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sábado, 1 de febrero de 2014

Limpieza de Primavera

Llámenme Loco.

Como lo hago consuetudinariamente todos los años y al igual como muchas otras personas lo hacen; yo limpio diligentemente la buhardilla de mi casa para hacer espacio para poner las cosas de Invierno.  Pero no me detengo ahí, también despejo el sotabanco de mi mente para deshacerme de algunos pensamientos rancios, de algunas ideas estancadas, de algunos principios linajudos pero inútiles, y de la mayoría de los fragmentos y astillas de información general y sin peso, las que obstruyen y tupen el fino y demandante filtro de mis pensamientos.  En otras palabras, le hago un "tune-up" a mi coco pensante.

Esto me ayuda enormemente porque a pesar de que el saber no ocupa lugar, lo congestiona.  Cuando escribo, escarbo por los rincones (sin arañas de rincón) de mi mente por ideas, conceptos, conjeturas, e incluso por sospechosas nociones y rudimentos para estampar en el virgen papel; y a veces esto se me dificulta mucho porque me encuentro mirando al blanco cielo raso babeando profusamente, mis ojos están blancos (porque me estoy mirando el cerebro), y la mano que sostiene mi temeraria y levantisca pluma es presa de un galeótico tic nervioso.  En algunas ocasiones este estado persiste por varios minutos como un disco(1) rayado, pero el vivo y alerta centinela de mi mente que se pasea constantemente patrullándola me despierta y me saca de este incómodo y poco dignificante trance.  Por si se estuvieran preguntando cuál es el centinela de mi mente, es un peo mental que nunca ha podido encontrar su legítimo o autorizado lugar entre las grietas de los enmarañados pliegues de mi resuelto e inquieto discernimiento, y ni entre mi lucidez o mi raciocinio, por eso; jamás ha podido escaparse de mi calavera.

(1) Un "disco", para aquellos que aún  vivimos capturados en las edades de la vaquelita, la "pluma-vit", y de los chaquetones de Castilla (comúnmente llamados "chaquetón de pendejos"), el disco es un inventito plano y redondo (semejante a una pizza proletaria hecha con harina de lentejas); donde se grababan sonidos usando un gramófono.  Estos sonidos entonces se escuchaban usando un fonógrafo, y estos negros discos  estaban hechos de cloruro de polivinilo, material al que anteriormente se le llamaba "Shellac".     

Después de esta sagaz y minuciosa profilaxis mental, mi pluma corre rauda y libre sobre el desprevenido e incauto papel.  Así entonces, mi pluma galopa sin preocupaciones, las que en realidad nunca ha tenido ni las tendrá; y esculpe insidiosamente los ácidos y energúmenos escritos que ustedes pacientemente han estado ojeando durante el olvidado pasado.  Hoy he decidido sacar esta basura mental y darle un lugar; aunque no el más apropiado, para que se explayen y se deshagan de su inédita y empalicada frustración.  Todos ustedes saben que estoy loco y les advierto de que estos trozos de sedimento mental están escupidos despreocupadamente al azar, así que para leer e interpretar estos papiros de dudosa calidad intelectual, en la mayoría de los casos; la supervisión de sus padres no es necesaria.  Disfrute.

Insedit (Miscelánea)



¿Por qué las azafatas no nos dejan usar el teléfono celular durante el vuelo?

En USA, la Administración Federal de Aviación (FAA) prohíbe el uso de todos los dispositivos de transmisión inalámbrica porque existe la posibilidad de que éstas transmisiones puedan interferir con los instrumentos de navegación de un avión y con su componentes de comunicaciones, lo que causaría un mal funcionamiento de los sistemas. 

Ciertamente que estas intranquilidades son bastante exageradas, pero la FAA prefiere equivocarse por el lado de la precaución y la prevención, asunto del que ninguno de nosotros los puede culpar.

Como todo el mundo (que vuela al menos) lo sabe, los teléfonos celulares son un gran  recelo y una estricta prohibición durante el despegue y el aterrizaje (en ese orden para los menos entendidos).  A pesar de que todos saben de este asunto, lo que la mayoría de la gente no sabe, sin embargo, es el real "por qué" de esta conflictiva regulación.

Lo interesante de esto es que la FAA dice que los teléfonos móviles cuentan con "dispositivos de transmisión de radio", los que posiblemente podrían interrumpir la aviónica del aeroplano, pero increíble o convenientemente ignoran el mismo tipo de dispositivos en los marcapasos, en los auriculares para los sordos, en los audífonos para música, etc., que también y sin duda son y contienen dispositivos de transmisión.

En el año 2007, el un reportaje noticioso de la ABC en su programa 20/20 discutió con el veterano y experimentado piloto de líneas aéreas John Nance las investigaciones que 20/20 realizó en este campo, cuyos resultados desmienten y rivalizan los argumentos de la FAA.

Durante la entrevista, Nance dijo: "Casi no hay razones para preocuparse de que los teléfonos celulares vayan a interferir con el equipo de navegación de un avión"; y seguidamente continuó diciendo que los sistemas electrónicos de los aviones de pasajeros están "fuertemente blindados" en contra las señales electrónicas directas, emisiones de radio, y señales electrónicas. 

Si fuese cierto de que uno pudiese interferir en las comunicaciones y sistemas de un avión, los terroristas no necesitarían más que un celular pre-pagado barato para destruír todas las aerolíneas mundiales de pasajeros.  Y si estos mongoloides fueran más astutos, usarían un celular robado para echarle la culpa a otro.

La verdadera razón del por qué las autoridades no quieren que usted use su celular durante el despegue y aterrizaje, no tiene nada que ver con estrellar el avión o interferir con la aviónica de éstos; sino que tiene que ver con desbaratar la red de telefonía celular.

La Comisión Federal de Comunicaciones (FAA) después de efectuar detallados estudios de seguridad sobre el tema, concluyó que las llamadas activas durante despegue y aterrizaje tienen una repercusión directa en la estabilidad del servicio de telefonía celular a nivel del suelo.  Esto es así porque los aparatos celulares están diseñados para que se efectúen llamadas en tierra firme y no a altura, y para que los aparatos celulares se comuniquen y conecten con solo una torre de telecomunicaciones a la vez, y la que está más cerca de ellos.

Por otro lado, si usted efectúa una llamada celular mientras vuela a más de 885 kilómetros por hora, su teléfono se conectará con varias torres al mismo tiempo para mantener la llamada, y con esto ocupará el escaso y valioso espacio disponible en los circuitos, lo que causaría enormes estragos e interrupciones en el servicio.   En USA en el 2007 se propuso un plan para levantar la prohibición sobre el uso de celulares en los aviones, pero los que se opusieron no fueron la FAA o los pilotos, sino que la enérgico oposición vino de las compañías de redes celulares, las que arguyendo esta específica razón.

Ahora, los oponentes a este razonamiento arguyen que a pesar de que unos pocos dispositivos celulares estén en funcionamiento al unísono; estos en conjunto no podrían fragmentar un escudo de aviónica, o desmantelar una red de telecomunicaciones; pero que quizá muchos de ellos funcionando al mismo tiempo podrían interferir con la comunicación entre el piloto y el control de tierra.  Esto es importante porque esta comunicación es especialmente crítica durante el despegue y el aterrizaje.  En un caso de emergencia, la interferencia de comunicación con la torre podría causar un desastre terrible.

Por otro lado, si unos pocos teléfonos celulares funcionando en un avión mientras despega o aterriza son capaces de abatir una red de telecomunicaciones celulares, entonces estas redes son menos confiables que un abogado deshonesto, mas débiles que la conciencia de un político, y más falsas que el relleno de una sotana.

Esto se complica, pero ¿quién está en lo correcto?

Bueno, de acuerdo a las ociosas mentes de MythBusters, ha sido siempre seguro usar un celular en un avión, lo que probaron con sus burdos experimentos.  Sin embargo, debido a que hay incontables y diferentes tipos de dispositivos y modelos celulares que pueden o podrían funcionar mal, no hay forma ni manera de que los gandules de MythBusters puedan experimentar con cada teléfono celular que se ha fabricado en el planeta. 

La investigación de 20/20 determinó que la principal razón para la prohibición del uso de teléfonos celulares en los aviones es que ni la FAA ni la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) están dispuestos a gastar el dinero requerido y suficiente para llevar a cabo una investigación seria, y efectuar las pruebas de seguridad necesarias para obtener una conclusión irrebatible.  ¿Que cosas, no?

De acuerdo a las aseveraciones de Wiki, "Prácticamente todos los auriculares que los pilotos usan y que se venden en el mercado hoy en día, vienen equipados con un adaptador de teléfono celular para que el piloto puede usar su teléfono celular durante el vuelo".  Las compañías aéreas afirman que sus pilotos nunca usan sus teléfonos celulares en pleno vuelo, pero ellos no pueden saber ni afirmar esto porque el mentir es una costumbre encarnada en la esencia misma del ser humano, y yo personalmente tampoco estoy completamente convencido de esto.

Otras investigaciones independientes y surtidas indican que la compañía AT&T sugiere la  restricción de llamadas celulares durante el vuelo, con el dudoso interés de reducir las molestias a otros pasajeros causadas por las conversaciones.  ¿Desde cuándo a AT&T (o a cualquier otro proveedor) le ha importado o interesado la comodidad y la seguridad de sus usuarios?  Si usted es usuario de AT&T, ¿alguna vez en su vida AT& T le ha llamado a usted preocupada por su bienestar o seguridad?  La única vez que lo joden por teléfono es para cobrar, además; la caricaturesca sugerencia de AT&T no tiene absolutamente nada que ver con la cuestión de seguridad.  ¿AT&T piensa de que somos todos uno pendejos?

Algunos escépticos como usted y yo, creemos que la idea se ha planteado con el único propósito de impulsar el uso de los teléfonos incorporados en los respaldos de los asientos de las líneas aéreas, teléfonos que cobran una tarifa de asalto.  El usar un teléfono de respaldo no evita que un gil hable a gritos y moleste al resto de los pasajeros.

Hay otra investigación que sugiere que los teléfonos móviles no son tan fiables en el aire porque no están diseñados para que la señal cambie y salte de antena en antena de telefonía móvil a la velocidad de un avión.

Curiosamente, la FAA le dá al piloto de cada aeronave el derecho de conceder permiso para el uso de teléfonos celulares en pleno vuelo cuando al piloto le parezca.  Así que la próxima vez que viaje en avión y quiera, o necesite usar su teléfono celular durante el vuelo, cómprele un sánguche de pernil con cebolla y una Pilsener a su piloto en el terminal del aeropuerto antes de encaramarse al pájaro de metal.  ¿Quién sabe?, a lo mejor con la guatita llena y el corazón contento, puede ser que el cochero aeronáutico le deje usar su teléfono celular.

Nota: el uso excesivo del celular no causa celulitis.
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Jeroglífico

¿Puede usted descifrar este jeroglífico?:   l l l l l e – e e e, l l l e

Respuesta:  Palo, palo, ♪ palo, palo, palito, palo é,   é - é - é,  palo palito palo é 
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¿Qué animales se encuentran solamente en los Zoológicos?

Hay solamente 4 animales que usted puede ver, y que solo se encuentran en los parque zoológicos.

La gente normalmente visita los parques zoológicos para ver animales exóticos y desconocidos provenientes de lugares remotos, a los cuales nosotros no podíamos visitar por nuestra propia cuenta.  Hay algunos de estos animales que no se pueden ver en ningún otro lugar que no sea un zoológico.

¿Por qué? Porque estos animales están extinguidos en su hábitat natural.  Los últimos sobrevivientes de estas especies están acuartelados y protegidos en algunos zoológicos del planeta para resguardar su propia supervivencia hasta que desaparezca el último.  Así es como gastamos el dinero de los contribuyentes a manos llenas en un propósito que no tiene esperanza ni futuro alguno, y que será una pérdida garantizada y completa de inversión.  ¿Que cosas, no?

Aquí les presento a los susodichos:

La tortuga de Isla Pinta.  Su representante más famoso es Lonesome George, quién nació antes de 1912, y murió el 24 de Junio del 2012.  Esta tortuga es considerado el animal más raro del planeta.  Hasta su muerte, Lonesome George vivió en la Estación de Investigación Charles Darwin, la que se encuentra ubicada en Puerto Ayora, en la Isla Santa Cruz; en el archipiélago de las Islas Galápagos.  George fué descubierto el 1° de Noviembre de 1971 por el húngaro József Malacologist Vágvölgyi mientras comía "Töltött káposzta" con "Császármorzsa".  Para este entonces, la escasa vegetación de la isla había sido devastada por unas cabras desconsideradas de mierda y por la población indígena, lo que redujo a la especie a este último y solitario individuo.  Desafortunadamente no lo veremos más a Lonesome George porque ya se fué, pero me gusta Lonesome George así que lo puse aquí porque a pesar de que se extinguió, todavía vive en mis vívidas memorias.

El Martín Pescador de Micronesia.  Al igual que muchos animales de la isla, el Martín Pescador de Micronesia se adaptaba perfectamente bien a su hábitat nativo en Guam.  Pero con un minúsculo cambio, su existencia cambió inesperadamente para siempre.  Durante la Segunda Guerra Mundial, las serpientes arbóreas pardas fueron traídas a la isla desde Australia, Nueva Guinea e Indonesia.  La isla de Guam nunca tuvo grandes serpientes nativas, y estos pobres pajaritos no tenían mecanismos de defensa contra estas rápidas serpientes trepadoras de árboles, que terminaron comiéndoselos a todos.  Estas #$%@$# culebras se han comido a casi todos los pájaros de estas islas. 

El Perro Cantor de Nueva Guinea.  Los científicos siguen discutiendo sobre la clasificación taxonómica de este magnífico y hermoso cánido, también llamado Dingo de Nueva Guinea.  Algunos taxonomistas los han clasificado en la misma familia de los perros domésticos, aunque estos cánidos tienen un código genético distinto y exclusivo con respecto a todos los demás caninos existentes.  Estos Perros Cantores de Nueva Guinea se conocen por su aullido distintivo y melodioso, el que se caracteriza por un fuerte aumento de decibeles en su tono cuando comienza a aullar, y por las altísimas frecuencias al término del aullido.  Si nó todos, la mayoría de estos encantadores perritos canta mejor que cualquier participante de "América Tiene Talento".

El Cóndor de California.  Este es el más íntimo amigo de Condorito.  Los cóndores en general maduran sexualmente a una edad muy tardía, y por ende; su tasa de natalidad es más baja que la moral de un abogado deshonesto.  Estos magníficos pájaros carroñeros son mártires de nuestra irresponsable contaminación de la Biota y de los peligros ambientales tal como el DDT (DichloroDiphenylDrichloroethane) y el envenenamiento por plomo al ingerir animales muertos con perdigones, cortesía de cazadores inconscientes de quienes sus madres probablemente fueron flamantes pelanduscas.  Debido a esto, estos cóndores tan especiales no han podido aumentar su número para la seguridad de la especie.  En 1987 quedaban solamente 22 cóndores en estado salvaje, todos los cuales fueron capturados para un programa de cría en cautividad.  Y ahora sí que se jodieron los pobres pajarracos.
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¿Cuál es la diferencia entre Depresión y Recesión?

Los periódicos y las desvalijadas transmisores de radio y TV siempre hablan suelta y dilatadamente sobre estos conceptos, y al escuchar estas gansadas vocales, estoy seguro de que los que hablan no tienen la más meretriz idea de la diferencia entre estas dos nociones.

El ciclo de negocios se mueve como las olas del mar.  Suben y se hacen fuertes, y después bajan y son débiles.  En esto no hay ciencia.  La recesión es como la ladera descendente de una ola, desde la cresta; hasta su punto más bajo.

Durante estas bajadas económicas, la producción industrial junto con la capacidad de originar trabajo disminuye grandemente, y por ende, también disminuye lo que los trabajadores ganan, y el lucro neto de la industria en general desciende a niveles bajísimos.

Definir la recesión en términos exactos es un tarea difícil e inexacta, pero como regla general, si el GDP (Producto Doméstico Bruto, o Producto Bruto Interno) declina o disminuye por dos trimestres seguidos, y a pesar de que esta disminución no es más que una gota en el balde con respecto al valor de mercado nacional incluyendo todos los productos y servicios de un país; esto es una importante señal de recesión.

Entonces en Economía, una recesión es la contracción del ciclo económico.  Es una desaceleración general de la actividad económica de un país o de una región.

Por otro lado, la depresión es como la recesión, ¡pero muchísimo peor!  Es más acentuada que la bajada por la ladera de la ola; es como una caída libre sin julepe(2) desde el tope de un alto precipicio.   

(2)  El Julepe es un juego de naipes, es también la definición para un esfuerzo excesivo, una reprimenda, una paliza, y también es una bebida medicinal hecha con agua destilada, jarabe, eucaliptos, y otras substancias; pero en Chile esta palabra es usada para indicar susto o miedo, estado de ánimo que siempre va acompañado por un nudo en el estómago, o con besitos estercóreos que atacan la oscura salida común  de los varios integrantes del intestino grueso.

Durante una depresión, a menudo, el desempleo alcanza niveles alarmantemente exorbitantes, la producción industrial del país se desploma completamente en todos los sectores económicos, el mercado de capitales se desmorona completamente, y la moneda del país pierde casi completamente su valor. 

En otras palabras, la depresión es la cagada económica más nefasta y dañina que le pueda ocurrir a un país.

En economía, se conoce como depresión a un período dilatado y continuado de recesión.  La Gran depresión fué una crisis económica mundial iniciada en Octubre de 1929, y que se prolongó durante toda la década de 1930.

Ahora sabemos indubitablemente que los curas, los abogados deshonestos y los políticos, están hechos de una aguda recesión ética, y firmemente complementados con una monstruosa y estentórea depresión moral.
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Charles Chaplin

Sabía usted que... probablemente no, así que le cuento.  Sir Charles Spencer "Charlie" Chaplin sustentaba también el título de KBE (Knight Commander of the Most Excellent Order of the British Empire), fué un actor británico cómico, compositor, y quizá el más afamado director de cine que saltó al estrellato y a la notoriedad durante la época del cine mudo, aquel tiempo ido en que no se hablaban sandeces en el cine, y las películas actualmente eran buenas.

Alrededor de Octubre de 1977, a la edad de 88 años la salud de Charles Chaplin se había deteriorado a tal punto que necesitaba cuidado constante.  En la fría madrugada del 25 de Diciembre del año 1977, Chaplin murió en su casa después de sufrir un masivo derrame cerebral mientras dormía.  La ceremonia del funeral fué realizada el 27 de Diciembre en una pequeña ceremonia privada Anglicana, de acuerdo con sus póstumos deseos.   Acto seguido, Chaplin fué enterrado en el cementerio de Corsier-sur-Vevey, un municipio en el distrito de Riviera-Pays-d'Enhaut, en el cantón de Vaud, sobre el Lago Ginebra en Suiza; donde ahora también yace su cuarta esposa Oona O'Neil Chaplin.  Ambos fiambres se encuentran en tumbas adyacentes.

Todos saben acerca de la vida de Charlie Chaplin, pero pocos de lo que pasó después de su muerte. Tres meses después de que Charlie Chaplin murió y fué enterrado, su cadáver fué robado por dos mecánicos suizos con el fin de extorsionar a la familia a través de Oona Chaplin por dinero.  Oona Chaplin fué la cuarta esposa de Charlie después de Mildred Harris, Lita Grey y Paulette Goddard.  Oona y Chaplin se casaron en 1943, cuando ella tenía 18 años y él tenía 54.

Después de que la última viuda de Chaplin recibiera una demanda de rescate por los secuestradores de US$ 600.000; la policía comenzó a monitorear el teléfono de Oona, y otras 200 cabinas telefónicas en la región.  Acuérdese de que en ese tiempo no había celulares.  Oona se negó rotundamente a pagar el rescate, diciendo que su marido habría pensado de que la demanda era absolutamente "ridícula".  Los ladrones de cadáveres la llamaron más tarde y amenazaron la vida de sus dos hijos menores.  Chaplin fué casado 4 veces, y tuvo 6 hijos y 5 hijas. 

Nota: No se sabe exactamente cuándo se comenzaron a usar los condones en la antigüedad, pero el condón de Goma fué inventado en 1855; el de Látex en 1920; el de Poliuretano en 1994, y el que usa usted ahora, el de Polyisopreno en el 2008.  El condón más inútil es el de papel de volantín amarillo.

Como todo buen final de películas, los ladrones fueron capturados, pero el cuerpo de Chaplin fué encontrado 11 semanas más tarde.  Para evitar nuevos intentos profanadores, Sir Charles Spencer "Charlie" Chaplin fué vuelto a enterrar, pero esta vez bajo cemento.  ¿Qué cosas, no?
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¿Cómo (y por qué) las Películas en Blanco y Negro son Coloreadas?

Recuerdo que cuando era joven, si alguien pedía algo inusual o muy difícil, nuestros amigos o conocidos nos decían: "¿Y que más 'querís'? ¿la Segunda Guerra Mundial en colores también"?  Esto parecía lo imposible.  ¿Pero que sabíamos los ignorantes y desorientados lolos de los 70?  Recuerden que la tecnología de aquel entonces se reducía al "pong" y al "Walkman", todavía teníamos teléfonos de disco rotatorio; el "floppy disk" acababa de nacer; las ampolletas halógenas se acababan de concebir y en Chile no había ninguna; para los más pudientes el VCR era lo máximo en entretenimiento hogareño; y para el automóvil, el "Ocho pistas" con sus "cassettes" de tamaño monstruoso, era lo más "pulento"(3) que había. 

(3) Esta es una palabra vulgar y sanchopancesca del coa Chileno casi sin uso hoy en día.  Se usaba más generalizadamente durante la década de los 70, y se empleaba para referirse a algo bueno u óptimo.  Este término es un chilenismo de estrato cultural rastrero y marginal.        

Muriendo la década, en 1979 Seymour Cray inventó el Supercomputador Cray, Scott Olson inventó los "Roller Blades", el primer teléfono celular del tamaño de un ladrillo hizo su aparición en USA, y para nuestra delicia visual las lolitas usaban minúsculos "Petos".  Y usted...  bueno; usted entonces estaba joven.

Durante la década de 1980 y a principios de 1990, recuerdo que cuando cambiaba los canales de TV y veía películas y seriales en blanco y negro (como por ejemplo las del guatón "Batman" y los chiflados de "Perdidos en el Espacio") a veces me tropezaba con algunas películas malamente coloreadas.

Las primeras colorizaciones de las películas se remontan a principios del siglo 20, siglo aquel del que nosotros éramos dueños.  Estos procesos eran decididamente de baja tecnología, sin embargo, los artistas se armaban de copias en color de sus películas antes de enviarlas a los cines.  El proceso de coloración computarizado con el cual estamos familiarizados hoy, no fué una parte activa del despliegue tecnológico de entonces, sino que hasta que el ex ingeniero de la NASA Wilson Markle, lo inventó en 1970.  El primer proyecto de Markle fué la adición de color a las imágenes del alunizaje original de 1969, pero ahora jubilado, tornó su atención a proyectos comerciales, y para este fin fundó la compañía "Colorization Incorporated" en 1983.  Este proceso no era barato porque les costaba a los productores más de $3,000 dólares por minuto de película.

¿Por qué entonces los estudios y los poseedores de derechos de autor se complicaron con todos estos costosos problemas para colorear películas?  La respuesta es simple.  Era una manera fácil de inyectarle vida nueva a sus películas obsoletas.  Al público no le interesaba ver otra vez películas viejas en blanco y negro, pero sí acudían en masa para ver las versiones coloreadas de sus películas favoritas.  Se estima que en 1988 el costo de colorear un largometraje era alrededor de $300.000 dólares, pero el promedio de ganancias generados por la redistribución de las películas coloreadas, pasaban los $500.000 dólares.

Todo esto murió principios de los años 90 y Hollywood no pudo ya explotar más este mercado ya que para esto, necesitan una fuerte y constante demanda para que colorear películas viejas fuese un negocio lucrativo.  
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12 Formas de las Cuales Usted no Sabe los Nombres

Si le pido a usted que dibuje una estrella, le será muy fácil hacerlo a no ser que usted crea que un "cheerio" es una semilla de "doughnut".  Ahora, si yo le pidiese que usted dibuje una balbis, probablemente no tendrá la más peregrina o romera idea de lo que estoy hablando. 

Esta rara palabrita (balbis) suena muy extraña y difícil, pero lo que no usted quizá no sabe, es que usted ha estado dibujando balbises desde que aprendió a escribir.  Lo más circumbirúndico y peripatético del asunto, es que hay una runfla de formas con las cuales la mayoría de los seres humanos están muy familiarizados visualmente; pero que no tienen la mínima sospecha de cuál es el nombre que se les dá a ellas.

Balbis. 

Matemáticamente una "balbis" se define como una línea singular la que es delimitada por otra línea secundaria en cada uno de sus extremos.  Estas líneas secundarias están emplazadas anexamente en un ángulo recto (90°) con respecto a  la línea principal.  En otras palabras menos intricadas, balbis es el nombre de la forma de la letra H mayúscula.

Vesica Piscis. 

Una vesica piscis se construye superponiendo dos círculos con radios iguales, de modo que el borde o circunferencia de cada círculo pasa por el centro del otro círculo. En Latín, vesica piscis significa "vejiga de pez", y es el área congruente entre los dos círculos, la que está contenida entre lo que parece dos "medias lunas".  Una pelota de fútbol americano que parece una aceituna, tiene la forma de vesica piscis.

Eneagrama.

También esta forma de estrella de nueve puntas afiladas es conocida como la “Estrella de Goliat” o "Polígono Estrella" y no tiene absolutamente nada que ver con un "enema".  En geometría, un eneagrama es una figura geométrica de nueve puntas, a la que a veces se le denomina nonagrama.  Hay muchas figuras geométricas de distinta forma que son eneagramas, como por ejemplo el eneagrama Gurdjieff en cosmología.

Lemniscata.

En geometría, la Lemniscata de Bernoulli es una curva plana algebraica donde dos líneas se unen en un punto central.  Esto puede referirse a cualquiera de las diversas formas parecidas a la curva del número ocho en forma horizontal.  La lemniscata fué descrita por primera vez en 1694 por Jakob Bernoulli como una modificación de una elipse, que es el lugar geométrico de los puntos para los que la suma de las distancias a cada uno de los dos puntos focales fijos es una constante.  Esta forma se ha convertido en el famoso "Símbolo del Infinito."

Squircle.

No hay una traducción exacta de este nombre al Castellano.  El nombre de esta forma es una ridícula cruza híbrida de un cuadrado y de un círculo, lo que sería un "círculo cuadrado", una forma con las propiedades geométricas de ambos.  Un squircle es una forma matemática con propiedades entre las de un cuadrado y las de un círculo.  Es un caso especial de superelipse.  La palabra "squircle" es un acronismo de las palabras inglesas "square" (cuadrado) y "circle" (círculo).

Nota: las "cruzas" a veces son inverosímiles  Por ejemplo, la cruza entre un elefante y un elástico es un "elastifante"; entre una culebra y un puercoespín, alambre púa; y entre un gorila y un canario, nada; pero vieran como grita ese pobre pajarito...

Annulus.

El término técnico para el espacio que se forma entre dos círculos concéntricos, es annulus, una palabra de raíces Latinas muy apropiada para esta forma y que significa "anillo pequeño".  Esta forma de anillo abierto es topológicamente equivalente a ambos, el cilindro abierto y el plano perforado.  En matemáticas, el annulus es un objeto o corona circular con forma de anillo, específicamente la región contenida entre dos círculos concéntricos.

Stadium.

El stadium o "estadio", no tiene nada que ver una sede deportiva para practicar deportes.  Un "estadio" geométrico es un rectángulo con un par de semicírculos situados en los extremos opuestos.  Un nombre común alternativo para esta forma geométrica de dos dimensiones es: "discorectángulo".  Ahora sabe por que los Estadios se llaman "estadio".  Una forma tridimensional de stadium sería una cápsula, del Latín "capsulae".

Triquetra

Esta forma es más intricada.  Esta forma es también conocida como "nudo de trébol".  Las Triquetras son un elemento primordial del arte Celta, y de las normas cristianas primitivas de decoración, las que a veces se dibujaban entrelazadas con un círculo.  La palabra original Latina se deriva de "tri -tres" y "quetrus -acorralado", la que originalmente significaba "triángulo", y que se utilizaba para referirse a diversas formas de tres esquinas.

Nonagon.

Es una figura geométrica de nueve lados.   Un nonágono regular tiene ángulos internos de 140° cada uno, y ángulos concéntricos de 40° cada uno.  Un nonágono regular no se puede construír solo con compás y una regla, y hay métodos de construcción que producen resultados análogos aproximados.

Heptagrama.

Esta forma es la de una estrella de siete puntas afiladas.  Esta forma es también intitulada septagrama, o setptegrama.  En general, un heptagrama es cualquier heptágono auto  intersectado, o un polígono de 7 lados.  Comúnmente entre las culturas religiosas modernas y aquellas neopaganas, el heptagrama se usa como un símbolo cristiano-pagano, incluyendo diversas tradiciones de brujería modernas, englobando a la mayoría de las religiones.  Por eso que para hacer un "Exorcismo" los curas usan un heptagrama y no una bacinica.  ¿Qué cosas, no?

Triángulo Reuleaux

Esta forma curvilínea lleva el nombre del ingeniero alemán Franz Reuleaux, y es el polígono más simple y mejor conocido.  Este triángulo es una curva de amplitud constante, lo que quiere decir que la separación de dos líneas tangentes a la curva, es independiente de su orientación; y todos sus diámetros miden lo mismo.  Esta forma se usa comúnmente en la fabricación de "uñetas" para tocar guitarra.

Nota: ahora usted busque en internet, en la enciclopedia o en alguna otra parte las manifestaciones visuales de estas formas y diga: "¡Aaaaah, esta gueá yo ya la sabía, po!"
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No puedo acabar una limpieza correcta y completamente sin terminar de sacar la toda la boñiga.  Este es el último trozo de broza:

Insultos Cosechados y Legítimamente Merecidos (nivel: leve)

Abogados deshonestos:

-       El certificado de nacimiento de los abogados deshonestos no es más que una sincera y sentida carta de disculpas de la fábrica de condones.

-        El árbol genealógico de las familias de abogados es un cactus porque todo el mundo en él, es un aguijonazo potencial.

-          Si quiere suicidarse, súbase al EGO de uno de estos esbirros, y láncese al vacío.

-         Los abogados deshonestos son prueba innegable e incuestionable de que la evolución puede revertirse.

-        A estos individuos no se les pude dar una paliza, porque es considerado abuso y crueldad de animales.

-       Los abogados deshonestos ocasionalmente se encuentran con la VERDAD, pero rápidamente reaccionan y actúan como si nada hubiese pasado.

-          Los abogados deshonestos no son buitres, sino lo que los buitres comen.

-          Cualquier similitud entre abogados deshonestos y un ser humano es pura coincidencia.

-          Los abogados deshonestos no beben de las Fuentes del Saber, solo hacen gárgaras con ellas.


Políticos:

-          Los políticos se debieran de callar porque por más que hablen, ellos nunca serán el hombre que fué su madre.

-          Aparentemente, la moral de estos esbirros se incendió, y los bomberos apagaron el fuego a hachazos.

-          Si los políticos fuesen dos veces más inteligentes de lo que son, serían estúpidos.

-          El culo de todos los políticos está hondamente celoso de sus bocas por la cantidad de mierda que sale de ellas.

-          Si el cerebro de los políticos explotara, ni siquiera los despeinaría.

-          Los políticos no saben que la arrogancia NO ES una virtud.

-          Cada vez que me acuerdo de los políticos, es porque estoy en el Zoológico observando la jaula de las hienas.

-          Si asesináramos a todos aquellos que odian a los políticos, no sería asesinato, sino genocidio masivo.

-          Los cerebros de los políticos están como nuevos porque nunca los usan.


Frailes:

-          Los frailes deben haber nacido en una carretera porque ahí es donde la mayoría de los malos accidentes ocurren.

-          La primera vez que sus madres fueron a dejar al colegio a los futuros frailes, el Departamento de Sanidad les dió una multa por tirar basura en lugares públicos.

-          Usted podría estar de acuerdo con los que estos extemporáneos frailes profesan, pero entonces ambos estarían equivocados.

-          Los frailes tienen una cuantiosamente baja y constantemente perdida opinión de la gente, porque piensan que somos todos iguales.

-          Los frailes son los únicos que cuando toman un prueba de Coeficiente Intelectual, los resultados son siempre negativos.

-          Los frailes no saben cuál es la diferencia entre un pasatiempo (Hobby) y una enfermedad mental.

-          Los frailes son una prueba innegable de que dios tiene un triste y sádico sentido del humor.

-          Los frailes son muy aritméticos: agregan problemas, restan placer, dividen la atención, y multiplican la ignorancia.

-          Todos descendemos de los simios, pero los frailes no descendieron lo suficiente.


Me limité a ser justo y equitativo; así que solo le dí 9 opiniones sobre cada uno de estos mentecatos y escuálidos escualos morales.  Los políticos, los abogados deshonestos y los frailes no me pueden acusar de imparcialidad o discriminación, porque honestamente, los desprecio superlativamente a todos equitativamente.
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Creo que cuando la tecnología ocupe la mayor parte de nuestro tiempo y de nuestra atención, tendremos una generación de perfectos idiotas.  Aparentemente ya pasamos la mitad del camino.
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Otra gran mentira:

¿Por qué la fotografía y el video no son permitidos en la Capilla Sixtina?

La respuesta es muy simple: dinero para El Vaticano.

Yo he sido en más de una ocasión, uno de entre los cuatro millones de visitantes que visitan la Capilla Sixtina, no para ver este estrecho y mal construído, sino que para admirar los extraordinarios y hermosos trabajos de Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni, conocido por sus amigos, hinchas y conocidos, simplemente como Michelangelo.

A pesar de que se supone que la contemplación de estas obras extraordinarias se debe hacer en silencio, los descomedidos e insolentes guardias de seguridad del Vaticano, los visitantes de la capilla nos encontramos asaltados por idióticos y zafios gritos de "¡No foto! ¡No video!" de estos policías de closet.  Esta absurda e incoherente prohibición ha estado en vigor desde hace varias décadas, y si usted cree que esto se implementó para evitar que el parpadeante "flash" de las cámaras no dañe las obras, usted no tiene idea de fotografía, arte o la interacción entre ambos.

La absurda mentira que empuja y publica El Vaticano es ésa, pero la verdadera razón se remonta a la restauración del arte de la capilla que comenzó en 1980, y que tomó cerca de 20 años en completarse.

Cuando los burócratas del Vaticano decidieron embarcarse en la restauración del arte de Michelangelo, el precio para tal delicado esfuerzo los convenció de buscar limosna externa para financiar el proyecto ya que El Vaticano no quería gastar su propio dinero.  Despues de mucho mendigar, el postor más barato fué la compañía Nippon Television Network Corporación del Japón, los que pidieron 3 millones dólares por el trabajo, pero que a la postre terminó costándoles a los sonsos vaticanenses más de $4,2 millones de dólares.  Los japoneses no pueden hacer presupuestos exactos porque los Nipones tienen una visión mas "estrecha" que el resto de nosotros.

A cambio de la financiación por la renovación artística, Nippon TV recibió los derechos exclusivos de fotografía y video de todo el arte restaurado, así como las fotos y las grabaciones del proceso de restauración efectuadas por el fotógrafo Takashi Okamura.  Como resultado de este acuerdo comercial, Nippon produjo múltiples documentales, libros de arte, y otros proyectos que ofrecen sus fotos exclusivas y filmaciones de la restauración de la Capilla Sixtina, incluyendo varias colecciones célebres de los estudios fotográficos que informaron sobre el proyecto; y por supuesto, El Vaticano recibió suculentas comisiones en sus bolsillos sin fondo.

Usted debe de saber que la prohibición de tomar fotografías en la capilla expiro hace mucho tiempo.  La exclusividad comercial de Nippon sobre las fotos expiró tres años después de que cada etapa de restauración se completó.  Por ejemplo, las fotos de la representación épica de Michelangelo "El Juicio Final", ya no estaban sujetos a los derechos de autor de Nippon a partir del año 1997, porque esa etapa de restauración termino en 1994.  Sabiendo esto, tomé fotografías de la Capilla Sixtina hasta que me dió hipo.

Para que sepa más detalles, la prohibición de tomar fotos de la Nippon no era para "los turistas ordinarios," sino que para fotógrafos profesionales.  Como los nipones son paranoicos, para evitar "que algún fotógrafo profesional disfrazado con Bermudas, calcetines y sandalias" se les colase, las autoridades decidieron arbitrariamente y sin derecho aplicarle la norma a todo el mundo.  Típico del Vaticano y sus conocidas prácticas mafiosas.

Así que cuando visite la Capilla Sixtina la próxima vez, y esos guachimanes vaticanescos disfrazados con bombachas de payaso le griten que no tome fotografías, no les preste atención alguna, y si tiene problemas, mándelos a hablar conmigo porque tengo un par de cosas específicamente especificas para decirles.

Esta ciudad-estado independiente (El Vaticano) fué establecida en el año 1929 por el Tratado de Letrán (me pregunto qué tipo de asientos tendría este lugar...), el que fué firmado por el secretario de Estado, cardenal Pietro Gasparri, en nombre del Papa Pío XI y por el primer ministro Benito Mussolini en representación del rey Víctor Manuel III de Italia.  El tratado se refiere al Vaticano como una nueva creación (Preámbulo y artículo III), y no como el residuo que es de los mucho más grandes Estados Pontificios (756-1870), que abarcaban previamente gran parte del centro de Italia.

Nota: ¿Sabe usted por qué el Papa tiene condones en su velador?    Por si la Santa Sede...
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Sí señores, señoras, señoritas y el resto; todo este desecho sobrante de discernimiento hueco, sin mucho valor de trueque y el que no le importa a nadie, estaba acumulado en los zócalos de mi cerebro y permanecía atascado en los fuelles de mi mente y en sus innumerables e inquietas dendritas. 

Ahora que mi mente está más acendrada, tengo más espacio disponible para basura nueva.
Llámenme Loco.




El Loco

domingo, 1 de abril de 2012

La Calle Eleuterio Ramírez

A pesar de que muchos no lo crean, yo también fuí un niño. Quizá hoy en día al verme ya un poco gastado, con la salud a veces colgando de mis bolsillos; o porque quizá me delate el abundante cabello blanco que compite con mi barba y mis bigotes los que se esfuerzan afanosos por cubrirme algunas de las impertinentes arrugas de la cara; o quizá porque ahora camino con un paso un poco más cansino que el de ayer... Quizá sea porque yo ya no me visto "a la moda" y porque mis ropajes -aunque sobrios y limpios- ya no son modernos ni "tiran pinta" como los de los jóvenes internautas de exigua Anchura de Banda que caminan por las calles mirando esas cajitas mágicas en sus manos que les dicen cosas... Quizá mi apariencia de hoy haya borrado los vestigios de una lejana niñez, pero aunque esto sea así; y a pesar de que muchos no lo crean, yo también un día fuí un niño.

Pero yo sé más que ellos, porque yo sé que todavía tengo mucha fuerza y energía, porque sé que soy capaz de brotar como una semilla y adentrarme en el cuerpo de la mujer amada; puedo decir palabras sanas y contar historias fantásticas, y hacerme eterno en las memorias de las gentes. Sé que todavía tengo fuerza, porque aún soy capaz de encontrar sin buscarla, a la esperanza y la gloria en la risa de los niños, porque no me he olvidado de que a pesar de lo que muchos piensan, yo también un día fuí un niño.

Pero este viejo que les habla cree que es inmortal porque todavía puede oír de esos otros niños ancestrales de hoy; de aquellos que fueron antaño sus compañeros de juegos, su estridente coro de risas, esos amigos que aún perduran en el tiempo; como los Gloriosos y Gallardos Ercillanos de la Sólida e Inmortal Guardia Vieja del '72. Aquellos amigos impolutos, intachables y angelicales... Esos amigos son así; intactos, porque los hicimos sin los intereses creados con que los viejos y los gastados hacemos amistades ahora. Nos hicimos amigos porque estábamos juntos, porque asistíamos al mismo colegio, y porque jugábamos juntos. Nos hicimos amigos simplemente porque éramos niños, y simplemente porque nos hicimos amigos.

Hoy por hoy, elegimos las amistades con el tinte del interés, con la anilina de la conveniencia, y con una mezquindad que nos favorezca. Nos aseguramos de hacernos "amigos" de Fulano porque es el gerente de una fábrica de Envidia y tal vez en el futuro necesitemos un puesto en el Departamento de Disimulos; afianzamos una amistad hecha de sombras con Zutano porque es abogado, y porque tal vez necesitemos eventualmente una piraña sarnosa que nade en nuestra angosta pecera; tampoco nos olvidamos de complacer a Merengano que es amigo de él-y-de-aquél, ya que pronto apremiaremos una recomendación falsa e interesada; y por último, nos encargamos de cortejar a Nesciano y a Perencejo (Perencejo es el primo tonto de Pendejo) porque es seguro que necesitaremos a alguien a quién podamos hacer víctima de nuestras bajezas, de nuestras cobardías, y de nuestros fracasos personales.

Por eso me gustan más mis amigos de la niñez; porque forjamos nuestras amistades en el fogón de la inocencia simplemente porque estábamos juntos, sin intereses, sin saber lo que uno o el otro serían cuando viejos o gastados; fraguamos a nuestros camaradas porque chuteábamos la misma pelota plástica; porque compartíamos un sándwich proletario de mortadela con mantequilla, y porque también, varios de nosotros bebíamos de la misma botella de Coca~Cola; y moldeamos esos sentimientos de amistad con nuestras jóvenes manitas amasando con alegría esa blanca y dócil arcilla de nuestros corazones, y la investimos generosamente con la límpida y flexible luz de nuestras almas para que se secara pronto. Nos hicimos amigos simplemente porque éramos niños, y simplemente porque nos hicimos amigos. Sin lágrimas ni penas; sin dudas ni cadenas.

Y sí señor, ellos quizá también se vean un poco gastados ahora, pero yo sé en mi corazón de que ellos, como yo un día lo fuí, también fueron niños; y sé que fueron niños porque los ví cuando lo eran, y porque oí sus estridentes risas, y porque sé que muchos de ellos aún no lo han olvidado, o se rehúsan rotundamente a hacerlo.

Hoy me siento niño, aunque ese talle me quede un poquito grande. Y en verdad me siento nuevo, aunque me tilden de loco. Presiento que hay algunos que se sienten como yo, quienes tienen en sus almas una oculta fuente de semillas que aún pueden germinar. Ellos saben que tienen fuerza porque aún son virtuosos para encontrar una sonrisa sin buscarla, y pueden descubrir un brillante arcoíris en medio de la lluvia, y porque como yo lo hago tan a menudo, no se han olvidado de que a pesar de lo que muchos piensen, ellos también un día fueron niños.

Les ofrezco ansiosamente este escrito a todos aquellos locos del alma que no dejaron nunca perecer la fuerza de su niñez; ni la heroica candidez de sus corazones.

Eleuterio Ramírez
Vivíamos en el centro nervioso mismo de la venerable y vibrante ciudad de Valparaíso, la perla más Perla del irascible Pacífico; frente al pintoresco y sucio edificio de la Municipalidad de la ciudad y enfrente de los prósperos Almacenes "Cori". Los Almacenes "Cori" siempre se engalanaban estridentemente como ningún otro cada año para Pascuas. Los amplios balcones del segundo piso de este futurista almacén, los que daban a la calle Condell, siempre estaban generosa y ruidosamente peripuestos con figuras del "Viejito Pascuero" iluminado con grandes luces, y que con su traje rojo dirigía impertérrito su trineo tirado por unos renos que movían la cabeza y las patas como si estuviesen volando, mientras me saludaba con una mano en un airoso y blanco guante. Yo me quedaba largos minutos observando este increíble y fantástico espectáculo hasta que el alma se me salía a borbotones por la boca abierta, o hasta que mi madre me arrastrase impaciente de un brazo. También veía ocasionalmente a otros niños apuradamente baboseando porciones de sus almas por la boca, mientras miraban por las ventanas de los "troles" que con sus largos y engrasados suspensores eléctricos hacían ¡claquiti-clak!- ¡claquiti-clak! cuando pasaban expeditamente por la calle delante del almacén.

¡Entrar al almacén "Cori" era un convite sensacional! La ensordecedora avalancha de juguetes nuevos cegaba a cualquiera, a cualquiera que fuese un niño eso es, y el ruido de las luces era ensordecedor y la cegadora luz de los sonidos atontaba; y las montañas de tantas novedades y de tantas cosas antes nunca vistas, cimentaba sólidamente y para siempre, la creencia en la comandante figura de aquel "Viejito Pascuero" del balcón de cemento que piloteaba incansable y con una enorme sonrisa, a su rojo trineo de infatigables renos. No recuerdo haber pestañado ni una sola vez mientras estuve dentro de los soñadores Almacenes "Cori".

En la calle, el aire olía diferente, la música de los almacenes era más apropiada, y los paquetes de regalos que llevaban las gentes siempre eran inmensos. Las piedrecitas que el furioso viento del Puerto levantaba y me las estrellaba con fuerza en las flacas piernas desprotegidas por un pantalón corto de cotelé café oscuro que odiaba, me pinchaban con dolor, pero a mí no me importaba porque mi atención completa estaba en este magnífico lugar de sueños. Ahora que estoy un poco más gastado, también sueño, tal vez como usted lo hace a veces, pero creo que me hace falta de que una pizca de alma me salga por la boca... y es por eso que quizá las gentes piensen de que nosotros estamos secos, pero a pesar de lo mucho que no lo crean, nosotros también fuímos niños.

Desde que fuí un niño, mi madre se aseguró de que me aprendiera bien nuestra dirección para que si alguna vez me perdía en la ciudad, le dijera a un Carabinero que me llevase a casa. Desde entonces nunca me he olvidado de que cuando antaño fuí un niño, vivía en la calle Eleuterio Ramírez 477, Sexto piso, Departamento "A"; teléfono: 54659 (sí, con poquitos números). No había ninguna necesidad de nombrar a Valparaíso, ni menos a Chile, porque en aquel corto tiempo, para mí ése era el único mundo que existía y que conocía; no había ni cosmos ni Universo, y no sospechaba de que existiera ningún otro mundo en ninguna otra parte... Hoy que estoy un poco más gastado, añoro profundamente esa virginal e insondable inocencia tan impoluta y cándida como la que usted y yo tuvimos en tanta abundancia, en aquel tiempo cuando apenas éramos unos ingenuos niños.

¡Y sí señor!, ¡teníamos teléfono! Pero eso no era nada porque muy pocos eran los llamados que llegaban. En ese tiempo casi nadie de los que conocíamos tenía teléfono, así que las llamadas eran escasas y espaciadas. A mí no me gustaba mucho el teléfono. Ese teléfono era negro como las intenciones políticas y como otros que conozco, y se asemejaba a una jaiba feroz lista para abalanzarse a mansalva desde la mesita en que descansaba si uno estaba desprevenido. Me aterrorizaba cuando sonaba porque no avisaba, y su imprevisible, súbito y chillón "¡ring-ring! - ¡ring-ring! hacía eco por todo el departamento y siempre me asustaba. Yo lo miraba de reojo y él también hacía lo mismo conmigo; pero yo me cuidaba de no pasar cerca de su siniestra mesita. Con el tiempo aprendí a ignorarlo, poco a poco, hasta que un día, me olvidé de él como me olvidé de algunas de aquellas penas que una vez me estrujaron unas pocas lágrimas del alma.

Nuestro flamante departamento, el "A" en el sexto piso; era enorme, ciclópeo. Me acuerdo de que nosotros, mi hermanito, mi hermanita y yo, compartíamos un cuarto enorme en el que cabían tres camas, tres veladores, tres cómodas y espacio para tres montones de juguetes; y tenía un cielo inmenso en el que cabían casi todos mis sueños, y tenía unos grandes ventanales para ver el mundo, en donde nos pasábamos asomados un montón de tiempo durante la Noche Buena para ver si podíamos ver al Viejito Pascuero y a sus peludos renos. Teníamos una sala enorme para las visitas, un "porche" que parecía otro "living", el cuarto de mis padres tenía eco, podíamos jugar ping-pong en el comedor sin trastabillar con nadie, y teníamos una despensa grandísima que tenía unas estanterías altas que parecían rascacielos, llenas de alimentos y de otros menesteres, y de la que nunca pude ver lo que escondía en sus tres últimas repisas allá arriba.

También había un corredor enorme y largo de baldosas amarillas y verdes en el interior del edificio donde yo conducía temerariamente mi autito rojo a pedales mientras sorteaba magistralmente los tarros y las bolsas de basura que se acumulaban a lo largo de la ruta en espera de que el mayordomo las recogiese. Años después, esas baldosas verdes y amarillas se darían temerarias vueltas en una cita de vertiginosos remolinos de recuerdos de mi cabeza, cuando jugaba unas divertidas y animadas pichangas en otro mundo diferente y lejano, en un mundo nuevo y más grande lleno de aquellos viejos amigos, los que ahora estamos un poco más gastados que antes, allá en lontananza, en un mundo espacioso, bullicioso y distante llamado Santiago.

En ese inolvidable tiempo de niño, las distancias eran tan extraordinariamente enormes que no se podía ver nada en el lejano e imperceptible horizonte; y si se nos perdía la mirada cuando la clavábamos en el "infinito", el "infinito" estaba solo a unas pocas cuadras de casa... pero cuando la vida pasa acaballadamente por encima de nosotros y nos gasta, las distancias se acortan superlativamente. Lo sé porque ahora, al igual que usted; puedo ver cosas allá en la distancia que nunca pude ver en mi niñez, puedo ver cosas en el infinito como por ejemplo, ahora puedo vislumbrar a la seca muerte allá en lontananza... y hasta puedo distinguir la afilada guadaña que carga a su espalda... y hasta puedo vislumbrar a veces, mi nombre escrito con letras pequeñitas en su negra hoja afilada sin fulgor. El infinito ahora está a cortas cuadras, solo un poco más allá de casa...

Me fascinaban los elevadores del edificio. Ellos se llamaban "OTIS". Eran gemelos. Había dos, uno a cada lado de la amplia entrada parapetada con sus enormes murallas cubiertas de mármol. Esas murallas eran frías, suaves y resbalosas; tanto así, que no se les podía pegar un "moco" por más que uno tratase. Yo pensaba que los ascensores eran formidables porque cabían varios pasajeros al mismo tiempo, y tenía unos botones muy inteligentes que dejaban a la gente en el piso que ellos quisieran; y nunca se equivocaban. Me encantaba jugar en los ascensores, pero muchas veces me correteaba el mayordomo diciéndome que no era un juguete. ¡Pobre mayordomo! ¡no tenía idea! ¡no tenía idea!

El Parque Brasil
Saliendo del edificio durante cualquier día de sol, y yendo a mano derecha, a dos cuadras del edificio estaba el parque Brasil. Creo que en los días de lluvia el parque no existía. No puedo saberlo a ciencia cierta porque mi mamá nunca me dejó ir al parque en los días lluviosos, así que nunca podré saberlo. Pero no importa porque me alegro de que existiera los días asoleados puesto que eran los mejores para ir allá a jugar con nuestros inextinguibles amigos.

El parque Brasil no tenía nada de cemento. Los corredores entre sus jardines eran de un ripio blanco como las palomas de los cuentos de hadas, y el resto era pasto, pasto verde, flores y muchas palmeras. Y las palmeras eran altas y fuertes. Hasta las bancas eran de fierro forjado. Nada de cemento. También había muchas palomas y algunos perros vagabundos durmiendo al lado del ocasional "curadito" que estaba durmiendo la "mona" en el invitante pasto del parque tal como lo hacían los curaditos de Playa Ancha. También patrullaban esos lares los esforzados e incomprendidos "basureros" que deambulaban sudorosos con sus carritos hechos de los tambores viejos del petróleo de Pablo Neruda, con un pintoresco letrero pintado con grafías blancas enfrente que leía: "Ilustre Municipalidad de Valparaíso". Estos ingenuos carritos tenían una asadera amplia y un par de grandes ruedas con las que los hombres de mameluco verde se paseaban a lo largo del parque recogiendo basura y vaciando los tachos basureros que estaban desparramados sin concierto a lo largo del parque. En un costado estaban dotados con una pala, y con unas largas hojas de palmera que las usaban como escobas. Sus sueños; estos lánguidos hombres, los arrastraban por el ripio colgados detrás de sus carritos.

En el pasto bajo las palmeras había coquitos. Eran en realidad las semillas de la palmera, pero nosotros les llamábamos coquitos. Cuando nos juntábamos con los otros amigos en el parque Brasil, teníamos guerras de coquitos. Armados con hondas hechas de la horcaja de una rama de árbol y unas tiras recortadas de la cámara de algún neumático desahuciado, y con un trozo de cuero para depositar los proyectiles; nos trenzábamos en sendos combates mientras el sol nos lamía la ropa y el pasto nos pintaba las rodillas de un verde claro como las auroras de aquel entonces. Nos dividíamos en equipos y nos agarrábamos a hondazos entre saltos y carreras mientras nuestras sonoras risas hacían eco en las perdidas ventanas de los edificios circundantes haciendo volar asustadas a las ingenuas y numerosas palomas vestidas con sus consuetudinarios trajes grises. Los cocazos dolían y dejaban moretones en las piernas y en los brazos... pero ahora sé positivamente que esos magullones eran mucho mejores que los moretones que la vida nos deja ahora en el alma...

Los moretones del cuerpo se nos esfumaban en unos días, y mientras los teníamos estampados en un enojoso lila, los exhibíamos y los llevábamos con orgullo guerrero. No podíamos esperar para contarle a alguien del origen de tan heroico magullón. Tampoco ahorrábamos palabras para explicar cómo los habíamos conquistado. Lo curioso de esto es que ahora que estamos un poco más gastados, escondemos celosamente los moretones del alma, y no queremos contarle a nadie acerca de ellos... Será acaso que ahora que ya estamos un poco más gastados y con la salud a veces colgando de nuestros bolsillos, ¿no nos gustan ya más los moretones? ¿Qué cosas, no?

El Colegio
Yo asistía a un colegio muy cuico y pituco al que llamaban "Los Sagrados Corazones de Los Padres Franceses". En ese tiempo no sabía que había sagrados corazones de tantas nacionalidades distintas. ¿Será que había de distintas nacionalidades? No lo sé, pero nunca escuché de "Los Sagrados Corazones de Los Padres Tibetanos", o de "Los Sagrados Corazones de Los Padres Esquimales". Tampoco oí nunca de "Los Sagrados Corazones de Los Padres Norteamericanos" ni de "Los Sagrados Corazones de Los Padres Pascuenses". Eran solo franceses... ¿será que tenían el monopolio?, ¿o sería que los corazones de los otros no eran sagrados?, ¿o sería algo así como una cosa que aprendí más tarde, y que le llaman discriminación? ¿Quién sabe? Yo sólo era un niño y no distinguía entre la calidad de las personas ni la altura de sus almas así como lo hacen tan marcadamente los que viven en las sociedades de los viejos... y también de los gastados... A veces pienso de que por la forma en que pienso, a pesar de que muchos no lo crean, yo todavía sigo siendo un niño como antaño, cuando fuí un niño. Sí, como usted... Mucho después me enteré para mi asombro de que estos caracteres de "Los Sagrados Corazones de Los Padres Franceses" no eran ni "Padres"; ni tampoco eran "Franceses"; y jamás tuvieron nada de "Sagrados"... ¿Qué cosas, no?

"Tico"
En la esquina de Eleuterio Ramírez y la transitada calle Condell había un pintoresco Kiosco de diarios y revistas. El dueño era un señor gastado que se había quedado atrapado desamparadamente en su niñez. Todos le llamaban "Tico" porque decían que venía de un lugar extraño que se llamaba "Costa Rica" (o algo así) y siempre hablaba raro. Decía chiquitico en vez de chico, y decía poquitico en vez de poco, y cantico en vez de canto, y a veces decía chaquetica en vez de chaqueta. También le gustaba tocar la guitarrica y cantar algunas cancioncicas. Pero esto no importaba porque él era nuestro amigo. A pesar de que estaba gastado y arrugado, nosotros sabíamos que él llevaba un niño dentro; un niño chiquitico.

A nosotros nos gustaban las revistas de aventuras y "Tico" tenía muchas de ellas para la venta en su quimérico Kiosco que olía a madera verde de Mañío que en una de sus gastadas tablas estaba quemada la palabra "Aysén", lo que nunca supe en ese entonces qué era. Tenía revistas de Supermán, Batman y Robin, Marvila, El Pato Lucas, Porky y sus Amigos, Archi, El Fantasma, Relatos Fabulosos, La Pequeña Lulú, Flash (el corredor veloz y mi héroe), Flash Gordon, Tarzán, Vidas Ilustres, Red Ryder, Roy Rogers, Mi Gran Aventura, El Llanero Solitario, El Súper Ratón, Blackhawk, El Halcón Negro, Julio Jordán, Linterna Verde, El Conejo de la Suerte, Disneylandia, Domingos Alegres, El Zorro, Spirit, Tom y Jerry, La Zorra y El Cuervo, Mandrake, Pluto, El Hombre Araña, Epopeya, El Pájaro Loco, Titanes Planetarios, y muchas otras de las que ya no me acuerdo porque ahora, como usted, ya estoy un poco gastado y la memoria no me trabaja como antes. ¡Ah!, y también tenía algunos periódicos para los viejos y los gastados... Quizá usted se acuerde de algunas otras revistas, esas que leyó cuando usted era chiquitico. Nunca ví en el Kiosco el "Okey" que mi abuelito Víctor me compraba...

Él nos dejaba leer sus revisticas porque nunca teníamos dinero para comprarlas, y cada vez que regresábamos del colegio, hacíamos una ansiosa parada en el Kiosco de "Tico" para leer una revista de aventuras antes de llegar a casa. Leí muchas de esas revisticas que plantaron tantos sueños en nuestros tiernos corazones de marfil blando aún sin contaminar, los que estaban irremediablemente conectados con nuestras libres imaginaciones por el indisoluble cordón umbilical de las ilusiones. Ojalá pueda ver algún día al niño que "Tico" llevaba adentro... A pesar de que en ese entonces nosotros no lo podíamos creer, "Tico" también fué un niño, aunque chiquitico, fué un niño un día.

La Máquina del Tiempo
Un gran hatajo de años después, un severo día aturdido en la avalancha de la vida, durante un lánguido viaje a la tierra madre fuí tan esperanzado a ver el departamento de Eleuterio Ramírez 477. La entrada del añoso edificio ahora me pareció mucho más chica y oscura; y quizá hasta un poco egoísta... Las murallas parapetadas del mármol negro seguían frías, suaves y resbalosas, pero esta vez no traté de pegarles ningún "moco". Ahí me dí cuenta de que la edad se acumula... ...y que yo ya no me admiro con grandes ojos dejando escapar un sentido "¡aaah!"de mi boca cuando descubría cosas extravagantes y portentosas como los huevos de avestruz. Subí en el juguete con botones inteligentes hasta el Sexto Piso. El ascensor era chico, solo cabían cuatro pasajeros flacos, o solo uno con un ego grande. Me bajé en el piso de destino y me acerqué a la puerta con una gastada letra "A" que estaba media chueca pegada sobre la puerta. El aire era pesado y ya no olía como el aire de los almacenes "Cori". Me detuve un momento casi eterno a escuchar como palpitaba mi asustado corazón, y después de unos breves segundos de vacilación a destiempo, le dí tres golpecitos a la puerta con mis arrugados nudillos mágicos.

Mientras esperaba que alguien contestara a la puerta, me asomé a mirar el corredor interior del edificio, el que se podía observar desde una sucia ventana al lado del ascensor. No pude comprender cómo yo podía haber piloteado mi audaz autito rojo a pedales tan temerariamente en ese escueto y estorbado pasillo... se veía chiquitico... intransitable... De pronto la puerta del 6-A se abrió con un sordo ruido y me sacó abruptamente de mis lánguidos pensamientos. Una mujer gastada apareció en el dintel y me miró curiosa. "¿Qué se le ofrece, señor?" dijo con una voz suave y pausada. Le expliqué que yo había vivido en ese departamento cuando tenía apenas cinco años; hacía muchos siglos atrás, y que quería verlo otra vez. La mujer me miró desconfiada mientras se parapetaba detrás de la puerta sin decir palabra. Pensé que debería irme. ¡Esto era una locura!, pero el niño que llevo dentro me tenía apernado los pies al suelo. Después de unos incómodos segundos dije: "No se preocupe señora, gracias de todas maneras", y me dispuse a irme.

Un efímero instante antes de voltearme hacia el juguete con botones inteligentes, imprevistamente ví a una niña escondida dentro de los ojos de la mujer que se asomaba por entre sus grises y frondosas cejas, y ésta entonces me dejó entrar al departamento. "Pase señor y vea lo que quiera" dijo la señora haciéndose a un lado y terminando de abrir la puerta para que yo pasase. Le sonreí y me adentré intrépidamente en el desconocido pasado del presente casi sin respirar y con un enorme suspiro atragantado en el pescuezo.

¡No me dí cuenta cómo ni cuándo había salido del "porche"! Y yo que pensaba que era enorme, pero ahora se había achicado tanto como lo que se nos achican los sueños a medida de que nos gastamos. Apenas pasé el dintel del "porche", miré hacia la izquierda nerviosamente. El teléfono negro ya no estaba allí. Dí un respiro de alivio y proseguí mi lenta patrulla mientras la señora me seguía silenciosa detrás. Las murallas ya no eran de un amarillo de budín, sino que eran de un verde de lagartijas enfermas. La luz de las ventanas ya no alcanzaba a las murallas opuestas, y la despensa ahora era un insano y olvidado armario para guardar cachureos.

La cocina otrora amplia y llena de tiestos, ahora descansaba silente y solitaria, y me pareció tan chica como la honradez de los políticos. El pasillo que recordaba tan amplio, ahora se presentaba angosto y estrecho como el creacionismo; la tina del baño que solía ser una piscina, ahora semejaba un reducido y fosco baño de pájaros; y el dormitorio nuestro, ése que visitó el Viejito Pascuero de los almacenes "Cori" tantas veces, me golpeó la cara con una oscura y fría mezquindad.

Me detuve súbito. Un terror de cartón me ahogaba los recuerdos. Miré a mi alrededor descorazonado y sin pestañar. Sentí una gota de pánico negro deslizándose lentamente como plomo derretido por mis ansias, disturbando enojosamente mis límpidas memorias. No quise seguir adelante a pesar de que aún había más que recorrer y ver; giré decepcionado sobre mis gastados talones y miré a la señora que me observaba curiosa y silente. Ella me miró lánguidamente a los ojos y exclamó: "Ya no es lo mismo... ¿verdad?". "No" contesté con un eco sereno, y al mirarla a los ojos me dí cuenta de que ya no se asomaba esa niña que me abrió el paso. Solo se veía el gastado fondo de sus retinas, las que denunciaban enormes torrentes de lágrimas derramadas en el pasado. Podía ver los profundos surcos y los lechos que esas aguas saladas que le habían brotado del alma le habían dejado marcados en su marcha hacia las mejillas. Quizá la niña que vive dentro de esta señora estaba escondida en una de esas zanjas de pena.

"Sé que no volverá", me dijo, "nunca nadie regresa después de querer ver lo que no pueden ver porque ya no se puede ver más". "Sí", dije casi suspirando y me encaminé hacia la puerta de salida. Cuando llegamos a la puerta ella me dijo: "Lamento que no haya encontrado lo que buscaba en mi casa. Va a tener que mirar en su corazón y en sus memorias para encontrarlo. Lo que busca siempre estará ahí".

Me despedí cortésmente de la señora quién me ofreció una amable, pero corta sonrisa de condescendencia y aflicción, la que exhibía un soberbio penacho de desilusión. Y después de ofrecerme esta limpia sonrisa, cerró la puerta mientras yo aún estaba en frente de ella, tal como lo hará el hombre de la funeraria cuando cierre el féretro en nuestra cara por última vez. ¿Por qué es siempre el "hombre" de la funeraria y no la mujer?... Quizá lo hizo para ayudarme a irme, o quizá para despertarme... Es igual, me encaramé apuradamente en el elevador que ahora no me elevaría más; y sin tropezar me fuí a la calle. Cuando dejé el edificio a mis espaldas me dí cuenta entonces de que la miel de la niñez que se colgaba ávida y pegajosa de mis años, ya se había comenzado a evaporar.

Esa demente y repentina colisión entre el pasado y el presente me dejó heridas múltiples en los diversos y surtidos lugares de mi ser, delicados lugares en los cuales mi alma y mi corazón se esforzaban frenéticamente por contener y controlar el daño; mientras que en otro campo de batalla, mi psiquis se recuperaba del impacto repentino que me descalabró temporalmente la lógica, la cual trataba desesperadamente de recalibrarse entre el apuro y el equilibrio. Mis pensamientos se enredaron en arcadas, y mis sentimientos se congelaron secos en my garganta. Aunque los escalofríos no pudieron erizarme la piel de las manos, un ácido sudor en polvo me cubrió las sienes, y un tiritón nervioso se derritió por mi columna desde la nuca hasta el suelo. Esta rápida y audaz incursión al movedizo pasado ciertamente me dió un golpe formidable, pero no me derrotó porque todavía llevo salvaguardado en mis memorias el recuerdo intacto de cómo era mi idílica casa de Eleuterio Ramírez 477, Sexto Piso, Departamento "A", teléfono 54659.

Vejez
Algunos humanos se hacen viejos, otros nos gastamos. Los que envejecen se apagan paulatinamente sin llama ni luz en días desabridos y carentes de eco. Los que nos gastamos en cambio, solo cambiamos de unas experiencias explosivas a unas más iluminadas y menos inauditas. Ésto me lo enseñó mi Abuelito Víctor. Es cierto de que todos caminamos al unísono hacia el último escalón del infinito, ése que tiene forma de un cajón oscuro y largo con una ventanica chiquitica de una ininterrumpida vista sin obstrucciones hacia nunca jamás; pero algunos de nosotros no corremos ansiosos hacia él, no corremos ansiosos porque llevamos de la mano y con cuidado a aquel niño que vive dentro de nosotros flotando en una nube de sueños.

Algunos de nosotros somos unos buenos tipos, y otros son unos cascarrabias; pero lo que importa es que no andemos solos, ni que esperemos en vano, ni que nos entristezcamos. Siempre observo a las personas gastadas como yo y a pesar de que parecemos tan distintos, nuestro niños de adentro son tan iguales... Hay algunos que crecieron corriendo, hay otros que crecieron caminando; hay algunos que bebieron agua dulce, y otros que bebieron agua amarga. Algunos llevamos la vida encima, otros la llevamos arrastrándola detrás nuestro, y hasta hay algunos que la han dejado olvidada en algún banco de alguna plaza perdida en alguna áspera ciudad; pero es igual porque nuestro tiempo no tiene historia escrita ni tampoco tiene sueños de barro.

Ahora que entiendo bien por qué Pablo Neruda se cansaba tanto de ser hombre, yo nunca me cansaré de ser niño; y espero que usted tampoco lo haga. La mejor manera de hacer esto, es cada mañana acechar furtivo el espejo, y ver ahí dentro de tus ojos, al niño que vive dentro. Así y a pesar de que muchos no crean que yo también fuí un niño, cada día vivo más alegre porque puedo mirar seguido en los ojos del espejo, a ese eterno niño eterno que nunca se hizo viejo.

Pero debo confesar de que una vez yo fuí viejo. Sí, hace un tiempo atrás me olvidé de gastarme y me comencé a hacer viejo. Quizá tal vez porque una pena grande me ahogó el alma, quizá fué porque la rutina de la vida me sofocó el corazón en inercia; ¿o habrá sido porque tal vez dejé de hacerme preguntas?, o simplemente haya sido quizá porque se me olvidó dejar que mi imaginación volara libre; pero el hecho es que un día comencé a arrastrar mi vida, a dejarla pegada en murallas olvidadas, a diluírla en las lluvias de la primavera, a enterrarla en las arrugas de mis manos, a dejarla que la agobiase el inclemente destino. Quizá a usted le haya pasado lo mismo algún día... Quizá... Traté de imitar a los jóvenes electrónicos con un aparatito extraño en la mano que me decía cosas, pero eran cosas que yo no entendía. No funcionó, y además me quedaba muy mal. Quizá usted se acuerde de estas cosas...

No sé qué fué lo que pasó. Solo recuerdo de que me comencé a hacer viejo rápidamente, y los dolores del alma me volvieron, y las penas olvidadas regresaron y se me agrandaron adentro, y me descalabraron la horma del corazón; el temperamento se me pudrió, y hasta me molestaba la estridente risa de los niños. No sé qué fué lo que pasó. Los días se pusieron sumamente largos y todo me asustaba; y ya no era de cómo danzar en la lluvia, sino que cómo no mojarse con ella; y ya no era acerca de vivir, sino de cómo sobrevivir, y hasta el carácter se me quebró... y todo esto es porque el gastarse es un regalo, pero el hacerse viejo es un préstamo usurero el que nunca se puede pagar. Envejecer y gastarse es la diferencia fundamental entre el saltar desesperado por la borda de un barco que se hunde, o descender con calma y elegancia hasta el bote salvavidas.

Pero un soleado día como aquellos que me llevaban al parque Brasil, súbitamente dejé de hacerme viejo, y comencé otra vez a gastarme. No sé qué fué lo que pasó. Quizá fué porque el niño que llevo adentro abrió una ventana del alma para que entrara la luz del sol, o fué porque quizá uno de mis copiosos llantos formó un prístino arcoíris en mis retinas, tal vez haya sido porque una de aquellas inmortales sonrisas de mi madre me disolvió todas las penas moradas; o simplemente fué porque aquellas simientes que se habían extraviado en un surco de mi memoria comenzaron a germinar otra vez, y me hicieron acordarme de que soy capaz de brotar como una semilla y adentrarme en el cuerpo de la mujer amada. No sé qué fué lo que pasó, pero dejé de envejecer... ¿Habrá sido porque el Viejo no creyó en nada, y el Gastado creyó en todo? ¿Quién sabe? ¿Qué cosas, no?

Desde entonces a la seca muerte la comencé a perder de vista, aunque aún puedo verla intermitente allá a lo lejos; paseándose ilusa, equilibrándose en la fina y desgastada línea del horizonte. Pero pronto aprendí a ignorarla y a perderle el miedo, poco a poco, y finalmente la olvidé como lo hice un día con aquel negro y horrible teléfono. Como ven, todo cambia, siempre cambia todo; porque si el cambio no existiese, no tendríamos mariposas... ...y nuestros sueños serían solamente unos olvidados guijarros tirados por el camino... Todo cambia siempre; todo y siempre, pero lo único eternamente definitivo y perpetuo es ése último y más minúsculo segundo en nuestras vidas, ése mínimo segundo cuando expiramos irremediablemente, justo antes de que esa ventanilla a nunca jamás el hombre de la funeraria la cierre por última vez.

Hoy, a pesar de que muchos no lo crean, yo también sigo siendo un niño. Quizá hoy en día al verme ya un poco gastado, con la salud a veces colgando de mis bolsillos y deslizándose presurosa por mi bastón lleno de nudos; o porque quizá me delate el abundante cabello blanco que ya no compite con mi barba o mis bigotes, quienes ya se olvidaron de las simples e intrascendentales arrugas de mi cara; o quizá porque ahora camino con un paso bastante más cansino... Quizá sea porque ya no me importe vestirme "a la moda" y porque ya no me llaman la atención los extraviados internautas que caminan sin rumbo por las calles mirando esas atontadoras cajitas mágicas en sus manos que les dicen cosas... a pesar de todo esto, me empeño en seguir siendo un niño...

Quizá nuestra apariencia actual no guarde vestigios de una lejana niñez, pero aunque esto sea así; y a pesar de que muchos no lo crean, nosotros también; un día perdido allá atrás lejos entre las pálidas huellas de nuestros gastados días; fuímos un niño, quizá como aquel simple y soñador niño con una imaginación titánica, que un día vivió feliz frente a los almacenes "Cori", allá en ese pequeño mundo del edificio de la Calle Eleuterio Ramírez 477, Sexto Piso, Departamento "A", teléfono 54659.

The Sincipitus Porcus
El Loco