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jueves, 1 de septiembre de 2011

El Colocolo

¡Como el Colocolo no hay, olrai! (all right). Sí; sin duda alguna todos nosotros, especialmente los hinchas del popular, glorioso e inmortal Club Deportivo de Fútbol Colo-Colo sabemos exactamente quién es este famoso personaje… pero pregúntese usted, ¿sabemos realmente quién es este asonado personaje? Quizá usted no sepa tanto como cree saber. Al menos yo pensaba que sabía un poco del Colocolo, pero creo que no sé tanto como quizá sepa usted. Veamos.

Para comenzar, debo aclarar de que el Colocolo no es una pila de giles con camiseta blanca y mechas tiesas corriendo como energúmenos detrás de una pelota de 32 cascos que no les obedece en una cancha de pasto proletario, y que circulan mezclados con otro gallo con traje de cebra (o por lo menos con un atavío más exclusivo que el resto de los jugadores) que siempre está metido al medio del baile y güeviando p'arriba, p'abajo, a diestra y siniestra chiflando sin parar con un jodío silbato y repartiendo gratis y desinteresadamente unas pintorescas y originales tarjetitas de diferentes y vivos colores que aparentemente, no las quiere nadie.

Tampoco me refiero a aquel sabio Mapuche (Colo Colo), que alcanzó la fama de su gente cuando logró hacer elegir "Toqui" (líder militar) del pueblo Mapuche al Cacique Caupolicán. Esto lo consiguió mediante una prueba que consistía en levantar un pesado tronco, y mantenerlo sobre los hombros por la mayor duración posible. Al aceptar esta prueba para competir por el puesto, los caciques Mapuches Tucapel y Lincoyán, sin intentarlo le dan suficiente tiempo a Caupolicán para llegar a la reunión y adherirse a la prueba como participante. Caupolicán ganó la prueba ya que era el más fuerte de todos. Lo curioso de esto es que esta afición a los palitos terminó como un problema bastante peliagudo para el señor Caupolicán.

Dentro de la obra épica "La Araucana" de Don Alonso de Ercilla y Zúñiga, Don Alonso le dá a Colo Colo un paralelo con el guerrero Néstor, uno de los héroes de la Ilíada de Homero, hijo de Neleo y Cloris, y además, Rey de Pilos. Según los académicos de la honorable y ancestral lengua de los Mapuches, es muy probable que el nombre de este afamado cacique esté incompleto ya que entre los Mapuches, los nombres personales tenían siempre -e inseparablemente- un sustantivo y un adjetivo, como nos enseñó claramente nuestro egregio profesor de La Lengua Castellana, don Selim Sadek Nifuri. Estos épicos nombres Mapuches adquiridos, correspondían a animales y deberían relacionarse con un apodo o con una característica distintiva de dicho animal. Probablemente Ercilla desconocía esta regla, y por lo demás Don Alonso no hablaba Mapudungún, y en ese tiempo todavía no existía el "Correo de las Brujas", el que fué inventado por la Quintrala(1) años después.

(1) Catalina de los Ríos y Lisperguer (1604-1665) era una aristocrática terrateniente chilena del siglo XVII, apodada La Quintrala debido a su pelo rojo llameante. La nefasta Catalina de los Ríos era de descendencia española, alemana y Amerindia y era más mala que un yogurt de chorizo.

Al Colocolo con que me refiero a ustedes chilenos todos, es un vistoso felino pequeño con manchas y rayas, y que es nativo de las cuestas y las laderas del Centro y Norte de la Andeana Cordillera de Chile.

El Leopardus Colocolo, técnicamente llamado Lynchailurus Colocolo, es conocido también como el Gato de los Pajonales; o simplemente, Colocolo. El Colocolo es un felino o gato pequeño que tiene una longitud de cuerpo de entre 51 y 76 centímetros, una longitud de cola de 30 centímetros, casi tan larga como historia de pobre; y pesa entre los 3 y los 7 kilos. El color de su pelaje va desde el gris al café oscuro, con rayas y manchas de color marrón oscuro. Este gatico es un animal carnívoro al que se le distingue por poseer unos sólidos colmillos extraordinariamente fuertes, pero a la vez, tiene unos molares con puntas filudas que les sirven para desgarrar la carne de sus presas. El Colocolo posee unas enormes garras retráctiles, una excelente y clara visión nocturna, y para hacer todo esto trabajar al unísono, cuenta con un cuerpo sorprendentemente fuerte, inconcebiblemente rápido y más flexible que el increíble aguante de la clase obrera.

Este raro pero encantador mamífero es digitígrado, es decir, camina sobre sus dedos, no lo hace para no despertar a sus presas, sino para que los abogados deshonestos, los curas y los políticos no se enteren de que anda alrededor y lo hagan caer presa de las sucias prácticas de estos bucaneros cosmopolitas de pensamientos con Melanosis. Tiene las orejas muy pequeñas para ser un gato salvaje -pero a pesar de esto sabe escuchar, no como otros- y una lengua muy áspera (áspera y no suelta como los contrahechos morales nombrados anteriormente), y la aspereza de su lengua se debe a que sus papilas se encuentran dirigidas hacia atrás, y no a una naturaleza meramente cosmopolita.

Este extraordinario gato tiene un pelaje hermoso y bastante largo, y posee graciosas líneas oscuras en la parte de los hombros y la nuca. En las patas presenta severas franjas transversales oscuras; tan oscuras, como las nefastas esperanzas del desheredado, y tan transversales como las elucubraciones políticas.

Es un animal que tiene las orejas puntiagudas como la Pica (2) de Caupolicán, y un rostro ancho y veraz como las lejanas y utópicas esperanzas del desventurado. Se reproduce solo una vez al año como la Pascua, y dá a luz una camada de una a tres magníficas y hermosas crías tras un período de 80 días de gestación, suficiente tiempo como para dar la vuelta al mundo en un globo aerostático.

(2) Caupolicán después de ser capturado en la batalla de Antihuala, fué llevado ante el Conquistador Alonso de Reinoso, quien lo condenó a morir en la pica, una muerte terrible por empalamiento. El empalamiento es un método de tortura y ejecución donde la víctima es atravesada por una estaca de madera puntiaguda. La penetración puede realizarse por un costado, por el recto, la vagina o por la boca. La estaca se solía clavar en el suelo dejando a la víctima colgada para que muriera de tremendos dolores y muy lentamente. El Alguacil de Campo Cristóbal de Arévalo fué el encargado de ejecutar a Caupolicán. Caupolicán fué subido y amarrado a una tarima que tenía un madero con punta cortado en la forma de la pica en el centro. Caupolicán, mostrando gran serenidad y valentía, miró soberbiamente a la multitud de españoles que lo contemplaban y dijo:
«Pues el hado y suerte mía me tienen esta suerte aparejada, vean que yo la pido, yo la quiero, que ningún mal hay grande y es postrero».
Aquí hay una muestra de la heredad de valentía y temeridad de la raza chilena, la que Don Alonso de Ercilla inmortalizó en "La Araucana". ¿Qué cosas, no?


Ficha Vital del Colocolo:
Hábitat: El Colocolo puede ser encontrado en las laderas del Norte y Centro de la Cordillera de Chile. Es nativo de la zona occidental central de América del Sur, que se expande desde Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, Argentina, y hasta la Gloriosa República de Chile a través del equivocado nombre de la Cordillera de Los Andes.

Dieta: Los Colocolos se alimentan principalmente de pequeños mamales y algunas aves.

Reproducción: Después de un período de gestación de alrededor de 80 a 85 días, el Colocolo (en este caso la Colocola) dá nacimiento de 1 a 3 cachorros.

Depredadores: Abogados deshonestos, curas y políticos; conocidos en su hábitat natural urbano como Sangüijuelis Chupacabrus Cabronis.

Enemigos Naturales: Abogados deshonestos, curas y políticos; conocidos en su hábitat natural urbano como Sangüijuelis Chupacabrus Cabronis.

Sub-especies: Hay 2 sub-especies del Colocolo; el Leopardus Colocolo Colocolo, y el Leopardus Colocolo Wolffsohni, u Oncifelis Colocolo Wolffsohni.

Datos interesantes: El Colocolo es conocido también como Colocolo Pampas Cat, o Colocolo Gato de las Pampas, pero que los argentinos insisten en llamarlo "Ché Colocolo", ¿viste?

Estado de Conservación: Amenazado de extinción. Esta categoría es de acuerdo a La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN), la cual fué fundada en Octubre de 1948 en Fontainebleau, Francia. Esta organización mundial tiene su sede principal en la ciudad de Gland, Suiza. En esta glandular ciudad, la UICN reúne a 83 estados, 108 agencias gubernamentales, 766 organizaciones no gubernamentales, y 81 organizaciones internacionales, con alrededor de 10.000 expertos y científicos de 181 países miembros. ¡Que lo parió!

También sabemos que el Colocolo comparte parcialmente su hábitat en el territorio Chileno con otro gatito pequeño -el elusivo y tímido Kodkod. ¿Ha notado usted que todos estos animales tienen el nombre repetido? ¿Colo-colo, Kod-kok? Aparentemente el Taxonomista que les puso los nombres era bien tartamudo hasta para escribir.

El Kodkod es el más pequeño de los gatos salvajes en el hemisferio occidental donde el más grande, es el jaguar. El Kodkod (Guigna de Leopardus), y también conocido como Guiña, es el gato más pequeño de las Américas, y se encuentra solamente en Chile central y meridional, con una presencia muy limitada en la Isla de Chiloé.

El Kodkod es un felino extremadamente recluído y no se adapta bien a las áreas disturbadas por el hombre, les tiene un terror ciego a los abogados, a los curas y a los políticos; y es por eso que viven en un estado de comportamiento alterado que llega a ser nocturno para evitar interferencia humana. Se dice en leyendas antiguas que este comportamiento lo adquirieron después de ver lo que le hicieron a Caupolicán, y es por eso que estos inteligentes y astutos felinos, al igual que el Colocolo, no quieren tener nada que ver con los seres humanos.

Un Colocolo Heroico
Se cuenta que en el belicoso año 1943 se creó una distinción muy importante y muy parecida la "Medalla al Valor" -la cara condecoración que Chile le dá a sus militares ejemplares- pero para animales: la Medalla Dickin.

Esta medalla era otorgada en reconocimiento al extraordinario valor con que ciertos animales prestaron críticos y estratégicos esfuerzos de ayuda y sacrificio durante las guerras, u otras situaciones especiales. Como ejemplos meramente paradigmáticos podemos señalar a los canes que eran utilizados durante las Segunda Guerra Mundial para localizar supervivientes, o el de las homéricas palomas que llevaban importantes mensajes entre la lluvia de balas y metralla.

Entre los años 1943 y 1949, se otorgó la inefable cifra de 54 medallas Dickin; 32 otorgadas a las osadas palomas, 18 para los audaces caninos, 3 a ciertos estoicos caballos, y 1 para un singular e insólito gato de nombre Simón.

¿Y el gato qué hizo para merecer este alto galardón de tan distinguida condecoración? Pues bien, este magno galardón lo conquistó el felino Simón durante su valeroso y heroico servicio sobreviviendo las ignominiosas intrigas del "Incidente de Yangtzé" en Abril de 1949 durante su viaje por el río Yangtzé hacia Nanjin, en China.

Como todos saben, Simón no era su verdadero nombre ni identidad, sino que eran su identidad y "nombre de guerra", ya que si caía en las infames manos del enemigo, su verdadera identidad (y la de su familia) estarían protegidas.

Simón viajaba como parte de la dotación del vapor de guerra Inglés Amethyst, un vapor de avanzada. Simón se embarcó al servicio de este navío de guerra en el puerto de Stonecutters Island, a principios de 1948 en Hong Kong.

Durante su travesía hacia Nanjin por el rio Yangtzé, el barco fué emboscado y sitiado por un ataque de los comunistas chinos, y durante varios días de asedio, muchos de la tripulación murieron a manos de sus brutales enemigos ambarinos. Durante la fiera contienda, el abogado deshonesto del Amethyst se cayó al agua infestada de tiburones hambrientos, cocodrilos ávidos y pirañas insaciables, pero no se lo comieron por cortesía profesional, ni tampoco se ahogó porque la mierda flota.

Al pequeño Simón -para salvar su vida de esta hecatombe-, no le quedó ninguna otra opción que huír a parapetarse en la cala del navío. Después de 5 largos y agobiadores días escondiéndose de los rojos enemigos, acosado por el hambre, agotado y consumido por el boicot, no tuvo más remedio que resurgir en cubierta.

Cuando Simón afloró a cubierta, estaba herido y aún temblando de terror, efectos de la traidora asonada del maldito escarlata chino, sosteniendo cuatro profundas heridas de metralla en su elástico cuerpo, quemaduras en su lustroso pelaje, y una horrible excoriación encefálica. La tripulación sobreviviente del ataque lo vendó y le procuraron cariñosa atención médica, y acto seguido lo pusieron a descansar. No obstante su precaria condición física, Simón se rehusó a descansar y mientras se recuperaba continuó cazando las ratas que apestaban el barco para evitar que estos sucios roedores les provocaran infecciones a sus compañeros que estaban heridos.

Después de que Simón terminaba su turno de cacería ratonil y sin tomarse un descanso, se dedicaba a patrullar entre sus compañeros enfermos, los que le veían pasar con su pequeña cabecita vendada y cojeando dolorosamente. Los supervivientes se sintieron reconfortados por el heroico y desinteresado ejemplo del minúsculo felino, y estrujaron fuerzas del ejemplo de Simón para seguir adelante, imitándole.

Simón, que a pesar de haber sido malamente herido, sirvió valiente y dedicadamente en el Amethyst durante y después del incidente Yangtzé. Acabó laboriosamente y con mucho denuedo y dolor con muchas de las pestilentes ratas que invadían el buque. Su ejemplar comportamiento fué del más alto nivel a pesar del las horrendas heridas que recibió a manos de la inusitada fiereza del ataque chino. Simón continuó liquidando sistemáticamente y con gran voluntad las ratas a razón de por lo menos, una por día. Esto fué muy importante porque las ratas infectaban a los tripulantes, y acababan con las provisiones del barco.

Simón, que vivió casi toda su vida en el mar, con el total descorazonamiento de sus compañeros de armas, murió cuatro días antes de recibir su merecida medalla. Fué dignamente enterrado con honores militares en el cementerio de animales de la P.D.S.A. (Peoples Dispensary For Sick Animals) en Inglaterra. En su epitafio se lee lo siguiente:

IN MEMORY OF
"SIMÓN"
SERVED IN H.M.S. AMETHYST
MAY 1948 - SEPTEMBER 1949
AWARDED DICKIN MEDAL
AUGUST 1949
DIED 28TH NOVEMBER 1949.
THROUGHOUT THE YANGTZE INCIDENT
HIS BEHAVIOUR WAS OF THE HIGHEST ORDER

Más de 60 años después de su muerte, algunos de los más polvorientos archivos secretos de Scotland Yard, de la CIA, de la DINA y de los Boy Scouts fueron de-clasificados oficialmente para conocimiento del público, y se descubrió con sorpresa en estos furtivos documentos de que Simón, el felino heroico, era un Colocolo chileno trabajando de agente secreto para la Corona Real Británica.

Usted dirá que yo inventé todo esto, pero le aseguro que no es así. Y si no me cree, pregúntele a Hércules Poirot, a Baden-Powell, o por lo menos tiene que darme algo de crédito por mi fértil imaginación. Cuando pueda y si puede y es capaz, levante su libre voz en templada defensa del Colocolo, este magnífico felino chileno que espera un poquito más de conciencia proveniente de sus bien amados, pero tan indolentes compatriotas.

El Loco.

lunes, 1 de agosto de 2011

El Parque Bestial Urbano

No sé si usted se ha habrá dado cuenta de que las ciudades en que vivimos; todas ellas, no son nada menos que un patético Parque Bestial Urbano lleno de animales dispares de todas clases y géneros. No me refiero al urbano "parque zoológico" porque en los parques zoológicos solo viven animales civilizados. El Parque Bestial Urbano es como la apócrifa e ilusoria Arca de Noé de una imaginación con sobredosis de esteroides y una cadena de problemas adenoideos endémicos, pero real. Hay una cantidad inverosímil de animales que existen y conviven en estas sociedades cosmopolitas desequilibradas concienzudamente por la pintoresca y egoísta repartición de la riqueza tangible, pero equilibrada por el carácter y naturaleza de sus salvajes y extraños habitantes.

Cuando emito el vocablo "riqueza" no me refiero como "ricos" a aquellas personas con más dinero y valores materiales que otros, a los cuales tan injustamente se les maltrata constantemente moral y socialmente por los depravados espiritualistas desviados, socialmente ciegos y flojos que siempre quieren algo por nada, y envidian y hablan mal de los que tienen más que ellos basados en un recelo completamente desalineado emocionalmente, malintencionado intelectualmente, y estimulado por una ideología moral practicante tan equivocada y tan desmedida como su incontinencia mental misma, barbárica y sin igual. Pero a la postre, este estereotipo de pensamiento es un producto típico de amebas mentales.

Cuando nombro "riqueza", me refiero a esos seres humanos que dejaron la calidad de animales cosmopolitas invertebrados socialmente acopiando una riqueza moral sólida, un haz de principios macizos y consistentes, un respeto por la ley y el orden, una educada observancia por sus congéneres, un desarrollo personal concreto del principio civilizado, y han amasado ideales prácticos, considerados e incluyentes. También, estos valiosos vertebrados han sido capaces de desarrollar y respetar una responsabilidad social e individual, una honestidad universal, una lealtad incondicional, un sentido responsable del estado de derecho; y ciertamente contribuyen a la cultura humana: un largo trecho desde los baladíes hombres con la gangrena moral de Jericó. En otras palabras, estos seres humanos "ricos" aglutinan consciente y voluntariamente los principios y los pilares básicos de la civilización moderna.

Pero al igual que un zoológico común y corriente, un Parque Bestial Urbano tiene animales. Animales de todas clases y aromas. Muchos animales. Entonces es menester nombrar algunos de ellos aquí para que podamos diferenciar sus géneros y sus distintivas idiosincrasias. Como les pasa a todos, a mí no me gustan todos los animales. Hay algunos que me gustan, otros que detesto, hay otros que me son indiferentes, hay otros que adoro, hay otros que me encabronan, hay otros que simplemente venero, y hay otros que espero se extingan lo antes posible. Todo depende de cómo nos identifiquemos con ellos.

¿Ha notado usted que las viejitas delicadas y las abuelitas tiernas siempre tienen perritos pequeños y cautivadores? ¡Es porque son como ellas! Este es el principio básico de la transferencia emocional y el paralelismo de identidad. Estas viejitas se hacen acompañar de estos perritos sumamente mansos, adorables, débiles como ellas y que requieren máximos cuidados, y que demandan mucho amor y cariño; ni más ni menos como las atenciones que las ancianitas mismas requieren.

Y claro, hay también aquellos que se creen Tarzán de Huerto sin regadío y tienen un Dobermann, o un Pastor Alemán, o un Bulldog con cara de maldito para expresar sus machismos aparentes y la vaga creencia de que tienen genitales extra. Y claro, ellos también los aman y los cuidan con el mismo cariño que lo hacen las viejitas, con la diferencia que cuando las viejitas se hartan del jodío perro porque se defecó o meó en la alfombra: les gritan: - ¡No vuelvas a hacer eso Lulú! ¡No te lo voy a permitir más!, y acto seguido recogen a Lulú con un apuro fingido y la ponen cariñosamente en el sillón mientras miran a Lulú seriamente con sus arrugados labios fruncidos haciéndole un puchero de reproche bien intencionado.

En cambio los dueños hormonales de los perrazos más grandes cuando éstos hacen lo mismo y los sacan de quicio, les gritan como desaforados: - ¡Sale perro culiao! ¡¿Por qué mierda no te v'ai a cagar afuera?!, ¡¿Cómo chuchas se te ocurre hacer esto?! -como si el perro les fuese a contestar-, y acto seguido y refunfuñando en voz alta incoherencias de un vocablo ininteligible emitidos por sus prepucios vocales, le pegan una tremenda patada al pobre perro por donde le caiga mientras que el despistado perro trata de esconderse donde pueda. Realmente no sé del origen de qué secreción glandular han salido estos mequetrefes.

Así como es bien sabido de que los dueños de animales, cualquiera que éstos sean, se comienzan a identificar con sus mascotas y hasta parecerse a ellas según dicen algunos, hay otros animales que se congregan dentro de las regiones cosmopolitas en jaurías, manadas y rebaños de su misma naturaleza horizontal, y que también son muy, pero muy parecidos entre ellos a través de sus cardinales esencias y recuas primitivas, las que comparten en casi todos sus rasgos existenciales.

Voy a nombrar a algunos de estos animales que constituyen estas piaras de peculiaridad cosmopolita. Antes de hacerlo, comprenda que cualquier parecido con su propia realidad o con la de su vecino es una mera coincidencia, y ésta indeliberada coincidencia quizá sea más real de lo que usted crea, quiera observar, o quiera aceptar, porque le guste o nó; usted probablemente también vive en uno de estos Parques Bestiales Urbanos. Empecemos por los animales que me gustan:

Me gustan los gatos. Los gatos son magníficos, pero un poco hinchapelotas porque son muy independientes y territoriales. A pesar de que los gatos son animales muy adaptables y "domésticos", y en contra de la inexperta creencia popular, su expectativa de vida está reducida en un ambiente hostil. Todo gato, de cualquier tamaño u origen, lleva inherente en sus genes los instintos básicos de su estado salvaje, y se acerca a los humanos por una actitud más de conveniencia y comodidad que de ingentes lazos de sentimientos de afecto. Si usted cree que el gato lo ama, ¡usted está loco! Esto no descarta la posibilidad de que algunas mascotas felinas lleguen a tener fuertes lazos afectivos con sus seres humanos elegidos. En fin, el gato hace lo que quiere, cuando quiere y donde quiere. No le pide permiso a nadie y no depende de su dueño para vivir en plenitud y comodidad, y cuando le dá la gana, para la cola y se marcha sin más trámite para el lado que sea que esté encarando. Los gatos son civilizados.

Ahora un animal que adoro. Adoro a los perros. Chicos y grandes, cualquier perro porque no necesito identificarme mucho con ellos. Todos los perros son cariñosos, leales, alegres, juguetones, y son una extraordinaria compañía. La mayoría de las veces son mejores que las personas. No importa cómo les tratemos, cuánto les gritemos y hasta cómo los castiguemos, ellos están siempre contentos de vernos, y nos reciben cada vez que llegamos a casa como si hubiésemos estado afuera de viaje por un largo tiempo. Apenas nos ven, saltan, mueven la cola con un frenesí que casi se les despega del culito, nos lengüetean y nos babean a más no poder, ¡y hay algunos que hasta se mean de felicidad! Dígame usted: ¿Cuantos amigos suyos hacen esto por usted? Los perros son entusiastas y devotos de sus amos. Cuando golpean su puerta, su perro sale disparado ladrando como si la visita fuera para él; y lo hace con el mismo ánimo cada vez que alguien golpea la puerta, sin importarle que la visita no sea nunca para él. Los perros son civilizados.

Aquí hay un animal que detesto. El Perezoso, mejor conocido como: empleado público. El Perezoso al igual que su congénere humano público ambos son folívoros, flojos y negligentes; y lo único que hacen durante todas sus vidas es comer, dormir y cagar. Hay excepciones por supuesto, pero yo no tengo la suerte de conocer a alguna todavía. A diferencia de sus semejantes cosmopolitas, los Perezosos de la selva misteriosa no se convierten milagrosamente en el correcaminos a las cinco de la tarde cuando hay que dejar la oficina. Lo milagroso de esto es que al otro día, apenas entran a la oficina, se transforman en Perezosos otra vez. ¡Vaya milagro de la naturaleza urbana! Esta actitud adquirida es producto neto de la carencia total de profilaxis sicológica que ha degenerado en profundas caries mentales. El depredador más grande y peligroso de este animalejo es el trabajo responsable. Los Perezosos no son civilizados.

Bueno, éste es un animal que me es bastante indiferente: el Pidulle(1). Este Enterobio Vermicularis es el vago cosmopolita, al cual sin poner mucho esfuerzo en buscar, usted puede encontrarlo sentado ociosamente en los bancos de las plazas hablando por su celular, vagando sin destino durante sus peregrinaciones en los Mall, durmiendo con la boca abierta en el maltratado pasto de los parques, fumándose la vida en las esquinas con sus inservibles amigos sin personalidad, y sentados en los cafés pretendiendo bizantinamente el estar haciendo negocios importantes con sus laptops acompañados de una pretérita tacita de café que les dura cuatro horas.

(1) Pidulle (Oxiuriasis): pequeñas lombrices que habitan y se revuelcan en la mierda ubicada en la parte final del intestino, más exactamente, en el ciego (ojetillo) intestinal grueso. Es un parásito Nematodo de los más pequeños, pero joden tanto como los políticos de calvicie intelectual.


También y muy a menudo se le encuentra apandillado en comité en los corredores de nuestras bufonas instituciones fiscales. Pero por cierto los Pidulles no nos son tan indiferentes después de todo ya que nos mantienen ocupados en actividades poco decorosas y socialmente sin gusto, como por ejemplo la de rascarse febrilmente los labios anales con el dedo pulgar mientras esbozamos una mueca semi-macabra de satisfacción y consuelo. Estos Pidulles sociales piensan que una docena de huevos frescos es caviar de gallina. No señor, los Pidulles no son civilizados.

Las tres alimañas que siguen en esta lista de sabandijas cosmopolitas sí que me encabronan y son las que me producen el eco seco y desabrido de las arcadas de mi espíritu. La primera, es la sanguijuela, o "político" como es mejor conocida por todos. No hay mucho que explicar acerca de estos quiltros sociales ya que todo el mundo sabe que son la desgracia personificada de la humanidad civilizada. Los políticos sin embargo, tienen una gracia muy singular que les diferencia particularmente del resto de los autóctonos del Parque Bestial Urbano cosmopolita: ¡se parecen a más de un animal! Por ejemplo, también se identifican muy cercanamente a través de una relación netamente de parentesco familiar, con los zorros y las ratas. Otra cosa que nunca me he podido explicar es ¿por qué a una mujer pública la llaman prostituta, pero a un hombre público le llaman "político"? ¿Qué cosas, no?

Las sanguijuelas políticas se diferencian de los científicos en que éstos últimos se esfuerzan por hacer posible lo imposible, mientras que los políticos se esfuerzan por hacer imposible lo posible. Por eso es que la política es la prostitución de la mente y del bienestar social, y la profundidad de sus ideas raramente va más allá de la superficie de sus grasientos y malolientes cueros cabelludos que más que cueros cabelludos, parecen escrotos prestados. He aprendido mucho basado en una enormidad de ejemplos contemporáneos e históricos de que los cabecillas políticos son un tropel desbandado de farsantes canallas, fuleros cobardes, mentirosos impostores y cuentistas traidores; casi todos incapaces de acaudillar a un pueblo inteligente, patriota y valeroso. Las sanguijuelas no son civilizadas. Esto lo digo con mucho respeto y cariño por las incomprendidas sanguijuelas reales. La diferencia fundamental entre una sanguijuela y un político, es que el político es el animal de la lengua larga y de las ideas cortas.

La segunda alimaña no merece mi abominación completa como el resto de las otras falacias humanas, pero estos vómitos morales me producen desagradables náuseas y sí me repugnan superlativamente. Ésta alimaña especial es el áspid clerical, el falso clítoris religioso; los curas. Más que repulsión, los curas me producen una despiadada lástima horriblemente amplia y espaciosa, más colosal que la que siento por la honesta e infortunada serpiente bíblica, que la pobre por decir la verdad y nada más que la verdad, fué sentenciada injusta e impúdicamente al averno por los siglos de los siglos. Amén. Suerte tuvo el procreador de que no existía el "FaceBook" en ese entonces. Los curas a la sazón, aparte de ser pedófilos y degenerados infantofilios, son una triste y resentida expresión intelectual de segunda clase. El áspid no es civilizado.

La tercera y la más sucia alimaña que yo más detesto, es el abogado deshonesto -- ¡verso!--. Y sí, aunque a usted le parezca tremendamente inverosímil e inexplicable, se sabe de la existencia de algunos abogados completamente honestos, los que están clasificados dentro del bestiario urbano como "Hombres de Ley". Nunca ha habido un parecido más grande y extraordinario entre una bestia inicua y un "humano". Es casi como si uno fuese el otro. El abogado deshonesto y la hiena son gemelos morales e intelectuales de una equivalencia y simetría genética portentosa. Ya vé usted, su dios personal comete grandes errores, y muy a menudo. Al abogado deshonesto se le puede clasificar como el modelo estándar de una bazofia tautóloga de alto precio, y a la pobre e inconsciente hiena (y deshonesta también por naturaleza hereditaria) como una tautologista prebenda; al final del día, ambas vanas existencias están construídas en inuendos absolutos que no justifican sus putrefactas existencias; ni siquiera en un perfil filosófico de cualquier analecta, por escuálida de que éste sea.

Los abogados deshonestos --estas formas de vida que penosamente sobrevivieron la Abiogénesis y que nunca pasaron una prueba Litmus-- son incuestionablemente los especímenes que yo más detesto con todas las fuerzas de mi existencia. Son el anticristo de todos los válidos principios morales y espirituales que gravitan sobre los seres humanos civilizados, tal como lo expresa y concede claramente y por escrito el Apóstol Juan acerca de estos libidinosos apóstatas sindicalistas (www.biblia.com). Uno de los grandes y más profundos valores morales de nuestra sociedad civilizada, es la superioridad personal y ejemplar a través de un probo respeto y obediencia de las reglas y cánones explícitos de comportamiento. Estos valores no son parte del arsenal de moralidad de estos confusos matones emocionales y promiscuos piratas urbanos: los abogados deshonestos, éstos que con su voraz apetito, vicio y desenfreno por la injusticia social, han parido la corrupción sin ningún dolor. No es raro encontrar grafiti en las murallas en los lugares que los abogados deshonestos frecuentan proclamando: ¡Muera el Roto Quezada!

Las enseñanzas morales enfatizan y acentúan la auto-cultivación personal del ser humano, la emulación del modelo de una moral ejemplarizadora, y la maestría del logro de un juicio experto, práctico, respetuoso y autoritativo; y no del mondo y lirondo conocimiento oportunista de las reglas. En otras palabras, éstas son las éticas de la virtud; y no la consumada antípoda adquiridas conscientemente por el abogado deshonesto. El depredador más peligroso para estas especies es la Ética Moral porque es una expresión demasiado grande para la comprensión y asimilación de esta piara. Las hienas no son civilizadas, y los abogados son escolásticos certificados de la deshonestidad y los catedráticos dómines del libertinaje moral. ¡Qué almorrana social más incómoda y embarazosa! Bueno, suficiente acerca del consorcio de estos antropófagos de la ética que convierten los principios morales en la más monstruosa Necrópolis de la Decencia.

Más sobre el Parque Bestial Urbano
Ahora, si usted se considera un participante activo de la "Carrera de Ratas", por favor reconsidere su digna y valiosa posición como ser humano. No se mezcle ni se deje arrastrar por el bodrio cosmopolita que flota en sus obscuros y empantanados océanos de sargazo intelectual. Acuérdese que camarón de se duerme, se lo culean los sapos. Dedíquese concentrada y honestamente a mejorarse a sí mismo como un digno ser humano en cada fibra de su naturaleza, conságrese a civilizarse concienzudamente, y aunque me quiera creer o nó, con esto logrará brindarse la felicidad permanente y recuperará el intrínseco e innato valor humano real que ya tantos han (o hemos) perdido.

Destínese a salir a la calle y a redescubrir que quizá usted no pertenece en su Parque Bestial Urbano local, y que usted es una clase diferente de "animal", y también descubra que el encontrarse a sí mismo no es tan difícil; lo que sí, toma cojones y valentía el alcanzarlo. Engalánese con una lustrosa armadura de valores morales, adornada con aquellas virtudes humanas suyas las que nunca ha perdido, y dedíquese a ser usted, un ciudadano moral y civilizado, un ser humano cabal, industrioso y productivo. Y hasta es posible de que encuentre a otros gladiadores tal como usted, decididamente involucrados en la misma ardua pero enaltecedora faena.

Esto será de un gran beneficio para su familia, para la sociedad en que habita, para la raza humana en conjunto, y por supuesto; para usted quien es el más importante integrante del Parque Bestial Urbano en que habita, porque en los Parques Bestiales Urbanos no se vive; sino que se habita. Tenga cuidado de todas maneras porque el ser civilizado no es un antídoto o una vacuna efectiva contra abogados deshonestos u otras basuritas y tumorcillos sociales de este tipo.

Yo le considero a usted como uno de mis lectores muy invisibles y tremendamente anónimos, le respeto incondicionalmente aunque no le conozca; y le dedico mis quizá perturbadores e insolentes pero realistas y muy honestos escritos, con un cariño único y una púdica pleitesía porque el que dá la cara en la calle a todos es usted, tal como lo hago yo. La cara que los demás observan en nosotros es simplemente la que reflejamos.

Ahora, ¿cara de qué tiene usted? ¿De civilita, de hiena, de perro, de gato, o de almorrana? Cara de raja no puede tener porque la raja no es un animal. Pues no sé qué cara tiene usted, ni tampoco sé cuál es el rostro que los otros le ven a usted, o el que usted les exhibe públicamente a la luz del día. De cualquier manera, todos los días usted se pone un rostro para salir a la calle y enfrentar la sociedad cotidiana, aunque sea una cara de huevón, o una cara de inocente y cándido bufón, o quizá su cara real. ¿Quién lo sabe? Cuando yo le vea, le diré platónica y diplomáticamente lo que pienso.

La cara es nuestra carta pública de presentación la cual leen e interpretan a diario nuestros prójimos conocidos y desconocidos, visibles e invisibles, honrados o abogados, sinceros o políticos, morales o curas. No cualquiera puede descifrar los escondidos jeroglíficos escritos en su talante, la mayoría solo pueden leer esas legibles marcas con que usted se adorna la cara a diario, y que sus lectores saben leerlas e interpretarlas con un gran nivel de destreza y clarividencia. Su cara es su fachada, es el traje moral que usted exhibe en su exuberante desfile diario por las barbáricas calles y los brumosos pasadizos de su ciudad --o Parque Bestial Urbano--, o como usted quiera llamarla.

Como la ropa, la cara se ensucia, y por más bien vestido que aparezca en sociedad, si su ropa está sucia y manchada, a veces es mejor circular en pelotas. ¿Cuántas de las caras que usted vé a diario, a su parecer; están sucias, o manchadas, o en ambos estados? Quizá no vea tantos rostros sucios como caras de hienas, de áspides o de sanguijuelas, o quizá caras de loros parlantes como la de mi cotorrienta suegra andando por las calles. Párese a mirar esos rostros más detenidamente la próxima vez que salga a la calle, pero asegúrese que su rostro esté limpio, o por lo menos; calato (2). ¿Ha notado que cuando usted mira a su prójimo en forma directa y abiertamente a los ojos, éste (o ésta) se pone tremendamente incómodo y al vuelo, desvía su mirada de la suya? ¡Pues claro, a través de los francos ojos se puede leer fácilmente lo que hay detrás de la máscara!

(2) Calato viene del vocablo Quechua: q'ala, que significa "desnudo" o "sin ropa". Esta palabra ha sido adoptada como parte del Castellano de diversas regiones de Sudamérica, especialmente en Chile. Los chilenos son extraordinarios. Es la única raza a la cual "se le para el hoyo".

En su ciudad debe haber millones, o cientos de miles, o por lo menos una cachada sumamente grande de gentes que exhiben sus rostros y se los leen mutua y recíprocamente, y los rostros de esta comparsa desorganizada quizá comunican más de lo que piensan. Para el que sabe leerlos, estos rostros enmascarados manifiestan su moralidad, su existencia misma. Cabe decir que la mayoría de la gente simplemente no sabe leer rostros. Usted habrá escuchado más de una vez a un congénere decir: "Este gallo tiene cara de gil". En realidad es la pura cara de gil porque es todo lo que usted puede ver, y además es su opinión personal. De todas formas, ¿sabe usted lo que es un gil? ¿Bajo la autoridad de quién? Humm, esto me huele a estreñimiento cerebral…

Para poder desenredar con certeza y veracidad los intrínsecos significados y mensajes empotrados en las lingüísticas manifestaciones y filologías de las caras de los demás, uno tiene que tener una moral límpida y un carácter desarrollado, o por lo menos, exhibir un porcentaje decente de civilidad; y no ser "cara de palo" como la mayoría de los demás.

¿Soy yo civilizado? ¡Por supuesto que nó señor! ¡Que vá! De acuerdo al gráfico Coa(3) chileno, yo soy un "pobre y triste huevón". Como a mí aún me queda mucha naturaleza de bestia ignominiosa y como estoy medio atorado entre las incivilidades urbanas y los seres civilizados, y sigo siento una triste mutación entre animalejo y humano; sigo trabajando arduamente y sin descanso por una mejoría cívica y espiritual personal para poder un glorioso día, engrosar merecidamente las filas de los "civilitas" evolucionados. A pesar de esto, todavía puedo leer la cara de una traidora y sucia hiena, oler la pestilencia de las inmundas sanguijuelas, y escuchar el siseo engañador y tramposo de los traidores áspides desde un largo kilómetro de distancia, aunque esté nublado y lloviendo.

(3) El Coa es el lenguaje oficial de la delincuencia chilena. Normalmente cualquier lenguaje mal usado degenera en una jerga o en un argot, fenómenos que representan un incivilizado parásito lingüístico. El Coa es peor que esto. La palabra coa tiene su origen en la palabra española "coba", que significa embuste o adulación falsa, y se dice que está originada en el caló español, el lenguaje de los gitanos. Como sea que sea el cuento, los chilenos se las arreglaron para transformar la palabrita hasta que llegó a ser "Coa". En Castellano podríamos expresar nuestra admiración diciendo: "¡Esto es increíble!"; en Coa chileno esto se diría: "¡Estos güeones la cagaron, po!".

Para bien o para mal, yo vivo en un Parque Bestial Urbano bastante grande y que está saturado de estos dañinos y deletéreos cernícalos, pero esto no es lo peor ni lo que me preocupe más. Lo más alarmante y perturbador para mí es que estos gorgojos no solo andan todos sueltos y dispersos por el Parque Bestial Urbano, ¡sino que estas sabandijas son capaces de reproducirse! Esto último, es la más casta expresión fonética hablada de la fórmula del terror más atroz, notorio, comprimido y agobiante que he conocido en toda mi expuesta vida.

Si usted piensa que por el carácter de lo que yo escribo soy una persona discriminante, segregadora y leonina, usted está inmerso en un estado sumamente, intensamente, hondamente, supremamente y tristemente despistado, pero aún así usted tiene algo de razón; porque a pesar de lo que enuncio abiertamente, yo no estoy completamente civilizado aún. Y quizá como usted, yo soy simplemente una persona de gustos y preferencias cuasi-civilizadas sumamente refinadas, y mis sentimientos discriminativos no están dirigidos a la raza o a la razón, sino que sus raíces perduran en el sueño de la civilidad. ¿Qué cosas, no?

Lo único que le pido encarecidamente a usted mi querido lector, es que en su ardua jornada hacia la liberadora civilidad, sacúdase ese comportamiento de boya que flota gandulezcamente en el amplio mar de la inconsciencia, y por favor haga un esfuerzo supremo y costoso, y no se deje arrastrar inmerecidamente por la miopía social, la hipoacusia moral ni la cofosis intelectual. No se encierre en las letrinas nomotéticas infestadas del S.I.D.A. legal, de la sífilis política y del coma religioso que nos traen consuetudinariamente los rapaces buitres del sentido común.

Mire al futuro con un espíritu totalmente exento de ametropía en su conciencia de Hombre, porque usted, ante todo es un Hombre. Deshágase de ese cultivado nihilismo intelectual hereditario que se le cuelga porfiadamente como una rémora hambrienta de cada pensamiento, de cada pálpito de su vida, y de cada hebra de su existencia. Cuando logre cabalmente este espíritu libre; si es usted una dama, se sentirá y danzará como las Doncellas Polovetsianas; y si usted es un caballero, se sentirá y obrará como El Cid Campeador. ¡Buena suerte en su jornada! ¡Oh!, casi se me olvidaba: ¡por favor hágalo con extreme urgencia!

El Loco.