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lunes, 1 de diciembre de 2014

Esquirlas del Espíritu

Mi espíritu tiene una serie de esquirlas filudas que están presas en mi mente.  Algunas de estas astillas a veces crecen más de lo normal y es necesario lijarlas un poco para que sus filosas aristas no perforen o rajen el prístino y dilatado tul de mi indomable espíritu.  Como las suyas, estas esquirlas no se pueden eliminar porque son engendros y apéndices de nuestras frágiles y enfermizas naturalezas, pero como casi cualquier otra cosa, se pueden mantener bajo control con un poco de mantención y cuidado.  Estas afiladas esquirlas provienen de las inconquistables aéreas de mi cerebro, las que se escapan subrepticias y sibilinas para refugiarse en los perennes ejidos de mi espíritu incalculable.

No hay esquirlas más importantes, o más grandes que otras, sino que algunas son más desagradables que otras en la larga escala de lo ingrato, lo displicente y lo sórdido, y son más notorias en las abultadas jerarquías de lo desleal y de lo intolerante.  Por lo tanto, no hay un "orden" o un "escalafón" de serie o de sucesión para ordenarlas.  Son lo que son: diarrea mental o "caldo de cabeza sin sal".  Por lo tanto, hay que limarlas a medida que crecen y se comienzan a notar. 

Este escrito puede bautizarse como un vómito emocional, como un estertor espasmódico de vergüenzas ajenas, o como una regurgitación efervescente de la basura que se queda a veces enredada en los fuelles del caletre de mi ondulada mente.  Este escrito no tiene ni lógica ni orden discernible y las esporádicas e incongruenciales apariciones de su contenido no obedecen a ningún orden establecido de acuerdo a su lógica personal, ni a la nomotética universal, o a la nomológica natural; son simplemente la bizarra e idiótica bazofia de mi inclaudicable mente.

Para poder cifrarlas en este pergamino electrointernetoscríptico, raspé cuidadosamente la negra tinta vieja y seca que se quedó pegada en el fondo de los muchos tinteros casi vacíos que subsistieron abandonados después de ser usados, y a esos rayados de tinta seca les agregué un poco de agua amarga; y con esta libidinosa materia escribí la sarta de tonterías que sigue, las cuales usted puede escoger el leerlas o nó, u ocupar su tiempo en algo más sano y productivo.  Lo que usted leerá a continuación son los coléricos brincos y respingos de mi atolondrada pluma escarbando entre los acervados lóbulos de mi azorado cerebro, perpetrando una necesaria auto-profilaxis a costa suya.  Espero que le guste saltar.

No hay hombre que pueda comprar mi luz, ni hay hombre capaz de comprar mi silencio.
--RAG—

El Territorio de lo Insano, el Territorio de mi Mente (en 10 saltitos)

Salto 1

Amo a la Humanidad pero bajo ningún punto de vista amo a todos los humanos; y menos a los engendros humanoides que son parte de aquellos a quién no amo, y estos últimos no son parte de la Humanidad porque son bestias irracionales producto de una sociedad enferma, decadente y mañosa.  Los más destacados sandios de esta estirpe son los maleantes consuetudinarios: los abogados valetudinarios y ladrones, los políticos nanocefálicos apestosos, y los numerosos sanguisugentes sacerdotes de incestuosidad mental, moral y espiritual.  A esta basura la puedo identificar a una milla de distancia porque todos huelen a rata muerta, cuando no a buitre sarnoso.

Debo de aclarar de que yo NO AMO a estos neotenios, pero nunca dije que los ODIO.  Para odiar a alguien, éste "alguien" debe de poseer al menos un valor humano matriz, una brizna de civilidad, una mísera menudencia de moral con la cual poder ensañarse.  Estos esbirros no la poseen ni en su más mínima expresión enunciada, entonces; ¿a quién odia el Loco se preguntará usted?...  Pues bién, es muy simple: odio a los mosquitos, a las pulgas, a la traición, odio que se me acabe el papel higiénico en el momento menos oportuno, y odio que me mientan y que me dejen esperando.

Amar a la Humanidad es un trabajo largo y terrible como el trabajo de vivir, y la mayoría de las veces, este trabajo no paga bien.  Creo que esto se deriva de que el concepto de la "humanidad" como lo conocemos y aceptamos hoy se generó con el Homo Sapiens, porque antes de él los "seres humanos" que caminaban este planeta eran nada más que unos impensantes brutos y oportunistas carroñeros.  Algo anormal de estos últimos antropoides caminantes se nos quedó enredado penosamente en los genes y en el DNA, y nunca nos hemos podido deshacer de este estigma, huella que es la mácula que nos ha marcado para siempre.  Es por este básico y cardinal principio de que yo egoístamente, pero con completa razón; amo a la Humanidad pero jamás a todos los entes que la integran; especialmente a aquellos que malograron la aguja de su compás moral.  ¡Que se mueran los feos!

Salto 2

Siempre he pensado que si sigo un sueño auténtico no dejaré rastro ni trazo, y ni sendero que ilumine a los ciegos pasos de sus pisadas sin huella; y ni siquiera la secuela de una frágil sombra de luz muriente porque los sueños están hechos de una ingrávida luminiscencia y de una eterna y etérea inconsciencia.  Y muchas veces, incontables veces; me he quedado rodeado de una clara oscuridad mirando atónito hacia el infinito, temeroso, dudando, soñando sueños desconfiados,  delirando irrealidades que ningún otro mortal jamás se ha atrevido a soñar antes. 

Tomo responsabilidad por mí mismo y por las muchas acciones que perpetro a través de mi vida porque haciendo esto, desarrollo un hambre inmensa por soñar; y más aún, por cazar esos inmanentes y locos sueños míos.  Sí señor, soy un optimista y un irremediablemente inquieto soñador.  Tengo que soñar muy alto y muy seguido para poder alcanzar las estrellas, y cuando no las puedo alcanzar, rabioso y vengativo agarro una bocaronada de viento solar, o un puñado del polvo de la cola de un errante cometa, o por lo menos le esputo rabioso una de mis cárdenas memorias a una de esas desprevenidas nebulosas que cruzan incautamente mi camino.

Un sueño es el infinito y sudoroso coito de la imaginación y el deseo, la total cópula de la fantasiosa utopía y la realista materialidad humanas.  Estas quiméricas irrealidades viven vibrando furiosamente en el desconocido callejón de los sueños violados.  El sueño tiene vida propia, y la ordeña y la estruja de los tejidos de nuestro espíritu y de nuestra inconsistente y quebradiza calidad humana.  Y cuando un sueño nace, no puede morir ni nada puede matarlo.  Pedro Calderón de la Barca escribió "La Vida es Sueño".  Pero la Barca estaba terriblemente equivocado, tal como su subconsciente Monólogo de Segismundo.  La vida es real, el sueño es su espíritu.

Salto 3

Cuando miro a aquel negro bosque que me arranca furiosas lágrimas, debo de respirar profundo y recordarme a mí mismo de que aquella espesura a la que miro, es solo una fronda de árboles malditos en un desecrado concierto, y a los que puedo mirar parapetado desde la seguridad de las sólidas almenas de mi invencible espíritu.  Estos árboles son mis miedos y mis temores.  Ese obscuro y negro bosque está arbitrariamente hecho de mis miserias y de mis frustraciones, de mis derrotas y de mis profanaciones, de mis cegueras y de mis forzados silencios.  Y los frutos de sus ramas, son mis jacintinas inconsciencias. 

Y me dá pena el silencio que guardo porque éste no puede hablar, y me dá pena la bulla que hago porque ésta no puede callarse, pero ambas penas viven en la armonía de los lugares recoletos, talayóticos, y telúricos de sus propias existencias tan duras como la Edad del Hierro; sin vida y sin visitantes, en las puertas donde la oportunidad nunca golpea.  Viven en ese negro bosque que me arranca furiosas lágrimas.  Pero las lágrimas y las sonrisas se parecen mucho a mí, a lo que yo soy porque ni mis lágrimas ni mis sonrisas están confinados a ningún sentimiento en particular; porque a menudo lloro cuando estoy feliz, y sonrío cuando estoy muy triste.

La pena es como la soda cáustica en agua hirviente: limpia efectivamente todas las cañerías que acaudalan nuestra angustia.  Y cuando la pena se desliza jabonosamente por nuestras delicadas enfermedades sentimentales, toma la basura que las obstruye, y la convierte en lágrimas.  A veces profusamente, y a veces nó.  Como el pobre Humberto que derramó tan solo una lágrima, porque era tuerto.  Y las lágrimas son el desagüe del espíritu, la cloaca de nuestra índole; son las que llevan la sucia inmundicia que acongoja nuestro espíritu, y las evapora en nuestras mejillas, y las destila sobre nuestras faldas, y las confunde con los resbaladizos mocos.  Afortunadamente, este tipo de líquido no se puede reciclar.  Y así, cuando dejamos de llorar nos sentimos un poco mejor, y el negro bosque que nos quiere arrancar nuestras lágrimas se queda incapaz, sólo con su fronda de árboles malditos en desecrado concierto, y a los que ya podemos mirar sin temor desde las elevadas y tenaces almenas de nuestros irreductibles espíritus. 

Salto 4

Y no estoy más Loco porque mi amigo Bering me alimenta cada día con pequeños trozos de Mallorca, me nutre dadivosamente con imperceptibles y celulares fragmentos del dietario de nuestra historia, y con diseminadas efemérides de una estatura abaculística gigantesca; como si él estuviese alimentando con el júbilo de un dorado trigo mancebo, a un hambriento pollo loco.  Y así, grano a grano me espanta aquellos fríos sueños de una obscuridad iniluminable, y me ayuda a imaginar lo inimaginable.  Entonces esas tristezas ya no pueden estallar en sonidos, ni en gemidos, ni en pensamientos raros, ni en irreflexiones furiosas, y entonces se mueren secas y desteñidas en un oxidado candil Camborio.

Y Bering, como todos mis amigos, no camina detrás de mí porque yo no lo guío.  Tampoco camina delante de mí porque no soy un seguidor.  Sólo camina a mi lado porque somos amigos.  Digo esto sinceramente porque no hay nada que no haría por aquellos que son realmente mis amigos; y porque no tengo ni la más peregrina idea de cómo amar a mis amigos a medias o en mitades, pero también porque ésa no es mi naturaleza ni nunca lo será.  Es crítico el saber amar íntegramente porque la amistad verdadera es lo más difícil de encontrar, y es un fenómeno más raro que el amor mismo; y por eso hay que salvarla a costa de lo que sea.

Y como ya se ha hecho una costumbre sin inercia, este pollo loco busca esos interminables granos dorados de la amistad para nutrirse cada vez que se levanta el sol.  Y este raro pábulo engorda.  Me engorda el espíritu, me engorda los sentimientos, me engorda los deseos de triunfar, y me engorda la humanidad que llevo orgulloso por delante tal como me enseñó a hacerlo mi tío Lucho.  Y cuando termino de masticar esos dorados granos de trigo mancebo, escupo afanoso sus mancillados hollejos los que (como las lágrimas) arrastran consigo mis insensibilidades y mis enojos, y los escupo lejos, por allá, donde ni siquiera pueda pisarlos, y dentro de los anchurosos sacos, de las oficiosas talegas y de las dilatadas alforjas de su complicidad, esa basura del espíritu se muere pegada a esos hollejos, y se seca irremediablemente para siempre. 

Salto 5

Siempre he pensado que si hablo, mis palabras deben ser más hermosas que mi silencio porque ésta es la única manera digna de ocultar mi encabritado y nefasto silencio.  El problema es que mis palabras no son hermosas, ni suaves, ni bonancibles, ni condescendientes; sino que son bestialmente honestas como el ácido muriático, y muchas veces hieren como los fríos y traidores puñales en las arteras manos de los hermanos Heredia.  A veces trato de disfrazar mis palabras con complacientes y oficiosas mentiras, pero estas circenses máscaras se despegan fácilmente y se caen estrepitosamente desde mis enmascaradas palabras como cuando se derrumba incontenible el grandioso edificio "Ilusión" después de ser apuñalado por una traidora infidelidad.

Debo ser muy cuidadoso con mis palabras, especialmente con aquellas ácidas, corrosivas y malintencionadas porque a pesar de que mi afilada lengua carece completamente de huesos, garras, colmillos o cartílagos, es lo suficientemente poderosa y letal para destruír un corazón, para asesinar un sueño, para desecrar una certeza, para aniquilar una ilusión, para tornar una verdad en delación, y para inmolar una virgen esperanza.  Las palabras tienen un gran poder, y si lo absorbemos, con ese poder es posible aprender aún más.  Aprender por ejemplo que por cada palabra altisonante que pronunciemos, debemos de tener también una acción grandilocuente que le corresponda.  Puedo aprender palabras que otros hombres no pueden oír, puedo aprender palabras que otros hombres no pueden entender, y puedo descifrar la enfática revelación de su armonía, lo que otros hombres no pueden comprender.

Un pensamiento sin palabras está ciego, a pesar de que las palabras y los pensamientos siempre se escriban con la misma tinta y provienen del mismo tintero.  Quiero que mis palabras no lleven polvo, que mi gramática no tenga antónimos, que mi retórica no tenga esquinas, que mi elocuencia no tenga ventanas rotas; y que mi mensaje deje en el aire una estela de lagartos indignados y sedientos.  Es mejor tener mucho que decir y pocas palabras para hacerlo, que tener muchas palabras y nada que decir.  Las palabras despiertan el pensamiento, y cuando éste se despierta, ya no se vuelve a dormir.  El pensamiento puede corromper palabras, y palabras pueden corromper el pensamiento; por eso es que debo de ser muy cuidadoso con mis palabras.

Salto 6

Los días malos son como las moscas, hay que matarlos y no preocuparse más de ellos porque un día malo no hace una vida mala ni nos desvían de la preciada meta de la jornada (¡a no ser que usted sea huevón, por supuesto!).  Cuando un día malo me visita sin invitación, tengo tres opciones para defenderme: o dejo que este día de mierda me defina, o dejo que me destruya emocionalmente, o lo utilizo para hacerme aún más fuerte.  Los días malos no tienen el abismante poder de un río furibundo que puede fragmentar y dividir una planicie, que puede dividir una montaña, o que puede desmenuzar un valle; un día malo es solo un tonto pedrusco parado ilusamente en medio de un torrentoso e iracundo río tratando de detener sus arrasadoras e inatajables aguas.  El mejor escudo contra un día malo, es una sonrisa permanente a través de la cual se puedan ver claramente los dientes.

Creo que el mejor remedio para un día malo es actitud porque la única opción de un día malo, soy yo.  Cuando llegue al final de su vida, usted tiene la opción de morirse callado, o estacionar su automóvil y seguir a pié.  A veces pienso que los días malos son los mejores terapistas para nuestra salud mental.  Un día malo es como una horrible tormenta, pero cuando hemos capeado la tormenta, no nos acordamos de cómo la aguantamos ni de cómo la franqueamos.  En estas cosas de la vida, nunca estamos seguros si nuestras tormentas realmente pasan o se calman; pero una cosa es cierta: al salir de una mala tormenta en nuestras vidas, ya no somos la misma persona que éramos antes de que la borrasca comenzara y nos despeinara los sentidos antes de que aquel mal día naciese.  Eso es todo lo que es un mal día.

Casi siempre me olvido de los días malos, y nunca me olvido de que los días malos; todos ellos terminan siempre a la medianoche, y el beneficio que nos traen es que ponen en perspectiva a los días buenos.  Un día malo puede ser malo para nuestros egos, pero si los entendemos bien, son un gran beneficio para nuestros espíritus y una nueva aventura para nuestro carácter.  Nunca me preocupo de un día malo porque no me soluciona el día siguiente ni me borra los errores del día anterior, sino que solo me priva de la energía que necesito para ultimar el día malo que estoy viviendo.  Cuando un día malo llega hay que aprender del pavo real.  Éste despliega su hermosa cola sin importar si el día es malo, o es feriado.  No se olvide de que todos los días cuestan caros.  Cuando se nos termina un día, bueno o malo; es un día menos que nos queda para vivir y gastar, así que trate de gastar sabiamente cada día; aunque sea malo.  El peor día malo es aquel sin sonrisas.  Al final, los días malos son como moscas, hay que matarlos y no preocuparse más.

Salto 7

Las sonrisas son gratis.  ¡Regálelas!  Nunca dejo que mis labios se enteren de mis problemas y mis aflicciones porque así, pueden sonreír constantemente sin saber lo que ocurre en el inestable piso de arriba.  Para mí, el sonreír infatigablemente es extraordinariamente importante porque un día la vida se va a cansar de mi firme sonrisa, y dejará de joderme.  Y el tamaño de tu sonrisa debe ser como cuando abrazas a alguien querido que no has visto en diez años, y a quién no verás por otros diez.  Mientras más grande es la sonrisa, menos lugar ocupa.  Una gran sonrisa desplaza las arrugas del espíritu y extirpa y elimina las espinillas del mal humor, además cuesta menos que la electricidad y da más luz.  La Mona Lisa era lisa, pero su sonrisa no lo era porque no hay ninguna cosa seria que no se pueda decir con una sonrisa.

La razón del por qué a veces me olvido sonreír no es porque haya perdido mi sonrisa, lo que pasa es que ella está bajo mi narizota y a veces no la veo, entonces se me olvida de que está allí y no la esbozo como debería.  Debo siempre de recordar que entre la baba y los mocos, hay siempre una sonrisa.  La sonrisa más valiosa es aquella que dibujan nuestros labios cuando nada nos está saliendo bien en nuestra vida, y si sonreímos estando solos, agobiados y sin compañía, entonces esa sonrisa es realmente genuina.  Sonreír es la mejor segunda cosa que puedo hacer con mis labios, aunque los tenga partidos.  A veces alguien vive porque tiene una sonrisa tuya de la cual se ha aferrado, y que no sabes cuándo la regalaste.  La sonrisa es el preámbulo de la risa, y cuando yo ya no pueda reírme de mí mismo, entonces será la hora en que los demás se rían de mí.

La primera honesta sonrisa que esbocé en mi vida fué poco después de haber nacido, cuando me dí cuenta de que estaba vivo y de que tenía mucho tiempo por delante, y decidí que apenas aprendiese a caminar podría ir en pos de todos mis sueños.  Y así lo hice.  Desde chiquito.  Ahora ya no me queda mucho tiempo pero he conseguido agarrar los sueños más salvajes que me robaban la siesta, algunos de aquellos que corrían más rápido que yo, unos pocos de los que se veían tan grandes cuando yo era tan chico, los que parecían más difíciles cuando no sabía lo que significaba fácil, y algunos de aquellos que parecían imposibles antes de que yo creyera en lo posible.  Ahora los tengo a todos ellos amarrados apretadamente con mis sonrisas, y encerrados estrechamente en los capachos de mi espíritu... y por eso es que yo sonrío.  Y además porque una honesta y amplia sonrisa exacerba e irrita grandemente a aquellos que quieren destruírme.

Salto 8 (un salto lleno de transcursos y tropezones)

La única razón por la que el sol se levanta cada mañana sobre el horizonte, es porque nosotros estamos aquí para verlo llegar.  La Luna no se esconde, sino que se apresura por detrás del planeta para vernos otra vez en la alborada que despide a la pasante noche. 

A veces viajo al sol cuando estoy soñando, y en mi jornada en ocasiones veo al tonto de Ícaro estampado en el suelo con sus pendejas alas de cera.  Para viajar al sol solo se necesita imaginación, ni alas de cera ni las infernales máquinas de tiempo.  Además, el sol viaja hacia nosotros todos los días, pero es cortés visitarlo de vez en cuando, por eso es que a veces viajo al sol cuando estoy soñando.

Tomamos diversas y extrañas medicinas para mejorar el funcionamiento de nuestro cuerpo, entonces ¿sería lógico que tuviéramos pensamientos extraños y diversos para fortalecer nuestra débil sabiduría?  Las mejores ideas siempre han sido paridas por pensamientos extraños e insólitos, por lo que podría deducir que las tonterías y las ingenuidades que salen de mi cabeza podrían ser la base de algo magno, de algo heroico, de algo proverbial y soberbio. 

Creo estrechamente que mi destino no es un asunto de oportunidad o de ocasión, sino que es claramente una cuestión de elección propia.  Mi destino no es algo que yo espere o una cosa que esté escrita (y francamente no sé dónde chuchas se podrían escribir semejantes cosas), mi destino es un poder alto el que debo alcanzar con sabiduría, paciencia y esfuerzo.  Yo soy dueño y forjador de mi propio futuro y me rehúso a creer que el regulador de mi futuro sea el mentado "destino", porque a la postre; el futuro no es nada más que un pasado adelantado con la ventaja del tiempo.  Creer en el destino es un desatino.  Aparte de todo, el "destino" no es nada más que una invención Griega, producto de una cosmogonía mítica, una teoría que versa sobre la existencia y también envuelve a la Epistemología.  Si usted no entiende y comprende estas ciencias, usted no sabe lo que es el destino, y si entonces usted cree en el "destino", usted está más loco que yo.

Creo que cuando el mundo era plano, el sol también era plano.  Todo era plano, hasta el pensamiento humano era plano.  Y las estrellas y los cometas y las galaxias, todo ello era plano, y los asteroides y los meteoros y los objetos transneptunianios, ¡todos eran planos!, y hasta los Pulsares y los hoyos negros, y los otros planetas y las estrellas binarias y los supercúmulos y las nebulosas: todo plano.  Ahora todo es esférico.  Me gusta más así.  Ahora que sé que el sol es esférico sus rayos cariñosos me entibian más, su luz es más clara, y su superficie es más amplia aún para sembrarle mis sonrisas sobre su cálida piel cada vez que lo visito.  Y ahora que casi todo es esférico, lo único plano que queda en el Universo, es el cosmos infinito del triste pensamiento humano.

Salto 9

Alma vs Espíritu

Alma
Siempre me he preguntado acerca de la incongruencia del "alma", esa stultum absque scientia", un guasón pero efectivo embeleco del absurdo magisterio religioso.  Lo circense que hace este concepto risible es que el término "alma" (o ánima del latínanima) se refiere conveniente y arbitrariamente a un principio o entidad inmaterial puramente metafísica e invisible, que se supone que poseen los seres humanos vivos.  También es chusco el hecho de que la descripción y representación de sus intrínsecas propiedades y características, varía grande y salvajemente de acuerdo a las diferentes y disparatadas tradiciones y perspectivas filosóficas o religiosas de cada grupo místico.

El inescrupuloso concepto de "alma", etimológicamente no tiene sentido alguno ni lógica discernible.  Etimológicamente la palabra del idioma Latín: "anima" se usaba para designar el principio por el cual los seres vivos están provistos de animación y moción propias.  Como se ha definido este sentido originario, las plantas, los animales, los insectos, los seres humanos, y todo cuerpo que tenga movimiento propio; estarían entonces dotados de "alma".  De hecho y de acuerdo con la tradición religiosa judeocristiana, el alma es la principal cualidad identificadora del movimiento en la materia viviente, lo que convierte a la materia inerte a materia moviente (activa o viva), independiente del desplazamiento ajeno.  Por consiguiente, las cucarachas tienen alma (de sacerdote pedófilo, pero la tienen).

Los avances en la fisiología y neurología permitieron reconocer que los seres animados obedecen al mismo tipo de principios físicos que los objetos inanimados, al mismo tiempo que pueden desarrollar actividades diferentes de éstos, como la nutrición, el crecimiento, y la reproducción.  Entonces, basados en la lógica y no en la brujería, el "alma" como concepto rectilíneo y esotérico; no es nada más que una flatulencia de mentes subsoladas. 

El "alma" como todos los tristes dioses, no existe.  De hecho, el "alma" está dividida en múltiples conceptos que no se ponen de acuerdo entre ellos (en este sentido, son fuerzas políticas), tal como los pobres dioses.  El alma difiere en materia seria y respetuosa a partir de la filosofía occidental, pasando por la filosofía Griega, por el alineado Tomás de Aquino, por la infundada teología cristiana, por las absurdas e inmanentes "enseñanzas bíblicas", por el ingrávido magisterio católico, por la circense y festivalera iconografía religiosa, por el concepto de alma del antiguo Egipto, por las creencias Budistas, por el Chakras Hinduísta, por el Hitodama o el Reiki Japoneses, por el "Qui" Chino,  y por una sarta interminable de definiciones grotescas y populares en la generalizada teosofía de lo absurdo.

Espíritu
El espíritu en cambio es uno solo, es un solo concepto inalienable y real porque se puede percibir.  La palabra "espíritu" (del Latín spiritus: "aliento") se puede también emplear con otros significados y connotaciones diferentes, pero la mayoría de ellos se utiliza en relación con una sustancia no corpórea en contraste con el cuerpo material.  La palabra espíritu se usa a menudo para referirse en forma metafísica a la conciencia o a la personalidad.  Las nociones de espíritu y de "alma" a menudo y erróneamente se superponen, ya que ambos conceptos contrastan con el cuerpo físico, y ambos se conciben cómo sobrevivientes a la muerte corporal, especialmente en el ocultismo religioso.  Así es como venden la "pomada" de que después de la muerte hay vida eterna porque el espíritu (alma) no muere jamás.  ¡Qué huevada más aburrida!  ¿O sea que (religiosamente) cuando muera, me encontraré con las almas de Genghis Khan, o de Al Capone, o de Julio César, o de Mandrake, o de Jack The Ripper (el Descuartizador de Londres), o con todas ellas?  ¿Y después qué?  ¿Me siento a jugar "Canasta" con las abuelas muertas por una eternidad eterna para siempre jamás?  ¡Qué huevada más aburrida! 

Volviendo al espíritu.  Etimológicamente, Espíritu también significa ánimo, aliento, coraje, vigor, y en última instancia; esta palabra se deriva originalmente de la expresión Proto-Indo-Europeo: (s)peis, que no tiene nada que ver con la rúbrica de "alma".  El espíritu es real y se percibe sensorialmente como energía incorpórea pero omnipresente, no cuantificable en substancias, pero es una energía que está presente individualmente en todos los seres vivos.  Ahora; metafóricamente el espíritu puede ser la intención subyacente de un texto a diferencia de su significado literal, especialmente en asuntos relacionados con la ley donde decimos: "Hay que seguir la letra de la Ley, pero debemos practicar su espíritu".  También, el espíritu se demuestra en la lealtad y la sensación de inclusión en la historia social o en la esencia colectiva de un pueblo, de una institución o de un grupo, como por ejemplo el "espíritu de supervivencia" o el "espíritu de progreso".

La diferencia es de suma y vital importancia porque en nuestro contexto humano real, la Lógica nos navega y conduce desde la "a" hasta la "z"; pero la Imaginación nos lleva a cualquier parte y a todos los lugares; y lo que les sostiene a ambas, es el espíritu.  Con el "alma" hay que morirse primero (con los dedos cruzados) y esperar a ver si pasa algo...  algo que nunca sabremos...  ¡Qué huevada más aburrida! 

Salto 10

Perseverancia.  Me gusta mucho la perseverancia porque ella derrota al tiempo, derrota al fracaso, derrota la procastinación, derrota la insuficiencia humana; derrota la duda, y porque asimismo derrota a la derrota.  Me gusta pensar que la perseverancia es la firmeza de carácter y la fuerza de voluntad en perseguir una meta o hacer algo, a pesar de la aflicción, la dificultad, los obstáculos, los impedimentos, o el retraso en alcanzar el éxito.

Dicen que un pendejo de mujer tira más que una yunta de bueyes, pero la perseverancia es aún más poderosa que esto, porque al contrario de lo otro, la perseverancia está consciente en nuestras mentes.  La perseverancia es como las gotas de agua, las que pueden llenar un valle no importa cuán lentamente se acumulen, y esto es porque ellas nunca se detienen.  La mayoría de los hombres han sido derrotados porque perdieron su perseverancia, y con esto; nunca se dieron cuenta de lo cerca que estaban de la victoria cuando se rindieron.  A veces la perseverancia camina muy lentamente, pero nunca camina hacia atrás.  La perseverancia te permite pelear la misma batalla más de una vez para poder ganarla.  ¡Siempre es demasiado temprano para rendirse!

Durante my encabritada vida me he podido dar cuenta y convencerme de que hay muy pocas cosas imposibles para mi diligencia y mi habilidad.  Mis sueños y mis grandes metas no las he logrado alcanzar por la fuerza, sino que con el poder de mi perseverancia.  Con habilidad ordinaria y perseverancia extraordinaria, todo es posible.  La perseverancia es como un par de manos que trabajando logran y obtienen resultados reales, y no como un millón de manos unidas en insubstancial oración y que no producen nada.  Perseverancia implacable no es obstinación: la perseverancia viene de la voluntad, la obstinación de un capricho o de un mal hábito.

La perseverancia una de las bases del espíritu, el secreto de todos los triunfos; nunca una esquirla porque en el ámbito de las ideas, todo depende del entusiasmo, pero en el mundo real, todo se apoya en la perseverancia.  No sea huevón: Persevere.

No más saltos

Bueno, se me acabó la tinta hecha de agua amarga (por lo menos por ahora).  A mi espíritu aún le quedan una serie de esquirlas repartidas y diseminadas por entre sus interminables parajes, pero después de este demente escrito, éstas ya no son tan puntiagudas e incisivas.  Son más romas, más suaves ahora.  Ya no me pinchan la imaginación cuando duermo, ni me arañan el espíritu cuando sueño, ni me lijan la paciencia cuando estoy inquieto, y no me aguijonean la iniciativa cuando quiero volar, ni me rasgan el virginal y delicado velo de los sueños.  Ahora ya más pulido, puedo engalanar mi inquieto e indomable espíritu otra vez con sus hermosas sombras de colores.

Lo único que uno siempre espera y que nunca viene, es la gloria; y lo único que siempre viene y que uno nunca espera, es la muerte.  ¿Qué cosas, no?




El Loco

lunes, 1 de octubre de 2012

El Tiempo


Conversaciones con Bering Comparini

Este es un extracto arbitrario y resumido de las hilvanadas conversaciones notadas entre mi compañero de colegio Bering Comparini y yo, que comenzaron en una de esas extraviadas y soñolientas mañanas en que ventilábamos nuestras imaginaciones y ejercitábamos nuestros cerebros. 

Todo comenzó un día durante una inocente conversación en Skype acerca del valor de la existencia en referencia a lo que actualmente existe en yuxtaposición espacio-temporal y en paralelo a lo no contractual.  En otras palabras, nuestra cháchara incluía todo lo físico y metafísico, lo abstruso y lo simple, lo filosófico y lo natural, lo sobrenatural y lo imaginativo, la protociencia y la pseudociencia, lo real y la quintaesencia del creacionismo pseudoclásico.

¿Por qué entramos Bering y yo este tipo de conversaciones tan conjeturales?  La respuesta es muy simple: los dos somos locos.

Advertencia

El contenido de este escrito se soslaya al sesgo en manifiesta contra de la imaginaria línea de la cordura, y se disuelve en la lógica aplicada desde un aspecto nomotético Renacentista.  Leer este escrito de inclinaciones lacrimógenas le pude causar estitiquez mental, diarrea espiritual, derretimiento doctrinal intelectual, dolencia lógica, tortura silogística, atrición creacionista, deterioro del Sensus Communis del que hablan Aristóteles y Cicero, y hasta le puede reducir severamente la distancia del Cerínter(1).

(1) El Cerínter es el vector de la distancia física directa entre el cerebro y el esfínter del ano.  Hay muchos que no guardan mucha distancia entre las válvulas de acepción y los obturadores de salida.  Durante la Antigüedad, en los Escritos Cuneiformes a las personas con falta de distancia Ceríntera se les denominaba "Dryadalis Mentalia".


De vuelta en materia

Como mencioné anteriormente, todo comenzó inocentemente con una casta pregunta de Bering que fué el detonante suficiente para desatar una enriquecedora y profetal discusión acerca del misterio que ha anonadado al Homo Sapiens desde que hablaba Akkadiano, Eblaite, Elamita, Hitita, Ugaritic, Luwuiano, Hattic,  Urartian, y Castellano.  Las otras lenguas vinieron después, y aún se sigue hablando de esto.


Bering:

Rodrigo, ¿te has preguntado alguna vez sobre el entresijo de la existencia?. 

Rodrigo:

¿Qué clase de existencia, Bering?  Porque las hay muchas..  como la existencia de predicado, la semántica, la existencial, la ideológica, la metafísica...


Bering:

No, me refiero a la existencia referente al sentido.  ¿Cuál es la objetividad cierta de las afirmaciones acerca de la existencia?  Tenemos muchas categorías, símbolos, conceptos  y abstracciones que usamos sueltamente para articular nuestro conocimiento acerca del mundo, de la historia, y de las cosas que existen.


Rodrigo:

Bering, yo creo que la existencia es temporal y no existe.  El pasado no existe, y el futuro tampoco existe, lo único que existe es el efímero presente.  Quizá debamos mirar hacia algo de existencia perpetua...  ¿Quizá el Tiempo?


Bering:

Humm...  pues sí.  Lo fenoménico de esto es que la existencia no es nada más que el aspecto con que las cosas se manifiestan ante nuestros sentidos, por lo tanto, esto puede cambiar y dejar de existir...  Humm... ¿el tiempo, ah?  ¿Algo así como el noúmeno?


Segundo plano:

Jí, jí, jí... (risita sonora)


Rodrigo:

Creo que sí.  Creo que más que la existencia, el tiempo es algo así como la intuición intelectual que transciende la existencia.  La existencia nace y muere con el Hombre, el tiempo transciende sin necesidad del Hombre.


Bering:

Entonces la existencia es la consciencia y existe porque el hombre existe, por lo tanto la existencia no es absoluta.  Podría catalogarse como un concepto en que el hombre posee una esencia eterna e inmutable de un ser "posible", que puede "existir" en el mundo.  Entonces cada uno posee una existencia diferente y permutable...


Rodrigo:

Tal vez Bering, pero la existencia es finita y delimitada, no se transmuta ni cambia, y no admite representantes, ¡por eso es que el creacionismo es falso!


Bering:

¡Apaga el ventilador que nos vas a ensuciar a todos!


Segundo plano:

Jí, jí, jí... (gorgoritos de risa sonora)


Bering:

¿Quién se ríe?  ¿Hay una risa por ahí?


Rodrigo:

Sí, es mi hija Giuliana que se ríe.  Está mirando unos videos cómicos en su computador con sus audífonos.  – ¡Gigi! (en Inglés)  ¡No te rías tan fuerte!


Segundo plano:

Oooops!  Sorry!


Rodrigo:

Bueno, se declara día de paz para todos los curas degenerados, los abogados deshonestos, y los políticos falsos, dignos grumetes de aquel triste buquecito de Nueva York.


Bering:

Rodrigo, ésa es la clave, lo que existe es el tiempo.  La nada es lo que está fuera del tiempo.  La conciencia del tiempo más allá de la propia inmediatez de la existencia es la diferencia fundamental del hombre con respecto al resto de las criaturas del planeta .

Me has creado una nueva línea sobre la cual pensar sin la asistencia del lenguaje matemático (que en mi caso estoy al margen) el tiempo es la definición y medida de todo lo reconocible; nada escapa a él.

El nuevo y viejo anhelo de escapar al tiempo, "la inmortalidad"; es una definición exacta de la divinidad.  Iremos pensando sin poder parar el tiempo.


Segundo plano:

Jí, jí, jí... (risita sonora otra vez)


Rodrigo:

Me alegro de haberte inspirado Bering, y de paso poder haberte creado una nueva línea de pensamiento para desarrollar; sin la ayuda de las ordenadas y exactas matemáticas.

Pero, ¿qué es el tiempo, Bering? ¡He ahí la cuestión mi amigo!  A la pregunta le cuelgan jirones de tontería y de obviedad porque TODOS saben lo que es el tiempo... pero, ¿lo saben realmente?  Veamos...

Quizá el tiempo; ese material hecho de pensamientos, de conceptos, percepciones y principios, sea solo el progreso continuo e indefinido de la existencia real, y quizá sea una larga sucesión de todos los acontecimientos que ocurrieron, ocurren, y ocurrirán en una imparable sucesión de momentos irreversibles, siendo el tiempo una constante eterna y axiomática de cambio infinitamente inmutable que nos sigue desde el primer yoctosegundo, pasándonos velozmente a través del presente, y perdiéndose en el infinito futuro donde no lo veremos nunca jamás. 

Y contrario a las creencias religiosas que le adjudican a un "hombre especial" las características de PRINCIPIO y FIN: "soy el Alfa y el Omega"...  El tiempo no puede ser ni el Alfa ni el Omega porque éstas restringidas medidas son demasiado finitas: una es un comienzo arbitrario y la otra, el fin arbitrario.  ¡Si hay un principio, la eternidad no puede existir! ¡Ahí terminan definitivamente! El tiempo no tiene ninguno de estos cotos porque es eterno; sin principio ni fin.

¿Filosófico dirás, Bering?  Ésta es una afilada pregunta con más filo que sófico...

Ese pequeño gusanito que se arrastra estentóreamente por la tierra de este planeta y al que llamamos generosamente "hombre", se empeña en ordenar y medir al tiempo con una increíble cantidad de componentes ilusorios, reales, y de muchas otras distintas medidas con las que quiere organizar su lógica y ordenar los innumerables acontecimientos. 

Y se entretiene rompiéndose la cabeza comparando los lapsos de las efemérides, y los intervalos cronológicos entre dos puntos, y se impone el finito gravámen de ponderar lo infinito y lo imponderable; asignándole repertorios misceláneos de medidas de cambio en empíricas cantidades asociadas con un material real, o con medidas sumidas en la experiencia consciente y retórica.  

Y esto no tiene nada que ver con la VERDAD.  Y la VERDAD de hoy es real, pero la VERDAD del pasado y del futuro no son más que PROBABILIDADES.  Al final, son todas alegorías; simples grafemas de logogríptica semántica.


Bering:

Pero, ¿qué límites hay?  Por ejemplo, en las matemáticas el concepto de un "límite" se utiliza para describir el valor que una función o una secuencia de "enfoques" de un índice de acontecimientos que se acercan a algún valor final.  Entiendo que los límites son esenciales para el cálculo y el análisis matemático en general; y también se utilizan para poder definir la continuidad en derivadas, integrales, etc.; pero en esto del "tiempo" no hay nada de eso....


Rodrigo:

Esto es porque las matemáticas se limitan (entre otras cosas) a los Espacios Topológicos, los que son simplemente estructuras matemáticas que permiten la definición formal de conceptos como la convergencia, conectividad y continuidad; todo esto nacido en la teoría.  El tiempo no tiene límites.  Los "limites" son un pobre concepto de nuestras distorsionadas mentes que quieren entenderlo y explicarlo todo en un patético esfuerzo por mantener un control inasible.

Al hombre le encantan los límites.  No puede vivir sin ellos.  Los límites les dan "categoría".  Lo limitamos todo, sin excepción alguna: tierras, países, derechos, libertades, futuro, sueños, amor, comportamiento, dicción, vida y tiempo; y siempre queremos establecer límites arbitrarios como el Origen y el Apocalipsis; y hasta les asignamos sexo: "El Padre Tiempo". 

Y asombrosamente usamos nuestras ciencias para encasillar al tiempo en un lugar, en una cajita, y a pesar de que es eterno, lo queremos encasillar en un "momentico" como diría "Tico".  Inventamos el "segundo" usando el veloz intervalo en la velocidad de la radiación emitida por los átomos del alcalino metal Cesio, interrumpida rutinariamente por un celular orificio en una placa de plomo.  ¡Y hasta inventamos el opto-cronómetro!  Sin esto ser suficiente, entonces nos fuímos en pos de inventar el "reloj biológico"...  Ridículo, pero cierto; ingenioso y brillante también, y todo esto para el confort de nuestras conformantes mentes que atentan explicar lo que es a veces;  inexplicable.  ¿Qué cosas, no?


Bering:

Entonces "la inmortalidad" de la que hablaba antes no es realmente inmortalidad, o una  definición de la divinidad, sino otro artilugio para explicar y apaciguar la glotonería de límites de nuestras complacientes e intratables naturalezas.  Tú dices que el tiempo transciende sin necesidad del Hombre, por lo tanto, ido el hombre, ida la divinidad e ida la inmortalidad.


Segundo plano:

Mas risillas estridentes...


Rodrigo:

¡Eureka!  La inmortalidad no existe porque todo lo que muere ya es inmortal.  Para morir hay que nacer y para nacer hay ya que estar muerto o no existir, y lo muerto o no existente no puede morir, por lo tanto existe solo la mortalidad.  ¡Ni las ideas son inmortales!

La inmortalidad ha tratado de ser inmortal desde tiempos "A".  Les preocupó a los Griegos, a los Budistas, a los Cristianos, a los Hinduístas, a los Islámicos, a los Judaístas, a los Shintoístas, a los Taoístas, a los Zoroastroístas; y lo mas cómico de todo esto, es que todos ellos y sus corrientes de límites han incluso desarrollado unas curiosas y creacionistas "Éticas de Inmortalidad".  Como nadie ha podido conseguir una explicación lógica o cuerda para la inmortalidad, inventaron el "Más allá", el "Después de la Vida", la "Otra Vida", "La Reencarnación", y hasta tienen paradas de descanso como el "Purgatorio", lo que tampoco trabaja.  Si esto no es ridículo, no sé lo que es... Y yo que pensaba que el "Tony Caluga" era cómico...  ¿Qué cosas, no?


Bering:

Pues bien, entonces el "tiempo" es más que una invención nuestra, es una dimensión que usamos en la cual los eventos pueden ordenarse entre el pasado, el presente y el futuro, y que también la usamos para medir las duraciones de los intervalos entre los acontecimientos.  Si esto es así, aquello de que "Soy, luego existo" es un concepto vanguardista y filosófico bastante reducido... porque los "presentes" y los "pasados" con respecto al "tiempo" son muchos.  Ambos tenemos un pasado y un presente, pero mi pasado no es igual al tuyo a pesar de que el "pasado" del planeta es congruente para los dos, y el presente mío, a pesar de ser simultáneo al tuyo, es completamente diferente; ninguno de ellos es parecido al otro.  Si le sacamos estos tapujos al "tiempo" el tiempo es sin duda mortal, pero es eterno.  ¿Estoy perdiendo mi "tiempo" aquí?


Rodrigo:

"Pienso, luego existo" debería ser, lo que para la mayoría de los Homo Sapiens es, "Existo, y a veces Pienso".

El tiempo es lo único que es común a todas las cosas del universo, sin excepciones.  Nada más lo es; ni los dioses, ni el espacio, ni los conceptos, ni la cronometría ni la inmortalidad.  Todos los acontecimientos tienen una posición temporal con respecto al presente el que solo dura un yoctosegundo aunque nos parezca de una velocidad geológica; por lo tanto es también efímeramente transitorio y cambia inagotablemente.  Por eso es que no podemos zambullirnos dos veces en el mismo río, y cada paso que damos, es siempre único aunque transitemos siempre el mismo camino. 

El tiempo sabe más por viejo que por tiempo.   El tiempo es importante en todo, pero la definición de éste, construída en una forma parametrizable a todos los campos de conocimiento humano, definitiva y sin circularidad, nos sigue eludiendo magistralmente.  Por eso es que, mi querido amigo Bering, que te hablo tan desprendidamente de lo que pienso que es el "tiempo".

En algún momento de nuestra cuerda locura definimos al "tiempo" como una de las siete cantidades físicas fundamentales en el sistema de unidades que pretendemos sea universal y que sea capaz de "medirlo todo".  Así es como entonces utilizamos el tiempo para definir otras cuantías e integridades inmanentes como por ejemplo, la velocidad.  Me pregunto ¿cómo podríamos usar el tiempo para medir un pensamiento? 

Piénsalo...  Y después nos pondremos pitucos y esgrimiremos nociones e ideas como el espacio-tiempo o el espacio-crono-temporal, y con estas rudimentarias herramientas pondremos en duda el cosmos, y enredaremos la filosofía, y nos haremos parte de la estructura fundamental del universo, y las usaremos para embutirnos en una dimensión desconocida en la osada inmensidad del infinito proceder humano que se atreve insolente inventar cosas como "universos paralelos", "reencarnación", "viajes astrales", las divinas "sopaipillas pasadas", el omnipotente  "mote con huesillos", los paradisíacos "cuchuflís", y la edénica Caleta Tortel.


Bering:

¿Cómo conviven el tiempo y la mortalidad?  Si el tiempo es inmortal, y la mortalidad una realidad cronológica del tiempo, ¿entonces nos empeñamos en la inmortalidad para no dejar mortales a nuestros recuerdos a merced del paso del tiempo?  Quizá sea cierto aquello de que tratar de entender al tiempo es como querer entender a una suegra... y la inmortalidad solo tiene valor porque existe la mortalidad.  ¿Cómo es que dices tú..? ¿Qué cosas, no?


Rodrigo:

El tiempo solo tendrá sentido mientras exista la vida.  El "tiempo" adquiere valor para nosotros solo cuando envejecemos, antes de esto; nunca nos importó, y todo esto simplemente porque mientras nuestra edad avanza, nuestro "tiempo" se torna cada vez más cuantificable y entonces se vuelve personal y subjetivo.

Según la Teogonía de Hesíodo, del alegre himeneo entre Gea-Tierra y Urano-Cielo nacieron doce hijos.  Estos eran seis mujeres: Tea, Rea, Mnemosine, Temis, Febe y Tetis; y seis varones: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto y el pequeño Cronos-Tiempo, el menor y el más terrible de todos ellos.

Además de los anteriores, Gea y Urano, procrearon a los Cíclopes, esos hombrones grandes de un solo ojo, y también a los Centímanos, de cincuenta cabezas y cien brazos.  Obviamente no había control de la natalidad en esos tiempos. Conforme iban naciendo sus doce primeros hijos, Urano los regresaba al vientre materno, con la finalidad de quedarse con el poder para él sólo.

Pero, cansada y ofendida, Gea decidió detener a Urano y formando una hoz con un duro diamante se la presentó a sus hijos pidiendo ayuda para detener al cruento dios.  Todos ellos salvo el menor, se aterrorizaron y se negaron a participar; por lo que Gea le entregó el arma a Cronos y lo ocultó para que emboscara a Urano-Cielo.

Cronos esperó pacientemente desde su escondite el momento oportuno para vengar las injurias cometidas contra su madre, y aprovechando el instante en que Urano-Cielo yacía descansando y durmiendo sobre su cama, salió furtivamente desde su escondite y rápidamente castró a su padre arrojando los genitales en el mar.

Como éstos (los cojones) aún tenían la capacidad de engendrar, de las gotas de sangre que cayeron sobre el cuerpo de Gea-Tierra, nacieron las Erinias, los Gigantes y las Ninfas, y de la espuma que se formó en el mar, nació Afrodita.  Entonces los Griegos, y nadie más que los Griegos son los culpables de la invención del tiempo.


Bering:

Y para tí Rodrigo, ¿qué es el "tiempo"?


Rodrigo:

El "tiempo", mi querido amigo Bering; es la sola satisfacción de nuestras animadas conversaciones, la brillante candidez de nuestras ideas, lo efímero y temporal de nuestras aflicciones, nuestras percepciones del bien y del mal, nuestras intuiciones acerca del futuro y del pasado, nuestras apreciaciones de realidad y fantasía; es el peso de nuestro humor, la solidez de la lealtad, y es la realidad del último segundo de nuestras vidas; tiempo es lo que cambia y se multiplica para que la Eternidad se quede en un estado simple; pero más que todo esto y por sobre todas las cosas del universo, para mí; el "tiempo" es cuando veo en mi pantalla de Skype, la cara esa tuya que aún vibra inquieta e impaciente con los valores que vivimos y servimos, y que se manifiesta con los simples placeres de la vida, tan simples, como una sincera y franca sonrisa; y también "tiempo" es para mí el escuchar la descuidada y estridente risita de mi hija Giuliana María.  Esto, Bering, y nada más que esto; es el "TIEMPO". 


Bering:

Me quitaste las palabras de la boca.  Bueno, ya es "tiempo".  Hasta mañana Loco.


Rodrigo:

Hasta mañana, Bering.  Gracias por tu "tiempo" y el sacudón intelectual.


Segundo plano:

Jí, jí, jí... otra vez esa risita estridente y diáfana...  Es otra vez la risa de mi hija Giuliana pero que ahora me sonaba como un anuncio de que el final de nuestro tiempo se acerca irremediablemente, y el comienzo del tiempo de ella comienza también irremediablemente, irremediable como el tiempo...

Esa risilla me recordó que al tiempo no le importa si estamos apurados o nó, y también me recordó de que tengo que armarme de mi propio tiempo, y buscar motivos para la risa y la misericordia.  Además, tengo la risilla de Giuliana a mi lado.  Pues bien, tengo bastante.


El Loco