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sábado, 2 de septiembre de 2017

Morui Sunt Nauta

La más misteriosa y desconocida frontera de la experiencia humana es lo que pasa después de la inapelable muerte.  No llamo a este confín, como muchos lo hacen erróneamente: “La vida después de la muerte” porque ya no es “vida”, y no tenemos la más  romera  idea de qué es lo que hay o pasa desde ese dintel hacia lo desconocido.  No sabemos si entramos a la nada, o a otra dimensión de existencia. 

Las estultas religiones pretenden saber lo que hay después de la muerte, pero este asombroso e incontenible filosofunculismo* no contiene ni lógica, ni valor, ni verdad.  Esta ideación es meramente un decadente retazo de imaginación desequilibrada y paranoica, nacida de una mente pequeña y de escuetísimas fronteras usada para usufructuar de aquellas mentes aún más romas; lo cual en mi opinión estrictamente personal, constituye un Ad Hominem*

Pero este escrito no es un reproche o una crítica a las infundadas creencias humanas, ni a las gratuitas incertidumbres religiosas, o al rebajado copucheo de las agras y fermentadas lengüetas de aquellas preludiantes ancianas de desenganchadas y desenfrenadas lenguas, quienes frecuentan las espadañas de los confesionarios en aquellos degolladeros intelectuales religiosos, o en esquinas, pasadizos, ferias o angostillos de conventillo.

Muertonautas o Argonautas de la Muerte (Morui Sunt Nauta)

El feudo de la muerte es un secreto absoluto para nosotros, es un “territorio” desconocido al que aparentemente podemos hacer solo un viaje de ida.  Lo que nos sucede después de la muerte ha sido y sigue siendo un misterio consumado desde la iluminación humana, este acertijo nos ha sido frustrantemente evasivo porque somos incapaces de explorar esta frontera en un nivel estimable, sin concretar este último viaje de ida por nosotros mismos.

A pesar de nuestros avances en ciencia, tecnología y nuestra desarrollada pericia para indagar aquellos lindes fuera de nuestro magín, y aún siendo socorridos por nuestras teorías científicas y filosóficas, todavía seguimos más ciegos que aquel que no quiere ver.  Tan ciegos como la prestricción* de los Papas católicos ante el abuso sexual de sus patibularios secuaces.

Hay un grupo de científicos quienes ambicionan escudriñar más profundamente dentro de los dominios después de la muerte, pero estos hombres de ciencia son atacados por aquellos de insignificantes mentes quienes se atiestan con los ciegos credos del dogma religioso, con el ridículo social basado en ignotismo*, y con el sempiterno malentendido imbuído en sus mentes trogloditas.

En una amplia encuesta llevada a cabo en 1982, los resultados revelaron que solamente un 16% de los más destacados científicos a través de varios campos de ciencia quienes fueron cuestionados acerca de esto; creían que había una vida después de la muerte.  Solo un escueto 4% piensa que alguna vez seremos capaces de demostrar y evidenciar esta incógnita en forma concluyente.  Esta indolente actitud general de desatención y desinterés por parte de la comunidad científica en general, ha estorbado y entorpecido los esfuerzos de aquellos que ambicionan reflexivamente estudiar la posibilidad de una vida después de la muerte, lo que además conlleva un financiamiento el que muy raramente se concede para estos fines, y los científicos que se embarcan en estos proyectos se arriesgan al ridículo y a la burla de sus colegas.  Pero no hay que olvidar que la risa y la burla abundante son un cuantioso ingrediente de la ignorancia.  

Lo notorio de esto es que la tasa de creencia en algún tipo de “vida” después de la muerte es significativamente mayor entre médicos.  Una encuesta que se realizó en el año 2005 con estos propósitos, demostró que el 59% de los médicos estadounidenses creen en un tipo de “vida” futura, lo que representa un porcentaje dramáticamente más alto que cualquier otra profesión científica.

Tal vez esta poderosa creencia de que hay algo que nos lleva más allá del ámbito de la vida, tiene que ver con las vividas experiencias de los médicos que tratan con aquellos pacientes que han experimentado lo que se llama “experiencias cercanas a la muerte, o NDE (Inglés para “Near Death Experience”).  Hay una gran compilación de informes provenientes de personas que afirman que después de que los han declarado clínicamente muertos, pero que asombrosamente han revivido; ellos han conservado una cierta forma de conciencia de esta experiencia, y han informado más a menudo de lo esperado acerca de fenómenos similares durante este estado -independientemente de sus creencias religiosas- de que han “visto” un tipo de vida alternativa después de la muerte.

Estas extrañas experiencias han sido y siguen siendo reportadas por un asombroso número de personas.  En los Estados Unidos alrededor de 200.000 personas reportan estas experiencias durante su “muerte” cada año, además de una cantidad incalculable en el resto del mundo.  Las experiencias NDE que se suelen reportar más repetidamente incluyen dejar el cuerpo físico para “flotar” observar la habitación donde está su cuerpo, ver una luz muy brillante, experimentar una sensación de paz o de amor infinitos, e incluso reportan el reencuentro con amigos o familiares muertos.

Mi madre tuvo un ataque cuádruple al corazón, y fué reportada clínicamente muerta.  Esto le sucedió por un lapso relativamente corto, pero cuando “revivió”, ella dijo que había visto una luz muy brillante y que también había visto un lugar hermosísimo al que iríamos después de la muerte.  Dijo además que sintió una paz infinita y no sintió miedo alguno.  Años más tarde, mi madre expiró irreparablemente el 22 de Agosto del 2015, el peor año de mi vida; y quizá ella esté ahora en aquel lugar que vió anteriormente.

¿Realidad o Ficción?

Aunque los informes de NDE puedan ser considerados totalmente subjetivos, o ser el mero resultado de alucinaciones bajo una situación traumática, hay similitudes fundamentales entre ellos.  El increíble número de personas que los reportan insinúan un fenómeno subyacente y más profundo, con elementos específicos que posiblemente puedan ser objetivos, y científicamente medidos y cuantificados.

Un meticuloso y serio estudio llevado a cabo por un equipo de científicos alemanes de la “Technische Universität of Berlin” dirigidos por el Dr. Berthold Ackermann, recopiló una gran cantidad de informes de NDE de cientos de pacientes, y llegó a la conclusión de que el extraño paralelismo común derivado de un número extraordinario de crónicas de personas de todos los ámbitos de vida en el mundo entero, quienes afirman haber retenido conciencia después de la muerte; sugirió que el fenómeno merecía más estudio.  El Dr. Ackerman apuntó a estas semejanzas:

Los recuerdos más comunes incluyen un sentimiento de desprendimiento o separación del cuerpo físico, percepciones de levitación, serenidad total, seguridad, calidez, la experiencia de una disolución absoluta del aspecto terrestre, y la manifestación de una luz abrumadoramente brillante.

Las revelaciones de estas visiones entre personas que estuvieron clínicamente muertas en un momento, y las que permanecen bastante consistentes entre creencias e ideales, ha persuadido a algunas colectividades de investigadores de que hay algo que va más allá de los paradigmas actuales, y que incluso podría señalar o establecer la existencia de alguna dualidad desconocida entre el cerebro físico y la conciencia misma, o por lo menos algún proceso físico que aún no podemos entender.  Este raro pero cíclico fenómeno apunta inequívocamente a que pudiese haber una respuesta científicamente demostrable, la que simplemente se encuentra fuera de nuestro entendimiento y de las herramientas que poseemos para cuantificar esta anomalía apropiadamente.

Muchos de los estudios que se han dedicado a estudiar y a objetivar las NDEs, intentan aprender y entender más acerca de la vida después de la muerte, se asientan en escudriñar a las víctimas de un paro cardíaco.  Las víctimas de un paro cardíaco total están normalmente en un entorno completamente controlable –un hospital por ejemplo- y tienen una oportunidad de ser arrancados de las frías garras de la indolente Muerte.  

Uno de los muchos estudios realizados en este ámbito fué efectuado por el investigador principal Pim van Lommel, del Hospital Rijnstate en los Países Bajos en año 2001,  Este estudio fué publicado en la revista médica británica Lancet, y se centró alrededor de 344 pacientes quienes sufrieron masivos ataques al corazón, quienes fueron declarados clínicamente muertos, pero que después, fueron resucitados con éxito.

Este estudio tan poco usual se concentró en la meticulosa y metódica interrogación de los pacientes que murieron y resucitaron dentro de una semana después de “morir”.  El estudio declara que en una u otra forma, el 18% de estos pacientes fueron capaces de detallar algún tipo de conciencia desde el momento en que fueron declarados clínicamente muertos.  Estar clínicamente muerto significa que toda y cualquier actividad cerebral cesa en forma absoluta debido a la falta de flujo sanguíneo, y por lo tanto; no es técnica ni físicamente posible que el individuo esté consciente de nada.  

El 12% de los individuos que participaron voluntariamente en este estudio relataron experiencias clásicas de NDE, tales como túneles de luz o vislumbrando amigos o parientes muertos anteriormente.  Estos “recuerdos” y alusiones de estos acontecimientos son extremadamente agudos, lúcidos, vívidos y detallados, y parecen registrar factores distintos a lo que se considera una especie de alucinación, o falsos recuerdos.

Este estudio no emitió ningún testimonio concreto sobre la existencia de un “alma” o de una “vida después de la muerte”, ni tampoco estipuló una forma específica de medir la existencia de una vida después de la muerte, solo sugirió que algo muy insólito ocurre en esta esfera.  Los cerebros de los participantes de este estudio se declararon clínicamente muertos, lo que manifiesta que no podían haber tenido ningún recuerdo de nada, y si el fenómeno fué causado por un efecto puramente físico -como la hipoxia cerebral- también llamada anoxia, lo que es daño al cerebro causado por la prolongada falta de oxígeno; entonces este fenómeno debería haber sido reportado no por un mayor porcentaje de pacientes en el estudio, si no por todos ellos.  Esto convenció a van Lommel de que quizá hay algo más allá de un efecto puramente físico o celular.

Después de un paro cardíaco total, se pierde la conciencia dentro de apenas ocho segundos.  A los 11 segundos del paro cardíaco total, los ritmos e impulsos cerebrales cesan en su totalidad, y a los 18 segundos ya no hay ninguna posibilidad de que el cerebro pueda crear un modelo del mundo (o tener consciencia) entonces; el cerebro está muerto.  Con esto, entonces ahora existe evidencia categórica para desafiar la teoría actual de que la conciencia sólo puede existir dentro del cerebro, y el hecho de que se experimente una consciencia sin ninguna función cerebral asociada, es extraordinariamente fundamental para nuestra comprensión de la mente humana.

En un futuro, nuevas tecnologías innovadoras quizá nos permitan no sólo observar estas NDE y otros fenómenos similares, pero tal vez poder aventurarnos en la infinita y desconocida esfera de la Muerte de la misma manera que los astronautas viajarán a los ilimitados confines del cosmos.  Esta fué la idea principal detrás del filme “Flatliners” producido en 1990 con los actores Kiefer Sutherland, Kevin Bacon y Julia Roberts, película en la que 5 estudiantes de medicina conducen experimentos secretos para inducir a la muerte y explorar lo que está más allá de ella.  Esta idea descabellada quizá no esté tan lejos de la realidad, y a medida de que nos acercamos a la cúspide de una tecnología que pueda permitirnos -no sólo estudiar las NDEs, sino que posiblemente sondear estas experiencias por nosotros mismos.

¿Dónde se ubica la frontera de la Muerte?

Algunos investigadores piensan que estos estudios, investigaciones y procedimientos solo consiguen empujar el lindero de la muerte porque la definición de dónde reside la barrera final de la muerte depende de la tecnología que se use para revivir al “muerto”.  A medida de que el conjunto de técnicas galenas en este campo avanza y florece, el límite para alcanzar la calificación de “muerto” se extiende poco a poco hacia estados fisiológicos limítrofes más extremos.  ¿Conquistaremos la muerte algún día?  Quién sabe...  para entonces probablemente ya estaremos muertos y solo con un boleto de ida para este sencillo y rápido viajecito.  En Chile los locales se refieren a este proceso como: “estirar la pata”.

La cantidad de estos procesos de revivir a los muertos ha sido demostrado en alrededor de 944 confirmados pretendientes a muerto a lo largo de un período de 4 años.  Se reporta que algunos voluntarios de la muerte han estado en forma permanente en este estado sin vida entre 40 minutos a una hora.  No se ha observado un consenso en qué tipo de experiencias verificables estos oficiosos moribundos puedan haber experimentado mientras visitaban transitoriamente la guarida en que la muerte asienta su sombría existencia. 

¿Nos pone esta ciencia y su práctica en el camino al desenlace de tener el entendimiento y los tejemanejes para permitir que los muertonautas se embarquen en un periplo a soberanías inexploradas e indocumentadas, y después regresar a sus cuerpos que ya han iniciado su propio viaje al “Rigor Mortis”?  Esto es algo como los viajes que hacen los astronautas hacia desconocidos espacios, para luego retornar a su planeta de origen con una sarta de experiencias espléndidamente asombrosas. 

Mientras permanezcamos Vivonautas...

Quizá usted no lo piense así, pero creo que somos simplemente “vivonautas” quienes viajamos este estrechísimo lapso de tiempo al que llamamos Vida.  Estos tránsitos por los que vagamos durante nuestra vida están terriblemente restringidos, están restringidos y confinados a la resumida esfera de nuestras cortísimas vidas que no son más que un Jiffy (un pequeñísimo instante) en el tiempo.

En unidades de tiempo científicas, el “Jiffy” es la cantidad de tiempo que tarda un fotón (unidad de luz) en recorrer un Fermi (tamaño cercano al de un nucleón) en el vacío.  En este mismo tema, el “Tiempo de Planck” es la cantidad de tiempo o el tiempo transcurrido en que un fotón tarda para cubrir la longitud de Planck.  En teoría hasta el momento, ésta sería la medida de tiempo absolutamente más pequeña que jamás sería posible de medir.  ¿Y usted pensaba que su vida era larga?  ¿Qué cosas, no?

A la postre, nadie sabe nada sobre esto a ciencia cierta y creemos lo que queremos creer, y quizá nó lo que deberíamos creer.  Después de todo, “creer” no es nada más que el estado de ánimo en el que una persona piensa que algo es así, con o sin que exista evidencia empírica o real para probar que algo es el caso con certeza factual.  Es para nosotros una forma de representación mental ficticia de una actitud positivamente orientada hacia la sola e ilógica probabilidad de que algo sea verdadero.

¿Qué es el creer? 

En el contexto del pensamiento griego antiguo se identificaron dos parámetros relacionados con el concepto de creencia: “Pistis” y “Doxa”.  En una forma simplista podemos explicar Pistis como una referencia a "confianza" y "confidencia", mientras que Doxa se refiere a "opinión" y "aceptación".  La palabra inglesa "ortodoxia" se deriva de la palabra Griega Doxa.  Al parecer, la “creencia” tiene el objeto de gobernar la acción en lugar de indicar la verdad.  Por eso siempre me pregunto: “Actuamos basados en la Verdad del Valor, o en el Valor de la Verdad?  ¿Qué cosas, no?

Hablo de este complicado y empírico tema porque quiero creer que en mi último día terrestre me iré a un nuevo dominio más allá de la muerte humana donde no hay dioses odiosos, deidades repugnantes, ni creencias “tarradiddles”*, a reunirme con mi bien amado hijo Lucas Martino.

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Et sub Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)
Ad Hominem Ad Hominem es una palabra latina que significa "contra el hombre".  Como su nombre indica, es un término literario que implica comentar o en contra de un oponente, para socavarlo a él en lugar de sus argumentos.
Filosofunculismo  Alguien que pretende ostentar y reclamar conocimientos que no posee.
Ignotismo – Error debido a ignorancia.
Tarradiddle – Antigua palabra Inglesa que significa: tonterías pretenciosas, mentirillas absurdas.
Prestricción – Ceguera, ojos vendados.



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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias. 




El Loco

sábado, 1 de julio de 2017

Filosofía y Mansedumbre

Si usted piensa que la filosofía es aburrida, es probablemente porque no la entiende. 
Si usted piensa que la filosofía es inoportuna, es probablemente porque no la concibe. 
Si usted piensa que la filosofía es soporífera, es probablemente porque no la razona. 
Si usted piensa que la filosofía es letárgica, es probablemente porque no la deduce. 
Si usted piensa que la filosofía es lacia, es probablemente porque no la piensa. 
Si usted piensa que la filosofía es inapetente, es probablemente porque no la discierne.  
Si a usted no le gusta la filosofía, dedíquese a la tartarología.
Éstos son principios y apotegmas axiomáticos.

No puedo hacer que al ser humano le guste la filosofía porque la filosofía en su aspecto más intrínseco, es algo en que el invertir tiempo y poder mental es un riesgo el que quizá nunca rinda algún resultado.  La filosofía como ciencia surge en el siglo Vl antes de la Era Común en Grecia, cuando el hombre comenzó seriamente a cuestionar el origen de las cosas y los conceptos acerca de si mismo, y acerca del mundo en que vivía.   La historia de la filosofía es una larga historia saturada de innumerables batallas intelectuales sobre algún asunto transcendental o primordial sin respuesta.  Aquí le traigo más...

La filosofía entonces prorrumpe como un esfuerzo racional para explicar fenómenos a través de una promoción lógica de las habilidades intelectuales humanas, en un denuedo para delinear una frontera clara entre lo mítico (o religioso), y lo real.  Hay otras hipótesis sobre el origen de la filosofía, pero estas no están acreditadas.

Yo no soy filósofo, pero sí soy muy filoso.

Como en todo lo que hacemos en este mundo, nos gusta segregar.  La filosofía no es una excepción.  En el caso de las ciencias, segregación es una eficiente manera de manejar y administrar amplios campos de conocimiento en una forma ordenada y no repetitiva.  Si a este punto en la lectura usted ya esta aburrido de leer esta pseudo-epistemología, le sugiero cariñosamente que vaya entonces a mirar el cajón de los tontos, al que nosotros llamamos: “televisión”.

Empiricismo versus Racionalismo

Empiricismo

Los empiristas afirman que la práctica sensorial es el punto de origen de todo nuestro conocimiento.  Según ellos, los sentidos nos proveen de todo conocimiento sobre el mundo, y que sin esta base, no seriamos capaces de asimilar conocimiento alguno.  La opinión es que la percepción es el proceso embriónico desde donde se generan todas nuestras creencias.  Básicamente, el empirismo manifiesta que basados solamente en nuestras experiencias sensoriales, nosotros germinamos todas nuestras creencias y todo nuestro conocimiento.  ¿Qué cosas, no?

Un ejemplo clásico de un empirista es el filósofo británico John Locke (1632-1704).  Su teoría de la mente es frecuentemente considerada como el origen de las concepciones modernas sobre la identidad y el yo; siendo Locke el primero en definir el yo a través de una continuidad de conciencia.  John Locke postuló que en nuestro nacimiento, nuestra mente es in lienzo en blanco (epistemología: tabula rasa), y que nacemos sin absolutamente ningún contenido intelectual.

Contrario a la filosofía Cartesiana la que se basa puramente en conceptos preexistentes, Locke sostiene que el cerebro del ser humano al nacimiento, esta vacio de conocimientos o ideas, y que la acumulación y el aprendizaje de conocimiento está basado exclusivamente en la experiencia emanada desencadenada de las experiencias en nuestra percepción sensorial.  Esto es ahora conocido como: Empirismo.  Locke también estableció la ideología de la ciencia acerca de que cualquier concepto debe de ser probado reiteradamente, y no hay idea o concepto que no pueda ser objetado.  Con esto, se especula que Locke asentó el método de introspección.

Es entonces viable ver cómo el empirismo ha reclutado muchos discípulos.  Basados en esto, es prácticamente imposible identificar una sola creencia que no haya llegado a nosotros por medio de algún sentido de la experiencia, ya sea la vista, el oído, el tacto, el olfato, o el gusto.  Esto nos llevaría rápidamente a creer que los sentidos del ser humano son la única fuente de adquirir conocimiento, y la base inicial de la convicción y de las e ideologías.  No todos los filósofos están de acuerdo en que los sentidos son la única fuente para producir conocimiento o creencias.  

Racionalismo

Los Racionalistas aseveran que el origen de todo conocimiento es la razón, y que los sentidos son herramientas de ésta.  La teoría explica que sin poseer jerarquías y ordenamientos provistos por la razón, no seríamos capaces de entender, organizar, interpretar, y utilizar en forma práctica nuestro conocimiento o nuestras experiencias sensoriales.  Las sensaciones no significan nada sin discernimiento.  El racionalismo en su forma más simple alega que todas nuestras convicciones racionales y la totalidad de nuestro conocimiento, están basados única y exclusivamente en los principios y conceptos originales con los que nuestra mente está equipada al nacer.  Entonces, el desarrollo de nuestras ideas, conceptos y creencias son generados y legitimados por la razón, junto con cualquier otro concepto lógicamente deducible y generado por la matriz  de estos primeros principios.

En forma natural después de que nuestra mente ha sido amaestrada, pensamos acerca de todo lo que observamos en términos de “causa y efecto”, y con esto organizamos y racionalizamos nuestras experiencias y conocimiento lógico. Racionalizamos los acontecimientos como eventos que provocan otros eventos, pero en términos puramente de “sentidos sensoriales”, sólo vemos que ciertas eventos ocurren antes que otros.

Por ejemplo, un cazador le dispara a un pato salvaje y entonces el pato cae desde su vuelo muerto al suelo.  Eso es lo que vemos.  Lo que no percibimos es un tercer elemento llamado  causalidad o procedencia.  Lo que creemos es lo que vemos y es, en nuestras mentes, lo que sucedió.  El cazador le dispara al pato lo que hizo que el pato muriera.  Completamente fuera de esta experiencia sensorial esta lo que no experimentamos: el disparo ni el vuelo del pato.

La experiencia observada aparentemente no induce el concepto de “causalidad” en nuestra mente, entonces usamos nuestros sentidos solo para interpretar lo que experimentamos. Por lo tanto, le causa y su efecto son jerarquías que no pueden ser percibidas por nuestra experiencia, por ende; éstas deben de ser incorporadas tangencialmente a la experiencia por nuestra disposición mental anterior, la que justificaría una conexión con la experiencia sensorial.  Ésta es la perspectiva racionalista.  ¿Qué cosas, no?

Pregúntese usted: ¿Soy Racionalista, Empiricista, o sigo pegado el cajón de los tontos?  Quizá esta corrosivamente incisiva y acerba pregunta lo inicie –o por lo menos lo interese-  en los amplísimos y salvajes ámbitos de la filosofía. 

Non Dubium Quaeritur (Cuestionemos la Cuestión)

El racionalismo sigue siendo un concepto altamente seductor, y eróticamente atractivo para aquellos seres cautivados por las matemáticas y las lindezas de una teoría unificada, aunque esta teoría nunca haya sido probada en la práctica.

Como a mí me encanta y me fascina alborotar el gallinero intelectual, le traigo algunas preguntas filosóficas para que se entretenga ya que probablemente jamás las podremos contestar, tal como el antiguo teorema de la muerte.  Estas preguntas están dirigidas a su sentido nomológico y objetivo en donde un raciocinio libre de creencias y dogmas, puede navegar el anchuroso, infinito e inquieto océano del raciocinio.  No necesita un salvavidas para aventurarse en estas adalpelágicas aguas.

¿Hay vida después de la muerte?

Antes de que comience a poner caras raras y a poner los ojos blancos, sepa que esto no es un dodoísta debate religioso entre el cielo y el infierno, o de donde vamos a parar por una eternidad después de la muerte.  He mencionado esto anteriormente: No me importa si me voy al “cielo” o al Horno; tengo buenos amigos en ambos sitios.  Esta pregunta es una gran adivinanza ciega y adivinar lo qué viene después de la vida, es una gran hipótesis muy imaginativa que no ha podido ser evidenciada.

Mientras más observamos y aprendemos de las intrigas del universo usando los periscopios intelectuales de los grandes filósofos en el nivel más alto, o aventurándonos en el demoledor desierto de la Teoría Cuántica en el nivel mas atomista, no encontramos ni una explicación, o peor; una argumento o una entelequia verificable y aceptable que nos lleva a pensar o a apostar que sólo tenemos una oportunidad en este asunto al que llamamos “vida”, porque no conocemos ningún otro estado de existencia que se asemeje a lo que conocemos como vida.

¿Qué cree usted?  Piense.

¿Tenemos realmente libre albedrío?

Libre albedrio es conocido también como una disyuntiva del determinismo: no tenemos absolutamente la más peregrina idea si nuestras vidas están controladas por una encadenación fortuita de eventos precursores, o por otras fuerzas extranjeras; o si realmente constituimos operadores libres de nuestras decisiones y de nuestra voluntad. Los filósofos han estado debatiendo esto durante milenios, y sin ningún fin aparente a la vista.

Si las cláusulas estipulativas de nuestras decisiones están afectadas por una enlace perpetuo de causalidades, entonces el determinismo es real y cierto, y por ende; no tenemos libre albedrío.  Pero si el indeterminismo (lo contrario de determinismo) es auténtico, entonces decidiríamos nuestras acciones en forma circunstancial.  Algunos filósofos  arguyen que bajo estas condiciones, aún no tenemos libre albedrio.  ¿Es quizá entonces esto es solo un producto fractal?  

Revolviendo más el gallinero intelectual, está el inconveniente de que la neurociencia ha demostrado que nuestros cerebritos toman decisiones antes de que estemos conscientes de ellas.  Entonces, si no poseemos libre albedrío, ¿cómo evoluciona la conciencia? Si la conciencia está ligada a la percepción del paso del tiempo, ya la percepción de que el pasado es fijo y perfectamente determinista, y que el futuro es incognoscible; pero si el futuro está predeterminado por el pasado; no habría libre albedrío y el paso del tiempo no tendría incidencia alguna en la determinación de libre albedrio.

¿Qué cree usted?  Piense.

¿Es real nuestro Universo?

No se tire los pelos. Esta es una pregunta Cartesiana clásica.  La raíz de la pregunta es ¿cómo sabemos que lo que percibimos es real y no una ilusión vinculada a otra civilización incorpórea?  Existe la posibilidad de que somos el efecto de una simulación elaborada.  Subiendo al siguiente palo del gallinero intelectual deberíamos preguntarnos: ¿está esta civilización que ejecuta la simulación también en una simulación?  Esta es una pregunta regresiva.  Es posible entonces que no seamos realmente quienes creemos que somos.

Conjeturando que los seres que ejecutan dicha simulación también son participantes en ella, nuestras identidades reales son susceptibles de ser eliminadas.  ¿Es esto la muerte?  Esta inescudriñable cuestión filosófica nos obliga a reevaluar entonces lo que razonamos como "real".  Los realistas Modales argumentan que si el universo que nos rodea aparenta ser racional, entonces tenemos que declararlo como real y legítimo.  Quizá Cipher, uno de los personajes de la película “La Matrix”, tuvo la razón cuando dijo después de comerse un bistec "simulado": "La ignorancia es felicidad".

¿Qué cree usted?  Piense.

Descanso Mental

Afírmese los pantalones porque las cosas ahora se ponen más metafísicas.  Estos son los espacios donde se cuestiona la existencia y la naturaleza fundamental de la realidad.  Matemáticamente, si usted se lanza de cabeza desde el piso 35 de un edificio, (digo que se tire de cabeza para que nada le pase a sus pies) jamás llegará al suelo, por lo tanto estará atrapado en una caída infinita. 

En REALIDAD, lo más probable es que se haga mierda cuando llegue al suelo.  Entonces sus amigos lo tendrán que recoger con una espátula, lo tendrán que poner en una bolsita plástica chica, y lo pueden enterrar en cualquier jardín ya que no requerirá mucho espacio.

Si creemos que lo real es tangible, ¿por que creemos en los dioses?  Lo real es el estado de las cosas como realmente existen.  Lo contrario a esto es idealismo, el estado de las cosas en nuestra imaginación.  Esto nos lleva a los campos de la objetividad.  Sigamos.

¿Podemos realmente experimentar algo en forma objetiva?

Hay un gran contraste entre entender y experimentar el mundo imparcialmente a través de un marco exclusivamente objetivo.  Estas experiencias son exclusivamente instancias individuales de experiencia subjetiva y consciente (Qualia).  La Qualia nos explica que el reconocimiento y aprendizaje de nuestro entorno es observado exclusivamente usando nuestros sentidos y la profunda cavilación de nuestra mente.  Todo lo que sabemos ha sido  depurado por un número de procesos fisiológicos y cognitivos innatos en nosotros mismos.

Por lo tanto, nuestra experiencia subjetiva del medioambiente es personal y exclusiva.  La apreciación subjetiva de un perro, por ejemplo; varía de persona a persona.  Dependiendo de cómo analizamos al perro a través de nuestros filtros fisiológicos y cognitivos, tendremos una percepción del perro, y cada persona, según como éstas filtran sus percepciones, cada una percibirá al perro en una forma diferente.

Por lo tanto, la observación del mundo y la adquisición de conocimiento, sólo puede ser obtenido por medio de un cerebro, y en virtud de esto, el perro sólo puede ser caracterizado subjetivamente.  Entonces puedo aventurarme a decir que la verdadera calidad objetiva no puede ser observada o conocida.  Un segmento importante de la filosofía Budista se basa en el límite que pone este vacío fundamental, lo que es una consumada antítesis del idealismo de Platón.

¿Qué cree usted?  Piense.

¿Existe un sistema moral mejor que el resto?

Desafortunadamente como seres humanos, jamás seremos lo suficientemente competentes de distinguir claramente entre acciones correctas e incorrectas.   El problema principal es que cada uno de nosotros evalúa las acciones basados en nuestras propias creencias y valores morales, los que no necesariamente estarán de acuerdo con los de los demás.

A través de la historia del Hombre, un sinnúmero de filósofos han declarado el haber diseñado un método superior para evaluar las acciones humanas, e instituir un código de conducta más objetivo.  Dejo fuera a teólogos y políticos porque estos no tienen moral.  Pero el asunto de elucubrar un método justo para evaluar acciones humanas no es fácil.  Nuestras vidas son altamente intrincadas e imprecisas, y son tan diferentes las unas a las otras que para instaurar una moral universal o una ética absolutista, es casi imposible.

El empobrecido consejo de tratar a los demás de la forma en que quieres que te traten a ti, es menesteroso e incompleto.  Este impensado jueguito de palabras suena bien, pero descarta la emancipación moral y elimina la coacción de la justicia, dando lugar al despotismo.  Este simplista juego de palabras no concibe contextos más complicados como por ejemplo, el bien común.

¿Es moral el sacrificar unos pocos inocentes para salvar a muchos?  Es obvio que la moral no es solamente un concepto cultural prevaleciente, sino que es además una íntegra parte de nuestra índole personal.  Y si es justificable sacrificar unos pocos por el bien general, ¿sacrificaría usted a su propia familia?  ¿Dónde queda la “moral” en esta situación?  Esto demuestra que la moral es un asunto normativo, porque nuestro sentido del bien y del mal cambia con el paso del tiempo.

¿Qué cree usted?  Piense.

¿Dios existe?

Simplemente es imposible saber o determinar la existencia de lo que mucha gente llama “dios”.  Los ateos asimismo como los creyentes están terriblemente equivocados en sus huecas promulgaciones de la existencia de este imaginario, absurdo e insostenible ente; y los agnósticos como yo, tenemos razón.

Antes de gritar como vieja tonta en peligro, aprenda la diferencia entre ateo y agnóstico.

Los verdaderos agnósticos piensan en forma Cartesiana acerca de estos ficticios seres míticos denominados “dioses”.  Los agnósticos son capaces de distinguir las dificultades epistemológicas envueltas en este asunto metafísico, además de entender los tremendos impedimentos en los métodos de la búsqueda de la verdad.  No sabemos casi nada sobre las mecánicas internas del universo para ser capaces de proponer cualquier tipo de afirmación en este aspecto.  Si los dioses son tan grandes y poderosos, ¿cómo es posible que quepan en estas cabecitas tan pequeñas que poseemos?

Demasiados se aprisionan voluntariamente en el naturalismo, esa insinuación de que el universo funciona bajo procesos autónomos, sin excluir la posible existencia de un gran proyectista que inició el movimiento todo lo que existe.  Esto se llama deísmo, y entonces vivimos en una simulación donde los “dioses” manipulan todos los títeres.  O tal vez los gnósticos son los entes lógicos y poderosos que habitan una existencia más allá del último palo del gallinero intelectual del que no estamos conscientes.

Estos tampoco son o constituyen los dioses eruditos y todopoderosos de las tradiciones abrahámicas, pero presuntamente; son entes autoritarios.  Recuerde que estas preguntas no son preguntas científicas, sino que pretenden ser un ensayo de ponderación abstracta o Platónica para forzarnos a examinar nuestros límites humanos y nuestras infundadas y gratuitas creencias.

¿Qué cree usted?  Piense.

René Descartes

Descartes fué un pensador y filósofo francés que esgrimió la duda escéptica como preámbulo a la construcción de una filosofía racionalista.  Este filósofo estaba convencido de que todos nuestros dogmas y afirmaciones basados en la experiencia de los sentidos, pueden ser disputados, pero con creencias evidentes como "estoy pensando", no hay lugar para fundar y sostener una duda razonable.  Descartes trató entonces de encontrar otros principios básicos invulnerables a la duda racional que pudiesen suministrar un asiento racional obvio para las demás convicciones legítimas.

La mayoría de los filósofos piensan que Descartes no logró su cometido y fracasó en esta búsqueda, pero que como resultado del desenvolvimiento de este ejercicio; se estableció su fracaso.  El Racionalismo entonces, ha persistido y perseverado como ideación persuasiva para aquellos a quienes las matemáticas y las bellezas de la teoría unificada les atraen.

¿Los beneficios de la Filosofía?

Pues bién, aparentemente estas ideas expuestas lucen más que una selva de palabras inentendibles para el laico intelectual, pero para el que tiene la habilidad y el deseo de mejorar como ser humano, la filosofía tiene varias ventajas.

La práctica de la filosofía instruye en una serie de meritorias idoneidades que son aplicables en una pluralidad de profesiones.  La piedra angular que la educación filosófica ofrece es el pensamiento crítico, que es el análisis objetivo y la evaluación de un asunto con el fin de formar un juicio apropiado; y el razonamiento inductivo, que es el análisis y la investigación de evidencias que permitan medir la probabilidad de un argumento.

Por otra parte, la filosofía como ciencia de práctica fundamenta que un dilema muy seguido puede poseer varias soluciones, y enseña al pensamiento a acometer los problemas desde una variedad de ángulos distintos, proceso conocido como "pensamiento lateral".  

Lo más importante de todo esto mis queridos lectores, es que hay que reconocer que la filosofía no es una colección de sergas a asimilar o a aprender, sino que es puramente una perspectiva metodológica de pensamiento, y para la resolución lógica y metódica de problemas, lo que es una ventaja y un beneficio que actúa en socorro de casi cualquier profesión.

¿Qué cree usted? 


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Et sub Glossarium Glossarium – (Cum amore legentibus)
Tartarología – Creencias sobre el infierno, o en mitología clásica; el lugar debajo de la tierra donde van las “almas” de los muertos.
Apotegma – Aforismo, sentencia.
Serga – Hazaña, hecho.

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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.

Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas, licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo que habrá disponible basado en su pedido.  Gracias. 




El Loco