sábado, 18 de mayo de 2013

Sobre la Muerte


En memoria de George Bursenos (Georgie) (10 de Abril, 1987 - † 15 de Mayo, 2013)



Encontrarás y conocerás el oscuro secreto de la muerte sólo si estás dispuesto a descubrirlo en el espíritu mismo de la vida.  Si alguien sabía esto, ese era Georgie Bursenos.

Me enseñaste a beber del sereno río del silencio para que yo pudiera decir lo que pienso con palabras claras, claras como el agua de aquel río.  Si alguien sabía esto, ese era Georgie Bursenos.

Para conocer el dolor debemos conocer la alegría.  Tú Georgie nos enseñaste la alegría bien, y es por eso que sentimos un profundo dolor hoy, no porque te hayas marchado; sino porque nos hemos quedado atrás sin tí.  No me enseñaste resistencia, pero me enseñaste a resistir con una brillante sonrisa en mi cara.

Adiós camarada de la vida.  Cuando te conocí me tomó sólo un segundo para decirte ¡hola!, pero ahora sé que me tardaré una eternidad para decirte adiós. Adiós camarada de la vida.  Estoy muy orgulloso y honrado de haberte conocido, y me siento afortunado de tener a alguien como tú Georgie, alguien a quien se hace tan difícil decirle adiós.

Es difícil decirte adiós a tí Georgie, porque algunas personas como tú entran en nuestras vidas sin prisa, pero que se marchan demasiado rápido.  Tú entraste brevemente en las nuestras, pero dejaste profundas huellas en nuestros corazones, y por eso; nosotros nunca, nunca seremos los mismos.

Ahora eres libre para ir a todos aquellos lugares con que soñaste, ahora eres libre de visitar todos los etéreos espacios que siempre quisiste visitar, ahora eres libre para perseguir tus sueños sin los grilletes fantasmales de la vida.  No hay necesidad de que envíes postales Georgie, porque siempre estarás en nuestros recuerdos.

Un simple hombre como yo nunca será capaz de decir correctamente un adiós para siempre, así que sólo voy a decir; que tengas una feliz marcha Georgie.

Rodrigo A. Guajardo
Mayo, 2013

miércoles, 1 de mayo de 2013

Nada se Desperdicia


El filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche una vez dijo: "Debes hacer de tu más profunda desesperación, tu esperanza más invencible"; y los bigotes que Nietzsche tenía, eran más grandes que los míos.  Incluso la más profunda desesperación se puede aprovechar para algo útil y positivo, y así; nada se desperdicia.

Estas acertadas palabras de tan profundo significado pueden tener incidencias positivas en nuestras vidas si las sabemos aplicar juiciosamente.  Estas enseñanzas se pueden esgrimir con desesperación en situaciones de un carácter filipendulous, lo que nos produce una horrible cacaesthesia; o con una calma campante en contextos y circunstancias menos querellantes, lo que nos traerá placer y fruición; por lo menos, lo es para mí y este último es mi caso.

A veces cuando la vida me embosca con sus gélidos hálitos de angustia y pesadumbre, en vez de hacerme un dócil y supeditado súbdito de sus histéricas habromanías, tomo cautiva la situación firmemente entre mis sentidos, y la transformo en un kalón; en un producto de belleza ideal perfecto en el sentido físico y moral, a través de la pluma.

Hago esto porque creo que cuando eres un artista o un escritor, ni una migaja de imaginación se pierde en el tejido de tu trabajo.  No soy un escritor, tampoco un artista, pero creo que las situaciones más dolorosas o más difíciles de la vida; siempre se pueden reciclar como material para un proyecto más elevado y provechoso que el callado dolor del alma.  Entonces podemos transformar lo agrio en algo dulce usando los poderes y las herramientas del artista en forma despierta, consciente y oportunista.  Esto suena un poco frío y calculador; pero no lo es, por el contrario.

No tengo muchas herramientas, pero tengo una afilada y puntiaguda pluma, la que no le teme a nada ni a nadie, que se ríe de la muerte, que no discrimina el color de la tinta, y que nunca se gasta con las sudorosas palabras que le hago escribir a borbotones llenas de una contumaz obstinación y una empalagosa y sobona persistencia.  Mi pluma es insolente, claro; pero siempre dice la verdad.  Y es así como torno lo ácido en algo mieloso; porque el arte cuando nace de lugares obscuros y difíciles, nos dá las herramientas para sentir aquellas emociones humanas más ocultas y más poderosas.  Con esto, portentosamente podemos transformar nuestras pesadumbres en algo fructífero y significante.  Rasco la tinta de mis depresiones desde el fondo del balde de mis pesares, las cargo en mi insolente pluma, y la imprimo con violentas palabras en mil aventuras insanas, y en mil sueños sensatos.  Uso hasta la última gota de una gota de tinta.  Nada se desperdicia.  Nada.

En uno de los archivos de mi pasado está estampada la muerte de mi abuelito Víctor.  Me acuerdo de él porque hace muy poco falleció la abuelita de un amigo mío, lo que lo puso súbitamente en una dolorosa y difícil situación.  La muerte cuesta mucho, a pesar de que es gratis.  Su abuelita vivía en Kioto, Japón, y el no podía ir a los funerales con la familia debido a constricciones económicas, así que tuvo que viajar solo.  Su padre y su madre habían muerto prematuramente en el terremoto Diexi en Agosto de 1933 en el Condado de Mao, en la provincia de Sichuán(1).  Este terremoto fué de una magnitud 7.5, y dejó un saldo de 9.000 muertos, y entre ellos, sus padres.

(1) La palabra Sichuan (Szechwan) es una abreviación de "Cchuānxiá sìlù"; lo que literalmente significa: "Los Cuatro Circuitos de los Ríos y Quebradas", los que se refieren a los cuatro circuitos fluviales de la Dinastía Song; una dinastía gobernante en China entre los años  960 y 1279 de la Era Común.

Entonces, sus abuelos lo adoptaron y lo criaron por un corto tiempo hasta que un tío se lo trajo a Estados Unidos.  No mucho después de la venida de mi amigo a USA, su abuelo falleció, y su abuela se fué a vivir a Japón con una hija, tía de mi amigo.  Mi amigo estuvo ausente asistiendo a los funerales por unas dos semanas, y a su regreso, me contó lo que había sucedido en su triste pero enriquecedor viaje.

Me contó que gracias a la cortesía de nuestras aerolíneas nacionales, a las que les importa más recoger dinero que prestar servicios y que están menos organizadas que una pichanga estudiantil; llegó atrasado a la ceremonia de la cremación de su abuela.  No estaba enojado, pero sí furioso.  A pesar de todo, no todo estaba perdido porque llegó a tiempo para la ceremonia de entierro en el mausoleo que la familia mantiene en el cementerio(2), y que ocurriría en la tarde del día siguiente.

(2) Nota del autor: en un "cementerio", las criptas, mausoleos, tumbas y marcadores están hechos normalmente de cemento, y quizá por eso estos lugares de entierro se llaman "cementerios"; pero si estos artilugios estuviesen hechos de madera, estos sitios entonces ¿se llamarían Maderoterios?  ¿Qué cosas, no?

Siguiendo con el relato de mi amigo, éste me contó que se hospedó en la casa de su tía durante su estadía en el Japón.  El quería quedarse en un hotel para tener más privacidad, pero ante la cariñosa y efusiva insistencia de su tía, decidió tomar alberge en su casa.  Las paredes y los tabíqueles de papel lo ponían nervioso e incómodo; por lo que procuraba ir al baño cuando la tía estaba durmiendo.  "Son sólo unos pocos días", se dijo a sí mismo, así que armándose de paciencia y silencio, se quedó a compartir la morada de su tía por esa semana necrológicamente obituaria.

Con gran exaltación me narraba lo que pasó en la mañana antes de la ceremonia que se realizaría en el terreno de los osarios y las cárcavas, y después de compartir con su tía el típico desayuno japonés que consiste en lo siguiente:

Arroz al vapor.  Un plato esencial.
Okayu (arroz con leche).
Sopa Miso.  Esta sopa contiene tofu, cebolla verde, algas wakame (algo así como el cochayuyo pero chiquito, aburaage (tofu súper frito), y otros elementos que podrían causar misteriosidades (combustión espontánea humana) repentinas.
Natto (soya fermentada),  Se coloca sobre el arroz cocido al vapor..
Nori (un alga seca).
Tamagoyaki.  Una tortilla enrollada que se sirve con rábano daikon rallado.
Pescado a la parrilla.  Normalmente salmón salado a la plancha, o jurel seco.
Tsukemono.  Normalmente ciruelas en conserva o ciruelas rojas secas.

Menos mal que yo no vivo en Japón...

Después de esta asiática y aventurera comida a la que los japoneses llaman "desayuno", su tía lo invitó a pasar al "living", para lo cual mi amigo se quedó sentado donde mismo mientras que su tía taconeando bulliciosamente sus getas(3), habría dos opacas "fusumas" (particiones verticales deslizantes) al lado oriental del cuarto, y reorganizaba dos más; cerraba una al poniente, y deslizaba otra al occidente.  Y Eureka!  Estaban en el "living!"

(3)  Para los de mente de perspicacia licenciosa, sicalíptica, lujuriosa y concupiscente, que quede muy claro de que las "Getas" son los zapatos japoneses femeninos

Detrás de uno de los tabiques que su tía deslizó, estaba un mueble que sobre su cubierta  había descansando una pequeña urna, una vasija mayólica que contenía las cenizas de la abuela recién cremada.  Al lado del receptáculo saúco había un par de "kuàizi" de bambú.  La palabra original del idioma Mandarín que le dió su nombre a estos palillos es: kuàizi o kuài'er; que significa "los objetos de bambú para comer rápidamente".

La tía esgrimió diestramente los palillos de bambú, le sacó cuidadosa y respetuosamente la tapa al contenedor mortuorio, y con mucha dexteridad y pulcridad, escarbó delicadamente entre las cenizas y recogió dulcemente tres o cuatro fragmentos de los huesos todavía sin quemar de la abuela.  Los puso uno a uno en otro contenedor de porcelana que tenía para la ocasión, y cuando concluyó haciendo esto, selló el contenedor celosamente, y se lo entregó a mi amigo con ambas manos diciéndole: "toma estos huesos, y llévatelos a casa.  A tu casa". 

Mi amigo estaba perplejo y no sabía qué decir ni cómo reaccionar.  La tía viéndolo visiblemente desconcertado y estupefacto; explicó:  "Esta es una tradición japonesa que se llama honewake"palabra que significa "dividiendo los huesos" -explicó la tía; y prosiguiendo dijo: "de esta forma, nada se pierde de nuestros antepasados, y todo se aprovecha para algo, nada se desperdicia."

La cara de mi amigo seguía en un hito emocional y perdida en concomitancia con su aliento, y haciendo de tripas corazón, le dió las gracias a la tía balbuceando unas palabras que sonaban a agradecimiento; y sin saber qué más hacer en ese momento.  Después de unos breves instantes cuando la perplejidad se fué y el aliento volvió, se dió cuenta de que no podía traer de vuelta a USA este macabro y sepulcral presente.  Aparte de eso, no sabría qué decir en las aduanas...  Pero sería aún más difícil y afrentador el no cumplir con estos íntimos deseos tan profundamente arraigados en la cultura e idiosincrasia de su tía nipona.

La ceremonia de la deposición de los restos de la abuela en el mausoleo de la familia en el cementerio, transcurrió sin perturbaciones y los asistentes volvieron silenciosamente a sus lugares por sus rutas de regreso.  El día estaba fresco pero con mucho sol.  Una suave brisa peinaba y las ramas de los cerezos del cementerio, y mecía sutilmente los pétalos de sus rosadas y delicadas flores.  Es una lástima que los japoneses no tengan Jubaea.  Todas las tumbas estaban en silencio.  La ceremonia fué corta y sucinta, no había tiempo para perder, palabras extra para gastar, ni lágrimas en demasía para derramar.  No había nada para el desperdicio...   El cementerio era pequeño y bien organizado con tranquilas residencias de sólo un piso bajo la superficie.

Al día siguiente y después de haberlo pensado mucho, y también después de haber hecho un llamado a casa para consultar con su esposa; mi amigo –que es un artista genial- elucubró una solución original y artística, pero sobre todo; equitativa para satisfacer a todos, y sin herir susceptibilidades.  Él estaba bastante acongojado por la situación, y a pesar de que él había vivido la mayor parte de su vida en un suelo extranjero, ciertas costumbres idiosincráticas todavía anidaban bajo su piel.  Decidió decirle a su tía de las dificultades y conflictos que se producirían al intentar traer las inacabadas cenizas de la abuela a USA, pero que tenía una idea para subsanar la situación.

Mi amigo es fotógrafo y también es un cineasta muy talentoso; así que decidió hacer una corta película la que incluiría los huesos, el espíritu de la costumbre, y la historia detrás de este film.  La idea era buena, pero debería convencer a la conciencia nipona de que esto era respetuoso y aceptable; y que nada importante o trascendental de este íntimo y esencial evento se desperdiciaría, o sería denigrante o fanfarrón.  Entonces, se puso a trabajar.

Lo primero que hizo fué reunir a todos los integrantes más cercanos a la familia y que eran los más apegados a su abuela.  Se reunieron en la amplia "ima" (sala de estar) de la "minka" (casa) de su tía.  Una vez que todos estaban acomodados, y las fusumas se habían acomodado propiamente para recibir a la comitiva, mi amigo explicó:

"Como todos ustedes saben, he vivido la mayor parte de mi vida en un país occidental el que lleva un sentido cotidiano muy diferente al que tenemos aquí.  También respetamos y  honramos a nuestros muertos y antepasados, pero en forma diferente.  Nosotros también tenemos ceremonias tan elaboradas como las japonesas, pero su significancia es diferente.  Por otro lado, me sería casi imposible llevarme los huesos de nuestra abuela sin correr el riesgo de que me los quitasen en alguna aduana.  Tengo que hacer escala en otro país, y eso contribuye a la dificultad; y por eso creo que sus huesos deberían quedarse aquí, en esta tierra que ella tanto amó y reverenció".

Mi amigo hizo una breve pausa aquí y observó cuidadosamente la reacción de los comensales.  Su tía tenía la cabeza doblada sobre su pecho como mirando al suelo, y estaba silente como la abuela.  Los demás asistentes le miraban sin pestañear con sus semi-cerrados, pero lúcidos ojos y con una actitud inmutable.  Sus caras parecían abandonadas de emociones, pero sus ceños delataban un curioso interés.  Mi amigo prosiguió:

"Por supuesto que quiero llevarme un trocito de nuestra abuela para compartir con mi familia, pero creo que podemos hacer algo más asequible y cercano para las costumbres y el entendimiento occidental.  Creo que así será más provechoso para nuestra familia y podré compartir y comunicar estos momentos y el recuerdo de nuestra abuela en forma más efectiva y perdurante.  Pues entonces lo que propongo es que hagamos una pequeña película para llevarme de vuelta a casa, donde podremos captar la ceremonia, los huesos de la abuela, y el genuino espíritu de esta milenaria tradición. Nada se dejará afuera; nada se desperdiciará".

Acto seguido y con gran ansiedad, se quedó esperando por una reacción del grupo.  Los nipones asistentes se miraron entre ellos rápida e intermitentemente, y después de un animado y bullicioso babeldom, la tía saliendo de su estado de "stupore mentis mummified" (estado de trance momificado) abrupta pero suavemente, le dijo a su ahijado: "Estamos de acuerdo!  Les encanta la idea de transmitir las costumbres de esta manera, pero lo que más les deleita es que van a estar en una película.  También quieren saber si se tienen que maquillar..."

Mi amigo exhaló un largo y profundo suspiro de alivio y consecución; largo como un día de Verano sin comida (podría haber dicho: más largo que flato de jirafa, pero no habría sido apropiado o muy respetuoso), y profundo como la congoja del pobre.  Les sonrió levemente a los invitados, y les dijo que les daría instrucciones esa tarde para que comenzaran la filmación al otro día.  Las visitas se pararon vivazmente y dejaron la minka entre animadas conversaciones y estridentes risas.  Mi amigo miró a su tía y le dijo: "Todo salió bién...", a lo que su tía respondió con un callado y suave asentir de cabeza acompañado por una dulce sonrisa.

Esa tarde mi amigo hizo una lista de cosas para hacer: escribió un guión, anotó instrucciones para los "actores", estableció el escenario apropiado, y cargó las baterías de su cámara VHS. 

Al día siguiente apenas despuntó el naciente sol del Imperio, los participantes comenzaron a llegar amontonadamente a la casa.  Los hombres vestían sus elegantes Montsukis adornados con el escudo de armas de su familia, un claro Mon (marca heráldica) en la solapa izquierda de sus Montsukis, un hermoso y adornado Sensu (abanico) en una de sus manos, un amplio Hakama (una vestimenta hasta la rodilla) sobre el Kimono, un elaborado Obi (cinturón o faja) o hecho de Kaku-obil (material duro) o hecho de Heko-obil (material dúctil), y para completar sus atavíos calzaban Tabis (calcetín japonés) y Getas, el calzado requerido para el Montsuki.  El verlos vestidos así evocaba los tiempos del Shogún (seii taishõgun), de los clanes Fujiwara y Hojo.

Las damas japonesas hicieron su flamante entrada en la minka ataviadas con blancos Nagajubans (bata bajo el Kimono) cubiertas con un exquisito, elegante y aristocrático Furisodé (el kimono formal) con sus amplios Tamotos (mangas anchas), y otras con Tomesodés (mangas normales), todas llevaban sus Obiages, obis, y obijimés, y por supuesto, sus menudos Tabis y Getas.  Había vestimentas desde Onna-bugeishas (Geisha guerrera), pasando por Geishas comunes, hasta Maikos (aprendiz de Geisha).  La elegancia y el despliegue de riqueza, donaire y exquisitez de los "actores" era digna de un Tennō (Emperador/Soberano Celestial).

Todos se reunieron en la pieza de las cenizas, y hablaron de la tradición de las cenizas, de la historia de la familia, de otros antepasados, de la vida de la abuela y de su muerte.  Hizo entrevistas con su tía y con otros familiares que con sus espectaculares vestimentas y la adherente interpretación filológica y verbal correspondientes, parecía un documental digno del National Geographic.  Una porción del film se dedicó a la ceremonia de la separación de los huesos de entre las cenizas, y la entrega de éstos a los descendientes.  El ambiente era solemne y ordenado, y los actores todos hicieron sus partes a la perfección.  También  se ejecutó la Ceremonia del Té para esta póstuma filmación de tan gran contenido idiosincrático y cultural.

A la ceremonia japonesa del té, también se le llama "La Manera del Té", y es una actividad cultural que involucra la preparación y presentación ceremonial de "Matcha", una clase de té verde en polvo.  En japonés, esta ceremonia se denomina "Chanoyu" o sadõ.  La manera en la que se lleva a cabo el funcionamiento de esta ceremonia se llama "Otemae".

Desde temprano, el Budismo Zen fué una influencia primordial en el desarrollo de esta ceremonia del té.  Estas reuniones ceremoniales del té se llaman "Chakai" o chaji y es una actividad sencilla de hospitalidad que incluye pastelillos, "Usucha" (té no cargado) y a veces, una sustento ligero.   Una ceremonia de té mucho más formal se llama "Chaji", que suele incluír una "Kaiseki" que es una cena tradicional de varios platos, seguida de pasteles, "Koicha" (té cargado) y Usucha.  Una Chaji puede durar hasta cuatro horas.

Comentario

Una vez en Washington, DC participé de un Chanoyu (no chanchullo) de éstos con mi esposa.  Ella me dijo que no comiera nada ese día porque en esta ceremonia del té se comía.  Bueno, no comí nada para el almuerzo y nos fuimos a esta ceremonia que se realizaba a las 3 de la tarde.  ¡Nunca más!  Eran pasadas las 7 de la tarde y ya no veía de hambre; la última comida del día fué una tostada casi transparente con mantequilla que me comí al desayuno;  y la Geisha no terminaba nunca con el asuntito del jodío té.  Aparte de que mi estómago creía que me habían cortado la cabeza, comencé a tener alucinaciones de hambre. 

Miraba una muralla y vislumbraba una típica "hora del té" chilena, con suculentos sánguches de pernil de chancha soltera, jamón Serrano de La Unión, queso chanco de Osorno, galletitas de agua destilada, mermelada de damascos peludos, lúcumas peladas, y el infaltable tazón de té Supremo (o Tres Montes) en bolsitas; o una infusión de "pata de vaca" sin azúcar para los giles con problemas al riñón.  Durante las Navidades, se agrega Pan de Pascua legítimo de Isla de Pascua.

Miraba el cielo raso, y veía un cortejo se sopaipillas pasadas, cuchuflís con chocolate, y unos "berlines" que orbitaban sonrientes la lámpara que colgaba famélica del techo.  No habían acabado de pasar las sopaipillas (pasadas), cuando una horda aterrorizada de empanadas de "Pino" cruzó en estampida el cielo raso.  ¡Me asusté!, no por la horda, sino que porque la seguía un botellón de Pisco Sour de La Serena...  traté de levantarme y alcanzar la botella, pero tenía los ojos blancos y no veía nada.  Mi mujer me miró de soslayo cuando me levanté de la silla y comencé a caminar a tropezones con los brazos en alto y balbuceando: "¡piscosagüer, piscosagüer!".  De un violento tirón de la camisa (lo que desafortunadamente incluyó una sección del elástico del calzoncillo) me volvió a sentar en la silla.  Como que desperté un poco...

Medio avergonzado me acomodé en la silla y fijé la vista en el piso, pero entonces y para mi infinito asombro y estupor, la alfombra debajo de mis zapatos se deslizó rápidamente a estribor desvelando súbitamente una jarra de mote con huesillos la que me hizo trepidar las glándulas salivales, y comencé a babear profusamente con la lengua medio evacuada.  Mi esposa me pasó un pañuelo por la boca, más bien me lo estampó con tremenda fuerza en la jeta lo que técnicamente calificó como un "cachuchazo"(4), acompañado con una sonrisa sulfúrica y una desafecta mirada que casi me descuartiza vivo.  La cosa estaba muy difícil, y la Geisha no tenía ninguna intención de apurarse.

(4)  En términos netamente populares Chilenos, "Cachuchazo" es el nivel más alto y el epítome del "charchazo", el que a su vez; es un bofetón (o cachetada) magistral con saña.  Es como que a uno le aplaudieran efusivamente la cara con paletas de ping-pong de fierro.  El siguiente nivel del cachuchazo es el "combo en l'hocico".

Mientras me sobaba suavemente las comisuras de mi delicada boca, disimuladamente me trataba de sacar la porción punzante del calzoncillo que se me había atrincherado en la zanja donde la espalda pierde su honorable nombre, producto inesperado del tirón de camisa que mi mujercita me había dado momentos antes.  Después de esto, no tuve más remedio que quedarme quieto y despierto.  Para poder conseguir realizar esta tarea, le pegué un tremendo "chirlito" al brazo de la silla de madera, y me aguanté.

Finalmente la ceremonia de preparación del té terminó y por fin pude tomar un té desabrido y sin azúcar...  no me quitó lo turnio.  La "comida" que siguió parecía que la había preparado la belonoide de "Twiggy" (que era más flaca que sombra de clavo), los pasteles parecían pasas a dieta, y el Kaiseki, casi-casi parecía comida.  ¡Nunca más!  Para la próxima invitación me llevo un sánguche en el bolsillo y un tazón de Pomaire lleno de ulpo!  ¡Y sí señor!, cuando tomaba tecito en Chile; me comía todo y nada se desperdiciaba.

¡No sé de dónde lo habrá sacado la parsimoniosa Geisha ésta el famoso tecito verde!  Me tomé apenas una tacita sin gracia, y me dió una colitis caballuna galopante, lo que me obligó a fruncir y a mantener bien apretadas las comisuras de mis podicem labia, y a moverme con la cautela del impala y el sigilo del leopardo por el resto de la noche.  ¡Joder!

De vuelta a los huesos

Este proceso de filmación ciertamente acercó a mi amigo a la familia, especialmente a los parientes que no había conocido sino hasta el encuentro en esta triste cónclave.  Cuando la filmación terminó, aunque sin editar, todos vieron la película juntos.  Las risas, la anticipación y el bullicio desapareció al comenzar la película, y todos la vieron con el más profundo respeto y veneración.  Todos concluyeron que este film sería muchísimo más apropiado que los huesos para llevarse a USA, y que serviría como un excelente embajador de sus costumbres.  Mi amigo prometió que apenas editara su película, les enviaría a todos una copia de ella.

De vuelta en USA, mi amigo comenzó a editar su película, y después de varios atentados editoriales, me dijo que había decidido no eliminar absolutamente nada del celuloide.  "No pude cortar nada de la película" me dijo, "todo calzaba bien y no había nada que desperdiciar", concluyó.  "De mi abuela nada se desperdició, y de esta película, nada se desperdiciará". 

Cuando vi su película, se me hizo un nudo en la garganta y no pude hablar sin miedo de que se me quebrantase la voz.  "Hasta en la muerte, nada se desperdicia", pensé.  Y sin ser un genio, mi artista amigo fué capaz de transmutar un negro episodio en una fuente de luz.  Lo único que tuvo como inspiración fué el más excelso despojo humano: la muerte.  Aprendí una valiosa lección de esto: Nada se debe desperdiciar. 

Yo no puedo hacer películas como mi amigo, pero intento escribir, y esto; no es muy diferente a la meditación.  Cuando escribo debo intimarme con mis historias, agasajarlas de sentido, de humor, de filosofía, tristeza y esperanza, ¡nada se debe desperdiciar! 

Cuando comencé a escribirles esta historia, mil ideas y mil pensamientos se arremolinaron en mi pluma y rebasaron mi tintero, y se diseminaron por mis blancos papiros, y se derramaron sobre el suelo, y no pude escribirlas todas aquí, por más que me esmeré en hacerlo.  Pero eso no importa porque cuando terminé de poner el último punto en el papel donde escribí esta historia, recogí prestamente todas las ideas y pensamientos que se habían fugado de mi mesa mientras escribía, y los puse de vuelta en mi tintero de sombras.  Cerré la tapa del tintero de sueños y los dejé encerrados ahí para usarlos en mi próximo relato, no porque éstas ideas y pensamientos fuesen geniales, sino porque así; nada se desperdicia.



El Loco

lunes, 1 de abril de 2013

Pasajes - Los Hermanos Pincheira


En cada generación hay una puta y un ladrón.  El freno de la puta es su conciencia; el castigo, a veces el del ladrón. 

Los enfermantemente destacados hermanos Pincheira fueron los líderes de una conocida y erradamente pregonada banda de bandoleros y abigateadores chilenos, que entre los años de 1818 y 1832 asolaron impunemente varias regiones del sur de Chile y Argentina llegando hasta la ciudad de Buenos Aires.  Estos salvajes forajidos se acoplaron a la causa Realista (descaminadamente por supuesto) y lucharon en contra de los Patriotas uniéndose entonces a la causa Realista durante la guerra por la Independencia de Chile.  Los Pincheira se educaron bajo el enajenado sobradillo de los frailes Franciscanos, así que no es ninguna sorpresa la calaña de comparsa que terminaron siendo.  La "causa Realista" no era nada de realista dado que el Rey de España pretendía ejercer dominación en unas tierras ajenas y desconocidas a más de 11.000 kilómetros de distancia de su reino y empotradas en la "Región Antártica famosa". 

Este pobre reyecito no sabía de que esta región de la que él hablaba era: "Chile, fértil provincia y señalada en la región Antártica famosa, de remotas naciones respetada por fuerte, principal y poderosa; la gente que produce es tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida."  Se lo dijo un español mismo, pero el rey no quiso escuchar, y consecuentemente los españoles lo averiguaron poco después "Por la Razón, o la Fuerza", y a un alto precio.

Todos los bandoleros Pincheira fueron hijos legítimos de Martín Pincheira.  Martín Pincheira había estado empleado como peón en la hacienda de Manuel De Zañartu, localizada en la criolla ciudad de Parral.  El hacendado Manuel De Zañartu que posteriormente como otros hacendados de la región, les proveyó a los Pincheira con ayuda económica, acto traidor por el cual fué declarado enemigo de la patria.  Esto demuestra que la familia completa de los Pincheira y los truhanes que les apoyaron, contrario a lo que algunos perjuros, renegados e ingratos antipatriotas insidiosos sugieren, es indigna de haber sido Chilena, y que en un absurdo e ignorante esfuerzo tratan de romantizar esta bazofia en una estulta y concúbita comedia cinematográfica de mal gusto.

La deshonrosa prole Pincheira estaba compuesta por cuatro hermanos y dos hermanas, desgraciadamente todos nacidos en Chile.  Estos rufianes fueron: Santos, Pablo, Antonio, José Antonio, Rosario, y Teresa.  Los hermanos Pincheira comenzaron a robar y a cometer toda clase de delitos desde 1817, el mismo año en que nació  Guillermo III de los Países Bajos, Rey de los Países Bajos y Gran Duque de Luxemburgo.  Los Pincheira eran originarios de la zona de Parral, ciudad fundada por el Viceroy del Perú Ambrosio O'Higgins, quien llamó originalmente a la ciudad "Villa Reina Luisa" en honor a la esposa de Carlos IV.  El actual Parral está localizado al norte de la ciudad de Chillán, nombre que en Mapudungún significa "Silla de Fuego" debido al volcán de sus cercanías.

Antes de estos obscuros acontecimientos familiares que afectarían a tanta gente, los Pincheira trabajaron al igual que su padre como peones de la hacienda del rebelde realista Manuel De Zañartu.  Antonio, el mayor de los Pincheira llegó a ser cabo del Ejército Realista y combatió bajo los blasones del Rey Ferdinando VII de España en la Batalla de Maipú.  El Rey Ferdinando VII de España fué dos veces Rey de España: en 1808 y desde 1813 a 1833.  Este último período está en controversia con José Bonaparte. 

Como las huestes Chilenas le sacaron la cresta a los Realistas en dicha batalla (Maipú), Antonio volvió a su tierra y comenzó sus correrías malintencionadas, arrastrando en ello a sus entorpecidos hermanos.  Dicen por ahí que Antonio Pincheira seguía convencido de la causa de la Corona Española, pero esto no le excusa el convertirse en un bribón asesino y sinvergüenza, el delincuente y maleante vulgar que terminó siendo con su pandilla de hermanos y hermanas; de manera que no hay ninguna controversia para su calificación como un despreciable villano puro.

Lo más curioso de esto, es que esta banda de malhechores contaba con el respaldo y el apoyo de varios sectores de la iglesia católica, esa lepra religiosa la que siempre inmiscuye su larga y sucia narizota en asuntos ajenos y que no le incumben; y estos descarados y descarriados "hombres de dios" auspiciaban hechos como asalto, saqueo, violación, y el rapto de mujeres a cambio de recompensa; como fué el caso específico de Trinidad Salcedo, por cuya libertad exigieron "una carga de vino que terminó en el vientre de los curas, dos cargas de harina para los cuarteles Pincheristas, y 200 pesos en Plata para el bolsillo de los Pincheira".  Estos hechos verídicos constan en el archivo del Ministerio de Guerra de la República de Chile.

También recibían sostén de muchos hacendados realistas como Clemente Lantaño, un terrateniente de Ñuble; y además el concubinato político del Cabildo de Chillán los apoyaba en sus correrías.  Hoy en día, todos estos traidores y facinerosos han encontrado una carrera profesional análoga como políticos deshonestos; y de los curas degenerados, pues ya todos sabemos dónde éstos terminan.  No es coincidencia que Satanás rime con sotanas.

Estos malandrines de apellido Pincheira consiguieron hacerse de un extenso refugio en las zonas altas de la cordillera de Chile, en frente de Parral, asilo que era un auténtico poblado con cientos de mujeres secuestradas, y toda clase de bienes robados y mal habidos.  Algo así como el Congreso, pero un poco más extenso.

Alarmado con esto de la guerra de la Independencia en Chile, el guatón sinflón del Virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela Griñán y Sánchez Muñoz de Velasco, le encomendó a otro traidor de nombre Vicente Benavides para organizar y mantener resistencia armada en las posesiones de la corona en el sur del país, y para ayudarse; compró el apoyo de los grupos indígenas de la zona como los Pehuenches.  Benavides controló por un tiempo los territorios rayanos al sur del río Biobío que estaba fraccionado en tres frentes.  Los llanos centrales estaban a cargo de Benavides; un infeccioso cura entrometido y depravado de nombre Juan Antonio Ferrebú (que rima tan bien con Belcebú) quien servía al dinero y no a su "dios", comandó el sector costero; y los ladrones Pincheira se dedicaron al área cordillerana.

La buenas noticias son que Benavides fué justamente fusilado en 1822.  Le sucedió Juan Manuel Picó, quien fué honestamente asesinado solo dos años más tarde, y en ese mismo año el cura Ferrebú visitó a sus demoníacos compinches cristianos (Súgart, Lucifer, Frimost, Astaroth, Silcharde, Bechard y Guland, ¿sabía usted de ellos?) en el infierno después de haber sido justicieramente fusilado.  Desde ese momento, José Antonio Pincheira se adjudicó la excusa de la responsabilidad de la guerrilla, con lo que se auto-otorgó amplia licencia para delinquir, y lo hizo ininterrumpidamente hasta su derrota en 1832, el mismo año en que Ecuador se anexó arbitrariamente las Islas Galápagos.

Un poco de Historia

Con el tiempo y el reclutamiento de forajidos, el número de bandoleros en las huestes  Pincheira incrementó grandemente y se habló de que su alguarismo fué de alrededor de unos 1.000 hombres de a caballo, y todos sometidos a un caudillaje monolítico jerarquizado militarmente; algo así como un dictador con pañales sucios.  La mayoría de este contingente estaba formado por bandidos netos, ex-presidiarios, y convictos fugados de la ley, en otras palabras, la crema y nata del espíritu político socialista.

La Alianza con los Pehuenches

Desde el año de 1822, los Pincheira trabajaron en la artesanía de alianzas con los poco honestos Caciques Pehuenches, quienes le permitieron asentarse a ambos lados de la Cordillera de Chile, no solo sin molestarlos, pero cubriendo y protegiendo sus andanzas.  Los principales arbotantes y asentamientos que los Pincheira establecieron en Chile durante esa época fueron las instalaciones y permanencias ubicadas en Los Maitenes, un pequeño lugar enclavado en la cordillera; en Roble Huacho (ubicado en medio de un bosque en la región de la Araucanía); y la infausta cueva de los bandidos Pincheira localizada a 67 kilómetros de la ciudad de Chillán. 

Una vez visité la triste y ridícula Cueva de los Pincheira cuando mis jóvenes plantas aún se entrenaban en el arte de explorar y transitar este (aparentemente) redondo planeta.  La cuevita no tenía nada de épico o extraordinario, en efecto; ¡ni parece cueva!  Es apenas un triste socavación natural en la roca que no tiene NADA DE CUEVA y que en un día lluvioso y con viento, no presta ninguna protección.  ¡Vaya cuevita!  Ni el Milodón la aceptó como morada, ni las vacas, y ni los leones o los coyotes porque ni para guarida o cubil servía.  Si usted puede mirar a la "cueva" ésta, ¡se dará cuenta de que es pura mala cueva!

Esta desproporcionada pseudo- gruta se declaró Patrimonio Histórico Nacional ¿...?  ¿Qué más se podría esperar de la falta de entelequia mental de algunos políticos orgullosos de sus hediondos pasados?  ¿Qué cosas, no?

Además de los asentamientos en Chile, los Pincheira tenían establecimientos en el extenso territorio Argentino.  Tenían colonizaciones en el valle de Varvarco (el asentamiento de Matancilla) y en la laguna Epulafquén en el territorio Neuquino.  Por el sur, comprendían  un afluente del Neuquén llamado río Agrio; en la zona de Butalón (los asentamientos de Malal Caballo (quién sabe de dónde habrán sacado el nombrecito éste), Raja Palos (sin comentarios), y Guañacos a la vera del río del mismo nombre en el Departamento de Minas.  Estos fértiles y protegidos valles eran utilizados principalmente como campos de engorda  para el ganado robado en la Provincia de Buenos Aires, antes de contrabandearlo a Chile.

No hay necesidad de repetir que los hermanitos Pincheira eran una plaga pandémica habitual.  No contentos ni satisfechos con delinquir en esta gran zona sudamericana, estos prevaricadores de pandilla atacaron la ciudad de Mendoza.

Tuvieron también asentamientos al sur de lo que es la Provincia de Mendoza.  Estos asentamientos se llamaban Jirones, Payén Matru y El Manzanito.  En lo que ahora se llama la Provincia de La Pampa; establecieron poblados renegados en Chical Có, Limay Mahuida, y Chalileo (vaya nombrecitos, ¿no?).  A esta última –Chalileo- le cambiaron el nombre a "Isla de los Pincheira".  Más tarde, el billonario griego Aristóteles Onassis les copiaría esta magnífica idea de tener una isla propia.   

La "Isla de los Pincheira" no era solamente un lugar para darse categoría y estatus social, sino que también era un punto estratégico de control y supervisión de las rastrilladas a lo largo de las orillas del río Chadileo, el que está cerca de laguna Urre Lauquén; desde donde se desataban los asoladores malones en contra de los ciudadanos honrados y trabajadores de Chile y Argentina.  Para poder perpetrar estos asaltos en forma fulminante y cruzar rápidamente la cordillera de ida y vuelta, estos reos morales disponían y controlaban el paso cordillerano llamado Boquete de Alico, que es un paso fronterizo localizado en la zona centro-sur de Chile (y Argentina) cerca de un poblado chileno de nombre San Fabián de Alico; que es la  capital de la comuna precordillerana de San Fabián, en la Provincia de Ñuble, de la Región del Biobío, y con una escasa población de alrededor de 1.400 cordilleranos habitantes.  Nicanor Parra y Violeta Parra nacieron en San Fabián de Alico.

Los últimos Estertores

Después de muchas barrabasadas y una larga y sangrienta historia, la mayoría de los Pincheira y sus seguidores fueron derrotados, apresados y ejecutados como los sarnosos animalejos que siempre fueron.   Estos maleantes asesinos no fueron nada parecidos a Robin Hood, sino que fueron una pandilla ignorante de vulgares forajidos.  Los hermanos Antonio, Santos, Pablo y José Antonio Pincheira se alzaron contra las tropas patriotas de su propio país en 1817 y durante 15 años mantuvieron una vergonzosa guerrilla en nombre del Rey de España, una despreciable y barata excusa para disfrazar el beneficio de sus propias y desviadas inclinaciones.  

Estos malditos proscritos asaltaron, saquearon, violaron, asesinaron, robaron, y raptaron  cobardemente inocentes e indefensas mujeres a cambio de recompensa (con el apoyo de la iglesia, ¿habré mencionado esto anteriormente?).  Cualquier licencioso que encumbre y vanaglorie a estos criminales; es un perfecto imbécil, un magistral e insensato cretino, y por supuesto; un traidor a la Patria.

José Antonio Pincheira fué el último maleante de la familia quien anduvo fugado por un tiempo, y después de entregarse cobardemente a las autoridades Chilenas y obtener una amnistía por sus delitos (por supuesto viniendo de sucios y deshonestos políticos interesados de la época), fué contratado como empleado en la hacienda del Presidente José Joaquín Prieto Vial, otro individuo que nunca pudo explicar el por qué de su irresponsable proceder; y por qué le dió asilo y protección a un ladrón asesino.   Las deshonestas e indecorosas historias que se cuentan de Joaquín Prieto, este hombre de tan alta posición y tan baja ralea quizá sean ciertas después de todo...  (Estoy seguro de que este "mago de las finanzas" y jefe de las Tropas Peluconas, estaba en clandestina connivencia hetaira con Joaquín Murrieta Orozco).

Esta desgraciada bazofia humana, el último criminal mañoso de la familia Pincheira, José Antonio; el que no fué menos culpable que ningún otro criminal, murió viejo y siempre traidor a la Patria, rodeado de unos hijos llenos de vergüenza, descrédito y humillación; dejando una enferma huella y una distorsionada leyenda detrás de su pusilánime y vergonzosa vida.  Los Pincheira fueron unos humanos tan pequeños, tan pequeños como la nimia conciencia que nunca tuvieron.

¡Que jamás tengan paz en el infierno Pincheiras desgraciados!


El Loco

viernes, 1 de marzo de 2013


Fragmentorum Ex Notatio Verbi

(Trozos de Etimología)


Etimología

La etimología es la ciencia dedicada al estudio del origen de las palabras; la cronología con que éstas se incorporan a un idioma; y el fundamento y las filiaciones contenidas en sus cambios estructurales de forma y de significado dentro en un lenguaje determinado.  Del lenguaje provenzal Occitano (o Lengua de Oc), y del Latín, una germanía es cualquier sistema de comunicación estructurado en el que hay un determinado contexto que rige su uso, y que contiene algunos reglamentos formales para la combinación de las palabras imbuídas en un léxico explícito.

En idiomas que sostienen una dilatada historia de notaciones alfabéticas, la etimología es una disciplina relacionada con su filología y con la lingüística diacrónica y comparativa del lenguaje en estudio, y que además incluye el estudio del origen de las palabras mediante la investigación de su significado primitivo, de su estructura primigenia, y sus cambios de nomenclatura ocurridos desde su concepción.

Nullam Luctus Tristique Dui (descargo de responsabilidad)

El objetivo de este trozo filológico es el etimologizar algunas palabras que están contenidas en la lengua Castellana, pero que no pertenecen al Castellano original, sino que han sido incorporadas diacrónicamente dentro de la lengua.  Le doy cierta importancia a la degeneración de ciertas palabras, a nuevos neologismos, a algunas variantes dialécticas, a irrefutables ranciedades lingüísticas, y a algunas palabras de obscuro significado que creo que viven en los cerebros humanos sin ninguna raíz discernible o explicable que las ate entre el cerebro y la lengua (ese apéndice contorsionista carnal de la boca), y que por lo tanto son usadas sin colegirlas.  Que quede claro que hago todo esto simplemente por joder.  ¿Qué cosas, no?

Siendo la etimología una "ciencia" asazmente inexacta, los antecedentes a usar para descubrir con pericia y erudición el origen de cómo se constituyó una palabra, es bastante escaso.  Casi todas las raíces que se esgrimen para determinar el origen de una palabra son muchas veces equivocadas, y también hay muchas personas que no estarán de acuerdo sobre la veracidad o exactitud de estos orígenes.  Además, las lenguas evolucionan y cambian constantemente, y el significado de ciertas palabras también cambia.

Habiendo dicho esto, las palabras que discuto en este escrito las elegí mera y parcialmente por curiosidad personal, y a motivo de información para mis lectores.  También quiero agregar que mi humilde y precario conocimiento dialéctico es limitado y de un peso netamente embrionario, así que el creerme en este tipo de cosas es materia de decisión personal. 

Las palabras

Las palabras descritas a continuación están elegidas sin ningún concierto o avenencia.  Considere esta lectura como un "tour" orientado infaliblemente a perderlo en el laberinto secreto y enmarañado que envuelve la contorsionada serendipia de algunas palabras Castellanas.  Quizá esto le suene a floccinaucinihilipilificación, que es el acto de categorizar o jerarquizar algo que es trivial o de muy poco uso (este vocablo por sí mismo es un hipopotomonstrosesquipedalianismo), pero que en este caso; le servirá como un subsidio auxiliar para la iluminación de su sapiencia natural.  Por otro lado y después de leer este escrito, quizá usted me catalogue de adoxógrafo por mi capacidad innata de escribir con gracia y estilo sobre vanos sujetos sin importancia alguna.  En cualquier caso mi querido lector, yo lo sigo amando.

Soldado

La palabra con que denominamos a nuestros ciudadanos que pelean como parte de un conjunto de fuerzas armadas terrestres, es soldado.  Cualquiera sabe lo que es un soldado, pero; ¿sabe cualquiera qué significa la palabra "soldado" y de dónde viene?  He descubierto que la mayoría de la gente no tiene la más peregrina idea, quizá porque no sea importante; o tal vez –como muchas palabras de nuestro lenguaje- las usan solo porque se las enseñaron.

La palabra soldado se deriva de la palabra "salis" del Latín, la que también en Latín se escribe sal.  La sal ha sido una parte extraordinariamente importante en la historia de las civilizaciones por milenios.  La facultad de la sal para preservar alimentos fué uno de los elementos de la fundación misma de la civilización porque eliminó la dependencia de la sustentación basada solo en los alimentos disponibles localmente para consumo durante las estaciones, e hizo posible el transporte de alimento a través de largas distancias, y propició la conservación de éstos por mucho tiempo.

La sal no era fácil de obtener lo que la convirtió en un artículo de muy alto importe comercial, y que hasta se transformó en una forma de capital o dinero para ciertos grupos.  Su antigüedad, importancia, y dependencia estratégica se puede ver en muchos caminos antiguos establecidos desde la Edad del Bronce.  Se dice que algunos caminos de sal como la Via Salaria de la antigua Roma, la que comunicaba Roma con el puerto de Castrum Truentinum y el puerto de Ancona en el Mar Adriático en la Provincia Romana de Picenum; estuvieron directamente ligados a la fundación de Roma.

¿Y esto qué tiene que ver con soldado?  Pues bien, ya sabemos que la sal era valiosa, tanto así, que parte de la paga de las milicias de la Legiones Romanas, era en sal.  De aquí es que se deriva la palabra "salarium", o salario en Castellano (en Inglés es salary), y los que reciben salario son "asalariados", lo que es sumamente contrario a "estar salado" o "andar salado".  Entonces, para poder entregar la parte de la paga en sal a las milicias diseminadas y desparramadas por todos los lejanos y recónditos rincones del Imperio Romano, los Césares tenía divisiones especiales entre sus milicias para transportar y proteger la sal.  Según el autor, historiador, naturalista y filósofo Romano Gaius Plinius Secundus (23 BC – Agosto 25, 79 DC) mejor conocido como Plinio el Viejo; a estas milicias especiales se les llamaba "sal dare", que en Latín significa "dar sal", y a sus integrantes, "dadores de sal" o "sal dadores".  Una vez que el salarium se les pagaba a las tropas, éstas estaban "sal-darem" o pagados, y los entregadores de la sal estaban "sal tradidit" o "sal liberados"; desde donde se deriva la expresión "saldar una cuenta" pendiente.  Cuando un legionario era atacado con la negra intención de robarle su sal, era "asaltado".

Entonces el milico que transportaba, protegía y entregaba los pagos en sal incluyendo su parte, era un "saldado" o "soldado".  La palabra se mantuvo porque estos "soldados" eran los más populares entre las tropas.  Hoy por hoy, la sal no es una cosa de milicia, pero un asunto más culinario desde el cual se derivan la palabras salsa, ensalada, salame, salero, salado, salchicha, salcochar, saliva, salmuera, comensal, y otras más entre muchas con la excepción de saltimbanqui, una especie de "Chinchinero".  Ahora sabe por qué llamamos a nuestros guerreros: soldado.  ¿Qué cosas, no? 

Testículo

Esta palabrita no se deriva -como muchos quisieran creer- de la palabra "testa".  "Testa" es Italiano para "cabeza", y cabeza en Latín es "Caput".  Testículo se deriva de la palabra Latina "testis" o "testes", lo que significa literalmente: testigo. 

Esto no solo es importante, sino que además tiene sus raíces en muy antiguas y serias costumbres –tal vez machistas- donde los testículos de un hombre estaban estrechamente relacionados no solamente con su virilidad ya que estos testifican la virilidad masculina, pero también estaban intrínsecamente atañidos con la honestidad de un sujeto.  Si en algún momento de su vida alguien duda de su masculinidad o del origen de su naturaleza humana, sus testículos serán los mejores e innegables testigos de su hombría y viril reciedumbre.  Con la simple exposición de sus testigos, usted podrá establecer sin dejar lugar a dudas de que usted "tiene las bolas bien puestas", o por lo menos, de que usted "tiene bolas", o "testigos innatos" de su masculinidad.

Volviendo a las terriblemente antiguas costumbres sobre la virilidad y la honestidad acaecidas durante (aproximadamente) 300 AC y 200 DC, cuando a un hombre se le ponía en duda lo que decía, se le hacía jurar de que estaba diciendo la verdad con una mano sobre sus testículos.  Esto era un compromiso muy serio porque si se descubría que había mentido, el sujeto en cuestión era castrado.  Cuando un hombre actuaba de testículo (testigo) por las acciones de otro hombre, técnicamente era el testículo del hombre por quien daba testimonium (o testimonio que es Latín para: evidencia), pero si mentía o falsificaba los hechos, también era castrado sin miramiento alguno.  En las cortes de hoy solamente se levanta la mano derecha con la palma abierta a la altura de la cabeza para jurar decir la verdad, y ya no necesitamos hacerlo con las manos sobre las joyas de la familia.  Se puede decir entonces –y sin insultar a nadie en absoluto- de que Los Testigos de Jehová o Los Testículos de Jehová; son lo mismo, y esto de acuerdo a los libros Deuterocanonicales (Nuevo y Viejo Testamento) de la Biblia cristiana, especialmente ejemplarizado en el Libro de Génesis.

¿Sabía usted de que los pulpos (el molusco cefalópodo octópodo) tienen los testículos en la cabeza?  Quizá de ahí evolucionaron los políticos... y su bromidrosis moral.  ¿Qué cosas, no?

Hipoteca

Esta es una palabra peligrosísima si usted no sabe lo que significa.  La palabra hipoteca se deriva del Griego "Hypothēkē" o de su sinónimo en Latín: "morgagium", que significa "promesa de muerte".  En Griego, "hypo" en su acepción legal denota una "promesa"; y "theka" (o thēkē) es la "seguridad" que se ofrecía por un préstamo.  En otras palabras, la hipoteca es la "promesa de seguridad" que se ofrecía para pagar la deuda, y generalmente esas deudas se pagaban con los Tetradracmas de Atenas (la diosa)– que era la moneda del "Periodo Clásico" Griego, o con la vida; pero la hipoteca siempre se pagaba. 

Esto de pagar "con la vida" no era tan salvaje o barbárico como suena.  Lo que realmente significaba era que la deuda de la propiedad terminaría con la muerte del "hipotecario".  Esto era porque la longevidad promedio en esos tiempos era de aproximadamente de unos 35 años; y esta temprana mortandad era debido a enfermedades, guerras, Epidemias Hipocráticas, plagas, y también aunque increíble: ahogamiento.  La Eugeria (el buen envejecimiento) durante los periodos de paz permitía que algunos ciudadanos Griegos llegasen a vivir hasta los 70 años; pero esto no era lo común, así que los préstamos hipotecarios de 20 a 30 años eran prácticamente de por vida, y a los hipotecados se les iba la vida pagando la hipoteca.

Las tres razones principales que definen el principio de la "promesa de muerte" de una hipoteca: primero: la hipoteca "muere" cuando la deuda se paga en su totalidad y usted es finalmente dueño de su propiedad; segundo: usted no puede pagar la hipoteca, entonces la hipoteca "muere", por lo tanto le quitan la casa para completar el pago de la deuda; y tercero: usted muere y no se completan los pagos, entonces le quitan la casa para completar el pago de la deuda, y así entonces la hipoteca "muere".  Como usted vé, la palabra "muerte" está estipulada por todos lados en una hipoteca. 

Esto no ha cambiado nada desde los tiempos clásicos Griegos.  Hoy si usted no puede pagar su hipoteca, estas instituciones acantocéfalas a las que llamamos bancos aceleran la muerte hipotecaria, le quitan la casa en forma inmisericorde o "immiti" (despiadadamente), lo dejan en la calle, y lo condenan a una muerte larga y dolorosa junto a todos los integrantes de su familia.  Éstas son las acciones de "su banco amigo".  ¿Qué cosas, no?

Cagamosis

Si usted tiene una mente de alcantarilla, una imaginación de cenagal, y una sapiencia barata,  jamás adivinará lo que esta palabra significa o lo que representa.  No se ría porque ya hablaremos del reírse sin motivos, y después de eso, quizá ya no se ría más.

Primeramente (¡deje de sonreír!), "mosis" no es ni significa alguna o ninguna cosa; ni en nuestras concurrentes y flexibles lenguas contemporáneas, ni en los ingeniosos y talentosos léxicos del Griego y el Latín.  El superficialmente escandaloso prefijo de la palabra y título de esta sección ya usted lo conoce requetebién, y no es menester de que lo discutamos ni aquí, ni ahora.

Si le doy algunas pistas o claves; ¿cree usted de que podrá dilucidar el significado de la palabra Cagamosis?  Veamos.  Le daré 12 mojones, testículos, o "labefactums" (consecuencias) para analizar, y para que logre deducir su significado. 

Cuando un conjugium exhibe:

1. Argumentos frecuentes y falta de respeto,
2. Falta de comunicación,
3. Miente o mantiene secretos,
4. No invierte tiempo en el paralelismo coniugalis,
5. Falta de intimidad o afecto,
6. Abuso de alcohol o drogas,
7. Infidelidad,
8. Lenguaje corporal inadecuado,
9. Egoísmo y desinterés por las necesidades del coniux,
10. Depresión y soledad,
11. Falta de amor o expectativas poco realistas,
12. Problemas monetarios, legales o de progenie.

A ver qué tanta sangre de Sherlock Holmes usted tiene.  Todos los aspectos (y otros muchos más, pero yo le ofrecí solamente 12) destacados arriba influyen y predisponen -en conjunto o separados- a una institución sindical que ha sido reconocida socialmente, ya sea por medio de disposiciones jurídicas o por la vía de los variados usos y costumbres idiosincráticas de casi todos los pueblos del planeta Tierra.

Esta afligida palabra viene del Griego "kakos" (malo) en adición a "gamos" (maridaje) y en adición a "osis" (que alude a una condición): kakos+gamos+osis = cagamosis.  Bueno, usted adivinó: Cagamosis es un matrimonio infeliz.  ¿Parecido a lo que usted pensaba o creía antes de leer esta sección? ... es lo más probable.  ¿Qué cosas, no?

Ultracepidario

Estoy seguro de que usted en más de una ocasión se ha encontrado con este pedante y pretensioso tipo de personas.  Estos rutilantes gandules sociales frecuentan fiestas, reuniones sociales, clubes, bares, cafés, y por supuesto, han infectado Internet.  Si usted está en una reunión social, estos candongos se entrometen en su conversación con la excusa de que "no pudo dejar de escuchar lo que hablaban", y se ponen a sacudir la lengua en todas direcciones y sobre cualquiera que sea el tema de conversación que fué asilado en ese momento por este emboscador.  Estos individuos no hablan para decir algo; sino que dicen algo para hablar porque el que sabe no habla, y el que habla mucho; poco sabe.

Este término tiene cimientos en un ácido comentario que Apeles (532 AC – 308 AC), un famoso artista griego nacido en Colofón, le hizo a un presumido zapatero quien criticó su pintura.  Esto también de acuerdo a Plinio el Viejo, quien por la opinión de muchos; era medio loco.  La frase en Latín dicta: "Sutor, ne ultra crepidam", la que fué alterada por otros autores Latinos a: "Ne ultra crepidam judicaret", lo que indica que el zapatero no debería juzgar algo que no entiende.  Esta frase más tarde se convierte en un popular refrán que señala: "Zapatero a tus zapatos"

Entonces, un ultracepidario es aquella persona (uso el término persona porque la verdadera clasificación de estos ronceros puede ser levantisca para sus oídos en caso de que los tenga delicados) que habla abundantemente y ofrece opiniones y comentarios en materias que están completamente fuera del alcance de su estítico conocimiento.  La aplastante mayoría de los políticos de hoy son ultracepidarios recalcitrantes y contumaces por discernimiento y elección propia.  ¿Qué cosas, no?

Filosofunculista

Parecido y junto al ultracepidario, está el filosofunculista.  A diferencia del anterior, estos son perfectos imbéciles.  El luctuoso ultracepidario es un pobre animal de costumbres y personalidad amorfa, empero el filosofunculista; es un vicioso pedófilo intelectual y un reo moral.  Estos caracteres tienen imbuída en sus existencias una gran porción de Delirium Tremens, y están rebasados de un Complejo Mesiánico malentendido.  Lo peor de todo con estos inconscientes poltrones es que no se dan cuenta de que los que le escuchan (muy sumariamente, por supuesto) reconocen de inmediato su inopia cultural antes de que el filosofunculista en cuestión haya gastado una unidad Newtoniana de su baba.

Los filosofunculistas insisten siempre y constantemente en tener la razón en cualquier tema, independientemente de las sandeces que salen del extremo salvaje de sus tráqueas, las cuales refuerza hablando a gritos, apagando así cualquier intento de otro ser humano que quiere expresar una opinión.

 Del Griego "philosophikos": "amante del saber" + "functio": "función, desempeño" + Latín "Culus" (o "asinus" (culo) = philosophunculist.

El filosofunculista es aquel alabancioso que pretende saber más de lo que sabe para impresionar a otros, aunque tengan que inventar inanes y nimios conceptos.  En otras palabras Castellanas de menor alcurnia y con extrema pobreza de abolengo, un filosofunculista es aquel a quien le encanta hablar mierda.  ¿Qué cosas, no? 

Dompteusa

Si usted es un poco (o mucho) salvaje, desordenado, rebelde  y con ínfulas de una libertad inentendible, y esto le ha traído una serie de problemas en su vida a raíz y resultado de algunos de sus actos inmaduros,  incipientes y desmañados; usted necesita una Dompteusa.

Si usted ha demostrado un comportamiento de hombre salvaje, o demuestra que aparentemente ha vivido de forma vernáculamente oriunda en bosques urbanos emulando a figuras mitológicas parecidas a las que están pintadas en los rosetones de las bóvedas de los arcos conopiales en la Catedral de Canterbury; usted necesita una Dompteusa. 

El hombre salvaje de hoy se reconoce fácilmente porque deambula al azar y sin un rumbo trazado las calzadas de las ciudades, muy a menudo armado con un I-Phone, audífonos, u otros elementos que usa pero que no entiende, y vestido de algo que para muchos con cultura textil indumentarial muchas veces son insólitos ropajes que no pueden clasificar.  Este espécimen es el puente entre el cigüeñal de los humanos civilizados, y los peligrosos entes que han sobrevivido desde tiempos heráldicos.  Estas desorientadas unidades de naturaleza humana son fácil presa de una experta Dompteusa.

Es extensamente discutido el origen, o de dónde esta palabra proviene o se deriva, pero aquí le ofrezco unas raíces creíbles, plausibles y aceptables para este vocablo.  La palabra se compone de los siguientes trozos de etimología:

Del Latín "Domitorque" = domador, subyugador
Del Griego "Ptolemaios" = de guerra, guerrera
Del genitivo "teuse" = femíneo

Dom + pt + euse = Dompteuse: Una mujer (guerrera) que entrena o doma animales.  Una Amazona de la Mitología Clásica Griega, palabra derivada probablemente de un etónimo Iraní, "ha-mazan" (guerreros).  Una Domadora.  Una Dominatriz en Potencia.

En muchas culturas, incluyendo la suya, normalmente la Dompteusa es la Esposa (usted parece sorprendido...).  La Dompteusa más decana, profesional, ducha, experta y veterana que existe para la mortificación generalizada del Hombre Libre; es la Suegra, conocida desde tiempos inmemoriales como "flagellum inferni" (el azote del infierno).  ¿Qué cosas, no?

Sicofante

Esta palabrota con que denominamos a los abogados deshonestos y a otros afines hijos de puta de nuestra sociedad, es una deleitosa contribución "de oque" de Don Bering Comparini Quintana.

Esta palabra posee varias acepciones similares, pero aquí uso la primera acepción, o la representación original intentada para la palabra.  Las raíces y formación de esta palabra provienen de la necesidad de los Griegos para monitorear el contrabando ilícito de higos, y por ende; controlar y castigar la evasión de impuestos a la República.   La importación o exportación de higos a Grecia no estaba prohibida, pero como esta fruta divina tenía impuesta un arancel de lujo, la hacía sumamente cara y como su exacción monetaria en favor del Estado era alta, la hacía un preciado artículo del Mercado Negro.   

Para ayudar a combatir la venta clandestina e ilegal de higos, el gobierno Griego les pidió a sus ciudadanos que denunciaran a los perpetradores para el bien de la economía y la estabilidad legal de la República.  Entonces a estos ciudadanos se les denominaba: "Sycophantae", o "denunciadores".  Pero lo romántico y bien intencionado de esta palabra termina aquí.  Los fundamentos de la palabra son: "sykon", Griego para higo; y "phasis", exhibir, informar.  Por lo tanto, originalmente un sicofanta era un "informador" o un "delator de higos"; pero eso cambió radicalmente.

En la antigüedad este término figurativo se aplicaba a todos los informantes, pero como la naturaleza humana lleva engendrada la maledicencia contenida en los Gened inhonestus legisperitum (genes de abogado deshonesto), muchos de estos esbirros y sayones utilizaron este probo y bien intencionado principio para delinquir en favor de su propia lubricidad, denunciando embustera y mendazmente a ciudadanos honestos y pudientes, para chantajearles dinero y extorsionarlos con falsas acusaciones, el mismo pretexto adecuado que usan nuestros abogados deshonestos contemporáneos para enriquecer sus activos.

Afortunadamente en el año 404 A.C. auspiciada e impuesta por el Senador y Comandante de las Guerras del Peloponeso y Corintia, y miembro oligárquico del "Consejo de los Cuatrocientos", el Espartano Lysander -quien no tenía paciencia ni misericordia con este tipo de ratas- se promulgó la Ley de Thirty (Ley de Tiranía) bajo la cual comenzó a ejecutar a cuanto sicofante se le puso a su alcance.   Después de limpiar bastante la democracia, desafortunadamente la nueva ley solo perduró por ocho meses; pero desde entonces, a los sicofantes se les identifica y etiquetea como impostor, calumniador, traidor, y abogado (los deshonestos, eso es).

La ley trabajó estupendamente bien mientras duró, pero es axiomáticamente obvio de que la Ley de Thirty no funciona más porque todos los abogados deshonestos siguen vivos.  ¿Qué cosas, no?

Quidnunca (Cuidnunca o Cuidnunco)

Esta es una de las palabras más antiguas que existen y que ha estado empotrada en todas las civilizaciones desde que existe el hombre viviendo en grupo.  Quizá después de leer su definición usted comience a usarla más seguido porque tendrá personas de sobra para colgárselas.

Los orígenes de esta palabra a pesar de que son en parte obscuros, son reales.  La palabra consta de tres raíces en Latín, de las cuales se han conservado solamente dos.  Esto es típico de los cambios etimocronológicos con que las palabras se incorporan a los idiomas.  El cambio y adaptación estructural de esta palabra Latina varía entre idioma e idioma, pero su significado no ha cambiado un ápice a pesar de sus permutas y variaciones estructurales diacrónicas y sincrónicas.   Esto es porque un signo lingüístico determinado no vincula necesariamente un nombre con un objeto o una cosa; sino un concepto abstracto con una imagen acústica determinada y reconocible.  ¿Qué choro, ah?

Las raíces Latinas de Quidnunca son: Id Quod (¿Qué?), Et Nunc (y ahora), y Lingulaca (lengua suelta).  Entonces Quod Et Nunc Lingulaca quiere decir: ¿Y ahora qué, lengua suelta?  Frase que se acortó a Quid Nunc.

Esta frase se aplicaba a aquellas personas que siempre están interesados de saber cosas de los demás que envuelvan noticias desviadas y escándalo; en otras palabras una persona chismosa que siempre tiene que saber lo que está sucediendo para poder sacudir su suelta lengua con los demás.  La simple expresión en el léxico filológico retórico coloquial chileno sería: "Copuchenta".

Las personas Quidnuncas tienen una necesidad terrible y compulsiva de ejercer este tipo de gatuperio verbo-social para poder satisfacer una necesidad indigentemente psicológica profunda, la que gobierna a voluntad los bajísimos niveles de su autoestima. ¿Qué mejor manera hay de promover y estimular la imagen personal de un Quidnunca que mediante el indiscriminado uso de peyorativos negativos parloteando en un pueril esfuerzo de demostrar que son inteligentes y bien informados, o que son alguna clase de mortales superiores?  ¿La suegra?  ¡Nóooooo!  ¡Jamás!  ¿Qué cosas, no?

Abderiano

Quizá esta estrambótica e inesperada palabrilla sea consumadamente desconocida y forastera para usted, en su uso cotidiano eso es, porque en realidad usted puede identificar a un "abderiano" o a una "abderiana" sin siquiera mirarlos.

Esta palabra está directamente relacionada con la risa constante, tonta y excesiva del filósofo Griego Democritus de la Grecia Antigua, quien nació en la ciudad de Abdero, en Tracia, una colonia Ioniana de Teos en la Antigua Grecia.  A pesar de que Democritus de Abderia no era tonto, indubitablemente y manifiestamente se reía como uno.  La estúpida e irritante risilla que emitía cada vez que articulaba una frase o una oración gramatical subrayaba sus palabras con una notoria característica idiótica y una imbécil hilaridad bucal parlante.  Democritus se reía como un retardado constantemente, cosa que les desagradaba profundamente a sus contrincantes e impugnantibus de la época, así que para burlarse de él, proclamaban que "Risus abundat in ore stultorum" (la risa abunda en la boca de los tontos); proverbio que ha demostrado ser tremendamente acertado hasta nuestros tiempos.  Estoy seguro de que usted conoce por lo menos a un abderiano o alguna abderiana; y en muchos casos exceptuándose usted mismo.

La cosa es que la risa (social) ha sido una contumacia que ha problematizado a los filósofos por más de 2.000 años durante los cuales se han rascado la cabeza sin encontrar resultados o explicaciones sensatas, congruentes o lógicas para este fenómeno.  Los científicos modernos han examinado la materia gris, han analizado la corteza cerebral,  le han hecho cosquillas a niños pequeños y a adultos, han experimentado con Macacus Rhesus y políticos, ratas y abogados, perros y curas, conejillos de Indias e individuos comunes, y con cualquier otra cosa que les pudiese ayudar en la búsqueda de una respuesta.  En esta expedición en busca de la razón de la risa,  descubrieron un detalle el que eludió a Hobbes, Descartes, Platón, Kant, Anaxímedes, Schopenhauer, Tomás de Aquino, Tales de Mileto, Aristóteles, Pitágoras, Freud, Heráclito, Marx, Nietzsche, y hasta al mismo Democritus.

Tristemente, la conclusión es de que la risa social, esa risilla tonta; no es una espontánea respuesta intelectual al saber, ni al humor o al sentido del humor, sino que está más relacionada con la estabilidad y conservación sindical instintiva de los cernícalos sociales que viven en nuestras comunidades.  Es una reacción fabricada para agradar al prójimo en busca de aceptación, lo que denota un tremendo deterioro de la personalidad, una dependencia emocional decadente, y el tristemente voluble intelecto del susodicho que la emite.  Estos monotes se ríen de cualquier cosa: de sus propias palabras, de cualquier apostilla que oyen o escuchan, de cualquier gesto que usted haga, o de cualquier cosa que ven, y con esto; le miran a usted con una cara de enajenados y le ofrecen una risa intermitente y mentecata para conseguir su aprobación.  La más cercana expresión en el léxico filológico retórico coloquial chileno sería: "Chupamedias".

Todos nosotros ofrecemos una recatada dosis de risa social a nuestros interlocutores, a veces con intangibles e imperceptibles demarcaciones abderiánicas; pero de esto ¿a convertirse en un abderiano aeolista...?  ¿Qué cosas, no? 

Ji, ji, ji...  si le intrigó ese último trozo de etimología (aeolista), ¡pregúnteme!  Ji, ji, ji... 


El Loco