡Hijo, tenemos pelos! ¡Los pelados solo sueñan con tener piojos!


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Desde hace mucho tiempo he estado pensando en estas cosas, y hoy, he decidido estamparlas en este escrito.


No necesito cerrar mis ojos para recordar aquellos imborrables e inmortales días de nuestras inocentes y “libres” infancias.  En aquellos firmes días en que creíamos y actuábamos como si todo el tiempo y el mundo completo era nuestro.  Manteníamos siempre presente en nuestras mentes y en clara perspectiva de que el "mundo adulto" no cesaba de prodigarnos límites, cercas, reglas, barreras y formantes* que no consideraban la niñez, sino que "el comportamiento". 

Estos adultos no eran capaces de entender que no era ningún pecado ni una rebelión en contra de la sociedad el hecho de regresar a casa después del colegio o después de nuestras andanzas diarias por dondequiera que estas se hubiesen desarrollado, con los pantalones rotos, sin algún botón en nuestras camisas, con alguna nefasta mancha en nuestra chaqueta, o que tuviésemos un codo rasmillado,  las manos y la cara sucias, o que hubiésemos perdido la pelota de fútbol... o un zapato.  ¿Se ha dado cuenta que los zapatos perdidos son siempre de a uno?  ¿Qué cosas, no?

Tampoco les gustaba a los adultos el que trajésemos un invitado a almorzar o a cenar sin aviso, o que invitáramos a un amigo a la casa a jugar sin pedir permiso.  Nunca entendí por qué los adultos, que habían sido niños tal como nosotros un día ya ido; no entendieran estas cosas tan simples y honestas de la niñez sin dobleces.  ¿Donde las habrían olvidado?  ¿Quizá nunca tuvieron pantalones cortos de cotelé de color café oscuro?  No lo sé.  Nosotros siempre entendimos a los adultos y a sus formas de ser.  ¿Por qué les costaba tanto a ellos entendernos a nosotros cuando ellos "tenían mucha experiencia" en la niñez?  Tampoco lo sé.

Cuando pedíamos más pasteles y galletas, nos decían que no eran buenas para nosotros y que no deberíamos comer muchas; sin embargo, ellos se hartaban con las galletas.  Cuando pedíamos un pedazo de torta, apenas nos daban solo un menudo pedacito porque "era mucho para un niño".  ¿Acaso se olvidaron de que los estómagos de los niños no tienen fondo para postres, galletas, pasteles, dulces y helados?  ¿Cómo es posible de que los adultos tengan tan mala memoria?  No lo sé.  ¿Por qué decían que ingerir demasiadas calorías era malo cuando ellos se hartaban de licor?  Tampoco lo sé.

Cuando hablábamos y jugábamos con nuestros amigos imaginarios y nos divertíamos a más no poder con ellos, los adultos nos miraban con caras preocupadas y rápidamente buscaban la dirección del psicólogo o del psiquiatra y nos decían que no le habláramos a nadie de nuestros amigos imaginarios porque no existían.  ¿Cómo que no existían?  ¿Estarían locos estos adultos? ¡Por supuesto que eran reales!  ¡Si jugábamos todos los días con ellos!  Cuando los adultos les hablan a los otros adultos y les contaban cosas de ellos que no eran ciertas, cosas que eran imaginarias para que sus amigos pensaran que ellos eran más de lo que realmente eran, y tenían más de lo que realmente tenían…  No era eso imaginación?  Deshonesta; pero imaginación al cabo...

¿No es eso imaginario?  ¿Por qué cuando los adultos inventan historias fantasiosas acerca de ellos está bien, pero nuestros amigos imaginarios no lo están?  No lo sé.  ¿Por qué los adultos tienen historias imaginarias para sus amigos, las cuales las cuentan como ciertas;  pero nuestros juegos imaginarios no son reales?   Tampoco lo sé.  Lo único que sé es que los adultos tienen cientos de amigos imaginarios, y todos ellos viven en Internet.

Ya no le hablo mucho a mis amigos imaginarios de la niñez, ni como pastelillos ni galletas con ellos como solía hacerlo antes, ni juego tan seguido con mi dragón "Pantuflo", un títere de peluche de mi niñez el que siempre fué real, pero que hoy ya no juega…  Quizá simplemente porque ha pasado el tiempo.  Sí, ha pasado ya mucho tiempo, pero hoy estoy aquí otra vez intentando hablarle a mi vida de lo mucho que lamento el no tener a mis amigos imaginarios ni a mi dragón "Pantuflo" conmigo ahora en cada día que pasa, porque ellos disipaban mis amargos silencios y mi oscuros temores.

Pantuflo me consolaba cuando estaba triste mientras sorbía de a poco mis Sopitas de Dolor cuando veía secarse a alguno de mis ríos, y me murmuraba al oído que la pena era solo alegría mal encaminada.  Pero sé que mis amigos imaginarios y Pantuflo no se han ido para siempre.  Sé que están ahí en alguna parte aguardando…  Me gustan mis amigos imaginarios y también Pantuflo porque ellos nunca pretenden que todo está bien.  Pantuflo también  me dijo una vez: “Sé siempre tú mismo porque todos los demás ya están tomados”.  Creo que Pantuflo tiene razón.


Yo no entendía las cosas que pensaban los adultos de aquel entonces y sabía que sentiría miedo sin que ellos me sujetasen la mano.  Pero me entristecía cuando me llevaban de la mano porque ellos no querían tomar de la mano de mis amigos imaginarios, ni dejaban que "Pantuflo" me siguiera a distancia.  ¿Por qué se les olvidó el ser niños?  No lo sé.  ¿Cómo se les olvidó tan rápido el ser niños?  Tampoco lo sé.  Lo único que sé es que yo no me olvidaré nunca jamás, y es por eso es que sigo escribiendo sobre estas tonterías. 


Sí, tonterías digo porque para los adultos, las cosas que los niños decimos son siempre tonterías, esas tonterías que nos hacían felices, tonterías que ellos ya no saben decir... y no sé por qué se les olvidaron...  No lo sé...  Ya vé usted, ¡yo ya no sé ni mierda!

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Este cuento es para los que se sienten un poco decaídos, o quizá un poco deprimidos.  Este cuento no les resolverá su situación actual, pero les dará una perspectiva alternativa al escenario en que viven de momento.

En este mundo SIEMPRE hay un prójimo más cagado que nosotros, más pobre que nosotros, más solo y aislado que nosotros, más tonto que nosotros, más chico que nosotros, más guatón que nosotros, más grande que nosotros, más flaco que nosotros, más inteligente que nosotros, más huevón y más desesperado que nosotros.  ¡Ah!, y más feo que usted.

La cosa es, ponerse uno mismo en una seria perspectiva con respecto al mundo que nos rodea, por más injusto o vacío que éste sea o parezca.  Acuérdese que la libertad y la justicia son una fantasía, sólo el vivir de sueños es lo verdadero.  Si usted no es capaz de hacer esto con el poder innato que le brinda su calidad de ser humano y su carácter, pues entonces usted es una mierda, y lo mejor que puede hacer es tirarse de cabeza en un pozo séptico y dejar de disminuir al resto de la humanidad con su presencia en la tierra.  Y si es así, no me rebata estas irrefutables palabras porque apenas abra su boca, le disminuirá valor al total del heroico subsistir del género humano que lucha y se esfuerza por progresar como usted lo debería estar haciendo.  Digo esto exceptuando la presente compañía por supuesto.

Para empezar, el único problema que aún no tiene solución, es la muerte, y como dicen acertadamente los cubanos: "el resto chico, ¡es mielda!".  Lo paradójico de la muerte es que cuando usted se muera, se le resolverán automáticamente todos sus problemas, pero si usted se suicida (no es que se vaya para Suiza), perderá totalmente su calidad humana, que es el tesoro más grande y más valioso al que un ser vivo puede optar, y usted no será más que una bosta sin personalidad en un hoyo en el suelo.  Recuerde que la vida es la interrupción de la muerte porque la vida es pasajera, y la muerte; eterna.

Escuche ahora: no hay ningún cuento para usted aquí, solo le dije esto para que usted vea si usted mismo es un cuento, o usted es algo real.

Muchas veces la vida nos va a tirar tierra, lodo, piedras, y todo tipo de porquerías...  Nuestros conocidos hablarán de ayudarnos, pero quizá en realidad no les interese, y hasta puede que te empujen hacia un hoyo, y esto le hará sentirse solo, abandonado, sin amigos, sin salida…  Pero uno debe evolucionar porque cuando uno evoluciona, también crea evolución a su alrededor.  Eres libre para tomar decisiones con coraje, desprendimiento y a veces; con una dosis de locura.  Aprender es envolverse en el mundo de lo desconocido.  No tenga miedo de esto, ni miedo de cambiar, atrévase a desafiarlo todo.  Insista una y otra vez sin cansarse, recuerda que sin determinación se puede perder una batalla que ya parecía ganada.

Nunca se rinda porque el que no se rinde, puede ser avasallado, pero jamás vencido.  Siempre empiece de nuevo y nunca se olvide de lo que quiere y de lo que es.  No tenga miedo de equivocarse, de cometer errores y de saber que es necesario ser humilde para aprender.  Tenga paciencia para encontrar el momento adecuado para actuar.  El mundo está en las fuertes manos de aquellos que sueñan, de los que tratan, y de los que corren el riesgo de vivir sus sueños.  Recuerde que aquel que no se arriesga, no cruza el río y camarón que se duerme, se lo fornican los sapos.  Su valor como ser humano no cambia bajo las circunstancias.  Entonces salga allá afuera, ¡y viva como si no hubiese un mañana!

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Dicen que la vida tiene más vueltas que un trompo, pero yo creo que un mojón se da más vueltas en el inodoro antes de partir…  Sí, se dá muchas vueltas antes de partir, luego se levanta erecto, saluda heroico, y se va para siempre…  El trompo no hace eso...

Aquí hay una vuelta de la vida que dá para pensar.  Tiempo A hubo un granjero escocés muy pobre de apellido Fleming quién vivía en una pequeña aldea en Lochfield, Escocia, una aldehuela establecida por los Romanos en el siglo XVIII.  Un día al final de la tarde en que el señor Fleming regresaba del duro trabajo de sus campos, mientras cruzaba un pantano que colindaba la senda que él caminaba de regreso a casa cada día, oyó un apagado lamento pidiendo socorro que provenía del pantano que cruzaba.  Cuando se dió cuenta de que el lamento era una voz humana, dejó caer sus herramientas instantáneamente y se dirigió corriendo a toda prisa hacia el lugar desde donde provenía la voz.


Cuando llegó al lugar de los lamentos, descubrió que había un jovencito aterrado que apenas tenía los brazos y la cabeza afuera del pantanal, y gritaba y se esforzaba desesperadamente por liberarse del fango que se lo estaba tragando irremisiblemente.  Sin pensarlo dos veces, se abalanzó en el pantano en el que rápidamente se hundió hasta la cintura en el húmedo y negro barro que ya casi terminaba de tragarse al angustiado jovencito.  Sin titubear y arriesgando temerariamente su vida, el viejo granjero Fleming logró salvarle la vida al muchachito después de una descomunal lucha sin cuartel con el despiadado pantano, evitándole al muchacho una lenta y horrenda muerte.



Agotado por el esfuerzo, ayudó como pudo al temblante muchacho sobre sus pies, y le mandó de vuelta a su hogar.  Después de descansar unos momentos, se encaminó a su casa para poder bañarse y reposar.  Mientras salvaba las últimas leguas de camino que le distanciaban de su morada, se iba diciendo a sí mismo mentalmente: "Ese muchachito en el pantano podría haber sido mi hijo.  Ese niño atrapado en el pantano podría haber sido mi propio hijo…".  Cuando llegó a su vivienda su hijo salió a recibirlo como de costumbre, pero esta vez, el granjero Fleming le abrazó con más sentimiento que nunca, hasta que le brotaron dos pequeñas y sumisas lágrimas, las que se enjugó rápidamente antes de que su hijo las descubriera.



Pasó un tiempo desde que estos hechos ocurrieran y unos días más tarde, inesperadamente un elegante carruaje se acercó a su vivienda y se detuvo enfrente de la puerta de la humilde casa de su granja.  Fleming un poco perturbado y nervioso por el calibre de la insospechada visita, abrió la puerta para recibir al viajero.  Cuando la elegante y delicada portezuela de la carroza se abrió, de ella surgió un gentilhombre muy elegantemente vestido con ricos atuendos, y se le presentó al granjero como el padre del muchacho que el señor Fleming había asistido unos días antes.



"Primero" - dijo el aristócrata - "Quiero agradecerle mucho el que le haya salvado la vida a mi bien amado hijo.  Sé que usted ha tenido que arriesgar su vida en tan osado intento, así es que yo quiero recompensarlo debidamente."


"Mi estimado señor, le ruego que me disculpe, pero es que yo no puedo aceptar pago por haberle salvado la vida a su hijo.  Yo lo habría hecho por mi hijo o por cualquier otra persona", - contestó el granjero escocés humildemente.  En ese preciso momento, el hijo del granjero se asomó a la puerta de la cabaña de la familia para ver qué estaba pasando.


Al verlo, el noble hombre le pregunto al granjero; "¿Es éste su hijo, señor granjero?"


"Sí, lo es" - respondió el granjero orgullosamente con una sonrisa que delataba su orgullo.

"Comprendo y respeto sus deseos, y desearía proponerle un trato.  En honesta y desinteresada retribución por su heroica y magnánima hazaña, me gustaría que me permitiera que yo le ofrezca a su hijo el mismo nivel de educación del que mi hijo disfrutará en los años venideros.  Si su hijo se parece a su padre, no dudo de que se convertirá en un hombre del que nosotros dos estaremos orgullosos" - dijo el gentilhombre con una amplia y expectante sonrisa en su rostro.

El granjero Fleming pensó en el generoso ofrecimiento detalladamente durante unos momentos, y finalmente decidió  aceptar la propuesta porque él sabía que no podría darle a su amado hijo la educación a la que aspiraba, una educación que como granjero, él nunca podría pagar.  Y así, el hijo del modesto y humanitario granjero Fleming pudo asistir a las mejores instituciones de educación que existían en aquel entonces, y unos pocos años más tarde, el joven Fleming se graduó con honores en la Escuela Médica de St. Mary's Hospital en Londres, Inglaterra.  Poco después de esto, el joven estudiante proveniente de tan humilde origen se dió a conocer en el mundo como el renombrado Dr. Alexander Fleming, descubridor de la Penicilina.

¿Y qué tiene que ver este cuento con las vueltas de la vida?  Pues bien, algunos años después, un hijo del mismo noble al que el viejo granjero le había salvado la vida en el pantano, había contraído un severo caso de pulmonía y estaba a punto de morir.  Entonces, el ahora Dr. Alexander Fleming la salvó la vida al muchachito con penicilina.

¿El nombre del noble que educó a Fleming? Sir Randolph Churchill.  ¿El nombre de su hijo que fué rescatado de las manos de la muerte por el Dr. Alexander Fleming?  Sir Winston Churchill.  ¿Qué cosas, no?


Reminiscencia

Casi nunca he mencionado el bolsillo derecho de mi pantalón corto de cotelé de color café oscuro.  No, no lo he hecho porque no tengo mucho que decir de este bolsillo derecho.  En este bolsillo se suponía que yo guardase imágenes de rostros humanos virtuosos, honestos y verdaderos; aquellos rostros que las falsedades morales y los disfraces sociales aún no los habían manchado o tiznado.  Tristemente, a pesar de que tengo varios rostros guardados en ese bolsillito los que he recogido a lo largo de mi vida, no tengo muchos almacenados en el bolsillo derecho de de mi pantalón corto de cotelé de color café oscuro.
Aunque ahora ya soy material de museo, he vivido una larga vida, más larga aún extendida coerciblemente por ácidos y corrosivos sufrimientos, y no por los años que he vivido; sino por el largo camino que he recorrido en ella, y en mi incansable y continua busca por todas las grietas inmundas y las limpias de este planeta, aún no he podido lograr llenar este bolsillo por más que he tratado.  No he encontrado muchos rostros limpios, sino que una cantidad de máscaras licenciosas con dientes de saurios… pero seguiré tratando…  siempre… 

Por ahora, el bolsillo derecho de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro está cerrado como puerta de avaro, sin embargo está pronto a abrirse para cobijar una límpida cara más.

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Et sub Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)
Antre – Caverna, cueva
Formante – Cualquier cosa que limite, determine o defina
Grufted – Sucio, begrimado, tiznado
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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias. 



El Loco

martes, 1 de septiembre de 2015

Adán y Eva

De acuerdo con los infundados y kenodóxicos mitos sobre la creación imbuídos en las incontables e indistinguibles religiones abrahámicas, Adán y Eva fueron el primer hombre y la primera mujer en posar pié sobre este patético planeta.  Fíjese bien que digo "la primera mujer" porque en ningún escrito por anicular que éste pudiese ser; dice que Eva era la "mujer de Adán".  La ficticia y fantástica historia de Adán y Eva es central en la creencia de que uno de estos incontables dioses creó a los seres humanos y los puso a vivir en un "paraíso"(1) en la tierra.

(1) Paraíso es una palabra Persa y un concepto originado en la antigua Persia.  Este concepto fué originalmente referido con un único sustantivo que significa "un compuesto o jardín amurallado".  De la raíz "pairi" (alrededor) y "daeza" (pared, ladrillo), el historiador Jenofonte de Atenas tradujo la frase persa "pairidaeza" a la versión griega "Paradeisos".  Hoy, el concepto de "Paraíso" se refiere al significado Europeo de Jardín del Paraíso debido a su significado lingüístico Indo-adicional.  Entonces el uso religioso de "Paraíso" es menos original que mear en las murallas.

A pesar del engaño que Adán y Eva sufrieron a manos de los manipuladores del Paraíso, se quedaron en el mismo lugar a las afueras de éste, y formaron nuestro actual mundo el que ahora está cuajado de sufrimiento, políticos, injusticia, abogados deshonestos, pobreza, y frailes degenerados.  Sin embargo, esta prodigiosa ridiculez provee la base para la inconsciente creencia general de que la humanidad es, en esencia; una sola familia, con todo el mundo descendiendo de un solo par de antepasados ​​originales.  ¿Qué cosas, no?

Este fantasioso cuento sufrió una extensa y diversificada elaboración para justificar y acomodar las diversas tradiciones abrahámicas posteriores, por ende; las interpretaciones y creencias con respecto a Adán y Eva y la historia que gira en torno a ellos, varía excesivamente entre las innumerables religiones y sectas.  En cualquier caso, parece que Adán y Eva vivieron juntos y felices en este Paraíso por lo menos, por unos pocos días. 

Preguntas del Autor: ¿Quién nombró a Adán y Eva con esos nombres tan poco imaginativos?  ¿De dónde salieron estos nombres?  Según el hebreo, Adán significa "ser rojo", ¿sería comunista este tipo?, y según el mismo hebreo, Eva significa "respirar".  ¿Es ésto una insinuación pornográfica o un inuendo sicalíptico?  ¿Quién sabe?  Saber la respuesta a esta incógnita podría ser tan importante como averiguar por qué y para qué sirven los vellos púbicos.

Como Adán era ciego y tonto, afortunadamente no podía ver la horrible mancha carnosa oblonga con negros pendejos que Eva tenía en la cara, producto de la pobre manipulación con que su creador la perpetró; ni tampoco podía verle los dientes chuecos, ni las roídas uñas amarillentas de las manos, ni la galopante infección de pie de atleta en los dedos y uñas de los pies, ni el poto horrible que le colgaba desgraciado por detrás como un viejo y flácido escroto de hipopótamo senil. 

Por otro lado, como Eva era más sorda que el Papa, no tenía que escuchar ni oír los gimoteos ni los lloriqueos narcisistas de Adán, ni su infantil, necia y discriminatoria impenetrabilidad para recapacitar o pensar lógicamente.  Eva tampoco tenía que oír los desagradables pedos y ronquidos que Adán soltaba durante aquellas paradisíacas noches, ni tenía que enterarse del contenido verbal de las estúpidas canciones que Adán tarareaba cuando deambulaba por el Paraíso porque no tenía nada en que ocupar su tiempo sino en vagancia y haraganería.   

Pero a pesar de todo esto, las malas lenguas dicen que ellos vivían felices en este cómodo lugar el que no les costaba un céntimo.  Todo marcharía bien mientras fueran buenos inquilinos y obedeciesen castizamente las reglas del propietario del recinto; las que eran extremadamente simples: No comer los frutos de un árbol de manzanas (o una fruta parecida porque no se identifica la naturaleza o el género específico de la frutita ésta) que aparentemente le pertenecía al dueño del inmueble.

Este predio era bastante aceptable y se supone que era limpio aunque no se especifica claramente en dónde Adán y Eva se deshacían de la basura que producían, o qué usaban como letrina, o si había bidet(2) o nó.  Las mascotas eran bienvenidas –las que eran numerosas en este lugar-, no había que hacer lavado de ropa porque andaban en pelotas, no tenían que trabajar, no tenían obligaciones de ningún tipo, no se tenían que sacarse las pelusas del ombligo porque no lo tenían, y no había suegras de ninguna especie.  Esto último computaba por el 95% del éxito en el concepto de felicidad en el Paraíso.  Más tarde, con el advenimiento de las suegras se jodió el Paraíso.

(2) La palabra "bidet" se tomó prestada del Francés como un calque, o sea; una traducción literal palabra por palabra de una palabra fiada de otro idioma.  El bidet es un inventito de lo más mono y práctico que se utiliza principalmente para lavarse los genitales, el perineo, las nalgas interiores, y el afamado ano. Entonces, una piraña en un bidet resultaría un riesgo sumamente peligroso.

Es bien sabido en todos los círculos sociales del planeta de que la ociosidad es la madre de todos los vicios y también la gestadora de la desobediencia civil, por lo tanto; no tomó mucho tiempo para que estos dos mogollones viviendo gratis en el Paraíso se metieran rápidamente en líos.  Aparentemente sus "creadores" no planearon mucho sobre el futuro de sus imperfectas creaturas, lo que prueba que en el "cielo" también hay políticos. Desafortunadamente todas estas cosas comienzan de la misma manera: primero la haraganería seguida de la ineficacia mental, y después se adhieren las malas juntas y las conversaciones insubstanciales, para entonces resultar inevitablemente en la delincuencia, e incluso en uxoricidio.  Gran cantidad de abogados deshonestos se saltan varios de estos pasos para obtener el mismo resultado mas rápida y efectivamente.

Como consecuencia lógica de lo anterior, Adán y Eva decidieron comer del fruto prohibido; no porque tenían hambre o falta de surtido de alimentos o chucherías para sus yantares, sino porque eran sumamente gazmoños por naturaleza.  De acuerdo al cuento, sus cuerpos fueron hechos de polvo, pero al parecer sus cerebros fueron hechos de pavesa.  Entonces, contra las reglas del cacique celestial, se robaron una manzana, y se la comieron detrás de un arbusto para que nadie los descubriese.  Nunca se supo dónde escondieron la coronta.

Como los ociosos dioses son más copuchentos que una suegra sin amigas, rápidamente descubrieron el delito, y los desalojaron del Paraíso; pero no antes de que Adán y Eva descubrieran que esta nueva droga (la manzana) les había dado la facultad de saberlo todo.  Y pasó lo que tenía que pasar: al igual que a un púber de 14 años de edad, a Adán y a Eva rápidamente se les puso bastante negra la cosa.

Hablando de ciertas cosas negras, este hecho gatilló el nacimiento de las teorías e hipótesis sobre los Hoyos Negros del espacio sideral donde, dependiendo de la masa y de las cargas de los Fermiones (Solitones) Oscuros, ellos se podrían combinar o fusionar para crear otros Átomos Oscuros revolviendo alrededor de su propia Química Oscura, sus Moléculas Oscuras y posiblemente formando estructuras oscuras más complejas o sofisticadas; pero este oscuro asunto es materia de otro pugilato científico sobre la energética y dinámica interacción céntrica de la Materia Oscura; como por ejemplo, su nanoactividad causal en un sistema de superfluído fermiótico.  ¿Qué cosas, no?

El enfrentamiento con la realidad fuera del Paraíso llevaron a Adán y Eva a descubrir por ejemplo para qué sirven los genitales y que éstos se pueden usar enclavadamente a modo de un simple rompecabezas porque uno encaja perfectamente en el otro; descubrieron que la caca huele mal; y se percataron de que los pelos de los sobacos no sirven para nada.  Eva también descubrió que sus senos pueden ser un arma mortal para usarlos en contra del hombre, y Adán descubrió que su pene servía para inflar mujeres. 

Los dioses sintiéndose desobedecidos, los expulsaron inmediatamente del Paraíso.  Una vez que los desalojaron y sin saber de cómo exactamente llegaron a este estado de refugiados desamparados, quedaron a merced de los elementos y de las desconocidas fuerzas de la naturaleza, y ésta; rápidamente los curó de su sordera y de su ceguera, por lo tanto Adán y Eva se saltaron la adolescencia y maduraron de golpe en cinco minutos, lo que puso su inconsciente estado marital en circunstancias normales, tal como nos sucede a todos nosotros.  En este momento no solamente se dieron cuenta de su desnudez –lo que era un detalle insignificante-, sino que lo peor; es que se dieron cuenta del tremendo lío en que se habían metido, lo que les traería gatuperios surtidos y berenjenales insalvables en el futuro inmediato. 

Nota:

Contrario a la creencia popular, Adán y Eva no fueron expulsados del Edén por comerse el fruto prohibido del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal como lo hicieron.  La tentación de comer de este árbol fué una meticulosa confabulación embaucadora divina con el fin de evitar que Adán y Eva comieran del Árbol de la Vida, acto que les hubiese concedido a Adán y Eva vida eterna.  Convenientemente, esto nunca nos lo dijeron los frailes ni se menciona en ninguno de los conciliábulos domingueros en los nutridos templos del engaño.  Ambos árboles prohibidos están nombrados claramente en Génesis 2:9.  Lea.

La única y simple razón de por qué Adán y Eva no pudieron comer Árbol de la Vida está claramente explicada y esclarecida en Génesis 3: 22-23: "Y dios dijo: He aquí que Adán es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal: ahora, pues no sea que no alargue su mano y tome también del Árbol de la Vida, y coma, y viva para siempre".

Si esto hubiese pasado, Adán y Eva habrían pasado a tener membrecía automática en el club de dioses, pero ahora como dioses genuinos, y el dios que los creó no podría ya más jugar a ser dios con estas pobres creaturas; y todo el embrollo de la creación habría sido un vergonzoso bochorno canicular para el dios creador.  Entonces para evitar problemas y evitarse una vergüenza con sus colegas, el dios de turno proscribió a Adán y Eva del Jardín de Edén (el que se quedó completamente vacío y sin propósito) para que se las arreglaran solos.  Dios tuvo suerte de que en ese tiempo no existía el Servicio de Protección Infantil.  Aquí queda claro que a los dioses no les gusta la competencia. 

Por otro lado, ¿para qué carajos existía el Árbol de la Vida que daba vida eterna cuando todo lo existía en el Paraíso ya era eterno e inmortal?  ¿Redundancia paradisíaca, error celestial, o falta de cacumen divino?  ¡Quién sabe!

Otro gran error creacionista garrafal que nos acompaña y perjudica hasta el día de hoy, es que estos inoperantes dioses le dieron a Adán (de hecho al Hombre) un cerebro y un pene; pero no suficiente sangre para poder operar los dos al mismo tiempo en forma efectiva.  ¿Qué cosas, no?

Fuera del Edén

Al principio no fué tan malo para Adán y Eva fuera del ahora vacante Paraíso, pero las cosas se pusieron peor a medida de que pasaba el tiempo.  Como los dos eran un par de perfectos inútiles porque sus creadores de poco cacumen los equiparon con la capacidad de no saber hacer nada, descubrieron de que los problemas, anteriormente desconocidos para ellos; existían y eran muy numerosos.  Al principio discutían sin mayores contrariedades, pero después de que los problemas sin resolver se acumulaban a un ritmo insostenible, argumentaban en forma más y más agresiva; y cuando descubrieron que no se podían poner de acuerdo en casi nada, peleaban ácidamente llamándose nombres e insultándose mutuamente.  

Adán insultaba a Eva diciéndole que no se podía distinguir si su cara estaba en la parte delantera o trasera de su cuerpo, y Eva le devolvía la delicadeza abucheándole a Adán de que su herramienta era muy corta, flaca; y que se desinflaba demasiado rápido.

Pero como la naturaleza humana es lo que es, y como no tenían ropa ni cobijas, estaban obligados a dormir juntos para defenderse de los elementos y del frío (todavía no habían descubierto el fuego -eso pasó mucho después), entonces ocurrió lo que tiene que ineluctablemente ocurrir cuando dos tibios y suaves cuerpos entran en desnudo y apretado contacto: Adán infló a Eva.  No una vez, sino que varias.  Como resultado de esta inesperada pero entretenida actividad insufladora, tuvieron varios hijos: Caín, Abel, Enoch y otros que la Biblia no quiere mencionar (como Seth que algunos dicen que es Enoch).  Y los problemas no terminaron aquí, sino que apenas comenzaban.

Después de un tiempo, como Eva era la única mujer sobre la faz de la Tierra, y como la herramienta de Adán estaba desinflada e inservible, Eva se vió abocada a la tarea de poblar este nuevo y amplio recinto en que ahora vivían (muchísimo más amplio que el Paraíso), así que Enoch fué el primer encargado de suministrar un nuevo y más moderno inflador para continuar con la inflación humana, acto que más tarde clasificamos como parafilia-gerontofilia.  Y así, inesperadamente, se creó la profesión más antigua del mundo, y la raza humana se degeneró debido a la suelta y concupiscente práctica de la endogamogénesis.  El acto sexual de Eva y Enoch fué el primer acto de paedogénesis registrado en nuestra historia, y el génesis de la paedofilia –o pedofilia-; hoy, un acto meramente eclesiástico.  Que quede claro que este arbitrario acto nunca fué una partenogénesis.  El incesto lo improvisaron e implementaron corto tiempo después.

A estas alturas, los dioses les habían abandonado completamente, o habían decidido negarles su paternalismo, o simplemente los dioses no existían ya más.  Esto fué lo que les enseñó a descifrar el contenido del tamiz de la soledad, y es por eso que los dioses ahora sólo viven en la imaginación de aquellos que aún no toman responsabilidades por sus propios actos y por sus propias vidas.  Este es un efectivo pero especulativo mecanismo de defensa mental el que habilita la capacidad de echarle la culpa de nuestras fallas al "destino", a la "suerte", a la "fatalidad", o a que "dios lo quiere así", un concepto tectomorónico de resguardo pecaminoso muy popular, pero menos práctico que la electricidad en polvo.

Como todo lo que sube tiene que bajar, Adán y Eva se estaban haciendo viejos y necesitaban de cuidados, de compañía, y de un poco de avenencia para vivir juntos sin importar quién estaba en lo correcto, o nó.  Ahora con una creciente prole había otros problemas que resolver: comida, ropa, habitación y jubilación.  Hay algo inexplicablemente raro en lo de la comida porque aún tenían manzanas para comer...  ¿Una venganza divina, o un descuido de las inoperantes mentes divinas de aquellos nunca vistos ni nunca oídos dioses que les crearon?  ¿Qué cosas, no?

Las buenas relaciones que anteriormente habían tenido en el Paraíso con los otros animales se deterioraron vertiginosamente cuando Adán y Eva (y su ahora creciente y hambrienta prole) descubrieron que aquellas creaturas divinas eran en realidad, comida móvil y ambulante.  De aquí el McDonald's le copió a Adán y Eva lo de Auto-Mac (Drive-thru).  

Otro detalle es que en ningún escrito se menciona que Adán y Eva fuesen casados en matrimonio, ni tampoco se tiene ningún registro de ninguna ceremonia paradiasical que los amarrara de esa forma, por lo tanto no tenían ninguna obligación legal del uno para con el otro, pero aún así, vivieron juntos en cohabitación hasta que se murieron bien muertos.  Y vivieron tranquilos en este estado de amancebamiento porque no había ningún fraile degenerado y metido en lo que no le importa, que los rapapolvase por vivir en condiciones de concubinato voluntario y espontáneo.

Esta pancarta mía de la imaginación histórica no tiene nada de original porque muchos han escrito sobre este tan manido tema, como por ejemplo el "Diario de Adán y Eva" de Samuel Langhorne Clemens, más conocido por su seudónimo de pluma: Mark Twain.  En su pintoresca obra Twain describe con un fárrago de humor, ingeniosidad, sarcasmo, matices de ridiculez y surtidas especulaciones filosóficas, el descubrimiento mutuo entre Adán y Eva.

La soledad es una enfermedad contagiosa de la epilogística longevidad.  El tamiz de la soledad es como un colador de la realidad el cual –con la experiencia de la edad- comienza a filtrar nuestros pensamientos, ideas, principios y sentimientos, y es por eso es que a avanzada edad la vida luce tan diferente.  Esto se acentúa enormemente con el hecho de que ya no tenemos tanta gente alrededor nuestro, gente de "nuestra edad" o "de nuestro tiempo" eso es; porque siempre hay gente alrededor nuestro, pero aunque sean familia, éstos están ahora en la categoría de "forasteros" en nuestras vidas porque funcionan en otra frecuencia cuyos decibeles ya no podemos ya alcanzar ni compartir. 

Nos ponemos lentos y medio despistados porque la tecnología y los avances de la Humanidad nos complican la vida, y nos convertimos en un mueble en que todo el mundo (más joven) revuelve alrededor o franquea sin enterarse de que estamos allí, porque a estas alturas de senilidad; la velocidad de la vida es demasiado para nosotros, entonces nos quedamos atrás.  Y la carrera de Ratas continúa su indolente camino, y en la cual nos rezagamos un poco más cada día hasta que estiramos la pata (o cagamos fuego como lo diría el Cacique-Toqui Araucano Malloquete(3)) y nos vamos derecho al Horno.   

(3) El gran Cacique Malloquete fué un valiente y osado Toqui Mapuche quien condujo decididamente a un nutrido ejército de Moluches (o Aucas como los nombraba el Inca del Perú) del norte de la región del río Biobío, en contra del Gobernador español Pedro de Valdivia, con quien libraron la sangrienta batalla de Quilacura, en el año 1546 de Su Majestad.

Y sí, Adán y Eva a pesar de tener una larga prole alrededor de ellos, se sentían muy solos porque cuando entraron en los agrestes, lentos y bucólicos terrenos de la senectud, Adán y Eva eran los únicos viejos que existían en el planeta y estaban más solos que el centinela del Faro del Fin del Mundo de Jules Gabriel Verne; autor quien murió miserablemente de Diabetes Mellitus.  La soledad pesa y asusta porque no es solo un estado de cautiverio emocional, sino porque es una realidad tañente en que la reclusión nos infecta el espíritu y nos oxida la conciencia debido al incremento de la falta de contacto con otra gente.

Otro detalle persistente que me carcome el coco y me corroe la intelectualidad es que no entiendo cómo Adán y Eva se comunicaban.  Nunca se supo ni se determinó que hubiese habido(4) un lenguage disponible para que las primeras creaturas humanas del planeta –de acuerdo al estólido creacionismo- pudiesen comunicarse.  Basado en la estultilocuencia de los escritos históricos, Adán y Eva no poseían un lenguaje.  ¿Entonces cómo coños éstos dos se comunicaban?  ¿Qué cosas, no?

(4) Esto es correcto porque para aquellos que no dominan el idioma Castellano, esta frase glíptica corresponde a la forma del Pretérito Pluscuamperfecto del Subjuntivo en su forma compuesta.  Usted debe de saber de que en el Paraíso, el Gerundio no existía.  Este docto lenguaje lo aprendí debida y cabalmente de nuestro increíble e inmortal Catedrático y Preceptor de la Lengua Castellana, Don Selim Sadek Nifuri en el indeleble Instituto Alonso de Ercilla de los dedicados Hermanos Maristas.

De acuerdo a los Peritos y Catedráticos de estas ciencias del Lenguaje -porque como lo he mencionado anteriormente en varias ocasiones, yo no sé un carajo de nada-, el origen del lenguaje (en todas sus expresiones) en la especie Humana ha sido el tema central de las discusiones y de la polémica académica durante interminables siglos, y de la que aún nadie tiene la más emigrada idea o un peregrino consenso de cómo se originó y desarrolló su ectogénesis, o su direccionalidad basada en el inconstante comportamiento humano.

Tan complicado y quisquilloso es este oscuro debate sobre el origen del lenguaje que en 1866, la Sociedad Lingüística de París prohibió en todos los círculos intelectuales cualquier y todo debate existente o futuro sobre este inextricable tema, una prohibición que se mantuvo influyente en gran parte del mundo occidental hasta finales del siglo XX.  Hoy, existen numerosas hipótesis sobre cómo, por qué, cuándo y dónde podrían haber surgido nuestros idiomas, pero en esto, seguimos más perdidos que el Teniente Bello(5).

(5)  El Teniente Primero Alejandro Bello Silva (1887 -. C 1914) fué un aviador chileno que desapareció durante su vuelo de calificación para la certificación como piloto militar.  Alejandro fué el tercero de los cuatro hijos de José María Bello (quien era hijo de Andrés Bello) y Ana Rosa Silva.  Desde niño tuvo que vivir en Ancud, Chile; debido al exilio de su padre después de la Guerra Civil chilena en 1891, también conocida como la Revolución de 1891; un conflicto armado entre las fuerzas que apoyaban al Congreso y las fuerzas que apoyaban al Presidente José Manuel Emiliano Balmaceda Fernández, quien formaba parte de la aristocracia Basco-Castellana en Chile. Las malas lenguas dicen que al Teniente Bello lo "desaparecieron".

Cosa sumamente curiosa es que solo tenemos un alfabeto fonético, sin embargo poseemos dos abecedarios.  Esto es porque al ser humano le encanta complicarse la vida, enredar todos los asuntos, y hacer las cosas más complicadas de lo que son, y sin ninguna necesidad para ello.  Si usted compara los dos abecedarios (Mayúsculas vs minúsculas), éstos son indiscutiblemente diferentes.  La única letra que es algo similar entre estos dos abecedarios es la letra X; el resto de estos signos a los que llamamos letras difiere completamente en forma y representación gráfica entre su representación de "minúscula" y su homóloga "mayúscula".  ¿La razón para esto?  Si no es por joder, no sé por qué.  ¿Qué cosas, no?

¿Vé usted que hablando sobre Adán y Eva me sumergí escabullida y solapadamente dentro de una amplia y diestra discusión sobre el lenguaje humano, justito bajo sus narices?  Mantenga sus defensas altas.

Volviendo al curioso e inexplicable tema del lenguaje de Adán y Eva, hay que pensar de que los creadores también eran mudos y faltos de lenguage simplemente porque esta pareja Paradisiacal fué creada a la imagen y semejanza de sus creadores -según los perpetradores de la creación humana- quienes probable y sensatamente deberían haber consultado con alguien más informado sobre este peliagudo temita del lenguaje como por ejemplo, con Don Charles Darwin.

¿Entonces cómo Eva podría haber entendido lo que Adán murmuraba -y viceversa- si ellos no poseían un lenguaje entendible y descifrable?  ¡Inaudito!  ¿Quizá se hacían señas con las manos, brazos, dedos y sus cuerpos?  ¿Quizá se daban miradas llenas de intención? (si usted tiene suegra, entonces usted entiende este ácido concepto nervioso-visual).  ¿Quizá utilizaban una serie de ininteligibles sonidos guturales acompañados de extraños ademanes?  ¿Quizá ampliaban un lenguaje puramente corporal por medio de dancitas o fandanguillos cargados de inuendo?  ¿Sabrían ellos acerca de lenguaje Informativo, Expresivo, o Directivo?

La palabra "comunicación" se deriva del Latín "commūnicāre", que significa "compartir"; por lo tanto esto para mí es de suma importancia porque en mi concepción, el lenguaje en cualquiera de sus múltiples formas y combinaciones es una actividad específica con el solo propósito de intercambiar información entre dos o más personas, con el fin ulterior de rendir o recibir los significados prácticos de destino, a través de un organizado sistema colaborativo de señales, signos, códigos, y reglas semióticas en un explícito y definitivo contexto sintomatológico.  Entonces el "lenguaje" no es un asunto simple de última hora.

Sin un lenguaje fonético articulatorio, acústico o auditivo –esto sin incluír fonética y fonología- es prácticamente imposible comunicarse con otros en forma efectiva, definida y clara.  Hay muchos conceptos que requieren de un específico lenguaje psíquico definido, sin expresión somática para poder entenderlos.  En el lenguaje somático las palabras son innecesarias, por ejemplo si usted tiene calor y se avienta aire en la cara con una mano, su interlocutor sabrá inmediatamente que usted esta acalorado; si usted pone cara de diarrea compungida y se sujeta el estómago con ambas manos mientras que se arquea sobre su vientre, su interlocutor sabrá ipso facto que a usted le duele el estómago, la güata, o las tripas; y para esto, no hay ninguna necesidad de expresarse en forma parlante.  Para otros asuntos más conceptuales y complexos, es necesario poseer un lenguaje fonético abstracto.

Ahora, de modo que podemos asumir bastante inconcusamente de que Adán y Eva no poseían un lenguaje inmaterial avanzado, necesariamente deberían haberse comunicado con un lenguaje somático gestual, porque sin un lenguaje psíquico, Eva no podría expresarle a Adán de que ella estaba temerosa del futuro, y Adán no podría haberle explicado a Eva que él tenía planes.

Pero para otras cosas más mundanas, el lenguaje mímico y titeresco funcionaba: Por ejemplo, Eva podía cazar un ratón, degollarlo y ponérselo arriba entre las piernas para ilustrarle a Adán de que ella estaba menstruando, y a su vez; Adán podría recoger un par de melones de buen tamaño, y también colocárselos arriba entre las piernas y mientras apuntando hacia los melones y hacia Eva alternativamente con su dedo índice, podía comunicarle inequívocamente a Eva de que ésta lo tenía desquiciado y hartado. 

Además, aparentemente el Paraíso no era tan Paraíso después de todo porque allí no tenían casa, estaban desnudos, no tenían trabajo ni dinero, ni seguridad contra la delincuencia, ni seguridad social, ni nada y además, no protestaban.  Si yo no supiese mejor, a mi no me cabría ninguna duda que el Paraíso estaba en Chile (por eso me vine a USA).  ¿Qué cosas, no?

Esto le parecerá inverosímil, pero esta pseudo-histórica aventurilla de Adán y Eva, incluyendo a la pobre y discriminada serpiente que hablaba y decía la verdad y que además era antropóglota, es escandalosa hasta sus raíces; entonces es ineludible, indefectible y necesario recurrir a una explicación alegórica emblemática para zafarse de disparates de envergaduras colosales como éste.  Pero en fin, usted crea lo que quiera creer porque la imaginación es gratis, el castramiento moral es sin cargo, y la circuncisión mental cuesta muy poco.  

Lo que sea que hubiese pasado con esta insólita y anormal pareja durante el resto de sus vidas en las periferias del Paraíso realmente no importa porque al final del cuento, Adán y Eva se hicieron viejos, su inducida evolución biológica llegó a su fin, y se murieron bien muertos como cualquiera de nosotros lo hará más rato.  Lo más triste de todo esto, es que Adán y Eva nunca pudieron celebrar ni el Día de La Madre, ni el Día del Padre.

Quizá lo único que resta por hacer como resultado de este raro cuento, es agradecerles a nuestro patrilineal Y-cromosómico Adán, y a nuestra matrilineal Mitocondrial Eva, los orígenes ancestrales de nuestra naturaleza, aunque todo esto sea una chilindrinada bíblica.

Otro detallito en el que nadie se fija es que el viejo Noé muchísimos años después, tuvo que volver a repoblar la tierra porque a los jodíos dioses arbitrariamente se les ocurrió ahogar a cuanto ser humano pisaba la tierra, dejando al anciano Noé y a su reducida progenie el trabajo de repoblar la anegada tierra.  Lo sospechoso es que había animales merecedores enredados en el entuerto, por lo que creo aquí se inició la práctica de la zoogamia.  Quizá de aquí se derivan las herencias genéticas de los políticos infundiosos, de los siempre abyectos abogados, y de los bizantinos frayes degenerados.

Para terminar este asinino bulo de Adán y Eva en una forma épicamente poética, les ofrezco esta sencillamente armonizante pero realista y axiomática cláusula paradisíaca proveniente de mi propia cosecha:

"Lo real es lo real, el resto; onanismo intelectual".
- RAG





El Loco