jueves, 1 de octubre de 2015

El Chepe

"El Chepe" es un tren de pasajeros que se desplaza desde el Estado de Chihuahua en México, hasta el puerto de Topolobampo al borde del océano Pacífico al otro lado del continente; también en México.  Sus rieles pasan por más de 37 puentes y 86 túneles, encaramándose tan alto como 2,400 metros sobre el nivel del mar -esto cerca de la parada "Divisadero" que marca la división continental y que es un mirador popular en el Cañón del Cobre.  Cada viaje de punta a punta toma aproximadamente 16 horas, unos cinco días si uno hace las paradas de rigor.  Una cosa curiosa es que la via férrea a veces cruza sobre sí misma para ganar altura.

Le llaman "el Chepe", lo que es una articulación fonética de la marca representativa del ferrocarril: Ferrocarril CHP (CH=che, P=pe), y CHP es para indicar Chihuahua-Pacífico.  El nombre completo del tren es: Ferrocarril Chihuahua al Pacífico.  Durante la Revolución Mexicana, a lo que ahora es El Chepe se le conocía como el "Tren de la Revolución".  ¿Qué cosas, no?   

El moderno tren Chepe fué construído en el año 1961, y hoy en día es el único tren de pasajeros en México y la única conexión terrestre entre las ciudades de Chihuahua en el Estado de Chihuahua y Los Mochis, en el Estado de Sinaloa.  Es una inolvidable experiencia pues en su largo recorrido por la Sierra Madre Oriental y las Barrancas del Cobre permiten admirar paisajes realmente espectaculares e inolvidables.

Desde su arranque, el Chepe se interna entre los majestuosos paisajes de la Sierra Tarahumara, el extenso territorio donde se conjugan los rasgos más importantes de la historia y el folklore de la cultura Tarahumara, la cultura Rarámuri, y las Barrancas del Cobre o Copper Canyon, como es conocido internacionalmente.  El Chepe sale todos los días del año de la estación de Chihuahua hacia Los Mochis, y de Los Mochis de regreso a Chihuahua a las 6:00 AM, terminado su ruta aproximadamente a las 21:00 horas durante la cual hace escala en los principales puntos turísticos de la ruta.


En el año 2006 mi familia y yo visitamos Chihuahua por un asunto de negocios mío, pero también era un viaje de vacaciones.  Hacían parte de mi comitiva mi esposa, mis tres hijos y los padres de mi esposa.  Allí encontramos al Chepe, y decidimos tomar esta ruta ferroviaria y aventurarnos anhelosos en los confines de los majestuosos paisajes de las Barrancas del Cobre, donde viven los indígenas Tarahumara y Rarámuri.  El tren era cómodo: coches comedor, coche bar y coches de pasajeros con asientos reclinables, aire acondicionado y calefacción, y además con servicio de alimentos y bebidas.


Es poco sabido, pero las Barrancas del Cobre o el "Cañón del Cobre" como se le conoce mejor internacionalmente, es cuatro veces más grande que el Cañón del Colorado en Arizona, USA.  A éste se le llama Cañón del Colorado porque el río Colorado (por su color arcilloso) lo talló durante los últimos 40 millones de años hasta lo que es ahora.  Nuestro interesante viaje en el Chepe nos llevó por uno de los recorridos más entretenidos y más espectaculares que he visto a lo largo de mi atolondrada y aventurera existencia humana.

La cosa es que nos levantamos antes de las 3:00 AM para viajar a la estación a alcanzar el tren.  Estábamos pernoctando en un rancho que le pertenece a un amigo mío que es uno de los descendientes directos de José Doroteo Arango Arámbula; alias  Pancho Villa, a unos 70 kilómetros de la ciudad de Chihuahua.  Después de más de una hora de viaje bandeando el costado del desierto de Chihuahua y haciéndole el quite a los borrachos que conducían camionetas destartaladas zigzagueando por la ruta, llegamos sanos y salvos a Chihuahua, y a la estación del tren.  Nuestro amigo nos apeó en la estación junto con nuestros bártulos.

Yo ya tenía los boletos para el viaje, pero me acerqué a la ventanilla para confirmarlos.  Una vez hecho esto, nos hicieron pasar al andén.  Y ahí estaba el Chepe.  Su locomotora y sus coloridos carros estaban sentados silenciosamente sobre los negros rieles.  En el andén había un surtido maremágnum de disímiles pasajeros.  La mayoría de la caterva la constituían indígenas Tarahumara y Rarámuri vestidos en sus coloridos ropajes y sosteniendo sus enseres en zurrones, escarcelas y costales, y las madres acarreando sus retoños en los brazos o cargados a la espalda a modo de mochila.  También había turistas surtidos, la mayoría mexicanos, pero se veían algunos escasos europeos que se distinguían claramente por lo blancos que eran, por los ropajes inauditamente inapropiados para el viaje que llevaban, y por la cara de perdidos por la falta de conocimiento para hablar un lenguaje exquisitamente "mexicano" y más local que el ombligo. 

Entre los pasajeros que esperaban la orden de abordar, en una banca de madera arrimada contra la muralla de la estación, estaba sentado un viejo loco con cara de maldito que nos miraba rencorosamente.  Yo siempre con un ojo avizor para proteger mi familia, ya lo tenía en la mira al viejo éste.  Como muchos mexicanos entienden bastante inglés, con mi quebrado italiano me dirigí a mi suegro (que es italiano) y le dije: "ha il volto di quel vecchio pazzo, tenerci lontano da lui", lo que según yo y mi tarzanesco italiano, significa: "ese viejo tiene cara de loco, mantengámonos alejados de él".  La ley de Murphy probó sin lugar a dudas de que aunque empírica, es efectivamente correcta: el viejo de mierda entendió claramente lo que le dije a mi suegro y apuntándonos con su dedo índice comenzó a vociferar a grito pelado: "¡Facista, facista!".  ¿Éste trasnochado veterano se habrá creído que yo era Benito Mussolini?  ¿Qué cosas, no?

Este viejo chico vestía un terno blanco medio amarillento muy arrugado.  Al parecer, lo había planchado con un repollo.  El terno se veía ajado y deformado, y tenía manchas visibles quizá de antiguas comidas grasosas, las que se habían quedado a vivir en el traje.  Claramente el terno necesitaba un cambio de aceite.  También llevaba escondida debajo de la chaqueta una camisa que en sus orígenes, hubiese podido ser blanca, pero que ahora era de un sospechoso color almendra pálida, casi podrida.  Los zapatos eran de un incierto negro con blanco y no combinaban para nada con la vestimenta.  Al parecer, su vestimenta era el legado de algún gánster con bastante mala suerte.  Los calcetines que envolvían sus ridículos pies eran cerúleos y con esto, uno se podía dar cuenta que su mamá no lo sabía vestir.  Para coronar este "Pierre Cardín" ambulante en desgracia, este hombrecito llevaba un sombrero al estilo Pedro Navaja, también sucio, con marcas de traspiración, y descalabrado por los años de abuso.

No lo sabía aún, pero este viejo chico mal amarrado se convertiría más tarde en una punzante e irritante cefalalgia.

A las seis de la mañana en punto el conductor del tren dió la voz de "¡Todo el mundo a bordo!", y todos los pasajeros esperando abordar comenzaron a subir al tren.  En las puertas de los carros había conductores uniformados revisando los boletos e indicando dónde ir a sentarse.  Una vez que nos conciliamos en los acomodaticios asientos del tren, hubo una corta espera antes de que el penetrante silbato del tren anunciara que dejaba la estación.  Estábamos excitados con el temprano comienzo de esta aventura.  El tren comenzó a desplazarse lentamente por sus arrabios rieles en busca de la salida de Chihuahua.  Los niños y los suegros estaban soñolientos debido temprana madrugada, y se acomodaron en los mullidos sillones y se durmieron plácidamente mientras que el tren nos farfullaba al oído con el sordo paso de sus zapatos de acero: "tacá-tacá (pausa), tacá-tacá, (pausa), tacá-tacá (pausa) ..." y así,  lenta pero seguramente fué dejando en lontananza a la histórica ciudad de Chihuahua, nombre que en el lenguaje Nahuatal significa: "entre dos aguas", aunque en la lengua Tarahumara significa: "lugar seco y arenoso".

No sé cuánto tiempo pasó, pero de pronto apareció el conductor en su impecable uniforme oscuro y con su negro quepís adornado con el logo del tren, para validar los boletos.  Los niños y los suegros continuaban durmiendo a pesar de los lentos pero bruscos bamboleos que daba el tren.  Los boletos parecía una guía turística más que boleto.  Tenían una lista y un horario de todas las paradas, indicaciones sobre hitos y mojones a lo largo de la ruta, y donde uno podía bajarse a visitar, y tomar el próximo tren para continuar a la siguiente parada.  Es como el metro, pero sin el olor a sobaco y a meado.  El conductor le propinaba un hoyo al boleto en el lugar correspondiente con su perforadora manual, la que llevaba convenientemente amarrada a un cordelito alrededor de su cuello.

El tren ya había salido de los límites de la ciudad de Chihuahua y había aumentado su velocidad.  El "tacá-tacá (pausa), tacá-tacá, (pausa), tacá-tacá (pausa)..." era ahora más rápido y más estrepitoso, y los tumbos; más robustos.  Para mi intranquilidad, noté que el enjuto viejo chico vestido de un umbroso blanco estaba sentado al final de nuestro vagón, y que nos miraba incesantemente apuntándonos con el dedo índice.  No le hice mucho caso, y me integré a los bellos durmientes mientras que mi esposa seguía leyendo una de las inagotables guías turísticas que acarreaba en una bolsa hecha de fibra de agave; y entre los tacá-tacás y los secos tumbos, me dormí sin oneirodinias.

Poco tiempo había pasado cuando me despertó la alabarda de los pasajeros que se apuraban en ir al carro-comedor que había abierto sus puertas para el desayuno.  Debería haber sido como a eso de las siete de la mañana, pero me importaba un coco porque no estaba ni apurado, ni en horario.  Cuando miro los números de cualquier reloj, siempre me acuerdo de que el número 30 está envidioso del número 3, porque si el 30 fuese "sincero", sería como el tres...  Despertamos a la familia, y nos dirigimos a calmar nuestros jugos gástricos al carro comedor.  Cuando nos dirigíamos al carro-comedor, pasamos enfrente del seco viejo chico que estaba dormido desparramadamente en su asiento.

El carro-comedor no estaba muy congestionado y había espacio de sobra para todos.  Nos sentamos en una gran mesa y comenzamos a explorar el Menú.  El Menú no era extenso, pero contenía manjares de desconocidos nombres y de los que no tenía la más emigrada idea de lo que eran; y se listaban otras viandas que sonaban a vetandas.  Como mi familia y yo somos sumamente osados y resueltos, pedimos valientemente al azar en esta audaz "Ruleta Rusa de la Manducatoria Mexicana".  Ordenamos diferentes platillos y todos resultaron ser unos delicados manjares dignos del sensorial paladar y las sensuales papilas gustativas de Bacchus (Baco).

Mientras terminábamos de desayunar, yo estaba en la segunda taza de café cuando de pronto, por la puerta de del carro-comedor; apareció el vejete con su pálida cara.  Traía el sombrero en la mano, y su cenceña cabeza exponía unos patéticos pelos grises largos y grasientos a modo de peinado sin ninguna personalidad.  Apenas entró al carro-comedor nos vió y dirigiéndose hacia donde estábamos y apuntándome con el dedo me gritó: "¡Facista, facista!".  Uno de los meseros se dio cuenta de esto, y se llevó al viejujo de un brazo hasta el fondo del carro donde lo sentó en una mesa aislada.  Desde allí nos miraba sin decir palabra. 

Esa mañana como a las 8:30, llegamos a nuestra primera parada: Cuauhtémoc.  En el poblado de Cuauhtémoc se encuentra la comunidad menonita más numerosa del mundo.  Los menonitas son una rama pacifista y trinitaria anabaptista, la que es otra de las incontables ramas sueltas del autodenominado cristianismo.  El nombre de este pueblito, Cuauhtémoc; se deriva del último Emperador Azteca que rigió Tenochtitlán (La Triple Alianza) desde el año de Su Majestad de 1520 a 1521.  En realidad no había mucho que ver en esta parada, así que nos montamos en el tren otra vez, para seguir a La Junta.

La Junta es una preponderante conjunción de varias vías ferroviarias y carreteras y un poblado eminentemente ferrocarrilero.  Su circumbirúndico nombre tiene su origen precisamente en la construcción de las líneas férreas y sus convergentes autopistas ya que es el punto donde se unen o se "juntan" el Ferrocarril Chihuahua al Pacífico, y la Carretera Federal 16

Nos apeamos brevemente en la estación de La Junta a comprar algunas de las chucherías que los indígenas vendían en el polvoriento y seco andén.  El viejo no se bajó del carro y nos miraba agudamente por una de las ventanas del tren.  Yo lo tenía en el reojo sin perderle pisada porque no sabía si este viejo loco era capaz de algo.  Cada vez que giraba mi cabeza hacia él, me apuntaba con el torcido dedo índice gritando su coloquial: "¡Facista, facista!".  "Viejo de mierda" –pensé para mí.

El tren silbateó y todos los turistas regresaron al tren, el que inició su ferromecánica marcha hacia su próximo destino: San Juanito, situado en el punto más elevado de la Sierra Madre Occidental, en el municipio de Bocoyna.  San Juanito en sus días de oro fué un centro de embarque de madera procedente de los aserraderos que se dedicaban a la explotación forestal de la Sierra.  No nos bajamos aquí porque era la hora de almorzar, así que nos fuimos al carro comedor.  Y el vejete atrás...

A esta altura el viejo ya me generaba un gran problema sexual: cada vez que lo veía, ¡se me hinchaban las pelotas!  Tomé una beligerante actitud defensiva anticríptica –mayormente para contrarrestar sus irracionales y esporádicos embistes y proteger a mi familia de un posible potoconloco(1).  Cada vez que me cruzaba con este individuo, lo miraba fijamente a los ojos apuntándole con mi dedo índice el que posicionaba desde mi nariz hacia adelante.  Mantenía mis ojos tremendamente abiertos y sin pestañar mientras le miraba fijamente, y le mostraba mis dientes con la mandíbula inferior superpuesta sobre la superior de modo que la cara se me veía papichenta.  Sostenía esta posición por unos pocos segundos mientras cruzaba delante de él dándole la cara. 

 (1) "Potoconloco".  Esta nomenclatura pseudodóxica Castellana es otro chilenismo protomorfo-lingüístico del demagógico Coa popular y fescennine chileno; de la cual su sumpsimus sería: un lío mayor pero sin grandes consecuencias, lo que se puede resumir con otra expresión chilena: "despelote".  

Cuando hacía esto, el viejo chico se me quedaba mirando perplejo y quizá un poco asustado, pero unos minutos después y cuando se recuperaba del cernícalo torpedeo fantodial, nos buscaba donde quiera que nos dirigiésemos, y cuando nos encontraba comenzaba a repetir sus fantochadas.

El tren seguía su marcha.  La próxima parada fue más larga porque había mucho más que ver.  Nos apeamos en el poblado de Creel (y con el viejo jodío atrás).  Este pulverulento y arrinconado pueblo ferroviario dedicado a la tala de árboles tiene varios miles de habitantes los que han rediseñado Creel como un centro turístico regional y como la "puerta de entrada" a las Barrancas del Cobre.  Sus innumerables y folklóricos boliches de venta, sus económicos hoteles rústicos y sus conexiones de autobuses y guías de turismo lo convierten en un buen punto de partida para visitar y explorar sus cañones periféricos, y algunas comunidades indígenas de las sierras altas.

Esa noche pernoctamos en un hotel en que la mitad del edificio colgaba en un acantilado de unos 800 metros de profundidad.  ¡Asomarse al mirador de madera (que era la extensión del "living") para ver el acantilado daba un julepe(2) mayúsculo!  Después de visitar las tiendas cerca de la estación del tren y cenar en un aburrido restaurante, nos fuimos a dormir.  Al otro día haríamos tres excursiones durante el día, y para esto; deberíamos estar bien descansados.  Cuando salimos del restaurante para dirigirnos al hotel, no ví al vejete por ningún lado.  Dando un suspiro de alivio, caminé en silencio hacia el hotel.

(2)  Julepe.  La palabra julepe sostiene diferentes significados dependiendo de quien la conozca.  Por ejemplo, es el nombre de un juego de naipes, también puede significar esfuerzo excesivo, o reprimenda; e incluso es el nombre de una bebida medicinal la que contiene eucaliptus.  En este escrito significa susto.  La palabra julepe se deriva del Catalán: julep o Xulepe.

La mañana llegó temprana y bulliciosa con taconeos en el entablado de los corredores del hotel acompañados de excitadas voces bajando al comedor a desayunar.  Eran casi las seis de la madrugada.  Si yo hubiese sido uno de estos Rumís, diría que es pecado mortal el levantarse tan temprano cuando uno está de vacaciones, pero como no soy ortodoxo, no digo nada; solo lo pienso...

La primera excursión fué a la Reserva Ecológica "Arareco" operada por los indígenas Tarahumara.  Allí hay un hermoso lago de aguas turbias con botes a pedales, y para joder, una misión (capilla) con su campanario al estilo Jesuíta construída cuando estos frayes vinieron a América a revolver el gallinero sin que nadie los hubiese invitado.  Pero bueno, es lo que hay.  Como estas construcciones obscenas no me apetecen, nos retiramos apuradamente del lugar para seguir viaje a Cusárare.

El nombre Cusárare viene del lenguaje Rarámuri de los nativos Tarahumara, y significa "Las Aguilillas".   Después de un vapuleado viaje en una camioneta de pasajeros más vieja que la injusticia y más parchada que momia; llegamos a la cascada de Cusárare.  Quizá si usted haya visitado "El Salto del Ángel" en Venezuela, o la cascada Yosemite en California, o la cascada subterránea Ruby Falls que se encuentra en las entrañas de la Montaña Lookout cerca de Chattanooga en Tennessee; la cascada de Cusárare no le impresionará, pero así y todo, es hermosa y tiene lugares para bañarse entre las gigantescas rocas que la forman.

La cascada exhibe un torrente permanente de apenas unos 30 metros de altura, y es considerada una de las cascadas más bonitas de México.  Para referencia, El Salto del Laja en Chile es una cascada de escasos 20 metros de altura, y la última vez que visité allí encontré sus parajes sucios, diseminados de basura por doquiera, con grafiti por todos lados, y los precios de sus establecimientos eran ridículamente caros.  Espero que hayan limpiado un poco porque dá vergüenza ajena referirles este sitio a los turistas.  Cuando visité (hace mucho tiempo atrás) mi hijo de cinco años me dijo con su prístina voz en Inglés: "¿Papá, por qué está tan sucio?".  Mi respuesta fue categórica: "Porque no han civilizado este lugar aún".

Después de una activa visita terminamos nuestro vertiginoso romance con Cusárare, y nos dirigimos al pequeño pueblo de Batopilas antes de que se nos terminase el día.  La fósil camioneta tosía y refunfuñaba mientras subía por los interminables recovecos y curvas del camino de tierra y ripio en busca de la cumbre de la montaña que alberga gloriosa y generosamente a Batopilas.  El olor a ala del chofer no contribuía a disfrutar el viaje.  Debido al constante culebreo del camino, a estos viajes en la zona les llaman "Dramamina Express".

Batopilas está incrustada en la parte inferior del precipicio del Cañón Batopilas, y fué fundada por los conquistadores españoles en 1632 como un centro de minería para extraer Argenta (plata).  Desde que los españoles comenzaron a explotar estas minas, docenas de minas de Argenta extraordinariamente productivas han sido perforadas en la zona; y se estima que las minas de la zona han producido siete veces más Plata que la famosa mina de Argenta de Kongsberg, en Noruega.  En Batopilas la minería está ahora agonizando.  Como diría el Puertorriqueño de El Pantano Maldito"¡Hay mijo, es un pueblito de lo más mono, oye!".

Mientras el sol ya se retiraba apuradamente entre las montañas a esconderse en su cubil nocturno, regresamos a Creel.  Durante el viaje de regreso realicé que habíamos disfrutado de un largo día sin el demente vejete gritón arruinándonos el viaje.  A pesar de los tumbos de la camioneta y del horrible olor a sobaco proletario del chofer, me dormí plácidamente en el poco mullido asiento de atrás de la camioneta mientras que mi involuntaria mente soñaba con la inmortal Juana...

Esa noche dormí profundamente y mi cansado y patriarcal cuerpo tuvo la oportunidad de recargar baterías, mitigar dolores, y aminorar parte de la centenaria lasitud que constantemente arrastra encarnada en la balumba de mi humanidad.

La mañana siguiente me despertó sobresaltada.  Cuando abrí los ojos después de que me vapulearan para despertarme y decirme que me apurara porque el tren se acercaba, mi mujer y mi suegro enfilaron inmediatamente hacia la oficina del hotel para registrar nuestra salida.  Entre tanto que mis hijos terminaban atolondradamente sus desayunos y mientras mi suegra trajinaba los últimos preparativos.  A pesar de que había dormido bastante, aún me sentía cansado, pero me consolé pensando que no haríamos escala en la siguiente parada del tren en el pequeño poblado de Pitorreal, una comunidad de unas 20 a 24 casas, y que seguiríamos directo a Divisadero, un lugar rodeado de un espectacular paisaje de montañas; así que podría dormir un poco más en el tren.  Pero me olvidé del viejo de mierda.

Apenas nos montamos en el tren, ví que esa vieja colilla del escroto de Benito Mussolini ya estaba acomodado en nuestro carro, probablemente para hacernos el viaje desagradable.  Apenas nos acomodamos, el tren partió raudo en busca de Pitorreal donde desmontaría solo a algunos pasajeros y seguiría camino a Divisadero.  No llevábamos ni cinco minutos de marcha cuando oí la desagradable voz del viejo gritando otra vez: "¡Facista, facista!".  Me volteé enseguida y lo ví de pie apuntando su sucio dedo hacia nosotros mientras chillaba como verraco.  Ya bastante molesto, me paré con la decidida intención de arrojar al viejo por la ventana del tren, tal como lo hice tiempo atrás en Sulmona, Italia con un individuo parecido a éste. 

El animalejo Italiano aquel que arrojé del tren en esa ocasión era más joven y cuando cayó en el térreo y polvoriento suelo no muy lejos de la estación de donde habíamos zarpado, y después de rodar revolcadamente unas cuantas veces, se paró lleno de tierra y me ofreció airadamente su puño maldiciendo a viva voz, pero para él, era ya demasiado tarde.  El tren se alejaba muy rápido para que este animalejo lo pudiese alcanzar, así que se quedó botado a unas dos leguas de la estación de Sulmona.  No fué lo más elegante, pero resolvió el problema.  Basado en el éxito de esta experiencia, calculé que también trabajaría con este viejo ladillento(3).  Casualmente, este episodio en Sulmona también ocurrió cuando viajaba con mis suegros y éste se acordaba vívidamente de ello, así que cuando me paré tan decididamente, súbitamente me agarró de un brazo y me dijo:

- ¿Lo vas a tirar del tren?
- ¡Sí! –contesté airado-.
- No –me dijo- vamos muy rápido y podría ser peligroso...

Miré a mi suegro en los ojos y acepté su intemporal sabiduría, y acto seguido; me volví a sentar en el mullido asiento del Chepe.  Afortunadamente el Conductor se encontraba en nuestro carro, y le advirtió al viejo que si seguía gritando lo haría bajarse en la siguiente estación.  Esto contuvo a la momia viviente, la que se quedó callada por el resto del viaje.

(3) Esta es otra cacofonología derivada de la neutropenia neuronal del lenguaje popular chileno.  "Ladilla" es el nombre vulgar con que los chilenos denominan al "Pthirus pubis", ese incómodo insectito anopluro ectoparásito que a veces llevamos en los pendejos y que molestan tanto como los políticos.

Quizá esto les parezca exagerado, pero no lo es.  Para mí, el arrojar a veces gente fuera de trenes en movimiento es un deporte bastante ameno y satisfactorio porque rápidamente resuelve problemas.  El remoquete de "el Loco" lo obtuve basado en repetidamente probados méritos, y en mis acreditadas y audaces acciones, por lo tanto; me lo gané en buena ley y sigue siendo tan válido hoy, como cuando jugaba pichangas en el viejo patio aquel de baldosas verdes.

No me dí cuenta cuando paramos en Pitorreal porque dormí placenteramente hasta que la sirena del tren anunció su llegada a Divisadero.  Nos apeamos del tren con nuestra impedimenta, y nos dirigimos al hotel "Divisadero Barrancas" en el cual teníamos hechas nuestras reservaciones.

Divisadero es un lugar con vistas de las Barrancas del Cobre, de Urique y Tararecua simplemente espectaculares, en donde se puede tener contacto con las comunidades Tarahumaras, saborear sus comidas típicas y comprar sus expresivas artesanías.  El hotel Divisadero está ubicado en el mismo borde de un enorme y profundísimo acantilado que al mirar hacia abajo desde los balcones de las habitaciones, produce una incomoda sensación de vértigo debido a su increíble altura, y donde la acrofobia siempre está presente y aglutinada en el tablado de sus extendidos balcones.

El hotel Divisadero está a una altitud de 2.200 metros sobre el nivel del mar, y sus acantilados parece que tienen 2.100 metros de profundidad.  Dicen que el eco se demora tres días en llegar de vuelta cuando uno grita hacia abajo.  La entrada del hotel es rústica y decorada exquisitamente con grandes ventanales y una gran y acogedora chimenea, y en donde también están ubicados la recepción y el bar.  En el segundo nivel de este edificio de madera hay un comedor panorámico amplio de altos techos, y creo que sus habitaciones ofrecen la mejor vista de todos los lugares en que estuvimos en las Barrancas, a pesar de que hay un ligado semanticismo panorámico entre todos estos lugares.  

En este lugar hicimos varias excursiones y nos quedamos allí por tres días.  Entre los varios lugares que visitamos, el que más me gustó fué Paquimé.  Afortunadamente el viejo de mierda no estaba alrededor porque las excursiones eran pagadas.

Paquimé es la mayor zona arqueológica de la región y sus estructuras de barro representan a los pueblos y culturas del desierto de Chihuahua.  Su establecimiento se originó alrededor del año 700 de la Era Común, y alcanzó su apogeo en los siglos XIV y XV.  Esta cultura es importante porque su arquitectura marcó un hito en el desarrollo de la arquitectura del asentamiento humano en esta vasta región, y es un ejemplo desacostumbrado de la tremenda organización y uso del espacio en la arquitectura.

Paquimé fué un punto y la vía de comercio para el intercambio cultural entre la cultura Puebla del Suroeste de los Estados Unidos y el Norte de México, y las civilizaciones más avanzadas de Mesoamérica –la que es una región y el área cultural en las Américas, que se extiende aproximadamente desde el centro de México a Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, y el norte de Costa Rica- dentro de la cual las sociedades precolombinas florecieron antes de la colonización española de las Américas en los siglos XV y XVI.

La región de Mesoamérica es una de las seis áreas en el mundo donde estas antiguas civilizaciones surgieron independientes, y la segunda región en el continente Americano después de Norte Chico (Caral-Supe) en el norte costero del Perú.  Paquimé es ahora un sitio de UNESCO.

Nota del Autor: Nos saltamos San Rafael, Cuiteco, Bahuichivo, Loreto y Sufragio.  La única razón para no visitar estos lugares fué que queríamos volver a Chihuahua dentro de una semana de nuestra partida para visitar otros lugares en el Estado, incluyendo el Museo de Don José Doroteo Arango Arámbula, alias: Pancho Villa, el Centauro del Norte.

Otra Nota del Autor: ¿Sabía usted que lo primero que hacen los Mexicanos cada vez que se despiertan es mirarse la mano (cualquier mano) y decir: ¡Hola mano!?

"Posada" fué la parada de más adelante.  La estación Posada Barrancas está al lado de Areponapuchi, un pequeño poblado con un par de minúsculas tiendas que está localizado en el mismo borde del cañón.  El nombre del pueblito es "Arepo", lo que no tiene nada que ver con las "arepas" venezolanas.  Aquí hay varios miradores para contemplar y disfrutar las espectaculares vistas del cañón.  Fuimos al Parque de Aventuras Barrancas del Cobre donde nos encaramamos a una soberbia tirolesa (cable), en la que uno cruza una parte del cañón a gran velocidad sobre un precipicio de más de 1.500 metros de altura sujeto por unos meñiques y delgados cablecitos.  Aquí es donde la pajarilla y el julepe se fusionan carnavalescamente en la pilcha.

Después de agotar nuestras reservas de adrenalina en esta actividad, nos dirigimos a Témoris.  En la estación de Posada vislumbré al viejo con su bolsa sucia preparándose para subir al tren.  La sola vista del este viejo me revolvió el estomago de pensar que tendríamos que soportar sus estúpidos gritos y su hostigosa actitud.  La idea de tirarlo del tren me sabía más atractiva y cercana con cada encuentro con el viejo.

Témoris es otro pueblito minúsculo situado en el corazón de las Barrancas de la Sierra Madre Occidental.  En ese tiempo en que visitamos, sostenía una población de alrededor de 1.300 personas.  Témoris es la localidad más poblada del área y el asentamiento del municipio de Guazapares en Chihuahua.  A una gran altura sobre el nivel del mar, ofrece vistas asombrosas e imponentes de sus profundísimos acantilados, despeñaderos, e insondables simas; y con más túneles que un queso suizo.  Creo que lo bautizaron Témoris porque cuando te asomas a uno de sus precipicios, ¡"Te-morís" del susto!

Ese día no ví al viejo.

Dejamos el pequeño pero cómodo hotel en Témoris -del cual no recuerdo su nombre- para re-abordar el Chepe que ya estaba descansando en la estación férrea esperando a sus pasajeros y haciendo ronronear los roncos motores de la locomotora.  Anteriormente, cuando hice las reservaciones en este hotel previo a nuestro viaje, el anuncio del hotel decía que era de "dos estrellas", pero no mencionaron que al parecer las "estrellas", eran de cartón.  A lo que yo estoy acostumbrado y entiendo por "dos estrellas" difiere de lo que encontré allí.  En fin, no tengo reclamos sobre hotel, ni del servicio, ni de las acomodaciones, o de la comida, pero creo que deberían anunciar el hotel como "dos asteroides" en vez de "dos estrellas".

El viaje a El Fuerte desde Témoris toma un poco más de 3 horas a pesar de que la distancia entre estos dos sitios es solo de 132 kilómetros.  El tren no se mueve a gran velocidad y no puede debido a lo agreste y escabroso de la vía.  Es un viaje un poco largo y algo agotador, pero la hermosura de los paisajes hacen la travesía muy llevadera, con o sin un viejo de mierda gritando: "¡Facista, facista!".

Llegamos a El Fuerte a las 7:30 PM un poco cansados, y nos ubicamos inmediatamente en el hermoso y colonial Hotel Posada Hidalgo; hermoso pero muy caro para el objetivo del viaje.
Al siguiente día nos levantamos temprano y después de consumir un desayuno a "lo mero macho", nos dirigimos a disfrutar de las atracciones de El Fuerte.

En mi muy modesta opinión de fogueado y avezado viajero y aventurero, El Fuerte es una de las ciudades coloniales más hermosas y magníficas en esta región nor-occidental de Sinaloa.  En su apogeo y por varios siglos, El Fuerte fué un importante punto y enlace comercial para los abundantes mineros que excavaban en busca de oro y plata.  Hay una cantidad de fascinantes mansiones coloniales alineadas a lo largo de las calles adoquinadas que llevan a la Plaza de Armas del lugar.  Esta grata estampa me hizo recordar a "Lima la Vieja" en Lima, Perú.

El Fuerte (no la ciudad) fué erigido en 1610 para proteger la ciudad (fundada en 1564) de los sanguinarios indios Zuaque y Tehueco que forman parte de los varios pueblos indígenas denominados Cáhitas.  Las numerosas tribus Cáhitas habitaban en lo que son los actuales estados mexicanos de Sinaloa y Sonora.  El Fuerte es quizá más famoso porque es la cuna del legendario y romántico Don Diego de la Vega, conocido por nosotros desde que éramos chiquitos como "El Zorro".  No sé por qué cuando escucho esta palabra siempre me acuerdo de la Juana...  En 1590 los pantufleros Franciscanos llegaron a contaminar y emponzoñar la zona.

Nuestra última parada fué en Los Mochis, nombre que significa: "Lugar de Tortugas".  Ésta es una ciudad portuaria en la costa levantina del Mar de Cortés.  Los Mochis es la única ciudad de México a la que se puede arribar en tren, carretera, mar y aire.  Aquí visitamos la bahía de Topolobampo e hicimos un recorrido en yate por las diferentes bahías del lugar.  Sin sorprenderme, descubrí que el viejo de mierda también estaba a bordo del yate de turismo, pero ya no gritaba "¡Facista, facista!".  Quizá ya estaba asustado con todas las caras malditas que le puse cada vez que me cruzaba con él.  Desafortunadamente, la oportunidad de tirarlo al agua no se presentó.

Después de una agradable travesía ignorando al viejo de mierda, nuestra visita a Los Mochis terminó en una gran mesa de restaurante donde disfrutamos por primera vez de mariscos y pescado frescos.  Las ciudades grandes ya no me atraen, así que apenas mis compañeros de viaje se saciaron de visitar lugares, regresamos al hotel para embarcarnos al día siguiente en el Chepe para regresar a Chihuahua.  El Chepe zarpaba a las seis de la mañana desde Los Mochis, así que tendríamos que levantarnos muy temprano al otro día.

Al día siguiente y una vez que llagamos a la estación del tren, entre la gente que estaba esperando que el animal de fierro se pusiera en movimiento, estaba el jodío viejo que ya era una estampa desagradablemente permanente en nuestra jornada.  El Chepe no se hizo esperar y el conductor nos indicó que subiéramos a bordo para partir.  Nos subimos al carro y por supuesto, el viejo desgraciado se subió detrás de nosotros murmurando en voz baja: "¡Facista, facista!".  Esto me repitió el incómodo problema lúbrico: ¡se me volvieron a hinchar las pelotas y me dieron unas tremendas ganas de asestarle una buena patada en los mariachis!

Después de acomodarnos, yo ya estaba exasperado con el viejo de mierda que se sentó en el extremo opuesto del carro que ocupábamos.  La mañana estaba oscura porque el sol aún no había aparecido, en el carro nuestro había muy escasos pasajeros, y el conductor no estaba por ninguna parte.  Ante las propicias circunstancias, me paré sutilmente de mi asiento y me dirigí rápido hacia el viejo.  El Chepe ya iniciaba su lento movimiento.  Creo que el viejo se asustó al verme caminar hacia él tan decididamente.  El vejete estaba sentado contra la ventana, y su sucio bulto descansaba sobre la parrilla por encima de los asientos.  Lamentablemente (o afortunadamente) para el viejo, todas las ventanas del tren estaban abiertas porque el aire acondicionado todavía no estaba en funcionamiento.

Lo miré fijamente a los ojos con mi mejor cara de loco y sin titubear, veloz y osadamente tomé el bolso del vejete copuchento y ladillento y lo arrojé por la ventana del tren hacia el andén de la estación mientras que el tren seguía su marcha.  El viejujo rápidamente saltó del tren dinámico como ardilla en celo y se fué a recuperar su morral.  ¡Nunca había visto un viejo más arrugado y más ágil que éste!  Había calculado mal pensando que el viejo se demoraría más en bajar del tren, y antes de darme cuenta, el viejo jodío ya venía de vuelta hacia el tren dando saltitos de pony (Equus ferus caballuscojo con su bulto en la mano.  He aprendido que situaciones apremiantes requieren soluciones rápidas y efectivas, lo que no deja tiempo para medir consecuencias.  Por lo tanto, como visitante en Mexico, me ví obligado a reaccionar a lo mero macho.  ¿Qué cosas, no?

Unos dos o tres metros antes de que el viejo alcanzase nuestro carro que ya iba en veloz marcha, rápidamente cerré la puerta de entrada al carro bloqueando la escala de acceso, y el viejo molestoso no pudo subirse de vuelta al tren, y después de propinarle un par de frenéticos manotazos a la portezuela, se quedó irremediablemente abajo mientras que furioso gritaba con la cara roja y las venas del cuello hinchadas como sapo de asequia: "¡Facista, facista!", al tiempo que blandía su apretado puño de blancos nudillos en el aire colérica y exasperadamente.  Obviamente este viejo estaba más loco que Juana de Arco.

Y ahí se quedó el vejete: solo, energuménicamente furibundo y sin poder molestarnos más.  Mi suegro me dirigió una solapada sonrisa de complicidad y aprobación, mientras que mi suegra y mi mujer me daban un largo discurso acerca de buenas maneras, respeto, caballerosidad, civilidad y no sé qué otra porquería que no venía al caso, pero no importaba pues el problema estaba resuelto y aparte de una rabieta mayúscula, el viejo molestoso no sufrió ninguna otra consecuencia visible.  Como yo tengo un alma tremendamente caritativa, me apiadé del viejo de mierda y le arrojé su sucio sombrero que había dejado olvidado en su ex-asiento.  Esto lo menciono humildemente para que quede claro que donde quiera que vaya, yo siempre hago la caridad.

El Chepe se fué alejando ufano con su "tacá-tacá (pausa), tacá-tacá, (pausa), tacá-tacá (pausa)...".  Miré distraídamente hacia la butaca en donde había estado sentado el viejo cuando salíamos de la estación.  El asiento seguía vacío y estaba más callado que una uña.  El largo viaje de vuelta a Chihuahua lleno de cortas y pintorescas paradas fué tranquilo y sin presiones; y lo disfruté casi más que el viaje de ida. 

En el futuro si vuelvo a viajar a Chihuahua y me encuentro con el viejo, antes de que reaccione le comenzaré a gritar: "¡Facista, facista!", le apuntaré en la cara con mi dedo vaginal, lo seguiré por doquiera que ande, y le exhibiré mi mejor cara de loco con ojos desorbitados y todo; porque en esto, no me gana nadie.

El Loco

The Sincipitis Porcus

martes, 1 de septiembre de 2015

Adán y Eva

De acuerdo con los infundados y kenodóxicos mitos sobre la creación imbuídos en las incontables e indistinguibles religiones abrahámicas, Adán y Eva fueron el primer hombre y la primera mujer en posar pié sobre este patético planeta.  Fíjese bien que digo "la primera mujer" porque en ningún escrito por anicular que éste pudiese ser; dice que Eva era la "mujer de Adán".  La ficticia y fantástica historia de Adán y Eva es central en la creencia de que uno de estos incontables dioses creó a los seres humanos y los puso a vivir en un "paraíso"(1) en la tierra.

(1) Paraíso es una palabra Persa y un concepto originado en la antigua Persia.  Este concepto fué originalmente referido con un único sustantivo que significa "un compuesto o jardín amurallado".  De la raíz "pairi" (alrededor) y "daeza" (pared, ladrillo), el historiador Jenofonte de Atenas tradujo la frase persa "pairidaeza" a la versión griega "Paradeisos".  Hoy, el concepto de "Paraíso" se refiere al significado Europeo de Jardín del Paraíso debido a su significado lingüístico Indo-adicional.  Entonces el uso religioso de "Paraíso" es menos original que mear en las murallas.

A pesar del engaño que Adán y Eva sufrieron a manos de los manipuladores del Paraíso, se quedaron en el mismo lugar a las afueras de éste, y formaron nuestro actual mundo el que ahora está cuajado de sufrimiento, políticos, injusticia, abogados deshonestos, pobreza, y frailes degenerados.  Sin embargo, esta prodigiosa ridiculez provee la base para la inconsciente creencia general de que la humanidad es, en esencia; una sola familia, con todo el mundo descendiendo de un solo par de antepasados ​​originales.  ¿Qué cosas, no?

Este fantasioso cuento sufrió una extensa y diversificada elaboración para justificar y acomodar las diversas tradiciones abrahámicas posteriores, por ende; las interpretaciones y creencias con respecto a Adán y Eva y la historia que gira en torno a ellos, varía excesivamente entre las innumerables religiones y sectas.  En cualquier caso, parece que Adán y Eva vivieron juntos y felices en este Paraíso por lo menos, por unos pocos días. 

Preguntas del Autor: ¿Quién nombró a Adán y Eva con esos nombres tan poco imaginativos?  ¿De dónde salieron estos nombres?  Según el hebreo, Adán significa "ser rojo", ¿sería comunista este tipo?, y según el mismo hebreo, Eva significa "respirar".  ¿Es ésto una insinuación pornográfica o un inuendo sicalíptico?  ¿Quién sabe?  Saber la respuesta a esta incógnita podría ser tan importante como averiguar por qué y para qué sirven los vellos púbicos.

Como Adán era ciego y tonto, afortunadamente no podía ver la horrible mancha carnosa oblonga con negros pendejos que Eva tenía en la cara, producto de la pobre manipulación con que su creador la perpetró; ni tampoco podía verle los dientes chuecos, ni las roídas uñas amarillentas de las manos, ni la galopante infección de pie de atleta en los dedos y uñas de los pies, ni el poto horrible que le colgaba desgraciado por detrás como un viejo y flácido escroto de hipopótamo senil. 

Por otro lado, como Eva era más sorda que el Papa, no tenía que escuchar ni oír los gimoteos ni los lloriqueos narcisistas de Adán, ni su infantil, necia y discriminatoria impenetrabilidad para recapacitar o pensar lógicamente.  Eva tampoco tenía que oír los desagradables pedos y ronquidos que Adán soltaba durante aquellas paradisíacas noches, ni tenía que enterarse del contenido verbal de las estúpidas canciones que Adán tarareaba cuando deambulaba por el Paraíso porque no tenía nada en que ocupar su tiempo sino en vagancia y haraganería.   

Pero a pesar de todo esto, las malas lenguas dicen que ellos vivían felices en este cómodo lugar el que no les costaba un céntimo.  Todo marcharía bien mientras fueran buenos inquilinos y obedeciesen castizamente las reglas del propietario del recinto; las que eran extremadamente simples: No comer los frutos de un árbol de manzanas (o una fruta parecida porque no se identifica la naturaleza o el género específico de la frutita ésta) que aparentemente le pertenecía al dueño del inmueble.

Este predio era bastante aceptable y se supone que era limpio aunque no se especifica claramente en dónde Adán y Eva se deshacían de la basura que producían, o qué usaban como letrina, o si había bidet(2) o nó.  Las mascotas eran bienvenidas –las que eran numerosas en este lugar-, no había que hacer lavado de ropa porque andaban en pelotas, no tenían que trabajar, no tenían obligaciones de ningún tipo, no se tenían que sacarse las pelusas del ombligo porque no lo tenían, y no había suegras de ninguna especie.  Esto último computaba por el 95% del éxito en el concepto de felicidad en el Paraíso.  Más tarde, con el advenimiento de las suegras se jodió el Paraíso.

(2) La palabra "bidet" se tomó prestada del Francés como un calque, o sea; una traducción literal palabra por palabra de una palabra fiada de otro idioma.  El bidet es un inventito de lo más mono y práctico que se utiliza principalmente para lavarse los genitales, el perineo, las nalgas interiores, y el afamado ano. Entonces, una piraña en un bidet resultaría un riesgo sumamente peligroso.

Es bien sabido en todos los círculos sociales del planeta de que la ociosidad es la madre de todos los vicios y también la gestadora de la desobediencia civil, por lo tanto; no tomó mucho tiempo para que estos dos mogollones viviendo gratis en el Paraíso se metieran rápidamente en líos.  Aparentemente sus "creadores" no planearon mucho sobre el futuro de sus imperfectas creaturas, lo que prueba que en el "cielo" también hay políticos. Desafortunadamente todas estas cosas comienzan de la misma manera: primero la haraganería seguida de la ineficacia mental, y después se adhieren las malas juntas y las conversaciones insubstanciales, para entonces resultar inevitablemente en la delincuencia, e incluso en uxoricidio.  Gran cantidad de abogados deshonestos se saltan varios de estos pasos para obtener el mismo resultado mas rápida y efectivamente.

Como consecuencia lógica de lo anterior, Adán y Eva decidieron comer del fruto prohibido; no porque tenían hambre o falta de surtido de alimentos o chucherías para sus yantares, sino porque eran sumamente gazmoños por naturaleza.  De acuerdo al cuento, sus cuerpos fueron hechos de polvo, pero al parecer sus cerebros fueron hechos de pavesa.  Entonces, contra las reglas del cacique celestial, se robaron una manzana, y se la comieron detrás de un arbusto para que nadie los descubriese.  Nunca se supo dónde escondieron la coronta.

Como los ociosos dioses son más copuchentos que una suegra sin amigas, rápidamente descubrieron el delito, y los desalojaron del Paraíso; pero no antes de que Adán y Eva descubrieran que esta nueva droga (la manzana) les había dado la facultad de saberlo todo.  Y pasó lo que tenía que pasar: al igual que a un púber de 14 años de edad, a Adán y a Eva rápidamente se les puso bastante negra la cosa.

Hablando de ciertas cosas negras, este hecho gatilló el nacimiento de las teorías e hipótesis sobre los Hoyos Negros del espacio sideral donde, dependiendo de la masa y de las cargas de los Fermiones (Solitones) Oscuros, ellos se podrían combinar o fusionar para crear otros Átomos Oscuros revolviendo alrededor de su propia Química Oscura, sus Moléculas Oscuras y posiblemente formando estructuras oscuras más complejas o sofisticadas; pero este oscuro asunto es materia de otro pugilato científico sobre la energética y dinámica interacción céntrica de la Materia Oscura; como por ejemplo, su nanoactividad causal en un sistema de superfluído fermiótico.  ¿Qué cosas, no?

El enfrentamiento con la realidad fuera del Paraíso llevaron a Adán y Eva a descubrir por ejemplo para qué sirven los genitales y que éstos se pueden usar enclavadamente a modo de un simple rompecabezas porque uno encaja perfectamente en el otro; descubrieron que la caca huele mal; y se percataron de que los pelos de los sobacos no sirven para nada.  Eva también descubrió que sus senos pueden ser un arma mortal para usarlos en contra del hombre, y Adán descubrió que su pene servía para inflar mujeres. 

Los dioses sintiéndose desobedecidos, los expulsaron inmediatamente del Paraíso.  Una vez que los desalojaron y sin saber de cómo exactamente llegaron a este estado de refugiados desamparados, quedaron a merced de los elementos y de las desconocidas fuerzas de la naturaleza, y ésta; rápidamente los curó de su sordera y de su ceguera, por lo tanto Adán y Eva se saltaron la adolescencia y maduraron de golpe en cinco minutos, lo que puso su inconsciente estado marital en circunstancias normales, tal como nos sucede a todos nosotros.  En este momento no solamente se dieron cuenta de su desnudez –lo que era un detalle insignificante-, sino que lo peor; es que se dieron cuenta del tremendo lío en que se habían metido, lo que les traería gatuperios surtidos y berenjenales insalvables en el futuro inmediato. 

Nota:

Contrario a la creencia popular, Adán y Eva no fueron expulsados del Edén por comerse el fruto prohibido del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal como lo hicieron.  La tentación de comer de este árbol fué una meticulosa confabulación embaucadora divina con el fin de evitar que Adán y Eva comieran del Árbol de la Vida, acto que les hubiese concedido a Adán y Eva vida eterna.  Convenientemente, esto nunca nos lo dijeron los frailes ni se menciona en ninguno de los conciliábulos domingueros en los nutridos templos del engaño.  Ambos árboles prohibidos están nombrados claramente en Génesis 2:9.  Lea.

La única y simple razón de por qué Adán y Eva no pudieron comer Árbol de la Vida está claramente explicada y esclarecida en Génesis 3: 22-23: "Y dios dijo: He aquí que Adán es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal: ahora, pues no sea que no alargue su mano y tome también del Árbol de la Vida, y coma, y viva para siempre".

Si esto hubiese pasado, Adán y Eva habrían pasado a tener membrecía automática en el club de dioses, pero ahora como dioses genuinos, y el dios que los creó no podría ya más jugar a ser dios con estas pobres creaturas; y todo el embrollo de la creación habría sido un vergonzoso bochorno canicular para el dios creador.  Entonces para evitar problemas y evitarse una vergüenza con sus colegas, el dios de turno proscribió a Adán y Eva del Jardín de Edén (el que se quedó completamente vacío y sin propósito) para que se las arreglaran solos.  Dios tuvo suerte de que en ese tiempo no existía el Servicio de Protección Infantil.  Aquí queda claro que a los dioses no les gusta la competencia. 

Por otro lado, ¿para qué carajos existía el Árbol de la Vida que daba vida eterna cuando todo lo existía en el Paraíso ya era eterno e inmortal?  ¿Redundancia paradisíaca, error celestial, o falta de cacumen divino?  ¡Quién sabe!

Otro gran error creacionista garrafal que nos acompaña y perjudica hasta el día de hoy, es que estos inoperantes dioses le dieron a Adán (de hecho al Hombre) un cerebro y un pene; pero no suficiente sangre para poder operar los dos al mismo tiempo en forma efectiva.  ¿Qué cosas, no?

Fuera del Edén

Al principio no fué tan malo para Adán y Eva fuera del ahora vacante Paraíso, pero las cosas se pusieron peor a medida de que pasaba el tiempo.  Como los dos eran un par de perfectos inútiles porque sus creadores de poco cacumen los equiparon con la capacidad de no saber hacer nada, descubrieron de que los problemas, anteriormente desconocidos para ellos; existían y eran muy numerosos.  Al principio discutían sin mayores contrariedades, pero después de que los problemas sin resolver se acumulaban a un ritmo insostenible, argumentaban en forma más y más agresiva; y cuando descubrieron que no se podían poner de acuerdo en casi nada, peleaban ácidamente llamándose nombres e insultándose mutuamente.  

Adán insultaba a Eva diciéndole que no se podía distinguir si su cara estaba en la parte delantera o trasera de su cuerpo, y Eva le devolvía la delicadeza abucheándole a Adán de que su herramienta era muy corta, flaca; y que se desinflaba demasiado rápido.

Pero como la naturaleza humana es lo que es, y como no tenían ropa ni cobijas, estaban obligados a dormir juntos para defenderse de los elementos y del frío (todavía no habían descubierto el fuego -eso pasó mucho después), entonces ocurrió lo que tiene que ineluctablemente ocurrir cuando dos tibios y suaves cuerpos entran en desnudo y apretado contacto: Adán infló a Eva.  No una vez, sino que varias.  Como resultado de esta inesperada pero entretenida actividad insufladora, tuvieron varios hijos: Caín, Abel, Enoch y otros que la Biblia no quiere mencionar (como Seth que algunos dicen que es Enoch).  Y los problemas no terminaron aquí, sino que apenas comenzaban.

Después de un tiempo, como Eva era la única mujer sobre la faz de la Tierra, y como la herramienta de Adán estaba desinflada e inservible, Eva se vió abocada a la tarea de poblar este nuevo y amplio recinto en que ahora vivían (muchísimo más amplio que el Paraíso), así que Enoch fué el primer encargado de suministrar un nuevo y más moderno inflador para continuar con la inflación humana, acto que más tarde clasificamos como parafilia-gerontofilia.  Y así, inesperadamente, se creó la profesión más antigua del mundo, y la raza humana se degeneró debido a la suelta y concupiscente práctica de la endogamogénesis.  El acto sexual de Eva y Enoch fué el primer acto de paedogénesis registrado en nuestra historia, y el génesis de la paedofilia –o pedofilia-; hoy, un acto meramente eclesiástico.  Que quede claro que este arbitrario acto nunca fué una partenogénesis.  El incesto lo improvisaron e implementaron corto tiempo después.

A estas alturas, los dioses les habían abandonado completamente, o habían decidido negarles su paternalismo, o simplemente los dioses no existían ya más.  Esto fué lo que les enseñó a descifrar el contenido del tamiz de la soledad, y es por eso que los dioses ahora sólo viven en la imaginación de aquellos que aún no toman responsabilidades por sus propios actos y por sus propias vidas.  Este es un efectivo pero especulativo mecanismo de defensa mental el que habilita la capacidad de echarle la culpa de nuestras fallas al "destino", a la "suerte", a la "fatalidad", o a que "dios lo quiere así", un concepto tectomorónico de resguardo pecaminoso muy popular, pero menos práctico que la electricidad en polvo.

Como todo lo que sube tiene que bajar, Adán y Eva se estaban haciendo viejos y necesitaban de cuidados, de compañía, y de un poco de avenencia para vivir juntos sin importar quién estaba en lo correcto, o nó.  Ahora con una creciente prole había otros problemas que resolver: comida, ropa, habitación y jubilación.  Hay algo inexplicablemente raro en lo de la comida porque aún tenían manzanas para comer...  ¿Una venganza divina, o un descuido de las inoperantes mentes divinas de aquellos nunca vistos ni nunca oídos dioses que les crearon?  ¿Qué cosas, no?

Las buenas relaciones que anteriormente habían tenido en el Paraíso con los otros animales se deterioraron vertiginosamente cuando Adán y Eva (y su ahora creciente y hambrienta prole) descubrieron que aquellas creaturas divinas eran en realidad, comida móvil y ambulante.  De aquí el McDonald's le copió a Adán y Eva lo de Auto-Mac (Drive-thru).  

Otro detalle es que en ningún escrito se menciona que Adán y Eva fuesen casados en matrimonio, ni tampoco se tiene ningún registro de ninguna ceremonia paradiasical que los amarrara de esa forma, por lo tanto no tenían ninguna obligación legal del uno para con el otro, pero aún así, vivieron juntos en cohabitación hasta que se murieron bien muertos.  Y vivieron tranquilos en este estado de amancebamiento porque no había ningún fraile degenerado y metido en lo que no le importa, que los rapapolvase por vivir en condiciones de concubinato voluntario y espontáneo.

Esta pancarta mía de la imaginación histórica no tiene nada de original porque muchos han escrito sobre este tan manido tema, como por ejemplo el "Diario de Adán y Eva" de Samuel Langhorne Clemens, más conocido por su seudónimo de pluma: Mark Twain.  En su pintoresca obra Twain describe con un fárrago de humor, ingeniosidad, sarcasmo, matices de ridiculez y surtidas especulaciones filosóficas, el descubrimiento mutuo entre Adán y Eva.

La soledad es una enfermedad contagiosa de la epilogística longevidad.  El tamiz de la soledad es como un colador de la realidad el cual –con la experiencia de la edad- comienza a filtrar nuestros pensamientos, ideas, principios y sentimientos, y es por eso es que a avanzada edad la vida luce tan diferente.  Esto se acentúa enormemente con el hecho de que ya no tenemos tanta gente alrededor nuestro, gente de "nuestra edad" o "de nuestro tiempo" eso es; porque siempre hay gente alrededor nuestro, pero aunque sean familia, éstos están ahora en la categoría de "forasteros" en nuestras vidas porque funcionan en otra frecuencia cuyos decibeles ya no podemos ya alcanzar ni compartir. 

Nos ponemos lentos y medio despistados porque la tecnología y los avances de la Humanidad nos complican la vida, y nos convertimos en un mueble en que todo el mundo (más joven) revuelve alrededor o franquea sin enterarse de que estamos allí, porque a estas alturas de senilidad; la velocidad de la vida es demasiado para nosotros, entonces nos quedamos atrás.  Y la carrera de Ratas continúa su indolente camino, y en la cual nos rezagamos un poco más cada día hasta que estiramos la pata (o cagamos fuego como lo diría el Cacique-Toqui Araucano Malloquete(3)) y nos vamos derecho al Horno.   

(3) El gran Cacique Malloquete fué un valiente y osado Toqui Mapuche quien condujo decididamente a un nutrido ejército de Moluches (o Aucas como los nombraba el Inca del Perú) del norte de la región del río Biobío, en contra del Gobernador español Pedro de Valdivia, con quien libraron la sangrienta batalla de Quilacura, en el año 1546 de Su Majestad.

Y sí, Adán y Eva a pesar de tener una larga prole alrededor de ellos, se sentían muy solos porque cuando entraron en los agrestes, lentos y bucólicos terrenos de la senectud, Adán y Eva eran los únicos viejos que existían en el planeta y estaban más solos que el centinela del Faro del Fin del Mundo de Jules Gabriel Verne; autor quien murió miserablemente de Diabetes Mellitus.  La soledad pesa y asusta porque no es solo un estado de cautiverio emocional, sino porque es una realidad tañente en que la reclusión nos infecta el espíritu y nos oxida la conciencia debido al incremento de la falta de contacto con otra gente.

Otro detalle persistente que me carcome el coco y me corroe la intelectualidad es que no entiendo cómo Adán y Eva se comunicaban.  Nunca se supo ni se determinó que hubiese habido(4) un lenguage disponible para que las primeras creaturas humanas del planeta –de acuerdo al estólido creacionismo- pudiesen comunicarse.  Basado en la estultilocuencia de los escritos históricos, Adán y Eva no poseían un lenguaje.  ¿Entonces cómo coños éstos dos se comunicaban?  ¿Qué cosas, no?

(4) Esto es correcto porque para aquellos que no dominan el idioma Castellano, esta frase glíptica corresponde a la forma del Pretérito Pluscuamperfecto del Subjuntivo en su forma compuesta.  Usted debe de saber de que en el Paraíso, el Gerundio no existía.  Este docto lenguaje lo aprendí debida y cabalmente de nuestro increíble e inmortal Catedrático y Preceptor de la Lengua Castellana, Don Selim Sadek Nifuri en el indeleble Instituto Alonso de Ercilla de los dedicados Hermanos Maristas.

De acuerdo a los Peritos y Catedráticos de estas ciencias del Lenguaje -porque como lo he mencionado anteriormente en varias ocasiones, yo no sé un carajo de nada-, el origen del lenguaje (en todas sus expresiones) en la especie Humana ha sido el tema central de las discusiones y de la polémica académica durante interminables siglos, y de la que aún nadie tiene la más emigrada idea o un peregrino consenso de cómo se originó y desarrolló su ectogénesis, o su direccionalidad basada en el inconstante comportamiento humano.

Tan complicado y quisquilloso es este oscuro debate sobre el origen del lenguaje que en 1866, la Sociedad Lingüística de París prohibió en todos los círculos intelectuales cualquier y todo debate existente o futuro sobre este inextricable tema, una prohibición que se mantuvo influyente en gran parte del mundo occidental hasta finales del siglo XX.  Hoy, existen numerosas hipótesis sobre cómo, por qué, cuándo y dónde podrían haber surgido nuestros idiomas, pero en esto, seguimos más perdidos que el Teniente Bello(5).

(5)  El Teniente Primero Alejandro Bello Silva (1887 -. C 1914) fué un aviador chileno que desapareció durante su vuelo de calificación para la certificación como piloto militar.  Alejandro fué el tercero de los cuatro hijos de José María Bello (quien era hijo de Andrés Bello) y Ana Rosa Silva.  Desde niño tuvo que vivir en Ancud, Chile; debido al exilio de su padre después de la Guerra Civil chilena en 1891, también conocida como la Revolución de 1891; un conflicto armado entre las fuerzas que apoyaban al Congreso y las fuerzas que apoyaban al Presidente José Manuel Emiliano Balmaceda Fernández, quien formaba parte de la aristocracia Basco-Castellana en Chile. Las malas lenguas dicen que al Teniente Bello lo "desaparecieron".

Cosa sumamente curiosa es que solo tenemos un alfabeto fonético, sin embargo poseemos dos abecedarios.  Esto es porque al ser humano le encanta complicarse la vida, enredar todos los asuntos, y hacer las cosas más complicadas de lo que son, y sin ninguna necesidad para ello.  Si usted compara los dos abecedarios (Mayúsculas vs minúsculas), éstos son indiscutiblemente diferentes.  La única letra que es algo similar entre estos dos abecedarios es la letra X; el resto de estos signos a los que llamamos letras difiere completamente en forma y representación gráfica entre su representación de "minúscula" y su homóloga "mayúscula".  ¿La razón para esto?  Si no es por joder, no sé por qué.  ¿Qué cosas, no?

¿Vé usted que hablando sobre Adán y Eva me sumergí escabullida y solapadamente dentro de una amplia y diestra discusión sobre el lenguaje humano, justito bajo sus narices?  Mantenga sus defensas altas.

Volviendo al curioso e inexplicable tema del lenguaje de Adán y Eva, hay que pensar de que los creadores también eran mudos y faltos de lenguage simplemente porque esta pareja Paradisiacal fué creada a la imagen y semejanza de sus creadores -según los perpetradores de la creación humana- quienes probable y sensatamente deberían haber consultado con alguien más informado sobre este peliagudo temita del lenguaje como por ejemplo, con Don Charles Darwin.

¿Entonces cómo Eva podría haber entendido lo que Adán murmuraba -y viceversa- si ellos no poseían un lenguaje entendible y descifrable?  ¡Inaudito!  ¿Quizá se hacían señas con las manos, brazos, dedos y sus cuerpos?  ¿Quizá se daban miradas llenas de intención? (si usted tiene suegra, entonces usted entiende este ácido concepto nervioso-visual).  ¿Quizá utilizaban una serie de ininteligibles sonidos guturales acompañados de extraños ademanes?  ¿Quizá ampliaban un lenguaje puramente corporal por medio de dancitas o fandanguillos cargados de inuendo?  ¿Sabrían ellos acerca de lenguaje Informativo, Expresivo, o Directivo?

La palabra "comunicación" se deriva del Latín "commūnicāre", que significa "compartir"; por lo tanto esto para mí es de suma importancia porque en mi concepción, el lenguaje en cualquiera de sus múltiples formas y combinaciones es una actividad específica con el solo propósito de intercambiar información entre dos o más personas, con el fin ulterior de rendir o recibir los significados prácticos de destino, a través de un organizado sistema colaborativo de señales, signos, códigos, y reglas semióticas en un explícito y definitivo contexto sintomatológico.  Entonces el "lenguaje" no es un asunto simple de última hora.

Sin un lenguaje fonético articulatorio, acústico o auditivo –esto sin incluír fonética y fonología- es prácticamente imposible comunicarse con otros en forma efectiva, definida y clara.  Hay muchos conceptos que requieren de un específico lenguaje psíquico definido, sin expresión somática para poder entenderlos.  En el lenguaje somático las palabras son innecesarias, por ejemplo si usted tiene calor y se avienta aire en la cara con una mano, su interlocutor sabrá inmediatamente que usted esta acalorado; si usted pone cara de diarrea compungida y se sujeta el estómago con ambas manos mientras que se arquea sobre su vientre, su interlocutor sabrá ipso facto que a usted le duele el estómago, la güata, o las tripas; y para esto, no hay ninguna necesidad de expresarse en forma parlante.  Para otros asuntos más conceptuales y complexos, es necesario poseer un lenguaje fonético abstracto.

Ahora, de modo que podemos asumir bastante inconcusamente de que Adán y Eva no poseían un lenguaje inmaterial avanzado, necesariamente deberían haberse comunicado con un lenguaje somático gestual, porque sin un lenguaje psíquico, Eva no podría expresarle a Adán de que ella estaba temerosa del futuro, y Adán no podría haberle explicado a Eva que él tenía planes.

Pero para otras cosas más mundanas, el lenguaje mímico y titeresco funcionaba: Por ejemplo, Eva podía cazar un ratón, degollarlo y ponérselo arriba entre las piernas para ilustrarle a Adán de que ella estaba menstruando, y a su vez; Adán podría recoger un par de melones de buen tamaño, y también colocárselos arriba entre las piernas y mientras apuntando hacia los melones y hacia Eva alternativamente con su dedo índice, podía comunicarle inequívocamente a Eva de que ésta lo tenía desquiciado y hartado. 

Además, aparentemente el Paraíso no era tan Paraíso después de todo porque allí no tenían casa, estaban desnudos, no tenían trabajo ni dinero, ni seguridad contra la delincuencia, ni seguridad social, ni nada y además, no protestaban.  Si yo no supiese mejor, a mi no me cabría ninguna duda que el Paraíso estaba en Chile (por eso me vine a USA).  ¿Qué cosas, no?

Esto le parecerá inverosímil, pero esta pseudo-histórica aventurilla de Adán y Eva, incluyendo a la pobre y discriminada serpiente que hablaba y decía la verdad y que además era antropóglota, es escandalosa hasta sus raíces; entonces es ineludible, indefectible y necesario recurrir a una explicación alegórica emblemática para zafarse de disparates de envergaduras colosales como éste.  Pero en fin, usted crea lo que quiera creer porque la imaginación es gratis, el castramiento moral es sin cargo, y la circuncisión mental cuesta muy poco.  

Lo que sea que hubiese pasado con esta insólita y anormal pareja durante el resto de sus vidas en las periferias del Paraíso realmente no importa porque al final del cuento, Adán y Eva se hicieron viejos, su inducida evolución biológica llegó a su fin, y se murieron bien muertos como cualquiera de nosotros lo hará más rato.  Lo más triste de todo esto, es que Adán y Eva nunca pudieron celebrar ni el Día de La Madre, ni el Día del Padre.

Quizá lo único que resta por hacer como resultado de este raro cuento, es agradecerles a nuestro patrilineal Y-cromosómico Adán, y a nuestra matrilineal Mitocondrial Eva, los orígenes ancestrales de nuestra naturaleza, aunque todo esto sea una chilindrinada bíblica.

Otro detallito en el que nadie se fija es que el viejo Noé muchísimos años después, tuvo que volver a repoblar la tierra porque a los jodíos dioses arbitrariamente se les ocurrió ahogar a cuanto ser humano pisaba la tierra, dejando al anciano Noé y a su reducida progenie el trabajo de repoblar la anegada tierra.  Lo sospechoso es que había animales merecedores enredados en el entuerto, por lo que creo aquí se inició la práctica de la zoogamia.  Quizá de aquí se derivan las herencias genéticas de los políticos infundiosos, de los siempre abyectos abogados, y de los bizantinos frayes degenerados.

Para terminar este asinino bulo de Adán y Eva en una forma épicamente poética, les ofrezco esta sencillamente armonizante pero realista y axiomática cláusula paradisíaca proveniente de mi propia cosecha:

"Lo real es lo real, el resto; onanismo intelectual".
- RAG





El Loco