jueves, 1 de mayo de 2014

La Semántica y el Ornitorrinco

Lo más probable es que ustedes hayan escuchado esta palabra (semántica) anteriormente.  A veces dicha por los peritos de la lengua en alguna ocasión apropiada, pero la mayoría de las veces es dictada por un bárbaro de la lengua, una especie de animal filosofunculista de regresión mental y poseedor de una carie alfabética horrorosa, el que ha memorizado ciegamente esta honrosa palabra sin saber lo que verdaderamente confina en su significado filológico; y la repite sin pensar tal como se repite el hipo.

Pero, ¿qué es la semántica?  Estoy convencido de que usted lo sabe, pero para beneficio de aquellos que aún están sondeando los límites del aforo significativo de esta nomenclatura lexical Castellana, les ofrezco la siguiente grácil definición. 

La Semántica (proveniente del Griego antiguo: σημαντικός, cuya transliteración académica es: sēmantikós; lo que significa: importantees la astuta rama de la lingüística y la lógica la que estudia y se preocupa cariñosamente del significado exacto de las palabras.  Hay una serie de ramas y subramas en el frondoso y coqueto árbol de la semántica, y éstas abarcan: la Semántica Formal, que estudia los aspectos lógicos de significado como el sentido, la referencia, la implicación, y la forma lógica; la Semántica Léxica, que estudia el significado y las relaciones e interrelaciones de las palabras; y la Semántica Conceptual, que es la que estudia la estructura cognitiva del significado.  Entonces la Semántica es descriptiva y nó prescriptiva.

Como apéndice a estas ramas, está la Semántica Denotativa de un lenguage, cuyo propósito es el asignar un valor preciso  y puntual a cada expresión en el lenguage.  También están en esta pandilla terminologista la Semántica de Intercalación, la Semántica Teorética, la Semántica de Lógica Modal, la Semántica Léxica, y la Semántica Axiomática para nombrar algunas otras.  Empero, en este artículo solo hablaré (escribiré para estar semánticamente correcto) de Semántica en general, porque de este modo; no me envolveré en "Obscurum Verborum Provinciae Populi" que en Castellano significa Semántica Obscura Popular.

Entonces, la palabra "semántica" en sí denota una variedad de ideas, desde lo vulgar a lo popular, y desde lo indocto a lo experto para lo cual usamos herramientas que incluyen  lexicología, sintaxis, pragmática, etimología, chuchadas surtidas y otras menudencias de la lengua, independientemente si la suya tiene pelos, o es larga.

Esto no representa o encarna que el significado de las palabras del lenguage como lo conocemos sea prepsicológicamente metafórico en su nivel, o que el lenguaje semántico es analógico o literal.  Al llegar a este punto me he dado cuenta que probablemente la mayoría de mis lectores están más perdidos que una gaviota en Bolivia, o que Bernardo O'Higgins en la Guerra de las Galaxias; así que he decidido cambiar el rubro del caló, y un poco más adelante me dedicaré a enhebrar un concepto diferente en una forma más liviana y asequible al humor y al entretenimiento, y no estrictamente pegado a la locutecnia; así que hablaré del Ornitorrinco, conocido en los países de habla Sajona, Anglosajona, Saxosajona,  Frisiasajona y Jutesajona como Platypus.

Semántica y Pragmática

Ya hablamos de Semántica.  La Pragmática es otra rama de la lingüística que se preocupa del uso de la lengua en contextos sociales, y las formas en que las personas producen y comprenden significados a través del lenguaje que usan en sus círculos sociales.  La Pragmática es un término que fué acuñado en 1930 por el filósofo C.W. Morris, y que después fué desarrollada como un sub-campo de la lingüística en los años 70.

Ejemplos de Semántica y Pragmática:

Semántica:      Lo que dices constituye un palmario matalotaje de bahorrina.
Pragmática:    Hablas pura mierda.

Semántica:      La encantadora de la taberna era de un carácter innoble.
Pragmática:    La bruja del bar era más fea que la cresta.

Semántica:      Individuo adiposo de temple posma.
Pragmática:    Guatón culiao.

El Ornitorrinco

Si hubiese un Premio Nóbel para el animal más extraño, infrecuente e inverosímil que camina sobre la faz de la tierra, ése premio sería sin duda alguna para el Ornitorrinco.  Este magnífico y rarísimo semiacuático mamal es endémico en los ríos de Australia levantina, y parece que hubiese sido hecho por el padre del Prometeo Moderno mejor conocido por todos como: Frankenstein, un entrañable producto de la carnicería del Doctor Víctor Frankenstein y su asiduosidad al Galvanismo.  La diferencia entre el Ornitorrinco y Frankenstein es que el Ornitorrinco es lindo y amoroso, y Frankenstein se parece a su suegra.  La otra diferencia es que el Ornitorrinco no usa una escoba para movilizarse.

Realmente este   animal parece que hubiese sido fabricado con los restos que sobraron de otros animales: tiene el pico de un pato gigantesco, el cuerpo de una nutria, la cola de un castor, patas palmeadas de sapo, piel de oso, y unas teticas de gato.  Obviamente este Ornithorhynchus Anatinus supo muy bien de cómo aperarse para su largo viaje desde el Mioceno hasta hoy, y sobrevivir.

Según una antigua leyenda Aborígen, el primer Ornitorrinco nació después de que una joven y atractiva pata se cruzó con una fea y solitaria rata acuática, pero que era más persuasiva que vello androgénico de mujer.  La pata debe de haber sido ciega, pero la leyenda no habla para nada de esto, y tampoco menciona nada acerca del proceso de  cortejo que tomó lugar antes de la extraña cruza.  Pero las cruzas extrañas no son tan extrañas después de todo.  De acuerdo a la Enciclopedia de Abraham Lillo Machuca, personaje cariñosa e indeleblemente conocido en Chile como El Tony Caluga, hay cruzas extrañas como por ejemplo:

-        Un elástico y un elefante: Un Elastifante.
-        Una culebra y un puercoespín: un metro de alambre púa.
-        Un canario y un gorila: nada, ¡pero viera usted cómo grita ese pobre pajarito!

En 1819, los barcos mercantes que circulaban los nuevos mares descubiertos en el planeta, acarreaban un surtido de animales australianos a Europa para distribuírlos en los jardines zoológicos y museos de Inglaterra, estaban atiborrados de canguros, cisnes negros, koalas, avestruces, demonios de Tasmania, osos hormigueros, y un surtido grande de mamales, marsupiales, reptiles, aves, monotrematas, y hasta animales marinos, sin contar a los marineros; eso es.  Entre la carga, llevaban un Ornitorrinco relleno, producto de la cruda Taxidermia de la época.  Como se puede observar, el Arca de Noé no era ni única ni señera.

Este seco y impávido Ornitorrinco fué el primero que llegó a Europa, y la caterva popular estaba convencida de que era una falsificación hecha por los marineros para ganar dinero.  Basados en esta reacción del público, otros marineros comenzaron a engranar y pegar partes de animales diferentes para pasarlos como algún tipo de bestia diferente que venía del Commonwealth de Australia, y por ende, terminaron creando una nutrida y profusa bestiateca de animales rarísimos, todos más falsos que las especies humonculi(1)

(1) Homunculus (Latín), significa hombre muy pequeño, tan pequeño como el hoyo del culo según lo sugiere esta atinada y respetable palabra Latina.  El plural de esta palabra es: humonculi.  Entre los más destacados humonculi del planeta, claramente se distinguen y destacan los siguientes neotenios: los abogados valetudinarios y ladrones, los políticos nanocefálicos apestosos, y los numerosos sanguisugentes sacerdotes de incestuosidad mental, moral y espiritual.

Para agregarle a la extraña naturaleza de este magnífico animal, está el singular hecho de que se reproducen por huevos como los pájaros, ¡pero las criaturas recién nacidas amamantan!  ¡Esto es muy circumbirúndico!  Ahora sabemos que aparte de algunos especímenes llamados "echidnas" -que son unos ositos hormigueros de lo más bonitos y amorosos-, el Ornitorrinco es el único animal entre las 4.237 diferentes especies en existencia hoy que ponen huevos.  Otra rareza de esta animal es que el macho de la especie tiene un arma secreta en las patas traseras con las que les inyecta veneno a sus enemigos apuñalándolos con ellas.  El Ornitorrinco usa estos "puñales" de la misma forma en que los abogados deshonestos y los políticos mugrientos lo hacen: a mansalva y por la espalda.  ¿Qué cosas, no?  

Nota: la acreditada definición universal de candidato político es: una alimaña social inescrupulosa que con el dinero que obtiene de los ricos, consigue los votos de los pobres, bajo la promesa de discriminar a estos últimos, y  protegerlos a los unos de los otros.

El Ornitorrinco es una especie de Ingeniero también.  Esta habilidad por sí sola los pone por sobre los humonculi.  El Ornitorrinco construye complicadas madrigueras para vivir, las que forman una intrincada red de túneles en los bancos de ríos y lagos, y los pasadizos que cava los taladra en una pendiente ascendente hacia la cámara que le sirve de espacio para vivir, la que está ubicada en el extremo más alejado de la entrada del túnel.  Esto hace que el dormitorio del Ornitorrinco esté sobre el nivel del agua y protegido de inundaciones.

La maravilla no termina aquí.  Estos animalitos pueden nadar rápidamente bajo el agua porque tienen patas como aletas, las que se extienden mas allá de la punta de sus dedos y garras, pero lo que les hace tremendamente incómodo para caminar en tierra.  Si usted usa aletas para nadar (curiosamente nosotros llamábamos a estos aparatitos "güaletas"), sabrá lo incómodo y difícil que es caminar con ellas en la arena, pero resolvemos este problema quitándonoslas (¿se acordaba de esta última palabrita?).  Bueno, el Ornitorrinco para caminar sobre la tierra las dobla bajo sus poderosas garras, las que ahora están habilitadas para cavar su madriguera.

Durante la época de apareamiento (o celo) resulta que los machos y las hembras duermen en lugares separados.  Los machos se quedan es sus dormitorios de costumbre, pero las esposas construyen habitaciones separadas con la excusa de la anidación.  ¿No será en realidad que tienen algo parecido a la "jaqueca" que nuestras pobres esposas sufren tan a menudo, de esas que a veces duran años?  ... pero en realidad amigos míos, ¿quién entiende a las mujeres?  A las mujeres hay que amarlas, no entenderlas.  Si usted asimila este astuto y práctico principio, probablemente usted tendrá un matrimonio más feliz, mucho menos complicado; y quizá hasta más barato.

De vuelta al Ornitorrinco femenino, u "Ornitorrinca".  Antes de poner sus huevos, la Orni construye en sus nuevas habitaciones un nido con hojas mojadas, las que acarrea por los corredores de su nueva morada, desde el exterior hasta su nueva y temporalmente célibe recámara, transportándolas encima de su cola y no las acarrea ni con las patas ni con el pico.  Este húmedo nido preverá que los huevos se sequen.  Nosotros sabemos concienzuda y dolorosamente el serio problema que significa tener los huevos secos. 

Después que la Orni aova (deposita sus huevos, o huevea), hace algo simplemente extraordinario.  Comenzando desde la entrada del pasaje y hasta llegar al nido en su recámara, va avanzando de a poco y haciendo paradas de cuando en cuando.  En cada parada construye una muralla de tierra detrás de ella aplanándola firmemente con su cola.  Estas barreras son de unos 15 a 16 centímetros de grosor y sellan completamente el pasaje de entrada a la madriguera por detrás de ella.  Esto lo hace varias veces de modo que hay varias murallas obstructoras a lo largo del pasillo de entrada, el que puede tener más de 30 metros de largo; y con esto la madriguera queda completamente sellada en tándem.  

Esto evita que cualquier depredador en busca de comida, o con ganas de hacerse una tortilla con caviar de Ornitorrinco pueda llegar a los huevos.  Siguiendo el característico olor a huevo, los depredadores comienzan a escarbar la madriguera en busca de su comida, pero se encuentran con un sello de tierra.  Sospechosos de esto, siguen cavando hasta que se encuentran con el segundo sello, y después con el tercero, y el cuarto... 

A esta altura, la bestia ya está muy adentrada en un obscuro y húmedo túnel que no sólo es atemorizante, pero en el que se ha desvanecido ya el olor de los huevos al éste mezclarse con los olores de la tierra disturbada, de la humedad, y de las raíces destruídas en el proceso.  A este punto –si nó antes- el animal normalmente recula y abandona su búsqueda, y los huevos de la Orni quedan sin ser descubiertos.  En esto, los Ornitorrincos se parecen mucho a los Argentinos: ambos odian que le rompan los huevos.

Estos huevos son muy raros también: normalmente en cada camada, la Orni pone dos o tres huevos blanditos, los que al contrario a los de las aves, no son huevos de una cáscara dura y resistente, sino que están resguardados con una flexible cubierta mucilaginosa parecida a la goma, al igual que los pintorescos huevos de reptil.  (Dato: Todos los humonculi son reptilianos, el parecido viene de los huevos).

Lo alucinante, sobrecogedor y circumbirúndico no termina aquí.  Los recién nacidos cuando salen del elástico y pegajoso huevo, son del tamaño de la uña del dedo medio de su pié izquierdo, afortunadamente sin padecer de pié de atleta; y son más frágiles que la conciencia social.  Anteriormente mencioné que los Ornitorrincos tenían una "teticas", pues bién, éstas no son mamas sino que simplemente "teticas", así que los pezones son nulos y menos prácticos que ventana de submarino; por lo tanto, la leche supura a través de los poros de la piel de la madre y no a través de pezones, y los pequeñines tienen que lamerla de la piel de su madre para poder alimentarse.  Esta es una forma muy primitiva de alimentación, pero el Ornitorrinco es un animal primitivo como el embrionario respeto que los humonculi tienen por el resto de nosotros, y después de unas 16 semanas de chupar como locos, los Ornitorrinquitos están listos para su primera excursión en el agua.  ¿Qué cosas, no?

Ahora iba a contarles sobre el por qué las hembras del canguro tienen tres vaginas, y a relatarles una historia sobre quién inventó la sonrisa; pero me arrepentí.  Otra cosa, la Semántica y el Ornitorrinco no tienen absolutamente nada que ver el uno con el otro como quizá lo pudiese insinuar el título de este inconexo y baladí edicto.  Esto es solamente otro peo de mi mente pero con su correspondiente Habeas Corpus; pero ¿a quién realmente le importa?, o semánticamente hablando: ¿quién se incumbe con futilidades gurruminas?  He dicho.



El Loco

martes, 1 de abril de 2014

Del Anonimato a la Notoriedad

La madre del símbolo @ fué la máquina de escribir. 

La máquina de escribir era un aparato mecánico que ahora existe solo en los museos, y que se usaba para escribir en caracteres similares a los producidos por una imprenta.  Tenía unas teclas negras y redondas impresas con las letras del alfabeto y otros caracteres afines en ellas, y cuando uno presionaba una tecla, ésta activaba un brazo mecánico de palanca  que golpeaba una cinta de tela con tinta negra para transferirla sobre el papel con la silueta de la letra.  Después de presionar varias teclas en lógica sucesión, las cuales correspondían con su respectivo golpecito sobre la móvil cinta negra, ¡voilà!: teníamos una palabra o una frase.

La invención de la máquina de escribir fué una sucesión de varios diseños tempranos  similares, los que finalmente contribuyeron a la estandarización de la máquina de escribir que conocimos  y usamos nosotros.  Básicamente, la máquina de escribir se inventó 52 veces, pero el primer modelo de esta innovación lo produjo el impresor italiano  Francesco Rampazzetto en el año 1575, quien llamó a su invento "scrittura tattile" (escritura táctil); un artificio mecánico para imprimir palabras legibles sobre el papel(1).  Después de su estandarización en la década de 1860, las máquinas de escribir se convirtieron rápidamente en una herramienta indispensable para escritores profesionales, oficinas, y en general; para la correspondencia comercial.  

(1) Desde este momento, las muertes por error médico disminuyeron en forma geométrica porque ahora los doctores podían escribir sus recetas con este aparatito, y los farmacéuticos podían entender qué diablos estaba garrapateado en la receta médica, por lo tanto ahora le podían dispensar al paciente la droga correcta.  Entonces en vez de dispensar Hemorroides Fétidas Masticables, podían suministrar Hemonois Ácid Moudable, o en vez de darle Jarabe de  Guatona Glotona Tímida, ahora le podían dar Jarabe de Matacualona Glutetimia.

Pero la máquina de escribir no se rinde, y aunque a finales de la década de 1980 los procesadores de texto y los ordenadores personales habían desplazado en gran parte a las máquinas de escribir en el mundo occidental, la máquina de escribir sigue siendo usada en muchas partes del mundo, especialmente en India.  Como un último estertor antes de sucumbir en Occidente, la agonizante máquina de escribir nos legó su curioso símbolo "@", con el que ella ha perpetuado sus raíces inmarcesiblemente en nuestro futuro futuro (Sí, no es un error de repetición, es futuro futuro, lo que matemáticamente seria "futuro2").

El origen de este agraciado símbolo del teclado mecánico es oscura como la cinta que lo estampaba.  Hay una teoría folklórica común que dice que los frailes medievales crearon este símbolo para ordenar y tener acceso directos a los manuscritos que copiaban, tomaron el vocablo Latino "ad" de la palabra Inglesa "toward" que significa "hacia", y la contrajeron en una "a"; y luego tomaron la última letra de la palabra, la letra "d"; y encerraron la "a" con la parte abombada de la "d" al estilo de un semicírculo circunventando la "a".  Pero los frailes nunca han sido de confiar y hablan puras huevadas, así que esta teoría esta pifiada.  

Un hecho más creíble y práctico muestra que el primer uso documentado de este símbolo fué consumado en el año de 1536, en un manifiesto comercial manuscrito por un mercader Florentino de vinos llamado Francesco Lapi, quien utilizó el símbolo @ para indicar valor y cantidad de las ánforas de vino que comerciaba.  La notación lucía algo como esto: 15 Anforæ @ 1.5 ₤, lo que denotaba "15 ánforas a 1.5 Liras cada una", de ahí es que se deriva la importancia fundamental y registrada del símbolo.

Otra hablilla menos célebre dice que un sacerdote borracho estaba tratando de escribir   mientras estaba súper intoxicado con vino Romano barato, tanto así, que no se podía fumar alrededor de él porque estaba en estado de alta inflamabilidad; y estaba tratando de firmar la cuenta en el bar que le daba crédito.  Su nombre era Aelius Untamelocico Lenguatraposa, pero estaba tan borracho que al tratar de escribir la "A" de su nombre, se le movía tanto el bar alrededor de él, que mientras se caía al suelo como un saco de papas solo alcanzó a garrapatear el símbolo @.  Nunca se supo si pagó su deuda, por eso desde entonces los comerciantes Romanos colgaban un letrero a la vista en sus establecimientos el que indicaba: "Hodie non est fiducia, cras quod si" (Hoy no se fía, mañana sí).

Este símbolo tiene varios apodos.  Los Italianos le llaman "chiocciolla" (caracol); los Sudamericanos la llaman "arroba" (del Árabe "ar-rub" (الربع) - la cuarta parte de un quintal); los Suecos le llaman "apa svans" (cola de mono), y ¿quién sabe como carajo la llaman los Chinos? – probablemente ¡chóoo!; pero no importa porque ahora la @ es un símbolo internacionalmente tan extraordinariamente famoso, que traspasa lenguajes, razas, ideologías y civilizaciones, y hasta a los ociosos del Senado.

Las primeras máquinas de escribir construídas a mediados de la década de 1800 no incluían el símbolo @, pero esto cambió más tarde cuando lo comenzaron a incluír para emparejar el formato del teclado mecánico.  Tampoco se hallaba entre los caracteres y signos de la matriz simbólica de los primeros sistemas de tarjetas perforadas de tabulación que se utilizaron para la recolección y procesamiento de datos de los censos en Estados Unidos entre 1790 y 1890.  Aparentemente, a este pobre y triste símbolo nadie lo quería.  Pero esto cambió radicalmente cuando el empuje de la arrolladora tecnología se quedó sin expresiones prácticas.  Es casi como quedarse sin papel higiénico en un baño de cine.

El desconocimiento y la falta de fama de este peculiar símbolo terminó abruptamente en el año 1971; año en que aún estábamos retocando nuestra fundamental y revolucionaria enseñanza cívica en el Glorioso Instituto Alonso de Ercilla de los Egregios Hermanos Maristas de Chile.  En 1971 un programador de nombre Raymond Samuel Tomlinson, un guatoncito barbudo muy simpático y medio narigón; implementó el sistema moderno al que llamamos "email" en la red conocida como ARPAnet (2); lo que fué el primer sistema capaz de enviar correo entre usuarios en diferentes anfitriones conectados a la ARPAnet.  ¿Que cosas, no?(3)

 (2)  El sistema de comunicaciones de la "Advanced Research Projects Agency Network"  (ARPANET),  fué una de las primeras redes de conmutación de paquetes operativos del mundo, la primera red en implementar el protocolo TCP/IP, y el progenitor de lo que iba a convertirse en la Internet global, la columna vertebral de cómo funciona Internet.

(3)  Iba a decir "¡Que choro!" pero me arrepentí porque la connotación de esta frase para mí ha cambiado radicalmente desde que mi amigo Ricardo Alvarado un día me preguntó: "Sabís por qué a las mujeres les gusta usar el tanga al revés?"  Por supuesto que no sabía la respuesta, así que me la dió: "Porque se vé más choro..."

El problema existencial que Tomlinson tenía con la conexión entre ordenadores era el de cómo conectar a ordenadores entre sí cuando funcionaban en redes separadas y distintas; y como poder enviar un mensaje creado por una persona en una red a través de ARPAnet, a un recipiente en otra red completamente diferente.  En ese entonces -en el mismo año en que se inventó la "calculadora electrónica" de bolsillo usando otro invento llamado "microprocesador"- los programadores se conectaban con sus computadoras a una máquina de mainframe a través de una lenta y estrecha conexión via línea telefónica y una máquina de teletipo con un teclado de máquina de escribir, pero estos equipos no estaban vinculados entre sí, por lo que no eran recíprocos.  

Mientras Tomlinson se rascaba los pocos pelos que le quedaban en la cabeza, se fijó en el símbolo @, el que estaba sentado como sombrero de la letra "P" en el teclado de su teletipo modelo 33.  Este símbolo le llamó la atención porque era un símbolo original, y que no se había utilizado antes, o al menos; muy pocas veces, y que las máquinas computacionales de la época lo reconocían.  Este era un problema un poco peliagudo porque las opciones que tenía eran más escasas que un abogado honesto.  Las opciones que todavía quedaban eran el signo =, el que era más común que cura pedófilo; y el signo ₵, que también era más habitual y rutinario que político tramposo; así que se decidió por el símbolo @, el que aún no estaba pervertido.  ¿Qué cosas, no?

Armado de este casi-virgen e inocente símbolo, conectó dos mensajes (emails) diferentes que apuntaban a direcciones postales electrónicas distintas.  Entonces, se envió a sí mismo un email el que viajó del teletipo de su oficina, pasando por el ARPAnet; y llegando a un teletipo diferente en la agencia.  ¡Eureka!, ¡La güeá funcionó!  Tomlinson estaba tan contento y excitado que no se acuerda qué crestas decía el mensaje que se auto-envió, pero esto ahora a nadie le importa, al igual como nosotros nos olvidamos tan fácil y velozmente de que en las guerras –en cualquier guerra-, las primeras víctimas son los niños y la verdad....

Entonces, de la noche a la mañana un símbolo cuasi desconocido y prácticamente obsoleto, pudo navegar al medio (el mensaje) entre las complicadas aguas electrónicas de los mares de intercomunicación computacional, en forma segura y efectiva hacia su puerto electrónico de destino; convirtiéndose así en el eje simbólico más importante, más usado e instrumental de la más increíble, extensa y virulenta revolución moderna de cómo los seres humanos nos conectamos y nos  comunicamos hoy en día.  ¿Qué cosas, no?  Y qué "choro" también, ¿ah?...

Nota

Esta es una nota adicional para la gente curiosa y ávida de detalles sin importancia que hoy quizá sean irrelevantes y sin trascendencia para la mayoría, pero son detalles que un día fueron el motor que impulsó el avance de nuestras civilizaciones hasta hoy.  Especialmente para aquellos de nosotros que nacimos en los 50's, y que tenemos hijos nacidos en los 70's, los que no tienen la más peregrina idea de dónde vienen las cosas.  La mayoría de los imberbes muchachos de hoy creen que los pollos vienen del supermercado, y las güagüas de WallMart.

En el año -3.000 de la Era Común se inventó el Ábaco, esa pizarrita con cuentas de colores que sirve para efectuar operaciones matemáticas, y que se usaba cientos de años antes de la adopción del sistema numeral escrito, pero apuesto que usted ya sabía esto.  Bueno, desde esa fecha hasta la década de los 40, poco antes que superáramos nuestra etapa de inquietos espermios, los siguiente inventos que listo más adelante afloraron, los cuales nos parecen antiguos, pero que en realidad son más contemporáneos que la falta de moral de los susodichos referidos anteriormente.  En caso de que no se acuerde, me refiero a los políticos malnacidos, a los frailes degenerados, y a los putos abogados deshonestos.

Entonces, este magnífico, innovador y transformador avance en las comunicaciones mundiales, la @; fué también un producto de una serie de avances que la generación moderna, y algunos de nosotros, no sabemos ponerlos en perspectiva y creemos que estos artificios han existido desde siempre.  ¿Que cosas, no?  Veamos.

No he listado TODOS los inventos que la complicada y estertórica raza humana ha generado porque no me alcanza el coco para todo, y porque la mayor parte de mi materia gris ya la tengo comprometida en otros asuntos de mayor importancia para mí, así que enlisté sólo algunos inventitos.  Las simples explicaciones que le agregué a los inventos le parecerán pavitontas y majaderas, pero si alguna persona nacida después de 1960 lee este referencial y fragmentario escrito; necesitará de estas explicaciones.

Inventos en orden cronológico.

-3000 de la Era Común – El Ábaco.  Ya leyó sobre este artículo más arriba.
1623  de la Era Común – La calculadora mecánica.  Éste era un dispositivo mecánico que se utilizaba para realizar automáticamente las operaciones básicas de aritmética.  La mayoría de aquellas calculadoras mecánicas eran del tamaño de las computadoras de escritorio modernas.  Este invento duro poco y murió a manos del advenimiento de la calculadora electrónica.
1642 – La máquina de sumar.  La máquina de sumar era una clase de calculadora mecánica especializada para efectuar cálculos de contabilidad, y se fabricaban generalmente para calcular en dólares y centavos.
1875 - La máquina de escribir!  Ya hablamos de esta cosa.
1876 – Teléfono.  Aunque existía un poco antes, este fué el año en que se patentó el teléfono.  Si usted no sabe lo que es un teléfono, usted debe de estar muerto.
1893 – La película.  Esta es una serie de imágenes fijas (o fotografías) que cuando se muestran en sucesión en una pantalla, crean la ilusión de imágenes en movimiento debido al fenómeno phi.
1899 – La grabadora.  Es un dispositivo de almacenamiento de audio que graba y reproduce sonidos, incluyendo voces articuladas.  Almacena esta información en una cinta magnética o en un "cassette".
1900 – La fotocopiadora.  Hasta hoy, ésta es una máquina que hace copias de un original en papel, de documentos y otras imágenes visuales.  La mayoría de las fotocopiadoras actuales utilizan una tecnología llamada la xerografía, un proceso en seco que utiliza cargas electrostáticas sobre un foto-receptor sensible a la luz para atraer y transferir las partículas de "tóner" (polvo) sobre el papel en forma de imagen.  A propósito de "polvo", una pulga le dijo a otra: "¡Ayer me echaron un polvo que casi me mataron!".  La pobre pulga se refería al Tánax.
1906 – Ampolletas de Tungsteno.  Es la luz incandescente proveniente de un filamento calentado a una alta temperatura por una corriente eléctrica que pasa a través de él.  El filamento está protegido de la oxidación con un bulbo de cuarzo o vidrio que se llena de gas inerte.
1910 – Luz de neón.  La iluminación de neón se compone de brillantes tubos de vidrio electrificados que contienen neón enrarecido u otros gases.  Las luces de neón son un tipo de cátodo frío que descarga luz cuando se polarizan sus iones.
1915 – El reflector.  Un reflector es un aparato que combina una fuente extremadamente luminosa como una lámpara de arco de carbono, con un reflector parabólico como espejo para proyectar un potente haz de luz en una dirección particular.  El jefe de la policía de Gotham City tiene uno para llamar a Batman.
1927 – La Tele (o el Cajón de los Tontos).  Es un medio de telecomunicación para transmitir y recibir imágenes en movimiento que pueden ser monocromáticas o en colores; con o sin acompañamiento de sonido.
1933 – La radio FM.  Las emisiones de FM es una tecnología de transmisión que utiliza la Modulación de Frecuencia (FM) para ofrecer un sonido de alta fidelidad en radio difusión.  
1938 – La grabadora.  Es un dispositivo de audio que graba y reproduce sonidos.
1946 - El computador electrónico.  No necesita explicación.  Estos eran los de tamaño monstruoso y solo se usaban en grandes compañías. 
1950 - Los pañales desechables, aunque fueron inventados en los 50, comenzaron a aparecer comercialmente en los 70, por lo que usted –probablemente su esposa- nunca tuvo que ensuciarse las manos con caca como lo hizo su mamá y ocasionalmente su papá.
1950 – El Pager, "Beeper", o "Localizador".  Es un dispositivo de telecomunicaciones inalámbrico que recibe y muestra mensajes numéricos o de texto, o recibe y anuncia mensajes de voz.
1960 – El rayo Láser.  Es un dispositivo que emite luz a través de un proceso de amplificación óptica basado en la emisión estimulada de radiación electromagnética. El término "láser" se originó como un acronismo: "light amplification by stimulated emission of radiation" (amplificación de luz por emisión estimulada de radiación).
1963 – El Video Cassette.  Es un dispositivo electro-mecánico que graba audio y video análogos en una cinta magnética, por lo que las imágenes y el sonido se pueden reproducir en otro momento.
1963 – Disco Duro de computador.  Un dispositivo de almacenamiento de datos utilizados para retener y recuperar información digital utilizando discos que giran rápidamente recubiertos con material magnético.
1969 - Internet.  El inventito éste comenzó en los albores de 1969 (¡un año cabalístico que me gusta mucho!) y que todavía no se concreta en su totalidad.
1970 – El "Floppy disk".  También llamado disquete, es un medio de almacenamiento compuesto por un disco magnético delgado y flexible, sellado en un envase rectangular de plástico forrado con una tela que elimina partículas de polvo y la corriente estática.
1971 – Primera calculadora de bolsillo.  La primera que llegó a Chile fué la "Texas Instruments".
1975 – Ordenador de sobremesa.  Este primer computador era mazacotudo y lento, pero también era la última maravilla en computación comercial.
1976 – Apple.  Este computador llegó un poco atrasado a la fiesta computacional.
1979 - Sony Walkman.  ¡Esta era la maravilla andando!  El Walkman original introdujo un cambio en los hábitos de escuchar de música, permitiendo que la gente llevase la música con ellos, y pudiesen escucharla a través de auriculares ligeros.
1981 – Computador personal IBM.  Este fué el primer ordenador de propósito general, cuyo tamaño, capacidad y precio de venta original, lo hizo útil para individuos ya que podía ser empleado por un usuario sin operador intermedio.  ¿Qué estaba haciendo usted el 1981?
1983 – Teléfono Celular.  Aparece el primer celular portable.  Se usaban en automóviles, en maletines, y en la mano; todos del tamaño de un ladrillo y con una batería portátil más pesada que collar de melones.
1988 - Facsímile (fax).   El fax es la transmisión telefónica de material escaneado impreso (texto e imágenes), normalmente a un número de teléfono conectado a una impresora u otro dispositivo de salida.  Este aparatito pilló a Servicio de Correos con los pantalones abajo.
1994 – Cámara Digital.  ¡Fíjese en el año!  Es una cámara fotográfica que codifica las imágenes y videos digitalmente y los almacena para su reproducción posterior.  Este aparato es un salto gigante desde el "Daguerrotipo".
1995 - DVD (digital video disk).  ¡Ya quedaron obsoletos el floppy disk y el Walkman!
1998 – Casi un 20% de los hogares en USA estaban conectados "en línea".  ¡Apenas unos añitos atrás!
2003 – Primer teléfono celular con cámara fotográfica.  A esta altura, este invento debería considerarse un aparato hermafrodita de especie dioica surtida, o simplemente un "deuncuantohay".  Ahora tiene todo junto en un aparatito del tamaño de un helado de paleta, que tiene incluídos más artilugios que cartera de mujer.
2010- BioHumaNomics.  La más avanzada y osada teoría socioeconómica, humanista e industrial que el cerebro humano ha producido hasta el presente.  Le pega un "chirlito" a los Planes Quinquenales Rusos, al Plan Marshall, a la Rebelión de Granja de Napoleón Bonaparte; y a la moderna Bioeconomía.

Si usted puede notarlo, - y mejor que lo haga- la vida humana como la conocemos hoy sólo comenzó en el año 1983; y estuvo en pañales hasta el año 2003.  Antes de esta fecha, todavía vivíamos (o podíamos vivir) bastante aislados y con algo de privacidad en este copuchento planeta.  Después del año 2003, cuando la tecnología digital telefónica y sus análogos se afianzaron, se conglomeraron y se aglutinaron en un artefactito del tamaño de un puño; ¡ya no hay dónde esconderse!  La pandilla del Internet, el "celular" moderno y la @; nos conectaron irremediablemente a todos entre nosotros, y también con el planeta entero.  ¿Qué cosas, no?  ¿Qué cosas, no?

Ahora nuestros "amigos",
no son de carne y hueso,
sino anónimos postigos
con e-vías de acceso.

¿Son reales ellos o son ficticios?
¿Estarán vivos o estarán yertos?
No puedo opinar sobre este oficio
Porque tampoco soy un experto...

El Loco


sábado, 1 de marzo de 2014

El Bombero

Estas estelas bomberiles provienen desde un caliginoso y libático rincón del baúl de mis recuerdos juveniles, que aunque menos exóticos; son sin embargo señalados.  Más que aventuras, son una relajada reflexión de la historia que escribió algunas de las páginas de mi verde pasado.  Cuando me encontraba estudiando Ingeniería en la Gloriosa y Espléndida Universidad Técnica Federico Santa María ubicada en la inmortal ciudad de Valparaíso, Chile; yo, como la gran mayoría de los estudiantes de esa época tan soberbia; me encontraba en un estado catatónico consumado de bancarrota permanente, y andaba siempre más planchado que pantalón de milico.

Como el instinto de conservación y el sentido de supervivencia son ignatos en el ser humano y son aun más poderosos que la fé, cuando apenas me quedaba poto para sujetar los pantalones, y los libros que acarreaba pesaban más que yo; y ante la evidencia de tener que andar con piedras en los bolsillos para que no me arrastrase el viento, encontré una solución casi perfecta para salvar el pellejo: Me hice Bombero.

Digo casi perfecta, porque como ustedes leerán mas adelante, este oficio tenía sus gajes altos y bajos; los altos siempre más profusos que los bajos, pero los sinsabores, aunque en solo algunas contadas ocasiones, nunca fueron tan malos.  Hoy, no me acuerdo ni de los contratiempos ni de las contrariedades, pero ciertamente me acuerdo de aquellos eventos que contribuyeron a exaltar mi exorbitante inmadurez y mi escandalosa falta de criterio, los que atesoro con especial aprecio porque ellos están entre las más justipreciadas y más preciosas memorias, aquellas que están embetunadas de los más felices recuerdos y momentos de mi desordenada y desregulada vida.

Corría presuroso y violento el año de 1973, donde los políticos desgraciados delinquían desfachatadamente perpetrando la violación general y desvergonzada de aquella, nuestra frágil y quebradiza sociedad contemporánea, y nosotros; los imberbes y pluripresentes ciudadanos jóvenes y estudiantiles, era poco y nada lo que podíamos hacer en beneficio y defensa de la frágil dignidad humana, y no teníamos más remedio –forzados por las leyes del probabiliorismo- que gastar casi toda nuestra energía en sobrevivir.  En ese año depravado de sentido común y dignidad humanas me inscribí como Voluntario del Cuerpo de Bomberos de Viña del Mar, en el Cuartel de la romántica, osada y resuelta 4ª Compañía de Bomberos de la Ciudad Jardín.  Nada sospechaba yo de que más de veinte años más tarde haría lo mismo en Alexandria, Virginia, USA, donde reviviría mis aventuras bomberiles, pero aquello no fué lo mismo.  La segunda vez siempre carece de originalidad y emoción.

Debo de aclarar fehacientemente y en forma perspicua de que todas las Compañías de Bomberos de las magníficas ciudades de Valparaíso y Viña del Mar eran (y quizá lo sigan siendo hoy) románticas, osadas y resueltas; pero la Cuarta Compañía de Bomberos de Viña del Mar era la más elegante, distinguida, aristocrática y gallarda; la que contaba entre sus filas -y no sin la envidia general-  con los Voluntarios más gentiles, apuestos, elegantes y más positivos y valientes bomberos de esa larga y políticamente enferma nación.  Esto viniendo de una persona ecuánime y plenariamente imparcial como yo.  Si hubiese un Premio Nobel Bomberil, el primero debería serle conferido a la 4ª.  Y no se ría.  Comenzaré por los albores de mis legendarias aventuras bomberiles cuando yo tenía apenas el rango de "Material". 

Antes de entrar en materia, debo de otorgar algunos antecedentes a mis lectores para que se ubiquen en el espacio-temporal en que yo vivía en esa época, y las demandas cotidianas que mi vida acarreaba en ese joven entonces.  Poco antes de convertirme en efectivo bomberil, yo vivía en una Pensión ubicada estratégicamente entre los dobleces de las cortas faldas del Cerro Castillo, en la regia ciudad de Viña del Mar, frente al Mar de Chile en un romántico paraje de aquella fértil provincia y señalada, en la región Antártica famosa.

Durante esos suaves pero indóciles días, yo estaba asistiendo a mi primer año de Ingeniería en la Universidad Técnica Federico Santa María, alias "La Santa María", aunque muchas de las actividades estudiantiles tenían más de "diablillo" que de "santa".  Previamente, había investigado e inspeccionado los aposentos de la universidad donde se alojaba parte del cuerpo estudiantil, pero las condiciones deleitables del lugar y las exigencias económicas que demandaban, no me apetecían ni cuadraban con la bancarrota permanente en que yo vivía, por lo tanto, busqué refugio en esta inolvidable Pensión, de la cual guardo exquisitos  momentos y sublimes memorias de mi –solo físicamente ida- juventud.  

Pero los morlacos no alcanzaban para cubrir las necesidades básicas, y llegado el irremediable final de cada mes, económicamente me quedaba más corto que pulgar de enano chico, y los Escudos(1) no escudaban nada.  Esta situación empeoraba a medida de que el tiempo transcurría, hasta que no me quedó más remedio que elucubrar una solución apropiada para el problema.

(1) El "Escudo" era la moneda de Chile entre los años 1960 y 1975 que utilizaba el símbolo Eº.  Esta cuasi-moneda fué un estertor económico gubernamental para minimizar los efectos de la Gran Depresión, donde la dependencia de las exportaciones de salitre contribuyó a la inestabilidad financiera del país.  El  Escudo estaba dividido en 100 centésimos y sustituyó al antiguo Peso a un cambio ajustado de 1 Escudo = 1.000 Pesos.  Después, como el truco no resultó; el Escudo se reemplazó nuevamente por un nuevo Peso, a una nueva tasa de cambio equivalente a 1 peso = 1.000  Escudos.   Anteriormente y hasta 1851, año en que se firmó el Concordato de 1851 entre el Gobierno Español, la Reina Isabela II, y el puñetero Vaticano; se emitieron Escudos de oro, con un valor equivalente de 8 Reales cada uno.  ¿Qué cosas, no?

La solución adecuada fué hacerme bombero para poder vivir parcialmente en el Cuartel de la Compañía.  Cada Voluntario, desde el "Material" al Capitán, debían de "hacer guardia", y para cumplir con este requisito, debían vivir en el Cuartel 15 días al año.  Naturalmente los hombres casados no deseaban hacer esto bajo ningún punto de vista, y suertudamente, los Voluntarios solteros eran más acomodados que yo, así que tenían sus propios acogedores lugares para vivir, y tampoco les gustaba la idea de pernoctar por dos semanas en el, aparentemente; eremofito Cuartel.

Aquí fué donde la oportunidad golpeó firmemente la puerta, y fué cuando me presenté a estos superhombres ataviados de quijotescos adalides, y me inscribí como flamante Voluntario.  Inmediatamente después de hacer esto me dieron las dos primeras semanas de Guardia porque era el nuevo Material, y entonces (astutamente como me enseñó mi mamá) aproveché esas dos semanas para preguntarle a los otros Voluntarios si les interesaba que yo les reemplazase durante el período de sus Guardias, y como lo había previsto sagazmente; todos accedieron a hacerlo, y así pude vivir el año completo bajo un techo seguro y sin pagar renta.  Poco después, un compañero de Universidad caído en desgracia financiera se me unió, y entre el Manguera y yo, cubrimos el servicio nocturno de aquel memorable año, y nuestra estadía en el Cuartel. 

Debo hacer un "aro" para explicar el concepto de "Material" para los que estén curiosos.  Como nuevo Voluntario, automáticamente uno asume íntegramente el rol de esclavo de los demás Voluntarios, cuyos rangos superiores se basan solamente en el haber sido Voluntarios más tiempo que la última víctima.  Entonces uno debe cocinar, limpiar, barrer, ir de compras, hacer las camas, limpiar la Bomba (el camión de bomberos), servir a los Voluntarios como Mozo y Niño de los Mandados y efectuar a pedido, otras actividades menos dignificantes, pero respetables.  Todo esto valía la pena a cambio de vivir gratis en una casa magnífica como la era el Cuartel de la Cuarta de Viña, frente a la playa y con vista al Mar de Chile.  Además, la manducatoria estaba incluída.

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Equitibus Vrina

Mi primera asignación como parte del entrenamiento, fué el aprender y ejecutar un ejercicio llamado "Equitibus Vrina", lo que literalmente significa: meado de caballo.  Yo no lo sabía, pero sonaba tan romántico e importante, que sin ninguna dilación me engalané con mi glorioso y gallardo uniforme de Bombero, y con garbosas botas hasta la rodilla y un victorioso casco con un dorado y arrogante número 4 en el frente del casquete y apenas descansando sobre la visera, salí a la calle (donde me habían indicado) más altanero que un pavo real caliente.

Una vez que terminé rápida y eficientemente conectando las mangueras a las salidas de las bombas del carro bomberil, me dí vuelta enfrentado a la calle, y preguntándome que diablos tenía que hacer para completar mi "Equitibus Vrina".  El Capitán que me miraba con una sarcástica sonrisa en los labios los que apenas dejaban vislumbrar una desnivelada línea de dientes amarillos con algunos huecos sospechosos, apuntó con su regordete dedo índice hacia la calle y la cuneta que la sujetaba para que no se desparramase, y gritó: "¡a manguerear Material!"  Para mi incontenible asombro, en lo que el "entrenamiento" realmente consistía era en limpiar el meado de los caballos de las "Victorias" que se estacionaban frente al Cuartel.  La caca de caballo era de "yapa".  Especialmente en el Verano, el olor a meado era insoportable así que había que manguerear todos los días.  ¡Malditos jumentos!  Esta poco honrosa actividad no duro mucho porque el Manguera la heredó apenas entró en servicio.

Gómez Carreño

En otra ocasión y siendo ya un Bombero más experimentado, tuve otro desengaño poco ennoblecedor y bastante ignominioso.  Una tarde llegando al Cuartel desde la Universidad, encontré todas las puertas del Cuartel abiertas de par en par.  Intrigado por esto, entré al Cuartel apresuradamente y me fuí directamente a la Sala de Máquinas, y para mi sorpresa y desconcierto, el carro Bomba no estaba allí.  Inmediatamente me fijé en la pizarra de comandos y esta leía gravemente con tiza blanca y con grandes letras: "Incendio en Gómez Carreño – Tres Alarmas".  Mi corazón casi se me escapó del pecho con la emoción, arrastrado por un sañudo torrente de adrenalina.

Más rápido que apurado me abalancé hacia el dormitorio donde mi "mono"(2) estaba siempre listo para la acción, y en un dos por tres, estaba vestido con mi uniforme bomberil completo.

(2)  El "mono" consiste en tener las botas de incendio paradas al pié de la cama con los pantalones insertados en ellas, mientras que en la cama –también apuntando hacia los pies- estaba la chaqueta con los guantes ensartados en la salida de las mangas, y el casco a su lado; todo listo para vestirse en unos pocos segundos y salir disparado al incendio.

Como no había carro-bomba en el garaje, salí a la calle como tempestad e hice parar el primer taxi que pasó.  El taxista me miró con los ojos desorbitados y llenos de emoción y me dijo:

¡P'a 'onde, jefe!
¡A Gómez Carreño! – repliqué con voz autoritaria.
¡Agárrese jefe que volamos p'allá!
¡Gracias! – vociferé agradecido.
¡De ná! – dijo el taxista - ¡Ustedes son héroes y hay que ayudar gratis!

Y el Simca 1000 modelo 1961 con un motor de 0.8 L Tipo 315 OHV I-4 de 4 rugientes cilindros bramaba por las calles Viñamarinas en dirección a Gómez Carreño.  El motorcillo tronaba aún más cuando comenzó a escalar bravíamente la empinada cuesta hacia la población Gómez Carreño.  Yo estaba sentado en el asiento del pasajero al lado del chofer  sujetando mi casco bomberil fuera de la ventana y en alto para que todos pudieran verlo, y así los otros ciudadanos le dejasen paso entre el tráfico a tan magnos héroes; mientras que el chofer del taxi tenía la mano pegada en la chillona bocina para llamar la atención.

A medida que nos acercábamos velozmente a Gómez Carreño, yo trataba de descubrir una columna de humo que me indicase el lugar del siniestro Siniestro, pero no veía nada...  Entonces le comenté al taxista:

¿Usted vé humo en alguna parte?
- No jefe – contestó el patriótico piloto mientras estiraba el cuello tratando de mirar a través del escueto parabrisas de la maravilla mecánica Italiana. – Parece que no hay n'a -.
- Yo tampoco veo humo – agregué un poco confuso.

Cuando llegamos a la cima del cerro en que descansaba la gloriosa población Gómez Carreño(3), repositora de tantas memorias surtidas de mi salvaje y activa pubertad, los cielos se miraban despejados, y no había conmoción en el camino principal y único de acceso a este seductivo lugar.  

(3)  Luis Esteban Gómez Carreño quien nació el 26 de Enero de 1865, y murió sirviendo a la Patria en la aislada isla Guar el 6 de Enero de 1930; fué un rutilante oficial de la marina Chilena.  Se escurrió en la marina de guerra a la edad de 15 años a bordo del monitor Huáscar durante la captividad de éste a manos chilenas.  Más tarde se desempeñó como Comandante en Jefe de Escuadrón, director de la Escuela Naval, y Ministro de Guerra y de la Marina bajo la Junta de Septiembre.   Sufrió un accidente automovilístico en una de las endiabladas curvas de la carretera "El Olivar", entre la idílica ciudad de Quilpué (que en lengua Picunche significa "lugar donde se encuentran las palomas") y Viña del Mar el 1 de Enero de 1930,  y como resultado de este infortunado accidente, murió 5 días después. Se supone que está enterrado en el Cementerio Número 2 en Valparaíso, a no ser que un terremoto o los Comunistas lo haya movido.

Derepentemente (¿les gustó esta palabrita?), el taxista ya con menos patriotismo y con más desengaño le gritó a un "maestro" que estaba trabajando en la fachada de una casa a la orilla el camino:

¡Amigo!, ¿Ha visto a los bomberos? -
- Nooo... p'o – dijo el chato comenzando su respuesta con un lento tono de incredulidad y acabando con un arrastrado sonsonete de pregunta curiosa. – No he visto n'aaa, p'o -.
¿Está seguro? -
- Segurete amigo, estoy tra'ajando desde las siete aquí y no he visto n'iuna 'omba, p'o. -

El chofer del taxi se dirigió hacia mí, me miró con el ceño fruncido; y me dijo con una voz sumamente porteña:

¡Oye gil, vay a tenel que pagal la trifa, p'o! -

Ante tan embarazosa circunstancia, no me quedó más remedio que asentir con la cabeza, y le dije:

- Vamos a tener que volver al Cuartel para buscar plata.   ...p'o... -
- Güeno, p'aya vamo, p'o. -

Y acto seguido, le metió la "chala" al acelerador, y volvimos a Viña envueltos en un silencio sepulcral, pero no dejé de notar una sonrisa de sarcasmo en el taxista, mientras que los ecos de la risa insolente del maestro se escuchaban diáfanos en lontananza mientras nos alejábamos.

Llegamos al Cuartel al corto tiempo, y me bajé del vehículo a buscar dinero para pagar la tarifa del taxi.  Cuando entré a Cuartel me encontré con el Cuartelero que me recibió con una sonrisa diciendo:

¿Y qué hací vestío de bombero? -
- Ví en la pizarra que había un incendio en Gómez... -
¿Y te jüiste p'allá? –
¡Sí, po! –
- Oye gil, el incendio j'ué en la mañana...  No he borrao la pizarra toavía. –  Y se largó a reír como contratado.
- Pero la Bomba no estaba... –
¡No p'o gil!  Le lle'e a echal'le bencina, p'o! –
- Aah, por eso... ...¿Tenís 30 Escudos p'al taxi?  Ando planchao... – le dije.
- Aquí tenís. – me dijo riendo y salpicando de saliva los billetes que me pasaba mientras se reía.

Salí del Cuartel cabizbajo y le pagué el importe al taxista que mientras limpiaba el parabrisas con un calzoncillo viejo, ahora se reía desahogadamente.  Recibió su dinero y me dijo:

¡Lo lle'o cuando qu'era p'a Gómez Carreño, jefe! -  Y se alejó sonriente entre los estruendosos rugidos del motor del Italianissimo Simca 1000.

La pesadilla no terminó aquí.  Por un tiempo todos los demás bomberos me hicieron bromas al respecto, y en vez de dirigirse a mí por mi nombre; me llamaban "Gómez Carreño".

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El Fuego Fantasma

Esta coyuntura histórica de mi vida bomberil merece un capítulo aparte.  Por supuesto que los fantasmas no existen porque de otro modo, serían otro de los innumerables espejismos dogmáticos religiosos.

Era tarde en una templada noche a fines de Agosto.  Los maullidos felinos alfombraban la ciudad y se escuchaban hasta las arenas de la playa Acapulco, en donde se sentaba apacible y románticamente esta célebre e inmortal 4a Compañía de Bomberos de Viña del Mar.  El Correo de las Brujas dice que cuando los dioses decidan apagar el Infierno, harán sonar 4 alarmas para la Cuarta de Viña, la más memorable institución establecida en esta longitud.

Serían alrededor de las 2 A.M. cuando las alarmadas alarmas hicieron trizas el sereno silencio de la noche.  El Manguera y yo despertamos sobresaltados, pero conscientes de lo que pasaba y con los ojos abiertos.  Saltamos ágilmente dentro de nuestros "monos", y en un santiamén estábamos abordando la Bomba que ya salía presurosa del Cuartel, porque el cuartelero no esperaba a nadie.  Ésta era la cuarta alarma, por lo que sabíamos que habría otras compañías de Bomberos en el lugar del siniestro, las que habían sido llamadas a combate antes de nosotros.  También sabíamos de que el incendio estaba fuera de control, de otra forma, no hubiese habido necesidad de más de una o dos alarmas.

El cuartelero dirigió el carro bomba hacia la parte de atrás del área afectada por el fuego que era una de esas endiabladas poblaciones que crecían silvestres colgándose precariamente de los cerros, en donde había muchas casas de madera y una multitud de Eucaliptus los que eran fácil presa del voraz fuego, y algunas solitarias palmeras.  Ágil y con precisión milimétrica, el cuartelero estacionó la bomba a unos metros del grifo de incendios, emplazó diestramente las mangueras de acepción, abrió el grifo para que el agua fluyera hacia el carro bomba, y encendió los pistones apenas lograron su requerido nivel de vacío.

En el intertanto, el Manguera y yo nos encaramamos en el techo de una de las casas, lo que nos permitía observar el incendio desde un punto de ventaja.  Desde el techo construído con económicas "fonolas" y práctico "pizarreño", podíamos ver cómo se había desplazado el fuego y qué lugares afectaba, y afortunadamente parados en este techo; estábamos en una posición en la que dominábamos la vista completa de la hoguera, y ya estábamos preparados listos para la acción con nuestra manguera de 4 pulgadas y su correspondiente pitón de descarga de ½ pulgada, al que cariñosamente llamábamos: "la callampa".

- ¡Agua vá! – gritó el cuartelero con su voz aguardentosa a medio dormir todavía.

Y el agua vino ella toda con su poderosa presión la que casi nos hizo perder pié.  Había oscuridad y niebla por todos lados y la visibilidad era malísima, además; éstas se mezclaban con el abundante y grueso vapor del agua que al caer sobre las desprevenidas llamas, se evaporaba con encrespados alaridos chisporroteantes y húmedos.

¡Fuego a la izquierda! – gritó el cuartelero que estaba parado sobre la cabina del camión bomberil con unos binoculares, ayudándonos a dirigir el chorro de agua. 

Y hacia la izquierda lo dirigimos.  Después de unos segundos de lanzar cuatro pulgadas de agua a 120 libras de presión, escuchamos una ensalada de alarmados gritos los que no podíamos entender.  Apenas dejamos de lanzar agua en esa dirección, los rojos resplandores que danzaban violentamente entre la oscuridad y el chisporroteante vapor de agua; desaparecieron.

¡Güena cabros! – le escuchamos decir al cuartelero, y acto seguido; dirigimos el potente chorro de agua hacia otro sector que desplegaba un festival de saltones y corcoveantes  matices rojos y amarillos.  Tiramos agua como locos en esa dirección acompañados por el ronroneo del motor de la Bomba que nos proveía agua en abundancia.  Segundos más tarde, escuchamos otra vez esa mezcolanza de inquietos gritos que tampoco entendimos.  Al mismo tiempo que esto ocurría, los resplandores se apagaban.

¡J'uego a la izquierda othra'e! – gritó el cuartelero atragantándose.  

Y hacia allá dirigimos el chorro nuevamente hasta que el griterío se repetía, los fulgores desaparecían, y el festival de destellos reaparecían nuevamente a la derecha.   Seguimos haciendo esto por un largo rato y apoyados por las chillonas indicaciones del cuartelero.  La noche seguía firme, y nosotros estábamos ya sintiendo el frío con que nos lamía la ropa mojada el helado viento marino.

Un poco más tarde desde cuando comenzamos a apagar las porfiadas y obstinadas llamas, y el incendio se había reducido a unos pocos focos de poca monta -serían unos treinta minutos después- llegó corriendo el jadeante Capitán con su ayudante, los dos más mojados que pañal de güagüa meona, despeinados y sin casco.  Apenas estuvimos al alcance de sus gritos, nos increpó el Capitán:

- ¡Oye par de güeones!, ¡Qué chucha están haciendo! – rugió su voz haciendo temblar nuestras pajarillas.
¡Apagando el incendio, p'o! – respondimos casi al unísono con el Manguera.
¡¿Y sa'en p'a'onde están tirando el agua?! -

El Manguera y yo nos miramos desconcertados, y respondí:

¡Hacia el foco del fuego! ¡Hay dos lugares que el fuego se apaga y se vuelve a encender! –
¿Y no escucharon los gritos? –
¿Qué gritos? –
¡Los gritos 'e nosothros p'os güeones!-
¡No escuchamo n'á, p'o! – dijo el Manguera.
¡Bájense de ahí! – nos ordenó visiblemente enojado el Capitán - ¡Y vo's apaga la bomba! – le dijo al cuartelero que corrió presurosamente a hacerlo con una cara de que sabía algo más...

Regresamos al cuartel sentados en la cabina de la Bomba con el cuartelero que manejaba cabizbajo.  De pronto rompió el silencio para decirnos:

¡Oye cabros, dejamo la cagá! –
¿Por qué? -
¡Porque le estaban tirando agua a los bomberos! – dijo con voz alarmada.
¿A los bomberos? – inquirí con mi voz escudriñante...
¡Sí!, ¡A los bomberos" -

Lo que había sucedido fue los siguiente:

Estando parados en el techo de esa vivienda, entre la negra noche solo podíamos ver el vapor y las fulgentes y centelleantes matices de luces rojas, las que pensamos (al igual que el cuartelero) que eran llamas.  No lo eran.  ¡Eran las luces de emergencia de los carros bomba!  Entre el humo, la oscuridad y el vapor, estos resplandores efectivamente parecían llamas, pero a lo que le estábamos tirando agua era sin duda a los bomberos y a las luces rojas y amarillas de los carros bomba.

Los gritos indescifrables que escuchábamos desde nuestra posición en el ciego techo antes de que las "llamas" se apagasen, eran los pobres bomberos que nos gritaban que no los apagáramos a ellos, y estos gritos probablemente estaban aliñados con abundantes garabatos y maldiciones...  Para poder llamar nuestra atención, apagaban las luces del carro bomba, con lo que nosotros pensábamos que habíamos apagado las llamas.  Una vez que dejamos de tirarles agua, encendían las luces de emergencia otra vez, y nosotros repetíamos la maniobra pensando de que el fuego había resucitado en ese sector.  Error inocente; digo yo...

De vuelta al Cuartel, y después de haber aclarado la situación que había ocurrido con el Capitán y los demás bomberos, las cosas se calmaron, nos reímos un poco del asunto.  El cuartelero no sonrió ni una vez; y se mantenía más serio que muerto enojado.

Para que no cometiésemos este error otra vez, el Capitán nos asignó al Manguera y a mí al servicio de Equitibus Vrina por el resto del Verano.  Esto complació mucho a los mojados y enojados bomberos, y sirvió de escarmiento para el futuro.  Pero no todo fué tan protervo, cada vez que manguereaba el meado de caballo en el pavimento de la calle, los escuálidos jumentos con gastadas viseras de cuero negro sobre sus ojos me recordaban a mi amado y libre Pehuén.

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Felis Putredinem

Tirarse un pedo es una acción natural necesaria y lógica para bajar la presión intestinal, la cual fuera de control, podría causar serios estragos en nuestra salud y nuestra integridad física interna.  Es también un acto semi-involuntario el que se puede manipular solo hasta cierto punto.  Es tan natural así la necesidad del pedo, que en la mayoría de los casos es siempre más acertado perder un amigo, que perder una tripa.

Ahora, lo más importante de tirarse un pedo es dónde uno se lo tira.  Si se lo tira en el ascensor, no le puede echar la culpa a Fido.  Si se lo tira en la iglesia, la culpa es siempre de las viejas beatas que perpetuamente están haciendo ruidos raros mientras balbucean y rezongan murgas ininteligibles.  Si se lo tira en una "micro", siempre se le puede echar la culpa a un "rotito" o a un "flaite"; pero cuando se lo tira en público, a no ser que sea silencioso; es otra cosa.  Este es el caso de esta lamentable y triste historia. 

Teníamos un compañero Voluntario en la Cuarta que era un poco excéntrico y a veces, ¿por que no decirlo?: peripatético.  Pero era un buen chato, solo que era medio cuico.  Era un hombre en los avanzados cuarenta, soltero, aún vivía bajo el patrocinio y asidero de su madre, y tenía contadísimos amigos, por lo que a él le era sumamente conveniente ser bombero porque en la Cuarta, todos lo tratábamos con camaradería y amistad: era uno del clan.

Le conocíamos muchos intentos con intenciones pro-conyugales con las muchas damas a las que intentó atrapar en sus intrincadas redes amorosas, pero que por esas vicisitudes de la vida, nunca consiguió atrapar a ninguna.  Quizá sería porque no sabía cómo terminar una pichanga, o porque le faltaba "moyo" o un poco de "je ne sais quoi"; o porque la mamá quizá no lo dejaba salir hasta tarde, o no le cambiaba los calzoncillos más seguido.  Además era medio pelado, tenía una panza de cerveza, y calzaba 42 con los dedos doblados y el talón afuera.  En fin, era poco agraciado, pero esto no le impedía conseguir algunas citas con el sexo opuesto.  Esto lo aclaro bien porque este "gallo" no era maraco para nada.  Y así va la historia:

Una noche de Verano nos encontrábamos varios bomberos Voluntarios aparejados con nuestras mujeres veraniegas en la sala del Cuartel, relajándonos después de un largo y ardiente día en la playa.  La sala tenía unos grandes ventanales que enfrentaban el Mar de Chile donde la luna se bañaba desnuda y sin inhibiciones, mientras que besaba las olas con sus plateados besos que danzaban nerviosos sobre la superficie del océano, y que finalmente se dejaban arrastrar hacia las murmurantes arenas de la playa; esa playa que guardaba tantos de nuestros eróticos y carnales secretos en sus furiosamente revueltas arenas. 

También se podían ver claramente los cielos azul-negros adornados con una tremenda explosión de titilantes y nerviosas estrellas y con los cuerpos celestes de la Via Láctea.  Por un rincón allá de la bóveda celeste, se vislumbraba la Cruz del Sur, callada, glacial y frígida como aquel ácido beso de despedida que en un fulminante momento de mi pasado, me quemó la boca para siempre; regalo de unos mezquinos y desapegados labios que me lo me dieron sin piedad alguna en la acerba noche de un amargo día.

Estábamos todos sumidos en un silencio cuasi completo besando a nuestras complacientes mujeres, protegidos y amparados por la oscuridad y la complicidad que las extinguidas luces nos brindaban.  Apenas se oía el sorbeteo de los besos, no había ni quejidos ni jadeos.  Era un ambiente sereno y muy romántico.  ¿Qué cosas, no?

Mientras disfrutábamos del postre de Eros, sentimos que la puerta de entrada al Cuartel se abrió con un lento y angustioso crujido, digno de las películas de Alfred Hitchcock.  Todos paramos la oreja.  Se oyó una susurrante y pasional conversación que decía:

- Ya p'os, déjame... –
¡No p'o, aquí no! –
- Un poquito no'ma –
¿T'ai loco?  ¡Nos pue'en ver! –
- Aquí no hay nadie, p'o –
¿Y si viene alguien? –
¡Nadie va' venir, p'o! –
¿T'ai seguro?
¡Si p'o! –
¡Tenís la mano helá!
- Se calienta rápi'o p'o... –
- Ya p'os, no –
- No seai difícil –
- Mejor me 'oy, lo hacimo mañana... –
- Güeno ya...
- Ya, p'o –
- Ya, p'o...
- Chao..
- Chao...

Y la puerta se cerró con el mismo crujido, pero al revés.

Todos estábamos callados escuchando sin decir ni pío.  Sabíamos que nuestro compinche bomberil no sabía que estábamos allí ya que la oscuridad era total y el silencio, sepulcral.  Sentimos que se encaminó hacia los baños.  Para llegar a ellos tenía que pasar a través de la sala.  Pero nunca lo hizo.  Se detuvo casi a la entrada de la sala, y desató el concierto de pedos más bullicioso, con una multitonalidad y una modulación extraordinarias; que nunca antes habíamos escuchado en nuestras vidas.  La sinfonía de gases letales era digna de las alturas de Wagner, y entre pedo y pedo; se quejaba lastimosamente con un dejo de orgasmo gaseoso, y con una creciente y balsámica sensación de alivio, exclamaciones desenvainadas de las escenas de Satyricon, de Federico Fellini.

Entre los pocos pedos que pude identificar, estaban los ascendente con sinfonía final, también estaban los con babilla estridente, los sonoros de cuatro fases, aquellos extra largos y gritones, los indecisos, los nítidos y los potentes.  Sería que esta cacofonía era la asonancia de una bocina de mojón, o quizá el grito de libertad de la mierda oprimida, o la eufonía del alma de un poroto que se vá al cielo, o el suspiro de un poto enamorado, ¿o simplemente fué la ridícula pretensión del poto de querer hablar? ¿Quién sabe?  Esto será un misterio infinito...  Pero sin duda, fué el canoro grandilocuente producto de un intestino magistral y superdotado.

Cuando completó su sonata de pedos y su lamento de quejidos surtidos, encendió la luz de la sala, y para su sorpresa, nos vió a todos.  Nosotros tratábamos de sujetar una cara impávida, y una risa a punto de explotar en mil direcciones, la que no se hizo esperar.

Impávido y usando toda la experiencia, la bravura y la sangre fría que había acumulado durante su existencia; calmadamente dijo:

¡Ah, no los había visto! –

Seguidamente apagó las luces de la sala, se dió media vuelta; y salió por la misma crujiente puerta por la que había entrado.  Un llamado urgente de ventilación general de desató en el Cuartel para rápida y velozmente reducir la flamabilidad del establecimiento.  Nunca más se habló de esto en los anales bomberiles, ni en las letrinas, ni en las filas de combate.

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Tengo más historias, pero no el suficiente tiempo libre para contarlas, ni ustedes la suficiente paciencia y aguante para leerlas; así que aquí termino de narrar, y el resto las dejaré para otra ocasión.  Si, p'o.




El Loco