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viernes, 1 de marzo de 2013


Fragmentorum Ex Notatio Verbi

(Trozos de Etimología)


Etimología

La etimología es la ciencia dedicada al estudio del origen de las palabras; la cronología con que éstas se incorporan a un idioma; y el fundamento y las filiaciones contenidas en sus cambios estructurales de forma y de significado dentro en un lenguaje determinado.  Del lenguaje provenzal Occitano (o Lengua de Oc), y del Latín, una germanía es cualquier sistema de comunicación estructurado en el que hay un determinado contexto que rige su uso, y que contiene algunos reglamentos formales para la combinación de las palabras imbuídas en un léxico explícito.

En idiomas que sostienen una dilatada historia de notaciones alfabéticas, la etimología es una disciplina relacionada con su filología y con la lingüística diacrónica y comparativa del lenguaje en estudio, y que además incluye el estudio del origen de las palabras mediante la investigación de su significado primitivo, de su estructura primigenia, y sus cambios de nomenclatura ocurridos desde su concepción.

Nullam Luctus Tristique Dui (descargo de responsabilidad)

El objetivo de este trozo filológico es el etimologizar algunas palabras que están contenidas en la lengua Castellana, pero que no pertenecen al Castellano original, sino que han sido incorporadas diacrónicamente dentro de la lengua.  Le doy cierta importancia a la degeneración de ciertas palabras, a nuevos neologismos, a algunas variantes dialécticas, a irrefutables ranciedades lingüísticas, y a algunas palabras de obscuro significado que creo que viven en los cerebros humanos sin ninguna raíz discernible o explicable que las ate entre el cerebro y la lengua (ese apéndice contorsionista carnal de la boca), y que por lo tanto son usadas sin colegirlas.  Que quede claro que hago todo esto simplemente por joder.  ¿Qué cosas, no?

Siendo la etimología una "ciencia" asazmente inexacta, los antecedentes a usar para descubrir con pericia y erudición el origen de cómo se constituyó una palabra, es bastante escaso.  Casi todas las raíces que se esgrimen para determinar el origen de una palabra son muchas veces equivocadas, y también hay muchas personas que no estarán de acuerdo sobre la veracidad o exactitud de estos orígenes.  Además, las lenguas evolucionan y cambian constantemente, y el significado de ciertas palabras también cambia.

Habiendo dicho esto, las palabras que discuto en este escrito las elegí mera y parcialmente por curiosidad personal, y a motivo de información para mis lectores.  También quiero agregar que mi humilde y precario conocimiento dialéctico es limitado y de un peso netamente embrionario, así que el creerme en este tipo de cosas es materia de decisión personal. 

Las palabras

Las palabras descritas a continuación están elegidas sin ningún concierto o avenencia.  Considere esta lectura como un "tour" orientado infaliblemente a perderlo en el laberinto secreto y enmarañado que envuelve la contorsionada serendipia de algunas palabras Castellanas.  Quizá esto le suene a floccinaucinihilipilificación, que es el acto de categorizar o jerarquizar algo que es trivial o de muy poco uso (este vocablo por sí mismo es un hipopotomonstrosesquipedalianismo), pero que en este caso; le servirá como un subsidio auxiliar para la iluminación de su sapiencia natural.  Por otro lado y después de leer este escrito, quizá usted me catalogue de adoxógrafo por mi capacidad innata de escribir con gracia y estilo sobre vanos sujetos sin importancia alguna.  En cualquier caso mi querido lector, yo lo sigo amando.

Soldado

La palabra con que denominamos a nuestros ciudadanos que pelean como parte de un conjunto de fuerzas armadas terrestres, es soldado.  Cualquiera sabe lo que es un soldado, pero; ¿sabe cualquiera qué significa la palabra "soldado" y de dónde viene?  He descubierto que la mayoría de la gente no tiene la más peregrina idea, quizá porque no sea importante; o tal vez –como muchas palabras de nuestro lenguaje- las usan solo porque se las enseñaron.

La palabra soldado se deriva de la palabra "salis" del Latín, la que también en Latín se escribe sal.  La sal ha sido una parte extraordinariamente importante en la historia de las civilizaciones por milenios.  La facultad de la sal para preservar alimentos fué uno de los elementos de la fundación misma de la civilización porque eliminó la dependencia de la sustentación basada solo en los alimentos disponibles localmente para consumo durante las estaciones, e hizo posible el transporte de alimento a través de largas distancias, y propició la conservación de éstos por mucho tiempo.

La sal no era fácil de obtener lo que la convirtió en un artículo de muy alto importe comercial, y que hasta se transformó en una forma de capital o dinero para ciertos grupos.  Su antigüedad, importancia, y dependencia estratégica se puede ver en muchos caminos antiguos establecidos desde la Edad del Bronce.  Se dice que algunos caminos de sal como la Via Salaria de la antigua Roma, la que comunicaba Roma con el puerto de Castrum Truentinum y el puerto de Ancona en el Mar Adriático en la Provincia Romana de Picenum; estuvieron directamente ligados a la fundación de Roma.

¿Y esto qué tiene que ver con soldado?  Pues bien, ya sabemos que la sal era valiosa, tanto así, que parte de la paga de las milicias de la Legiones Romanas, era en sal.  De aquí es que se deriva la palabra "salarium", o salario en Castellano (en Inglés es salary), y los que reciben salario son "asalariados", lo que es sumamente contrario a "estar salado" o "andar salado".  Entonces, para poder entregar la parte de la paga en sal a las milicias diseminadas y desparramadas por todos los lejanos y recónditos rincones del Imperio Romano, los Césares tenía divisiones especiales entre sus milicias para transportar y proteger la sal.  Según el autor, historiador, naturalista y filósofo Romano Gaius Plinius Secundus (23 BC – Agosto 25, 79 DC) mejor conocido como Plinio el Viejo; a estas milicias especiales se les llamaba "sal dare", que en Latín significa "dar sal", y a sus integrantes, "dadores de sal" o "sal dadores".  Una vez que el salarium se les pagaba a las tropas, éstas estaban "sal-darem" o pagados, y los entregadores de la sal estaban "sal tradidit" o "sal liberados"; desde donde se deriva la expresión "saldar una cuenta" pendiente.  Cuando un legionario era atacado con la negra intención de robarle su sal, era "asaltado".

Entonces el milico que transportaba, protegía y entregaba los pagos en sal incluyendo su parte, era un "saldado" o "soldado".  La palabra se mantuvo porque estos "soldados" eran los más populares entre las tropas.  Hoy por hoy, la sal no es una cosa de milicia, pero un asunto más culinario desde el cual se derivan la palabras salsa, ensalada, salame, salero, salado, salchicha, salcochar, saliva, salmuera, comensal, y otras más entre muchas con la excepción de saltimbanqui, una especie de "Chinchinero".  Ahora sabe por qué llamamos a nuestros guerreros: soldado.  ¿Qué cosas, no? 

Testículo

Esta palabrita no se deriva -como muchos quisieran creer- de la palabra "testa".  "Testa" es Italiano para "cabeza", y cabeza en Latín es "Caput".  Testículo se deriva de la palabra Latina "testis" o "testes", lo que significa literalmente: testigo. 

Esto no solo es importante, sino que además tiene sus raíces en muy antiguas y serias costumbres –tal vez machistas- donde los testículos de un hombre estaban estrechamente relacionados no solamente con su virilidad ya que estos testifican la virilidad masculina, pero también estaban intrínsecamente atañidos con la honestidad de un sujeto.  Si en algún momento de su vida alguien duda de su masculinidad o del origen de su naturaleza humana, sus testículos serán los mejores e innegables testigos de su hombría y viril reciedumbre.  Con la simple exposición de sus testigos, usted podrá establecer sin dejar lugar a dudas de que usted "tiene las bolas bien puestas", o por lo menos, de que usted "tiene bolas", o "testigos innatos" de su masculinidad.

Volviendo a las terriblemente antiguas costumbres sobre la virilidad y la honestidad acaecidas durante (aproximadamente) 300 AC y 200 DC, cuando a un hombre se le ponía en duda lo que decía, se le hacía jurar de que estaba diciendo la verdad con una mano sobre sus testículos.  Esto era un compromiso muy serio porque si se descubría que había mentido, el sujeto en cuestión era castrado.  Cuando un hombre actuaba de testículo (testigo) por las acciones de otro hombre, técnicamente era el testículo del hombre por quien daba testimonium (o testimonio que es Latín para: evidencia), pero si mentía o falsificaba los hechos, también era castrado sin miramiento alguno.  En las cortes de hoy solamente se levanta la mano derecha con la palma abierta a la altura de la cabeza para jurar decir la verdad, y ya no necesitamos hacerlo con las manos sobre las joyas de la familia.  Se puede decir entonces –y sin insultar a nadie en absoluto- de que Los Testigos de Jehová o Los Testículos de Jehová; son lo mismo, y esto de acuerdo a los libros Deuterocanonicales (Nuevo y Viejo Testamento) de la Biblia cristiana, especialmente ejemplarizado en el Libro de Génesis.

¿Sabía usted de que los pulpos (el molusco cefalópodo octópodo) tienen los testículos en la cabeza?  Quizá de ahí evolucionaron los políticos... y su bromidrosis moral.  ¿Qué cosas, no?

Hipoteca

Esta es una palabra peligrosísima si usted no sabe lo que significa.  La palabra hipoteca se deriva del Griego "Hypothēkē" o de su sinónimo en Latín: "morgagium", que significa "promesa de muerte".  En Griego, "hypo" en su acepción legal denota una "promesa"; y "theka" (o thēkē) es la "seguridad" que se ofrecía por un préstamo.  En otras palabras, la hipoteca es la "promesa de seguridad" que se ofrecía para pagar la deuda, y generalmente esas deudas se pagaban con los Tetradracmas de Atenas (la diosa)– que era la moneda del "Periodo Clásico" Griego, o con la vida; pero la hipoteca siempre se pagaba. 

Esto de pagar "con la vida" no era tan salvaje o barbárico como suena.  Lo que realmente significaba era que la deuda de la propiedad terminaría con la muerte del "hipotecario".  Esto era porque la longevidad promedio en esos tiempos era de aproximadamente de unos 35 años; y esta temprana mortandad era debido a enfermedades, guerras, Epidemias Hipocráticas, plagas, y también aunque increíble: ahogamiento.  La Eugeria (el buen envejecimiento) durante los periodos de paz permitía que algunos ciudadanos Griegos llegasen a vivir hasta los 70 años; pero esto no era lo común, así que los préstamos hipotecarios de 20 a 30 años eran prácticamente de por vida, y a los hipotecados se les iba la vida pagando la hipoteca.

Las tres razones principales que definen el principio de la "promesa de muerte" de una hipoteca: primero: la hipoteca "muere" cuando la deuda se paga en su totalidad y usted es finalmente dueño de su propiedad; segundo: usted no puede pagar la hipoteca, entonces la hipoteca "muere", por lo tanto le quitan la casa para completar el pago de la deuda; y tercero: usted muere y no se completan los pagos, entonces le quitan la casa para completar el pago de la deuda, y así entonces la hipoteca "muere".  Como usted vé, la palabra "muerte" está estipulada por todos lados en una hipoteca. 

Esto no ha cambiado nada desde los tiempos clásicos Griegos.  Hoy si usted no puede pagar su hipoteca, estas instituciones acantocéfalas a las que llamamos bancos aceleran la muerte hipotecaria, le quitan la casa en forma inmisericorde o "immiti" (despiadadamente), lo dejan en la calle, y lo condenan a una muerte larga y dolorosa junto a todos los integrantes de su familia.  Éstas son las acciones de "su banco amigo".  ¿Qué cosas, no?

Cagamosis

Si usted tiene una mente de alcantarilla, una imaginación de cenagal, y una sapiencia barata,  jamás adivinará lo que esta palabra significa o lo que representa.  No se ría porque ya hablaremos del reírse sin motivos, y después de eso, quizá ya no se ría más.

Primeramente (¡deje de sonreír!), "mosis" no es ni significa alguna o ninguna cosa; ni en nuestras concurrentes y flexibles lenguas contemporáneas, ni en los ingeniosos y talentosos léxicos del Griego y el Latín.  El superficialmente escandaloso prefijo de la palabra y título de esta sección ya usted lo conoce requetebién, y no es menester de que lo discutamos ni aquí, ni ahora.

Si le doy algunas pistas o claves; ¿cree usted de que podrá dilucidar el significado de la palabra Cagamosis?  Veamos.  Le daré 12 mojones, testículos, o "labefactums" (consecuencias) para analizar, y para que logre deducir su significado. 

Cuando un conjugium exhibe:

1. Argumentos frecuentes y falta de respeto,
2. Falta de comunicación,
3. Miente o mantiene secretos,
4. No invierte tiempo en el paralelismo coniugalis,
5. Falta de intimidad o afecto,
6. Abuso de alcohol o drogas,
7. Infidelidad,
8. Lenguaje corporal inadecuado,
9. Egoísmo y desinterés por las necesidades del coniux,
10. Depresión y soledad,
11. Falta de amor o expectativas poco realistas,
12. Problemas monetarios, legales o de progenie.

A ver qué tanta sangre de Sherlock Holmes usted tiene.  Todos los aspectos (y otros muchos más, pero yo le ofrecí solamente 12) destacados arriba influyen y predisponen -en conjunto o separados- a una institución sindical que ha sido reconocida socialmente, ya sea por medio de disposiciones jurídicas o por la vía de los variados usos y costumbres idiosincráticas de casi todos los pueblos del planeta Tierra.

Esta afligida palabra viene del Griego "kakos" (malo) en adición a "gamos" (maridaje) y en adición a "osis" (que alude a una condición): kakos+gamos+osis = cagamosis.  Bueno, usted adivinó: Cagamosis es un matrimonio infeliz.  ¿Parecido a lo que usted pensaba o creía antes de leer esta sección? ... es lo más probable.  ¿Qué cosas, no?

Ultracepidario

Estoy seguro de que usted en más de una ocasión se ha encontrado con este pedante y pretensioso tipo de personas.  Estos rutilantes gandules sociales frecuentan fiestas, reuniones sociales, clubes, bares, cafés, y por supuesto, han infectado Internet.  Si usted está en una reunión social, estos candongos se entrometen en su conversación con la excusa de que "no pudo dejar de escuchar lo que hablaban", y se ponen a sacudir la lengua en todas direcciones y sobre cualquiera que sea el tema de conversación que fué asilado en ese momento por este emboscador.  Estos individuos no hablan para decir algo; sino que dicen algo para hablar porque el que sabe no habla, y el que habla mucho; poco sabe.

Este término tiene cimientos en un ácido comentario que Apeles (532 AC – 308 AC), un famoso artista griego nacido en Colofón, le hizo a un presumido zapatero quien criticó su pintura.  Esto también de acuerdo a Plinio el Viejo, quien por la opinión de muchos; era medio loco.  La frase en Latín dicta: "Sutor, ne ultra crepidam", la que fué alterada por otros autores Latinos a: "Ne ultra crepidam judicaret", lo que indica que el zapatero no debería juzgar algo que no entiende.  Esta frase más tarde se convierte en un popular refrán que señala: "Zapatero a tus zapatos"

Entonces, un ultracepidario es aquella persona (uso el término persona porque la verdadera clasificación de estos ronceros puede ser levantisca para sus oídos en caso de que los tenga delicados) que habla abundantemente y ofrece opiniones y comentarios en materias que están completamente fuera del alcance de su estítico conocimiento.  La aplastante mayoría de los políticos de hoy son ultracepidarios recalcitrantes y contumaces por discernimiento y elección propia.  ¿Qué cosas, no?

Filosofunculista

Parecido y junto al ultracepidario, está el filosofunculista.  A diferencia del anterior, estos son perfectos imbéciles.  El luctuoso ultracepidario es un pobre animal de costumbres y personalidad amorfa, empero el filosofunculista; es un vicioso pedófilo intelectual y un reo moral.  Estos caracteres tienen imbuída en sus existencias una gran porción de Delirium Tremens, y están rebasados de un Complejo Mesiánico malentendido.  Lo peor de todo con estos inconscientes poltrones es que no se dan cuenta de que los que le escuchan (muy sumariamente, por supuesto) reconocen de inmediato su inopia cultural antes de que el filosofunculista en cuestión haya gastado una unidad Newtoniana de su baba.

Los filosofunculistas insisten siempre y constantemente en tener la razón en cualquier tema, independientemente de las sandeces que salen del extremo salvaje de sus tráqueas, las cuales refuerza hablando a gritos, apagando así cualquier intento de otro ser humano que quiere expresar una opinión.

 Del Griego "philosophikos": "amante del saber" + "functio": "función, desempeño" + Latín "Culus" (o "asinus" (culo) = philosophunculist.

El filosofunculista es aquel alabancioso que pretende saber más de lo que sabe para impresionar a otros, aunque tengan que inventar inanes y nimios conceptos.  En otras palabras Castellanas de menor alcurnia y con extrema pobreza de abolengo, un filosofunculista es aquel a quien le encanta hablar mierda.  ¿Qué cosas, no? 

Dompteusa

Si usted es un poco (o mucho) salvaje, desordenado, rebelde  y con ínfulas de una libertad inentendible, y esto le ha traído una serie de problemas en su vida a raíz y resultado de algunos de sus actos inmaduros,  incipientes y desmañados; usted necesita una Dompteusa.

Si usted ha demostrado un comportamiento de hombre salvaje, o demuestra que aparentemente ha vivido de forma vernáculamente oriunda en bosques urbanos emulando a figuras mitológicas parecidas a las que están pintadas en los rosetones de las bóvedas de los arcos conopiales en la Catedral de Canterbury; usted necesita una Dompteusa. 

El hombre salvaje de hoy se reconoce fácilmente porque deambula al azar y sin un rumbo trazado las calzadas de las ciudades, muy a menudo armado con un I-Phone, audífonos, u otros elementos que usa pero que no entiende, y vestido de algo que para muchos con cultura textil indumentarial muchas veces son insólitos ropajes que no pueden clasificar.  Este espécimen es el puente entre el cigüeñal de los humanos civilizados, y los peligrosos entes que han sobrevivido desde tiempos heráldicos.  Estas desorientadas unidades de naturaleza humana son fácil presa de una experta Dompteusa.

Es extensamente discutido el origen, o de dónde esta palabra proviene o se deriva, pero aquí le ofrezco unas raíces creíbles, plausibles y aceptables para este vocablo.  La palabra se compone de los siguientes trozos de etimología:

Del Latín "Domitorque" = domador, subyugador
Del Griego "Ptolemaios" = de guerra, guerrera
Del genitivo "teuse" = femíneo

Dom + pt + euse = Dompteuse: Una mujer (guerrera) que entrena o doma animales.  Una Amazona de la Mitología Clásica Griega, palabra derivada probablemente de un etónimo Iraní, "ha-mazan" (guerreros).  Una Domadora.  Una Dominatriz en Potencia.

En muchas culturas, incluyendo la suya, normalmente la Dompteusa es la Esposa (usted parece sorprendido...).  La Dompteusa más decana, profesional, ducha, experta y veterana que existe para la mortificación generalizada del Hombre Libre; es la Suegra, conocida desde tiempos inmemoriales como "flagellum inferni" (el azote del infierno).  ¿Qué cosas, no?

Sicofante

Esta palabrota con que denominamos a los abogados deshonestos y a otros afines hijos de puta de nuestra sociedad, es una deleitosa contribución "de oque" de Don Bering Comparini Quintana.

Esta palabra posee varias acepciones similares, pero aquí uso la primera acepción, o la representación original intentada para la palabra.  Las raíces y formación de esta palabra provienen de la necesidad de los Griegos para monitorear el contrabando ilícito de higos, y por ende; controlar y castigar la evasión de impuestos a la República.   La importación o exportación de higos a Grecia no estaba prohibida, pero como esta fruta divina tenía impuesta un arancel de lujo, la hacía sumamente cara y como su exacción monetaria en favor del Estado era alta, la hacía un preciado artículo del Mercado Negro.   

Para ayudar a combatir la venta clandestina e ilegal de higos, el gobierno Griego les pidió a sus ciudadanos que denunciaran a los perpetradores para el bien de la economía y la estabilidad legal de la República.  Entonces a estos ciudadanos se les denominaba: "Sycophantae", o "denunciadores".  Pero lo romántico y bien intencionado de esta palabra termina aquí.  Los fundamentos de la palabra son: "sykon", Griego para higo; y "phasis", exhibir, informar.  Por lo tanto, originalmente un sicofanta era un "informador" o un "delator de higos"; pero eso cambió radicalmente.

En la antigüedad este término figurativo se aplicaba a todos los informantes, pero como la naturaleza humana lleva engendrada la maledicencia contenida en los Gened inhonestus legisperitum (genes de abogado deshonesto), muchos de estos esbirros y sayones utilizaron este probo y bien intencionado principio para delinquir en favor de su propia lubricidad, denunciando embustera y mendazmente a ciudadanos honestos y pudientes, para chantajearles dinero y extorsionarlos con falsas acusaciones, el mismo pretexto adecuado que usan nuestros abogados deshonestos contemporáneos para enriquecer sus activos.

Afortunadamente en el año 404 A.C. auspiciada e impuesta por el Senador y Comandante de las Guerras del Peloponeso y Corintia, y miembro oligárquico del "Consejo de los Cuatrocientos", el Espartano Lysander -quien no tenía paciencia ni misericordia con este tipo de ratas- se promulgó la Ley de Thirty (Ley de Tiranía) bajo la cual comenzó a ejecutar a cuanto sicofante se le puso a su alcance.   Después de limpiar bastante la democracia, desafortunadamente la nueva ley solo perduró por ocho meses; pero desde entonces, a los sicofantes se les identifica y etiquetea como impostor, calumniador, traidor, y abogado (los deshonestos, eso es).

La ley trabajó estupendamente bien mientras duró, pero es axiomáticamente obvio de que la Ley de Thirty no funciona más porque todos los abogados deshonestos siguen vivos.  ¿Qué cosas, no?

Quidnunca (Cuidnunca o Cuidnunco)

Esta es una de las palabras más antiguas que existen y que ha estado empotrada en todas las civilizaciones desde que existe el hombre viviendo en grupo.  Quizá después de leer su definición usted comience a usarla más seguido porque tendrá personas de sobra para colgárselas.

Los orígenes de esta palabra a pesar de que son en parte obscuros, son reales.  La palabra consta de tres raíces en Latín, de las cuales se han conservado solamente dos.  Esto es típico de los cambios etimocronológicos con que las palabras se incorporan a los idiomas.  El cambio y adaptación estructural de esta palabra Latina varía entre idioma e idioma, pero su significado no ha cambiado un ápice a pesar de sus permutas y variaciones estructurales diacrónicas y sincrónicas.   Esto es porque un signo lingüístico determinado no vincula necesariamente un nombre con un objeto o una cosa; sino un concepto abstracto con una imagen acústica determinada y reconocible.  ¿Qué choro, ah?

Las raíces Latinas de Quidnunca son: Id Quod (¿Qué?), Et Nunc (y ahora), y Lingulaca (lengua suelta).  Entonces Quod Et Nunc Lingulaca quiere decir: ¿Y ahora qué, lengua suelta?  Frase que se acortó a Quid Nunc.

Esta frase se aplicaba a aquellas personas que siempre están interesados de saber cosas de los demás que envuelvan noticias desviadas y escándalo; en otras palabras una persona chismosa que siempre tiene que saber lo que está sucediendo para poder sacudir su suelta lengua con los demás.  La simple expresión en el léxico filológico retórico coloquial chileno sería: "Copuchenta".

Las personas Quidnuncas tienen una necesidad terrible y compulsiva de ejercer este tipo de gatuperio verbo-social para poder satisfacer una necesidad indigentemente psicológica profunda, la que gobierna a voluntad los bajísimos niveles de su autoestima. ¿Qué mejor manera hay de promover y estimular la imagen personal de un Quidnunca que mediante el indiscriminado uso de peyorativos negativos parloteando en un pueril esfuerzo de demostrar que son inteligentes y bien informados, o que son alguna clase de mortales superiores?  ¿La suegra?  ¡Nóooooo!  ¡Jamás!  ¿Qué cosas, no?

Abderiano

Quizá esta estrambótica e inesperada palabrilla sea consumadamente desconocida y forastera para usted, en su uso cotidiano eso es, porque en realidad usted puede identificar a un "abderiano" o a una "abderiana" sin siquiera mirarlos.

Esta palabra está directamente relacionada con la risa constante, tonta y excesiva del filósofo Griego Democritus de la Grecia Antigua, quien nació en la ciudad de Abdero, en Tracia, una colonia Ioniana de Teos en la Antigua Grecia.  A pesar de que Democritus de Abderia no era tonto, indubitablemente y manifiestamente se reía como uno.  La estúpida e irritante risilla que emitía cada vez que articulaba una frase o una oración gramatical subrayaba sus palabras con una notoria característica idiótica y una imbécil hilaridad bucal parlante.  Democritus se reía como un retardado constantemente, cosa que les desagradaba profundamente a sus contrincantes e impugnantibus de la época, así que para burlarse de él, proclamaban que "Risus abundat in ore stultorum" (la risa abunda en la boca de los tontos); proverbio que ha demostrado ser tremendamente acertado hasta nuestros tiempos.  Estoy seguro de que usted conoce por lo menos a un abderiano o alguna abderiana; y en muchos casos exceptuándose usted mismo.

La cosa es que la risa (social) ha sido una contumacia que ha problematizado a los filósofos por más de 2.000 años durante los cuales se han rascado la cabeza sin encontrar resultados o explicaciones sensatas, congruentes o lógicas para este fenómeno.  Los científicos modernos han examinado la materia gris, han analizado la corteza cerebral,  le han hecho cosquillas a niños pequeños y a adultos, han experimentado con Macacus Rhesus y políticos, ratas y abogados, perros y curas, conejillos de Indias e individuos comunes, y con cualquier otra cosa que les pudiese ayudar en la búsqueda de una respuesta.  En esta expedición en busca de la razón de la risa,  descubrieron un detalle el que eludió a Hobbes, Descartes, Platón, Kant, Anaxímedes, Schopenhauer, Tomás de Aquino, Tales de Mileto, Aristóteles, Pitágoras, Freud, Heráclito, Marx, Nietzsche, y hasta al mismo Democritus.

Tristemente, la conclusión es de que la risa social, esa risilla tonta; no es una espontánea respuesta intelectual al saber, ni al humor o al sentido del humor, sino que está más relacionada con la estabilidad y conservación sindical instintiva de los cernícalos sociales que viven en nuestras comunidades.  Es una reacción fabricada para agradar al prójimo en busca de aceptación, lo que denota un tremendo deterioro de la personalidad, una dependencia emocional decadente, y el tristemente voluble intelecto del susodicho que la emite.  Estos monotes se ríen de cualquier cosa: de sus propias palabras, de cualquier apostilla que oyen o escuchan, de cualquier gesto que usted haga, o de cualquier cosa que ven, y con esto; le miran a usted con una cara de enajenados y le ofrecen una risa intermitente y mentecata para conseguir su aprobación.  La más cercana expresión en el léxico filológico retórico coloquial chileno sería: "Chupamedias".

Todos nosotros ofrecemos una recatada dosis de risa social a nuestros interlocutores, a veces con intangibles e imperceptibles demarcaciones abderiánicas; pero de esto ¿a convertirse en un abderiano aeolista...?  ¿Qué cosas, no? 

Ji, ji, ji...  si le intrigó ese último trozo de etimología (aeolista), ¡pregúnteme!  Ji, ji, ji... 


El Loco

lunes, 1 de octubre de 2012

El Tiempo


Conversaciones con Bering Comparini

Este es un extracto arbitrario y resumido de las hilvanadas conversaciones notadas entre mi compañero de colegio Bering Comparini y yo, que comenzaron en una de esas extraviadas y soñolientas mañanas en que ventilábamos nuestras imaginaciones y ejercitábamos nuestros cerebros. 

Todo comenzó un día durante una inocente conversación en Skype acerca del valor de la existencia en referencia a lo que actualmente existe en yuxtaposición espacio-temporal y en paralelo a lo no contractual.  En otras palabras, nuestra cháchara incluía todo lo físico y metafísico, lo abstruso y lo simple, lo filosófico y lo natural, lo sobrenatural y lo imaginativo, la protociencia y la pseudociencia, lo real y la quintaesencia del creacionismo pseudoclásico.

¿Por qué entramos Bering y yo este tipo de conversaciones tan conjeturales?  La respuesta es muy simple: los dos somos locos.

Advertencia

El contenido de este escrito se soslaya al sesgo en manifiesta contra de la imaginaria línea de la cordura, y se disuelve en la lógica aplicada desde un aspecto nomotético Renacentista.  Leer este escrito de inclinaciones lacrimógenas le pude causar estitiquez mental, diarrea espiritual, derretimiento doctrinal intelectual, dolencia lógica, tortura silogística, atrición creacionista, deterioro del Sensus Communis del que hablan Aristóteles y Cicero, y hasta le puede reducir severamente la distancia del Cerínter(1).

(1) El Cerínter es el vector de la distancia física directa entre el cerebro y el esfínter del ano.  Hay muchos que no guardan mucha distancia entre las válvulas de acepción y los obturadores de salida.  Durante la Antigüedad, en los Escritos Cuneiformes a las personas con falta de distancia Ceríntera se les denominaba "Dryadalis Mentalia".


De vuelta en materia

Como mencioné anteriormente, todo comenzó inocentemente con una casta pregunta de Bering que fué el detonante suficiente para desatar una enriquecedora y profetal discusión acerca del misterio que ha anonadado al Homo Sapiens desde que hablaba Akkadiano, Eblaite, Elamita, Hitita, Ugaritic, Luwuiano, Hattic,  Urartian, y Castellano.  Las otras lenguas vinieron después, y aún se sigue hablando de esto.


Bering:

Rodrigo, ¿te has preguntado alguna vez sobre el entresijo de la existencia?. 

Rodrigo:

¿Qué clase de existencia, Bering?  Porque las hay muchas..  como la existencia de predicado, la semántica, la existencial, la ideológica, la metafísica...


Bering:

No, me refiero a la existencia referente al sentido.  ¿Cuál es la objetividad cierta de las afirmaciones acerca de la existencia?  Tenemos muchas categorías, símbolos, conceptos  y abstracciones que usamos sueltamente para articular nuestro conocimiento acerca del mundo, de la historia, y de las cosas que existen.


Rodrigo:

Bering, yo creo que la existencia es temporal y no existe.  El pasado no existe, y el futuro tampoco existe, lo único que existe es el efímero presente.  Quizá debamos mirar hacia algo de existencia perpetua...  ¿Quizá el Tiempo?


Bering:

Humm...  pues sí.  Lo fenoménico de esto es que la existencia no es nada más que el aspecto con que las cosas se manifiestan ante nuestros sentidos, por lo tanto, esto puede cambiar y dejar de existir...  Humm... ¿el tiempo, ah?  ¿Algo así como el noúmeno?


Segundo plano:

Jí, jí, jí... (risita sonora)


Rodrigo:

Creo que sí.  Creo que más que la existencia, el tiempo es algo así como la intuición intelectual que transciende la existencia.  La existencia nace y muere con el Hombre, el tiempo transciende sin necesidad del Hombre.


Bering:

Entonces la existencia es la consciencia y existe porque el hombre existe, por lo tanto la existencia no es absoluta.  Podría catalogarse como un concepto en que el hombre posee una esencia eterna e inmutable de un ser "posible", que puede "existir" en el mundo.  Entonces cada uno posee una existencia diferente y permutable...


Rodrigo:

Tal vez Bering, pero la existencia es finita y delimitada, no se transmuta ni cambia, y no admite representantes, ¡por eso es que el creacionismo es falso!


Bering:

¡Apaga el ventilador que nos vas a ensuciar a todos!


Segundo plano:

Jí, jí, jí... (gorgoritos de risa sonora)


Bering:

¿Quién se ríe?  ¿Hay una risa por ahí?


Rodrigo:

Sí, es mi hija Giuliana que se ríe.  Está mirando unos videos cómicos en su computador con sus audífonos.  – ¡Gigi! (en Inglés)  ¡No te rías tan fuerte!


Segundo plano:

Oooops!  Sorry!


Rodrigo:

Bueno, se declara día de paz para todos los curas degenerados, los abogados deshonestos, y los políticos falsos, dignos grumetes de aquel triste buquecito de Nueva York.


Bering:

Rodrigo, ésa es la clave, lo que existe es el tiempo.  La nada es lo que está fuera del tiempo.  La conciencia del tiempo más allá de la propia inmediatez de la existencia es la diferencia fundamental del hombre con respecto al resto de las criaturas del planeta .

Me has creado una nueva línea sobre la cual pensar sin la asistencia del lenguaje matemático (que en mi caso estoy al margen) el tiempo es la definición y medida de todo lo reconocible; nada escapa a él.

El nuevo y viejo anhelo de escapar al tiempo, "la inmortalidad"; es una definición exacta de la divinidad.  Iremos pensando sin poder parar el tiempo.


Segundo plano:

Jí, jí, jí... (risita sonora otra vez)


Rodrigo:

Me alegro de haberte inspirado Bering, y de paso poder haberte creado una nueva línea de pensamiento para desarrollar; sin la ayuda de las ordenadas y exactas matemáticas.

Pero, ¿qué es el tiempo, Bering? ¡He ahí la cuestión mi amigo!  A la pregunta le cuelgan jirones de tontería y de obviedad porque TODOS saben lo que es el tiempo... pero, ¿lo saben realmente?  Veamos...

Quizá el tiempo; ese material hecho de pensamientos, de conceptos, percepciones y principios, sea solo el progreso continuo e indefinido de la existencia real, y quizá sea una larga sucesión de todos los acontecimientos que ocurrieron, ocurren, y ocurrirán en una imparable sucesión de momentos irreversibles, siendo el tiempo una constante eterna y axiomática de cambio infinitamente inmutable que nos sigue desde el primer yoctosegundo, pasándonos velozmente a través del presente, y perdiéndose en el infinito futuro donde no lo veremos nunca jamás. 

Y contrario a las creencias religiosas que le adjudican a un "hombre especial" las características de PRINCIPIO y FIN: "soy el Alfa y el Omega"...  El tiempo no puede ser ni el Alfa ni el Omega porque éstas restringidas medidas son demasiado finitas: una es un comienzo arbitrario y la otra, el fin arbitrario.  ¡Si hay un principio, la eternidad no puede existir! ¡Ahí terminan definitivamente! El tiempo no tiene ninguno de estos cotos porque es eterno; sin principio ni fin.

¿Filosófico dirás, Bering?  Ésta es una afilada pregunta con más filo que sófico...

Ese pequeño gusanito que se arrastra estentóreamente por la tierra de este planeta y al que llamamos generosamente "hombre", se empeña en ordenar y medir al tiempo con una increíble cantidad de componentes ilusorios, reales, y de muchas otras distintas medidas con las que quiere organizar su lógica y ordenar los innumerables acontecimientos. 

Y se entretiene rompiéndose la cabeza comparando los lapsos de las efemérides, y los intervalos cronológicos entre dos puntos, y se impone el finito gravámen de ponderar lo infinito y lo imponderable; asignándole repertorios misceláneos de medidas de cambio en empíricas cantidades asociadas con un material real, o con medidas sumidas en la experiencia consciente y retórica.  

Y esto no tiene nada que ver con la VERDAD.  Y la VERDAD de hoy es real, pero la VERDAD del pasado y del futuro no son más que PROBABILIDADES.  Al final, son todas alegorías; simples grafemas de logogríptica semántica.


Bering:

Pero, ¿qué límites hay?  Por ejemplo, en las matemáticas el concepto de un "límite" se utiliza para describir el valor que una función o una secuencia de "enfoques" de un índice de acontecimientos que se acercan a algún valor final.  Entiendo que los límites son esenciales para el cálculo y el análisis matemático en general; y también se utilizan para poder definir la continuidad en derivadas, integrales, etc.; pero en esto del "tiempo" no hay nada de eso....


Rodrigo:

Esto es porque las matemáticas se limitan (entre otras cosas) a los Espacios Topológicos, los que son simplemente estructuras matemáticas que permiten la definición formal de conceptos como la convergencia, conectividad y continuidad; todo esto nacido en la teoría.  El tiempo no tiene límites.  Los "limites" son un pobre concepto de nuestras distorsionadas mentes que quieren entenderlo y explicarlo todo en un patético esfuerzo por mantener un control inasible.

Al hombre le encantan los límites.  No puede vivir sin ellos.  Los límites les dan "categoría".  Lo limitamos todo, sin excepción alguna: tierras, países, derechos, libertades, futuro, sueños, amor, comportamiento, dicción, vida y tiempo; y siempre queremos establecer límites arbitrarios como el Origen y el Apocalipsis; y hasta les asignamos sexo: "El Padre Tiempo". 

Y asombrosamente usamos nuestras ciencias para encasillar al tiempo en un lugar, en una cajita, y a pesar de que es eterno, lo queremos encasillar en un "momentico" como diría "Tico".  Inventamos el "segundo" usando el veloz intervalo en la velocidad de la radiación emitida por los átomos del alcalino metal Cesio, interrumpida rutinariamente por un celular orificio en una placa de plomo.  ¡Y hasta inventamos el opto-cronómetro!  Sin esto ser suficiente, entonces nos fuímos en pos de inventar el "reloj biológico"...  Ridículo, pero cierto; ingenioso y brillante también, y todo esto para el confort de nuestras conformantes mentes que atentan explicar lo que es a veces;  inexplicable.  ¿Qué cosas, no?


Bering:

Entonces "la inmortalidad" de la que hablaba antes no es realmente inmortalidad, o una  definición de la divinidad, sino otro artilugio para explicar y apaciguar la glotonería de límites de nuestras complacientes e intratables naturalezas.  Tú dices que el tiempo transciende sin necesidad del Hombre, por lo tanto, ido el hombre, ida la divinidad e ida la inmortalidad.


Segundo plano:

Mas risillas estridentes...


Rodrigo:

¡Eureka!  La inmortalidad no existe porque todo lo que muere ya es inmortal.  Para morir hay que nacer y para nacer hay ya que estar muerto o no existir, y lo muerto o no existente no puede morir, por lo tanto existe solo la mortalidad.  ¡Ni las ideas son inmortales!

La inmortalidad ha tratado de ser inmortal desde tiempos "A".  Les preocupó a los Griegos, a los Budistas, a los Cristianos, a los Hinduístas, a los Islámicos, a los Judaístas, a los Shintoístas, a los Taoístas, a los Zoroastroístas; y lo mas cómico de todo esto, es que todos ellos y sus corrientes de límites han incluso desarrollado unas curiosas y creacionistas "Éticas de Inmortalidad".  Como nadie ha podido conseguir una explicación lógica o cuerda para la inmortalidad, inventaron el "Más allá", el "Después de la Vida", la "Otra Vida", "La Reencarnación", y hasta tienen paradas de descanso como el "Purgatorio", lo que tampoco trabaja.  Si esto no es ridículo, no sé lo que es... Y yo que pensaba que el "Tony Caluga" era cómico...  ¿Qué cosas, no?


Bering:

Pues bien, entonces el "tiempo" es más que una invención nuestra, es una dimensión que usamos en la cual los eventos pueden ordenarse entre el pasado, el presente y el futuro, y que también la usamos para medir las duraciones de los intervalos entre los acontecimientos.  Si esto es así, aquello de que "Soy, luego existo" es un concepto vanguardista y filosófico bastante reducido... porque los "presentes" y los "pasados" con respecto al "tiempo" son muchos.  Ambos tenemos un pasado y un presente, pero mi pasado no es igual al tuyo a pesar de que el "pasado" del planeta es congruente para los dos, y el presente mío, a pesar de ser simultáneo al tuyo, es completamente diferente; ninguno de ellos es parecido al otro.  Si le sacamos estos tapujos al "tiempo" el tiempo es sin duda mortal, pero es eterno.  ¿Estoy perdiendo mi "tiempo" aquí?


Rodrigo:

"Pienso, luego existo" debería ser, lo que para la mayoría de los Homo Sapiens es, "Existo, y a veces Pienso".

El tiempo es lo único que es común a todas las cosas del universo, sin excepciones.  Nada más lo es; ni los dioses, ni el espacio, ni los conceptos, ni la cronometría ni la inmortalidad.  Todos los acontecimientos tienen una posición temporal con respecto al presente el que solo dura un yoctosegundo aunque nos parezca de una velocidad geológica; por lo tanto es también efímeramente transitorio y cambia inagotablemente.  Por eso es que no podemos zambullirnos dos veces en el mismo río, y cada paso que damos, es siempre único aunque transitemos siempre el mismo camino. 

El tiempo sabe más por viejo que por tiempo.   El tiempo es importante en todo, pero la definición de éste, construída en una forma parametrizable a todos los campos de conocimiento humano, definitiva y sin circularidad, nos sigue eludiendo magistralmente.  Por eso es que, mi querido amigo Bering, que te hablo tan desprendidamente de lo que pienso que es el "tiempo".

En algún momento de nuestra cuerda locura definimos al "tiempo" como una de las siete cantidades físicas fundamentales en el sistema de unidades que pretendemos sea universal y que sea capaz de "medirlo todo".  Así es como entonces utilizamos el tiempo para definir otras cuantías e integridades inmanentes como por ejemplo, la velocidad.  Me pregunto ¿cómo podríamos usar el tiempo para medir un pensamiento? 

Piénsalo...  Y después nos pondremos pitucos y esgrimiremos nociones e ideas como el espacio-tiempo o el espacio-crono-temporal, y con estas rudimentarias herramientas pondremos en duda el cosmos, y enredaremos la filosofía, y nos haremos parte de la estructura fundamental del universo, y las usaremos para embutirnos en una dimensión desconocida en la osada inmensidad del infinito proceder humano que se atreve insolente inventar cosas como "universos paralelos", "reencarnación", "viajes astrales", las divinas "sopaipillas pasadas", el omnipotente  "mote con huesillos", los paradisíacos "cuchuflís", y la edénica Caleta Tortel.


Bering:

¿Cómo conviven el tiempo y la mortalidad?  Si el tiempo es inmortal, y la mortalidad una realidad cronológica del tiempo, ¿entonces nos empeñamos en la inmortalidad para no dejar mortales a nuestros recuerdos a merced del paso del tiempo?  Quizá sea cierto aquello de que tratar de entender al tiempo es como querer entender a una suegra... y la inmortalidad solo tiene valor porque existe la mortalidad.  ¿Cómo es que dices tú..? ¿Qué cosas, no?


Rodrigo:

El tiempo solo tendrá sentido mientras exista la vida.  El "tiempo" adquiere valor para nosotros solo cuando envejecemos, antes de esto; nunca nos importó, y todo esto simplemente porque mientras nuestra edad avanza, nuestro "tiempo" se torna cada vez más cuantificable y entonces se vuelve personal y subjetivo.

Según la Teogonía de Hesíodo, del alegre himeneo entre Gea-Tierra y Urano-Cielo nacieron doce hijos.  Estos eran seis mujeres: Tea, Rea, Mnemosine, Temis, Febe y Tetis; y seis varones: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto y el pequeño Cronos-Tiempo, el menor y el más terrible de todos ellos.

Además de los anteriores, Gea y Urano, procrearon a los Cíclopes, esos hombrones grandes de un solo ojo, y también a los Centímanos, de cincuenta cabezas y cien brazos.  Obviamente no había control de la natalidad en esos tiempos. Conforme iban naciendo sus doce primeros hijos, Urano los regresaba al vientre materno, con la finalidad de quedarse con el poder para él sólo.

Pero, cansada y ofendida, Gea decidió detener a Urano y formando una hoz con un duro diamante se la presentó a sus hijos pidiendo ayuda para detener al cruento dios.  Todos ellos salvo el menor, se aterrorizaron y se negaron a participar; por lo que Gea le entregó el arma a Cronos y lo ocultó para que emboscara a Urano-Cielo.

Cronos esperó pacientemente desde su escondite el momento oportuno para vengar las injurias cometidas contra su madre, y aprovechando el instante en que Urano-Cielo yacía descansando y durmiendo sobre su cama, salió furtivamente desde su escondite y rápidamente castró a su padre arrojando los genitales en el mar.

Como éstos (los cojones) aún tenían la capacidad de engendrar, de las gotas de sangre que cayeron sobre el cuerpo de Gea-Tierra, nacieron las Erinias, los Gigantes y las Ninfas, y de la espuma que se formó en el mar, nació Afrodita.  Entonces los Griegos, y nadie más que los Griegos son los culpables de la invención del tiempo.


Bering:

Y para tí Rodrigo, ¿qué es el "tiempo"?


Rodrigo:

El "tiempo", mi querido amigo Bering; es la sola satisfacción de nuestras animadas conversaciones, la brillante candidez de nuestras ideas, lo efímero y temporal de nuestras aflicciones, nuestras percepciones del bien y del mal, nuestras intuiciones acerca del futuro y del pasado, nuestras apreciaciones de realidad y fantasía; es el peso de nuestro humor, la solidez de la lealtad, y es la realidad del último segundo de nuestras vidas; tiempo es lo que cambia y se multiplica para que la Eternidad se quede en un estado simple; pero más que todo esto y por sobre todas las cosas del universo, para mí; el "tiempo" es cuando veo en mi pantalla de Skype, la cara esa tuya que aún vibra inquieta e impaciente con los valores que vivimos y servimos, y que se manifiesta con los simples placeres de la vida, tan simples, como una sincera y franca sonrisa; y también "tiempo" es para mí el escuchar la descuidada y estridente risita de mi hija Giuliana María.  Esto, Bering, y nada más que esto; es el "TIEMPO". 


Bering:

Me quitaste las palabras de la boca.  Bueno, ya es "tiempo".  Hasta mañana Loco.


Rodrigo:

Hasta mañana, Bering.  Gracias por tu "tiempo" y el sacudón intelectual.


Segundo plano:

Jí, jí, jí... otra vez esa risita estridente y diáfana...  Es otra vez la risa de mi hija Giuliana pero que ahora me sonaba como un anuncio de que el final de nuestro tiempo se acerca irremediablemente, y el comienzo del tiempo de ella comienza también irremediablemente, irremediable como el tiempo...

Esa risilla me recordó que al tiempo no le importa si estamos apurados o nó, y también me recordó de que tengo que armarme de mi propio tiempo, y buscar motivos para la risa y la misericordia.  Además, tengo la risilla de Giuliana a mi lado.  Pues bien, tengo bastante.


El Loco