viernes, 1 de agosto de 2014

Et Debitum (Deuda)

Mi querida chusma inconsciente: "Deuda" es la palabra más sicalíptica, licenciosa, dañina y resistente que conozco.  La palabrita viene del Latín "debitum" (debet: debería + unde redderent: pagar).   

Técnicamente, la deuda es una obligación contraída por una parte (el deudor) a una segunda persona (el acreedor); y por lo general esto se refiere a los activos concedidos por el acreedor al deudor, pero el término también puede ser utilizado metafóricamente para cubrir las obligaciones morales y otras interacciones que no se basan en el valor económico o monetario de la transacción.  Le advierto claro y fuerte que éste es un artículo largo como discusión de tartamudos y tedioso como el primer viaje del Descubridor Español Mallorquín de Felanitx* don Cristóbal Colom; pero valioso.       

* Nota del Autor:  Felanitx es un municipio de la comunidad autónoma española de las Islas Baleares que se encuentra al sureste de Mallorca, a 48 kilómetros de la capital Palma de Mallorca, donde nació el ilustre descubridor Don Cristóbal Colom.  Felanitx es famosa por la danza "Els Cavallets" en la que siete niños de entre 10 y 13 años de edad vestidos con pantalón blanco, capas rojas y sombreros verdes danzan alrededor de "La Dama".  La ciudad que data del siglo 13 de la Era Común ofrece una arquitectura gótica.  Felanitx es también muy conocida por producir  vinos, brandy, Pintores y Descubridores de alto calibre.

En el contexto real, deuda es normalmente el tipo más barato de financiación a largo plazo, y a la vez; la forma más efectiva de cometer suicidio económico.  Es como todo lo demás: el exceso mata.  En palabras que expresan realidades de la vida cotidiana, deuda es una verdad filosófica desenvainada de las enseñanzas de Tales de Mileto y convertida a un sólido dogmaticismo Rabidus-Guajardiano sin nada de filosofía metafísica: "La deuda y el matrimonio son crueldades refinadas vitalicias autoinflingidas". - RAG

En otras palabras, la deuda es como una puta insistente y obstinada que por más que le paguemos para que se vaya, continúa regresando y es casi imposible deshacerse de ella porque no la podemos resistir.  Es casi como una suegra pero sin los beneficios.  Entonces, ¿cómo lidiamos con ella?  Bueno, podemos bromear e ignorarla como por ejemplo diciendo cosas vacías (o politiquerías) como éstas que le ofrezco de mi cosecha personal, pero que no solucionan nada:

- Las promesas fabrican deuda porque la deuda ofrece promesas.
- Un centenar de vagones de buenas intenciones no pagarán ni un gramo de deuda.
Si usted debe un peso, el problema es suyo; si debe un millón, el problema es del acreedor.
- Los matrimonios deberían estar  hundidos en amor, no en deuda.
- Las deudas y las mentiras normalmente están mezcladas entre ellas.
- La deuda pequeña no se nota hasta que es muy grande para deshacerse de ella.
- La deuda es peor que la pobreza.
- La deuda es la mejor trampa: es fácil caer en ella, pero casi imposible salir de ella.
- La deuda es el enemigo declarado del ahorro.
- Una deuda pequeña produce un deudor; una grande; un enemigo.
- Para los creacionistas: La deuda de la iglesia es el salario del demonio.

O podemos confrontar la deuda como se debiere, lo que tomará el hacer algunos cambios inmediatos y severos en nuestro sistema financiero personal, pero más dramáticamente aún; en nuestras promiscuas costumbres mutualistas y nuestra indiferente actitud frente a ellas.  Bueno, aquí le ofrezco una humilde receta personal, la cual si usted desea; puede desarrollarla perfectamente a la pinta suya para combatir, controlar, y eliminar su deuda.  A mí me ha servido y me ha dado excelentes resultados.  La fórmula no es perfecta porque aparte de usted, nada más es perfecto en el Universo, incluídos los incontables y pingües dioses. 

Quizá la implementación completa o casi completa de estas sugestiones le parezca difícil y a veces imposible, pero desafortunadamente tengo malas noticias para usted:  si usted está en deuda, probablemente su vida estará jodida por muchos años en el futuro lo que invariablemente le arruinará la felicidad a usted y a su familia, y desafortunadamente queriéndolo o nó; usted se metió en ella voluntariamente porque sus otras opciones en el momento en que engendró a esta bastarda no eran de su avenencia personal, y la única manera de salir de este embrollo es poner en práctica un plan austero y ejecutarlo sin piedad ninguna.  Si esto es muy difícil para usted, es probablemente porque usted no tiene carácter, o simplemente usted es un bufón moral y no quiere reconocerlo.  En cualquier caso, el problema es suyo.

Quizá no todas las ideas que le doy a continuación le sirvan, o le acomoden, o sean prácticas para usted, pero algo que puedo hacer por usted es tratar de iluminarle el oscuro camino de la deuda porque ¿pagársela?; no puedo.  Ni quiero.  Ni Loco.
La Estrategia para Hacerle Frente a la Deuda

Establezca metas que pueda alcanzar

Primero haga un inventario detallado de su deuda actual sin mentirse a sí mismo.  Ahora que ha revisado su situación financiera actual, está en el punto de partida para iniciar el camino hacia su salud financiera.   Si puede seguir e implementar lo más posible de estas ideas, puede evitar el declararse en quiebra.  Su salud financiera puede parecerle camino demasiado largo por recorrer, pero toda jornada comienza con un primer paso el que es aproximadamente del mismo tamaño del último tranco que cruza la meta.  El primer paso hacia la salud financiera es la creación de un mapa-plan para llegar allí.  Considere lo siguiente:

 • Sus objetivos deben tener un marco de tiempo definido.  Para que los objetivos se puedan alcanzar deben tener fechas de comienzo y término, fechas realistas con las que usted se pueda comprometer.

• Sus objetivos deben ser muy específicos.  Cantidades y propósitos específicos son muy importantes porque proporcionan directrices para trabajar hacia una meta gratificante y realizable.

• Las metas deben ser objetivas.  Establezca metas que usted pueda alcanzar aunque éstas sean pequeñas.  No se dé ínfulas de Supermán cuando las fije.  Metas altas y poco realistas conducen a la frustración, y la frustración puede descarrilarlo y prevenir que usted alcance a sus metas.

• Los objetivos deben ser flexibles.  Recuerde que una meta le dá orientación y trayectoria, pero su dirección puede cambiar.  De hecho, circunstancias fuera de su control lo obligarán a replantear sus objetivos de vez en cuando.

Establecer metas claras, realistas y específicas le proporcionará el derrotero, la dirección y el propósito en su jornada hacia la meta.  A continuación vamos a repasar el proceso de fijación de metas.

Diseñar y comprometerse con un plan de ahorro

Si, lo sé bién: usted no le queda dinero para ahorrar.  Ésta es la primera venda que debe sacarse a los ojos de su percepción.  Tampoco tiene tiempo para nada, pero siempre encuentra tiempo para sentarse en el inodoro; por más apremiado de tiempo o apurado que esté.  Créame sin lugar a dudas que un pequeño bosquejo de plan de ahorro disciplinado y sistemático es una parte crítica de su plan financiero, por chato que éste sea.  Por ejemplo, lo que yo hago es que cada vez que quiebro un billete, pongo todas las monedas (o el cambio) en una jarra de vidrio.  Cada vez, cada día; y no las toco por un año.
El año pasado sin darme cuenta ahorré US$428,35.  Quizá en Pelensis (Pesos Chilensis) no sea gran cosa, pero estas moneditas se juntan, y ese dinerito le servirá para algo.  Estoy seguro.  Es un gran primer paso hacia la inmunidad financiera.

¿Cómo ahorrar?

Por supuesto de que la cantidad a ahorrar dependerá siempre y estrictamente de su situación financiera actual, y de la realidad de su flujo de efectivo disponible.  Su enfoque serán las preocupaciones inmediatas y las obligaciones que afectan su vida en este momento como por ejemplo cómo proveer para la próxima semana, para el próximo mes, o para el pago único que tiene que hacer el próximo trimestre.  Otras preocupaciones a largo plazo que debe considerar son por ejemplo su jubilación, o el fondo para la Universidad de los niños lo que quizá no sea una primacía en su lista de prioridades en este momento.

Una vez que tenga clara su situación financiera con respecto a esto, usted debe fijar su atención en un objetivo en particular - el que tenga sentido para su situación - y comenzar a tomar pequeños pasos hacia él.  Por ejemplo, como su primer objetivo usted puede establecer un fondo de "emergencia" de $1.040 (lucas) en un período de 12 meses.  Esto lo puede conseguir mediante la asignación de $20 por semana.  Pequeñas cantidades como ésta se suman y crecen dándoles tiempo, consistencia y coherencia.  ¡Esto sin contar el asuntito de la jarra de vidrio!

Comience de a poco

Trate de identificar en qué lugares puede hacer ajustes con el fin de empezar a apartar un poco de dinero cada mes –aunque sean unos pocos pesitos.  Tiene y debe de olvidarse de la extraordinariamente estúpida idea de que ésto no tiene sentido, y que usted nunca va a alcanzar sus metas.  Quizá unos míseros Pesos al mes no representen nada para usted, pero tal cual como una gotera; dándole tiempo y consistencia, llenará un lago más rápido de lo que piensa.  ¿Acaso no le dá al bolsillo Cura unos pesos cada semana?  ¡Comience por ponerlos en el bolsillo de su familia!

Otra forma de añadir a sus ahorros es a través de una cuenta que devengue intereses porque no basta con guardar el dinero debajo del colchón, y además estará fuera de su vista.  De aquí viene el adagio: "Fuera de la vista, fuera de la mente".  Estoy completamente seguro de que usted les ha estado pagando intereses a sus acreedores, y por esta misma razón; tómese un minuto de tiempo para ver cómo sus ahorros a interés comienzan a trabajar para usted, y no en su contra.  No envuelva la jarra de vidrio en esto.

Páguese usted primero

"Pagarse a sí mismo primero" es por sus esfuerzos, y no significa que usted debe pagar por su entretenimiento y diversión antes de considerar las necesidades más importantes.  Pagarse a sí mismo primero significa que usted tiene mayor probabilidad de ahorrar si aparta automáticamente de sus ingresos una exigua cantidad de dinero antes que nada, antes de pagar sus cuentas mensuales o gastarlo en otras actividades.  Una vez que haya extinguido o casi extinguido su ingreso después de cubrir sus gastos, trate de poner todo lo que pueda (si le sobra algo) en ahorros cada mes, incluso si se trata de una cantidad muy pequeña.  Si no le sobra nada o le falta, búsquese una actividad remunerada adicional porque si no lo hace; dése cuanta de que usted está viviendo más allá de sus recursos y capacidades financieras, y esto no solo es suicidio económico consciente, pero además debe quedarle claro que esta situación no la puede resolver NADIE aparte de usted mismo.

Hágase una Caja Chica

Esta no es una cajita monona como aquella que tenía su abuelita para guardar los botones, sino que es una caja virtual tácita la que contendrá una módica cantidad de dinero para gastos de emergencia extraordinarios y esporádicos, los que a veces; que se presentan diariamente.

Es muy común de que las personas se hayan encontrado o se encuentren viviendo muy cerca del peligroso borde financiero en que cada gasto extra, ha tenido que ser pagado con crédito, e invariablemente y aunque de a poco y en última instancia esto eleva el nivel de la deuda a niveles incontrolables.  La Caja Chica es uno de los mejores hábitos preceptivos para instituír el ahorro de dinero para los gastos inesperados, en lugar de depender del aumento de la deuda.  Cualquier método de progreso hacia la estabilidad financiera implicará algún tipo de "fondo de emergencia", y una buena regla general es el ahorrar seis meses de salario.  Esto le parecerá completamente irrealista sobre todo para alguien que hasta está considerando la bancarrota.  Obviamente, no tiene ningún sentido común el tratar de acumular seis meses de sueldo en ahorros, si ello significa que sus utilidades le serán desconectadas por falta de pago; por esa razón, usted debe de fijar una meta realista de ahorro que funcione para usted.  Sin perjuicio de esto, siga alimentando la escuálida jarra de vidrio.

Hay tres categorías de objetivos

Guardar un poco de dinero a la vez es el instrumento general y colectivo que le permitirá alcanzar sus metas, pero hay que elaborar los ajustes necesarios y adecuados en sus objetivos específicos.  Basado en las metas financieras que son las más importantes para usted, considere las tres categorías de objetivos: corto plazo, a mediano plazo y largo plazo;  y cómo cada una de estas categorías se puede organizar y planear de una manera diferente.

Metas y objetivos a corto plazo

Los objetivos y metas de corto plazo son aquellos que le tomarán menos de un año lograr completarlos.  Un objetivo a corto plazo podría ser el incluír pequeñas cantidades de dinero con una frecuencia determinada dentro de un plazo muy específico.  Las metas a corto plazo podrían incluír objetivos como el pago de un saldo pequeño de tarjetas de crédito dentro de los próximos tres meses; o planificar y ahorrar para las necesarias vacaciones de Verano.  Las metas y objetivos a corto plazo son importantísimas no solo porque le solucionan un problema, pero porque le ayudan a ensimismarse en su progreso y le dan una sensación y una percepción de éxito.

Metas y objetivos a mediano plazo

Piense en objetivos a mediano plazo en términos de lo que usted quisiera resolver durante los próximos dos a tres años.  Estas metas y objetivos pueden incluír cosas como el pago de un préstamo de coche, o ahorrar lo suficiente para comprar un refrigerador nuevo.  Normalmente estas metas requieren cantidades más elevadas de dinero, y dado el tiempo que se necesita para llevar a cabo estos objetivos, sus circunstancias pueden cambiar y es posible que tenga que hacer ajustes de tiempo en tiempo.  Lo críticamente importante de los objetivos y metas a mediano plazo es que originan y promueven el pensamiento estratégico, y pensando en una forma más estratégica le permite a usted planificar el futuro de los artículos necesarios que le podrían desequilibrar el presupuesto hoy, y causarle innecesaria tensión financiera.


Metas a largo plazo

Las metas y objetivos a largo plazo toman tres o más años de constancia y trabajo para lograrlas, y que requiere de la inversión financiera de mayor volumen, y demanda de una planificación más cuidadosa y detallada.  Parece una tarea muy difícil y muy larga para completar, pero las metas y objetivos a largo plazo a menudo incluyen algunos de nuestros deseos y sueños más profundos como por ejemplo el ser propietario de una casa, financiar la educación de los hijos, la compra de un negocio, la jubilación anticipada, etc.; cosas que llevan un estímulo mucho más poderoso para facilitarnos la tarea.

Estos son algunos ejemplos de metas y objetivos que usted podría considerar para su plan de deshacerse de sus deudas:

• Tener $100,000 en ahorros dentro de 90 días.  (Meta a corto plazo).
• Pagar algunas tarjetas de crédito completamente durante los próximos 36 meses. (Meta a mediano plazo).
• Estar libre de deudas dentro de los próximos cinco a siete años. (Meta a largo plazo).

Tenga en cuenta que yo no sé cuál es el monto de su deuda, ni sé de la preferencia e importancia de sus metas y objetivos; ésto lo sabe y lo decide usted solito.  Sólo pretendo darle un mapa general del tesoro para orientarlo a llegar a éste, y los derroteros a seguir tienen que ser diseñados y decididos por usted.  Además tenga en cuenta de que yo soy apenas un pobre e iluso gil tratando de arreglar el mundo y que quizá tenga en usted menos influencia que la opinión del pobre que habla de riquezas.

Acerca de su Plan Financiero

Mi intención aquí es el proveerle con un simple (e incompleto) bosquejo para ayudarle con el comienzo de un plan financiero por escrito, que es la forma más sencilla y efectiva de obtener un plan organizado que le lleve eventualmente a lograr sus metas y objetivos.  Un plan financiero escrito y visible le recuerda constantemente sus metas y objetivos, y hace que éstos sean "reales".   Esto también ayuda con la mala memoria y es un excelente anticonceptivo contra la procastinación.  Yo lo llamo respetuosamente: Condón Mental Económico (CME); algo así como un "Modelo de Capacidad y Madurez" (CMM), pero personal.
  
Ahora, ármese de paciencia, de un lápiz de mina #2 (olvídese de la otra "mina" por ahora) y de una goma limpia bien gorda.  Escriba algunos de los objetivos importantes o necesarios para usted en la columna que se titula: "Meta".  A continuación añada una fecha límite, el valor total pendiente de la meta, y cualquier cantidad que usted ya ha pagado o ahorrado para cada meta.  Una vez que haya llenado su papel con esta información, podrá ver la cantidad que necesita cada mes para alcanzar cada objetivo, así como el total que usted necesitará para alcanzar todas sus metas.  No se olvide de la jarrita de vidrio.


Estos ejemplos y números  son ficticios, y son sólo para darle una pauta.
CALENDARIO DE AHORROS
Metas comenzando el 1/8/2014
Descripción de la meta                          Plazo: (CP) = Corto, (MP) = Mediano, (LP) = Largo
Fecha a cumplir
Meses envueltos
Monto a pagar o ahorrar
Cantidad mensual requerida
Establecer una Caja Chica para emergencias (CP)
1/12/2014
5
$80,000.00
$16,000.00
Pagar la tarjeta de crédito de la vieja (MP)
1/3/2015
17
$120,000.00
$7,058.82
Ahorrar para el trasplante de riñón  (LP)
1/1/2017
41
$15,000,000.00
$365,853.66





Totales:


$15,200,000.00
$388,912.48

¿Cuáles son sus opciones?

Ahora usted tiene una idea exacta y completa de su situación financiera y además ha completado un calendario de ahorros por lo menos parcialmente, y conjuntamente con este ejercicio usted ha tenido algún tiempo a revisar sus objetivos financieros; por lo tanto, éste es el momento oportuno para discutir las opciones que potencialmente están disponibles para usted, momento en que ahora está preparado para comenzar a avanzar por el espinudo y difícil camino hacia la independencia y libertad financiera.

Si usted a este punto todavía está leyendo este aburridísimo y sosísimo artículo que probablemente le importa solo a unos pocos, es probablemente porque usted que ya ha identificado algunos de los retos de la constipada contumelia financiera que lo agobia en este momento, de los cuales ha escuchado un fuerte eco aquí.  Para afrontar estos osados desafíos, usted tiene cuatro intrépidas opciones básicas:

1. Maneje la deuda responsablemente por su cuenta.
2. Pida prestado más dinero aún, o venda los pocos activos de valor que le van quedando.
3. Forme un plan de gestión de la deuda, o un acuerdo de liquidación de deudas.
4. Presente la quiebra.
5. Espere a sacarse la Lotería, o a que se muera un pariente rico que le dejará una fortuna.

Veamos,

1. Maneje la deuda responsablemente por su cuenta.

Una de las opciones más irreflexivas y estúpidas que usted puede ejercitar para hacerle frente a la deuda excesiva, es simplemente ignorarla.  Puesto que usted sigue leyendo este panfletillo monótono y letárgico, probablemente ignorar la deuda no está en su carácter, y usted es más inteligente de lo que sus amigos piensan, sin importar lo que digan aquellas malas lenguas.
  
Usted probablemente ya sabe que no hacer nada acerca de solucionar la deuda excesiva no es una buena opción para nada.  Si usted se sigue atrasando en sus pagos de la deuda, los acreedores tienen muchas herramientas que pueden utilizar para cobrar aquellas deudas que se les debe.  Los resultados de ignorar las deudas pueden ser desastrosos, y las deudas  sin resolver puede ser una carga para muchos años en el futuro, y una hostigosa barrera y una permanente discapacidad para su libertad financiera.

2. Pida prestado más dinero aún, o venda los pocos activos de valor que le van quedando.

Bajo ciertas circunstancias, una forma segura para gobernar su deuda podría incluír la creación de un préstamo de consolidación de sus deudas de bajo interés.  O usted podría considerar la refinanciación de su casa, o vender algunos bienes, los que no obtendrán su valor real; pero con ello puede pagarle a sus acreedores.  Es algo así como vender la moto para comprar gasolina para el auto.

Puede haber ventajas para los préstamos o la venta de sus activos, tales como el pago de la totalidad o una parte de su deuda sin ningún efecto negativo en su informe de crédito.  Si usted puede y es capaz de pagar toda su deuda de manera puntual y oportuna, podrá usted liquidar sus deudas sistemáticamente una a una.  Por supuesto que usted tiene que poseer algo de valor que se pueda vender o refinanciar; de lo contrario, ésta no será una opción para usted.  ¿Difícil?, no; sólo casi imposible, pero conozco a muchos deudores que veían esto como una misión imposible, pero con tiempo, esfuerzo, responsabilidad financiera y constancia; han logrado escaparse de las arteras y pegajosas garras de la deuda.

3. Forme un plan de gestión de la deuda, o un acuerdo de liquidación de deudas.

Es importante hacer su tarea investigadora antes de aceptar un plan de gestión de la deuda (también conocida a veces como "consolidación de deudas").  Hay Agencias de renombre y otras sin nombre ni hombre, las que administran los planes de gestión de la deuda, y la mayoría de ellas son típicamente con grandes fines de lucro.  En algunos casos, algunas de estas organizaciones pueden ofrecerle educación financiera e instrucción en el manejo de dinero.  Los consejeros de estas agencias suelen estar certificados y capacitados en áreas de crédito al consumidor, en administración de dinero, en gestión de deuda, y en  presupuesto.

Pero debe tener cuidado porque la industria de liquidación de deuda está actualmente bajo un intenso escrutinio por parte de varias agencias gubernamentales y otros grupos, por lo que debe tener mucho cuidado al considerar este tipo de alivio de la deuda.  No se olvide de que en todos los barcos hay ratas.  También esclarezca qué garantías obtendrá y qué honorarios deberá pagar antes de comprometerse con una de estas Agencias.  Repito: No se olvide de que en todos los barcos hay ratas.

Los mecanismos de liquidación de deuda pueden variar ampliamente de Agencia a Agencia, así que si usted quiere perseguir esta válida opción, asegúrese de obtener un acuerdo por escrito.  Hable con su Abogado Honesto.

4. Presente la quiebra.

Si usted está considerando la bancarrota, no pida dinero prestado, compre cosas o bienes, o venda activos sin previamente consultar a su Abogado Honesto.

5. Espere a sacarse la Lotería, o a que se muera un pariente rico que le dejará una fortuna.

Si usted creyó por un momento en su blanda cabecita de que ésta podría ser una opción real, usted está loco p'al Carajo.  Y si es así, comience a leer este escrito desde el principio otra vez, pero esta vez con la boca cerrada para que la baba no se le descuelgue furtivamente por la barbilla y le manche esos horribles pantalones que lleva; y para que las moscas no se le congreguen en la úvula.  Y por favor, mantenga su Latitud y Longitud claras en estas materias.

El uso prudente del crédito

Entiendo que el maldito crédito a veces es inevitable, y como usted probablemente lo sabe mejor que yo, el crédito fácil es más peligroso que barbero ciego con Parkinson crónico.  Desafortunadamente es muy tentador usar el crédito como una extensión de sus ingresos, o como una solución rápida en caso de emergencia, pero es aún más fácil y vaselinoso el extenderse demasiado.  Si usted tiene que usar el crédito, aquí hay algunas reglas generales que le recomiendo seguir:

• Primero, reconozca que una tarjeta de crédito es más peligrosa que una ametralladora.
• Si usted no puede pagar el balance completo de la deuda, pague más que el pago mínimo requerido cada mes.
• Si es posible, pague el saldo completo cada mes.
• Cargue al crédito únicamente aquellos artículos que realmente necesita.
• Para mantener el crédito a raya, trate de mantenerlo por debajo del 30% de su límite de crédito.

No considerar estas exhortaciones seriamente, no es más que reemplazar la verdad con una honestidad saturada de prevaricación y duplicidad.  Sea honesto con usted mismo y póngase un poco de Colonia(1) de dignidad (no Colonia Dignidad).

(1)  Agripina fué una sobrina del Emperador Claudius (1/8/10 antes de la Era Común – 13/10/54 de la Era Común) con quien éste se casó.  Agripina nació en Cologne, y en honor a ella a la ciudad se le re-bautizó como Colonia Agripina.  Cuando sea que compre o use Colonia, recuerde de dónde vino la palabra Colonia.

¿Cómo enseñarles a los niños acerca de Crédito?

Normalmente la libidinosa tentación del crédito comienza durante los años de la Educación Media (si nó antes) cuando algunos bancos descarados y otras instituciones malolientes les comienzan a ofrecer a sus hijos tarjetas de crédito, tal como los drogadictos lo hacen con sus clientes potenciales; para obtener préstamos para automóviles, préstamos de nómina, y préstamos de título de automóvil entre otros, y esto sólo empeora con el tiempo.  No sé si esto pasa en Chile, pero aquí en USA los estudiantes de la Educación Secundaria (antes de la Educación Media) comienzan a recibir estas impúdicas y rijosas ofertas.  Mi hija tiene apenas 13 añitos y ya ha recibido tres ofertas para las %#$@#$ tarjetas de ^#%#$% crédito.

Si sus hijos no tienen cuidado, pronto estarán empantanados en deudas hasta la barbilla y cantando: "No Hagan Olas"(2).  Hoy en día es demasiado fácil adquirir el libertino crédito, incluso para aquellos que son jóvenes y no están preparados para manejar este tipo de responsabilidad porque están más verdes que "Paco" nuevo.  Uno de sus objetivos principales como padre, debería ser el enseñarles a sus hijos cómo administrar el necesario dinero. Aquí hay algunos consejos que puede utilizar para ayudar a sus hijos a evitar quedar atrapados en las resbaladizas y peligrosas arenas movedizas del crédito:

(2)   Éste es un chiste: Un tipo se murió y se fué al Horno.  Al llegar, el Demonio le mostró una serie de puertas cerradas para que eligiera en cual quería entrar.  El tipo muerto –que no era tonto- puso su oreja en la primera puerta y escuchó.  Desde detrás de la puerta se oían unos alaridos horribles.  Seguidamente puso su oreja en la segunda puerta.  En ésta se oían unos gemidos espeluznantes de dolor.  Y así siguió escuchando las puertas las que solo ofrecían alaridos  y bramidos alarmantemente  pavorosos.  De pronto llegó a una puerta en que se escuchaban calmadas voces cantantes que cantaban melodiosamente: "No hagan olas, no hagan olas".  El fenecto hombre pensó que no podía ser más malo que lo que había escuchado en las puertas anteriores, así que eligió ésta, y Don Sata abrió la puerta y lo arrojó adentro.  El interfecto difunto cayó en una piscina de diarrea en que todos los penitentes estaban empinados sobre sus pies y con la mierda hasta la barbilla.  Rápidamente se puso a cantar con el resto: "No hagan olas, no hagan olas".  Momentos más tarde, un demonio asalariado del Horno entró en la pieza y dijo: "¡Se acabó el recreo, todo el mundo a hincarse!".  Quizá usted crea que esta chirigota no sea apropiada aquí, pero créame que no es muy diferente a esto el estar vivo y tapado con deudas.  La diferencia es que lo suyo tiene remedio y es reversible.

Comience a enseñarles a sus hijos cuando aún están jóvenes.  Cuando sus hijos se hacen mayores, les será muy difícil a ellos cambiar sus malos hábitos de consumo, por lo que hay que comenzar a crear consciencia desde temprana edad.  Enséñeles principios básicos de manejo de dinero tales como la diferencia entre "necesidades" -las cosas que debemos tener para vivir-, y los "deseos" -las cosas que son agradables de tener pero que no necesitamos-.  Explíqueles el costo de usar el crédito (intereses), y muéstreles la disciplina de la demora en la gratificación.  Es difícil para niños y adultos dominar los conceptos básicos de la gestión financiera. Pero si usted toma el importante compromiso de enseñarles a sus hijos desde pequeños, es más probable que tengan éxito financiero en la vida.

Muéstreles cómo planificar y asegúrese de que sus hijos sepan proyectar cuándo y cómo van a hacer sus compras.  Enséñeles que nunca hay que comprar algo por impulso como lo que pasa con los trapitos y las joyitas de las mujeres.  El capacitarlos a esperar antes de comprar o a considerar con tiempo la conveniencia de las compras, usted les inculcará un sólido hábito de manejo de dinero.

Ahorre primero, gaste después.  Los niños nunca son demasiado jóvenes para empezar a aprender la importancia del ahorro.  Por ejemplo, si usted les dá una mesada mensual; enséñeles a ahorrar por lo menos la mitad de esa cantidad.  Usted los puede llevar al banco cada mes y dejar que ellos depositen su dinero.  Muéstreles lo que ya tienen acumulado en su cuenta de ahorros, y lo que tienen después de añadir la nueva cantidad.  Creo que sus hijos obtendrán y desarrollarán esta importante y valiosa habilidad económica.

Enséñeles a invertir.  A medida que sus hijos crezcan, usted puede enseñarles acerca de las Acciones.  Si su empresa favorita es "El Conejo" (pero no se fíe de ninguna que se llame "La Coneja"(3)) por ejemplo, anímelos a ahorrar su mesada para que puedan empezar a comprar acciones en esa empresa.  Una de las mejores maneras de enseñar a sus hijos por supuesto, es a través de su propio comportamiento financiero personal.  Usted debe dar un buen ejemplo para que ellos puedan seguir.  Explíqueles lo que está haciendo cuando usted escribe un cheque, utiliza una tarjeta de cajero automático, o paga en el supermercado.  Los niños son muy observadores y aprenderán muchos conceptos importantes sobre el dinero simplemente observándole a usted, y lo más probable es que más adelante ellos copien su comportamiento. 

(3) Durante el año de 1971 cuando Richard Nixon estaba dejando la cagada en USA, en Chile hubo una brillante campaña publicitaria denominada “La Coneja", la que después de elucubrarse, se puso en marcha en el corto plazo de tres mese y que se hizo más famosa que los "Juegos Diana". Usando una especie de esoterismo producido por la imaginación de Edipo como personera, este personaje convulsionó al país durante 15 días de febril actividad con su misteriosa e inexplicable presencia en los medios de comunicación. Nadie sabía a ciencia cierta de qué producto o servicio se trataba; sólo vociferaba lo que NO era. No hubo un Homo Chilensis en el territorio nacional que no comentase sobre esta campana tratando de adivinar de qué se trataba.  Una vez que se corrió la cortina que cubría su identidad, resultó en una decepción integral generalizada.  La campaña sobrepasó el valor y las expectaciones de la mercancía que ofrecía, la que era simplemente el vender libros a través de un concurso que regalaba autos, viajes y yates.  Para poder participar había que comprometerse previamente a pagar 24 cuotas. Esto no fué más que pseudo tipo de "lotería", pero lo disfrazaron como un plan para fomentar la "cultura nacional".  Estoy seguro que la negra mano del Congreso estaba metida en esto hasta el peludo sobaco.  Pero yo no sabía nada porque yo era chico.

Si ha cometido errores financieros, tómese el tiempo necesario para explicarles a sus hijos lo que lo condujo a esa situación, y muéstreles lo que sus hijos pueden aprender de ella.  Es de vital importancia que sus hijos aprendan a manejar el dinero, y es su responsabilidad el enseñarles.

Gracias por leer esta aburrida información.  Espero que le asista en su jornada hacia la salud financiera.  El poder y ser capaz de reconocer las causas de los problemas financieros nos ayuda a hacer cambios prácticos y efectivos y a evitar la repetición de errores, y también a obtener control y un conocimiento más adecuado acerca de las circunstancias que nos arrastran a los problemas financieros.  Incluyendo la jarra de vidrio.

La libertad financiera a veces depende de las decisiones que se tomen, y de la formación de algunos hábitos sanos los que no vienen de forma natural para la mayoría de las personas; lo que las conlleva o a ser capaces de alcanzar la estabilidad financiera, o a repetir el vicioso ciclo del exceso de gastos, del problema de la deuda; y de la crisis financiera.  Lo que hace la diferencia es la disciplina económica acompañada de fundamentos financieros sólidos.

A nadie le gusta recibir consejos gratuitos, pero considere lo siguiente: Para mí, los consejos gratuitos son más valiosos que los pagados si éstos vienen de un amigo.  Los consejos pagados revuelven alrededor de justificar y proteger la paga del que le está aconsejando, el consejo de sus amigos (los buenos, eso es), no son egoístas y revuelven alrededor suyo y de su beneficio personal.  Aunque sólo sea para ésto y sólo en esta oportunidad, considéreme su amigo en este escrito.  Mi consejo es sincero y gratis como los acentos y las comas con que he regado generosamente este mensaje.

* Nota del Autor: la jarra de vidrio puede ser en su defecto, una jarra de plástico, madera, metal, loza, o cuero.  El asunto es que pueda resistir el peso de las monedas.




El Loco

martes, 1 de julio de 2014

La Semántica y la Orgánica

Esta es una secuela de La Semántica y el Ornitorrinco.

Desde el anterior artículo en el que ligera y festivamente discutimos sobre los temas de "La Semántica y el Ornitorrinco", se desprende esta segunda parte de la distraída discusión sobre el mismo tema, pero llevada a un nivel más contemporáneo con respecto al uso y abuso de expresiones marrulleras y artificiosas usadas intencionalmente para la fácil y redituable explotación de las abismantes y abundantes oquedades de la ignorancia humana.  Éstas, aunque sutiles maniobras de hipnotismo consumista, son sátrapas y bribonas, pero conllevan una suculenta ganancia monetaria que engorda los amplios y hambrientos bolsillos de los más astutos y ladinos -a costillas por supuesto- de los que nadan en el inmenso océano sin horizontes de la universal ignorancia social imbuída.  Este tipo de Semántica se puede clasificar como Semántica Ideastésica, o Ideastesia a secas.

El concepto de Ideastesia se define como un fenómeno en el que las activaciones de los conceptos o " inductores" evocan experiencias de percepción, o "concurrentes".   Éste es el origen del adagio: "percepción es realidad".  El nombre viene de la palabra Griega "idea" y de aisthesis, que significa "los conceptos de percepción" o "ideas de percepción".  La razón a la que obedece la noción de ideastesia es la evidencia empírica que indica que su término relacionado (sinestesia, o la unión de los sentidos) sugiere una explicación incorrecta al  conjunto de fenómenos que están tradicionalmente cubiertas bajo este titular (sinestesia).

Sinestesia, de donde "Syn" + "aesthesis" denota "co-percepción", conlleva y denota la ceñida asociación de dos elementos sensoriales de poca conexión en el nivel cognitivo.  Sin embargo, la mayoría de los fenómenos que inadvertidamente se han relacionado con la sinestesia son inducidos por las representaciones semánticas (sentido o significado) del estímulo, y no por sus propiedades sensoriales como lo implica el término "sinestesia".  Aunque se le represente con letras Glagolíticas.  

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre Ideastesia y Sinestesia?  Es tan simple como la fusión de un cuantificador sub-atómico gravitacional con partículas hidrocoloidales suspendidas en solvente universal, en un proceso de etiquetado activo nano-molecular durante un  lapso de tráfico reológico multifario en el desarrollo del Averter® y su proceso de Identificación Dinámica.

En otras palabras más asequibles, la sinestesia es un fenómeno bastante raro en el que las experiencias sensoriales reales de una persona evocan experiencias sensoriales irreales; las que no son causadas directamente por los acontecimientos físicos externos, sino que por sus capacidades sensoriales físicas.  Por ejemplo, cuando una persona  sinestésica oye un nombre puede experimentar cierto sabor único asociado con este nombre en particular.  Como cánon regular para una persona sinestésica, cada vez que ésta oye el nombre "Juana", ésta palabra siempre le producirá un sabor a chocolate, o a marisco -según el nivel Sinestésico del individuo.  En otra forma común de sinestesia, las letras y dígitos se asocian con una percepción simultánea de colores; y este fenómeno se conoce como Sinestesia Grafema-color.  Yo estoy convencido y persuadido de que tengo que ser Sinestésico, porque apenas oigo la palabrita "político", siento inmediatamente un horrible sabor a detrito en mis pobres, descuidadas e inocentes papilas.  Vómito siempre le sigue a esta sensación.

Entonces, estos principios de experiencias sensoriales reales e irreales se transportan a la realidad en varios y muy diferentes aspectos.  Yo discutiré sólo uno aquí: La Orgánica.

La Semántica interpretada en "orgánica"


Antes de comenzar y para que no haya alguna infección "Para-Semantoide" de ningún tipo o determinado espécimen, esclarezcamos y especifiquemos puntualmente acerca de qué es el concepto o el paradigma de lo "Orgánico".  Esto es importante porque en los Estados Unidos, y según la Asociación de Comercio Orgánico, los alimentos orgánicos se han convertido en una industria anual de más de $20 Billones.  Es fácil dilucidar esto cuando uno se pasea por las atiborradas islas de los supermercados que anuncian sus alimentos "orgánicos"; pero ¿cuántas personas saben (o creen que saben) lo que están comprando?  Por consiguiente la pregunta lógica es: ¿Exactamente, qué significa y abarca la etiqueta: "Orgánico"?

Les iba a dar una respuesta rápida como el hambre, liviana como la moral sacerdotal, y concisa como la pobreza, pero como estoy aburrido y tengo tiempo les daré una respuesta más "comprensiva e itinerante".

Usted probablemente haya notado hace ya bastante tiempo de que los llamados "productos orgánicos" tienden a ser bastante caros (aparentemente los riegan con agua mineral "Perrier", "Pellegrino" o "Puyehue").  Estos altos precios se derivan en parte a que la certificación para este género de alimentos cuesta bastante dinero, y en parte debido a que el derecho de usar la palabra "orgánico/a" asociada con el alimento en cuestión, requiere el cumplimiento de los estándares del USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos), los que se establecieron claramente en el año 2002.  Incluso los alimentos importados tienen que cumplir con los estos estándares antes de que puedan ser llamados orgánicos, y venderse como tales.  Hay que tener en cuenta de que las reglas del USDA son tan estrictas como los estatutos de una "Pichanga" escolar.  

Para que un producto pueda recibir la certificación de orgánico, los agricultores no pueden utilizar fertilizantes sintéticos, pesticidas, biocidas u hormonas de ninguna clase en sus plantaciones, sino que hasta por lo menos tres años completos desde el inicio del sembradío.  Además para este mismo efecto, los animales tienen que ser alimentados solamente con alimentos orgánicos en todo momento.  Los cultivos genéticamente modificados son prácticas prohibidas porque éstas son prácticas agriculturales que generan altísimos niveles de contaminación.  Además de esto, los procedimientos de procesamiento, embalaje y envío son monitoreados rigurosamente.  Todos los alimentos orgánicos deben mantenerse separados físicamente y protegidos de cualquier contacto con los no-orgánicos hasta que llegan a la tienda de comestibles.  ¿Usted cree que su supermercado, o el boliche de la esquina donde usted compra sus lechugüitas hace esto?

El problema es que son los organismos no gubernamentales certificados por el USDA los que determinan si un producto puede utilizar esta famosa la etiqueta ecológica.  A pesar de que el gobierno hace esfuerzos para monitorear de cerca cada paso del sistema, son las compañías privadas las que les otorgan el sello de la "O" al producto terminado.  Muchas de estas compañías ni siquiera monitorean los procesos de desarrollo, otras aceptan coimas, y otras no pueden hacer un buen trabajo en representación de los consumidores.  Entonces, aunque los criterios del USDA sobre las reglas de alimentos orgánicos cubren mucho terreno, la etiqueta "orgánico" simplemente no significa mucho y tiene menos valor que el Juramento del Abogado.

Por ejemplo, algunos grupos opositores (los que nunca faltan) demandan de que la certificación debe incluír requerimientos específicos para asegurarse de que los animales sean tratados con humanidad.  Mientras que muchos agricultores orgánicos tratan a sus animales en forma humanitaria como cuestión de principio, la postura del USDA para ejercer autoridad sobre esta materia es como discurso político: endeble y sin alcance.  Las imposiciones actuales solamente requieren de que los animales tengan acceso al aire libre, una regla badulaque e inepta que no se puede hace cumplir, o monitorear.

Un buen ejemplo de cómo saltarse las reglas impunemente, es que una granja hizo caso omiso de los reglamentos de la USDA simplemente cerrando las puertas de sus gallineros y de sus corrales de pollos, pero sin ponerle candado o pestillo.  Técnicamente, los pollos tenían acceso autónomo al aire libre fuera de sus corrales; pero nunca nadie les enseñó a los gallináceos cómo abrir las puertas de sus corrales para poder salir.  ¿Semántica?  Pues sí. 

¿Usted compra alimentos "orgánicos"?  ¿Qué organización orgánica organiza la organicidad organizada de lo orgánico que usted consume inorgánicamente?  El hecho de que las gallinas vivan promiscuamente en un apretado y sucio corral y tengan sexo incontrolado con cuanto gallo adúltero se las quiera "matar", las hace a ellas "orgánicas"?  ¿Y usted se las come?  ¿Cuántas manos desconocidas y sucias cree usted que han manoseado y restregado las manipuladas ubres de las sueltas vacas antes de que usted se tome este blanco fluído corporal animal al que usted llama cándidamente: leche?(*)  ¿Y usted se la toma?  Cuidado con lo que toma y come, porque en cuanto a lo orgánico; nadie sabe exactamente la naturaleza o procedencia del "órgano" del cual estos alimentos provienen.  ¿Y cuánto paga por ellos?  ...digo yo.

(*) Nota del Autor: Por eso es que el Toro se enamoró de la Luna y no de una vaca promiscua.

Pero la Semántica comienza en las palabras con que le ponemos etiquetas a las cosas.  Durante los últimos 6 a 8 años, una preocupación seria y más comprensiva por el contenido de la etiqueta ecológica de la USDA ("Orgánico") se ha intensificado cada vez más.  En Agosto del año 2008, la organización descubrió después de una larga investigación confidencial de que 15 agencias de "control orgánico" no estaban implementando los estándares mandados por la USDA, y amenazó a estas irresponsables agencias con cerrarlas perentoriamente si no corregían todos sus fallidos procedimientos en el lapso de un año.  Si bien esto significó un paso positivo en el esfuerzo por solucionar los problemas vigentes, algunos grupos como la Unión de Consumidores Orgánicos comentaron que los problemas de contaminación se debían a una arbitraria consideración de ínfimas muestras de comida infiltrada o "plantada" por los inspectores mismos (entre los que no estaban incluídos ni el gallo, ni el tipo que apretujó las partes privadas de la vaca Bernardina). 

En realidad los alimentos totalmente orgánicos son casi inexistentes.  El hecho de que parte de alimentos no orgánicos son autorizados a mezclarse con el contenido de aquellos productos con la etiqueta ecológica, en mi modesta opinión, los convierte en alimentos "orgánicos contaminados".  Hasta el año 2007 era perfectamente admisible que se mezclaran cinco ingredientes no ecológicos predeterminados con los "productos orgánicos" certificados.  Es como decir que el agua de la piscina donde usted y su familia se bañan está "limpia" porque contiene solo un 12% de meado.  ¿Qué cosas, no?

Para que lo sepa, los alimentos orgánicos por los que paga demasiado dinero contienen hoy decenas de ingredientes y rellenos no ecológicos, los que le venden a usted como "orgánicos".  Encima de esta basura envasada hay que incluír 19 colorantes de alimentos, los que son anilinas aditivas provenientes de substancias como líquidos, talcos, gelatinas, y pastas provenientes de minerales, vegetales y animales; curiosamente, los mismos aditivos que usted se come en sus productos "orgánicos" son los que le ponen en abundancia a esos horribles cosméticos que usa su suegra para cubrirse el lunar con pelos de la narizota, a los farmacéuticos que le venden en la botica, las que también están en las tiránicas tinturas con que su mujer se tiñe el pelo, en el color de esa corbata infernal con que le propinaron a mansalva la última Pascua, y que también se incluyen en la fabricación de productos hogareños, comida de animales y productos médicos entre otros, los que incluyen deshechos intestinales de cerdo y lúpulo (un primo de la marihuana).

¿Y cuál es la parte Semántica de ésto, su inquisitiva mente le estará preguntando?  Bueno, está en la etiqueta:

La etiqueta semántica dice:
"sin adición de azúcar"         
Lo que en realidad quiere decir:
"no se le ha agregado más azúcar de la que ya le hemos puesto".

La etiqueta semántica dice:
"sin sal"          
Lo que en realidad quiere decir:
"no se le ha agregado más sal del montón que ya le hemos puesto".

La etiqueta semántica dice:
"bajo contenido de aceites no-polisaturados"          
Lo que en realidad quiere decir:
"usted no tiene idea si hablo de aceites vegetales o animales, pero no importa porque usted no tiene la más peregrina idea de qué son aceites no-polisaturados".

La etiqueta semántica dice:
"Cero carbohidratos"
Lo que en realidad quiere decir:
"usted no tiene idea si hablo de sacaroideas o de amilúminas, pero no importa porque usted no tiene la más prostituta idea de lo que es uno, o el otro".

Espero que se acuerde de esto como se acuerda de la dirección de su casa.

Hay muchísimos más ejemplos de Semántica de etiquetas, pero éstos creo son suficientes para ejemplarizar mi caso.  La próxima vez que vea a un gil o a una gilienta en el supermercado tratando de leer (y creer) lo que dice la etiqueta del producto que quiere comprar; muérase de la risa antes de que otro de muera de la risa de usted.

Desde hace unos 10.000 años atrás hasta el año 1945 de la Era Común, toda la agricultura en la faz del planeta era orgánica.  Toda.  En estos momentos y con respecto a lo que sea que compre, sólo una cosa es cierta sobre el futuro de la industria de alimentos orgánicos: mientras haya alimentos biológico procesados, habrá etiquetas falaces, fraudulentas y delusorias como las esperanzas del pobre.

Bueno, suficiente de Semántica Orgánica.  Creo que con esto usted estará sospechoso de cualquier alimento, y con esto espero hacerlo más sano y que se preocupe más de lo que come, y de cuánto paga por ello.  Como es hábito, costumbre y práctica de una sociedad democrática, usted tiene el inalienable derecho de ignorar completamente mis cariñosas advertencias y mis afables exhortaciones para con el cuidado de su salud física y mental; por lo tanto usted tiene el derecho garantizado de convertirse libremente en un guatón grasiento cabeza de chancho que cuando se muera de un ataque al corazón, de una hemorragia cerebral, de una diabetes galopante, o de cualquier otra complicación derivada –y no de una condición de salud que usted no haya elegido y de la que pueda estar padeciendo hoy- sino que de un producto inducido por el dudable beneficio de una completa irresponsabilidad alimenticia, y de una porfía personal empecinada debida a su comportamiento infantil irresponsable.  Entonces muérase cómo, y cuando quiera.  En el Horno habrá siempre espacio para usted.

Si esto le ha convencido sobre algunos conceptos positivos de la Semántica, espero que usted viva una larga y productiva vida, una vida feliz y sana, con un amplio almacenamiento emocional positivo, y un volumen de carácter que le brinde una visión encantadora de los años que le restan por vivir.   Si esto le parece bien, quizá usted se pueda convertir en una persona  sinestésica que cuando ve una hamburguesa del McDonald, sienta en su boca lo mismo que mis vapuleadas papilas gustativas sienten cuando mis oídos escuchan la licenciosa e indecente palabrita: "político", tan orgánica como diarrea de vaca.




El Loco

domingo, 1 de junio de 2014

El Pupitre

Ahora que estoy más gastado(1) y fuera del alcance de las filosas garras de algunos de mis muchos profesores, todos ellos excelentes personas debo mencionar; los que cuando lean esto, es muy posible que aún me quieran asesinar con gran delirio, justificado aturdimiento emocional y satisfacción primal.  Pero desde la segura, enmascarada y macanuda distancia en la que me encuentro, convenientemente disimulado y camuflado en el hemisferio Norte de nuestro planeta, en este momento me siento un poco más seguro y resguardado para revelar y relatar las inicuas e invulnerables aventuras de las que hice cómplice involuntario a mi sereno y fiel pupitre.

(1)  Nunca me ha gustado usar la denigrante palabrita: "viejo", simplemente  porque la "edad" solo existe en la imaginación, profundamente arraigada en las mentes más subyugadas por los correlativos instantes del ciclo del tiempo.  La ropa se pone vieja, los zapatos se ponen viejos, y a veces hasta las esperanzas se ponen viejas;  pero no los seres humanos de carácter vibrante y poseedores de una visión con perspectiva, no nos ponemos viejos.  ¡No señor!, nosotros estrictamente hablando; nos gastamos.

Técnicamente, se le llama "pupitre" a una pintoresca mesa con cajón, la que tiene un gran surtido de patas y extremidades de apoyo dependiendo del gusto y estilo de cada usuario, y es lo que utilizaban los inocentes niños como lo era yo durante la larga estancia en el colegio, mientras masticábamos y nos comíamos el currículo educacional a fuerza de "chascazos"(2), y sobre el que realizábamos nuestros estudios y los trabajos que nuestros maestros nos encargaban tan cariñosamente.

(2)  La Chasca era un artilugio infernal  de madera de palo de árbol de bosque, el que se asemejaba mucho a una endiablada pinza con una descarada y matrera esfera en uno de sus extremos, y que le servía a los "mochos" para hacer ruido, para llamar la atención, para darnos por la cabeza, y para joder.

En caso de que no se acuerden, --porque a veces nos pasa a nosotros los "gastados" de que nuestra memoria emigra junto con los pelos de nuestras blandas cabecitas, lo que contribuye a una progresiva y prematura alopecia retentiva-- los pupitres son unas graciosas mesas que consisten por lo general en un cajón amplio que se cierra con una tapa superior sobre la que apoyábamos los codos cuando dormíamos durante las aburridísimas y vanutópicas clases de religión.  La tapa de nuestros pupitres siempre estaba inclinada en una desagradable gradiente, lo que era una jodienda para mantener los lápices quietos en su lugar.  En su extremo superior horizontal, el pupitre tenía un surco el que se suponía que era para los lápices, pero que no servía porque era poco hondo e inapropiado para este objetivo. 

También tenía un hoyo muy peculiar para, supuestamente; poner un tintero.  Esto explica el surco de descanso para las plumas pero no para los modernos lápices.  Desprendiéndose claramente del modelo de pupitre que nosotros teníamos y usábamos en el docto "Instituto Alonso de Ercilla"(3), aparentemente estos vetustos pupitres los trajo Ercilla él mismo desde España en una de sus arrugadas alforjas de cuero de chancho Vasco, el que aparentemente antes de ser despellejado; era turnio.  La mayoría de nuestros pupitres no estaban muy cojos, o muy rayados o a muy mal traer porque a pesar de nuestros vandálicos y repetidos esfuerzos, los pacientes y cuidadosos Hermanos Maristas los mantenían como se mantiene una Novena. 

(3)  Para ser justos y ecuánimes, los pupitres no se inventaron hasta el año de 1880 por John D. Loughlin en Sidney, Ohio; el mismo año en que comenzó la construcción del Canal de Panamá; en que Tomás Edison patentó su primera lámpara incandescente; y cuando se completó el primer Censo en los Estados Unidos de Norteamérica, el que arrojó una población de 50.155.783 habitantes, contando a James A. Garfield, el vigésimo Presidente de USA.  ¿Los pupitres que trajo Ercilla?, pues en España les llamaban Mesa-banco bipersonal (pero creo que ellos decían: perzonal).  ¿Qué cosas, no?  

A pesar de que el pupitre tenía una función escolástica muy específica, éste era un artefacto multifario de misceláneos servicios, heterogéneas aplicaciones y diversas y disparatadas funciones.  Por ejemplo, servía para guardar el almuerzo y para estibar la ropa de de la clase de gimnasia la que normalmente estaba más hedionda que un ciclista francés después de la vuelta a Francia.  También se utilizaba activamente como taburete para cambiar ampolletas, como barricada de defensa para bloquear las puertas, como fortificación durante las guerras de comida, como almacén de venta de golosinas, para esconder las paletas de helados mientras las chupábamos y para que los profesores no se percatasen de ello, como pódium para discursos, y como una práctica y sorpresiva guillotina ajusticiadora de los dedos y manos de nuestros incautos enemigos, y como zoológico(*).  ¡Ah!, y también a veces nos servía para guardar nuestros libros y algunos de nuestros obligados inútiles útiles escolares.

(*) Nota del autor: Cuando terminé este escrito, le comenté a nuestro ilustre compañero de armas Patricio Seyler si se acordaba de estos infaustos hechos, pero para mi sorpresa, se acordó de otro episodio el cual yo ya no rememoraba: una vez convertí mi pupitre en un mini-zoológico.  En este improvisado bestiario tenía cautivos a algunos gusanos; una barata (cucaracha) coja con solo cuatro patas, un sapo chico, una lagartija sin cola, dos polillas (Tineola Bisselliella), una coqueta chinita (Coccinellidae), un gorrión muerto con menos valor que juramento de abogado y que olía a lo mismo, el que estaba allí solo para llamar la atención; y una enorme araña peluda de Recinto (Acantognathus Recinto) de un color café oscuro muy sospechoso a la que orgullosa y suspiradamente apellidé Juana; todos ordenadamente viviendo en un inmueble que construí con cartón el que auspiciaba unas celdas muy mononas para cada uno, y así separados,  no se comieran entre ellos.

El hecho es que la Juana se escapó por el hoyo del tintero del pupitre y bajó al suelo rápida y ágil como la mentira y se parapetó en algún lugar en que no la podíamos ver.  Cabe notar que Patricio era aracnofóbico al cubo, y les tenía un miedo horrible-pavoroso-espantoso-horroroso-aterrador a las arañas.  Patricio se mantuvo encaramado en su pupitre sin tocar el suelo durante casi todo el día hasta que se aseguró positivamente de que la Juana había sido recapturada.  Después de esto el Pato recuperó su color natural, pero creo que bajó dos kilos con el susto y no pudo ir al baño por otros tres días más.     
(*) Fin de la Nota del autor.

Ahora que ya estamos ubicados en el tiempo y espacio presentes, dejaré salir de mi imperdonable e inexcusable pluma con menos recelo las mentadas "aventuras" a las que me refiero.  Esto lo hago con la más egoísta, mezquina y calculadora de las razones: me siento un poco culpable de algunas de las canas de ciertos profesores, y me quiero ir con la conciencia clara cuando me toque el turno de irme al Horno, el que desgraciadamente a esta edad, ya comenzamos a olerlo  levemente, el que está perdiendo paulatinamente su camuflaje, allá no tan lejos ya, en la distante distancia.

Evitaré mencionar los nombres reales de los compinches, secuaces y cómplices que participaron en estas casuales circunstancias e imprevisibles episodios –-los que por cierto eran muy esporádicos-- porque aún quiero viajar a Chile, y deseo hacerlo en Paz y evitar a toda costa cualquier atentado o conspiración en contra de mi seguridad insana a manos de aquellos inocentes e incautos colaboradores, los que sorpresivamente se encontraron irremediable e irreparablemente envueltos en mi transcendental locura, la que estaba contrapuesta y en absoluta oposición a sus independientes voluntades.  Es una de esas situaciones que nadie quiere o espera, como por ejemplo cuando uno está de visita en la casa de la Polola nueva y vá al baño, y cuando llega el momento de limpiarse los arrugados labios obscurecidos por el tiempo, el papel higiénico falla catastróficamente, y los dedos accidentalmente terminan embutidos en el negro y maloliente destino.  Y ése, era el último trozo de papel "Confort" que quedaba.  Una situación bien incómoda, por decir lo menos.

Bueno, éstas son las "más fortuitas eventualidades" que acaecieron en las magnas aulas del Glorioso e Irremplazable Instituto Alonso de Ercilla de los Inmortales Hermanos Maristas de Chile.  Estos lamentables hechos no están narrados en forma cronológica, sino que con la específica intención de descolocar anacrónicamente al lector para que éste no se reconozca a sí mismo en estos poco Renacentistas hechos y por si algún profesor llegase a leer estas abiertas confesiones provenientes de este demonio humanitario engendrador de duros infiernos.  Que quede sumamente  claro que estos hechos ocurrieron con la misma fatalidad del impredecible sino con que ocurren los terremotos, erupciones, tsunamis y la caída de meteoros: absolutamente fuera del control humano; por lo tanto y debido a lo cual, nadie puede reclamar responsabilidad ni culpa hereditarias.

En una de esas cuantiosas, friísimas y gélidas mañanas del invierno Santiaguino, yo me encontraba situado en el sospechoso rincón sud-occidental de nuestra sala de clases en el segundo piso de nuestro edificio, aula que enfrentaba el telúrico patio de baldosas verdes.  A mi diestra y a la altura de mi cabeza, se encontraba una de esas grandes ventanas corredizas la que estaba irremisiblemente atascada en su marco, y que para mi desgracia personal, no cerraba completamente dejando abierta una fisura de unos cinco centímetros de acuerdo a la Regla de Tres.  Ese claro y matutino amanecer le había traído al valle de Santiago, esa antigua ciudad que siempre ha sido una gran bombonera de sorpresas, un largo hálito de frío Andino.  Era un viento crudo y bastante insolente el que nos arrancó constantes lágrimas durante nuestro viaje hacia el colegio, y que ahora se filtraba sin permiso por la grieta que la (%#$8*&#*@) ventana dejaba escindida, y que me daba de lleno en mi flaco, pero Adónico cuerpo.

En aquel entonces usábamos un uniforme incómodo, mal preparado para las premeditadas circunstancias, y más horrible que la propaganda política, y que tampoco protegía nada del frío.  Por supuesto que después de unos lánguidos minutos de estar expuesto a semejante martirio, yo estaba más helado que nalga de Pygoscelis Antarcticus (pingüino barbijo o de la Antártida).  Entonces, me puse mi "parka", la que estaba convenientemente colgada en uno de los ganchos de la interminable hilera de éstos que cubrían la muralla del fondo de nuestro paraninfo, y que se extendía de muralla a muralla.

Apenas me la coloqué, la atronadora y fragosa voz de nuestro "Magistrum Initio" (Latín para "maestro", palabra que uso para esconder la verdadera identidad del profesor), quien era una corta víctima del inconsciente ataque de las irreflexivas fuerzas gravitacionales, por lo que apenas de levantaba 1.58 metros del suelo con peinado alto, pero su voz era ciclópea como Polyphemus, y me rugió: 

- ¡Señor Guajardo, no estamos en el Polo!  ¡Sáquese la chaqueta!
- No es chaqueta profesor, ¡es una parka! –respondí desafiante con una sarcástica sonrisa en los fríos labios.
- ¡Joder!  !Se llame como se llame, te la sacas! -dijo molesto y acompañando su locución con un festival de chascazos en todos los tonos y en variados decibeles.
- ¡Pero es que tengo mucho frío! – respondí con una inflexión de clemencia, y ya sin sonreír.
- ¡Que te la saques, coño! – repitió en un tono "in misericordias", y ya un poco alborotado.

No me quedó más remedio que quitármela porque la alternativa iba a ser expulsión de la clase, y entonces tendría que comerme toda la inclemencia del helado viento parado solitariamente, triste y abandonado en el desamparado corredor.  Después de unos largos y acongojantes minutos, cuando la campana de viejo bronce tronó su independencia, salimos a nuestro recreo a disfrutar de nuestras alocadas juventudes antes de que la imperdonable campana detonara traidora otra vez, y tuviésemos que volver al agobiante hipogeo del segundo piso.

Durante el recreo, me dediqué concienzudamente a recoger los palitos de los helados, las varillas de los "algodones" de azúcar, y las ramitas secas de los árboles del patio Ercillano, los que se encontraban diseminados y sin concierto por todos lados y rincones de ese querido patio de baldosas amarillas como la ictericia.  Mientras me ocupaba atareadamente de esto, uno de mis compañeros se me acercó y preguntó:

- ¿Qué hacís, Loco?
-¡N'a, p'o! 
- ¿Como que n'a p'o?
-¡N'a, p'o!  -volví a responder.
- ¿Creís que soy ciego?

Mi querido compañero no era ciego o no vidente per sé, pero llevaba unos gruesísimos anteojos aparentemente hechos con gigantescos potos de botella de Champagne "Don Perignon" los que le magnificaban tremendamente los ojos, de forma que las escasas pestañas que le quedaban parecían clavos chuecos de crucifijo de Luma.  Otro compañero nuestro que estaba a su lado dijo atemorizadamente:

- Lo que sea que éste Loco está haciendo no importa, lo que importa es que estoy seguro que significa problemas -y seguidamente ambos se quedaron parados un poco atónitos mientras yo me alejaba giboso y proseguía mi pesquisa de palitos.

Al término del recreo ya había amasado una saludable cantidad de inocentes maderitos, los que colmaban los espantosos bolsillos de mi espantosa chaqueta azul sin cuello y sin personalidad ni estilo estudiantil.  Creo que esta patética chaqueta fué diseñada por el "Chupacabras" cuando andaba deprimido y tomando licuados de Prozac.  También me armé de un práctico artefacto que fuí a buscar a la construcción que se llevaba a cabo en el sector Noroeste del colegio, en dirección de la intersección de las esquinas de las calles Rosas y Maturana.  ¿Mencioné que durante el Verano estas calles se vestían hermosamente de verdes y alegres árboles a los que el suave viento los mecía como las suaves y grandes hojas de las magnificas higueras de Quillota, mientras que los cariñosos perros vagabundos los regaban dadivosamente? 

La otra calle de la que me acuerdo bién, es la calle de Santo Domingo donde está la entrada principal del "Scholam" de aquellos gigantes y soberbios hermanos y profesores (si se fijan bien, el edificio del colegio parece más bien una fortaleza de defensa que una institución de enseñanza).  Nunca caminé la calle General Baquedano que estaba en un flanco olvidado del colegio.  Sabía que existía porque mis compañeros hablaban de ella, pero yo nunca puse pié en ella, así que todavía dudo de su existencia porque yo no creo ni en Google Earth.

Este artefacto al que me referí tan suelta y descuidadamente en el párrafo anterior, era un artificio flexible hecho de hule sintético (del mismo con que hacen los condones) reforzado por dentro con una resistente y maleable red de fibras de hevea brasiliensis (caucho).  Como parte de su dúctil forma, contenía una perforación cilíndrica transversal circular (o anillos de refuerzo circunferenciales helicoidales) la que estaba guarnecida por fibras e hilos de una fornida aleación de hierro y carbono, a la que comúnmente llamamos "acero",  los que le daban resistencia a las presiones cóncavas y convexas, y los que estaban imbuídos en este dispositivo en forma trenzada, espiral, o como un tejido y envoltura de capas de telas resistentes a la presión y la temperatura, dándole al cilíndrico artefacto una rigidez semi-flexible lo que además le daba una extraordinaria capacidad de obtener ondulaciones de maleabilidad, o fuelles durante su uso.  ¡Me acabo de acordar del nombre Chileno de esta "custión"!  Lo que recogí de la construcción fué un simple trozo de manguera.

Mientras esperaba en una de las plurales y ordenadas filas que se formaban en el patio –orden que obedecía a los múltiples y autoritarios chascazos y a la colérica y seria mirada de nuestro queridísimo Hermano Lucio- antes de subir a nuestras correspondientes aulas, me metí la mentada manguera en la pierna del gris pantalón escolar desde el tobillo al pecho.  Las complicaciones de esta movida se produjeron apenas comenzamos a subir las escalas.  Desde el primer peldaño, la pierna izquierda –por efectos de la manguera atrapada allí- se me puso más tiesa que una francesa flaca bailando Mambo, y el subir una simple escala se transformó en una tarea hercúleamente* difícil.  Pero entre las risas, las bromas y los empujones de mis amados compañeros, logré llegar candongamente al segundo piso sin rajar el pantalón, y envuelto en la fenomenal curiosidad que narcotizaba las imaginaciones de mis camaradas de curso.

* NOTA DEL AUTOR: Antes de sentarse a comer, la mamá de Hércules siempre le decía al pequeño Hércules: "Anda a lavarte Herculito"  ¿Qué cosas, no?

A este punto mientras escribía este panfletín de memorabilia, se me heló la "pajarilla" de solo pensar que alguno de mis amados ex-profesores(4) lo estará leyendo mientras respira pesadamente por la boca mientras afila un machete, un hacha, o una "Pica"(5).  Pero como yo soy valiente y no le tengo miedo a nada en el Universo, incluída mi suegra; seguí escribiendo desafiante porque me imagino que en algún momento habrá que producir otro "Mártir Marista".

(4)  La expresión "ex-profesor" es una mentira calumniosa y absolutamente falsa para todos y cualquier ex-alumno Marista, porque nuestros profesores Maristas son los más eternos e indelebles educadores que han cavado trincheras en nuestras vidas y no tienen nada de "ex" para nosotros, por lo tanto; jamás de los jamases ellos serán lo que la insolente, indecorosa y descocada pseudo-preposición "ex" implica en este puntual y delicado caso.

(5)  La "Pica" es un vocablo de la lengua Mapudungún usado por los Araucanos para referirse a la antigua y salvaje costumbre Española de ejecutar a sus enemigos por "empalamiento".  El empalamiento es un método de ejecución donde la víctima es atravesada por una gruesa  estaca de madera clavada verticalmente en el suelo.  La penetración de la Pica puede realizarse por un costado, por el recto, la vagina o por la boca, y que cuando se completaba esta macabra maniobra, a la víctima se le dejaba colgada para que muriera lentamente.  Esta fué la horrorosa muerte que padeció el Toqui Caupolicán a manos de los españoles después de ser derrotado y capturado en la  Batalla de Antihuala el 5 de Febrero de 1558.  La localidad de Antihuala, que en Mapudungún significa: "Ave acuática asoleada"; es una localidad perteneciente a la comuna de Los Álamos en la Provincia de Arauco, asentada en la VIII Región del Biobío, en Chile. La única referencia histórica que se tiene sobre el origen de este método proviene del antiguo pueblo de Asiria.  Este método de ejecución lo utilizó el barbárico rey persa Darío I entre los siglos VI y V de la Era Común, para matar de esta manera a más de 3.000 habitantes de Babilonia.  Yo prefiero el hacha aunque esté sumamente oxidada.

Prosiguiendo con este relato, apenas arribé a mi amado y estoico pupitre, vacié mis pavorosos bolsillos de sus listoncitos y demases, y también puse en forma rápida y lo más furtivamente posible el pedazo de manguera en el práctico cajoncito con su tapa superior, y antes de que el profesor se percatara y aprovechándome del desorden general que había mientras nos parábamos flanqueando nuestros pupitres, para recitar el mecánico y habitual "Ave María" antes del comienzo de cada clase.  Nunca supe si este avemaría se refería a una extraña pajarraca de nombre María, o que a alguna María le llamaban pajarraca;  porque la palabra "ave" en Latín es "luvavit" y que en Castellano significa "será útil".  La palabra "ave" también se usa en el Latín para decir "hola", y la palabra "avem" significa "pájaro", por lo tanto avemaría se podría traducir filológicamente y transliteralmente como: "¡hola pajarraca útil!  ¿Qué cosas, no?

Toda esta preparación que yo acababa de efectuar, era simplemente un mecanismo de defensa para combatir el frío que me acosaba a través de la grieta de la jodida ventana, y para contrarrestar la "Durus Caput" (cabeza dura) de nuestro profesor.  Vale decir que yo no era la única víctima de la hiperbórea corriente de aire apurado que se colaba por la rendija.  Mi compañero de adelante se convulsionaba entre azul y tiritante, y también el del flanco izquierdo temblaba como una Virgen Vestal antes del "primum coitus concubitos".

Entre el favorable desconcierto después del sacrosanto bisbiseo, instalé la manguera introduciendo un extremo el femíneo agujero del pupitre, y llevando el extremo opuesto a través de la rendija de la ventana hacia afuera.  Esta fué la maniobra más difícil porque debí de hacerlo en forma rápida y precisa a la usanza de "Misión Imposible", y luego ocultar el cuerpo de la manguera entre los chaquetones que colgaban inservibles en los ganchos de la muralla contra la cual descansaba mi asustado pupitre.  El primer objetivo había sido cumplido sin bajas en el contingente.

Seguidamente, vacié mi pupitre de libros y otros enseres colocándolos debajo del asiento de éste no sin la atenta y aterrorizada mirada de mis colindantes compañeros, los que sin saberlo, se acercaban rápida e involuntariamente hacia la calidad de víctimas impensadas.  Una vez hecho esto, desenvolví mi proletario y menestral sándwich (en Chileno: Sánguche) de mortadela(6) y queso, y usé el papel "Alusa foil" (papel de aluminio) doblándolo un par de veces a modo de formar una base cuadrada.  Así y sin más trámites o despliegues de ingeniería, había producido una conveniente y práctica parrilla pupitresca.  A este punto, los ojos de mis compañeros estaban más dilatados que el agüjero de ozono.

(6)  La Mortadela es substituto proletario del jamón.  Mientras que el jamón se elabora con las más nobles y delicadas partes del Suidae Ungulates Sincipitis Porcus, la mortadela es un embutido artesanal que se fabrica con una mezcolanza hecha de sobras de chancho desmenuzado o molido, despojos de salchicha curada, por lo menos con un 15% de grasa dura de cuello de porcino o caballo y otros altamente sospechosos rellenos, los que individualmente considerados, se denominarían como argamasa corpórea animal .  El queso de mi sánguche no andaba lejos de ese nivel.

Una vez establecida la clandestina base de operaciones, la ofensiva se desató de acuerdo a mi plan.  Con esta cruda pero valiosa experiencia aprendí para siempre que TODOS los planes son buenos, hasta que chocan con la realidad.  Enséñeles esto a sus hijos.  Entonces, levanté una cónica formación de palitos en forma de "Ruka" apoyada en un pedazo de papel arrugado proveniente de uno de mis cuadernos, la que se alzaba unos cuatro centímetros de altura aproximadamente.  La altura era importante para que el fuego no quemara la tapa del pupitre y para que el humo escapara fácilmente por la chimenea de campaña que se iniciaba en el hoyo del tintero.  La mini-fogata estaba lista para ser inflamada.  Problema: ¡no tenía ni un fósforo!  Me acordé de Arthur Schnitzler: "Estar preparado es importante, saber esperarlo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida".  Esto lo aprendí del áspero pero sabio Hermano Jovino Morala.

Me puse inmediatamente en campaña para conseguir un modo de ignición, pero siendo muy cuidadoso de que el profesor no me descubriese enganchado en actividades ilícitas y prohibidas durante la clase.  Después de trabajar arduamente el clandestino "Correo de las Brujas", ubiqué un modo de encender la fogatita.  Un compañero que se encontraba claramente en la esquina opuesta de la clase tenía un inventito al que los fumadores llamaban "encendedor", el que me fué ofrecido con una enigmática señal de acuerdo:  mi distante compañero levantó considerablemente su frondosa ceja izquierda en señal de acuerdo, pero la contorsionó tanto para dar una clara señal,  que le dió un calambre en el ojo, y comenzó a berrear como energúmeno mientras se sujetaba la generosamente pilosa área con ambas manos.

Ante los bramidos de dolor ocular, el profesor se abalanzó vertiginosa y precipitadamente en auxilio de su alumno en peligro.  Nuestros profesores Maristas eran así.  Dejaban su vida botada en el lugar en que estuviesen parados para salir disparados sin vacilación a socorrer a sus alumnos, no importase cuán grande o pequeño el peligro pudiese ser.  Esta desprendida virtud de mi profesor me proporcionó la oportunidad para que mis compinches me despacharan despachadamente el proscrito artículo de revolución; el que llegó con la velocidad y la habilidad de los "Chasquis" a mis psicópatas manos.  Sorpresivamente noté que los ojos de mis compañeros se les estaban escapando de entre los siete huesos que forman sus cavidades orbitarias bajo la inaguantable presión de la enervante anticipación.

Paso tercero: ejecución de la escaramuza.  Armado, decidido, y por ende peligroso, levanté lenta y muy disimuladamente la tapa de mi aterrorizado pupitre de colonial madera, y le atraqué la flama al inocente papel que sujetada precariamente las blancas paletitas de helado.  Estaba un poco preocupado de que el fuego no se encendiese correctamente porque no había tenido la oportunidad ni el tiempo de construír un "maricón" para darle el fuelle apropiado al fogón.  Sabía que en el colegio había un maricón suelto en algún lado, pero creo que estaba ocupado...

La llamita comenzó insignificante y precaria como el futuro de los pobres, luego creció poco a poco y se hizo más fuerte como lo hace el atrevimiento, y finalmente se tornó en una fuerza tan poderosa y arrasadora como la ignorancia colectiva.  Al principio todo iba muy bien.  El fueguito ardía calladito y entregando su codiciada temperatura la que calentaba mis manos, las cuales yo ponía sobre mis piernas, y así traspasaba el calor al resto de mi cuerpo.  Ya no me importaba tanto el frío chiflón de viento que trataba de acosarme, así que víctima de mi completo desprecio e indiferencia, el helado viento entonces se dedicó a martirizar a mis otros compañeros, los que también vestían horriblemente con esas chaquetas proto-satánicas que no protegían ni de las sonrisas.

Lo que pasó a continuación fué estrictamente un problema de preparación, prevención, y un producto natural de la sempiterna e irracional conducta de jóvenes irresolutos, irresponsables y necios como solíamos serlo todos nosotros; sin excepción, actitud que en aquellos idos verdes años es invariablemente más liviana que el polvo.  Mientras el fueguito quemaba afanosamente sin chisporroteos ni tos, y el escaso y mudo humo que producía se escabullía silente e invisible por la chimenea de campaña; el resto de los otros palitos que me sobraron estaban colocados en un rincón del cajón del pupitre esperando su turno en caso de que se les necesitase.  ¡Tremendo y fatal error! 

No sé si fué una chispa renegada, un palito ingrato que se desmoronó de la torre, o el calor mismo que encerraba el cajón el que ya pasaba los niveles de seguridad; la cosa es que el contingente de leña de emergencia que esperaba estratégicamente en el flanco derecho del cajón cogió fuego como si no hubiese un mañana.  ¡Y repentinamente el siniestro caos del siniestro en marcha se desplayó siniestramente al resto del pupitre!  A pesar de que a estas alturas yo ya no temblaba de frío, comencé rápidamente a temblar otra vez y sudar frío mientras que una tétrica y blanca palidez se apoderó febrilmente de mi cara llena de espinillas y puntos negros y con unos pocos pelos surtidos que pretendían dibujar un bigote de gato proletario para subrayar mi narizota.   

Cuando repentinamente y sin aviso comenzó a salir humo por todos lados y la manguera estaba ahora bajo el ataque de las llamas y se había comenzado a derretir velozmente, sus llamaradas salían iracundas por el hoyo del tintero ahora chisporroteando y tosiendo como un tuberculoso con picazón de garganta; abrí rápidamente la tapa del pupitre con gran pánico, entonces una enorme nube de alardeante humo negro escapó triunfante y me atacó la cara.  Esta nube de humo era enorme y más negra que noche de luto.  Antes de que yo alcanzara a cerrar la boca, respiré una bocaronada del grueso humo que ya se me metía violador por las narices y comencé a toser como un poseso.  Instintivamente me paré del pupitre y tratando de salir me tropecé con las patas del pupitre las que estaban unidas por un listón entre ellas, entonces caí al suelo pesadamente como un saco de papas Alacalufe, y mientras al caer azotaba mis fornidas y bien parecidas espaldas violentamente  en el suelo, pude ver los pávidos y aterrorizados ojos de mis circundantes compañeros los que parecían huevos fritos en plato chico.

Me paré trastabillando lo más rápido que pude y de reojo ví a mi profesor que parecía puercoespín en celo: tenía todos los pelos que le quedaban más empinados que rebaño de Meerkats, y sus ojos estaban tan abiertos que se asemejaba de muy cerca a un Cíclope realmente sorprendido.  Reabrí la tapa del pupitre la que con el susto del humo, se había dejado caer violentamente volviéndose a cerrar.  Apenas hice esto, el oxígeno que el pupitre respiró, encendió aún más las llamas que ahora mordían furiosamente la docente madera de mi agonizante y gemebundo pupitre.  Cuando el humo hizo su escape del cajón, pude ver dolorosamente que del plateado papel de aluminio no quedaban más que unos irreconocibles restos de metal, los que estaban más chamuscados que incienso de iglesia pobre.

Como combatiente experimentado, mi temerario profesor se transformó instantáneamente en superhéroe (éste era su trabajo secreto después del colegio a partir de las 5:00 PM, hora Chilena) y sin dilación alguna comenzó a coordinar el salvataje de su rebaño el que se encontraba desesperanzadamente alborotado.  Mientras él daba marciales órdenes de abandonar el barco e indicaba cómo y por dónde hacerlo, yo estaba tratando de apagar el fuego con la ayuda de tres compañeros más locos que osados, pero más valientes que torero ciego; no por el fuego, sino por la responsabilidad que nos tocaría después de los hechos ya que estábamos tratando de apagar el siniestro muriéndonos de la risa. 

Para proteger la identidad de los inocentes, me referiré a mis secuaces como: el "Kiko", el "Guatón", y el "Chico".  El Kiko se sentaba enfrente de mí.  El Guatón se sentaba al otro extremo de la clase, y era el que había producido el artefacto de ignición y al que a estas alturas, ya se le había aminorado la molestia del calambre en el ojo; y el Chico que se sentaba a mi siniestra.  Sería muy difícil para mí poder explicar los acontecimientos que sucedieron en esos escasos pero frenéticos minutos, así que dejaré que el diálogo que se llevó a cabo explique los lamentables hechos que ocurrieron, y que ya son parte del irremediable y afortunadamente; irreversible pasado.  Cualquier semejanza con la realidad respecto a los apodos que voy a usar, son nada más que el inefable rédito de una mera, casual e inocente  coincidencia.

- ¡Oye Loco!  Tiremo'el pupichre pol'laentana – vociferó el Guatón.
- ¡¿T'ai loco?! , nos vamo'a quemar p'o gil – añadió el Chico.
- ¡Echémole Coca~Cola – gritaba el Kiko blandiendo orgulloso una botella del gaseoso líquido, y que sin esperar por una respuesta, comenzó a vaciar el contenido de la botella en la masa de fuego.

Apenas el líquido carbonatado con sacarosa, cafeína, acido fosfórico, color E150d, y otros sabores naturales desconocidos diluídos en Solvente Universal -o sea la Coca~Cola- cayó en el fuego, se produjo un chisporroteo horrible y ruidoso, y el fuego se avivó aún más ante el pavor de los pseudo-bomberos* que trataban desesperadamente de contener el fuego para que no se pasase a los otros pupitres.  El ataque Cocacolezco hizo carraspear al fuego el que soltó una enojada descarga de humo negro la que nos dió de lleno en la cara a los tres.  A este punto parecíamos limpiadores de chimenea, y si nuestros pantalones hubiesen sido amarillos, hubiésemos parecido los Tres Tristes Tigres de la Malasia.  Lo único blanco que le quedaba al Kiko eran sus parpadeantes ojos.  ¿Y el fuego?  Bueno, a esta altura, el fuego era ya un histérico Fandango.

* NOTA DEL AUTOR: Sabía usted que la palabra "Bombero" no tiene sinónimos conocidos en la Lengua Castellana?  ¿Que cosas, no?

- ¡Se jodió! ¡No tirís m'a Coca! –dijo el Guatón, y el Chico agregó:
- ¡Se trata de apagar p'os menso!
- Y kikiris-ki-liaga – dijo el Kiko (El Kiko comía demasiado pollo).
- ¡Ya p'os gil, hace algo –me gritaba el Guatón con sus rojos y regordetes cachetes.
- ¡Estoy tratando, p'o! – contesté algo airado.
- ¡No discutan güeones atontaos y apaguemos esta güeá! –gritó el Chico con su virgen y divino lenguage que lo aprendió en El Nido de Águilas.

El Guatón entonces agarró un atado de posters que estaba encima de uno de los pupitres, y comenzó a blandearlos en contra del fuego dándole furiosos "posterazos" al pupitre, pero le salió el tiro por la culata, y el atado de posters se desató al tercer golpe y los posters volaron por el aire como la Paloma de La Paz (la que muchos dicen que no vuela para nada), y desafortunadamente algunos de ellos cayeron en el voraz fuego para alimentarlo aún más.

- ¡Hay que apagarlo, gil! –le berreó el Chico al Guatón, al que unas gruesas gotas de sudor le hacían marcados surcos en el hollín de la cara.
- ¡Las chaquetas! –grité iluminado apuntando con el dedo de los mocos hacia ellas.
- ¡Ya p'o! –dijo el Kiko, y los cuatro nos giramos y agarramos la primera chaqueta que estaba a mano y comenzamos a darle chaquetazos al fuego a diestra y siniestra.

El espectáculo era Apocalíptico pero sin jinetes.  El humo llenaba la habitación, las ventanas ya estaban casi todas negras, la barra en el pasillo nos instaba a la lucha, estábamos más mugrientos que el profesionalismo de los abogados deshonestos, y mientras sudábamos como el caballo de Sancho Panza; los "chaquetazos" surtidos eran nutridos y sin cuartel.  (A propósito de Apocalíptico, ¿es cierto de que estos caballos no cagan?).

El dúo dinámico del Guatón y el Chico se afanaban frenéticos dándole sin tregua unos tremendos chaquetazos al pobre pupitre que ya se comenzaba a quejar ruidosamente.  Nadie sabía a quién le pertenecían las infortunadas chaquetas convertidas en repentinos parafuegos, pero no importaba porque en las emergencias uno no se fija en gastos.  A todo esto, yo estaba medio asfixiado de tanto tragar hollín, y trataba de decirle al Guatón que empujara los otros pupitres más lejos para que no se quemasen.  Al escuchar esto, el Chico se puso sumamente Grande y sacó fuerzas Sansonescamente Hercúleas de flaqueza, y para mi estupor, empujó cinco o seis pupitres al unísono casi hasta la tarima del pizarrón unos metros más allá, lejos del siniestro pupitral.  Con el humo, el hollín y el tizne de la madera quemada, estábamos más sucios y negros que las intenciones de un fraile Católico Romano.

La situación estaba ya fuera de control, y por más que nos afanábamos en tratar de apagar el fuego, éste más ardía y amenazaba con extenderse a los demás sobrecogidos pupitres, los que amontonados en un rincón, decían sus pías AveMaderas.  En medio del caos, el Kiko tuvo una idea más iluminada que el quirófano del General Electric, y actuando con la más absoluta y sorprendente valentía e innovadora originalidad, prestamente se paró encima del pupitre más cercano, sacó su aparejo bomberil, y comenzó a mear las llamas con un delirio digno de "Canutos", aquellos trastornados seguidores del Español Juan Bautista Canut de Bon.

A pesar de que la artimaña era (a esta altura) apropiada como solución desesperada en una desahuciada y gravísima situación, no dió muchos frutos, pero sí resultó ser una añagaza bastante fétida.  ...¿Ha olido usted orina carbonizada?  El fuego no se inmutó un ápice, y siguió indolente devorando brutal, salvajemente y sin piedad a mi pobre pupitre que ya estaba casi fenecido.

En el intertanto en que ocurría esta alarmante peripecia, nuestro temerario profesor con su alma de Matasiete Sietemachos y valiente como el Príncipe Valiente, después de haber escoltado y puesto a resguardo al resto de su querido e inocente rebaño, acudió presto en nuestra ayuda esgrimiendo un extintor del tipo Clase A que era más pesado que él, pero que lo esgrimía con la gracia y simpleza con que D'Artagnan esgrimía su habilidoso florete.  Le vimos entrar en acción como lo hace Neil en La Matrix: Serio pero más efectivo que un cóctel de diurético y Viagra.  En ese segundo fortuito noté una interminable hilera de cabezas en la ventana, cuyas caras pegadas a ellas, estaban adornadas con crispadas y siniestras muecas a modo de sonrisa con incrédulos ojos, las que se asomaban con sus narices pegadas al cristal de las ventanas para observar qué era lo que estaba sucediendo.

Nuestro osadísimo y tremendamente temerario profesor bramó con una voz de trueno espantado:

- "¡Todo el mundo a un lado!"

Y sin decir ¡agua vá!, descargó una gruesa y furiosa nube de polvo blanco la que envolvió el pupitre completo con llamas y todo, y también engolfó al pobre Kiko que estaba totalmente desprevenido, y aún con su maleable material de ignis-combativo firmemente sujeto en la palma derecha.  Se escuchó un escalofriante y sorpresivo ¡¡¡Juoochhh!!!, y el extintor en las experimentadas manos de nuestro héroe del día; expiró extinguido.  Hubo unos segundos de desconcierto y gran silencio.  Cuando el polvo finalmente cayó al suelo, y la blanca nube que éste había formado se disipó, el cuadro era digno del Infierno de Dante:  El Kiko parecía un Zombi con su cara blanquinegra producto del ¡¡¡Juoochhh!!! del rojo extintor, el Chico había recuperado su tamaño normal pero estaba algo más negrirojo, el Guatón se estaba comiendo un sánguche de mortadela que encontró en el suelo entre el desorden y el desbarajuste de las "loncheras"; y yo estaba más agotado que la paciencia del pobre, y más nervioso que monja con atraso.

Nuestro profesor nos estaba dirigiendo una mirada leonina más áspera que lengua de gato,   y que prometía el Vía Crucis en esteroides, pero felizmente; el fuego había sido extinguido.

Convenientemente y arbitrariamente me saltaré un corrosivo y poco glorioso episodio aquí con la sola intención de proteger la integridad moral y la honorabilidad ética de los susodichos envueltos en este lance, cosa que como ustedes pueden haberse dado cuenta, se transformó indeliberada, involuntaria, casual-accidental y espontáneamente en un infortunado incidente piromaníatico.  Los detalles que puedo revelar con respecto a la secuela de este olvidado episodio, es que me costó un Verano completo de trabajo para poder pagar por un pupitre de reemplazo.  Ciertamente hubo otras variadas penalidades pero no es necesario –después de tantos años- nadar en esas amargas aguas.  ¿Quizá éste lastimoso hecho del pasado haya sido el motivo original para despertar mis ansiedades bomberiles?  ¿Quién sabe?  No podemos encontrar los tiempos perdidos, pero podemos encontrar sus huellas.

Moraleja para profesores:  Deje que los Locos con frío se abriguen.

Moraleja para alumnos:  Si tiene frío, no haga fogatitas chicas dentro de su pupitre.

¿Qué cosas, no?
  


El Loco