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sábado, 1 de junio de 2019

Las Líneas Ley

Las Líneas Ley son alineaciones aparentes entre puntos de referencia, sitios místicos y estructuras hechas por el ser humano a través de la historia.  Recuerde que la “historia” solo comenzó a existir con la aparición del hombre.  La creencia pseudocientífica es que estas líneas aparentes no son especulaciones accidentales, y se alardea que son caminos rectos navegables los que tienen un significado subjetivo espiritual o enigmático.  Para esto, cada camorra religiosa les asigna sus propias aporias* creencias.

Hay mucha gente que profesa que hay una red de energía interconectada que rodea el globo terráqueo, la que conecta sitios hieráticos, enigmáticos e importantes tales como Stonehenge, las pirámides egipcias, y la Gran Muralla China entre otras.  Al trazar líneas conectivas entre estos y otros sitios en un mapa, surge una incógnita: muchos de estos sitios se pueden conectar con líneas rectas.  Basados en esta curiosidad, ¿fueron estos monumentos y sitios históricos construídos específicamente en esos lugares basados en algún conocimiento perdido sobre energías olvidadas del planeta?  Esta desconocida energía les da a estos sitios poderes o  atribuciones especiales?

La frase “Líneas Ley” fué acuñada durante el año 1921 por el fotógrafo, autor, arqueólogo y anticuario aficionado Alfred Watkins, quien identificó aparentes alineaciones entre lugares de interés geográfico e histórico tales como monumentos antiguos, cimas y vados.  En sus libros “Early British Trackways” y “The Old Straight Track”, Watkins intentó de identificar estas mentadas vías neolíticas dentro de la campiña británica.  Más tarde, Watkins desarrolló teorías según las cuales estas alineaciones se desplegaron para facilitar los viajes por tierra mediante la navegación de líneas de vista, o líneas visuales; establecidas durante tiempos neolíticos, y que han persistido presentes durante milenios.

En su libro “The Old Straight Track”, Watkins establece una exposición metódica y exhaustiva de sus teorías de las también llamadas “líneas luminosas”, después de una publicación anterior mucho más breve, "Early British Trackways" (1922).  El libro tiene un prefacio, treinta capítulos, cuatro apéndices y un índice.  El libro contiene una gran cantidad de figuras y fotografías tomadas por el autor.

Este libro se considera la primera obra escrita sobre las Líneas Ley, y el primer vademécum para documentar y trazar estas conjeturadas Líneas Ley en Gran Bretaña, principalmente en el sur de Inglaterra.  Según una revisión en The Geographical Journal de la Royal Geographical Society, Watkins trató de probar que "montículos, fosos, balizas y piedras de marca caen en estrechos caminos, es decir, líneas videntes, en toda Gran Bretaña, con evidencias fragmentarias de vías en las alineaciones".   ¿Qué cosas, no?

Los arqueólogos de la época no le dieron importancia o consideraron lo expuesto en estos textos, pero estas obras vieron un revivificación en su interés con el surgimiento de las ideas de la Nueva Era en la década de 1960.  Las ideas de Watkins también influyeron en la psicogeografía contemporánea, incluyendo Lud Heat de Iain Sinclair (1975), que a su vez influyó en inspiración de la novela Hawksmoor de Peter Ackroyd (1985).

El escritor John Michell fué un filósofo y clérigo natural inglés que proporcionó ideas pioneras en una amplia gama de campos científicos.  Michell revivió el término "Líneas Luminosas" en la década de 1960, asociándolas con teorías místicas y espirituales sobre alineamientos de estructuras terrestres, basándose en el concepto chino del Feng Shui(1).

Creía que en toda Gran Bretaña existía una red mística de líneas luminosas a las que los antiguos Druídas tenían acceso o influencia.  Al Mago Merlín también se le atribuyeron enredos con las Líneas Ley.  Esta idea de las místicas Líneas Ley fué activamente promovida por la revista “The Ley Hunter”, editada en ese momento por Paul Screeton.  Otros varios autores han desarrollado enfoques similares en muchas otras regiones de mundo.

(1) Feng Shui o Fengshui, también conocido como geomancia china, es una pseudociencia originaria de China la que pretende utilizar fuerzas de energía del planeta para armonizar a las personas con su entorno circundante.   En inglés, el término Feng Shui se traduce literalmente como "viento-agua".  Según el historiador Chino del período Jin, Guo Pu; el Feng Shui es una de las cinco artes de la metafísica china, clasificada como fisonomía (observación de apariencias mediante fórmulas y cálculos).  La práctica del Feng Shui analiza la arquitectura en términos de "fuerzas invisibles" que unen el universo, la tierra y la humanidad; conocidos como Qi.  ¿Qui cosas, no?

Yo creo que la poco conocida hipótesis de las Líneas Ley es un tipo de pseudociencia religiosa idolatrista, pagana y esotérica.  Si hacemos una distribución aleatoria entre un número lo suficientemente grande de asentamientos en un plano, inevitablemente se establecerán ordenaciones de puntos aleatorios puramente por casualidad.   Pero cada uno siempre y sin excepción, cree lo que quiere creer.

La Ciencia y el Señuelo de las Líneas Ley

Por ejemplo, se dice que las Líneas Ley conectan sitios como Stonehenge y las Grandes Pirámides de Egipto.  Mucha gente cree que una red de energías  rodea el globo terráqueo conectando sitios elegidos e importantes como Stonehenge, las grandes pirámides egipcias y la Gran Muralla China.

Lo curioso de esto es que si trazamos líneas para conectar éstos y otros muchos sitios destacados en un mapa, muchos de estos sitios se pueden conectar con líneas rectas. ¿Fueron quizá estos esotéricos monumentos y sitios sacros tal vez construídos específicamente en esos lugares por pretéritos arquitectos e ingenieros con un secreto conocimiento de energías desconocidas de la Tierra, las que se evidencian de alguna forma especialmente fuertes en estas "Líneas Ley"?

La Historia de las Líneas Ley

Siempre ha habido un grupo de individuos que a menudo encuentran un significado especial en puntos o lugares de referencia inusuales, o en algunas características geológicas que les rodean.  

Philip Carr-Gomm y Richard Heygate describen el origen de las Líneas Ley en su "Libro de la Magia Inglesa".  Philip Carr-Gomm es un autor inglés en los campos de la psicología y el druidismo.  Sir Richard John Gage Heygate, es un empresario y escritor.  El Libro de la Magia Inglesa explora el hecho curioso y poco conocido de que, de todos los países del mundo, Inglaterra tiene la historia más rica en la tradición y práctica de magia.

Alfred Watkins, un fotógrafo de paisajes en Herefordshire, notó que los sitios antiguos en ciertas áreas parecían estar alineados con otros cercanos.  Su idea era que nuestros antepasados construyeron y usaron características prominentes en el paisaje como puntos de referencia o navegación, tales como monolitos prehistóricos, círculos de piedras, carretillas y montículos, fortalezas en colinas y terraplenes, fosos antiguos, antiguas iglesias anteriores a la Reforma, antiguas encrucijadas y vados, colinas prominentes y fragmentos de caminos viejos y rectos.  Watkins continuó sugiriendo que las líneas que conectaban estos sitios antiguos representaban líneas o rutas antiguas que se utilizaban en tiempos prehistóricos con fines de comercio o ritos religiosos, y en 1921 acuñó el término "Líneas Ley" para describir estas alineaciones.

Watkins realmente no creía que hubiese un significado mágico o místico para las Líneas Ley, pero Philip Carr-Gomm y Richard Heygate señalan que la idea de que hay una red oculta de estrías de energía a través de la tierra, inflamó la volátil imaginación del floreciente movimiento de la Nueva Era(2).

(2) La Nueva Era es un término aplicado a una gama de creencias y prácticas espirituales o religiosas basadas en esemplasia*, las que se desarrollaron en las naciones occidentales durante la década de 1970.  Las definiciones académicas precisas de la Nueva Era difieren en su énfasis, en gran parte como resultado de su estructura altamente ecléctica.  Analíticamente estas “ciencias” se consideran maquinaciones religiosas, pero los involucrados prefieren la designación espiritual o Mente, Cuerpo, Espíritu, y ralamente usan el término "Nueva Era".  Muchos impugnan este término y sugieren que es mejor verlo como un medio o un zeitgeist.

Debido a este interés de la Nueva Era, las Líneas Ley se elevaron desde sus humildes orígenes a todo un campo de estudio, generando libros, seminarios y grupos de entusiastas de las Líneas Ley los que se reunían frecuentemente para discutir, investigar y recorrer las líneas.  Las Líneas Ley también se han incorporado a una variedad de sujetos paranormales que no están relacionados con ellas tales como la radiestesia (brujería de agua), los OVNIs, la Atlántida, los círculos de los cultivos, y la numerología.  ¿Qué cosas, no?

Ciencia y pseudociencia

En los libros de texto de geografía, geología o ciencia no se encuentran las Líneas Ley porque no son reales, ciertas o medibles, tal cual como son los “dioses” pero a éstos se les dá más importancia a pesar de ser un concepto imaginario, y éstos aparecen en todos lados.  Aunque los científicos no pueden encontrar evidencia adminicular de estas líneas con ningún dispositivo científico, los psíquicos de New Age y otros locos afirman que son capaces de sentirlas, o sentir su energía.

La idea original de Watkins sobre las Líneas Ley es válida e intuitiva.  Desde hace mucho los arqueólogos han sabido que en escalas locales y regionales, los caminos y las carreteras tienden a construírse en líneas lo más rectas posible según lo permita la geografía, y aunque los taxistas no lo piensen así, una línea recta es la distancia más corta entre dos puntos.  Tiene sentido entonces de que los sitios importantes en una cultura determinada a menudo se alineen por razones prácticas, y no al azar.  Hasta los animales en el campo encuentran el camino más recto para desplazarse, es como si tuvieran un girocompás para encontrar las distancias más cortas hacia donde se dirigen, y probablemente no tienen la mas peregrina idea de qué es una Línea Ley.

Incluso hasta los que se creen expertos en las Líneas Ley no logran ponerse de acuerdo sobre qué "sitios sagrados" deben incluírse como mojones de referencia.  Algunos sitios antiguos conocidos internacionalmente son opciones muy obvias, como Stonehenge en Inglaterra, las Grandes Pirámides de Egipto, las ruinas de Machu Picchu en Perú y la Roca de Ayers de Australia, pero a nivel regional y local, esto es una verdadera encrucijada: ¿Qué tan grande debe ser un cerro o una colina para ser importante? ¿Qué cenotes son lo suficientemente antiguos o lo suficientemente trascendentales?  De hecho, si elegimos puntos de referencia en forma selectiva u omitimos otros, cualquiera puede crear el padrón que desea diseñar.

Teniendo en consideración de que existen cientos de miles de puntos de referencia en el planeta, no es de extrañar que las Líneas Ley se encuentren en todos lados.  Entre los posibles y concebibles puntos referenciales se pueden incluír castillos; templos; montículos; pirámides; murallas; grandes piedras sitios antiguos; pozos; grupos de árboles; montañas; montículos; carreteras largas, dólmenes, cruce de caminos; fortalezas; y cualquier otro mojón que un interesado en trazar una Línea Ley determine apropiado.  ¿Qué cosas, no?

En nuestras ciudades modernas tenemos una infinidad de constelaciones de Líneas Ley marcadas por los restaurantes McDonald’s y las homeomerous* cadenas de este tipo, o lugares homeoteleutones*.  Esto último no tiene nada que ver con los Teutones.

¿Quién está detrás de las Líneas Ley?

Muchos creen que nuestro conglobado* planeta es único porque sencillamente no pueden comprender las vastedades del Universo.  Hasta ahora no estamos seguros de que la Tierra es el único planeta que conocemos capaz de sustentar la existencia humana dentro de nuestro atomista Sistema Solar, y tampoco tenemos la más peregrina o quijótica idea si nuestros terráqueos monumentos megalíticos son únicos o idiocrásicos* en las vastas, adalpelágicas* y macrométricas distancias del Universo.

Estas quiméricas e isogramáticas* líneas rectas que conectan nuestros monumentos y otros mojones milenarios a través del planeta.  Según los creyentes de esta Líneas Ley, en estas conexiones se encuentran formas avanzadas de geometría, ecuaciones matemáticas y geometrías analíticas grabadas en piedra en varios lugares desparramadamente en el planeta.

Uno de los fenómenos que esta gente cuestiona son la construcción y ubicación de las pirámides egipcias.  Como ejemplo, se cuestiona lo siguiente: ¿Por qué se construyeron las pirámides de Egipto? ¿Cómo lograron los antiguos egipcios colocar la Gran Pirámide de Giza en el centro exacto de la completa masa planetaria?  El paralelo Este-Oeste que franquea la mayor parte de la tierra, y el meridiano Norte-Sur que también transpone la mayor parte de la tierra se intersecan en dos puntos del planeta, uno en el océano y el otro en la Gran Pirámide de Giza.  ¿Qué cosas, no?

También indagan ¿cómo fué esto posible sin poseer la capacidad de volar y observar estos puntos desde la altura?  Sin la capacidad de tomar macro medidas exactas, ¿Cómo fueron capaces de determinar estos puntos con tamaña exactitud?  Esto, sin siquiera saber si la tierra era esférica, triangular, amorfa o plana.  Sin embargo, se considera que estas antiguas pirámides, particularmente la gran pirámide construída en la meseta de Giza, son un logro increíble de varias ciencias congruentes -las que quizá hayamos olvidado-, geometría, física y matemáticas, todas meticulosamente combinadas.

Nuestra actual tecnología es incapaz de recrear la construcción de esta famosa pirámide a pesar de nuestro conocimiento y maquinaria.  Es un misterio cómo se logró este prodigio de construcción.  No pretendo quitarle, disminuírle o negarle el crédito al Homo Sapiens que construyó estas maravillosas e increíbles estructuras, pero me pregunto ¿cómo  consiguieron erigir estas gigantescas estructuras tan exactas con troncos, piedras, cuerdas, y fuerza bruta?  Habría que pedirle a Aladín que consulte con su lámpara maravillosa.  ¿Quizá Uri Geller sepa algo...?

Lo Paranormal

Creo que a los paranormalistas se les chispoteó el cerebro y confunden y mezclan ideas de relaciones entre vetas minerales, líneas de falla, contactos entre formaciones rocosas y zonas de fractura para explicar lo inexplicable.  Con esto han elucubrado una obscura ocurrencia de "energía" y "flujo" asociada con características sísmicas, estructurales, mineralógicas e hidrogeológicas para llegar a la conclusión de que las Líneas Ley son reales, y éstas están asociadas con apariciones y otros eventos extraños y paranormales experimentados por algunas personas.  Lo único paranormal que he experimentado yo en mi larga y azarosa vida, son la existencia de frailes degenerados en coexistencia con abogados ladrones y deshonestos, y políticos mentirosos de mierda.  Después de esto, nada es paranormal.

Lo que he aprendido de todo esto es que la luz viaja más rápido que el sonido, y es por eso que algunas personas lucen brillantes, hasta que hablan.

Recuerde que las mentes de tercera categoría solo son felices cuando piensan con la mayoría.  Las mentes de segunda categoría solo son felices cuando piensan con la minoría. Las mentes de primera categoría solo son felices cuando están pensando.

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Et sub Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)
Aporia  Una duda falsa profesada sobre qué decir o elegir
Conglobado – En forma de una pequeña bola o globo
Esemplasia – La unificación del poder de la imaginación
Hadalpelágico(a) - La zona hadal es la delineación de las trincheras suboceánicas más profundas del piélago.  Esta zona se encuentra desde una profundidad de alrededor de 6.000 metros hasta el fondo del océano.
Homeomerous – Compuesto de partes similares
Homeoteleutón – El uso o repetición de terminaciones similares
Idiocrasis – Peculiaridad intrínseca o característica única
Isograma – Puntos de conexión los que en un mapa tienen características similares

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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias. 





El Loco

viernes, 1 de abril de 2016

Marcahuasi

La palabra Quechua "Marcahuasi" es una palabra compuesta que de acuerdo a las reglas de Interpretación de Lenguaje, Interpretación de Lenguas e Interpretación de Elementos de Semántica y Gramática Categorial; significa: "El Lugar de los Dioses", donde su separación filológica indica: Marca = Dios, y Huasi = lugar.  Se le han dado otras definiciones al vocablo, pero no hay ningún Masma vivo que nos diga qué es lo que exactamente esta palabrita significa, así que confórmese con lo que yo le digo.

Quechua, el idioma anicular hablado por los Incas es la lengua indígena más hablada en América del Sur, con alrededor de 13 millones de Quechua-parlantes en toda la región sud-andina.  El primer enquiridión gramatical vernacular Quechua fué compilado por un malintencionado y sucio misionero español en el año 1560, como sinécdoque de una oscura política lingüística destinada a beneficiar el forzado y brutal proceso de "evangelización" de los Incas.  En el año 1975, Perú hizo el Quechua la lengua oficial del Estado; y esto fué lo único notable que ocurrió en el Perú ese olvidado año.  La lengua Castellana actual ha heredado palabras Quechuas tales como "Llama", "Cóndor" y "Puma".  ¿Qué cosas, no?

Marcahuasi es una alta y solitaria meseta ubicada en las ásperas montañas de los Andes de alrededor de unos 4 kilómetros cuadrados de superficie, y está situada al Este de la ciudad de Lima en la cadena montañosa que se erige a la orilla derecha del río Rímac.  El río Rímac se encuentra en el Oeste del Perú, y es la fuente trascendental de agua potable para las aéreas metropolitanas de Lima y El Callao.  El río es parte de la Cuenca del Pacífico y tiene una longitud de alrededor de 160 km. de extensión.  El Rímac nace en las tierras altas de la provincia de Huarochirí en la región de Lima; y su boca se encuentra en el puerto de El Callao.  El nombre Rímac proviene de la palabra Quechua "rimaq", que significa "hablando en voz alta", y en este caso, este sonoro río fué apodado por los Incas: "El Río Hablador".

La altiplanicie de Marcahuasi domina el panorama cordillerano a 4.000 metros sobre el nivel del mar, y el lugar es conocido por sus curiosas formas de rostros humanos y apariencias animales las que, con una generosa porción de imaginación; se pueden visualizar en sus grandes rocas de granito, muy parecidas en contexto a las que ví en el Cañón del Cobre, en México.

Monumento Pétreo-arcaico

Marcahuasi es uno de los centros de fuerzas magnéticas activas más importantes del planeta.  Allí, el clima, los elementos, la milenaria acción del tiempo, y una reacción volcánica produjeron unos monumentales peñascos de enigmáticas formas y figuras, las que le dan un aspecto muy singular al frío y desolado paisaje.  Esta fabulosa meseta fué descubierta por el arqueólogo peruano Julio C. Tello en el año 1923, pero Tello no publicó su hallazgo. 

En 1959, Daniel Ruzzo la reveló en su libro titulado "Historia de un Descubrimiento Fantástico", donde describe a Marcahuasi como el templo de piedra de una antigua civilización la que entre sus principales formaciones pétreas se encuentran El Anfiteatro, El Laberinto y el Monumento a la Humanidad.  Daniel Ruzo de los Heros (1900-1991) fué un poeta, criptógrafo, fotógrafo, arqueólogo, y profeta peruano, el que se dedicaba a estudiar culturas desvanecidas en la historia, como la cultura Masma, a quienes el asentamiento de Marcahuasi les pertenecía.

Pero no escribí este panfletillo para darles una lección en geopolítica, historia, o geodesia topográfica; lo anterior fué simplemente mi prefacio preludial para ponerlos en el contexto de lo que se aproxima en las inaplazables líneas rasgueadas más abajo; porque en lugar de narrarles lo concreto, les ofrezco un tácito y frágil breviario del contenido abstracto de este extraño viaje.

La Jornada

La primera parte de la jornada para poder llegar a Marcahuasi desde Lima, los que son alrededor de 85 kilómetros, es alcanzar el pueblito de Chosica y proseguir la marcha desde ahí hacia San Pedro de Casta, a unas cuatro horas de viaje desde Chosica, para finalmente alcanzar la meseta de Marcahuasi.  Desde Lima, la jornada completa hacia Marcahuasi toma alrededor de uno a dos días, dependiendo de cuánto tiempo uno se quede en Chosica y San Pedro de Casta.  La jornada es un poco larga pero es pintoresca, renovadora y muy exigente para aquellos que frecuentan las anómalas e inauditas alturas de la grandiosa Cordillera de Los Andes.

El último segmento de la jornada desde San Pedro de Casta hasta Marcahuasi es muy demandante y agotador si usted no está en buena forma física, y habituado a largas y pesadas caminatas a gran altura.  Los locales recomiendan que arriende un caballo o una mula para ascender el ulterior tranco a la meseta.  Esta marcha de subida toma alrededor de 4 horas, y la altura (comenzando alrededor de 3.200 metros), el aire enrarecido, y las bajas temperaturas le cobrarán un peaje pesado al cuerpo.

Los tortuosos y solitarios caminos de esta gran jornada hasta la cúspide de Marcahuasi, me recuerda aquellos yermos y desabrigados caminos olvidados que siendo más joven, un día recorrí.  Las altozanas peregrinaciones cordilleranas no tienen paralelo con ninguna otra marcha de ningún otro tipo en ningún otro punto del planeta.  No reclamo el haber recorrido este planeta en su totalidad, pero he pisado una gran cantidad de sus abundantes e innumerables superficies en diversos lugares disconformes y enfrentados, esto; para poder argüir que he estado en sus siete esquinas, respirado sus siete vientos, y navegado sus siete mares, y sin ser el "Siete Machos".

La llegada a Marcahuasi es una sensación estupenda.  Es una sensación de victoria, de logro, de coronación de esfuerzo, y más que todo, el saber que uno ha conquistado una de aquellas remotas regiones de este planeta, a la que pocos pueden llegar.  No nos hace sentir mejores que otros seres humanos, simplemente hace sentir que nuestro espíritu humano ha conseguido un nivel más alto de solidez, y ha crecido aún, un poco más.   Esto me lo enseñó una vez mi abuelito Víctor durante mi niñez, en aquellos idos días en que él iluminaba cariñosamente mi verde infancia con su infinita sabiduría.

El Campamento

En las alturas de Marcahuasi hay que tender la carpa al abrigo del viento cordillerano.  Esas enormes rocas ancestrales sirven parcialmente de refugio y defensa en contra de la furia eólica que a veces se desata a esas Incaicas alturas.  Esta defensa es sutil y delicada porque el frío viento aún alcanza a las enclenques carpas, y las sacude a gusto.  El álgido aire apurado se entretiene mordiendo nuestra piel con sus gélidas agujas invisibles, arranca lágrimas que no lloran, enrojece la piel de la cara sin sentir vergüenza, y la inmensidad del bullicioso silencio que el vaho de la cola del viento arrastra; nos recuerda lo frágiles y pequeños que todos nosotros somos.  Todos nosotros. 

Lo primero que usted debe saber es que en Marcahuasi --por lo menos en el sitio y durante el tiempo en que yo estuve allí--; no había letrinas, ni excusados o retretes, urinarios de ninguna especie, ni garitas de disimulo, ni cloacas naturales, ni un pozo negro, y ni siquiera una decente roca para esconderse y protegerse del viento mientras uno se encuentra en la posición más vergonzosa y bochornosa que un ser humano pueda adoptar.  Esto, aparte de negociar presionado bajo un ignominioso contexto con el traficante de papel higiénico del mercado-negro cordillerano, que casualmente; es el mismo trafagador que arrienda los burros.

Durante el Verano Marcahuasi es seco.  El viento y el sol han evaporado el agua de casi todas las lagunas que lo tapizan.  En estas cumbres no hay agua potable, hay que traerla consigo.  Tampoco hay árboles.  Para encender un fuego, o hay que traer un artilugio infernal que produzca fuego, o comprar leña en San Pedro de Casta y acarrear el peso de estos trozos muertos de árbol.  Entonces, entre la ropa, la carpa, los alimentos, el agua, la leña o la cocinilla, los sacos de dormir, el botiquín, y el absolutamente necesario Pisco de emergencia, hay que ser bien macho y fuerte para llegar a la cumbre sin dejar las tripas regadas por el camino.

Una vez que la carpa de doble techo está tendida, las cosas ordenadas dentro de ella, y un fuego tiritando en frente de la carpa, es la hora de comer y después a descansar para estar preparados para la jornada del día siguiente.  A pesar de estar cansado, es difícil conciliar el sueño.  El canoro silencio de las alturas, el ulular del viento, la diligente danza de las sombras que se desenredan y se escapan raudas desde las llamas de las fogatas para escabullirse en la oscuridad, y el trillón y medio de brillantes y titilantes estrellas que salpican el cielo y que se aferran suaves al paisaje y a nuestra piel; nos mantienen despiertos pensando en voz baja y mirando con ojos vidriosos en lontananza hacia lo eterno del eterno y perdurable infinito.

Y ahí, en el salvaje vientre de una frígida noche en las encumbradas faldas de una montaña colosal, me encuentro sentado en un inmortal e imborrable silencio sobre la verde planicie cubierta de un escaso y mezquino pasto verde.  Me siento del tamaño de una insignificante hormiga comparado con los teratogénicos peñones cordilleranos del área llamada "El Bosque de Piedra" de Marcahuasi.  No hay muchos turistas.  Solo los gladiadores de la aventura llegan hasta estas alturas a conversar con lo extraño, con lo mágico, y con el blanco silencio que se chorrea generoso por los lomos de esos magníficos granitos con sus fantasmagóricas apariencias de animales míticos y sus galáxicos rostros indígenas.

Mirando curioso la inmensidad del proceder del tiempo y las huellas que los entrecortados elementos dejaron con sus enconados combates entre las taciturnas galgas, me pregunto: ¿qué vine a hacer aquí?, ¿qué vine a buscar?, ¿qué me trajo aquí?, ¿estoy realmente aquí?

Metafísica Agnóstica

En lugares predestinados e intangibles como éste, es donde nos embosca y nos asalta el frío, desapegado e ingrato existencialismo.  Y se cabildea incógnito e intruso en nuestras mentes y sacude nuestros pensamientos más profundos, y nos riega de preguntas que en cualquier otro lugar no tendrían ningún sentido.  Sé que estoy loco, pero la verdadera y legítima locura nace de las adalpelágicas profundidades de la cordura, de los curules pináculos de la lógica, y de la latitudinal longitud de un amplio pensamiento sin pactos, compromisos o débitos morales.  Sí, soy y estoy loco así y de esta misma manera, y con una locura nacida de estas depuradas raíces, estoy orgulloso de serlo.

Raramente durante mi ocupada vida cotidiana me hago estas enzarzadas y enrarecidas preguntas.  Como cualquier otro inconsciente ser humano, sólo vivo el día que tengo enfrente, simplemente existo (o creo que existo), sin tropiezos subjetivos que me marquen el espíritu con cardenales conjeturales, o con magulladuras pragmáticas.  Pero en estas secas, mudas y ausentes alturas, el significado y la coherencia superficial de las cosas y de las razones son despojadas de tiempo y distancia, de sentido y de perspectiva, de proporción y contexto; y es entonces cuando pensamos sobre nuestro propio ente, lejos de las afiladas garras conjeturales de Kierkegaard, Dostoyevsky, Nietzsche, y Sartre.

Menciono a estos filosofistas existencialistas porque a pesar de las profundas diferencias doctrinales entre lo absurdo y lo auténtico que tengo con sus teorías, comparto la básica creencia de que el pensamiento filosófico comienza con el sujeto, y no solamente con el objeto del pensamiento humano; sino que además con su conducta de funcionalidad y el sentido de existencia objetiva que cada ser humano remolca individualmente.

Y no me refiero a las insípidas, insulsas, repetitivas y comúnmente manidas cuestiones del vulgar existencialismo fundamental como: ¿quién soy?, ¿dónde estoy?, ¿hacia dónde voy?  Cualquier anfibio en vías de evolución puede preguntarse esto de sí mismo.  Todos los días veo a mi gata romana pensando en estas preguntas mientras baña su lomo con los amorrados rayos de sol que se cuelan flemáticos por entre las rendijas de las celosías de la vieja sala, para caer desenmarañados en su lamido lomo.

¿Cuál es el Valor de La Verdad?

Quizá debiéramos indagar acerca de qué es lo que nos define como individuos, quizá debiéramos hurgar en el significado sobre lo que somos y si esto es todo lo que hay en nuestras vidas, o analizar qué tipo de esfuerzo deberíamos comprometer en la lucha por la sobrevivencia cuando la vida es tan transitoria, frágil y corta.  ¿Es una crisis de identidad un producto adventicio de la búsqueda de nuestra autenticidad?  ¿Es "felicidad" la respuesta, o es un subproducto emocional del descontento?  ¿Es la ansiedad el resultado de nuestra pesquisa por significado y propósito?  ¿Nos preocupamos que la muerte nos llegue antes de que consigamos autotranscendencia?  ¿Cómo alimento las salvajes pasiones de mi indómito espíritu?  ¿Están todas las verdades vinculadas entre sí?  ¿Nace el Existencialismo del Esencialismo? ¿Resolviendo estas preguntas encontraremos nuestra verdad? 

Tantas preguntas, y Confucius ya no está aquí para sonsacarle algunas sensatas y pensadas respuestas...

Los valores no se ven ni tampoco pueden tocarse, y hay muchos terrícolas que ni siquiera pueden definirlos.  Por ejemplo, la aserción de que la verdad es un "valor", para mí podría representar cosas muy diferentes.  Podría significar por ejemplo, que las creencias verdaderas tienen un valor empírico subjetivo y personal; o que las creencias solo tienen un valor epistémico porque son sólo una tesis del conocimiento para justificar una creencia.  Entonces, ¿qué es lo que lleva gravitación racional?, ¿el valor de la verdad, o la verdad del valor?  Atraparse en esta coyuntura solo le pasa a la más débil de las pasiones humanas, y ésta es el valor moral. 

Uno de los primeros neo-filósofos que se preguntó: ¿Qué es la verdad?; fué el Gobernador de Judea Pontius Pilate.  Y después de hacerse la pregunta, se lavó las manos...  Y por ser honrado y honesto, la retardada iglesia lo condenó y desacreditó por una eternidad.  Entonces, el valor de la verdad, o la verdad del valor es puramente subjetivo, y de acuerdo a los "valores" de quien la esgrima y con qué propósito la utiliza.  ¿Es esto justo?  ¿Y qué es la justicia?  Creo que la justicia es una mera irrealidad, así que; ¿vivir de sueños es el verdadero valor de la realidad, o la realidad le dá el valor verdadero a los sueños?  ¿Qué cosas, no?

El valor que le asignamos a la verdad es entonces constitutivo de nuestra existencia; y esto, siempre y cuando seamos cognitivos.  ¿Complicado?  Quizá.   Pienso que es probable que el "valor de la verdad" tenga un proceso de disquisición evolutiva.  Me siento inclinado a creer (y éste es el valor de "mi verdad") que la evolución humana, en términos de civilización; le haya dado un perfil progresivo a nuestro sistema cognitivo, de forma que para poder ser capaces de encontrar las verdades del mundo en que vivimos, debemos ser seres epistémicos y sapientes.  Es posible que si no hubiésemos evolucionado los métodos de la busca del valor de la verdad, nos habríamos extinguido moralmente hace mucho tiempo.  Tal como les ha pasado a los abogados deshonestos, a los políticos tramposos, y a los frailes degenerados. 

Entonces y según lo expuesto, la "verdad" no es al antónimo de "mentira", y la "mentira" entonces es sólo un valor parcial de la "verdad".  ¿Qué piensa usted? 

Una vez hace mucho tiempo atrás, soñé que yo era un quisquilloso colibrí que andaba revoloteando inquieto y presuroso de acá para allá, y de allí para aquí, gravitanto de abierta flor en abierta flor bajo los refulgentes y tibios rayitos del sol.  Súbitamente algo pasó; un gran ruido infernal me despertó bruscamente.  Todo fué muy confuso e indefinido por unos largos momentos...  Ahora no sé si soy un hombre que soñó que era un colibrí, o si soy un colibrí soñando que soy un hombre. 

A veces pasa esto porque el espíritu del hombre tiene dos moradas fijas y comunes pero distintas: una está en este mundo, y la otra; en el "otro mundo", ése que solo existe y gravita en nuestra delirante y subjuntiva imaginación.  En la delgada y frágil frontera que separa estas quebradizas naturalezas, está la impalpable e indestructible tierra de los sueños.  Yo anido ahí muy seguido...

Todavía estoy pisando la tierra de Marcahuasi...  el lugar de pensamientos mágicos...

El Regreso

La última de estas altas mañanas se despertó a tiritones y arraigada con el mutismo de la elipsis de ecos.  El café supo más cargado esa fría mañana.  Quizá porque el resto del café que quedaba en el tarro fué vertido completamente en la cafetera para no acarrear de vuelta un pote vacío, o quizá aquel caliente brebaje de despedida supo más amargo debido a una osmótica y clandestina secreción estrujada de las amargas ideas que cruzaron mi mente la noche anterior.  Jamás lo sabré.  Después de beber la estimulante infusión oscura, levantamos campamento y con nuestras cargas a la espalda comenzamos a descender desde los nirvánicos cielos, a lo que dadivosamente llamamos "civilización".

Y así, solitario y pensativo dejé atrás esas magníficas y majestuosas alturas cordilleranas.  Las dejé de reata y nutridamente sembradas de mis etéreos y prosélitos pensamientos, los que se quedaron a mis espaldas acariciando aquellas mezquinas briznas sobrevivientes del pasto que aún se arrastraban tras la cola del Verano, un muriente Verano que ya comenzaba a escabullirse agonizante entre peñascos y mugientes vientos, mientras que el arco de la ruta de su sol se reducía remisamente en dirección hacia el solsticio de Invierno

Mientras descendía sin preocupaciones morales los culebreados y pedregosos caminos que me llevarían de regreso a Lima, sólo un pensamiento resonaba en mi abovedada conciencia, el que trepidaba impertinente y estertórico en la cara misma de mis dudas radicales.  Esta ponderación amasaba las insondables palabras de René Descartes: "Cogito ergo sum" (Pienso, por lo tanto; existo).  Siendo un ser humano estrictamente individual, me pregunto entonces: ¿cómo podré evolucionar mi existencia al nivel superior, a un nivel por sobre esa introspectiva cavilación de Descartes?

Cuando llegué de noche y cansado a la Incaica y alta Lima, las infinitas estrellas del negro firmamento cordillerano se habían encendido nuevamente, estaban refulgentes y titilantes, y desconsoladas miraban hacia abajo sobre nuestras somatasténicas y rompibles naturalezas humanas.

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El Loco