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miércoles, 1 de agosto de 2018

El Bolsillo

Estos son los recuerdos que he llevado en el bolsillo izquierdo de mis pantalones cortos de cotelé(nota) de color café oscuro desde que aprendí a caminar, pantaloncillos a los que odiaba con toda la energía de mi niñez porque me hacían lucir como una Barbie chueca, desnutrida y con bolitas.  Ahora ya no me importa porque esos pantaloncetes ya no me caben pero tampoco los he reemplazado, así que los sigo atesorando para, de vez en cuando; escarbar en su bolsillo izquierdo.  En aquellos tiempos, yo solía vivir en Valparaíso, Chile.

(nota)  En otros países al cotelé le llaman Pana o Corderoy.

Por alguna extraña razón aún por ser descubierta y que quizá jamás lo sea, mi joven Madre pensaba que me veía muy bien con esos pantalones a pesar de mis canillas y piernas flaquísimas, y unas rodillas que parecían un nudo mal hecho en una escuálida rama de árbol enfermo.  A esa edad yo no tenía libre albedrío (ningún niño lo tiene), así que no me quedaba otro remedio que usar los malditos pantalones cada vez que íbamos de visita a alguna parte.

Lo primero que debo confesar es que el bolsillo izquierdo de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro, estaba roto, y por eso muchos de los conocimientos que adquirí durante mi temprana edad y que coloqué en ese profundo bolsillo; ya no están allí.  No sé si se cayeron hace poco o hace mucho tiempo, lo que sé es que ya no están ahí.  Más tarde en mi vida remendé el bolsillo, lo reforcé, y desde entonces he podido guardar muchas memorias, que como un anchuroso bolso (sin fondo) de mujer, este extraordinario bolsillo tiene una gran capacidad de carga y ahora contiene una barbaridad increíble de cosas heterogéneas, desordenadas y algunas sin sentido, y hasta algunas cosas que no sabía que tenía. 

Ninguno de los sueños que atesoraba en este imberbe bolsillo se ha perdido porque mis sueños siempre abrigan la gruesa veta de la dulce y perenne miel de mi imaginación, lo que los hace sumamente pegajosos, entonces se adhieren porfiadamente a las paredes del bolsillo de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro, y por eso; nunca se caen.

El bolsillo izquierdo de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro no es una computadora, ni un ábaco, ni un compendio bibliotecario de recuerdos ordenados, por lo tanto lo que cuenta es la cantidad que hay en él, y no el orden de sus contenidas memorias.  Por ejemplo, cuando me acuerdo de acordarme, me acuerdo de que la velocidad de la luz es rapidísima, pero nunca me acuerdo de cuál es la velocidad de la obscuridad.  A mí me parece que la luz y la obscuridad corren a la misma velocidad, sólo que en sentido contrario entre ellas. 

Y así, tengo memorias esporádicas y otras de largo alcance las que quizá no se hilvanan las unas con las otras entre sí, pero esto no se llama desorden, se llama espontaneidad, y yo, soy un tipo muy espontáneo.  Tan espontáneo como una sonrisa o como un susto.  Y por eso es que me gusta abrazar a los árboles.

Quizá parezca y suene muy infantil o hasta inmaduro de que a mi edad esté aún escribiendo sobre los disparatados años iniciales de mi vida, pero no tengo otro remedio porque es que nuestra sociedad completa y sin ninguna exclusión o excepción, aún vive ciegamente aferrada a las cómodas y mareadoras vueltas de la vieja edad de la rueda, sin avanzar moral o intelectualmente en forma madura, y además, estamos perpetuamente viviendo en el tiempo de una pequeñez de conciencia y estrechez moral sempiternamente atañidas a nuestras volubles existencias humanas. 

Por esto, creo que las viejas memorias se transforman en nuevas y poderosas memorias cuando las repasamos bajo el enjuiciador cristal de las edades de nuestras vidas y de nuestras conciencias, las que no han cambiado un ápice desde que éramos unos pendejos de 4 años y podíamos caminar erectos por debajo de la mesa del comedor, pero que hoy nos hemos dado cuenta que esas conciencias han crecido en tamaño, pero no en visión ni en ingenuidad.  La distancia que hemos arrastrado nuestros espíritus desde los 4 años hasta hoy, la hemos caminado con las mismas chancletas de nuestras existencias que violaron esas enormes distancias de la vida en un abrir y cerrar de ojos.  Antes de los 4 años no teníamos un espíritu libre, sólo obedecíamos órdenes.


A veces me pongo a pensar –lo que no es muy a menudo cuando es a menudo- y me pregunto ¿cómo ha sido posible para tan menudo bolsillo el atesorar esa enorme cantidad de reminiscencias?  Pues el viejo refrán dice que "El saber no ocupa lugar", pero no hace referencia al por qué, pero yo creo que el saber ocupa las distancias, los lugares y los tiempos de la historia, y éstos, son lugares.  Lo cierto es que los recuerdos no son nada más que una referencia infinitamente menor que un Quásar, una referencia atómicamente indivisible en nuestras mentes, que nos conecta a un universo inagotable de conocimiento.  Cada uno de estos recuerdos es un simple "link", el que oprimimos con el silente dedo de la nostalgia. 

El conocimiento sí ocupa lugar, ¡y mucho si lo escribimos! Si no fuese así, ¿para qué tenemos trillones de páginas escritas sobre él, cuatrillones de gigabytes con su electrónico contenido, y una red de información infinita y etérea de una magnitud espacial y galáctica -a la que llamamos "Internet"- con un google(1) de intangibles páginas de conocimiento empírico, fraudulento y verdadero?   ¿Por qué tenemos una cantidad Graham de data a la que podemos acceder en un yoctosegundo?  Simplemente porque aunque el saber no ocupe lugar, la memoria no es infinita, y debemos escribirla.

(1)  La palabra “Google” proviene del vocablo Googoplex.  Un googolplex es el número 10googol, o equivalentemente, 10 (10100).  Escrito en notación decimal ordinaria, es 1 seguido de 10100 ceros, es decir, un 1 seguido de un ceros googol.  ¿Qué cosas, no?

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Cuando el Hombre se dió cuenta de que el conocimiento que no se nos quedaba en la memoria era tantísimo, y que nuestros deficientes cerebros no eran capaces de contenerlo, decidió comenzar a guardarlos en una forma diferente para no perderlos.  Hace una chorrera de polvorientos milenios atrás (chorrocientos años), un visionario sin I-Pod ni Ordenador; un Macedonio llamado Ptolomeo I Sóter (El Salvador) quien fué Rey de Egipto por allá por el año 305 AEC, se le ocurrió construír la famosa Biblioteca de Alexandria, la que fué el anaquel de conocimiento escrito más grande de que se tenga memoria, y que contuvo más de 700.000 gruesos volúmenes de sapiencia rotulada apropiadamente. 

Estos formidables epítomes y compendios apenas fueron capaces de contener una nimia parte del conocimiento Humano acumulado hasta la época.  Comparados con nosotros hoy, ¡estos giles no sabían nada!, pero ciertamente el conocimiento ya ocupaba muchísimo lugar…

¿Qué tiene ésto que ver con mi bolsillo?  Pues nada.  Ya les advertí de que el bolsillo izquierdo de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro (ya reparado), no es ni una computadora ni un ábaco, ni un compendio bibliotecario de recuerdos ordenados; y que se parece más a un elástico bolso de mujer.  Contrario a la Biblioteca de Alexandria, mi bolsillito guarda una cantidad ingente de "links" organizados al desordenado azar, y no guarda material alguno de ninguna especie sino estas circumbirúndicas(2) conexiones con mi memoria.

(2) Este término diccional o vocablo de facundia es de particular territorialidad, y es usado principalmente en Chile por algunas clases sociales connaturalmente desheredadas de una germanía ilustrada y apta, y es una aleatoria fusión de los inuendos del significado de las palabras: asombroso, secreto, misterioso, inexplicable y prodigioso.  Así que cuando usted quiera expresar su admiración por algo, o por algún asunto que confine el significado conceptual de estas varias palabras de la lengua Castellana; simplemente use este práctico vocablo chileno y refiérase al asunto en cuestión como: "circumbirúndico".

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En casi todos los casos que conozco, el dinero adormita la conciencia.  El dinero siempre encuentra fértiles tierras para diseminar y desarrollar su lado maléfico y protervo (porque todas las cosas tienen por lo menos dos lados).  Por ejemplo, el dinero encuentra fructíferos parajes en abogados deshonestos, políticos y frailes degenerados; y no hay absolutamente ninguna necesidad de validar este fenómeno, solamente hay que leer los diarios, ver la Tele, y escuchar el alarmante y escandaloso ruido que emiten nuestros Ayuntamientos, Alcaldías, Congresos, Capitolios, junto al gran cantidad de otras siniestras antres* gubernamentales diseminadas estratégicamente en nuestras atareadas ciudades.

Estas madrigueras que odiosamente albergan malolientes ratas y gusanos de cadáver, a las que llamamos inocentemente "Oficinas" (oficinas de abogados deshonestos, políticos sucios y frailes degenerados, eso es), las que se supone que sean para administrar justicia, pero resulta ser que son nada más que covachas albergando abundante inmundicia moral.  Todas estas “oficinas” no son más que la misma mierda con distintas grufted* moscas.

Sin embargo, la otra cara del dinero que adormita las conciencias hace su trabajo también y sin el menoscabo de las escabrosas acciones de su gemelo demoníaco.  Hay mucha gente que adora el dinero pero que también adora a su prójimo, independientemente de la forma en que éste esté hecho, y de la forma que éste piense.  Adoran a sus prójimos sólo porque son prójimos y porque simplemente, les adoran.  Estos seres especiales están hechos de una mágica materia etimológica que contiene amor al ser humano, amor a la humanidad, caridad, y respeto positivo y constructivo; y no tienen nada que ver con los misántropos del párrafo anterior. 

Puesto en los términos más simplistas de la lengua Castellana, estos filántropos seres humanistas buscan en una forma totalmente desinteresada la excelencia en cada faceta y circunstancias de la vida humana, para cada vida humana en forma indiscriminada, creando múltiples maneras y vías  para traer esa filosofía a fruición.  El caso curioso es que este dinero que adormita conciencias, también las despierta y las despabila en una gran forma.

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Si la gente piensa que tener piojos (Pediculus Humanus Capitis) es algo descastado por la sociedad, están muy equivocados.  Dependiendo de su punto de vista, esto puede ser cierto pero no se olvide de que hay un factor preponderante que determina si el hecho de tener piojos es un estigma social, o es simplemente una materia de orgullo. 

Para comenzar, la enfermedad más denigrante del hombre –del hombre denigrante digo- es la Alopecia Areata.  Esto es, una condición médica la cual es responsable por la pérdida del pelo.  Es denigrante porque apenas uno se vuelve calvo, le comienzan a tildar con muchos sobrenombres, y le cuelgan una pila de apodos infamantes y deshonrosos tales como:

Cabeza de rodilla
Resbalín de piojos
Cabeza de fósforo
Bola de billar
Cabeza de nalga
Bombillo de cuero
Cabeza de bala
Culito de mandril
Cabeza de teta
Frente infinita
Cabeza de talón
Pelón
Cabeza de poto
Cabeza de lengua
Cabeza de talón

Hay muchos otros apodos bastante más insolentes y humillantes los cuales no deseo nombrar.  Lo distintivamente cierto hasta la fecha es que lo único que puede detener la caída del pelo, es el suelo.

¿Cómo va a ser bonito que a uno le llamen así?  La gente no tiene la culpa de quedarse calvo, pero cuando se quedan calvos no hay remedio (hasta ahora).  Esto nos trae de vuelta a la idea de que el tener piojos es un beneficio.  Si usted tiene más de cincuenta años, o se quedó pelado antes de eso, simplemente no tendrá el privilegio de tener piojos.  ¡A mi edad el tener piojos es un gran privilegio!  ¡Pues claro!  Si tenemos piojos es porque tenemos pelo.  ¡Hijo, tenemos pelos! ¡Los pelados solo sueñan con tener piojos!


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Desde hace mucho tiempo he estado pensando en estas cosas, y hoy, he decidido estamparlas en este escrito.


No necesito cerrar mis ojos para recordar aquellos imborrables e inmortales días de nuestras inocentes y “libres” infancias.  En aquellos firmes días en que creíamos y actuábamos como si todo el tiempo y el mundo completo era nuestro.  Manteníamos siempre presente en nuestras mentes y en clara perspectiva de que el "mundo adulto" no cesaba de prodigarnos límites, cercas, reglas, barreras y formantes* que no consideraban la niñez, sino que "el comportamiento". 

Estos adultos no eran capaces de entender que no era ningún pecado ni una rebelión en contra de la sociedad el hecho de regresar a casa después del colegio o después de nuestras andanzas diarias por dondequiera que estas se hubiesen desarrollado, con los pantalones rotos, sin algún botón en nuestras camisas, con alguna nefasta mancha en nuestra chaqueta, o que tuviésemos un codo rasmillado,  las manos y la cara sucias, o que hubiésemos perdido la pelota de fútbol... o un zapato.  ¿Se ha dado cuenta que los zapatos perdidos son siempre de a uno?  ¿Qué cosas, no?

Tampoco les gustaba a los adultos el que trajésemos un invitado a almorzar o a cenar sin aviso, o que invitáramos a un amigo a la casa a jugar sin pedir permiso.  Nunca entendí por qué los adultos, que habían sido niños tal como nosotros un día ya ido; no entendieran estas cosas tan simples y honestas de la niñez sin dobleces.  ¿Donde las habrían olvidado?  ¿Quizá nunca tuvieron pantalones cortos de cotelé de color café oscuro?  No lo sé.  Nosotros siempre entendimos a los adultos y a sus formas de ser.  ¿Por qué les costaba tanto a ellos entendernos a nosotros cuando ellos "tenían mucha experiencia" en la niñez?  Tampoco lo sé.

Cuando pedíamos más pasteles y galletas, nos decían que no eran buenas para nosotros y que no deberíamos comer muchas; sin embargo, ellos se hartaban con las galletas.  Cuando pedíamos un pedazo de torta, apenas nos daban solo un menudo pedacito porque "era mucho para un niño".  ¿Acaso se olvidaron de que los estómagos de los niños no tienen fondo para postres, galletas, pasteles, dulces y helados?  ¿Cómo es posible de que los adultos tengan tan mala memoria?  No lo sé.  ¿Por qué decían que ingerir demasiadas calorías era malo cuando ellos se hartaban de licor?  Tampoco lo sé.

Cuando hablábamos y jugábamos con nuestros amigos imaginarios y nos divertíamos a más no poder con ellos, los adultos nos miraban con caras preocupadas y rápidamente buscaban la dirección del psicólogo o del psiquiatra y nos decían que no le habláramos a nadie de nuestros amigos imaginarios porque no existían.  ¿Cómo que no existían?  ¿Estarían locos estos adultos? ¡Por supuesto que eran reales!  ¡Si jugábamos todos los días con ellos!  Cuando los adultos les hablan a los otros adultos y les contaban cosas de ellos que no eran ciertas, cosas que eran imaginarias para que sus amigos pensaran que ellos eran más de lo que realmente eran, y tenían más de lo que realmente tenían…  No era eso imaginación?  Deshonesta; pero imaginación al cabo...

¿No es eso imaginario?  ¿Por qué cuando los adultos inventan historias fantasiosas acerca de ellos está bien, pero nuestros amigos imaginarios no lo están?  No lo sé.  ¿Por qué los adultos tienen historias imaginarias para sus amigos, las cuales las cuentan como ciertas;  pero nuestros juegos imaginarios no son reales?   Tampoco lo sé.  Lo único que sé es que los adultos tienen cientos de amigos imaginarios, y todos ellos viven en Internet.

Ya no le hablo mucho a mis amigos imaginarios de la niñez, ni como pastelillos ni galletas con ellos como solía hacerlo antes, ni juego tan seguido con mi dragón "Pantuflo", un títere de peluche de mi niñez el que siempre fué real, pero que hoy ya no juega…  Quizá simplemente porque ha pasado el tiempo.  Sí, ha pasado ya mucho tiempo, pero hoy estoy aquí otra vez intentando hablarle a mi vida de lo mucho que lamento el no tener a mis amigos imaginarios ni a mi dragón "Pantuflo" conmigo ahora en cada día que pasa, porque ellos disipaban mis amargos silencios y mi oscuros temores.

Pantuflo me consolaba cuando estaba triste mientras sorbía de a poco mis Sopitas de Dolor cuando veía secarse a alguno de mis ríos, y me murmuraba al oído que la pena era solo alegría mal encaminada.  Pero sé que mis amigos imaginarios y Pantuflo no se han ido para siempre.  Sé que están ahí en alguna parte aguardando…  Me gustan mis amigos imaginarios y también Pantuflo porque ellos nunca pretenden que todo está bien.  Pantuflo también  me dijo una vez: “Sé siempre tú mismo porque todos los demás ya están tomados”.  Creo que Pantuflo tiene razón.


Yo no entendía las cosas que pensaban los adultos de aquel entonces y sabía que sentiría miedo sin que ellos me sujetasen la mano.  Pero me entristecía cuando me llevaban de la mano porque ellos no querían tomar de la mano de mis amigos imaginarios, ni dejaban que "Pantuflo" me siguiera a distancia.  ¿Por qué se les olvidó el ser niños?  No lo sé.  ¿Cómo se les olvidó tan rápido el ser niños?  Tampoco lo sé.  Lo único que sé es que yo no me olvidaré nunca jamás, y es por eso es que sigo escribiendo sobre estas tonterías. 


Sí, tonterías digo porque para los adultos, las cosas que los niños decimos son siempre tonterías, esas tonterías que nos hacían felices, tonterías que ellos ya no saben decir... y no sé por qué se les olvidaron...  No lo sé...  Ya vé usted, ¡yo ya no sé ni mierda!

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Este cuento es para los que se sienten un poco decaídos, o quizá un poco deprimidos.  Este cuento no les resolverá su situación actual, pero les dará una perspectiva alternativa al escenario en que viven de momento.

En este mundo SIEMPRE hay un prójimo más cagado que nosotros, más pobre que nosotros, más solo y aislado que nosotros, más tonto que nosotros, más chico que nosotros, más guatón que nosotros, más grande que nosotros, más flaco que nosotros, más inteligente que nosotros, más huevón y más desesperado que nosotros.  ¡Ah!, y más feo que usted.

La cosa es, ponerse uno mismo en una seria perspectiva con respecto al mundo que nos rodea, por más injusto o vacío que éste sea o parezca.  Acuérdese que la libertad y la justicia son una fantasía, sólo el vivir de sueños es lo verdadero.  Si usted no es capaz de hacer esto con el poder innato que le brinda su calidad de ser humano y su carácter, pues entonces usted es una mierda, y lo mejor que puede hacer es tirarse de cabeza en un pozo séptico y dejar de disminuir al resto de la humanidad con su presencia en la tierra.  Y si es así, no me rebata estas irrefutables palabras porque apenas abra su boca, le disminuirá valor al total del heroico subsistir del género humano que lucha y se esfuerza por progresar como usted lo debería estar haciendo.  Digo esto exceptuando la presente compañía por supuesto.

Para empezar, el único problema que aún no tiene solución, es la muerte, y como dicen acertadamente los cubanos: "el resto chico, ¡es mielda!".  Lo paradójico de la muerte es que cuando usted se muera, se le resolverán automáticamente todos sus problemas, pero si usted se suicida (no es que se vaya para Suiza), perderá totalmente su calidad humana, que es el tesoro más grande y más valioso al que un ser vivo puede optar, y usted no será más que una bosta sin personalidad en un hoyo en el suelo.  Recuerde que la vida es la interrupción de la muerte porque la vida es pasajera, y la muerte; eterna.

Escuche ahora: no hay ningún cuento para usted aquí, solo le dije esto para que usted vea si usted mismo es un cuento, o usted es algo real.

Muchas veces la vida nos va a tirar tierra, lodo, piedras, y todo tipo de porquerías...  Nuestros conocidos hablarán de ayudarnos, pero quizá en realidad no les interese, y hasta puede que te empujen hacia un hoyo, y esto le hará sentirse solo, abandonado, sin amigos, sin salida…  Pero uno debe evolucionar porque cuando uno evoluciona, también crea evolución a su alrededor.  Eres libre para tomar decisiones con coraje, desprendimiento y a veces; con una dosis de locura.  Aprender es envolverse en el mundo de lo desconocido.  No tenga miedo de esto, ni miedo de cambiar, atrévase a desafiarlo todo.  Insista una y otra vez sin cansarse, recuerda que sin determinación se puede perder una batalla que ya parecía ganada.

Nunca se rinda porque el que no se rinde, puede ser avasallado, pero jamás vencido.  Siempre empiece de nuevo y nunca se olvide de lo que quiere y de lo que es.  No tenga miedo de equivocarse, de cometer errores y de saber que es necesario ser humilde para aprender.  Tenga paciencia para encontrar el momento adecuado para actuar.  El mundo está en las fuertes manos de aquellos que sueñan, de los que tratan, y de los que corren el riesgo de vivir sus sueños.  Recuerde que aquel que no se arriesga, no cruza el río y camarón que se duerme, se lo fornican los sapos.  Su valor como ser humano no cambia bajo las circunstancias.  Entonces salga allá afuera, ¡y viva como si no hubiese un mañana!

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Dicen que la vida tiene más vueltas que un trompo, pero yo creo que un mojón se da más vueltas en el inodoro antes de partir…  Sí, se dá muchas vueltas antes de partir, luego se levanta erecto, saluda heroico, y se va para siempre…  El trompo no hace eso...

Aquí hay una vuelta de la vida que dá para pensar.  Tiempo A hubo un granjero escocés muy pobre de apellido Fleming quién vivía en una pequeña aldea en Lochfield, Escocia, una aldehuela establecida por los Romanos en el siglo XVIII.  Un día al final de la tarde en que el señor Fleming regresaba del duro trabajo de sus campos, mientras cruzaba un pantano que colindaba la senda que él caminaba de regreso a casa cada día, oyó un apagado lamento pidiendo socorro que provenía del pantano que cruzaba.  Cuando se dió cuenta de que el lamento era una voz humana, dejó caer sus herramientas instantáneamente y se dirigió corriendo a toda prisa hacia el lugar desde donde provenía la voz.


Cuando llegó al lugar de los lamentos, descubrió que había un jovencito aterrado que apenas tenía los brazos y la cabeza afuera del pantanal, y gritaba y se esforzaba desesperadamente por liberarse del fango que se lo estaba tragando irremisiblemente.  Sin pensarlo dos veces, se abalanzó en el pantano en el que rápidamente se hundió hasta la cintura en el húmedo y negro barro que ya casi terminaba de tragarse al angustiado jovencito.  Sin titubear y arriesgando temerariamente su vida, el viejo granjero Fleming logró salvarle la vida al muchachito después de una descomunal lucha sin cuartel con el despiadado pantano, evitándole al muchacho una lenta y horrenda muerte.



Agotado por el esfuerzo, ayudó como pudo al temblante muchacho sobre sus pies, y le mandó de vuelta a su hogar.  Después de descansar unos momentos, se encaminó a su casa para poder bañarse y reposar.  Mientras salvaba las últimas leguas de camino que le distanciaban de su morada, se iba diciendo a sí mismo mentalmente: "Ese muchachito en el pantano podría haber sido mi hijo.  Ese niño atrapado en el pantano podría haber sido mi propio hijo…".  Cuando llegó a su vivienda su hijo salió a recibirlo como de costumbre, pero esta vez, el granjero Fleming le abrazó con más sentimiento que nunca, hasta que le brotaron dos pequeñas y sumisas lágrimas, las que se enjugó rápidamente antes de que su hijo las descubriera.



Pasó un tiempo desde que estos hechos ocurrieran y unos días más tarde, inesperadamente un elegante carruaje se acercó a su vivienda y se detuvo enfrente de la puerta de la humilde casa de su granja.  Fleming un poco perturbado y nervioso por el calibre de la insospechada visita, abrió la puerta para recibir al viajero.  Cuando la elegante y delicada portezuela de la carroza se abrió, de ella surgió un gentilhombre muy elegantemente vestido con ricos atuendos, y se le presentó al granjero como el padre del muchacho que el señor Fleming había asistido unos días antes.



"Primero" - dijo el aristócrata - "Quiero agradecerle mucho el que le haya salvado la vida a mi bien amado hijo.  Sé que usted ha tenido que arriesgar su vida en tan osado intento, así es que yo quiero recompensarlo debidamente."


"Mi estimado señor, le ruego que me disculpe, pero es que yo no puedo aceptar pago por haberle salvado la vida a su hijo.  Yo lo habría hecho por mi hijo o por cualquier otra persona", - contestó el granjero escocés humildemente.  En ese preciso momento, el hijo del granjero se asomó a la puerta de la cabaña de la familia para ver qué estaba pasando.


Al verlo, el noble hombre le pregunto al granjero; "¿Es éste su hijo, señor granjero?"


"Sí, lo es" - respondió el granjero orgullosamente con una sonrisa que delataba su orgullo.

"Comprendo y respeto sus deseos, y desearía proponerle un trato.  En honesta y desinteresada retribución por su heroica y magnánima hazaña, me gustaría que me permitiera que yo le ofrezca a su hijo el mismo nivel de educación del que mi hijo disfrutará en los años venideros.  Si su hijo se parece a su padre, no dudo de que se convertirá en un hombre del que nosotros dos estaremos orgullosos" - dijo el gentilhombre con una amplia y expectante sonrisa en su rostro.

El granjero Fleming pensó en el generoso ofrecimiento detalladamente durante unos momentos, y finalmente decidió  aceptar la propuesta porque él sabía que no podría darle a su amado hijo la educación a la que aspiraba, una educación que como granjero, él nunca podría pagar.  Y así, el hijo del modesto y humanitario granjero Fleming pudo asistir a las mejores instituciones de educación que existían en aquel entonces, y unos pocos años más tarde, el joven Fleming se graduó con honores en la Escuela Médica de St. Mary's Hospital en Londres, Inglaterra.  Poco después de esto, el joven estudiante proveniente de tan humilde origen se dió a conocer en el mundo como el renombrado Dr. Alexander Fleming, descubridor de la Penicilina.

¿Y qué tiene que ver este cuento con las vueltas de la vida?  Pues bien, algunos años después, un hijo del mismo noble al que el viejo granjero le había salvado la vida en el pantano, había contraído un severo caso de pulmonía y estaba a punto de morir.  Entonces, el ahora Dr. Alexander Fleming la salvó la vida al muchachito con penicilina.

¿El nombre del noble que educó a Fleming? Sir Randolph Churchill.  ¿El nombre de su hijo que fué rescatado de las manos de la muerte por el Dr. Alexander Fleming?  Sir Winston Churchill.  ¿Qué cosas, no?


Reminiscencia

Casi nunca he mencionado el bolsillo derecho de mi pantalón corto de cotelé de color café oscuro.  No, no lo he hecho porque no tengo mucho que decir de este bolsillo derecho.  En este bolsillo se suponía que yo guardase imágenes de rostros humanos virtuosos, honestos y verdaderos; aquellos rostros que las falsedades morales y los disfraces sociales aún no los habían manchado o tiznado.  Tristemente, a pesar de que tengo varios rostros guardados en ese bolsillito los que he recogido a lo largo de mi vida, no tengo muchos almacenados en el bolsillo derecho de de mi pantalón corto de cotelé de color café oscuro.
Aunque ahora ya soy material de museo, he vivido una larga vida, más larga aún extendida coerciblemente por ácidos y corrosivos sufrimientos, y no por los años que he vivido; sino por el largo camino que he recorrido en ella, y en mi incansable y continua busca por todas las grietas inmundas y las limpias de este planeta, aún no he podido lograr llenar este bolsillo por más que he tratado.  No he encontrado muchos rostros limpios, sino que una cantidad de máscaras licenciosas con dientes de saurios… pero seguiré tratando…  siempre… 

Por ahora, el bolsillo derecho de mis pantalones cortos de cotelé de color café oscuro está cerrado como puerta de avaro, sin embargo está pronto a abrirse para cobijar una límpida cara más.

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Et sub Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)
Antre – Caverna, cueva
Formante – Cualquier cosa que limite, determine o defina
Grufted – Sucio, begrimado, tiznado
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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias. 



El Loco

sábado, 1 de abril de 2017

Historia Iterativa

¿Se ha preguntado alguna vez cómo luce la cadena de hechos que envuelven los vocablos circulares: cómo, qué, cuándo, quién y dónde?  Por ejemplo:

¿Cómo pasó qué?            -           ¿Qué pasó cómo?
¿Qué pasó cuándo?          -           ¿Cuándo pasó qué?
¿Cuándo estuvo quién?    -           ¿Quién estuvo cuándo?
¿Quién estuvo dónde?     -           ¿Dónde estuvo quién?
¿Dónde pasó qué?           -           ¿Qué pasó dónde?

Se podría decir que este es un Verso Autónomo de Disposición Acentual Capicúa, porque se puede leer desde el final hacia atrás (en reversa), y leerá lo mismo; pero también porque no es un soneto, o una canción, o un madrigal, o un verso blanco, o un verso libre, o un verso suelto.  Tampoco podría clasificarlo claramente como un verso decasílabo, dodecasílabo, o incluso alejandrino o hemistiquio; ¡y ni pensar en Octavas Reales!

También traté de clasificarlo como un verso trocaico, yámbico, o quizá mixto, pero no me pude convencer de esto, así que lo sistematicé subordinadamente como: "Verso Autónomo de Disposición Acentual Capicúa".  El Verso Autónomo de Disposición Acentual Capicúa lo acabo de inventar, así que no pierda su tiempo en Wikipedia. 

En realidad no quería hablar de este tema tan textual en mi escrito, pero tuve un subito momentum de "Gasibulum Mentis"(1) mientras trincaba mi café matutino, tema que me ha servido habilidosamente para iniciar esta conversación unilateral escrita acerca de lo que realmente quiero enhebrar, que es la Encadenación Histórica entre hechos, lugares, personas, y cosas.

(1) Gasibulum Mentis: Del Proto-Indo Europeo: "peu" (pequeño) y del Latín "vestibulum" (gas); y también del Latín: "mentis" (mental).  En el vernáculo demótico, coloquial y folklórico chileno: "Un peo mental".

Sin más preámbulo o introito, entro en materia.

La historia enmascara y camufla una serie de hechos encadenados entre sí los que muchas veces son desconocidos para nosotros.  Esto no es porque seamos indoctos o profesemos un ayuno cultural, sino que es porque nunca nos enseñaron historia correlativa análoga o sincrónica recíproca entre los homólogos y coetáneos hechos que han ocurrido en la historia del Hombre de este giratorio y aguado planeta.  En cierto modo, con la falta de este conocimiento contingente y comparativo, es como padecer del agudo y perspicaz bacilo que infecta y enherbola a casi la totalidad de los políticos contemporáneos conocido como: "Aliquam late circumcisionis" (circuncisión mental generalizada). 

Pero, ¿Qué es la Historia Iterativa?

La historia iterativa es también conocida como Recurrencia Histórica, y representa la repetición de eventos similares a través de la historia.  Este concepto de la iteración de sucesos se ha empleado de diversas formas a lo que es la historia global del mundo.  Algunos ejemplos podrían ser el auge y caída de los Imperios, pero además; los hechos específicos que llevaron a ello.  A dos o más acontecimientos específicos que tengan una semejanza notable entre ellos, independientemente del período en que ocurren, se consideran patrones repetidos en los anales de la historia.

Habiendo expresado lo anterior, debemos tener en cuenta que aunque en forma frecuente se denote que "la historia se repite", esto no es rigurosamente acertado en ciclos de duración menores en comparación a un lapso cosmológico; donde la cosmología física es el estudio de las estructuras y dinámicas de mayor escala del Universo, y se dedica a resolver cuestiones fundamentales sobre su procedencia, ordenación, evolución y destino su final.


Dionysius Alexandrou de Halicarnassus  (60 BEC a 7 EC) 

Dionysius de Halicarnassus fué un historiador griego y profesor de retórica que prosperó durante la regencia del primer Emperador Romano, César Augustus.  Su estilo retórico es conocido como Atticistic, o Aticismo.  La palabra aticismo significa "favorecer a Ática", donde Ática es la región Griega que incluye a la ciudad-Estado de Atenas. 

El dictamen y ponencia de Dionisio eran la necesidad de impulsar la Paideia dentro de la educación.  La Paidea incorpora la enseñanza práctica basada en el sujeto como un enfoque en la socialización de los ciudadanos dentro del orden aristocrático, basado en el verdadero conocimiento de las fuentes clásicas, estilo que perduró durante siglos en forma harmónica con la identidad de la élite griega.  A pesar de haber desaparecido, yo sigo practicando la Paidea.

Cliodinámica

La Cliodinámica es un área de escrutinio transdisciplinario que integra la evolución cultural, la historia económica, la macrosociología, la configuración matemática de los procesos históricos durante la historia, y la cimentación y el análisis de bases de datos históricas.  La cliodinámica considera la historia como una ciencia.  Su atención  se concentra en especificar teorías que diluciden procesos tan dinámicos como el surgimiento y caída de los imperios, explosiones y merma del censo y demografía humanos, y de la difusión y desaparición de las religiones.

Estas hipótesis se transcriben a modelos matemáticos específicos con los que las predicciones de cada modelo se justifican o se eliminan comparándolas con información referencial real.    

“Historia”

Hay que recordar que la "Historia" solo comienza a tener valor desde la existencia del hombre.  Antes de esto hubo efemérides, pero no Historia.  Las efemérides siguen ocurriendo en forma paralela al Hombre, pero ahora se les dá valor precisamente por la presencia del Hombre.  No hay ni hubo ningún procariote pensante, o un eucariote reflexivo más complejo que el número cero, ni un bilateriano astuto, ni un dinosaurio filósofo, ni un hominidae pardal o un anfibio zascandil; todo esto desde los primales anaerobes, pasando por los trilobites, los pterosaurios; hasta que finalmente apareció el Homo.  Para mí, la Historia es sumamente importante porque aquellos que no pueden recordar el pasado, están condenados a repetirlo.  Esto último se denomina: Ecmnesia.

Trataré de ilustrar mis visiones futurísticas(2) del pasado en una forma consecuente y en un lenguaje lo más lógico posible alrededor de un dietario de historia comparativa, y a la sombra de la luz de una pizarra abstracta de múltiples niveles; y sin caer en el "Delirium Tremens".  He seleccionado para este pugilato literario algunos eventos surtidos y misceláneos en una forma completamente arbitraria y caprichosa para poder ilustrar fehacientemente y en forma comprensible y clara para mis lectores, mis  futurísticas visiones del pasado. 

(2) El “slogan de mi compañía EnviroQuantum es un testimonio de mis creencias“We search for the future where the human memories went missing” (Buscamos el futuro donde lamemorias humanas han desaparecido).

No me juzgue basado en que yo le diga a usted de que puedo ver el futuro, porque si usted es religioso y asiste cada semana al uno de esos mataderos intelectuales, allí le aseguran de qué es lo que le pasará a su vida en el futuro (aunque no le conozcan), y le hablan de qué le sucederá a usted incluso después de su muerte.  Lo peor de todo es que le aseguran de lo que le va a pasar –que es normalmente va a ser algo muy malo- sin esgrimir razones lógicas o verificables, simplemente citando estas aberraciones futurísticas a través de la bibliomancia contenida en las breviarias páginas de un desacreditado enchiridión.

Estos eventos de los que yo le hablo son de un número específicamente reducido para mostrar un punto definido en la historia –que es real y verificable- los que se repiten cíclicamente y en forma constante para ventaja o deterioro de nuestras civilizaciones, y para la destrucción o regeneración paulatina de nuestros estilos de vida.  Estos variados acontecimientos, aunque independientes e individuales; trabajan en conjunto para rendir un efecto concreto y específico.  Estos eventos trabajan clandestinamente a la vista de sus ojos, pero camuflados por su propia realidad de usted, lo que conlleva el hipnótico y soporífero efecto de la fábula de la rana Griega.   Ahora, apague la tele, échele pestillo a la puerta, y vaya a buscar un café con mucha azúcar antes de proseguir.

El tema específico con el cual quiero enhebrarlo a usted le afecta más directamente de lo que pueda saber o aceptar, y quizá en un grado diferente de impacto comparado con otros congéneres suyos; pero le afecta a usted quiéralo o no.  Si usted prefiere, puede jugar al ciego intelectual con este tema, u optar por escuchar y sacar sus propias conclusiones, o en su defecto; creer todo lo que yo le diga aquí, pero esto último no es recomendable porque es muy tangencial con el absurdo concepto del creacionismo.  Usted decide, pero antes de decidir; recuerde que el peor ciego es aquel que no quiere ver.

El preámbulo de este escrito es para traerle a la memoria e ilustrarle cómo la historia se repite, y cómo cometemos los mismos errores una y otra vez, porque ignoramos el pasado y no aprendemos nada de éste.  Recuerde que el pájaro Dodo de Mauritius se extinguió por tonto, y no por causas evolucionarias.  No confunda Mauritius con Mauritania; son dos países completamente diferentes.  La República de Mauritius es una isla que está ubicada aproximadamente a unos 2,000 kilómetros mar afuera al sureste del continente africano; y la República Islámica de Mauritania está ubicada dentro del continente africano, frente al océano Atlántico.

Yo trato de aprender mucho de la historia, porque la negación y el desdeño de la intelectualidad, desafortunadamente nos ha llevado por senderos análogos -muchas veces erróneos- como nos los han demostrado hechos históricos pasados.  Aunque no lo crea, mientras más sabe usted de historia, más puede aprender del futuro.  En cierto modo es un fenómeno capicúa, donde los hechos se repiten pero con una disposición diferente de fechas y una mecánica de hechos repetitiva, pero con los mismos o muy similares resultados. 

Esto es porque cuando un burro se tropieza con una piedra y se hiere una pata, aprende de esto y nunca se tropieza otra vez con la misma piedra.  Los Hombres como Especie, nos tropezamos con una piedra, o un palo, o nos caemos a un hoyo; no aprendemos ni escarmentamos, entonces nos tropezamos con la misma piedra una y otra vez.  Con esto no digo que el burro es más inteligente que nosotros, por lo menos en la mayoría de los casos.  Lo importante de entender aquí es que el sentido histórico implica una percepción, no sólo del pretérito del pasado, sino que de su presencia futurística en el presente.  Karl Marx, el filósofo Prusiano seguidor de la filosofía de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, decía que la historia se repite primero como una tragedia; y después como farsa.  ¿Qué cosas, no?

La Puerta Giratoria del Pasado y el Presente

Militar

Hay muchísimos ejemplos donde la historia se repite, pero voy a ventilar solo algunos de ellos los que han resultado en catástrofes debido a la frágil e inapropiada memoria del hombre, y su estúpida costumbre de no pensar y aprender del pasado.

Rusia nos ha enseñado su lección una y otra vez, pero no aprendemos.  Ésta es una dispendiosa lección que Napoleón Bonaparte y Adolfo Hitler aprendieron en diferentes épocas de la historia, con sus desacertados y pifiados intentos cuando trataron de invadir este colosal país Eurasiático.  El enorme costo de estos fracasos terminó siendo pagado por los soldados de ambos ejércitos, gracias a la mayúscula estupidez de sus porfiados e desorientados Comandantes.

Durante el invierno del año 1812, Napoleón Bonaparte trató de invadir Moscú con un contingente de alrededor de 600.000 soldados para derrotar al Tzar Alejandro I.  En su marcha hacia Rusia bajo condiciones altamente insalubres y meteorológicamente desventajosas, el Pediculus Humanus Capitis (el piojo) que regía sin oposición entre los soldados, les transmitieron a éstos el Tifus causado por la bacteria Rickttesia, enfermedad que diezmó a las fuerzas francesas. 

Nota del Autor:
El mosquito Tsé-Tsé les infirió un daño de la misma categoría  a los soldados americanos en Vietnam, quienes causaron más bajas que las armas de fuego.  La guerra de Vietnam comenzó en 1955, y terminó en 1975.


El invierno Ruso también cobró su peaje con sus temperaturas de -22 grados Fahrenheit (-30 Celsius), no solo congeló a muchos de los soldados pero también mató a miles de caballos.  Los soldados que regresaron de combate fueron alrededor de 10.000 de los 600.000 que comenzaron la escalada.

Más tarde y bajo una diferente estupidez, en 1941 las fuerzas alemanas nazis del Führer Adolfo Hitler comenzaron la invasión de Rusia.  Esta operación bélica se conoce como la “Operación Barbarossa”.  El crudo invierno Ruso les administró a los alemanes la misma lección que le había enseñado a Napoleón, pero que Hitler no fué capaz de reconocer a pesar de que Hitler sabía a ciencia cierta lo que le ocurrió a Napoleón.  La historia repitió su ardua lección: las bajísimas temperaturas invernales embistieron a un ejército mal preparado, diezmando al contingente nazi en una forma pavorosa.  De los pocos soldados de la “Wehrmacht”, muchos retornaron a Alemania sin orejas, sin narices, sin dedos, y muchos sin sus párpados. 

Pandemias

Las infecciones pandémicas no son nuevas, y han ocurrido varias veces a través de la historia de nuestras civilizaciones.  Quizá la plaga más conocida es la que comenzó aproximadamente en el año 1340 de la Era Común durante la Edad Media o Edad del Oscurantismo; fué la Peste Negra (o la Muerte Negra), producida por el patógeno “Yersinia Pestis”.  Esta plaga letal se originó en el continente asiático y alcanzó Europa a finales de la década de 1340.  La Peste Negra duró siete años hasta 1353, tiempo en que mató a un número estimado de 200.000.000 (doscientos millones) de personas.

Como los registros de la época no son exactos ni tampoco están completos, nadie sabe con exactitud cuánta gente murió durante la plaga, pero los registros nos dicen que en algunas ciudades europeas los sobrevivientes fueron tan pocos, que no quedaba nadie para enterrar a los muertos.  Estos hechos ocurrieron antes del advenimiento de la medicina occidental, pero desde el avenimiento de nuestra medicina moderna, hay otra pandemia que nos azota, la que comenzó en África en 1920: SIDA. 

A pesar de que el SIDA se originó en África a principios del 1900, ésta se extendió globalmente durante la década de 1980.  Se calcula que hasta la fecha hay más de 100.000.000 (cien millones) de individuos infectados y viviendo con SIDA.  Se calcula que alrededor de 42.000.000 (cuarenta y dos millones) de infectados han muerto víctimas de esta enfermedad pandémica.  El SIDA sigue entre nosotros y podría llegar a matar más gente que la Muerte Negra.

Contrariamente y desentendiéndonos de todo lo que sabemos sobre el SIDA y de cómo éste se origina, aún no combatimos ni resolvemos las condiciones de vida insalubres que la fomentan, además de tergiversaciones y errores culturales basados en ignorancia y en el desentendimiento de la historia.  Esto promueve e impulsa la reaparición del SIDA en ciclos permanentes.  ¿Cuándo aprenderemos de la historia?
  

Tornados

En los Estados Unidos, desafortunadamente los tornados son un acontecimiento anual y múltiple.  No llega un tornado, sino que una temporada de ellos con un desparramo de vientos furiosos, alterados e insolentes.

Los tornados son letales y tan impredecibles y peligrosos como los ilógicos y volubles cambios de humor y temperamento de las temibles suegras.  Cada vez que ocurren, estas horrendas tormentas dejan en evidencia de que pueden achatar y desbaratar todo en su paso en grandes franjas de terreno, y devastar a colectividades, pueblos o ciudades con quienes se tropieza en su arrasador camino.  Cuando las alarmas suenan anunciando la proximidad de estos cíclopes eólicos, la gente corre a protegerse escondiéndose en refugios preparados como sótanos, o en lugares improvisados como armarios construídos en las murallas interiores de sus viviendas o salas de baño.   

El embiste de los tornados es antojadizo.  Éstos pueden ocurrir de vez en cuando, y estos lapsos pueden ser de años, meses y muchas veces horas o minutos.  El problema se perpetúa porque después que el tornado haya pasado y la destrucción han ocurrido, los terrícolas vuelven a construír sus casas con frágil madera.  No han aprendido nada del cuento de “Los Tres Chanchitos”. 

Roma y el Patrón Oro

Siempre traigo a Roma a colación porque hay muchos ejemplos de historia iterativa en este gran -y aún no bien entendido- Imperio.  Este párrafo es relativo a la moneda y su respaldo en oro.  Esta es una referencia muy sucinta y reducida porque de otra forma, tendría que escribir al menos unas 5,000 páginas para comenzar a explicar la Reología del sistema monetario, así que por favor confórmese con una micrométrica  reseña.  Gracias.

Durante el siglo XX, la mayoría de las naciones han abandonado el patrón oro como pedestal de sus sistemas monetarios, aunque muchos de ellos siguen aún manteniendo grandes reservas de oro.  El Patrón Oro es un sistema monetario en el cual la unidad económica estándar de importe (o moneda), se basa en una cantidad específica de oro.  Hay tres tipos estándar: la especie, el lingote y el intercambio.  

En Roma y como en nuestras modernas sociedades contemporáneas, los capitalistas dominaban los tribunales y administraban la justicia, tenían los medios para explotar a cualquier plebeyo cuya propiedad fuese atractiva.  Sin embargo, el poderío de la usura estaba en el sistema fiscal, el que hasta la caída del Imperio representó un efectivo modelo para la bancarrota.  La política de Roma era recolectar impuestos producto de la re-evaluación de la moneda del Imperio.  Este agiotaje era provechoso en la proporción en que era extorsivo, y el Imperio estaba sujeto a un gravamen sin regulación legal, y empleado para enriquecer a los sicofantas especuladores.

Estas re-evaluaciones del circulante romano basado en el Patrón Oro fueron minando el poder adquisitivo de la moneda.  Su respaldo comenzó a diluirse con el uso inorgánico de otros metales, y con la disminución en la proporción del contenido de oro en las monedas desde antes de la Era Común, debido a la escasez de este precioso metal.  Esta devaluación progresiva del valor de la moneda romana últimamente trajo desempleo y menos demanda por mercancías, trayendo una insolvencia que no pudo posponerse.  ¿No le parece raro a usted de que nuestras monedas actuales se estén desvalorizando con una similitud aterrante a estos hechos romanos?

El Patrón Oro vá y viene, y es un ciclo reincidente que se ha reiterado varias veces a través de la historia de nuestras civilizaciones, y sus catastróficos efectos se repiten una y otra vez.  ¿Cuándo aprenderemos?  ¿Quizá cuando nos deshagamos de políticos hipócritas, abogados deshonestos y sacerdotes degenerados?  Al parecer, la naturaleza necesita consumir unas tres a cuatro generaciones para perfeccionar la selección de un nuevo tipo de sociedad.  Creo que ya es tiempo...

Ecmnesia

Creo que la Historia es un remedio extremadamente importante y sensible para el futuro, porque aquellos que no pueden recordar el pasado y no pueden reconocer errores previos y de cálculo de tiempos idos, serán condenados a repetirlos una y otra vez... 

La clave es conocer la historia para recordar los errores, para identificarlos en paralelo a los tiempos contemporáneos y, a la inversa, para aprender de este proceso para poder evitar yerros cíclicos.  Aquellos que no pueden confiar a la memoria los errores del pasado están predestinados a repetirlos.

Sin embargo, debemos iluminar las nubes Cimerias del futuro iluminando las sombras del pasado.  El pasado podría ser una brújula particularmente engañosa para el futuro, porque es mucho menos desconcertante y menos perpleja que nuestros tiempos actuales.

Esto me lo enseñó nuestro eximious Profesor de Historia, don Jorge Gutiérrez Muñoz cuando estudiábamos en el Glorioso Instituto Alonso de Ercilla de los Hermanos Maristas, durante nuestros años de pichanga, en Santiago del Nuevo Extremo, Chile.

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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias. 


El Loco