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martes, 1 de diciembre de 2020

La Álgida y Algórica* Historia del Hielo

Si usted tiene un refrigerador con una máquina de hielo incorporada, probablemente se haya acostumbrado bastante al lujo de llenar un vaso con hielo recién hecho por su refrigerador. Es un lujo que solo ha sido posible recientemente, y la historia de ese electrodoméstico aparentemente común tiene más giros y vueltas de lo que podría haberse imaginado. 

Antiguos comienzos 

Las capas polares existen desde hace millones de millones de años --no sabemos exactamente cuántos--, pero se ha descubierto evidencia que sugiere que el eje de rotación de la Tierra estaba en un lugar diferente hace millones de años, un fenómeno llamado "verdadero desplazamiento polar" el que habría desplazado a Groenlandia hacia el Círculo Polar Ártico, lo que puede haber contribuído al inicio de la última Edad de Hielo importante, hace 3.2 millones de años. 

Desde ese entonces, la primera “maquina de hielo” fué inventada por un doctor norteamericano de nombre John Gorrie, quien presentó su dispositivo en una bochornosa celebración al aire libre en el Día de la Bastilla en 1851; pero el uso y distribución de hielo en forma doméstica, comenzó en la década de 1840. Una de las primeras personas en tratar de capitalizar la creciente demanda de hielo, fué Frederic Tudor, un hombre de Nueva Inglaterra ahora conocido como "El Rey de Hielo", según muchos registros históricos, incluído en un padrón de la Sociedad Histórica de Nueva Inglaterra. 

El cambio de posición del eje de la Tierra 

La mayor parte de nuestro planeta está hecha de roca fundida debajo de la dura corteza exterior. Flotando y moviéndose sobre este océano de magma hay placas tectónicas, que son las que forman nuestros continentes y el fondo del océano. En algunos lugares sin embargo, el magma alcanza la superficie de la corteza y se filtra, lo que se llama un "punto caliente". Estas áreas tienen mucha actividad volcánica: en los EE.UU., hay puntos calientes debajo del parque nacional Yellowstone y los hay también en Hawaii. Estos puntos también se mueven en relación con el núcleo interno de la Tierra, pero no tan "rápido" como se desplazan las placas tectónicas. 

Cuando una placa tectónica se desplaza sobre un punto de acceso, esculpe un camino a su paso. Por ejemplo, los restos del movimiento de la placa del Pacífico sobre el punto de acceso hawaiano, son mucho más largos que las islas (el archipiélago de Hawaii) que crearon los volcanes del punto de acceso. La ruta completa marcada por volcanes inactivos submarinos, se extiende a lo largo de 3.600 millas a través del Pacífico desde Hawaii hasta las islas Aleutianas de Alaska. 

Los geólogos pueden utilizar senderos como éste para ver, no solo cómo se ha movido la placa sobre el punto de acceso, sino también cómo se ha movido el punto de acceso con el tiempo. Esto permite usar las ubicaciones de los puntos de acceso en todo el mundo como una base consistente para mapear los movimientos del eje de rotación de la Tierra. Cuando el eje de rotación de la Tierra cambia, tendría que cambiar de posición en relación con los puntos calientes, y no solo en relación con las placas tectónicas en constante movimiento. 

Cambio ecuatorial 

La primera evidencia que se encuentra de un eje de giro cambiante, fué que un cambio de posición del ecuador en el pasado, puede distinguirse en el registro geológico. Con certeza podemos desenmascarar en qué lugares ha estado el ecuador gracias a algo que se denomina: la fuerza Coriolis. Estos cambios ocurren debido al giro de la Tierra, que crea vientos que empujan las aguas del océano hacia el norte en el hemisferio norte y hacia el sur en el hemisferio sur. 

Esto conduce a un déficit de agua superficial a lo largo del ecuador en el océano. El océano se ordena absorbiendo más agua de las profundidades. Esta absorción de agua de las profundidades transfiere nutrientes adicionales a la superficie, lo que significa que más fitoplancton, plancton y varias otras criaturas marinas pueden subsistir y perdurar en esas aguas. Cuando estos organismos mueren, sus cuerpos se depositan como sedimentos en el fondo del mar, a lo largo del ecuador. 

Nota del autor 

En física, la fuerza Coriolis es una fuerza inercial o ficticia que actúa sobre objetos que están en movimiento dentro de un marco de referencia que gira con respecto a un marco inercial. En un marco de referencia con rotación en el sentido de las agujas del reloj, la fuerza se efectúa a la izquierda del movimiento del objeto. En un cuerpo con rotación en sentido opuesto a las manecillas de un reloj, la fuerza actúa hacia la derecha. La desviación de un objeto debido a la Fuerza Coriolis se denomina: efecto Coriolis. La fórmula matemática de la fuerza Coriolis se publicó en un artículo en el año 1835 por científico francés Gaspard-Gustave de Coriolis, en relación con la teoría de las ruedas hidráulicas. A principios del siglo XX, el término fuerza Coriolis comenzó a usarse en relación con la meteorología. 

Estos depósitos sedimentarios adicionales son una señal inequívoca de dónde ha estado el ecuador anteriormente. Como sabemos que la Placa Tectónica del Pacífico se ha estado desplazando constantemente hacia el norte, hay que mirar cada vez más hacia el norte para encontrar depósitos de sedimentos del ecuador cada vez más antiguos. 

Pero cuando le restamos el movimiento anterior a la placa del Pacífico, la trayectoria de estos registros del ecuador muestra algo inesperado: el ecuador no estaba donde está ahora desde hace ya 48 millones de años hasta hace unos 12 millones de años atrás. En otras palabras, el ecuador se desplazó otra vez hace unos 12 millones de años. La única forma para que se mueva el ecuador, es que el eje de rotación de la Tierra, es decir los polos, cambie de posición. ¿Qué cosas, no? 

Evidencia magnética 

La siguiente pieza de este multifacético rompecabezas geológico vino del océano, pero esta información nueva, se obtuvo de los campos magnéticos registrados por barcos y aviones que inspeccionaban los adalpelágicos(1) fondos marinos. 

(1) Zona Hadal. La zona hadal (llamada así por el reino de Hades, el inframundo en la mitología griega), también conocida como zona hadopelágica, es la región más profunda del océano que se encuentra dentro de las trincheras oceánicas. La zona abisal se encuentra desde una profundidad de alrededor de 6.000 a 11.000 metros, y existe en depresiones topográficas en forma de V, en extensiones largas pero estrechas. 

La Tierra está magnéticamente polarizada debido a su núcleo magmático fundido, y la orientación exacta de este imán gigante cambia con el tiempo. Los polos magnéticos norte y sur siempre están ligeramente descentrados con respecto a los polos geográficos que forman el eje de giro, pero sus ubicaciones promedian alrededor de los polos geográficos a lo largo del tiempo. 

Con la última posición de este campo magnético se pueden obtener medidas en el fondo oceánico actual. Eso se debe a que cuando se forma una nueva corteza en el fondo del océano, ésta mantiene la firma magnética de la ubicación de los polos en el momento de su formación. Debido a la escala de estos registros, el desplazamiento de los polos magnéticos se promedia, lo que significa que los polos magnéticos son una representación precisa de los polos geográficos. Los paleocientíficos Woodworth y Gordon usaron estos campos magnéticos en el fondo del mar para ubicar dónde estaban los polos geográficos en diferentes momentos durante los últimos 50 millones de años. 

La conexión climática 


En su nuevo estudio publicado en Geophysical Research Letters acerca de paleolatitud, Woodworth y Gordon explican que todos los signos apuntan a un fenómeno llamado "verdadero desplazamiento polar", en el que el eje de rotación de la Tierra cambia de ubicación en relación con la superficie de nuestro planeta. 

Descubrieron que hace entre 48 millones y unos 12 millones de años, el eje de rotación de la Tierra y, por lo tanto, sus polos geográficos norte y sur, estaban en un lugar diferente al actual. Hace mucho tiempo, el Polo Norte habría estado más cerca de Groenlandia de lo que está ahora, y el Polo Sur se habría desplazado de manera similar hacia el oeste. En algún lugar hace unos 12 millones de años, los polos se trasladaron a donde están ahora. 

Este cambio podría haber tenido efectos graves en el clima de la Tierra, lo cual es particularmente interesante dado que la última edad de hielo comenzó hace unos 3.2 millones de años. El cambio habría trasladado a Groenlandia al círculo polar ártico, lo que podría haber afectado la acumulación de hielo en ese momento. Aunque se necesita más investigación para resolver los mecanismos de cómo esto habría afectado el cambio climático en ese momento, Gordon, profesor de geofísica, espera que esto pueda agregar información sobre un cambio climático pasado de una manera que pueda informar la ciencia climática actual. 

De vuelta al hielo 

Avances históricos 

Hasta hace dos siglos atrás, el hielo era solo un efecto secundario del invierno y de los casquetes polares de la tierra. Antes del advenimiento de la tecnología moderna de refrigeración y congelación, las personas de todo el mundo utilizaban una variedad de formas ingeniosas de obtener, almacenar y fabricar hielo. Los persas inventaron una brillante instalación llamada “Yakhchal”, el refrigerador indígena del Medio Oriente según STSTW Media. 

Alrededor del año 400 antes de la Era Común, los persas habían inventado una nevera que les permitía almacenar hielo a través de todo el año. Este frigorífico se conoce con el nombre de Yakhchāl, que es una palabra persa que consta de dos palabras, "yakh" que significa hielo, y "chāl" que significa pozo. Una vez que se le agregaba el agua al Yakhchāl, esta se congelaba rápidamente debido a la baja temperatura en el interior. ¿Qué cosas, no? 

La estructura del Yakhchāl se divide en dos partes: una por encima de la superficie, y otra por debajo de ella. Sobre la superficie, la cónica torre de los yakhchāls podría elevarse hasta una altura de 18 metros. Desde la distancia, el Yakhchal se percibe como una estructura de adobe con forma de cúpula. El espacio de almacenamiento se encuentra debajo de la superficie con un volumen de almacenamiento de unos 5.000 metros cúbicos. La gente usaba esto para almacenar hielo, agua e incluso artículos perecederos, tales como verduras y frutas. 

Esta circumbirúndica* estructura cónica se utilizó para almacenar y fabricar hielo desde alrededor del año 400 antes de la Era Común. Los egipcios solían colocar vasijas de barro llenas de agua para congelarlas en las noches frías y así tener un sistema de refrigeración más eficiente. En otras partes del mundo, la gente recolectaba hielo natural, a veces en condiciones increíblemente peligrosas, y lo almacenaba en pozos subterráneos. Todo esro a una gran distancia ablativa* de las futuras civilizaciones

Mecánicas 

Entre otras, la principal razón por la que Yakhchāl funcionaba con enorme eficacia radica en su singular diseño, el que está basado en principios aerodinámicos. El Yakhchāl es una estructura cónica con un agujero en la parte superior. Este agujero permite que una corriente de aire helado entre por la parte superior del Yakhchāl, y se desplome hacia el fondo de la estructura, guiado por las leyes de termodinámica. La arquitectura cónica del Yakhchāl permite que el aire caliente suba a la cima y escapea, mientras que al aire más helado se mantenga en el fondo del interior. 

Los materiales utilizados para la construcción de Yakhchāl juegan un papel trascendental. Las paredes del "refrigerador del desierto" estaban construídas con materiales dieléctricos.* En estos pseudo-refrigeradores se utilizó un mortero tradicional llamado Sarooj, empleado muy frecuentemente en los hábitos de la construcción iraní. El Sarooj se elabora mezclando arcilla, arena, cal, claras de huevo, ceniza y pelo de cabra en una proporción fija. Este mortero especial proporcionó el máximo aislamiento para refrigerio. 
 
Nota del autor:
El puente de Cal y Canto fué un puente construído en la ciudad de Santiago, capital de Chile, sobre un hediondo, insalubre y mefítico hilillo de agua de asequia y alcantarillado al que los santiaguinos llaman generosamente: ¡río! El río Mapocho. Ésta fué una obra arquitectónica del corregidor Don Luis Manuel de Zañartu, y está considerada una de las mayores obras barodinámicas* de la historia de la ciudad, y fué símbolo de ella hasta su demolición en 1888. Su estructura estaba hecha de una mezcla determinada de cal y de rocas traídas de las canteras del cerro Blanco, en la que se utilizaron miles de huevos para aglutinar estos elementos (se estima que se utilizaron alrededor de 500,000 huevos). 

En algunos Yakhchāl, se utilizaron torres de captura de viento (o aire) para dirigir el céfiro hacia dentro de esta nevera del desierto. Normalmente, el espacio de abarrotamiento estaba circundado por murallas de hasta dos metros de espesor, y este sitio estaba astutamente ubicado debajo de la superficie. 

Más hielo 

En nuestro sistema Solar, el hielo es muy abundante y se origina de forma natural desde tan cerca del Sol como el planeta Mercurio, y hasta tan lejos como los objetos de la Nube de Oort. La nube de Oort fué definida por primera vez en el año de 1950 por el astrónomo holandés Jan Oort. Esta es una propuesta nube teórica compuesta predominantemente de hielos planetesimales, nube que rodea el Sol a distancias que oscilan entre 0,03 a 3,2 años luz. 

Esta supuesta nube se divide en dos regiones principales: una nube de Oort interior en forma de disco (o nube Hills), y una nube de Oort exterior esférica. Ambas regiones se encuentran más allá de la heliósfera y en el espacio interestelar. El cinturón de Kuiper y el disco disperso --estos otros dos depósitos de objetos transneptunianos; están a menos de una milésima parte lejos del Sol que la nube de Oort. ¿Qué cosas, no? 

El hielo más allá del Sistema Solar, ocurre como hielo interestelar. Es abundante en la superficie de la Tierra, particularmente en las regiones polares y por encima de la línea de nieve(2), y, como forma común de precipitación y deposición, juega un papel clave en el ciclo del agua y el clima de la Tierra. Cae como copos de nieve y granizo u ocurre como escarcha, carámbanos o picos de hielo y agregados de la nieve como glaciares, capas de hielo. Pero creo que usted ya sabe esto. 

(2) La línea de nieve climática es el límite entre una superficie cubierta de nieve y una superficie libre de nieve. La línea de nieve real puede ajustarse estacionalmente y tener una elevación significativamente mayor o menor. La línea de nieve permanente es el nivel por encima del cual habrá nieve durante todo el año. 

El avance de las máquinas de hielo integradas 

Después del descubrimiento de Freón en 1928 por Thomas Midgley, los fabricantes pudieron experimentar de manera más segura con las máquinas de hacer hielo. En la década de 1950, una empresa llamada Servel estaba fabricando un refrigerador que tenía una máquina de hielo incorporada en la parte del congelador. En 1965, Frigidaire introdujo un modelo con la máquina incorporada directamente en la puerta, una característica que ahora es común en los frigoríficos de todo el mundo. 

Cronología del frío 

1820 Primer hielo creado artificialmente en experimentaciones. 

1824 Michael Faraday descubrió los principios para el tipo de absorción calorífica de refrigeración. 

1834 Jacob Perkins inventó la primera máquina de fabricación de hielo artificial, que más tarde conduciría hasta nuestros sistemas modernos. 

1902 Willis Haviland Carrier inventó el primer aparato de aire acondicionado para controlar la temperatura y la humedad de una compañía de impresión. Esto marcó el primer esfuerzo de para controlar la temperatura del ambiente. Es verdaderamente el comienzo de la historia del aire acondicionado, aunque aún no se llamara así a la máquina. 

1906 Stuart W. Cramer popularizó el término por el que llamamos actualmente al electrodoméstico. 

1913 Se llevó a cabo la primera exposición internacional de la refrigeración, en Chicago. 

1928 Llegó el descubrimiento del refrigerante de freón, por Thomas Midgley, Jr. 

1930 El aire acondicionado llega a La casa blanca. 

1946 La demanda del aparato comenzó a aumentar de forma masiva, con más de 30.000 unidades producidas a lo largo de este año. La venta de modelos domésticos superó el millón de unidades en 1953. Este es otro hito clave en la historia del aire acondicionado. 

1957 Llega al mercado el primer compresor rotatorio, permitiendo la fabricación unidades de aire acondicionado más pequeños y más eficientes. 

1977 Las bombas de calor fueron implantadas en algunos modelos pioneros, permitiendo además de la refrigeración la calefacción de ciclo, usando la misma máquina que puede utilizarse para proporcionar refrigeración en verano y calefacción durante el invierno. 

1987 Se firmó el protocolo de Montreal (Canadá), para proteger la capa de ozono. El protocolo establece la cooperación internacional en el cuidado de la capa de ozono, limitando las sustancias refrigerantes usadas, incluyendo los refrigerantes de tipo clorofluorocarbonos (CFC). 

1990 Sistemas novedosos de control de microprocesador se utilizan en todas las áreas de refrigeración y de aire acondicionado, debido a la nueva tecnología de semiconductores disponibles. 

1995 La fabricación de CFC’s en los Estados Unidos termina el 31 de Diciembre. 

1997 El protocolo de Kyoto surge para proteger el clima, mediante la reducción de gases de efecto invernadero que se cree que está causando el cambio climático. 

1998 Los acondicionadores de aire unitarios y las bombas de calor establecieron un récord de ventas, de más de 6 millones de unidades durante un solo año. 


Para terminar, quisiera recordarles algo muy importante que siempre hay que tener en cuenta. Si ven a una mujer con mucho frío y le preguntan: ¿cuánto es 5x5?, y responde: 25; entonces sabrá que ésta una mujer fría y calculadora. 



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Et sub Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)

 

Ablativo – Indicando dirección desde o tiempo cuando

Algor – Frialdad; ataque de escalofríos

Barodinámica – Ciencia del soporte y mecánica de puentes

Circumbirúndico – Este término diccional o vocablo de facundia es de particular territorialidad, y es usado principalmente en Chile por algunas clases sociales connaturalmente desheredadas de una germanía ilustrada y apta, y es una aleatoria fusión de los inuendos del significado de las palabras: asombroso, secreto, misterioso, inexplicable y prodigioso.  Así que cuando usted quiera expresar su admiración por algo, o por algún asunto que confine el significado conceptual de estas varias palabras de la lengua Castellana; simplemente use este práctico vocablo chileno y refiérase al asunto en cuestión como: "circumbirúndico".

Dieléctrico – Aislante



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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us


Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido. Gracias. 



El Loco 

miércoles, 1 de abril de 2020

Villa Las Estrellas


Ubi 'dies*

Escribo este artículo durante el aislamiento forzado y en cuarentena, cortesía del nuevo Coronavirus, del que hasta la fecha no tenemos la más peregrina idea de cómo se originó.  Las presunciones, hipótesis, cábalas y teorías de conspiración abundan como los dedos que apuntan en una diversidad de direcciones para encontrar un culpable.  Por ahora tengo suficiente papel higiénico, el que al parecer; es el artículo de más importancia y valor estratégico al que el público norteamericano le ha dado el valor más alto.  ¿Qué cosas, no? 

Nota: Traté de convencer a mi querida suegra de que se metiera en una jaula para gorilas que tengo en el patio de atrás por su propia seguridad, y por el tiempo necesario hasta que pasase el peligro del Coronavirus, pero ella se rehusó.  Esto prueba que un yerno, a pesar de que tenga las mejores intenciones del universo, no tiene credibilidad con su suegra.  ¡Lamentable!

Exemplum*

Mientras buscaba unos documentos que llevaban archivados por alrededor de unos 50 años, me encontré con unas fotografías que me sorprendieron porque ni me acordaba de ellas.  Al encontrarlas, las comencé a mirar y me olvidé completamente de los documentos que estaba buscando porque quedé completamente absorto, ensimismado y meditabundo con este fortuito, pero agradable encuentro.  Antiguas memorias despertaron súbitamente a la luz de estas imágenes impresas en papel brillante, las que me llevaron a aquellos lejanos parajes del recuerdo, los que solo existen en una enraizada imaginación antigua y diplomática*.

Las fotografías estaban en bastante buen estado a pesar de su edad, y por supuesto, eran en blanco y negro.  Me alegro de tener estas innatas tendencias escrinarias* porque a veces los recuerdos solo reviven en su plenitud con el tropismo* de un objeto físico, en este caso; estas priscánicas* y surtidas efigies.

Villa Las Estrellas

Una de las fotos es de la Villa Las Estrellas.  La Villa Las Estrellas es un remoto y aislado (remoto y aislado como lo estoy ahora) asentamiento chileno ubicado en el continente Antártico.  Esta pequeña y pintoresca villa es similar a cualquier otro pueblo pequeño y lejano como el Cabo San Pío, con su microsomatous* pabellón de ejercicio, una absurda y parvipotente* cartuja religiosa, una escuelilla y un boliche de souvenirs entre otros establecimientos liliputienses.  Este asentamiento es uno de un total de dos villas residenciales establecidas en la Antártica (la otra es la Base Esperanza de Argentina).  Por lo menos lo era así en aquel tiempo.  La mayoría de la población de la zona consiste en avanzadas de investigación anidadas por científicos y politécnicos.  Toma alrededor de quince minutos recorrer la villa.  La belleza de este lugar es absoluta e inversamente proporcional a su tamaño. 

Otras oficinas contenidas en este pobladito son la Oficina de Registro e Identificación del Servicio Civil de Chile, la que ejecuta todas las responsabilidades inherentes a este puesto.
Hay una oficinita postal de Correos de Chile con un solo estafeta que la trabaja en Verano.  Durante el resto del año, es maniobrada por el comando de la base aérea-naval-militar.  Este buzón antártico recibe todo su correo desde la austral ciudad de Punta Arenas, y es el centro de distribución postal de toda la correspondencia dirigida a cualquier instalación chilena en la Antártida. 

Este pequeño y remoto puesto también les proporciona servicios a algunas otras instalaciones extranjeras.  Hay también una miríada de otros servicios disponibles para esta comunidad que no tiene nada que envidiarle a tierra firme, como por ejemplo; el tráfico automovilístico.  ¿Qué cosas, no?

Esta estación de investigación (Villa Las Estrellas) está situada en la Isla Rey Jorge dentro del reclamo antártico chileno, el territorio antártico chileno y también dentro de los reclamos antárticos argentino y británico.  El gobierno de Chile considera que se encuentra en la Comuna Antártica de la Provincia Antártica Chilena, Magallanes y la Región Antártica Chilena. 

Establecida el 9 de Abril de 1984 (la misma semana en que las tropas chinas invaden Vietnam) en la base aérea-naval-militar Presidente Eduardo Frei Montalva, es el asentamiento civil de más tamaño en la Antártida.  Su población durante el Verano es de alrededor de unas 150 personas, y durante el Invierno, mantiene unos 80 inquilinos, eso es; cuando no hay nadie de vacaciones.  La Villa Las Estrellas está incrustada en el distrito de censo nominado: “Piloto Pardo”.

Periplus*

Hoy en día se puede arribar a la Antártica usando una variedad de rutas diferentes.  Hay solo dos maneras con las que estoy familiarizado.  Una es, primero trasladarse a la meridional ciudad de Ushuaia en la República Argentina, y luego iniciar una jornada de aproximadamente dos días (dependiendo de las condiciones meteorológicas) en una embarcación marítima la cual cruza el Mar de Drake, también conocido como Paso de Drake y Mar de Hoces, en dirección al Círculo Antártico; y desde allí; derecho hacia la blanca y gélida Antártida.

La otra manera de arribar al blanco continente es vía la embarcación de transporte naval “Piloto Pardo”.

Y aún otra forma de llegar allá es en avión, pero esto es para los enclenques de carácter quienes sufren de somatastenia* y resistencia moral.  Estas otras formas de arribo me importan un coco.  Usted no puede llegar allá en su vehículo aunque tenga 4-Wheel Drive y no me importa si su vehículo tiene 4-Wheel Drive u 8-Wheel Drive, ni tampoco los trenes llegan a estos lares.   

El “Piloto Pardo”

Forzosamente tengo que referirme a esta magnífica y valiente embarcación en la que mi ausente padre navegó tantas veces rumbo al Polo Sur.  Mi hermano Francisco Javier también marcó sus decisivas, fundamentales y navales huellas en la cubierta de este barco y luego en las inhospitalarias pero hermosas regiones Antárticas.

El “Piloto Pardo” fué construído a pedido del Gobierno Chileno para la Armada de Chile por las hacendosas manos de los trabajadores de la maestranza Haarlemsche Scheepsbouw Maatschappij ("Compañía Constructora de Barcos Haarlem ") localizada en de Haarlem, en los Países Bajos.  La embarcación se bautizó el 11 de Junio de 1958, y se puso al servicio de la Armada de Chile con fecha Martes, 7 de Abril de 1959, el mismo año en que Fulgencio Batista, el dictador cubano apretó cachete apuradamente de la isla de Cuba, y el mismo año en que el Estado de Alaska fué admitido como el Estado número 49 de la Unión.  

El “Piloto Pardo” fué construído bajo especificaciones concretamente determinadas para su servicio a las bases científicas establecidas en el Territorio Antártico Chileno.  Esta orgullosa y recia nave mide 83 metros de eslora total y 11.9 metros de manga, con un tonelaje bruto de más de 2,000 toneladas métricas, y un calado de 4.6 metros.  Posee un casco reforzado para impacto con hielo diseñado especialmente para la ardua y peligrosa navegación polar, y un poderoso motor que ronronea como tigre en celo.

Nota del Autor: Es necesario este tipo de embarcaciones para navegar las aguas polares porque en la piragüa de Guillermo Cubillos es imposible hacerlo.

El Nombre

Este bastimento fué bautizado como “Piloto Pardo” en honor y memoria de Luis Antonio Pardo Villalón, el Teniente Mayor y Capitán del carguero y remolcador “Yelcho”.  Luis Pardo y su tripulación rescataron a los hombres varados de la Expedición de Resistencia de Sir Ernest Shackleton en la Isla Elefante, Antártida, en Agosto de 1916.

El Épico Rescate

Después del dramático viaje de la inepta chalupa “James Caird”, Ernest Shackleton intentó y fracasó tres veces en rescatar a la tripulación abandonada en la Isla Elefante.  Tres otros barcos intentaron rescates: el “Southern Sky” de la compañía ballenera English Whaling, el “Instituto de Pesca N ° 1” del Gobierno de Uruguay, y el “Emma”, una embarcación  financiada por el Club Británico de la ciudad de Punta Arenas, pero éstos jamás llegaron a destino a la Isla Elefante.

Ante la inhabilidad y urgencia de producir un rescate frente a los constantes fracasos,  en el mes de Julio de 1916, el “Yelcho” fué autorizado por el presidente de Chile, Don Juan Luis Sanfuentes Andonaegui, para escoltar y remolcar al “Emma” en un lugar a unos 320 kilómetros al sur del Cabo de Hornos, pero este tercer intento tampoco fructificó.

En el claro amanecer del 7 de Agosto de 1916, se ordenó al “Yelcho” bajo el mando del Capitán Luis Pardo, a dirigirse a Puerto Stanley para atoar al “Emma” y a los exploradores británicos de regreso a Punta Arenas.  Este fué el cuarto intento.  ¡Estas heroicas historias me erizan los pelos de la nuca!

El gobierno chileno ofreció el “Yelcho” para el rescate a pesar de esta embarcación no estaba bajo ningún punto de vista en condiciones de operar en aguas antárticas.  Estas estúpidas y ridículas decisiones son típicas de políticos mentalmente disturbados con necios esfínteres mentales sin posibilidades de morioplastía*, las que hacen eco con las de aquellos abogados deshonestos y los indecibles frailes degenerados.  La decisión fué indudablemente una hebetudez* y fué atronada, pero afortunadamente trascendió en un resultado positivo.   Esto prueba que los unasinous*  dioses protegen al imbécil natural.

Con un heroísmo épico y una audacia epopéyica, sin radio para comunicarse, sin un sistema de calefacción adecuado, sin iluminación eléctrica y sin un apropiado doble casco, el pequeño titán tuvo que cruzar más de 800 peligrosísimos kilómetros náuticos con que el Pasaje de Drake nos agasaja salvajemente durante el brumal* invierno antártico.

El 25 de Agosto de 1916 a las 00:15 horas El “Yelcho” navegó rumbo a la Isla Elefante con 22 hombres bajo el mando de Pardo, llevando a los británicos Shackleton, Frank Worsley y Tom Crean.  Después de atravesar las complejas mareas y canales del lado Oeste de Tierra del Fuego, el laborioso “Yelcho” se encaminó hacia el Canal Beagle.

Dos días después de una sacudida marea, el día 27 a las 11:15 horas el “Yelcho” ancló en la isla chilena Picton, donde cargó 300 sacos de carbón de la Estación Naval de Puerto Banner hasta que hubo un total de 72 toneladas estibadas en el barco.  El proceso de embarque se completó en solo 12 horas y el 28 de Agosto a las 3:30 horas, levó anclas y zarpó en dirección a Isla Elefante.  A 97 kilómetros al sur de Cabo de Hornos, el puesto de vigía advirtió los primeros icebergs danzando en las frígidas aguas saladas.

A las 11:40 de la mañana del 30 de Agosto, la niebla se disipó y se pudo distinguir el campamento en la Isla Elefante.  El “Yelcho” fondeó de inmediato en la bahía.  En menos de una hora y con dos vigorosos viajes en una pequeña chalupa, todos los miembros de la Isla Elefante estaban a salvo a bordo del “Yelcho”, el que navegó raudo y pensante de vuelta a Punta Arenas.

Nota: El cabo fué llamado “Punta Baliza” por Roberto Araya y Francisco Hervé, geólogos de la Universidad de Chile en 1966.  Más tarde fué llamado “Punta Elefante” por la Expedición Antártica Argentina en referencia al elefante marino (Mirounga leonina), y en relación a la Zona Antártica Especialmente Protegida denominada ZAEP 132 Península Potter, Isla Rey Jorge (25 de mayo), Islas Shetland del Sur.  La ZAEP 132 se extiende desde el sur de la punta Elefante hasta la saliente rocosa denominada Peñón 7, abarcando 2,17 km² de la península Potter. Recuerde que los argentinos son extremadamente peligrosos dibujando mapas.  Nunca consultan con Condorito o Patoruzito.

Corolarios

Después de la peligrosa pero exitosa misión de rescate de 1916, el nombre de “Yelcho” se le dió a las calles y barcos de Chile, particularmente a través de la costa más meridional de Chile, en Puerto Williams, y es allí donde la proa del “Yelcho” se ha conservado y se exhibe prominentemente como un tributo al Capitán y su tripulación.

El 27 de Enero de 1945, mientras las tropas soviéticas liberaban sistemáticamente los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau en Polonia; el cumplido “Yelcho” fué dado de baja y utilizado como licitación en la Escuela de Suboficiales de la Armada de Chile. El 27 de Enero de 1958, el “Yelcho” se retiró por decreto 190 y en 1962 se vendió a ASMAR según los términos de la Ley 14.564 (5 de Mayo de 1954) por $300,000 Pesos chilenos.  Triste, muy triste...

En cuanto al “Piloto Pardo”, éste fué dado de baja y desmantelado en Enero de 1997, no antes de efectuar muchos viajes a la Antártida.  Después de esto y en sus años de plata, fué a servir otros propósitos menos temerarios.

No me he olvidado de la Villa Las Estrellas...

Villa Las Estrellas ofrece una jornada inmortal y memorias imperecederas para el que la visita.  Es simplemente mágico estar en uno de los puntos más lejanos y escondidos del planeta, en el continente más frío del universo que conocemos, el de más altura, el de más vertiginosos y gélidos vientos, y a pesar de la inmensa cantidad de hielo y nieve; el lugar más seco y probablemente el menos poblado del globo terráqueo.  

La Antártida es un continente que ha sido completamente hundido por el hielo, esto no solo ha dado forma a su única topografía, sino que también ha influído en su evolución geopolítica.  Este semi pucelágico* lugar es uno de los más insólitos parajes del planeta el que ahora se ha convertido en una importante reserva de la biósfera.  Su sublime belleza contrasta con sus intensas y descomunales condiciones climáticas extremas, y convierten a Villa Las Estrella en un destino idiocrásico*, infrecuente e hipnotizador para aquellos privilegiados que logran visitar las estupendas comarcas del fin del mundo, para aquellos quienes osadamente cruzaran el dintel de entrada al gran Continente Blanco desde la Isla Rey Jorge.

Si vá a visitar, lleve ropa abrigadora, bototos, calcetas gruesas, calzoncillos largos y camiseta de manga larga, todo de algodón; lentes para el sol, bálsamo protector de labios, bocadillos, guantes apropiados, chaquetas impermeables, un gorro grueso que le cubra las orejas para evitar “sabañones”; y una larga y suave bufanda de alpaca como aquellas que le tejía su abuelita.  Esto es necesario para un lugar a casi 1.000 glaciales kilómetros al sur de Punta Arenas.  (No es necesario que las mujeres lleven pañitos personales -o tampones de güaipe.  ¿Qué cosas, no?

Escolión*

Güaipe o Huaipe.  Este es sin duda alguna uno de los vocablos indígenas post-chileno-mapudunguísticos más curiosos que conozco.  La expresión nació en el glorioso puerto de San Antonio hace ya innumerables años. 

Durante el esplendor del salitre, Chile comenzó a progresar económicamente y a mejorar el estilo de vida de la clase alta, y como es costumbre; cuando la habilidad pecuniaria se eleva, el Homo Chilensis se torna un poco más pretencioso y derrochador.  Entonces comenzaron a importar lujo desde Europa y Norte América.  Una gran cantidad de barcos arribaban a las cariñosas riberas de este largo y flacucho país con un surtido de mercancías de arte y vidriería muy dispendiosa. 

Para evitar el daño a los artículos durante la travesía oceánica, estas mercaderías se guarnecían en sus cajones con tozos de trapo, jirones de paño viejo y misceláneos retazos de lana, y desechos y restos de hilos de mercería, menesteres que tenían el desempeño de amortiguar la frágil carga.  Después de calar y descargar, al abrir los baúles, los estibadores se tropezaban con este rimero de guiñapos.  Entones, astutos como “el roto chileno”, los estibadores los aprovechaban como traperos o para hacerle mantención y limpieza a su maquinaria. 

El curioso nombre de estos despojos se comenzó a usar como término porque los marinos gringos llamaban a estos trapos viejos “wipes”, lo que significa en Inglés “toallitas”.  Entonces como todo error lingüístico, esta locución fonética pasó a ser “palabra” en su propio derecho: “Güaipe”.  De aquí se deriva el ramplón término: “¡más vulgar que un Tampax de güaipe!”.

¡Qué experiencia! 

Villa Las Estrella es naturalmente un lugar criogénico.  Muy frío.  Más helado que nalga de pingüino, especialmente cuando el viento deambula raudo por estas heladas estepas.   Esta villa posee un clima hiperbóreo, por lo que los turistas veraniegos experimentan temperaturas que arduamente superan los 0° Celsius en los días más tibios, mientras que los turistas psicrofílicos* invernales prueban unas máximas temperaturas que raramente superan los -40° Celsius cuando el sol esta alto y curioso en nuestra bóveda celeste.  El Invierno aquí, es una fría novia.

Durante la temporada estival, los cielos jamás se ensombrecen en su totalidad, ni se ennegrecen con las etéreas sombras del cosmos.  La luz solar es omnipotente durante el Verano, por lo que a las supuestas noches, les llamamos “noches blancas”.  En contraste, durante la temporada hibernácula* es cuando la soliterránea* luz de Inti* solamente se revela a lo más, unas 4 a 5 horas al día.  Por lo tanto, si usted está en su sano juicio, visite Villa Las Estrellas en Verano.  Ésta temporada es sin duda alguna la más benévola para explorar esta abditiva* zónula* empotrada en las áureas latitudes del continente blanco.

Si usted visita Villa Las Estrellas en Magallanes, su repositorio de memorias se enriquecerá con vistas únicas y tal vez inalcanzables en el futuro, con ebullentes vistas de poderosas ballenas y galantes pingüinos, una gran cantidad de hermosas aves marinas, la indeleble experiencia de atingir* la vida humana en la Antártica, alojarse en la “Estrella Polar” y comprobar que usted es uno de los poquísimos seres humanos que ha puesto su suave planta -aunque temporalmente-, en una contemporánea Edad del Hielo.  ¡Buena suerte Ötzi!

Para que quede gabelado* en el récord del conocimiento humano, Ötzi también es llamado el Hombre de Hielo, el Hombre Similaun, el Hombre de Hauslabjoch, el Hombre de Hielo Tirolés y la momia de Hauslabjoch.  Esta última “vivió” entre los años 3400 y 3100 antes de la Era Común (AEC) quien nos ha ofrecido una visión extraordinaria acerca de los europeos calcolíticos.  El período calcolítico es el período comprendido entre los períodos Neolítico y la Edad de Bronce, pero estoy seguro de que usted ya sabía esto.

Obvención*

A pesar de las inhóspitas comarcas en que se encuentra enclavada la Villa Las Estrellas, hay ciertamente claras ventajas comparadas con vivir en una selva de cemento como en la que vive usted en este momento tragando “Smog”.

Por ejemplo, en esta helada villa no hay crimen, ni hay tráfico, no hay “colas” en ninguna parte,  no hay “pacos” dando “partes”, no hay movilización pública contaminante ni tarifas de Metro que crean caos político y social, no hay religiosos pedófilos, abogados deshonestos ni políticos moralmente maricones, no hay lugares abarrotados de gente, no hay vagabundos ni individuos sin-casa porque no hay puentes donde puedan vivir,  no hay basura (incluyendo políticos, abogados y frailes), no hay problemas de inmigración, nadie reclama que no tiene mar, y en el departamento de música de su magisterial escuelita tienen flautas y no “flaites”. 

Lo mejor de todo es quizá que los cheques de pago pueden ser mucho más altos que en el continente chileno, especialmente más altos que el suyo (alrededor de un 120% más altos).  No se ponga envidioso.  Además, los pingüinos son civilizados y muy bellos con sus colas largas, brillantes picos anaranjados y blancas estrías ornamentales entre los ojos.  Caminan con garbo, y a veces cuando conversan pueden ser un poco bulliciosos, pero es lo que hay.

Otra cosa: a pesar de que la vida allí no es frenética, es muy activa y social; pero es más tranquila que la conciencia de mi abuelito Víctor.  No tienen “redes sociales” como usted, ellos usan sus redes para pescar.  Ellos conversan entre ellos y tienen contacto humano social sano y verdadero, no como usted que tiene todos sus amigos con nombres raros en internet, y probablemente no conoce a ninguno de ellos.  ¡Lo mejor de todo es que no hay milenials en esta aldehuelita!

La mayoría de los residentes que viven allí son parientes y familiares del contingente militar, así que no hay copucheo ni pelambres, y milagrosamente, ¡no hay ni una suegra!  Como usted puede apreciar, la organización es fantástica y sin paralelo.  Igual que en su país...  El dólar está disponible.

Caviat: Para calificar como residente y trasladarse a la villa, hay un estricto concurso nacional mas difícil que pellizcarle el poto a un ánima, así que no se haga muchas ilusiones.

Como usted puede ver, la vida en la Villa Las Estrellas es bastante más saludable que la vida que usted lleva en su ciudad, ¿verdad?  Si no está convencido, simplemente mire hacia afuera por alguna de sus ventanas, lea un diario, vea la tele, o escuche la radio si todavía tiene una, y dígame honestamente cuán idílica es su ciudad.  Si usted piensa y cree que la calidad de vida en su ciudad es mejor, quédese en ella, si nó; véngase a Villa Las Estrellas.

Nota: La palabra honestidad se escribe con hache (H) porque la hache es muda y a veces es mejor no decir nada y quedarse mudo antes de decir verdades que son dolorosas.  Me lo dijo Adela...

Bueno, me acordé

Acerca de los documentos que estaba buscando al principio de la historia, se trataban de documentos que guardaba desde aquellos tiempos de mi juventud y que traje conmigo a mi país.  Los documento en sí no tienen ninguna importancia para nadie, excepto para mí, pero lo que le he contado en este multitemático escrito, espero que le guste.  ¿Qué cosas, no?


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Et sub Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)
Abditivo – Remoto, secreto, escondido
Atingente – conmovedor
Brumal - De, cómo, o perteneciente al invierno
Diplomática – Ciencia de descifrar escritos y textos antiguos
Escolión - Anotación a un argumento escrito en margen
Escriniario - Guardián de archivos; archivista
Exemplum – Cuento o anécdota con una moraleja
Gabela - Gravámen, impuesto
Hebetud – Estupidez
Hibernácula - Referente al Invierno
Idiocrasis - Peculiaridad intrínseca o característica única
Inti - Dios del sol y deidad patrona del imperio inca
Microsomático - Tener un cuerpo pequeño
Morioplastía - Restauración de partes perdidas del cuerpo
Obvención - Cualquier ocurrencia incidental o ventaja
Parvipotente – Tener poco poder
Periplo – Un viaje o un viaje alrededor de algo
Priscan  Antiguo; de los primeros tiempos
Psycrofílico – Quien prospera en temperaturas frías
Pucelágico – Relativo a la virginidad
Soliterráneo - de, cómo, o perteneciente al efecto conjunto del sol y la tierra
Somatastenia – Debilidad del cuerpo
Tropismo – Tendencia a reaccionar a estímulos de una manera específica
Ubi 'dies, ubicidad – Paradero del tiempo, paradero
Unasinous – Siendo igualmente estúpido
Zónula – Zona pequeña
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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias. 



El Loco

sábado, 1 de marzo de 2014

El Bombero

Estas estelas bomberiles provienen desde un caliginoso y libático rincón del baúl de mis recuerdos juveniles, que aunque menos exóticos; son sin embargo señalados.  Más que aventuras, son una relajada reflexión de la historia que escribió algunas de las páginas de mi verde pasado.  Cuando me encontraba estudiando Ingeniería en la Gloriosa y Espléndida Universidad Técnica Federico Santa María ubicada en la inmortal ciudad de Valparaíso, Chile; yo, como la gran mayoría de los estudiantes de esa época tan soberbia; me encontraba en un estado catatónico consumado de bancarrota permanente, y andaba siempre más planchado que pantalón de milico.

Como el instinto de conservación y el sentido de supervivencia son ignatos en el ser humano y son aun más poderosos que la fé, cuando apenas me quedaba poto para sujetar los pantalones, y los libros que acarreaba pesaban más que yo; y ante la evidencia de tener que andar con piedras en los bolsillos para que no me arrastrase el viento, encontré una solución casi perfecta para salvar el pellejo: Me hice Bombero.

Digo casi perfecta, porque como ustedes leerán mas adelante, este oficio tenía sus gajes altos y bajos; los altos siempre más profusos que los bajos, pero los sinsabores, aunque en solo algunas contadas ocasiones, nunca fueron tan malos.  Hoy, no me acuerdo ni de los contratiempos ni de las contrariedades, pero ciertamente me acuerdo de aquellos eventos que contribuyeron a exaltar mi exorbitante inmadurez y mi escandalosa falta de criterio, los que atesoro con especial aprecio porque ellos están entre las más justipreciadas y más preciosas memorias, aquellas que están embetunadas de los más felices recuerdos y momentos de mi desordenada y desregulada vida.

Corría presuroso y violento el año de 1973, donde los políticos desgraciados delinquían desfachatadamente perpetrando la violación general y desvergonzada de aquella, nuestra frágil y quebradiza sociedad contemporánea, y nosotros; los imberbes y pluripresentes ciudadanos jóvenes y estudiantiles, era poco y nada lo que podíamos hacer en beneficio y defensa de la frágil dignidad humana, y no teníamos más remedio –forzados por las leyes del probabiliorismo- que gastar casi toda nuestra energía en sobrevivir.  En ese año depravado de sentido común y dignidad humanas me inscribí como Voluntario del Cuerpo de Bomberos de Viña del Mar, en el Cuartel de la romántica, osada y resuelta 4ª Compañía de Bomberos de la Ciudad Jardín.  Nada sospechaba yo de que más de veinte años más tarde haría lo mismo en Alexandria, Virginia, USA, donde reviviría mis aventuras bomberiles, pero aquello no fué lo mismo.  La segunda vez siempre carece de originalidad y emoción.

Debo de aclarar fehacientemente y en forma perspicua de que todas las Compañías de Bomberos de las magníficas ciudades de Valparaíso y Viña del Mar eran (y quizá lo sigan siendo hoy) románticas, osadas y resueltas; pero la Cuarta Compañía de Bomberos de Viña del Mar era la más elegante, distinguida, aristocrática y gallarda; la que contaba entre sus filas -y no sin la envidia general-  con los Voluntarios más gentiles, apuestos, elegantes y más positivos y valientes bomberos de esa larga y políticamente enferma nación.  Esto viniendo de una persona ecuánime y plenariamente imparcial como yo.  Si hubiese un Premio Nobel Bomberil, el primero debería serle conferido a la 4ª.  Y no se ría.  Comenzaré por los albores de mis legendarias aventuras bomberiles cuando yo tenía apenas el rango de "Material". 

Antes de entrar en materia, debo de otorgar algunos antecedentes a mis lectores para que se ubiquen en el espacio-temporal en que yo vivía en esa época, y las demandas cotidianas que mi vida acarreaba en ese joven entonces.  Poco antes de convertirme en efectivo bomberil, yo vivía en una Pensión ubicada estratégicamente entre los dobleces de las cortas faldas del Cerro Castillo, en la regia ciudad de Viña del Mar, frente al Mar de Chile en un romántico paraje de aquella fértil provincia y señalada, en la región Antártica famosa.

Durante esos suaves pero indóciles días, yo estaba asistiendo a mi primer año de Ingeniería en la Universidad Técnica Federico Santa María, alias "La Santa María", aunque muchas de las actividades estudiantiles tenían más de "diablillo" que de "santa".  Previamente, había investigado e inspeccionado los aposentos de la universidad donde se alojaba parte del cuerpo estudiantil, pero las condiciones deleitables del lugar y las exigencias económicas que demandaban, no me apetecían ni cuadraban con la bancarrota permanente en que yo vivía, por lo tanto, busqué refugio en esta inolvidable Pensión, de la cual guardo exquisitos  momentos y sublimes memorias de mi –solo físicamente ida- juventud.  

Pero los morlacos no alcanzaban para cubrir las necesidades básicas, y llegado el irremediable final de cada mes, económicamente me quedaba más corto que pulgar de enano chico, y los Escudos(1) no escudaban nada.  Esta situación empeoraba a medida de que el tiempo transcurría, hasta que no me quedó más remedio que elucubrar una solución apropiada para el problema.

(1) El "Escudo" era la moneda de Chile entre los años 1960 y 1975 que utilizaba el símbolo Eº.  Esta cuasi-moneda fué un estertor económico gubernamental para minimizar los efectos de la Gran Depresión, donde la dependencia de las exportaciones de salitre contribuyó a la inestabilidad financiera del país.  El  Escudo estaba dividido en 100 centésimos y sustituyó al antiguo Peso a un cambio ajustado de 1 Escudo = 1.000 Pesos.  Después, como el truco no resultó; el Escudo se reemplazó nuevamente por un nuevo Peso, a una nueva tasa de cambio equivalente a 1 peso = 1.000  Escudos.   Anteriormente y hasta 1851, año en que se firmó el Concordato de 1851 entre el Gobierno Español, la Reina Isabela II, y el puñetero Vaticano; se emitieron Escudos de oro, con un valor equivalente de 8 Reales cada uno.  ¿Qué cosas, no?

La solución adecuada fué hacerme bombero para poder vivir parcialmente en el Cuartel de la Compañía.  Cada Voluntario, desde el "Material" al Capitán, debían de "hacer guardia", y para cumplir con este requisito, debían vivir en el Cuartel 15 días al año.  Naturalmente los hombres casados no deseaban hacer esto bajo ningún punto de vista, y suertudamente, los Voluntarios solteros eran más acomodados que yo, así que tenían sus propios acogedores lugares para vivir, y tampoco les gustaba la idea de pernoctar por dos semanas en el, aparentemente; eremofito Cuartel.

Aquí fué donde la oportunidad golpeó firmemente la puerta, y fué cuando me presenté a estos superhombres ataviados de quijotescos adalides, y me inscribí como flamante Voluntario.  Inmediatamente después de hacer esto me dieron las dos primeras semanas de Guardia porque era el nuevo Material, y entonces (astutamente como me enseñó mi mamá) aproveché esas dos semanas para preguntarle a los otros Voluntarios si les interesaba que yo les reemplazase durante el período de sus Guardias, y como lo había previsto sagazmente; todos accedieron a hacerlo, y así pude vivir el año completo bajo un techo seguro y sin pagar renta.  Poco después, un compañero de Universidad caído en desgracia financiera se me unió, y entre el Manguera y yo, cubrimos el servicio nocturno de aquel memorable año, y nuestra estadía en el Cuartel. 

Debo hacer un "aro" para explicar el concepto de "Material" para los que estén curiosos.  Como nuevo Voluntario, automáticamente uno asume íntegramente el rol de esclavo de los demás Voluntarios, cuyos rangos superiores se basan solamente en el haber sido Voluntarios más tiempo que la última víctima.  Entonces uno debe cocinar, limpiar, barrer, ir de compras, hacer las camas, limpiar la Bomba (el camión de bomberos), servir a los Voluntarios como Mozo y Niño de los Mandados y efectuar a pedido, otras actividades menos dignificantes, pero respetables.  Todo esto valía la pena a cambio de vivir gratis en una casa magnífica como la era el Cuartel de la Cuarta de Viña, frente a la playa y con vista al Mar de Chile.  Además, la manducatoria estaba incluída.

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Equitibus Vrina

Mi primera asignación como parte del entrenamiento, fué el aprender y ejecutar un ejercicio llamado "Equitibus Vrina", lo que literalmente significa: meado de caballo.  Yo no lo sabía, pero sonaba tan romántico e importante, que sin ninguna dilación me engalané con mi glorioso y gallardo uniforme de Bombero, y con garbosas botas hasta la rodilla y un victorioso casco con un dorado y arrogante número 4 en el frente del casquete y apenas descansando sobre la visera, salí a la calle (donde me habían indicado) más altanero que un pavo real caliente.

Una vez que terminé rápida y eficientemente conectando las mangueras a las salidas de las bombas del carro bomberil, me dí vuelta enfrentado a la calle, y preguntándome que diablos tenía que hacer para completar mi "Equitibus Vrina".  El Capitán que me miraba con una sarcástica sonrisa en los labios los que apenas dejaban vislumbrar una desnivelada línea de dientes amarillos con algunos huecos sospechosos, apuntó con su regordete dedo índice hacia la calle y la cuneta que la sujetaba para que no se desparramase, y gritó: "¡a manguerear Material!"  Para mi incontenible asombro, en lo que el "entrenamiento" realmente consistía era en limpiar el meado de los caballos de las "Victorias" que se estacionaban frente al Cuartel.  La caca de caballo era de "yapa".  Especialmente en el Verano, el olor a meado era insoportable así que había que manguerear todos los días.  ¡Malditos jumentos!  Esta poco honrosa actividad no duro mucho porque el Manguera la heredó apenas entró en servicio.

Gómez Carreño

En otra ocasión y siendo ya un Bombero más experimentado, tuve otro desengaño poco ennoblecedor y bastante ignominioso.  Una tarde llegando al Cuartel desde la Universidad, encontré todas las puertas del Cuartel abiertas de par en par.  Intrigado por esto, entré al Cuartel apresuradamente y me fuí directamente a la Sala de Máquinas, y para mi sorpresa y desconcierto, el carro Bomba no estaba allí.  Inmediatamente me fijé en la pizarra de comandos y esta leía gravemente con tiza blanca y con grandes letras: "Incendio en Gómez Carreño – Tres Alarmas".  Mi corazón casi se me escapó del pecho con la emoción, arrastrado por un sañudo torrente de adrenalina.

Más rápido que apurado me abalancé hacia el dormitorio donde mi "mono"(2) estaba siempre listo para la acción, y en un dos por tres, estaba vestido con mi uniforme bomberil completo.

(2)  El "mono" consiste en tener las botas de incendio paradas al pié de la cama con los pantalones insertados en ellas, mientras que en la cama –también apuntando hacia los pies- estaba la chaqueta con los guantes ensartados en la salida de las mangas, y el casco a su lado; todo listo para vestirse en unos pocos segundos y salir disparado al incendio.

Como no había carro-bomba en el garaje, salí a la calle como tempestad e hice parar el primer taxi que pasó.  El taxista me miró con los ojos desorbitados y llenos de emoción y me dijo:

¡P'a 'onde, jefe!
¡A Gómez Carreño! – repliqué con voz autoritaria.
¡Agárrese jefe que volamos p'allá!
¡Gracias! – vociferé agradecido.
¡De ná! – dijo el taxista - ¡Ustedes son héroes y hay que ayudar gratis!

Y el Simca 1000 modelo 1961 con un motor de 0.8 L Tipo 315 OHV I-4 de 4 rugientes cilindros bramaba por las calles Viñamarinas en dirección a Gómez Carreño.  El motorcillo tronaba aún más cuando comenzó a escalar bravíamente la empinada cuesta hacia la población Gómez Carreño.  Yo estaba sentado en el asiento del pasajero al lado del chofer  sujetando mi casco bomberil fuera de la ventana y en alto para que todos pudieran verlo, y así los otros ciudadanos le dejasen paso entre el tráfico a tan magnos héroes; mientras que el chofer del taxi tenía la mano pegada en la chillona bocina para llamar la atención.

A medida que nos acercábamos velozmente a Gómez Carreño, yo trataba de descubrir una columna de humo que me indicase el lugar del siniestro Siniestro, pero no veía nada...  Entonces le comenté al taxista:

¿Usted vé humo en alguna parte?
- No jefe – contestó el patriótico piloto mientras estiraba el cuello tratando de mirar a través del escueto parabrisas de la maravilla mecánica Italiana. – Parece que no hay n'a -.
- Yo tampoco veo humo – agregué un poco confuso.

Cuando llegamos a la cima del cerro en que descansaba la gloriosa población Gómez Carreño(3), repositora de tantas memorias surtidas de mi salvaje y activa pubertad, los cielos se miraban despejados, y no había conmoción en el camino principal y único de acceso a este seductivo lugar.  

(3)  Luis Esteban Gómez Carreño quien nació el 26 de Enero de 1865, y murió sirviendo a la Patria en la aislada isla Guar el 6 de Enero de 1930; fué un rutilante oficial de la marina Chilena.  Se escurrió en la marina de guerra a la edad de 15 años a bordo del monitor Huáscar durante la captividad de éste a manos chilenas.  Más tarde se desempeñó como Comandante en Jefe de Escuadrón, director de la Escuela Naval, y Ministro de Guerra y de la Marina bajo la Junta de Septiembre.   Sufrió un accidente automovilístico en una de las endiabladas curvas de la carretera "El Olivar", entre la idílica ciudad de Quilpué (que en lengua Picunche significa "lugar donde se encuentran las palomas") y Viña del Mar el 1 de Enero de 1930,  y como resultado de este infortunado accidente, murió 5 días después. Se supone que está enterrado en el Cementerio Número 2 en Valparaíso, a no ser que un terremoto o los Comunistas lo haya movido.

Derepentemente (¿les gustó esta palabrita?), el taxista ya con menos patriotismo y con más desengaño le gritó a un "maestro" que estaba trabajando en la fachada de una casa a la orilla el camino:

¡Amigo!, ¿Ha visto a los bomberos? -
- Nooo... p'o – dijo el chato comenzando su respuesta con un lento tono de incredulidad y acabando con un arrastrado sonsonete de pregunta curiosa. – No he visto n'aaa, p'o -.
¿Está seguro? -
- Segurete amigo, estoy tra'ajando desde las siete aquí y no he visto n'iuna 'omba, p'o. -

El chofer del taxi se dirigió hacia mí, me miró con el ceño fruncido; y me dijo con una voz sumamente porteña:

¡Oye gil, vay a tenel que pagal la trifa, p'o! -

Ante tan embarazosa circunstancia, no me quedó más remedio que asentir con la cabeza, y le dije:

- Vamos a tener que volver al Cuartel para buscar plata.   ...p'o... -
- Güeno, p'aya vamo, p'o. -

Y acto seguido, le metió la "chala" al acelerador, y volvimos a Viña envueltos en un silencio sepulcral, pero no dejé de notar una sonrisa de sarcasmo en el taxista, mientras que los ecos de la risa insolente del maestro se escuchaban diáfanos en lontananza mientras nos alejábamos.

Llegamos al Cuartel al corto tiempo, y me bajé del vehículo a buscar dinero para pagar la tarifa del taxi.  Cuando entré a Cuartel me encontré con el Cuartelero que me recibió con una sonrisa diciendo:

¿Y qué hací vestío de bombero? -
- Ví en la pizarra que había un incendio en Gómez... -
¿Y te jüiste p'allá? –
¡Sí, po! –
- Oye gil, el incendio j'ué en la mañana...  No he borrao la pizarra toavía. –  Y se largó a reír como contratado.
- Pero la Bomba no estaba... –
¡No p'o gil!  Le lle'e a echal'le bencina, p'o! –
- Aah, por eso... ...¿Tenís 30 Escudos p'al taxi?  Ando planchao... – le dije.
- Aquí tenís. – me dijo riendo y salpicando de saliva los billetes que me pasaba mientras se reía.

Salí del Cuartel cabizbajo y le pagué el importe al taxista que mientras limpiaba el parabrisas con un calzoncillo viejo, ahora se reía desahogadamente.  Recibió su dinero y me dijo:

¡Lo lle'o cuando qu'era p'a Gómez Carreño, jefe! -  Y se alejó sonriente entre los estruendosos rugidos del motor del Italianissimo Simca 1000.

La pesadilla no terminó aquí.  Por un tiempo todos los demás bomberos me hicieron bromas al respecto, y en vez de dirigirse a mí por mi nombre; me llamaban "Gómez Carreño".

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El Fuego Fantasma

Esta coyuntura histórica de mi vida bomberil merece un capítulo aparte.  Por supuesto que los fantasmas no existen porque de otro modo, serían otro de los innumerables espejismos dogmáticos religiosos.

Era tarde en una templada noche a fines de Agosto.  Los maullidos felinos alfombraban la ciudad y se escuchaban hasta las arenas de la playa Acapulco, en donde se sentaba apacible y románticamente esta célebre e inmortal 4a Compañía de Bomberos de Viña del Mar.  El Correo de las Brujas dice que cuando los dioses decidan apagar el Infierno, harán sonar 4 alarmas para la Cuarta de Viña, la más memorable institución establecida en esta longitud.

Serían alrededor de las 2 A.M. cuando las alarmadas alarmas hicieron trizas el sereno silencio de la noche.  El Manguera y yo despertamos sobresaltados, pero conscientes de lo que pasaba y con los ojos abiertos.  Saltamos ágilmente dentro de nuestros "monos", y en un santiamén estábamos abordando la Bomba que ya salía presurosa del Cuartel, porque el cuartelero no esperaba a nadie.  Ésta era la cuarta alarma, por lo que sabíamos que habría otras compañías de Bomberos en el lugar del siniestro, las que habían sido llamadas a combate antes de nosotros.  También sabíamos de que el incendio estaba fuera de control, de otra forma, no hubiese habido necesidad de más de una o dos alarmas.

El cuartelero dirigió el carro bomba hacia la parte de atrás del área afectada por el fuego que era una de esas endiabladas poblaciones que crecían silvestres colgándose precariamente de los cerros, en donde había muchas casas de madera y una multitud de Eucaliptus los que eran fácil presa del voraz fuego, y algunas solitarias palmeras.  Ágil y con precisión milimétrica, el cuartelero estacionó la bomba a unos metros del grifo de incendios, emplazó diestramente las mangueras de acepción, abrió el grifo para que el agua fluyera hacia el carro bomba, y encendió los pistones apenas lograron su requerido nivel de vacío.

En el intertanto, el Manguera y yo nos encaramamos en el techo de una de las casas, lo que nos permitía observar el incendio desde un punto de ventaja.  Desde el techo construído con económicas "fonolas" y práctico "pizarreño", podíamos ver cómo se había desplazado el fuego y qué lugares afectaba, y afortunadamente parados en este techo; estábamos en una posición en la que dominábamos la vista completa de la hoguera, y ya estábamos preparados listos para la acción con nuestra manguera de 4 pulgadas y su correspondiente pitón de descarga de ½ pulgada, al que cariñosamente llamábamos: "la callampa".

- ¡Agua vá! – gritó el cuartelero con su voz aguardentosa a medio dormir todavía.

Y el agua vino ella toda con su poderosa presión la que casi nos hizo perder pié.  Había oscuridad y niebla por todos lados y la visibilidad era malísima, además; éstas se mezclaban con el abundante y grueso vapor del agua que al caer sobre las desprevenidas llamas, se evaporaba con encrespados alaridos chisporroteantes y húmedos.

¡Fuego a la izquierda! – gritó el cuartelero que estaba parado sobre la cabina del camión bomberil con unos binoculares, ayudándonos a dirigir el chorro de agua. 

Y hacia la izquierda lo dirigimos.  Después de unos segundos de lanzar cuatro pulgadas de agua a 120 libras de presión, escuchamos una ensalada de alarmados gritos los que no podíamos entender.  Apenas dejamos de lanzar agua en esa dirección, los rojos resplandores que danzaban violentamente entre la oscuridad y el chisporroteante vapor de agua; desaparecieron.

¡Güena cabros! – le escuchamos decir al cuartelero, y acto seguido; dirigimos el potente chorro de agua hacia otro sector que desplegaba un festival de saltones y corcoveantes  matices rojos y amarillos.  Tiramos agua como locos en esa dirección acompañados por el ronroneo del motor de la Bomba que nos proveía agua en abundancia.  Segundos más tarde, escuchamos otra vez esa mezcolanza de inquietos gritos que tampoco entendimos.  Al mismo tiempo que esto ocurría, los resplandores se apagaban.

¡J'uego a la izquierda othra'e! – gritó el cuartelero atragantándose.  

Y hacia allá dirigimos el chorro nuevamente hasta que el griterío se repetía, los fulgores desaparecían, y el festival de destellos reaparecían nuevamente a la derecha.   Seguimos haciendo esto por un largo rato y apoyados por las chillonas indicaciones del cuartelero.  La noche seguía firme, y nosotros estábamos ya sintiendo el frío con que nos lamía la ropa mojada el helado viento marino.

Un poco más tarde desde cuando comenzamos a apagar las porfiadas y obstinadas llamas, y el incendio se había reducido a unos pocos focos de poca monta -serían unos treinta minutos después- llegó corriendo el jadeante Capitán con su ayudante, los dos más mojados que pañal de güagüa meona, despeinados y sin casco.  Apenas estuvimos al alcance de sus gritos, nos increpó el Capitán:

- ¡Oye par de güeones!, ¡Qué chucha están haciendo! – rugió su voz haciendo temblar nuestras pajarillas.
¡Apagando el incendio, p'o! – respondimos casi al unísono con el Manguera.
¡¿Y sa'en p'a'onde están tirando el agua?! -

El Manguera y yo nos miramos desconcertados, y respondí:

¡Hacia el foco del fuego! ¡Hay dos lugares que el fuego se apaga y se vuelve a encender! –
¿Y no escucharon los gritos? –
¿Qué gritos? –
¡Los gritos 'e nosothros p'os güeones!-
¡No escuchamo n'á, p'o! – dijo el Manguera.
¡Bájense de ahí! – nos ordenó visiblemente enojado el Capitán - ¡Y vo's apaga la bomba! – le dijo al cuartelero que corrió presurosamente a hacerlo con una cara de que sabía algo más...

Regresamos al cuartel sentados en la cabina de la Bomba con el cuartelero que manejaba cabizbajo.  De pronto rompió el silencio para decirnos:

¡Oye cabros, dejamo la cagá! –
¿Por qué? -
¡Porque le estaban tirando agua a los bomberos! – dijo con voz alarmada.
¿A los bomberos? – inquirí con mi voz escudriñante...
¡Sí!, ¡A los bomberos" -

Lo que había sucedido fue los siguiente:

Estando parados en el techo de esa vivienda, entre la negra noche solo podíamos ver el vapor y las fulgentes y centelleantes matices de luces rojas, las que pensamos (al igual que el cuartelero) que eran llamas.  No lo eran.  ¡Eran las luces de emergencia de los carros bomba!  Entre el humo, la oscuridad y el vapor, estos resplandores efectivamente parecían llamas, pero a lo que le estábamos tirando agua era sin duda a los bomberos y a las luces rojas y amarillas de los carros bomba.

Los gritos indescifrables que escuchábamos desde nuestra posición en el ciego techo antes de que las "llamas" se apagasen, eran los pobres bomberos que nos gritaban que no los apagáramos a ellos, y estos gritos probablemente estaban aliñados con abundantes garabatos y maldiciones...  Para poder llamar nuestra atención, apagaban las luces del carro bomba, con lo que nosotros pensábamos que habíamos apagado las llamas.  Una vez que dejamos de tirarles agua, encendían las luces de emergencia otra vez, y nosotros repetíamos la maniobra pensando de que el fuego había resucitado en ese sector.  Error inocente; digo yo...

De vuelta al Cuartel, y después de haber aclarado la situación que había ocurrido con el Capitán y los demás bomberos, las cosas se calmaron, nos reímos un poco del asunto.  El cuartelero no sonrió ni una vez; y se mantenía más serio que muerto enojado.

Para que no cometiésemos este error otra vez, el Capitán nos asignó al Manguera y a mí al servicio de Equitibus Vrina por el resto del Verano.  Esto complació mucho a los mojados y enojados bomberos, y sirvió de escarmiento para el futuro.  Pero no todo fué tan protervo, cada vez que manguereaba el meado de caballo en el pavimento de la calle, los escuálidos jumentos con gastadas viseras de cuero negro sobre sus ojos me recordaban a mi amado y libre Pehuén.

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Felis Putredinem

Tirarse un pedo es una acción natural necesaria y lógica para bajar la presión intestinal, la cual fuera de control, podría causar serios estragos en nuestra salud y nuestra integridad física interna.  Es también un acto semi-involuntario el que se puede manipular solo hasta cierto punto.  Es tan natural así la necesidad del pedo, que en la mayoría de los casos es siempre más acertado perder un amigo, que perder una tripa.

Ahora, lo más importante de tirarse un pedo es dónde uno se lo tira.  Si se lo tira en el ascensor, no le puede echar la culpa a Fido.  Si se lo tira en la iglesia, la culpa es siempre de las viejas beatas que perpetuamente están haciendo ruidos raros mientras balbucean y rezongan murgas ininteligibles.  Si se lo tira en una "micro", siempre se le puede echar la culpa a un "rotito" o a un "flaite"; pero cuando se lo tira en público, a no ser que sea silencioso; es otra cosa.  Este es el caso de esta lamentable y triste historia. 

Teníamos un compañero Voluntario en la Cuarta que era un poco excéntrico y a veces, ¿por que no decirlo?: peripatético.  Pero era un buen chato, solo que era medio cuico.  Era un hombre en los avanzados cuarenta, soltero, aún vivía bajo el patrocinio y asidero de su madre, y tenía contadísimos amigos, por lo que a él le era sumamente conveniente ser bombero porque en la Cuarta, todos lo tratábamos con camaradería y amistad: era uno del clan.

Le conocíamos muchos intentos con intenciones pro-conyugales con las muchas damas a las que intentó atrapar en sus intrincadas redes amorosas, pero que por esas vicisitudes de la vida, nunca consiguió atrapar a ninguna.  Quizá sería porque no sabía cómo terminar una pichanga, o porque le faltaba "moyo" o un poco de "je ne sais quoi"; o porque la mamá quizá no lo dejaba salir hasta tarde, o no le cambiaba los calzoncillos más seguido.  Además era medio pelado, tenía una panza de cerveza, y calzaba 42 con los dedos doblados y el talón afuera.  En fin, era poco agraciado, pero esto no le impedía conseguir algunas citas con el sexo opuesto.  Esto lo aclaro bien porque este "gallo" no era maraco para nada.  Y así va la historia:

Una noche de Verano nos encontrábamos varios bomberos Voluntarios aparejados con nuestras mujeres veraniegas en la sala del Cuartel, relajándonos después de un largo y ardiente día en la playa.  La sala tenía unos grandes ventanales que enfrentaban el Mar de Chile donde la luna se bañaba desnuda y sin inhibiciones, mientras que besaba las olas con sus plateados besos que danzaban nerviosos sobre la superficie del océano, y que finalmente se dejaban arrastrar hacia las murmurantes arenas de la playa; esa playa que guardaba tantos de nuestros eróticos y carnales secretos en sus furiosamente revueltas arenas. 

También se podían ver claramente los cielos azul-negros adornados con una tremenda explosión de titilantes y nerviosas estrellas y con los cuerpos celestes de la Via Láctea.  Por un rincón allá de la bóveda celeste, se vislumbraba la Cruz del Sur, callada, glacial y frígida como aquel ácido beso de despedida que en un fulminante momento de mi pasado, me quemó la boca para siempre; regalo de unos mezquinos y desapegados labios que me lo me dieron sin piedad alguna en la acerba noche de un amargo día.

Estábamos todos sumidos en un silencio cuasi completo besando a nuestras complacientes mujeres, protegidos y amparados por la oscuridad y la complicidad que las extinguidas luces nos brindaban.  Apenas se oía el sorbeteo de los besos, no había ni quejidos ni jadeos.  Era un ambiente sereno y muy romántico.  ¿Qué cosas, no?

Mientras disfrutábamos del postre de Eros, sentimos que la puerta de entrada al Cuartel se abrió con un lento y angustioso crujido, digno de las películas de Alfred Hitchcock.  Todos paramos la oreja.  Se oyó una susurrante y pasional conversación que decía:

- Ya p'os, déjame... –
¡No p'o, aquí no! –
- Un poquito no'ma –
¿T'ai loco?  ¡Nos pue'en ver! –
- Aquí no hay nadie, p'o –
¿Y si viene alguien? –
¡Nadie va' venir, p'o! –
¿T'ai seguro?
¡Si p'o! –
¡Tenís la mano helá!
- Se calienta rápi'o p'o... –
- Ya p'os, no –
- No seai difícil –
- Mejor me 'oy, lo hacimo mañana... –
- Güeno ya...
- Ya, p'o –
- Ya, p'o...
- Chao..
- Chao...

Y la puerta se cerró con el mismo crujido, pero al revés.

Todos estábamos callados escuchando sin decir ni pío.  Sabíamos que nuestro compinche bomberil no sabía que estábamos allí ya que la oscuridad era total y el silencio, sepulcral.  Sentimos que se encaminó hacia los baños.  Para llegar a ellos tenía que pasar a través de la sala.  Pero nunca lo hizo.  Se detuvo casi a la entrada de la sala, y desató el concierto de pedos más bullicioso, con una multitonalidad y una modulación extraordinarias; que nunca antes habíamos escuchado en nuestras vidas.  La sinfonía de gases letales era digna de las alturas de Wagner, y entre pedo y pedo; se quejaba lastimosamente con un dejo de orgasmo gaseoso, y con una creciente y balsámica sensación de alivio, exclamaciones desenvainadas de las escenas de Satyricon, de Federico Fellini.

Entre los pocos pedos que pude identificar, estaban los ascendente con sinfonía final, también estaban los con babilla estridente, los sonoros de cuatro fases, aquellos extra largos y gritones, los indecisos, los nítidos y los potentes.  Sería que esta cacofonía era la asonancia de una bocina de mojón, o quizá el grito de libertad de la mierda oprimida, o la eufonía del alma de un poroto que se vá al cielo, o el suspiro de un poto enamorado, ¿o simplemente fué la ridícula pretensión del poto de querer hablar? ¿Quién sabe?  Esto será un misterio infinito...  Pero sin duda, fué el canoro grandilocuente producto de un intestino magistral y superdotado.

Cuando completó su sonata de pedos y su lamento de quejidos surtidos, encendió la luz de la sala, y para su sorpresa, nos vió a todos.  Nosotros tratábamos de sujetar una cara impávida, y una risa a punto de explotar en mil direcciones, la que no se hizo esperar.

Impávido y usando toda la experiencia, la bravura y la sangre fría que había acumulado durante su existencia; calmadamente dijo:

¡Ah, no los había visto! –

Seguidamente apagó las luces de la sala, se dió media vuelta; y salió por la misma crujiente puerta por la que había entrado.  Un llamado urgente de ventilación general de desató en el Cuartel para rápida y velozmente reducir la flamabilidad del establecimiento.  Nunca más se habló de esto en los anales bomberiles, ni en las letrinas, ni en las filas de combate.

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Tengo más historias, pero no el suficiente tiempo libre para contarlas, ni ustedes la suficiente paciencia y aguante para leerlas; así que aquí termino de narrar, y el resto las dejaré para otra ocasión.  Si, p'o.




El Loco